Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
de Educación de Portugal
30 de mayo de 2017
Reimaginando la educación
La educación debe reimaginarse. Y es una herramienta tan poderosa e
importante que no la podemos dejar en manos de la inercia o de la mera
actividad por la actividad. Tampoco podemos esperar que una nueva ley o
norma la transforme. La educación se debe transformar de abajo arriba. Con la
participación de toda la comunidad educativa.
La educación te necesita para cambiar. Sí, te necesita a ti. Por esto he
escrito este libro. Este no es un libro corriente. En él no encontrarás soluciones
técnicas. Tampoco encontrarás profundas explicaciones de por qué debemos
hacer el cambio. Ya existen muchos libros que cuentan todo eso, pero a menudo
no desarrollan lo que, a mi entender y de acuerdo con mi experiencia, es esencial
para poder realizar un cambio profundo en la educación.
Este no es un libro largo ni complejo. Y, por supuesto, no es un manual al uso. Es
un libro que quiere involucrarte, que quiere ayudarte a reflexionar, a cambiar la
mirada.
Con este objetivo he escrito Reimaginando la educación, 21 claves para
transformar la escuela. Lo que en él explico y sobre lo que reflexiono es una
destilación de lo que he ido observando, aprendiendo y descubriendo en todas mis
experiencias personales y profesionales como profesor y directivo de centros e
instituciones educativas.
La escuela, la universidad, son personas, personas que hacen muchas
cosas con otras personas y para las personas. Y solamente la persona, cada
una de ellas, puede decidir realizar un cambio educativo. Y solo si lo decide en su
interior, si lo decide libremente, si sueña y se arriesga a dar el salto.
Y precisamente en el interior de las personas, y sobre todo en el interior de los
directivos educativos, reside la principal fuerza y también la limitación más
importante para realizar el cambio. La fuerza para el cambio reside en la
conexión entre la vocación y la mirada dirigida a la persona y al futuro. La
limitación radica en los marcos mentales desajustados respecto al momento que
vivimos y al futuro que adivinamos.
Por ello, en este libro abordo todos los temas y reflexiones que normalmente no se
tratan cuando se quiere realizar un cambio educativo. En él invito a pensar,
escribir, dibujar, reír, enfadarse, jugar, debatir contigo mismo, debatir con otras
personas de tu comunidad educativa, anotar, colorear… Me propongo no dejar
indiferente. Provocar un impacto. Un cambio.
Los 21 elementos que comparto en el libro son los que según mi experiencia
son claves para realizar el cambio educativo. Es más, si aparecen y se dibujan
en las personas y en los equipos involucrados en la transformación, esta acontece
y avanza. Por el contrario, aunque tengamos mucha técnica, hagamos mucha
formación y le pongamos mucha ilusión, sin estos elementos fundamentales que
presento y comento, el cambio es muy difícil que se realice y se consolide.
Son 21 palabras claves que abren sendos capítulos para ayudar a cambiar
marcos mentales. Para que resulte más fácil desaprender y volver a aprender.
Después, tú, que conoces tu propia realidad, podrás trazar tu propio camino del
cambio y compartirlo con tu equipo y tu red. Porque solamente juntos podemos
avanzar.
Anímate a leer el libro. Espero inspirarte para reimaginar la educación. Reimaginar
tu escuela, tu centro. Espero ayudarte a actuar con conexión y sentido, y
encaminándote hacia tu horizonte de cambio. Así, juntos, todos y todas los que
soñamos transformar la educación, nos ayudamos y nos inspiramos.
Si es así, me sentiré muy feliz… y no dudes en comentar y compartir conmigo tus
ideas si así lo deseas.
¿Innovamos para adaptar o innovamos para
transformar?
19 de diciembre de 2017
Innovación educativa
Esta es una pregunta muy importante para todas las escuelas y universidades,
sobre todo en el momento en que, como institución, nos cuestionamos dónde
queremos estar, en cuanto al cambio educativo se refiere, dentro de algunos años.
