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Ferlaa Estrada

Universidad técnica de belleza de la CDMX Cosmiatra egresada de la UAEH.

Oficialmente comienza a trabajar el 5 de febrero en 1985.

Su área es el cuidado de la piel, del cabello y la belleza en general, pone su cabina de consulta
cosmetológica en 1988.

La belleza comienza en una misma, el autocuidado.

De la disforia a la aceptación

A una cuantas semanas para las elecciones uno no deja de pensar en el curioso momento que nos
toca vivir, pasados tres días y un mes sin saber nada de la compañera Osmara, transmujer y
trabajadora sexual del trébol, caminábamos por calles que parecieran hechas más para vehículos
que para piernas Ferlaa Estrada y un servidor, fantaseando sobre la utopía de una realidad en la que
Osmara pudiera ser una Ingeniera entaconada dirigiendo una obra pública más grande e incluyente
que el mismo Tuzobus, era una tarde en que una simple entrevista se transformó en tertulia
ambulante, visitando a las estrellas del diamante de fuego.

Aunque a decir de Ferlaa hay que aceptar la realidad y eso significa estar al tanto de la situación,
seguir exigiendo que haya justicia y que no se olvide lo sucedido, para que no se repita del mismo
modo, la lucha es de toda la comunidad, pero comienza en una misma, cuando te atreves a aceptar
a la persona que eres contribuyes al sueño de una sociedad liberada, de tabúes, etiquetas y miedos.

De la disforia a la aceptación

La charla nos remite al comienzo, a la confrontación de la expresión femenina y disidente de Ferlaa


con la respuesta violenta de una sociedad que ataca lo que no comprende…

Yo recuerdo mi niñez como la etapa dónde comienza el señalamiento, los motes de jotito, maricón,
puto, siempre me he sentido diferente, porque no me era cómodo entrar al baño de niños, sentía
vulnerada mi intimidad, no me identifiqué nunca con sus juegos de agarrarse el paquete o la cola,
nunca fui un chico como todos ellos, supe desde entonces que a mi cuerpo lo habitaba una niña.”

La agresión estuvo presente, desde los niveles básicos de mi educación, como si me fueran
preparando para abrirme paso en una sociedad intolerante, iban de salpicadas de orines hasta los
golpes, cosas que me parecieron grotescas, pero aprendí a superar, porque no eran ataques a mi
persona, sino expresiones de las propias carencias de mis agresores como la falta de amor.

Cuando era una quinceañera me juntaba mucho con chicas que me defendían cual hadas madrinas,
pude enfocarme en el estudio hasta la preparación universitaria que vino acompañada de la
homofobia de la comunidad estudiantil y también de la comunidad docente, ¿qué otra cosa había
de hacer más que apretar los labios y seguir siendo como soy, una chica liberada, iba a la universidad
con ropa femenina causando furor, enfrenté a mis papás aunque no veían correcta mi conducta ni
mi aspecto, soy homosexual y como tal viví violencia de muchos tipos, dentro y fuera de mi círculo
familiar tratando de que no me doliera, aunque se van acumulando las heridas de muchos años.

La liberación
Todo eso lo fui subsanando y me dediqué a la cosmetología, fundé mi instituto tomé muchos cursos
y viajé por el mundo, vi otras culturas, aprendí de otra gente y me fortalecí.

Luego de un viaje por Europa en el 97 comencé a trabajar con el uso de hormonas, me atreví a
experimentar una feminidad mucho más expresiva y fui dejando de lado los roles masculinos, me
apoyé en mis círculos cercanos y la gente que me quiere me apoyó en mi transición, y me decían —
ahora vas a ser una chava y debes cuidarte de la gente, de las amistades y de los novios, mantener
la dignidad, no dejar que te agredan, o te insulten—.

Nunca expresé violencia contra mí misma, no paré en la búsqueda de la complementariedad en una


pareja, porque también me ayudó a la parte de la aceptación, mi lenguaje es el de la belleza, el de
una dama, maquillándome peinándome, yendo a los eventos dónde se reúne la diversidad,
haciendo presencia con la comunidad que pone el cuerpo, el ser y el alma apoyando a otras, no por
ser ejemplo, pero, sí me ves en el centro a las diez de la mañana entaconada, sabrás que no soy una
persona común, a lo mejor me ven como una loca, pero soy un ser que se respeta a sí misma y vive
de manera libre rompiendo el tabú y confrontando las miradas de quienes tienen por aprender la
tolerancia, hace tiempo un niño me miró y le dijo a su mamá —mira una mujer con barba— y es
cierto, en ese tiempo aún no me hacía la depilación y a lo mejor una mujer pasa desapercibida, pero
yo no puedo, en otra ocasión en plena plancha del zócalo un tipo dice mira qué tamaño de puto
viene aquí, y yo lo confronté, sin agredirlo, con la seguridad de mí misma y le dije ¿ya te viste tú?.
criticando, señalando por la espalda con cobardía y no hubo necesidad de violencia, porque ni
siquiera me contestó.

