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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

VICERRECTORADO ACADÉMICO DE PREGRADO


ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES

MONOGRAFÍA
EL BULLYING ESCOLAR EN EL PERÚ

AUTORES
Chumpitaz Peralta, Oscar Alberto
Rodriguez Sandoval, Carlos Alberto
Ynfante Meza, Pedro Junior
Trigueros Cervantes, George Anthony

ASESOR
Mgtr. José López Mauricio

CURSO
Redacción y técnicas de comunicación efectiva I

LIMA, JULIO DE 2018


CAPÍTULO I

1. MARCO TEÓRICO

1.1. ANTECEDENTES
El bullying ha existido desde que el hombre existe, pero donde se dio a conocer y se le
dio la importancia que este en verdad necesitaba fue en Estados Unidos donde se le llama
acoso escolar o violencia. El psicólogo Dan Olwes es el primer estudioso del tema, y
como tal comienza a preocuparse de la violencia escolar en su país Noruega en 1973 y se
vuelca a partir de 1982 en el estudio del tema a raíz del suicidio de tres jóvenes en ese
año. En Europa se estaba trabajando ya en los países nórdicos, también en Inglaterra en
donde desde hace mucho existen tribunales llamados tribunales escolares. Es en ese país
que existe desde 1989 una línea directa para aquellos que quieran denunciar alguna
situación de bullying (Márquez, J. 2014).
“Los primeros vestigios de estudios se remontan hacia el siglo XIX, cuando empieza a
tener cuerpo el flagelo del bullying en la literatura a través del libro “Tom Brown’s
School Days”, escrito por Tomas Hughes. Escritor que describe sus primeras huellas en
escuelas públicas de Inglaterra en 1857, generando en su tiempo una seria discusión sobre
una nueva forma de violencia entre la comunidad (Arias, 2014). Es de resaltar, que dicho
autor realiza una aproximación sin darle el título que posee en la actualidad. Sin embargo,
la indagación sobre su etiología y profundización fue liderado por el psicólogo Dan
Olweus en 1970, siendo catalogado como el pionero en el abordaje de dicha sub-área de
la violencia, toda vez que fue el primero en llevar a cabo investigaciones que buscaron
conocer la raíz de dicho fenómeno social de manera sistemática en escuelas de
Escandinavia (Avilés, 2002). Pero ¿Qué suscitó su abordaje y exploración de dicha
situación social? Jiménez (2007), en su exploración sobre el maltrato entre escolares
(Bullying) en el primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria: valoración de una
intervención a través de medios audiovisuales, expone que el abordaje de dicha
modalidad de violencia inicia con el suicidio de tres jóvenes suizos a finales de 1960. Por
su parte, Oñederra, Martínez y Ubieta (2004), agregan que los estudios realizados en
suiza, conllevaron el despliegue de su abordaje a otros países como Finlandia, Noruega,
Inglaterra, quienes para la misma época empezaron a evidenciar patrones
comportamentales similares a los propuestos a los primeros avances de los trabajos
emprendidos por Olweus en sus países y en la actualidad se ha convertido en un tema de
interés para las Naciones Unidas y el mundo entero. Ahora bien, con el inicio de los
diversos planteamientos sobre el origen del Bullying, fueron surgiendo de manera
simétrica conceptualizaciones no sólo sobre su etiología y mantenimiento sino también
sobre su misma esencia y delimitación frente a la agresividad, agresión, violencia
incluyendo sus modalidades. Es importante señalar, que el rol de victimario, inicialmente
pasó de un plano grupal a uno individual.” (Salas Picón, W. M. (2015). Revisión sobre la
definición del bullying. Revista Poiésis, 30,44-50.).

