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LA OBRA DEL ALFARERO Jeremías 18:1-4

“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del
alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí
que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a
perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.”

Introducción: La alfarería es un antiguo arte de elaborar vasijas de barro o de


cerámica (proceso similar) procesos:

1.- el Alfarero: toma el barro en sus manos y lo amasa.


2.- El barro: ya amasado (revuelto y blando) se coloca en la rueda.
3.- La rueda: instrumento donde se coloca el barro y girándolo se da forma al barro
en una vasija.
4.- El horno: ya elaborada y seca la vasija se coloca en el horno para coserla y
hacerla muy dura.

“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa


del alfarero, y allí te haré oír mis palabras”, Jer. 18:1-2.

1. La obediencia de Jeremías. Lo primero que Dios le dice a Jeremías es:


“Levántate”, podemos ver ésta palabra desde la perspectiva física y emocional.
Quizá estaba cansado, o demasiado cómodo. Emocionalmente afectado: el
pueblo de Israel estaba bajo de ánimo, pues Babilonia era el imperio opresor,
Israel estaba en decadencia moral, espiritual y política; fue tiempo de guerras y
crisis, y el ministerio de Jeremías enfrenta oposición de sus hermanos, otros
profetas y reyes; básicamente por el contexto su mensaje fue de juicio, quizá todo
esto había traído una sombra de desaliento sobre el profeta, pero Dios le dice:
“Levántate”.

Jeremías somete su razón para obedecer por revelación. A veces obedecer a Dios
implica avanzar, aunque no entendamos lo que está pasando; detrás de la
obediencia se esconden grandes milagros y bendiciones, Dios nos enseña varias
cosas en éste texto de Jeremías:

a) Él sabe a qué escenario nos lleva para enseñarnos (“vete a casa del alfarero”).

b) La obediencia nos hace avanzar hacia la revelación y bendición de Dios (“allí te


haré oír mis palabras”).

c) El sometimiento a Dios, es fundamental para ser transformado, “Y descendí a


casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda”, Jer. 18:3 (Jeremías
“desciende”, quizá su casa estaba en un lugar más alto de la ciudad y debe
descender; a veces “descender” no es agradable, pero sin duda alguna es
necesario).

d) La casa del alfarero nos habla de aquel escenario dónde Dios trabaja.
E ) En la casa del alfarero encontramos la palabra de Dios

F ) En la casa del alfarero son formadas nuevas vasijas

g) En la casa del alfarero las vasijas rotas son restauradas

II. LA VIDA ES UNA RUEDA: 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él
trabajaba sobre la rueda.

A. la rueda girar con rapidez, velocidad la controla el alfarero. Nuestras vidas


no las controla la suerte o la casualidad. Dios arregla las circunstancias
de la vida que nos moldean. Ro.8:28 Todas las cosas nos ayudan a bien

B.- Oposición al cambio del alfarero.


V. Aceptar el pecado como algo normal.
VI. Encuentran aburrida la vida de oración.
VII. Tener los pies en la iglesia y los ojos en el mundo.
XI. La pasividad espiritual.

II. DIOS ES EL ALFARERO: (artesano que elabora vasijas, ollas de barro)


A.-. Nuestras vidas están en las manos de Dios. Is. 64:8 nos dice: “Ahora pues,
Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que
obra de tus manos somos todos nosotros”.

B. Dios el alfarero tiene un plan para con nosotros:

C.- El alfarero tiene un plan perfecto para el barro; el ve en su mente el producto


terminado. Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas. Como un artesano o
arquitecto.
Ef. 2:10 nos dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas”.
Fil. 1:6 nos dice: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

D.- Nosotros no podemos ver el producto terminado, pero El nos promete que es
maravilloso. UN FUTURO HERMOSO (hay un propósito a nuestra vida)
1 Co. 2:9 nos dice: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído
oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los
que le aman”.

E.- El alfarero trabaja usando las manos de otros para ayudar a formarnos:
padres, maestros, otros creyentes, incluso los que nos
persiguen.
III. NOSOTROS SOMOS EL BARRO. (Tierra utilizada para elaborar vasijas)

Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo


otra vasija, según le pareció mejor hacerla.”

A. Por supuesto, en el mensaje de Jeremías el barro representa nuestras vidas


Los creyentes son los vasos de Dios, moldeados por El para contener el tesoro del
evangelio.
2 Ti. 2: 19-21 “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce
el Señor a los que son suyos; y Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el
nombre de Cristo. Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y
de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y
otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento
para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”.
B.- Los seres humanos están hechos de barro; el barro es polvo mezclado con
agua. Somos polvo, “Porqué el conoce nuestra condición, se acuerda de que
somos polvo” (Sal.103:14).

