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http://es.slideshare.net/boticcelli/como-analizar-una-obra-de-
arte?next_slideshow=1
Tarde o temprano, como estudiante de literatura, tendrás que enfrentarte con el teatro. Por
eso, es importante que te familiarices con las particularidades de esta forma artística.
Las obras de teatro son un tipo de texto literario que cuenta historias. Por eso, podemos
aplicarles las mismascategorías de análisis que se aplican a cualquier texto literario, así
como aquellas que se les aplican a obras narrativas como las novelas, los cuentos y las
películas.
Sin embargo, si quieres que tu lectura de obras de teatro sea más placentera y que tus
análisis e interpretaciones de obras dramáticas sean más profundos y sofisticados, es
importante que conozcas las especificidades del teatro no solo como forma literaria sino
también como espectáculo.
¿Qué es el teatro?
Para Aristóteles, el teatro es una imitación (mímesis) de la realidad. Aunque todas las
formas de arte, en mayor o menor medida, imitan aspectos del mundo real —la naturaleza,
la apariencia de las cosas, el funcionamiento de la mente humana, etc.— el teatro se
preocupa sobre todo por imitar las acciones de los seres humanos.
Así, a los dramaturgos les interesa capturar en sus obras la manera como actúan las
personas frente a otras personas y frente a las cosas que les ocurren en la vida. Para Lee
A. Jacobus el teatro es "el arte de representar, para el placer de otros, eventos que
ocurrieron o que imaginamos que podrían ocurrir". [The Bedford Introduction to Drama].
Al leer (y analizar) una obra dramática, además de la estructura narrativa de la historia que
se cuenta, debes tener siempre presentes cinco componentes fundamentales del teatro que
identificaJacobus:
Por eso, debes imaginar que ciertos actores están diciendo sus parlamentos en escena.
También debes tratar de visualizar tanto las acciones de los personajes como
los decorados —el espacio narrativo— donde ocurren los diálogos y se llevan a cabo las
acciones narradas en la obra de teatro.
Lee en voz alta: los parlamentos de las obras de teatro han sido escritos para ser
escuchados más que para ser leídos. Por eso, es conveniente, en la medida de lo posible,
que los leas en voz alta. Eso te permitirá disfrutar del ritmo y de la musicalidad de las
palabras y te facilitará la tarea de imaginar que lo que lees está ocurriendo en un escenario.
Leer obras de teatro en grupo puede ser muy divertido: distribuye los roles entre tus amigos
de manera que cada uno lea los parlamentos de un personaje.
Si estás solo, leer una obra completa en voz alta puede ser agotador (además, los miembros
de tu familia podrían pensar que has enloquecido de pronto). No te preocupes, con la
práctica lograrás desarrollar una técnica de lectura que te permita leer silenciosamente y,
aun así, escuchar en tu mente los parlamentos de cada personaje como si provinieran de
actores diferentes.
No olvides que las obras dramáticas suelen tener una trama bastante condensada. Por eso,
si tardas cuatro semanas en leer una obra de teatro es probable que se te escape gran
parte de su impacto emocional e intelectual.
Familiarízate con las convenciones del teatro: las obras de teatro tienen
convenciones particulares que debes conocer. Hay tres que son básicas:
- Apartes: son parlamentos que los personajes dicen como hablando para sí mismos o
dirigiéndose al público. La convención dicta que el resto de los personajes en escena no
oyen esas palabras. Los apartes, que suelen aparecer entre paréntesis, sirven para revelar
al público los pensamientos de los personajes y, a menudo, se usan para resaltar
contradicciones entre lo que los personajes dicen y hacen, y lo que realmente piensan.
La ilusión dramática
El teatro, al imitar la realidad humana, funciona como un espejo de la vida misma. Sin
embargo, la manera en que las obras dramáticas representan el mundo es particularmente
compleja.
Cuando un espectador ve una obra de teatro —o la lee— sabe que los eventos y personajes
representados no son verdaderos. De hecho, el espectador teatral nunca deja de ser
consciente —mucho más que el espectador cinematográfico, por ejemplo— de que el teatro
es un juego, una suerte de engaño.
Pese a esto, el espectador teatral también cree que lo que ocurre en las obras es o podría
ser verdad. Como nos lo recuerda Jacobus "el teatro tiene la capacidad de presentar una
ilusión similar al reflejo en un espejo: damos la realidad por descontada sin dejar de
reconocer que es, pese a todo, ilusoria". [The Bedford Introduction to Drama]. Este
fenómeno recibe el nombre de ilusión dramática.
