Un buen orientador es un orientador perceptivo, presta atención a los
mensajes verbales y no verbales y está en contacto con sus propios pensamientos y sentimientos. La capacidad interpersonal es la inteligencia social, es una habilidad para manipular las respuestas de otros. A la habilidad de entender o percibir los componentes en una situación social se le llama discriminación. Ya que esta persona percibe lo que pasa dentro de él y en su medio ambiente, percibe patrones de conducta que son destructivos para el mismo, sabe que desafíos y programas de acción pueden beneficiar al otro. Se llama comunicación a la habilidad para actuar en una forma facilitadora o de ayuda en situaciones sociales. Un buen comunicador traslada percepciones, introspecciones y discriminaciones en transacciones interpersonales efectivas. Un buen comunicador es más agente que un observador es oportuno en sus interacciones con otros. Un buen comunicador no permite que su entendimiento o percepción permanezcan encerrados dentro de él. Un importante criterio establece una respuesta debe no sólo ser buena por sí misma sino también apropiada en su contexto. La discriminación es un factor en la inteligencia social y un componente importante en la comunicación. La persona que vive efectivamente presta atención a todo el medio ambiente que constituye el contexto de su vivir (destreza de escuchar palabras, conducta verbal y no verbal, diferencias culturales, tendencias en la sociedad, etc.). El respeto son las conductas de atención, cara a cara con la persona, mirarla a los ojos, escuchar sin interrumpir, apareciendo ligeramente menos relajado de lo que se pueda estar. El orientador de alto nivel se ve como uno que brinda apoyo, seguridad y consuelo; es sincero y genuino, su presencia es reforzante. Atender es reforzar, por ello es importante en la influencia social, esto ayuda a establecer una base de poder con el cliente al mostrarse interesado y cuidadoso. La atención física significa hacer unas cosas y otras no, en orientación puede ser notoriamente hermoso, el medio ambiente debe de ser confortable de trabajo tanto en la orientación como para el adiestramiento. El adiestramiento debe tener lugar en el mejor sitio posible, porque el arreglo en ocasiones afecta el proceso del cliente. La atención física significa: mirar a la cara directamente, mantener buen contacto ocular, una postura abierta, inclinarse hacia el otro, mantenerse relajado. Si el orientador esta tenso, molesto y contraído esto inevitablemente se contagiara al cliente. Un orientador de alto nivel es natural con el proceso de ayuda y adopta cualquier postura que sea precisa en el momento de la interacción conociendo instintivamente lo que hace con su cuerpo; es consciente de que su cuerpo y cara comunican. Las conductas no verbales son con frecuencia conductoras de las dimensiones emocionales abiertas a un sin fin de interpretaciones. Tanto la conducta no verbal como la paralingüística deben de ser escuchadas por el orientador. El orientador escucha el contexto completo y fija sus detalles en de la conducta, puntualizando y coloreando la interacción. El orientador debe alentar al cliente a explorar sus sentimientos y su conducta (asentir con la cabeza, variedad de gestos, preguntas de una palabra entre otras). Si se utiliza la empatía adecuada el cliente se explorará así mismo.