C. Las vasijas son frágiles:

“El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo,
Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más”. Salmo
103:15-16

D. Las vasijas se deterioran:

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se


va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. 2 Corintios
4:16

E.- La cualidad más importante del barro es que se somete a las manos del
alfarero, se arruinará. El barro no se puede auto moldear por si solo, tiene que
tener al alfarero. El quiere que cooperemos en la oración, la meditación, la
obediencia a su voluntad y que nos rindamos a su toque DIVINO.

F.- Transformación: Si no somos trasformados por Dios seguimos siendo polvo


barro lodoso del camino.

G. La restauración de una vasija, Jer. 18: 4a: “Y la vasija de barro que él hacía
se echó a perder en su mano”. Cuando el alfarero comienza su labor, ya tiene en
mente que vasija hará. Asimismo Dios ha planeado un diseño y propósito para
cada uno, desde antes de la fundación del mundo. Él es el Arquitecto Divino.

En éste desarrollo podemos ver procesos afectados, vasijas quebradas, soldados


heridos. Aunque Dios tiene grandes planes y su amor por nosotros es inmenso, a
veces la vasija se echa a perder en su mano, por dificultades del material (dureza,
impureza, falta de consistencia, piedras y objetos extraños…). Hablamos de
dones mal utilizados, líderes que se apartaron, hermanos que caen y se quedan
allí, resentimientos que nunca llegaron a un genuino perdón, otros se estancaron
en el proceso, etc. Pero Dios tiene el poder para restaurar, “y volvió y la hizo otra
vasija, según le pareció mejor hacerla”, Jer. 18: 4b. Es interesante que el alfarero
hizo una vasija nueva y mejor, y además utiliza el mismo material, no lo desechó.
Dios no rechaza a nadie, y siempre hará cosas mejores. Dios quiere y
puede usarte.

H. Dios usa una técnica apropiada para cada uno. El alfarero conoce muy bien
su oficio. En casa del alfarero encontramos la rueda, el barro, los hierrillos y
desbastadores, utilizados para dar forma, quitar las asperezas, y pulir los detalles
de la vasija; y por supuesto el horno, que da la dureza correcta y estructura final a
la vasija.

Dios requiere de nosotros sometimiento y arrepentimiento genuino, Jer. 18:5-9.


Dios es soberano, es bueno, santo y justo. Sus manos son bondadosas con el
humilde de espíritu, y fuertes con el soberbio de corazón. Cuando la vasija ha
pasado por todo el proceso debidamente, al final, el alfarero la decora y
hermosea, porque de allí saldrá a ocupar lugares de prominencia, y participará de
eventos reales. De igual manera Dios levanta sus vasijas a lugares de honra y
bendición, depositando en ellas sus tesoros, por eso dice la Escritura que somos
“vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de los
hombres”.

IV. LAS PRUEBAS SON EL HORNO. La vida debe tener sus hornos.
A.- (SE PRUEBA)
1.- NUESTRA FIDELIDAD. Seguirle a pesar de las circunstancias adversas.
2.- FE. Creerle a Dios en lo imposible.
3.- PACENCIA. Aprender a esperar en El.
4.- AMOR. Aprender a amar y perdonar.
5.- CARÁCTER. Permitirle que moldee y corrija nuestro carácter.
6.- MANSEDUMBRE. Soportar a los que nos rodean.

CONCLUSION:

LO QUE DIOS REQUIERE DE NOSOTROS EN NUESTROS DÍAS

A. Dios requiere de aprendices para que le ayude a moldear el barro.

B. Por lo tanto el aprendiz: debe ser enseñable, humilde, dispuesto, amoroso,


y comprometido

C. Que tengamos momentos a solas con Dios:


“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces”. Jeremías 33:2

D. Que confesemos con nuestra boca lo que Dios se ha propuesto hacer:

“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que


Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca
más para siempre los veréis”. Éxodo 14:13

E. Que oigamos con sus oídos:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Apocalipsis 2:29

F. Que veamos con sus ojos:

“Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe
para ser sanado, dijo a gran voz: Levántante derecho sobre tus pies. Y él saltó,
y anduvo”. Hechos 14:9-10

G. El tiene grandes planes con nosotros; algunas veces estos planes sufren,
se estancan, se dañan. Pero Dios tiene el poder de restaurar, ante un
genuino arrepentimiento, Dios interviene con su poder sanando, levantando
y restaurando.

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