Es decir, ¿vamos acumulando pequeñas innovaciones, curso tras curso, que nos
ayudan a adaptar mejor el modelo que tenemos o enfocamos una transformación
a fondo de dicho modelo? Vayamos por partes.
A menudo se afirma que innovar es transformar, pero en educación, teniendo en
cuenta el marco sistémico que normalmente nos encorseta, esto no siempre es
cierto. Y no sólo depende de nuestra intención o nuestra voluntad…
Cuando hablamos de innovar, normalmente estamos planteando mejoras y
retoques dentro del modelo clásico de enseñanza y aprendizaje y, por tanto,
sin un planteamiento de cambio profundo. Es lo que se denomina «mejora
continua». Las acciones de innovación son más bien operativas y con pocos
riesgos estructurales o culturales. Sabemos el terreno que pisamos. Copiamos,
adaptamos, rectificamos, reinterpretamos, sustituimos, apedazamos. Aunque al
principio algunas innovaciones pueden apuntar alto, precisamente para no
provocar un cambio más sistémico o porque chocamos con un techo de cristal que
nos impide ir más allá, con frecuencia acaban adaptándose a las condiciones
estructurales existentes. Como consecuencia de ello, las innovaciones que se
acaban realizando, afectan un tanto por ciento marginal de la vida de aprendizaje
del alumnado en el centro. Además, a menudo dependen, finalmente, de la buena
voluntad del maestro o profesorado que debe aplicarlas en su grupo aula.
Además, no requieren demasiado esfuerzo o energía colectiva, ni grandes
decisiones o liderazgo. La formación es su instrumento fundamental, sin garantizar
su aplicación una vez que esta formación se ha realizado. Normalmente se trata
de una formación, además, que no interpela internamente, sino que mira hacia
afuera. Tampoco se requieren grandes planes a medio o largo plazo. Más bien las
innovaciones se plantean curso a curso, y tienen mucho que ver con la propia
evolución del sector educativo, en el que siempre hay algún movimiento de
innovación basado en tecnologías o metodologías y productos. Ejemplos de ello
en los últimos años han sido la incorporación de las TIC, los sistemas de calidad o
mejoras metodológicas, como la introducción del trabajo por competencias.
Innovar es necesario e importante, pero quizá no nos lleva a un lugar futuro
deseado de cambio, y está muy conectado con el HACER.
Cuando hablamos de transformar, nos referimos a cambiar profundamente el
proceso de enseñar y de aprender vigente en la escuela o en la universidad
para llegar a otro distinto. Se trata de rediseñar, de hacer prototipos, de
concretar experiencias avanzadas de cambio, de ir más lejos. La transformación
no es evolutiva o incremental. La transformación es disruptiva. Transformar tiene
normalmente más riesgo a corto plazo, pero el hecho de requerir de una
planificación a medio y largo plazo asegura mejor que lleguemos adonde
queremos dentro de unos años. Para transformar, hay que definir una estrategia y
un proceso, lo que significa poner más energía, tomar decisiones e identificar el
talento interno y externo para hacerlo. Implica, finalmente, un cambio cultural y
organizativo, estructural, basado en una coalición por el cambio que garantice la
realización de actuaciones que hacen salir de la zona de confort. Y, en conjunto,
exige una fuerte dosis de liderazgo, de convicción, de empoderamiento y de
comunicación…
Pero, sobre todo, la transformación interpela a la persona, mira hacia dentro,
conecta con la vocación para revitalizarla, invita a un cambio de mirada.
Transformar conecta con el SER.
En un proceso de transformación caben, en forma de prototipos y experiencias,
muchas innovaciones específicas que difícilmente se pueden concretar o
consolidar con el planteamiento de las acciones a corto plazo, porque
normalmente el sistema las limita o las impide. Pero, en todo caso, su complejidad
superior requiere una metodología que nos ayude a llevarla a cabo y que atienda
todos los elementos que hay que tener en cuenta.