De lo individual a lo colectivo

Ahora yo ya soy legalmente Ferlaa y es un logro muy grande que el estado reconozca mi identidad,
porque no siempre fue así, me tocó vivir una época en la que te podían arrestar por salir vestida a
la calle, así que tuve que salir de Pachuca, en Acapulco empecé a explorar los ambientes travestis,
por el 86 empiezo a ir a las marchas y a convivir con más gente como yo en DF y se hablaba del VIH
y trabajo sexual y el tema de comunidad LGBTTI, además del espacio público íbamos a los antros,
lugares donde nos reuníamos para la fiesta el Viena, el 9, Le Varón eran los lugares de ambiente
pero también era peligroso, porque había razias de parte de policías, entonces íbamos con un poco
de miedo pero también con ganas de divertirnos, me inquietaba mucho traer tacones, pelo largo un
arete, un collar, ya en los 90’s comienza a haber un ambiente aquí en mi salón y tratábamos de
replicar lo que veíamos allá, pero a escondidas, a puerta cerrada, dentro de nuestras propiedades,
mi salón fue punto de reunión pero el ambiente para el 97 exigía un espacio para una expresión más
abierta, y se dan poco a poco en Sahagún en Tulancingo, Tepeapulco y había mucho misterio, en
casas a oscuras con cortinas y velas, identidades ocultas, porque íbamos para vivir la aventura a
pesar del peligro que representaba salir vestidas de noche.

De lo que soy y lo que será

Yo me defino como una señora cosmetóloga con prestigio y reconocimiento, hago lo que amo con
pasión y nunca le niego ayuda a quién lo necesita, hay que atreverse a ser bella por dentro y por
fuera, atender con calidad y brindar un servicio que haga sentir a la usuaria el potencial de belleza
que no podía ver dentro de sí. Mi proyección es continuar preparándome a mis 33 años de carrera
sigo preparándome, viajando a plataformas y congresos nacionales e internacionales, quiero que la
gente que me lea sepa que deben atreverse a ser libres a salir de esa burbuja que te empuja a vicios
por no poder aceptarte cómo eres, lo único que les comento es seas lo que tú quieras ser, pero no
te dañes, quiérete con lo que tienes y no desees lo que tiene la de enfrente.

Mi satisfacción es compartir mi experiencia y no solo de éxito sino de mis errores para que nadie
más los cometa, en la vida me va bien, porque así lo he proyectado, puedo ejercer muchos roles
como cualquier mujer, aunque no estudié las artes, pero soy una artista, canto, bailo, escribo, pinto,
yo estudié medicina, soy doctora, estudié cocina, soy cocinera, estudie bordados y tejidos, soy
bordadora, cuidé de mi padre y de mi madre cuando lo necesitaron, soy enfermera, he sido madre,
porque me preparé para la vida y para el trabajo quiere decir que mi tiempo ha sido valioso porque
nadie me regaló nada, soy mujer y tengo pito pero es un pito femenino, porque empapo todo lo que
hago con mi pasión, mi amor y mi esencia, yo impongo porque siempre he querido ser una mujer
admirable, me gusta levantarme muy temprano salir a la calle y sonreír a la gente mi tarea es
iluminar un rostro dar luz y dar esperanza de que esta vida es posible vivirla con dignidad..

Seremos una sociedad más justa en incluyente cuando no normalicemos la violencia que pareciera
tan cotidiana en nuestros días y cuando haya más gente capaz de salir a la calle para exigir sus
derechos cuando el estado no nos mutile, porque el estado me debe mucho en el plano laboral por
que no pude ayudar a gente enferma con mi carrera de medicina.

El día en que yo pudiera ir al hospital general a pedir mi tratamiento para cambio de sexo y que el
estado comience a garantizar bienestar para nosotras nosotros y nosotres los homosexuales,
estaremos del otro lado, en el plano laboral debería haber igualdad de oportunidades y que no se
nos relegue a la prostitución o al estilismo, que se agrande el menú que existe para la diversidad.

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