1.2. DEFINICIONES

1.2.1. BULLYING
“Bullying es una forma de violencia sistemática hacia algún niño, niña, adolescente
o adulto o grupo en un contexto escolar, la cual se caracteriza por la exposición de
manera periódica tanto en espacio y tiempo ha acciones lideradas por otro individuo
o grupo inmerso en el mismo contexto, bajo una relación asimétrica de poder.
Relación que se caracteriza por minar los derechos fundamentales e integridad del
individuo, llegando a causar un deterioro significativo en todas las áreas funcionales
de personalidad e incluso en casos extremos al suicidio.” (Salas, W. (2015), pp. 44-
50).
“Se trata de una forma de maltrato habitualmente intencionado y perjudicial de un
estudiante hacia otro compañero (más débil), al que convierte en su víctima
“perpetua” o habitual, pudiendo durar dicha situación persistente, semanas, meses, o
años. El bullying es una forma de violencia, maltrato hacia una persona, que es más
débil y cuya situación puede durar mucho tiempo. (Cerezo (2002), citado por
Tresgallo (2008)).
A partir de estas definiciones se podría llegar a la conclusión de que el termino
bullying hace referencia a cualquier tipo de violencia generada en la escuela ya sea
de un compañero a otro o de un grupo hacia un individuo, por lo general la víctima
es más débil y no denuncia dicho hecho o en todo dicha denuncia no es tomada con
seriedad ya que este acto de violencia es persistente llegando a durar semanas, meses
e inclusive hasta años.

1.2.2. AGRESIVIDAD
“La conducta agresiva es un comportamiento básico y primario en la actividad de los
seres vivos, que está presente en la totalidad del reino animal. Se trata de un fenómeno
multidimensional” (Huntingford y Turner, 1987). Para Dollard (1939) es una
conducta cuya finalidad es perjudicar a una persona o a un objeto. Spielberger (1983;
1985) la define como “Conducta voluntaria, punitiva o destructiva, dirigida a una
meta concreta, destruir objetos o dañar a otras personas”. Mientras que para Anderson
y Bushman (2002) es “Cualquier conducta dirigida hacia otro individuo, que es
llevada a cabo con la intención inmediata de causar daño. RAE (2001) Ataque o acto
violento que causa daño”.
Para las definiciones señaladas la agresividad es un comportamiento que puede ser
básico o premeditado ya que la agresividad es tan propia del ser humano como de
cualquier ser viviente.

1.2.3. VIOLENCIA
Vidal (2008) la definen como “la violación de la integridad de la persona “, la cual
suele ejercerse mediante la fuerza física o la amenaza de su uso, pero también cuando
se actúa de manera que causa incomodidad en el otro” (p. 17-20). Mullendre (1996)
señala que “la palabra violencia transmite una idea incompleta”, puesto que esta se
puede dar de diferentes formas llegando, en su combinación, a la intimidación,
humillación y/o control.
Blair (2009) señala que en el marco político definen violencia como “el uso ilegítimo
o ilegal de la fuerza”; esto para diferenciarla de la llamada violencia “legítima”, para
otorgar la potestad o el uso exclusivo de la fuerza legal al Estado. Blair señala que “la
violencia en sentido estricto, la única violencia medible e incontestable es la violencia
física. Es el ataque directo, corporal contra las personas. Ella reviste un triple carácter:
brutal, exterior y doloroso. Lo que la define es el uso material de la fuerza, la rudeza
voluntariamente cometida en detrimento de alguien”. Por su parte la OMS (2002)
define la violencia como “el uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno
mismo, hacia otra persona, grupos o comunidades y que tiene como consecuencias
probables lesiones físicas, daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono
e incluso la muerte”.
Muchas veces se cae en el error de que violencia y agresividad tienen la misma
definición, si bien ambas tratan sobre perjudicar a un semejante, la violencia a
diferencia de la agresividad es estrictamente del ser humano mientras que la
agresividad es una conducta que puede darse en todo ser viviente según las
definiciones expuestas.

1.3. ROLES

1.3.1. LA VÍCTIMA
Según Dan Olweus, hay diferentes tipos de víctimas. “Las típicas, entre las que se
encuentran los estudiantes más ansiosos e inseguros que suelen ser cautos, sensibles
y tranquilos; poseen baja autoestima, tienen una opinión negativa de sí mismos y de
su situación; y frecuentemente son considerados como fracasados sintiéndose
estúpidos y avergonzados. A este tipo de víctimas se le ha llamado pasivas o sumisas
y no responderán al ataque ni al insulto. Otro tipo de víctimas son las provocadoras
que se caracterizan por una combinación de modelos de ansiedad y reacción agresiva.
Estos estudiantes suelen tener problemas de concentración y se comportan de forma
que causan irritación y tensión a su alrededor. Algunos de ellos pueden ser
hiperactivos”.

