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La lucha ideológica en el Sistema Educativo Chileno: más allá del

lucro. Parte I: Calidad y Equidad

El debate educativo en Chile ha estado en estas dos últimas décadas


cooptado mediante la instalación de ciertos conceptos asumidos sin
mayor crítica. Las formas de denominar las cosas también reducen la
discusión ideológica, sobre todo en los ámbitos que se refieren a la Educación. La última
propuesta educativa de Piñera, contrario a lo que la elite pretende instalar con una
supuesta neutralidad técnica, no deja sino estar saturada de ideología, como por ejemplo
aparece en el siguiente párrafo1:

“Este modelo ha generado un creciente aporte en cobertura, calidad, equidad y movilidad


social, desde que ha combinado la diversidad, el emprendimiento privado, la filantropía o
la motivación de obtener una legítima retribución, con la necesaria presencia y provisión
de educación por el Estado. Con todo, tratándose de las universidades, nos ocuparemos
de hacer cumplir la legislación vigente en cuanto dispone que son corporaciones sin fines
de lucro.” (pág. 3)

Lo confuso en todo esto, es que se siguen instalando mitos y conceptos en el debate


educativo que fortalecen la continuidad de dicho sistema y que a su vez permiten el
enraizamiento de principios que sólo favorecen a un segmento minoritario de la
ciudadanía. En esta primera parte, nos centraremos en dos conceptos que monopolizan el
debate educativo: la Calidad y la Equidad, proponiendo y enfatizando conceptos de
mayor adecuación para el debate que se encuentra en desarrollo

- Calidad: la falsa medida de la escuela

El discurso de la “calidad” es al menos sospechoso en el ámbito educativo dado que es


una acepción que proviene de la nomenclatura económica. Por ejemplo, cuando se habla
de “calidad” de una escuela, más que hablar de si una escuela es o no “efectiva”,
debemos más bien enunciar el carácter selectivo2 de dicho establecimiento para trabajar
con estudiantes que porten de antemano cierto “capital cultural”3. La “calidad de la
educación” estaría asegurada no precisamente por la escuela sino más bien por el origen
sociocultural y económico de quienes la componen. Si el capital cultural se asemeja a lo
que se evalúan las pruebas estandarizadas, preguntémonos ¿a quién le iría mejor en las
pruebas como el SIMCE y la PSU? ¿A quiénes, sino a los que han logrado apropiarse de
la “cultura oficial”?

Entendamos que este concepto ha estado presente y ha sido clave para el desarrollo del
modelo educativo neoliberal, fomentando la privatización y la mercantilización instalada

1
MINEDUC (2011). Políticas y propuestas de acción para el desarrollo de la educación chilena. En:
http://www.mineduc.cl/usuarios/mineduc/doc/201108011945470.DocumentoAgosto2011.pdf
2
Está demostrado que el principal mecanismo de selección de una escuela es el Financiamiento Compartido
(FICOM). Según la Ley General de Educación los procesos de selección no deberían aplicarse hasta 6º año
básico, pero esto claramente es insuficiente, ya que el FICOM sigue operando en la práctica.
3
Pierre Bourdieu (1998) en su libro “Capital cultural, escuela y espacio social” señala que el concepto
“capital cultural” desde un individuo se puede medir -entre otras cosas- según del círculo social de origen (la
familia), de los bienes materiales acumulativos objetivos que heredan y también de los que se adquieren. En
síntesis, no se refiere al conocimiento de un individuo en sí, sino en cómo ese conocimiento es valorado desde
la ideología dominante.
desde los `80. Pero ¿quién dijo que este modelo era eficiente y efectivo4? Distintas
evidencias científicas5 en Chile señalan que este modelo educativo no ha producido
efectos para el conjunto del sistema que hagan “mejorar” sus aprendizajes. Tal como sale
expresado en la siguiente frase el sistema educativo se podría considerar como un fraude:
“Un fraude consiste en sustraer plata sin que se den cuenta, en este caso del presupuesto
de la nación. También significa dar una cosa por otra (“gato por liebre”)”6 La “calidad” es
una forma de fetichización de la mercancía, se vuelve una cosa; el valor de uso – el fin en
sí de la Educación - es traspuesto en valor de cambio, cuantificándolo, como lo es el
ranking7 de escuelas (inédito a nivel mundial). Este concepto además se ha utilizado
como herramienta ante la cooptación ideológica, en oposición a la pertinencia, a la
identidad sociohistórica, cultural de las comunidades y al derecho a la autoeducación.

