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(Ruben Dario)Juventud, divino tesoro, para verse surgir, amarillo, del lago.
¡ya te vas para no volver! Hago mi camino cansado y polvoriento
Cuando quiero llorar, no lloro… por las alamedas en penumbra.El viento
y a veces lloro sin querer.Plural ha sido titubea y corre entre los álamos.
la celeste A mis espaldas el cielo empieza a enrojecer.
historia de mi corazón. Delante de mí tengo el miedo de la noche.
Era una dulce niña, en este Y crepúsculo. Y muerte.Hago mi camino
mundo de duelo y aflicción.Miraba como cansado y polvoriento
el alba pura; y detenida y dudosa queda tras de mí
sonreía como una flor. la juventud, que baja su cabeza hermosa
Era su cabellera obscura y que se niega a acompañarme.
hecha de noche y de dolor.Yo era tímido
como un niño. Poema Juventud
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño, Esta blanca noche de verano
Herodías y Salomé… se desvanece lentamente hacia la nada;
se desvanece y ya
Juventud, divino tesoro no volverá a ser nunca.
¡ya te vas para no volver…!
Cuando quiero llorar, no lloro, Apenas el recuerdo podrá
y a veces lloro sin querer… derribar una puerta,
esculpir un espejo de sombras
La otra fue más sensitiva, sobre el que dibujar
y más consoladora y más -equivocadamente-
halagadora y expresiva, tu rostro y tus manos,
cual no pensé encontrar jamás. el acantilado aquel
donde nos hicimos mar,
Pues a su continua ternura el preciso instante en que,
una pasión violenta unía. jóvenes y nerviosos,
En un peplo de gasa pura nos supimos,
una bacante se envolvía… pero no retornará con él
el aroma cálido de tu piel,
En sus brazos tomó mi ensueño la quietud de tus huellas
y lo arrulló como a un bebé… sobre mis huellas,
Y le mató, triste y pequeño el vértigo húmedo de tus labios sobre mi boca.
falto de luz, falto de fe…
Ya no quedará nada;
Juventud, divino tesoro, el día de mañana
¡te fuiste para no volver! se alimentará de las cenizas de hoy.
Cuando quiero llorar, no lloro, Mudos quedarán los veranos venideros,
y a veces lloro sin querer… como un soplo de frío
estancado en mitad de mis sábanas.
Otra juzgó que era mi boca Intentaré esculpir tus ojos
el estuche de su pasión a golpe de recuerdos y fotografías,
y que me roería, loca, intentaré recuperarte
con sus dientes el corazón desde esta lejana derrota de labios muertos,
de versos muertos,
poniendo en un amor de exceso de palabras y besos
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso sin retorno.
síntesis de la eternidad:
¡Viva la juventud!
¡Viva la juventud!
Que nos conducen,
¡a un mundo nuevo!