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Carta de los Sobrevivientes del Caso Maristas-Chile al Administrador Apostólico de Santiago,

Padre Celestino Aós

Estimado Señor:

Nos dirigimos a usted como Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de la Congregación Hermanos


Maristas, Congregación Capuchinos y sacerdotes diocesanos del Arzobispado de Santiago.

Como es de público conocimiento, nosotros, somos un grupo de Exalumnos del Instituto Alonso de
Ercilla quienes en la década del 70 y 80 fuimos víctimas de abuso de poder, abuso de conciencia y
abuso sexual por parte de los Hermanos Maristas José Monasterio, Abel Pérez, Adolfo Fuentes,
Germán Chaves, el sacerdote Capuchino Sergio Uribe y los sacerdotes diocesanos Miguel Ortega,
Cristian Precht y Alfredo Soiza-Piñeyro.

Nuestros relatos han sido entregados a nuestras familias. A las autoridades del Instituto Alonso de
Ercilla, a las autoridades de la Congregación Hermanos Maristas, a las autoridades de la
Congregación Capuchinos, al Ministerio Público, a la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI y al
Investigador Canónico Sacerdote David Albornoz.

Cada uno de nosotros tiene en su poder Cartas de reconocimiento de estos crímenes por parte de
la Congregación de los Hermanos Maristas y del Instituto Alonso de Ercilla.

Desde que hicimos públicas nuestras denuncias nos hemos reunido tanto con representantes de Su
Santidad , el Papa Francisco, Monseñor Scicluna y Monseñor Bertomeu, así como con Consejo
Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a Víctimas de la Conferencia Episcopal de
Chile y el Consejo Provincial de la Congregación Hermanos Maristas. A todos ellos les hemos
entregado nuestros relatos y les hemos solicitado un trato digno, reconocimiento de nuestra
condición de víctimas de Abuso Eclesiástico, colaboración con las investigaciones que lleva a cabo
el Ministerio Público y asegurar condiciones de “debido proceso” en las investigaciones Canónicas,
solicitando las máximas sanciones posibles, debido a las devastadoras consecuencias que estos
crímenes han tenido en todas las dimensiones de nuestra persona, incluso afectando a nuestra
familia, amigos y entorno social.

Han pasado casi 2 años y a la fecha se han concluido las investigaciones canónicas correspondientes
y sólo está pendiente la investigación del Ministerio Público y la decisión de la Congregación de la
Doctrina de la Fe , a petición de su Santidad el Papa Francisco, para analizar los antecedentes de la
Investigación Canónica Preliminar.

Hemos valorado su llegada como Administrador Apostólico y su cambio de actitud inicial para
avanzar a una nueva forma de relacionarse con aquellas personas que hemos sido víctimas de
crímenes de lesa humanidad por parte de miembros consagrados de la Iglesia Católica.
En las últimas semanas hemos visto con preocupación una serie de declaraciones y acciones que lo
involucran a usted y que nos parece que nos vuelven a retroceder al escenario de “oscuridad,
secretismo y falta de empatía” por parte de las autoridades eclesiásticas.

Como adultos sobrevivientes de abuso eclesiástico y como miembros de familias católicas, hemos
solicitado esta entrevista para solicitarle una serie de acciones concretas que contribuyan a crear
un ambiente de respeto, transparencia y de misericordia en torno a la crisis que estamos viviendo:

