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Objetivo General
Objetivos Específicos
Resumen
Justificación
Introducción.
Desde los orígenes de la psicología y del conocimiento del ser humano, este se ha
orientado hacia su dominio, al pasar de los años las diferentes técnicas o modelos se han visto
afectados por lo que podemos llamar postmodernidad y un aporte del construccionismo
social, poniendo en duda muchos supuestos básicos de la ciencia; la psicología clínica se
entiende como la disciplina orientada a ayudar al paciente y/o cliente en la aceptación y/o
superación del padecimiento del cual es víctima y se evidencian que algunas áreas de esta
evaluación deben sufrir una modificación, esto teniendo en cuenta que el saber muchas veces
se ve afectado por la época del surgimiento (Molinari, 2003).
Es importante relacionar el concepto de intervención en el área de la psicología, en
este caso Bados, (2008) la define como las técnicas y métodos psicológicos utilizados por un
experto para auxiliar a otras personas en sus problemáticas y de igual forma ayudar a
disminuir, a progresar y/o mejorar los diversos ámbitos que estos desarrollan en su vida
diaria, a continuación se exponen diversos procedimientos que determinan su uso y
posteriores resultados en su desarrollo.
La psicología clínica como ciencia tiene diferentes campos de aplicación con sus
diferentes técnicas, uno de estos es el campo de la salud, que ha tenido un largo camino para
lograr el posicionamiento del cual hoy se habla, demostrando el papel que tiene la conducta,
los procesos psicológicos y el bienestar del paciente en el desarrollo de los tratamientos
establecidos para el manejo de la patología identificada. (Lisa, Elaine, Jennifer, & Larry,
2005).
Existen tres grandes paradigmas para el autor Cano (2011) que abordan los
tratamientos desde distintos enfoques: El Cognitivo, Conductual y Psicobiológico, éste
último se centrara en la modificación de la conducta por medio de fármacos; el conductual
se enfocó en la intervención de la conducta observable con técnicas como el modelado,
entrenamiento conductual reforzado y técnicas de relajación. Por último el modelo cognitivo
se centró en procesos tales como pensamientos deformados o creencias irracionales,
proponiendo modificación y reestructuración de los mismos.
Primero se abordará la terapia conductual, la cual según Reynoso & Seligson (2005)
tiene una metodología científica y observable y aplica principios experimentales para
cambiar la conducta en situaciones tales como depresión, habilidades sociales, maritales,
neurosis, etc. Se basan en que toda conducta des adaptativa es aprendida, el tratamiento busca
modificar estos patrones mal adaptativos por medio del enfrentamiento a nuevas situaciones
de aprendizaje.
De forma similar la economía de fichas es una de las técnicas que se caracteriza por
combinar refuerzo positivo y negativo en los niños con TDAH que no utilizan tratamiento
farmacológico sino por el contrario se basan en los principios de la terapia de conducta la
cual ha sido corroborada por 174 estudios (Serrano, Guidi, & Alda-Diez, 2013).
Por otro lado, al formular que los planteamientos de intervención psicológica para
pacientes con VIH eran insuficientes, en una investigación se desarrolló un proceso
cognitivo- conductual realizado en ocho sesiones con el fin de mejorar el área emocional y
la adhesión al proceso de los sujetos, al final del procedimiento se constataron diversas
transformaciones positivas entre ellas un importante dominio interno en la salud, prevención
de nuevos contagios, la adquisición de nuevos hábitos alimenticios, rutinas físicas y la
disminución de las bebidas alcohólicas (Arnal, 2003).
Marco Teórico
Hace muchos años, a partir de los fundamentos explorados en la rama, se llevó a cabo
una tecnología aplicada que se adoptó con el nombre de “Análisis conductual aplicado” y
que se desarrolló con gran notoriedad en ámbitos tan variados como la educación, las
organizaciones psiquiátricas, las derivaciones conductuales entre otros, más adelante se
manifestó un nuevo enfoque de método clínico que pretendía cambiar el comportamiento
actuando sobre los procesos de pensamiento del individuo llamado “Terapia cognitivo-
conductual”, esta última ha logrado considerar una visión más amplia en relación a los
problemas psicológicos (Reynoso & Seligson, 2005).
