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En este trabajo trataré de explicar los sentimientos que tuvieron los alemanes después de
haber perdido la segunda guerra mundial, después de la caída del muro de Berlín, cuando los
horrores del genocidio de los judíos, esto lo haré con ayuda de lo que pude interpretar del libro
“El Lector”, del autor Bernhard Schlink; se preguntarán, ¿por qué este libro ayudará a entender
de una manera más profunda los sentimientos de los alemanes?, para poder responder esta
pregunta, trataré de manejar un estilo de reseña del libro, en la cual iré comentando en ciertas
partes cosas que yo entendí gracias a lo que estaba pasando en la historia del libro, estas cosas
evidentemente se trataran de esos sentimientos que muy pocas personas se detienen a estudiar, o
simplemente creen que los alemanes no merecían que los consideráramos como personas.
Regresó algunos días después, y tuvo que esperar a la mujer ya que esta se encontraba en el
trabajo, cuando por fin llego, Michael estaba esperando en las escaleras y ella llevaba dos bolsas
grandes para carbón, lo primero que ella le dijo fue que bajara al sótano y las llenara de carbón y
las trajera a su apartamento, Michael aceptó inmediatamente considerando que esa sería una
forma de redimir su anterior comportamiento. Cuando por din subió Michael estaba repleto de
hollín de pies a cabeza, cosa que la mujer considero tanto gracioso como un poco molesto, le dijo
que era imposible que lo dejara regresar a su casa en ese estado, entonces le dijo que se diera un
baño. Mientras la misteriosa señora calentaba el agua Michael se quitaba la ropa y se la daba a la
mujer, esta no espiaba ni veía el cuerpo desnudo de Michael; se baño y la mujer se puso a secar a
Michael con una toalla, el empezó a excitarse y la mujer notó esto, y tocó a Michael y le dijo que
ahora entendía a que había vuelto Michael, todo termino en que Michael y la mujer tuvieron
relaciones ese día. Fue pasando el tiempo y Michael mantuvo su aventura con la señora, la cual
descubrió después de unos 3 encuentros que se llamaba Hanna, trabajaba en el servicio de tranvía
y no sabia nada más de ella. Una vez en uno de sus muchos encuentros Hanna le pregunto a
Michael sobre la escuela, en particular sobre lo que veía en literatura, este le respondió que por el
momento estaban leyendo a Homero, cosa que le pareció esplendido a Hanna y le pidió a
Michael que le leyera un poco, este lo hizo y se convirtió en una rutina, primero Michael le un
poco de un libro o hasta de una historieta y después tenían su encuentro sexual. Esto duró mucho
tiempo hasta que Hanna desapareció por completo un día, sin decir ni una palabra a Michael ni a
nadie, Michael llego a su departamento para encontrar la triste verdad de que se había ido, estaba
destrozado porque durante todo ese tiempo, Michael se enamoró profundamente de Hanna.
Paso el tiempo, Michael entró a la universidad para estudiar derecho, durante todo este tiempo
Michael nunca olvidó a Hanna, tuvo relaciones con otras mujeres de su edad, pero nunca le
parecieron muy importantes. En una clase el profesor de Michael les ofreció a el y a sus
compañeros de clase unirse a un grupo que visitaría una corte cada semana, en la cual se llevaría
a cabo un juicio de crímenes de guerra, esto con el objetivo de que ellos vieran como se
desarrolla un juicio en vida real y que tuvieran una reflexión sobre la guerra y los horrores que se
vivieron, básicamente para trabajar un poco el tema de la moral. Michael y unos 5 compañeros
más aceptaron, pero lo que Michael no sabía, es que este juicio iba a cambiar para siempre su
vida.