Por estas razones, es que al discurso prefabricado de la calidad hay que oponer el
concepto de pertinencia educativa: es decir, lo que se aprende debe tener sentido para
los sujetos que aprenden, para su comunidad y para las mayorías (el bien común). El
sentido de la educación no puede ser ajena a quien se educa, debe estar en vinculación
directa con la historia del sujeto, de la comunidad y de la sociedad. Por lo tanto, es
necesario oponerse firmemente a cualquier intento de estandarización, como lo hace el
actual modelo. Esta pregunta, política por cierto, pero no por ello menos pertinente, nos
cuestiona al fin y al cabo sobre qué tipo de Estado y Sociedad queremos.

- La Equidad: política “benevolente” para unos pocos

Otro de los mitos más difundidos en el debate educativo es el de la “equidad”. Dicho


concepto se encuentra asociado directamente a la idea de que todos y todas los
individuos somos diferentes y por lo tanto tenemos que tener consideraciones de modo
distinto, incluso en el aspecto legal. Esto implica y reafirma la predominancia neoliberal,
donde los derechos individuales están por sobre los derechos sociales, como el de la
Educación.

Si analizamos la aplicación de tal argumento al ámbito educativo chileno, nos resulta


clarificador el uso del término en una sociedad donde los niveles de segmentación
sociocultural (apartheid) y de desigualdad socioeconómica son los más brutales a nivel
mundial. Tanto los gobiernos de la Derecha como de la Concertación han insistido en
financiar leyes y programas de “focalización” 8 orientados a los sectores “más vulnerables”
en educación. De la misma forma ocurre con las presencia de becas, las cuales recaen en

4
Eficaz y eficiente son dos términos frecuentemente usados en Educación, pero también en Economía:
mientras que el primero se refiere a la consecución de una meta, el segundo considera el cumplimiento de esta
meta al menor costo posible.
5
Ver Bellei, C. (2007). Expansión de la educación privada y mejoramiento de la educación en Chile.
Evaluación a partir de la evidencia. Revista Pensamiento Educativo. 17(1); y Redondo, J., Decouvières, C. y
Rojas, P.(2004). Equidad y calidad en la educación en Chile. Vicerrectoría de Investigación, Universidad de
Chile. Pp. 85-96. Santiago: LOM Ediciones
6
Ver Redondo et al(2004), op. Cit.
7
No deja de ser notorio que el uso de las pruebas estandarizadas no sólo ha servido para los fines de medición
propios del Ministerio de Educación, sino también para hacer competir a las escuelas. Prueba de ellos son los
ránkings que todos los años publica, por ejemplo, la Revista Qué Pasa u otras de similares características.
8
Tales como la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) o programas como el P-900, Liceos Para
Todos o Liceos Prioritarios, etc.
sólo aquellos que “más las necesitan” 9. Esta lógica sólo insta a agudizar aún más las
desigualdades en el plano social, cultural y económico.

La evidencia nos indica una correlación directa entre las variables desigualdad
socioeconómica y logros educativos. Las pruebas estandarizadas internacionales (PISA y
TIMSS) que han sido aplicada en Chile demuestran que ha mayor desigualdad peor
resultados (ver gráficos 1 y 2):

Gráfico 1 (OCDE, 2003)

Gráfico 2 (TIMSS, 1999)

Si consideramos que la educación y sus políticas asociadas a ella son un derecho social
que nos involucra a todos y a todas, la propuesta del mito de la “equidad” no resuelve el
problema planteado por el movimiento social, incluso restringe el derecho a la educación
a unos pocos afortunados.
En la práctica, implica algo dramáticamente paradójico: un enfoque de equidad que otorga
el permiso para cobrar por Educación, en la medida que uno no sea “vulnerable”.

9
Ver texto “Una particular sensibilidad social, comentario a los dichos de Cecilia Moreno” por Adán Salinas.
En www.opech.cl
Ante esto, es necesario recuperar el principio de “igualdad educativa” en vez de “equidad
educativa”. La igualdad no debe ser entendida como homogeneización de las diferencias,
sino como un fundamento mínimo de que como seres humanos que somos, debemos
exigir que nuestros derechos sociales sean sin discriminación para todos y todas, como lo
debería ser la salud, la vivienda, la educación, etc. Mientras el enfoque de la equidad nos
pone en la línea de los créditos y becas, la igualdad educativa nos plantea directamente el
concepto de gratuidad de la Educación.

Sebastián Ligüeño y Diego Parra


Investigadores OPECH y Activistas Centro ALERTA

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