La acumulación de innovaciones más o menos ordenada o caótica no nos
llevará jamás a una transformación profunda. Más bien, al hacerse de forma
simultánea a la actividad que ya realizamos normalmente (que es muchas), nos
puede llevar a un cierto estrés organizativo que, a medio plazo, puede facilitar la
vuelta a donde estábamos antes de empezar.
La transformación nos puede dar una diferenciación muy importante de otros
proyectos educativos y una ventaja competitiva suplementaria. Por otra parte, hay
que tener en cuenta que todo a nuestro alrededor se está transformando… y a una
gran velocidad.
Así pues, ahora es más necesario que nunca hacerse la pregunta inicial:
¿Innovamos para adaptar o innovamos para transformar?
Tendencias internacionales emergentes para la
transformación de la educación superior
8 de junio de 2018
Innovación educativa
Artículo original de Xavier Aragay Tusell para MUniversitas, 38, la revista de
la Universidad de Mondragón. Con su permiso, reproducimos aquí el artículo.
El mundo está en plena transformación en todos los campos y en todos los ámbitos.
Estamos atravesando, y vamos a travesar en los próximos años, un profundo umbral
de cambio. Ello requiere que las personas, los futuros profesionales, también
atraviesen este umbral y se preparen de forma distinta. Tanto en la escuela (15 años),
como en la universidad (entre 4 y 6 años más). Por esta razón, la universidad,
también debe de atravesar un umbral de cambio profundo que replantee a fondo la
forma de enseñar y aprender y que llegue a transformar la cultura interna, los roles, la
organización y el espacio físico de la institución de educación superior. Y por
supuesto, también su función de investigación, transferencia y difusión.
Afortunadamente, hoy la sociedad está viviendo una verdadera primavera educativa,
tanto en la escuela como en la universidad, vinculada a la innovación y al cambio.
Efectivamente, ante la profunda percepción de crisis que experimentan la mayor parte
de los sistemas educativos de todos los países y el poco avance de las innovaciones
y cambios en las propias universidades, son centenares las escuelas, redes de
escuelas, instituciones, proyectos y universidades, en los que también a menudo
están involucrados los gobiernos, que exploran y hacen realidad metodologías
innovadoras y nuevas experiencias formativas en instituciones, con frecuencia,
centenarias
De esta forma, aparece un renovado interés por la educación como motor y
herramienta básica para mejorar la humanidad. Y está ya en la agenda mundial todo
lo que tiene que ver con la innovación y transformación del proceso de enseñanza y
aprendizaje. Hoy se habla más que nunca de la educación y de su sentido. Hoy es
más preciso que nunca transformar el proceso de enseñar y aprender de las
universidades.
Por mi experiencia de fundación, creación y dirección de la Universitat Oberta de
Catalunya, por el diseño y la puesta en marcha durante ocho años del proyecto
Horizonte 2020 de los jesuitas de Catalunya, y por mi responsabilidad actual como
Director del equipo de Reimagine Education Lab, he viajado a más de veinte países
donde he entrado en contacto con centenares de equipos directivos y profesores de
escuelas y universidades que están reaccionando frente a la crisis de la educación y
están avanzando en la innovación educativa.
Por lo que atañe a este enriquecedor contacto y a los intercambios de experiencias y
conocimientos realizados, he podido constatar un conjunto de tendencias
internacionales que concretan la transformación profunda de la educación que ya se
está realizando. Estas tendencias no son fruto solamente de la investigación y el
debate. Son fundamentalmente producto del intercambio de experiencias y de la
observación de la realidad, de los sueños de equipos que no esperan normas,
memorias o criterios de agencias para cambiar y que consideran que ningún
obstáculo es lo bastante grande como para bloquearles en su camino de encontrar
una forma distinta de formar.
