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ASÍ HABLAN LAS MUJERES, Pilar García Mouton 2003

No todas las mujeres responden en su forma de hablar a unos esquemas de los que se consideran femeninos,
ni todos los hombres se apartan de ellos. No es que hablen lenguajes diferentes, pero sí tienen unas
preferencias claras al usar el lenguaje que no siempre coinciden.
¿Por qué? Estas diferencias se dan sobre todo en las culturas que han separado a la mujer y al hombre en la
vida de todos los días.
Avances -> hay diferencias que se mantienen, pero hombres y mujeres quieren marcar, tb a través del
lenguaje, que son diferentes.
Nuestra forma de hablar tiene mucho que ver con nuestra educación lingüística. Los chicos, a partir de
determinada edad, copian modelos masculinos, y las chicas, por su parte, imitan tb los femeninos.
+ factores externos: al crecer, las personas intentan mejorar, conseguir una imagen con la que se sienten a
gusto;
Los jóvenes intentan hablar como los demás; pertenecer a un grupo, así que todos hablan igual. Búsqueda de
modelos lingüísticos.
Las mujeres se preocupan más de cómo hablan que los hombres, tienden a copiar las costumbres lingüísticas
de la gente más educada, de nivel social superior al suyo; imitan lo que consideran mejor; preocupación por
cuidar su lenguaje y por hablar “bien”; obediencia a modelos que la sociedad les vende como atractivos y
correctos.
Es que hablar no quiere decir lo mismo para todos.
Desde pequeñas las mujeres están acostumbradas a hablar mucho entre sí. Hablan de sentimientos sin pudor,
los destripan y analizan en general con mucha mayor facilidad que los hombres. Verbalizan sus problemas y
parecen resolverlos de alguna manera al contárselo a sus amigas. Hablar es como pensar en común. Se
apoyan, se comprenden, aportan ideas, afirman la autoestima de su interlocutora y expresan mucho màs que
los varones su asentimiento y solidaridad. Pueden llegar a ser competitivas entre sì.
Típico chiste:
- ¿Qué hacen varios tíos si los encierran en una habitación?
- Se pegan.
- ¿Qué hacen varias tías si las encierran en una habitación?
- Hablan.
Las mujeres se reúnen para hablar y para contarse sus cosas. En cambio, para un hombre hablar suele ser
sinónimo de comunicar información, de decir algo concreto: mujer: hablar es intercambiar opiniones,
expresar y analizar sentimientos, manifestar posturas de oposición, solidaridad, aprobación, negación, …
A un hombre le cuesta mucho más confiarse con otro hombre, porque se ven como competidores.
“los hombres hablamos mucho de lo que pasa y poco de lo que nos pasa. Nos pasamos información, pero
nunca nos contamos sentimientos; … las mujeres se comunican, se cuentan, tienen una relación mucho más
profunda y sincera”.
Los hombres y las mujeres tienen conversaciones distintas.
Mujeres: incontinencia verbal, hablar sin parar, eso las lleva a no respetar las reglas de la conversación, a
interrumpir. Pero cuando hablan hombre y mujer, se da un porcentaje elevado de interrupciones y por la
mayoría eran los hombres los responsables. En nuestro tipo de sociedad ha funcionado durante siglos el
mandato bíblico del silencio femenino y el papel social de la mujer era estar “calladita”. Al no ser esperada
ni deseada, su intervención se puede interpretar socialmente como una impertinencia. El hombre está