Jean Baudrillard
Una escala perceptiva en la cual los significados no aparecen asociados por su cercanía
con lo estable y distinguible formalmente, sino como una provocación, un tejido de
discursos que, a través de recorridos divergentes, encuentran en las manifestaciones
estéticas(3), asiento para la simbolización y la formulación de diferentes estados de
representación cultural.
La obra urbana de Viviana Ángel, Jesús Calle y César Piedrahíta, configuran entonces
el corpus de este análisis y el pretexto para desarrollar un ejercicio hermenéutico en
torno al arte, con apoyo en disciplinas como la estética y la semiótica principalmente, a
partir de la diseminación de algunas de las propuestas de análisis desarrolladas por
teóricos como Salabert, Nelson Goodman, Jean-Louis Schefer, Francastel y Calabrese,
entre otros.
«un enunciado lingüístico cumplido, o sea una entidad comunicativa percibida como
autosuficiente y caracterizada por un funcionamiento, que pide ser actualizado en un
proceso interpretativo, cuyas reglas de generación coinciden con sus propias reglas de
interpretación»(8).
El análisis entonces, obliga a la valoración del objeto estético como una entidad
reveladora de sentidos, aprovechable, ante todo, por el espectador, según las
formulaciones hechas por las corrientes estéticas americanas de mediados del siglo
XX(9), las cuales atribuyen a la obra básicamente un sentido comunicativo, gracias a
ciertas cualidades interiores propias o a ciertos mecanismos de funcionamiento, como
su naturaleza simbólica, que en su configuración, subvierte el proceso perceptivo y
valorativo de la obra.
«no sólo queda reflejada la opacidad matérica del cuadro (trazo, huella, «costra»
transcriptible), sino que también incluye la travesía efectuada por el ojo en el campo
especular»(13),
superando los límites impuestos por la forma, para desmembrar la imagen en el campo
de lo simbólico, evidenciando así las unidades significativas que le son propias, no para
aislarlas, sino para descubrir la simultaneidad de textos inscritos o implicados; un
planteamiento que en parte recoge la noción de intertexto, formulada por J.
Kristeva(14), al asumir el cuadro como un espacio epistemológico de múltiples
relaciones.
«No es lo que el cuadro dice a plena voz aquello a lo que damos crédito, sino a sus
pausas y balbuceos, a la aparente incoherencia de su murmullo entre figuras: a la base
matricial donde lo representado del mundo se cobija en su (des)figura» (19) .
Precisiones metodológicas
A partir de estos referentes, se propone una matriz de valencias para abordar el
análisis de la obra urbana de Viviana Ángel, Jesús Calle y César Piedrahíta, a nivel
de expresión y contenido(20), buscando identificar los elementos que de manera activa
o pasiva, interactúan en cada pintura, configurando sus significados. (Ver gráfico 1).
...el cuadro o cualquier texto visual, constituyen un espacio significante, el cual puede
ser examinado por un discurso analítico, que segmenta la obra en secuencias, con el fin
de determinar sus niveles de referencia.
Hace referencia a lo real pintado, es decir a los medios materiales empleados como
soporte físico o cuerpo de la imagen. Constituye la microfotografía de una obra, un
preestadio de interpretación que simula la compostura física de la imagen y provoca al
espectador para que asuma la complejidad de la ficción pictórica.
Implica una manualidad, un efecto de construcción originado por las técnicas
tradicionales o experimentales , que permiten organizar aquello que el cuadro simula o
enuncia y que el artista ha intervenido con sus propios medios: pigmentos, soportes,
espátulas, pinceles, materiales amorfos, etc.
Una reflexión que necesariamente tiene que estar apoyado en juicios conceptuales,
coherentes con los valores estéticos de la obra, su calidad plástica y el mismo carácter
fragmentario de los movimientos estéticos y culturales, que obligan a visualizar
cualquier representación artística dentro de un sistema polivalente, marcado por los
ritmos que oscilan entre el momento de producción y los diferentes estadios en que el
público interactúa con ella.
- La atmósfera
misma que
envuelve la
obra, evoca
vacío y
ausencia.
Símbolos
- Fantasmas
petrificados
en sus
posibles
historias, se
quedan
agolpados
en el
pegajoso
enjambre
urbano. No
queda
espacio para
la fuga, no
tienen
posibilidad
de levitar.
«Nos coloca frente a una ciudad laberinto, en espiral, que gira alrededor de sí misma,
esa ciudad que pierde el orden regular del urbanismo y que se hace pasmosa y
sorprendentemente subjetiva»(24),
«la ventana es un referente que media entre ciudad y hombre, lo íntimo y lo privado»;
el espacio por donde se evade el sueño de aquellos «seres para quienes la soledad,
más que un castigo, es una recompensa en el escenario de la violencia cotidiana»(27).