Vamos a repasar, una por una, las diez tendencias internacionales emergentes
de la transformación educativa que he identificado y observado:
Transformar un grado de forma aislada, por grande que sea, es muy difícil. Los
diferentes contextos (universitarios y empresariales), el trabajo compartido y en red, la
observación de las buenas prácticas de otros y el compartir errores y aciertos, y
hacerlo en red, es la mejor forma de aprendizaje colectivo que conocemos. Así, el
trabajo abierto, experimental, con otros distintos y diversos se convierte en un gran
instrumento para avanzar en la transformación de las universidades.
Experiencias internacionales
La rápida transformación que nuestro mundo está viviendo en todos los ámbitos y su
proyección y visión para los próximos cinco o diez años (y no digamos si hablamos de
quince o veinte) provoca una importante crisis en el ámbito educativo.
Esta percepción de crisis, en el sentido de cambios que amenazan su misma esencia
y estructura en un futuro, con transformaciones sin precedentes y muy inciertas, es
muy intensa en los educadores y directivos de los colegios y escuelas de todos los
países del mundo. No siempre es así en el entorno universitario…
En mis viajes de trabajo a instituciones educativas de Europa, África y América,
siempre que es posible visito y celebro encuentros con directivos de universidades
para compartir su visión sobre el desarrollo de sus instituciones y su mirada al
futuro… Y, progresivamente, empiezo a tener la misma sensación de preocupación y
crisis que existe en el mundo de la educación no universitaria.
Hace unos meses, acompañé al equipo directivo de la Universidad de Mondragón en
un viaje de exploración y contacto por diversas experiencias de cambio avanzadas de
universidades norteamericanas de la costa Oeste. La visita, de una semana, a
Phoenix, San Francisco y Seattle fue muy sugerente y me confirmó que los
directivos de algunas instituciones de educación superior ya dan por hecha la
necesidad perentoria de salir de la zona de confort y planificar y realizar cambios
profundos y estructurales en su college o universidad, para anticipar la transformación
y el cambio que inevitablemente van a ir penetrando en la educación superior.
Estamos hablando de centrar el proceso de enseñanza y aprendizaje universitarios en
la persona y en el desarrollo de sus capacidades y competencias, con una visión
integrada de educación para la vida y de su carácter, con los conocimientos
necesarios en un ámbito profesional amplio y abierto, con el objetivo de asegurar que
la experiencia y la vivencia de los años universitarios de grado pueda ser intensa y
excepcional, con un alto grado de libertad y flexibilidad para que el estudiante pueda
configurar su itinerario dentro y fuera de la universidad, de replantear a fondo las
metodologías y los mecanismos didácticos en el aula, de asegurar la
interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad incorporando la codocencia, de
replantear las estructuras organizativas, la cultura y la gobernanza de la
institución… en una palabra, se trata de reimaginar la universidad mirando al
futuro y asegurando un fuerte impacto en los alumnos.
En 1994 ya tuve la oportunidad de tener esta experiencia personal y profesional de
innovación disruptiva y cambio cuando, como director-gerente, pude formar parte del
equipo que ideó, diseñó y puso en marcha la primera universidad enteramente virtual
del mundo —la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)— que hoy cuenta con cerca
de 70.000 estudiantes en más de 90 países del mundo.
Actualmente, como director de Reimagine Education Lab, estoy colaborando con el
equipo directivo de la Universidad de Mondragón en un interesante y apasionante
proyecto de cambio denominado Mendeberri 2025. Estamos soñando y diseñando
esta universidad transformada y transformadora del futuro, y lo estamos haciendo
realidad reimaginando cada uno de los grados y facultades que la conforman.
También el Tecnológico de Monterrey, del que hablé ya en un anterior post, lleva un
tiempo adentrándose en el camino de la transformación y el cambio con múltiples y
diversas iniciativas e innovaciones, entre las que destaco, en este momento,
el Observatorio de innovación educativa y el Congreso Internacional de Innovación
Educativa (CIIE) que, en su quinta edición, se celebra del 10 al 12 de diciembre en
Monterrey (México) y en el que participo como conferenciante invitado con una
aportación sobre la necesidad de reimaginar la universidad.