1.3.2. EL AGRESOR
Dan Olweus descubre varios tipos de agresores: los “típicos que se distinguen por su
belicosidad con sus compañeros y en ocasiones con los profesores y adultos. Suelen
caracterizarse por la impulsividad y una imperiosa necesidad de dominar a otros.
Pueden ser ansiosos e inseguros. Estos agresores sienten la necesidad del poder y del
dominio, parece que disfrutan cuando tienen el control y necesitan dominar a los
demás” (Olweus, 1998, pp. 52-54).
Los acosadores recuren a los apodos, mofas, insultos y habladurías (Monclús &
Saban, 2006, p. 24), que generan intimidación, exclusión y en ocasiones serios
problemas psicológicos y sociales que vuelen difícil la convivencia de la víctima con
su entorno de desenvolvimiento. Entonces se puede señalar que “se produce la
situación de desigualdad entre el acosador y la víctima, debido generalmente a que el
acosador suele estar apoyado de un grupo que sigue la conducta violenta, mientras
que la principal característica de la víctima es que está indefensa, no puede salir por
sí misma de la situación de acoso” (Díaz-Aguado, 2006, p. 17).

1.3.3. ESPECTADOR
Existe un tercer rol que muchas veces es menospreciado pero que puede tener vital
importancia para combatir este problema social, este rol es el de espectador. Según
Dan Olweus los estudiantes que no toman el rol de intimidadores ni de intimidados y
se mantienen con una actitud indiferente frente al acoso del compañero son “agresores
pasivos, seguidores o secuaces” (Olweus, 1998, p. 53).
Lamentablemente se ha dejado de lado a este actor que no en todos los casos puede
ser tildado de “cómplice”, dado que la agresividad no solo puede referirse como una
actitud de apoyo al agresor. Para Catherine Blaya, los tipos de acoso “pueden ser
considerados como factores de degradación del clima y de la calidad de las relaciones
interpersonales, en cuanto no solo afecta psicológicamente de forma seria a los
individuos, sino que estos, al sentirse mucho más vulnerables en todos los aspectos,
incluyen un factor social de riesgo al clima de las relaciones en la escuela” (Blaya,
2005, p. 236). Este clima denso generado por los problemas psicológicos producidos
por la violencia generada en la victima dificulta la relaciones con los demás con la
que se vuelve más difícil el acto de denuncia y volviéndolo vulnerable a nuevos tipos
de violencia.
CAPÍTULO II

2. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL BULLYING

2.1. CAUSAS DEL BULLYING

2.1.1. FAMILIA
“En el terreno familiar, el origen de la violencia puede residir en la ausencia de un
padre o la presencia de un padre violento. Cuando los niños están expuestos a la
violencia familiar, pueden aprender a ver el mundo como si sólo existieran dos
papeles: agresor y agredido. Esa situación puede generar un comportamiento agresivo
en los niños y llevarles a la violencia cuando sean adolescentes. Además de eso, las
tensiones matrimoniales, la situación socioeconómica o la mala organización del
hogar, también pueden contribuir para que los niños tengan una conducta agresiva.
En el caso de las víctimas se pueden observar grados de sobreprotección, falta de
autonomía y poca capacidad para resolver conflictos.” (Guiainfantil, 2018).
“El niño puede tener actitudes agresivas como una forma de expresar su sentir ante
un entorno familiar poco afectivo, donde existen situaciones de ausencia de algún
padre, divorcio, violencia, abuso o humillación ejercida por los padres y hermanos
mayores; tal vez porque es un niño que posiblemente vive bajo constante presión para
que tenga éxito en sus actividades o por el contrario es un niño sumamente mimado.
Todas estas situaciones pueden generar un comportamiento agresivo en los niños y
llevarles a la violencia cuando sean adolescentes.” (Bullying escolar, 2012).