Los relatos se desplazan dinámicamente en pinceladas largas, dejando presentir la
textura de un lienzo, que desde la finura de su trama, difumina, en ritmos ascedentes,
el color de una memoria que preludia su destino, porque como dice Cruz Kronfly,
«…la evocación más íntima siempre habrá de tener una especie de referencia obligada
a un entorno siempre urbano, por más que se retrotraiga y descienda al más remoto
pasado, que todo lo tintura»(28) .
«no tiene propietario, puesto que son un pasaje, un vacío concebido para los
encuentros, los intercambios y los contrabandeos» (29).
Con el progreso de las ciudades enterramos su historia y desechamos sus relatos más
íntimos, pero olvidamos que la ciudad no pierde sus primeras huellas, las conserva
para elevar los cimientos de los nuevos tiempos que el artista, cual viajero infatigable,
las evidencia desdibujadas en fragmentos abismales. El miedo que transita por el alma
del hombre moderno genera su impronta, operando en dos dimensiones, a través del
juego de contrastes: una atmósfera exterior, cálida, la cual se reproduce en otra
irregular e intensa en el subsuelo. En este sentido, dice el artista
«Las pátinas le aportan al paisaje la textura, el sentido del óxido, la acción del tiempo,
el valor táctil y gustativo, y le ayudan a generar la atmósfera local, que hace parte del
proceso de búsqueda . La intención es más de contraste: evocación- actualidad,
porque son los elementos como el zinc o la lata, de los que parte el hombre para
construir su «ranchito» o armar su «cambuche», cuando se ve encerrado en la
ciudad»(30).
El espejo de los relatos se ilumina y por él transitan visiones de tiempos confusos, los
enfrentamientos y las contradicciones de los hombres que aún niegan sus gestas, pero
que llevan tatuada la piel con un pigmento oro, sensible al tiempo, testigo de su propia
historia pasada, que sueña utopías de tiempos aún convulsos. Las grafías se imponen
como voces o diálogos referidos a los momentos representados o evocados. Una
ovación se escucha en el horizonte, es la voz del poeta que canta su turbación:
«…en una tenebrosa y profunda unidad, vasta como la noche y la claridad, los
perfumes, los colores y los sonidos se responden» (31).
Ciudad moto - (C. Piedrahita)
«En esta turbulencia incesante del mundo, en esta historia a la vez destructora y
creadora, es donde los teóricos del caos hacen recaer toda su atención» (32),
porque perciben la intensidad de las mutaciones que los espacios sufren cuando luchan
por construir un sentido, por desplegar su potencia en una atmósfera que sufre su
propia exaltación.
«La ciudad sigue siendo la misma: símbolo de la nave de los locos; sonidos y ruidos
inteligibles; rostros familiares que detienen el tiempo en medio del amor y de la
broma; la comunión de gestos y palabras; la incomunicación siempre latente» (33) .
Intersubjetividades estéticas
A modo de conclusión
NOTAS
(1) BRUNER, Jerome. Realidad mental y mundos posibles. España: Gedisa, 1996, p. 17.
(2) GARRONI, Emilio. Reconocimiento de la Semiótica. Tres lecciones. México: Ed. Concepto S. A., 1979. p. 130.
En este texto, el autor define cómo el símbolo en cuanto sentido, establece una correlación con un significado,
pudiendo cargarse él mismo de significado en cuanto aparece exhibido en esa correlación, en asociación con por lo
menos un deíctico mínimo, que bien puede ser un mirar o contemplar, un estar fuera de contexto, un aislamiento o
un simple estar. Así mismo, Garroni aclara cómo el instrumento o la operación instrumental no es algo
inmediatamente semiótico, pero sí algo operativo que se semiotiza, pudiendo de esta forma, llamarse símbolo.
p.121.
(3) En Ilusión y desilusión estéticas, Baudrillard plantea como el lugar del arte se encuentra en cada parte del
mundo consciente e inconsciente que conoce y construye el hombre contemporáneo; su visión se plantea desde las
necesidades expresivas de los mitos primitivos y la ascendencia sublimizada y a veces fatal de los mitos modernos.
Resume su afirmación planteando cómo la estetización del mundo es total, hasta el punto de visionarse como
la "materialización semiótica del arte". p. 50 - 51.
(4) El presente texto se fundamenta en la investigación «Percepciones urbanas: La ciudad más allá de la
palabra», tesis de grado de la Maestría en Comunicación Educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira, en la
cual se aborda la lectura de los fenómenos urbanos desde la obra
de tres artistas de Pereira (Viviana Ángel, Jesús Calle y César Piedrahíta). 2001.