1. Creemos que se hace necesario crear a la brevedad a nivel del Arzobispado de Santiago y
de la Conferencia Episcopal de Chile una unidad, oficina o Vicaría para el acompañamiento
y reparación de las víctimas de abuso eclesiástico. Esta Unidad u Oficina debería tener por
objetivo fundamental generar un espacio de acogida y acompañamiento respetuoso y no
revictimizante para las personas que se reconozcan como víctimas de abuso eclesiástico y
soliciten acompañamiento para sus procesos de denuncia y reparación.
Solicitamos que esa unidad u Oficina esté integrada por personas idóneas, que se hallan
formado en acompañamiento a víctimas de abuso eclesiástico y que sean especialmente
cuidadosas y amables en el trato.
Esta oficina o unidad debería cumplir con 3 objetivos fundamentales:
- Entregar información clara, precisa y oportuna de cómo realizar una denuncia canónica,
sus etapas, estado de avance, plazos y condiciones. Exigimos que se cumpla con las
garantías del “ debido proceso” que están vigentes en el estado de Chile.
- Recoger, analizar, sancionar y gestionar el acompañamiento y todas las medidas de
reparación que soliciten las víctimas, de acuerdo a lo que establezca el Estado Vaticano,
la Conferencia Episcopal, las Congregaciones Religiosas y las diócesis. Nuestra
experiencia nos sugiere que es fundamental las ayudas concretas. Debería bastar que
la persona tome contacto con esta oficina , se reconozca como víctima de abuso
eclesiástico y entregue sus datos de contacto : nombre, rut, fono contacto, correo de
contacto, dirección para envio de correspondencia. Generalmente las víctimas
requieren ser acogidas, validadas en su testimonio y condición de víctimas y
acompañadas en sus procesos de búsqueda de Justicia, Sanación y Reparación. Lo más
crítico es que las personas reciban prontamente apoyo psicoterapéutico, atención
psiquiátrica y muchas veces farmacoterapia. Por tanto, solicitamos que la Iglesia asuma
el gasto de psicoterapias, atención psiquiátrica y costo de medicamentos
recepcionando las boletas de honorarios, recetas y boletas de compra correspondientes
y transfiriendo esos fondos a las cuentas personales de la víctima.
Sugerimos que la Iglesia evite contratar sus propios profesionales de salud mental y
derivar las víctimas a ellos, ya que en nuestra experiencia esas situaciones favorecen la
rervictimización y la manipulación psicológica que muchas veces favorecen que la
víctima vuelva a la dinámica del silencio y no prosiga en su denuncia canónica y/o penal
y/o civil.
- Desarrollar una Liturgia de la Reparación del Abuso Eclesiástico, de tal modo de
incorporar en cada liturgia de la diócesis una Oración por las víctimas de abuso sexual y
sus familias, incorporar en el momento del Perdón la solicitud de perdón de la Iglesia
Chilena por los abusos de poder, conciencia y sexuales cometidos por miembros de la
Iglesia Católica.
- Solicitamos al Arzobispado de Santiago dar una señal concreta de gesto de reparación
para las víctimas de Abuso Eclesiástico en Chile en el próximo Te Deum 2019 . Pedimos
que se invite a las víctimas de abuso eclesiástico y a sus familias que quieran asistir y se
les sitúe en un lugar destacado de la Catedral, que el Administrador Apostólico ante
todo el país pida perdón al Estado de Chile y al pueblo de Chile por los crímenes y el
encubrimiento que cometieron miembros consagrados de la Iglesia Católica.
- Solicitamos que el Administrador Apostólico pueda intervenir externamente la Facultad
de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile con teólogos que planteen una
propuesta de modernización de la Facultad, se revisen los programas y se saquen del
Staff de docentes aquellos que tengan denuncias de encubrimiento , acoso o abuso.
- Solicitamos al Arzobispado de Santiago realizar todas las gestiones posibles para
avanzar en las reparaciones económicas que legítimamente corresponden a las víctimas
de abuso eclesiástico, de acuerdo a como lo establece el Derecho Canónico. Pedimos
que para aquellos casos en los que ya se ha concluido la investigación canónica y se ha
establecido la verosimilitud de las denuncias se proceda a la indemnización de las
víctimas, siguiendo lo establecido en la sentencia de la Demanda Civil acogida en el
llamado “ Caso Karadima”. Es justo y necesario que facilitemos un clima de
Reconciliación y Reparación y terminemos con procesos judiciales interminables donde
el Arzobispado gasta más dinero en asesorías legales y comunicacionales que en la
Reparación de las víctimas de abusos Eclesiásticos. La oficina o unidad de Reparación
antes propuesta puede ayudar a facilitar estos procesos de reparación.
- Solicitamos que se tenga presente la diversidad de personas que han sido víctimas de
Abuso Eclesiástico en Chile y en el mundo, lo cual implica que hay una diversidad de
necesidades de reparación en lo económico, espiritual, social, familiar, psicológico y
sexual que deben ser satisfechas con prudencia, con respeto y de manera oportuna.
Hay algunas víctimas que requieren restitución de sacramentos de la Iglesia Católica
para Reconciliarse con su Fe. Hay otros que requieren financiamento de cuidados de
enfermedades asociadas a su trauma complejo producto del Abuso Eclesiástico y
muchos de financiamiento de sus psicoterapias de reparación, su tratamiento
farmacológico y ayuda económica para llevar una vida digna.
- La Iglesia Católica no debe olvidarse que es toda la Iglesia y especialmente el laicado el
que espera una nueva forma de trato al interior de la Iglesia para las mujeres, los niños,
niñas, adolescentes y adultos vulnerables. Pedimos que la Jerarquía eclesiástica genere
espacios de Confianza Lúcida y ponga en el centro el Respeto a la Dignidad Humana en
su ejercicio pastoral.
Finalmente, reiteramos nuestra firme convicción de seguir buscando la Verdad, la Justicia y la
Reparación para todas las víctimas de Abuso Eclesiástico en Chile y facilitar espacios de diálogo
respetuoso y lúcido con las autoridades eclesiásticas y políticas involucradas en la solución de esta
tragedia.

Denunciantes Caso Maristas

Isaaac Givovich

Jaime Concha Meneses

Gonzalo Dezerega

Santiago, 14 de Mayo 2019

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