En sus inicios el modelo cognitivo-conductual fue utilizado para tratar los trastornos
afectivos, con el tiempo se ha evidenciado su eficacia para reducir la sintomatología que se
presenta en el mismo, Beck (citado por Muñoz & Ruiz, 2007) fue el primer psiquiatra que
ejecuto en 1952 el proceso cognitivo-conductual para el estudio y cura de las manifestaciones
psicóticas, en ese entonces su paciente presentaba un desvarío resistente a la medicación que
se apoyaba en un convencimiento de ser observado por el FBI, se requirieron treinta sesiones
en un tiempo de ocho meses para que el sujeto se cuestionara y reflexionara sobre estas
suposiciones erradas.
Por otro lado, Beck (citado por Cuevas-yust, 2006) expone que la terapia cognitiva-
conductual asume que las cuestiones emocionales son el resultado de aprendizaje no
adaptativos, es por ello que estas intervenciones tratan de determinar normas
comportamentales más apropiadas, los principales modelos de terapia cognitivo- conductual
son las terapias de afrontamiento que establecen las aptitudes para hacer frente a las
condiciones estresantes junto con el sistema de reestructuración cognitiva que en este caso
implica una transformación en el comportamiento y pensamiento de los sujetos que se
encuentran emocionalmente perturbados.
De igual forma Pérez, González, & Redondo (2007), expusieron los principios de dos
tratamientos cognitivo-conductuales de los trastornos de la personalidad, el primero de ellos
es la terapia dialéctica conductual que se conoce como tratamiento para el trastorno límite de
la personalidad que se caracteriza por su predisposición suicida y auto lítica, en este trastorno
se modifica la autorregulación de las diversas emociones, el comportamiento, el pensamiento
y las relaciones interpersonales, también encontramos la terapia de esquemas que compone
diversos métodos cognitivo-conductuales en un único elemento metodológico, además de
incorporar procedimientos más recientes derivados de otros planteamientos iguales y
teniendo en cuenta las convicciones y alteraciones cognitivas del individuo.
Jacobson & Revenstorf (citado por Garriga, Martín García-Sancho, & López Soler,
2009) manifiestan que se han realizado varias versiones de terapia cognitiva conductual
(TCC) para el trastorno de pánico (TP) los cuales pretenden: (a) una reestructuración
cognitiva para corregir errores cuando se realicen las interpretaciones de las sensaciones que
se presentan en situaciones peligrosas; (b) exponer al paciente a la situación temida para así
desconfirmar los automatismos mentales y la experiencia aprendida; (c) para reforzar los
resultados cuando estén fuera del centro mental; es necesario animar el trabajo entre sesiones.
Por otro lado, Aguilar & Espada Del Valle (citados por Camilli & Rodriguez, 2008)
indican que el juego en los niños es un recurso valioso y prometedor para la terapia cognitiva
conductual ya que puede abordarse este como una relación interpersonal, así mismo permite
fragmentar la resistencia y le brinda al terapeuta la posibilidad de guiar al niño que presenta
fobia social de cómo comportarse en distintas situaciones, los infantes pueden jugar en la
terapia juegos estructurados los cuales poseen normas, instrucciones prestablecidas y reglas
o por el contrario los no estructurados que es el juego espontaneo que resulta de la situación.
Por otra parte se ha incrementado en los últimos años diversas tácticas a nivel
conductual y cognitivo-conductual para tratar los problemas infantiles, es vital aclarar que la
estrategia seleccionada en el área de Psicología clínica infantil debe proceder de una debida
interpretación del caso para que esté presente un mejor desenvolvimiento del mismo (Ferreira
& Marinho, 1998).
Conclusiones
A pesar de que hayan críticas respecto de este tipo de técnicas como que pueden llegar
a ser superficiales, es relevante destacar que el propósito de las terapias cognitivo
conductuales es encontrar el tratamiento indicado para cada tipo de paciente y sus
necesidades.
Es entonces cuando no solo se busca que el sujeto comprenda lo que le pasa sino que
actúe frente a la situación problema con ayuda del terapeuta quien debe estar lo
suficientemente capacitado para transmitir al paciente el diagnóstico que ha realizado y
cuáles serán las alternativas de abordaje más efectivas, todo con un aval científico.
Es así como a lo largo del texto podrán evidenciar las grandes ventajas que este tipo
de planteamientos trae para la mejoría de la sintomatología con la que pueda llegar un
paciente en busca de ayuda, frente a modificaciones en conductas que pueden estar siento
inadaptativas para el sujeto frente a su contexto de desarrollo.
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