2.1.2. ESCUELA
“Cuanto más grande es la escuela hay mayor riesgo de que haya acoso escolar, sobre
todo si a este factor se le suma la falta de control físico, vigilancia y respeto;
humillación, amenazas o la exclusión entre personal docente y alumnos. Por otro lado
los nuevos modelos educativos a que son expuestos los niños como la ligereza con
que se tratan y ponen en práctica los valores, la ausencia de límites y reglas de
convivencia, han influenciado para que este tipo de comportamiento se presente con
mayor frecuencia.”(Bullying escolar, 2012).
“El bullying puede darse en cualquier tipo de colegio, público o privado, pero según
algunos expertos, cuanto más grande es el centro escolar más riesgo de que haya
acoso escolar. Claro que a eso hay que añadir la falta de control físico y de vigilancia.
En los pasillos debe haber siempre alguien, profesores o cuidadores, para atender e
inspeccionar a los alumnos. Aparte de eso, el tratamiento que se da a los alumnos es
muy importante. La falta de respeto, la humillación, amenazas o la exclusión entre
personal docente y alumnos llevan a un clima de violencia y situaciones de agresión.
El colegio no debe limitarse solo a enseñar, pero debe funcionar como generador de
comportamientos sociales.” (Guiainfantil, 2018).

2.1.3. MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, nos exponen continuamente a
la violencia, tanto real (noticias) como ficticia (películas o series), y por eso son
considerados como una de las principales causas que originan la violencia en los niños
y jóvenes.
- Los comportamientos que los niños observan en televisión influyen en el
comportamiento que manifiestan inmediatamente después, por lo que es necesario
protegerles de la violencia a la que se les expone la televisión.
- La influencia de la televisión a largo plazo depende del resto de relaciones que el
niño establece, ya que interpreta lo que le rodea a partir de dichas relaciones. Por eso
la violencia no se desarrolla en todos los niños, aunque estén expuestos por igual a la
violencia televisiva.
- La repetida exposición a la violencia puede producir cierta habituación, con el riesgo
de considerarla como algo normal, inevitable y de reducirse la empatía con las
víctimas. Es importante promover en los niños la reflexión respecto a la violencia que
nos rodea.
- La incorporación de la tecnología audiovisual al aula podría ser de gran utilidad
como elemento educativo en la prevención de la violencia.
2.2.CONSECUENCIAS

2.2.1. PARA LA VÍCTIMA


“El niño que es víctima de acoso escolar suele terminar aceptando que efectivamente
es un mal estudiante, tul mal compañero, una persona repulsiva, desarrollando
fácilmente sentimientos de culpa y baja autoestima, así corno una introversión social
que le aísla aún más de un entorno ya reducido significativamente por la acción de
los acosadores. El acoso escolar no se termina en el mero rendimiento escolar a la
baja. Los ataques que reciben los niños minan sobre todo el auto concepto que la
persona va formando de sí misma en una etapa crucial de su evolución y maduración
psicológica. Así es corno un niño normal, o incluso brillante, pasa a ser una sombra
de lo que fue. Se transforma en un niño que piensa que todo lo hace mal, que piensa
que verdaderamente es un desastre, y que tienen razón aquellos que lo acusan de que
no vale. El concepto negativo de sí mismo y la baja autoestima acompañarán hasta la
vida adulta al niño acosado, haciendo de él una presa fácil para abusos ulteriores en
el ámbito laboral, doméstico, sociá1, etc. Ante aquellos abusos o malos tratos futuros
quedará inerme, indefenso y paralizado generándose en él un daño psicológico a
medio o largo plazo” (Piñuel y Oñate, 2005).
En la misma dirección que estos investigadores, consideramos que las secuelas de las
víctimas son “daños” y no problemas que radiquen en una estructura de su
personalidad o en factores psicológicos propios de la persona. Lamentablemente
muchas veces cuando el problema es identificado, el daño suele ser significativo y el
sujeto suele presentar algunas secuelas psicológicas importantes. Según Piñuel y
Oñate (2005), los diagnósticos en los casos de acoso escolar suelen ser
desgraciadamente erróneos o sólo parcialmente correctos y terminan lapidar a las
víctimas incrementando significativamente su confusión y sufrimiento. Al hacerle
sentirse responsable de sus problemas se le victimiza secundariamente. A ello es
necesario añadir el mal pensamiento que desgraciadamente arrastran aún los niños y
adolescentes que visitan a un psicólogo, como personas que tienen un trastorno
mental, una personalidad patológica.
En muchas ocasiones, la imagen social de la víctima ante sus compañeros suele
quedar muy deteriorada tras una intervención terapéutica.
En el Estudio Cisneros X, Piñuel y Oñate (2006) señalan que los daños físicos visibles
representan sólo el 10% y los daños psicológicos invisibles el 90%. Estos autores
indican que el daño psicológico no es determinante para el diagnóstico, sino que es
un complemento esencial del diagnóstico.
En otro trabajo posterior de Piñuel y Oñate (2006), el Estudio Cisneros X titulado
Violencia y acoso escolar en España, aplicando el test AVE (Acoso y Violencia
Escolar) (Piñuel y Oñate, 2006) en 5.860 víctimas de acoso y violencia escolar,
constataron las siguientes secuelas: sintomatología de estrés postraumático en el
53,7%, depresión en el 54,8%, flashbacks imágenes intrusivas del trauma que vienen
a la mente constantemente) en el 29,9%, auto desprecio en el 38%, disminución de la
autoestima en el 57,2%, ansiedad en el 43%, somatizaciones en el 55% y autoimagen
negativa en el 53%. Son muchos los estudios retrospectivos que afirman los efectos
de la victimización a largo plazo, y en la misma dirección, el estudio retrospectivo de
Mora-Merchán (2006) demostró la influencia de los episodios de bullying sufridos
durante la escolaridad en el estrés en la vida adulta.