acostumbrado a hablar sin preocuparse…
No es tan normal que la mujer se queje de que la interrumpan o de que no la dejen hablar. Y no lo suele hacer
porque está acostumbrada a tener otros recursos…
¿Por qué, si no es lo habitual, la creencia social representa a las mujeres como alguien que interrumpe
siempre?
Si preguntamos a las mujeres, dirán que en realidad no son interrupciones; si se pregunta a los hombres,
dirán que sí. -> solapamientos -> hay tb solapamientos “amables”, en el sentido de que no pretenden imponer
una opinión distinta en ese preciso momento; su intención es apoyar lo que está diciendo el que habla,
afirmar lo mismo, completar lo que ha dicho… se da sobre todo cuando está a punto de cambiar el turno,
cuando ya hay señales de que el que habla va a hacer una pausa para dejar intervenir o para recibir una
impresión por parte del que escucha. Son típicos del estilo conversacional femenino y bastante más
frecuentes que en las conversaciones entre hombres.
Mientras el que habla mantiene su turno, se pueden producir por parte de otros hablantes intervenciones
cortas, que no desvían del discurso…: se llaman turnos de apoyo. Este tipo de intervención puede solaparse
con la del que está hablando o darse en una pausa, pero sin causar problemas y se acepta como natural en la
conversación; suele ser breve y a veces hasta monosilábica: sí, ¿no?, ah, ya, claro, ¿de verdad?, es natural,
¡no me digas!, por supuesto, desde luego, ¿y…? ¡cómo no!, suele pronunciarse en tono bajo y sirve para
mantener el contacto con el que habla, mostrarle atención, animarlo a seguir hablando…
Ana M. Cestero: las mujeres, especialmente las más jóvenes, hacen más apoyos de este tipo que los hombres.
Su función es manifestar al que habla que se quiere ayudar a que la conversación vaya bien; así que la mujer
resulta más cooperadora que el hombre.
Relaciones de poder y de solidaridad:
Como las mujeres tienen menos poder, apoyan más, y esa sería tb la razón de que interrumpan menos o
hagan menos uso de la palabra. Los hombres, en cambio, como tienen más poder, apoyan menos,
interrumpen más y retienen el uso de la palabra más de lo que sería razonable.
La mujer tb es muy cooperadora con las demás mujeres, con las que en principio la unen lazos de
solidaridad.
Así hablan las mujeres.
Apoyos: cortos, estimulantes para el que habla, sea cual sea su sexo. Corteses y educados, sirven tb para
ejercitar una virtud típicamente femenina: la de saber escuchar, o sea, oír atentamente. Para demostrarlo:
hacer preguntas breves y oportunas que animen a la persona que habla o exclamaciones de interés o sorpresa:
¿ah, sí?, ¡fíjate!, ¡no me digas!, ¡qué bien!, o afirmaciones rápidas que mantengan el contacto: ya, ya; sí, sí;
claro; por supuesto.
Todo esto no se interpreta, de la parte de las mujeres, como quitarse la palabra, al contrario, se están
ayudando en el desarrollo del discurso y van consolidando su acuerdo.
Una mujer puede dejar frases inacabadas para no resultar impositiva, como sugerencia, para ofrecer la
posibilidad de que la acabe el otro – cosa que las mujeres suelen hacer entre sí -; a veces incluso deja en el
aire un y… que, apoyado en una entonación determinada, supone una oferta de reenganche para el
interlocutor.