(5) GEERTZ, Clifford. El arte como sistema cultural. Citado por Aguirre A. Imanol, en el texto El arte como
sistema simbólico, Módulo «Forma y contenido» del Diplomado en Teoría y Crítica del Arte, U. de Caldas - Museo
de Caldas, 2001.
(6) El concepto de mediación es tomado de Simon Marchan Fiz, quien la postula como un proceso estructurante de
la interacción entre el artista, el objeto estético, el espectador y la realidad. MARCHAN FIZ, Simón. La estética en
la cultura moderna. Barcelona: Gustavo Gili S.A, 1977, p. 93.
(8) CALABRESE, Omar. El lenguaje del arte. España: Paidós, 1997, p. 177.
(10) SALABERT, Pere. (D)efecto de la pintura. España: Antropos, 1985. En este texto, el autor analiza la pintura
desde las dificultades que tiene el lector de verbalizar lo percibido en la obra. En este sentido desarrolla interesantes
propuestas para el análisis de la pintura, algunas de las cuales son apropiadas en la matriz de análisis de la
serie paisajes urbanos, objeto de investigación de este trabajo.
(14) KRISTEVA, Julia. Citado por Calabrese, Omar. Op. Cit., p. 47 y 198. El autor hace alusión al concepto de
intertextualidad como la relación entre un texto y otros textos de una cultura dada, que puede darse bajo la forma
de citación, alusión, plagio, calco, réplica, parodia, imitación, etc. Un concepto que tiene especial significación en el
arte, en la medida en que posibilita y valida la heterogeneidad expresiva de los materiales y los medios de
producción plástica.
(15) GOODMAN, Nelson. Los lenguajes del arte. España: Seix Barral. Primera edición publicada en 1976.
(16) SCHEFER, Jean Louis. Escenografía de un cuadro. España: Seix Barral. Primera edición publicada en 1969,
edición en lengua castellana, publicada en 1970.
(17) FRANCASTEL, P. Sociología del arte. España: Alianza Editorial, 1984, p. 62.
(20) En términos de Luis Hjelmslev, los códigos asocian los elementos de un sistema vehiculante a los elementos de
un sistema vehiculado. El primero es expresión del segundo; y el segundo, contenido del primero. Así mismo,
distingue las articulaciones internas de cada plano, denominando «sustancia» a las circunstancias concretas,
y «forma» a los sistemas de posiciones vacías (estructuras). En el lenguaje del arte, la forma de la expresión es una
huella de contenido: compostura física, por la cual se expone el ojo a una representación; y la forma del
contenido es una mediación: lo representado, que gracias a su materialidad se opone a la aparición, capta la mirada
y hace olvidar su objeto. Ver CALABRESE, Omar, Op. Cit. p. 47 y LOTMAN, Jurij. Semiótica de la cultura. España:
Cátedra, 1979, p.50-52. SALABERT, Pere. Op Cit. p.29.
(22) BARTHES, Roland. Citado por SALABERT, Pere. Op. Cit. p. 154. (Nota a pie de página).
(23) EHRENZWEIG A., Psicoanálisis de la percepción estética. México: Gustavo Gili, p. 33.
(24) VERÓN. Alberto. Texto de la exposición «Cinco Maestros». Teatro Municipal Santiago Londoño, Pereira,
Octubre, 2000.
(25) LÓPEZ, Hugo. Comentario sobre la serie urbana desarrollada por la artista. Pereira, 2000.
(26) Ibid.
(27) Ibid.
(28) CRUZ KRONFLY, Fernando. La tierra que atardece. Ensayos sobre la modernidad y la contemporaneidad.
Bogotá: Ariel, 1998, p. 173.
(30) Conversatorio realizada con Jesús Calle y el escritor Hugo López, en eñ marco de la
investigación «Percepciones Urbanas: La ciudad más llá de la palabra», 1999.
(31) BAUDELAIRE, Charles. Citado En: Las Máscaras de la Modernidad. Revista Ciencias Humanas, No. 22,
Universidad Nacional de Medellín, 1996 p. 168.
(32) LÓPEZ, Héctor Fernando. El mito de la modernidad. Colombia: Ediciones Horpe, 1997, p. 158.
(33) LÓPEZ, Hugo. Ciudad y sombras. Texto publicado en el catálogo de la exposición «Lo urbano», realizada en
la Casa de Risaralda, Bogotá, octubre de 1996.
(34) GARRONI, Emilio. Reconocimiento de la semiótica. México: Edit. Concepto, 1979, p. 111-117.