2.2.2. PARA EL AGRESOR


“Todo apunta hacia características en los agresores tales como baja empatía, ausencia
de sentimientos de culpa, impulsividad, conducta antisocial, que en muchos casos
perduran a lo largo de la vida. Algunos trabajos han observado relaciones inversas
entre conducta agresiva y autoestima; sin embargo, la tendencia en los resultados de
los estudios indica que los acosadores no suelen tener baja autoestima, ya que en la
mayoría de los trabajos recientes muestran una autoestima media o incluso alta. Entre
los efectos de mayor consideración cabe destacar que los agresores suelen tener bajo
rendimiento académico, muchos necesitan apoyo psicológico o psiquiátrico, y en un
porcentaje importante desarrollan en la vida adulta conductas antisociales, delictivas,
psicopáticas” (Garaigordobil, M. y Oñederra, J, 2010)
También este patrón de comportamiento tiene las siguientes consecuencias:
 Falta de control.
 Actitud violenta irritable, impulsiva e intolerante.
 Muestras de autoridad exagerada.
 Imposición de sus puntos de vista y consecución de sus objetivos mediante la
fuerza y la amenaza.
 Relaciones sociales y familiares problemáticas.
 Pérdida de interés por los estudios y fracaso escolar.

2.2.3. PARA EL ESPECTADOR


“Las consecuencias para la masa silenciosa, los chicos y chicas que mantienen una
actitud condescendiente con el acoso y pasiva ante el sufrimiento ajeno, no son tan
evidentes. Sin embargo, pueden provocar en los sujetos pasivos la sensación o
convencimiento de que no se puede o que es mejor no hacer nada frente a la injusticia,
dando como resultado al afianzamiento de una personalidad temerosa, donde valores
como el esfuerzo, la tolerancia o el afán de superación brillen por su
ausencia.”(Universidad Internacional de Valencia, 2018).
El bullying puede llevar a desarrollar sentimientos de culpabilidad por la situación de
sus compañeros; a su vez, también pueden reforzar posturas individualistas y
egoístas. En situaciones en el que el agresor sale impune al agredir o violentar a sus
victima puede ser interpretado para algunos espectadores de manera errónea llegando
a la falsa conclusión de que han de usar la violencia corno vía para conseguir un deseo
o el éxito, incluso pueden llegar a creer que la violencia es inevitable. La falta de
apoyo de los compañeros ha sido interpretada por Olweus (1993) como el modelado
que los agresores demuestran ante los demás, pues diferentes estudios han
evidenciado que tanto los adultos como los jóvenes se comportan de forma agresiva
después de observar un acto de agresión. En el caso del maltrato entre iguales se
produce un contagio social que inhibe el socorro a la víctima e incluso fomenta la
participación en posteriores actos de acoso por parte del resto.
López (2006) señala que las críticas que más les afectan a los adolescentes son las
que provienen de sus amigos. Por consiguiente, la violencia entre iguales tiene
consecuencias negativas para todos los implicados, pero con distintos síntomas y
niveles. Aunque los efectos más notorios están en la victima, los agresores también
padecen consecuencias graves que les perdurarán e influirán a lo largo de su vida
adulta, y los espectadores también son receptores de aprendizajes y hábitos negativos
que influirán en su comportamiento tanto actual como futuro.

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