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hay grandes ventajas al emplear la herramienta del laudo arbitral como arma de
solución de conflictos laborales. Arbitraje hace referencia directa al ejercicio o
llevado a la práctica de la facultad que ha recibido el árbitro para resolver un
conflicto de interés. De lo planteado con anterioridad, se establece que el
arbitraje requiere en pleno como pretendido un problema con relevancia de
interés que refiere de una petición a la que se le opone un repercusión. Así
mismo establecido el conflicto es necesario solucionarlo a tal fin el Estado
establece directamente la tutela jurisdiccional o la comisiona, con el fin que los
involucrados en el conflicto nominen al árbitro o árbitros.
La cláusula de arbitraje
Suscribirse a la cláusula de arbitraje es una opción que permite, en el momento
en que surja una disputa, poder aprovechar el arbitraje. La cláusula, firmada por
ambas partes, debe estar certificada por una comisión de certificación, que
verifique la intención efectiva de las partes de delegar la resolución de disputas
a los árbitros.
En base lo afirmado por el autor que antecede, cabe señalar que exista la
posibilidad de que el trabajador y el empleador negocien contractualmente
cláusulas de compromiso que se refieren a los procedimientos para llevar a cabo
el arbitraje.
Mendoza (2016) agrega que para ello, el mediador actúa más como un
amigo, un terapeuta, que escucha a las partes, que busca entender los motivos
sin hacer juicio, buscando no intervenir directamente en las decisiones, sino
creando el ambiente favorable a la reflexión, a la expresión desapasionada de
los hechos y sentimientos, dentro de los límites de la confianza, de la moderación
y cortesía, buscando armonizar las partes en el ámbito del corazón y de la razón.
El mediador, por lo tanto, tiene su mirada y actuación más allá de la búsqueda
del ejercicio formal del derecho, lamentablemente regido por la adjudicación de
los casos, por la presión y dominio de la ley; sino en la búsqueda del
empoderamiento de las partes para que puedan entender el conflicto, decidirse
por el cambio de posturas o por el encaminamiento de acciones restauradoras
de la confianza mutua y solución eficiente de los conflictos. En esta misma
dirección, destaca que "cuando alguien nos escucha con atención,
absteniéndose de juicios, críticas y opiniones, puede despertar en nosotros algo
sorprendentemente nuevo, capaz de transformar una situación aparentemente
imposible en una nueva posibilidad, despertando nuestra disposición y coraje de
negociar posibles intereses y necesidades”.
Frente a lo que manifiesta Martins (2013) que es “las formas de solución
de los conflictos laborales se clasifican de la siguiente forma: autodefensa,
autocomposición y heterocomposición” (p.856). Cabe señalar taxativamente que
con datos reales y comprobables se ha demostrado mediante esta investigación
que el arbitraje laboral es una herramienta altamente efectiva que actúa
positivamente sobre la solución de conflictos laborales llegando a soluciones
más convenientes para ambas partes evitando el uso de la vía judicial. Martins
(2013) menciona que los procedimientos arbitrales son para la pacificación de la
solución de conflictos por la vía extrajudicial, siempre que el objeto de la
controversia se refiera a los derechos patrimoniales disponibles. Aquí nace la
polémica sobre la posibilidad de su aplicación a cuestiones