Las mujeres se miran mientras hablan, se sientan más cerca y se tocan mucho más de lo que harían los
hombres en una situación parecida.
¿Qué pasa cuando hablan mujeres y hombres?
¿Por qué les resulta difícil comprenderse a los hombres y a las mujeres? Es que utilizan estilos
comunicativos distintos. -> malentendidos.
“Las mujeres tiene una forma de hablar “muy poco periodística”: primero cuentan el desarrollo y tienes que
esperar hasta el final para saber cuál es la noticia”. -> eso a muchos hombres les cansa o aburre y entonces
desconectan. De ahí que ellas puedan pensar, con cierta razón, que los hombres no saben escuchar.

EJEMPLO DE DISCUSION DE UNA PAREJA EN CRISIS.


La chica se empeña en que él hable de sus sentimientos y, cuanto más insiste, más se cierra él y no cuenta
nada. Ella pretende Arreglar los problemas hablándolos; él se siente incapaz de verbalizar su malestar. Los
hombres encuentran excesiva por parte de las mujeres esta demanda de verbalizar. En cambio, a ellas le gusta
y son más expresivas. Así empiezan los conflictos.
Rosa Montero: el lenguaje es el abismo fundamental que nos separa, pq nosotras hablamos mucho y ellos
muy poco. Ellos no dicen nunca lo que nosotras queremos oír, y aquello que nosotras decimos les agobia. A
nosotras nos hace falta hablar de nuestros sentimientos y ellos no saben nombrar lo que sienten. A ellos les
atemoriza hablar de sus emociones y a nosotras nos espanta no poder compartir nuestras emociones
verbalmente.

Cuando los hombres hablan entre sí.


No hablan tanto en privado como en público. Quizá porque, como las mujeres, están respondiendo a unos
modelos sociales aprendidos. Tampoco suelen hablar al tiempo que otros… si lo hacen, es para conseguir la
palabra. Y se quejan si alguien los interrumpe, porque está quintándoles su papel social. Los hombres se ven
presionados para dar determinada imagen: un hombre no puede hablar con un tono de voz bajo: puede
descodificarse como falto de autoridad.

Conversaciones entre hombres jóvenes: utilizan muchos tacos (parolacce); muchos apelativos (nano, tío,
cabrones...), dan la vuelta a las palabras del otro, ironizan, emplean insultos como apelativos cariñosos, se
provocan como un reto, subiendo la voz y cortando las afirmaciones del otro, usan expresiones machistas (si
allí hubiera habido una mujer…)
Lo que hay son unos temas “masculinos”, si hablan hombres solos, y unos temas “femeninos”, si solo hablan
mujeres.

La sociedad requiere que la mujer sea expresiva y suave, que su lenguaje transmita más sentimiento y sea
más educado. Suele usar más adjetivos, superlativos, partículas intensivas, diminutivos y palabras
expresivas, formas variadas de atenuar, moderar, matizar.

Suele presentar con más frecuencia que el hombre entonaciones interrogativas; muchas preguntas al
interlocutor pq está acostumbrada a mantener la conversación y mostrar interés a lo largo de ella.
“conviene parecer dulces, moderadas y sugerentes”
Otra cara sanción sobre el lenguaje femenino y su corrección (adecuación a las normas lingüísticas) ha sido
el peso del eufemismo, relacionado con el recuerdo de determinados tabúes lingüísticos.
Prohibido: lenguaje grosero, blasfemias y argot. Eso no se aplica de la misma manera a hombres y mujeres.
-> la sociedad maneja una doble moral lingüística.
Los tacos forman parte de un registro: el registro “tío”; si dichos por una mujer pueden verse como fuera de
lugar, vulgares, ordinarios y hasta incultos.
Eufemismo (RAE): manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura y
malsonante.
Los más jóvenes como forma de rebeldía: tendencia a romper los esquemas lingüísticos bien considerados ->
”que te cagas”
Censura y autocensura.

La cortesía. -> etiqueta: summum de las normas.


Feminolecto.

- Desviar la conversación, evitar que se hable de temas que puedan resultar conflictivos
- Sacar temas de conversación agradables, para que el interlocutor domine y se sienta seguro; se trata
de ayudar al que habla -> apoyos
- Evitar los temas conflictivos
- Recurrir a la indirecta (arma de doble filo)
Resulta evidente que el lenguaje cortés es indirecto; precisamente porque por su vaguedad permite
escapatorias.
- Suavizar con los gestos (rasgos suprasegmentales); hay gestos más femeninos que otros; relacionado
con la expresividad

El silencio puede ser grosero. Evitar los silencios incómodos (aburrimiento, hostilidad, distancia voluntaria)
Es de buena educación implicar a quien escucha. ¿no?, ¿a?, ¿ya?, ¿de verdad?.

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