El primer día de juicio Michael entró con mucha confianza, pensando en que ojalá los criminales
que iba a ver recibieran su merecido, que el puño de la justicia los golpeara tan rotundamente que
nunca se volvieran a levantar. El juicio comenzó, y como es de costumbre, se pasó de cierta
forma lista de los acusados, pasaron varios nombres hasta que, escucho uno que se le hizo muy
conocido, Hanna Schmitz, después escuchó su voz y no hubo duda, volteo a ver el banquillo de
los acusados y vio su cabellera rizada, sus ojos, era la mujer que había amado por tanto tiempo,
pero ¿qué hacia ahí? ¿de qué era acusada? ¿quién era realmente la persona que amó con tarto
fervor en su juventud?; todo esto y más se preguntaba Michael en su cabeza, muchas de las
preguntas se irían revelando mientras el juicio transcurría, pero mientras más escuchaba del
juicio Michael entendía aún menos de esa misteriosa mujer que él amó.
Hanna era acusada de haber matado a más de doscientas personas en una iglesia al no haberlas
dejado escapar cuando unos bombarderos llegaron a bombardear el lugar, todas estas personas
evidentemente eran judíos, Hanna era una guardia de la SS en Auschwitz, se decía que ella era la
que más rango tenía de todas las acusadas, cosa que no era cierto, pero como Michael descubrió
durante el juicio que Hanna no sabia ni leer ni escribir, ella no se podía defender, porque por la
pena que esto le causaba a ella, no pudo negar que ella había escrito un reporte de suma
importancia en el juicio, lo que la llevo a que la condenaran a estar de por vida en la cárcel.
Durante todo el juicio Hanna solo vio una vez a Michael a lo lejos, pero Michael nunca fue a
verla ni a hablar con ella.
Teniendo ya el contexto general de la historia, podemos pasar al tema principal de este trabajo,
los sentimientos de los alemanes después de la guerra. Pongámonos en contexto, antes de que
llegara el nazismo y Hitler al poder, Alemania era un país con muchos problemas, había muy
pocos trabajos, tenían una gran crisis económica debida a la derrota en la primera guerra
mundial, se sentían ofendidos y les faltaba mucho amor por su patria. En ese momento llega
Hitler, un increíblemente buen orador, que demostraba seguridad y fuerza, les dice a los
alemanes que son grandes, que son superiores a todos, que su raza es la mejor, los saca de la
crisis económica que tenían y los alienta, los anima, les enseña de lo que son capaces los
alemanes; muy poca gente se pudo salvar de sus encantos, muy pocos se dieron cuenta de lo que
estaba por ocurrir. De poco en poco en canciller los fue convenciendo de que los judíos tenían la
culpa de muchos de sus problemas económicos, inclusive los culpaba de los problemas de salud,
poco a poco fue haciendo que los alemanes aborrecieran a los judíos, que los quisieran
exterminar de la faz de la tierra. Estalla la segunda guerra mundial y todos sabemos como
termino esto.
Pasa el tiempo, el muro de Berlín cae y poco a poco los alemanes van recobrando su dignidad,
pero llega un gran problema que es lo que vemos en el libro, la generación después de la segunda
guerra, los hijos de los alemanes que participaron en la segunda guerra. Se les enseña a los hijos
que lo que pasó estuvo mal, que era inaceptable, pero también se sabe que quienes hicieron esas
tan atroces acciones fueron sus padres, sus abuelos, sus tíos, sus mismos profesores. Empieza así
una situación muy difícil para los alemanes, eran culpados y señalados no solo por todo el
mundo, sino por sus mismos hijos, les reclamaban diciéndoles que por qué no alzaron la voz si es
que no estaban de acuerdo, que por qué no ayudaron cuando tuvieron la opción, que por qué
permitieron que hubiera pasado eso.
Es difícil interpretar y entender lo que sintieron los alemanes en ese entonces, pena, enojo,
decepción, tristeza; muchas emociones juntas en tan poco tiempo, pero este libro me ayudó a
entender un poco más, me ayudo a ver las cosas desde una perspectiva muy diferente, por eso lo
recomiendo tanto, podría desarrollar más sobre lo que me dijo este libro sobre este tema, pero
creo que tres cuartillas no son suficientes, así que los dejo con esta pregunta, ¿alguna vez te has
parado a pensar en qué le sucedió a Alemania después de la segunda guerra? O ¿alguna vez
pensaste en lo que sintieron los alemanes durante todo el genocidio? ¿Personas o monstruos?
Bibliografía:
Schlink, B. (1995). El Lector. México. Anagrama.