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¿Qué es la ilustración científica?

La ilustración científica se puede definir como una disciplina mediante la cual se traza
un puente entre arte y ciencia. En la actualidad existen centenares de definiciones
válidas para definir qué es y qué no es ilustración científica. Aún así, sigue existiendo
un intenso debate entre profesionales y académicos en cuanto a este tema. En
Illustraciencia hemos realizado una encuesta entre casi setenta profesionales de la
ilustración científica para crear una definición disciplina que se adapte a los
paradigmas actuales.
© María Alejandra Migoya

1. El objetivo

La ilustración científica es una disciplina artístico-científica, cuyo fin es sintetizar y


representar la información para que sea interpretada por un determinado público. Se
trata, por lo tanto, de una aproximación visual a un concepto científico de forma
precisa, clara y objetiva. En esta disciplina hace falta tener en cuenta criterios
compositivos y estéticos claros e inequívocos para hacer de la ilustración científica, arte.
La ilustración científica es considerada como una disciplina al servicio de la
comunicación científica: una actividad realizada para contribuir a aclarar,
simplificar y objetivar determinados conceptos. Podría definirse como la forma de
ordenar informaciones visuales para dar lugar a una imagen que sintetice una
determinada información científica. Esta información o este mensaje sería difícil de
plasmar mediante otros medios como la fotografía. Frente a esta, la ilustración científica
idealiza, sintetiza y clarifica el mensaje que se pretende aportar.

2. El rigor científico

La ilustración científica debe representar objetivamente y con exactitud el objeto, ya


sea un animal, planta, procesos complejos, diagramas o cualquier otro elemento que
requiera una representación gráfica. Es por ello que la precisión con que están hechas
las formas, la escala, color, textura, y los elementos que componen el sujeto es
fundamental. Una buena ilustración científica sería aquella que consiga fundir en una
imagen las exigencias y necesidades científicas con la virtuosidad técnica y la
interpretación artística. Debido a esto, son muchos los que consideran que esta
disciplina no puede existir fuera del ámbito científico, o supervisado por él, dado que
representa iconográficamente estructuras morfológicas, aspectos mecánicos y
funcionales que pertenecen al área científica. Su propia denominación “ilustración
científica” (es decir la ilustración que forma parte de una publicación elaborada por un
científico) la transforma en un elemento semántico que complementa y completa la
información, ya que en muchos casos es gracias a una ilustración correctamente
elaborada que se alcanza la comprensión de los conceptos vertidos en el texto.

3. La visión del artista

Por otro lado, solo los ojos del ilustrador y el científico pueden dar un acabado
satisfactorio a una ilustración científica. La ilustración científica permite plasmar una
realidad que a la vez es verídica y ficticia. Verídica porque con este tipo de ilustración
se calca la realidad, permitiendo una reproducción fiel de la muestra. Ficticia, porque
una buena ilustración científica, salvo excepciones, no copia una única muestra o
espécimen y tiene que ser capaz de realizar un resumen o una generalización de todos
los individuos de esa especie, o todos los ejemplares de un mismo tipo ya que no hay
dos especímenes iguales. Esto último todavía no lo ha conseguido la fotografía, y es por
ello que la ilustración científica sigue viva.

4. Los criterios fundamentales

En la encuesta realizada por Illustraciencia se preguntó a los ilustradores científicos


qué criterios consideraban como fundamentales a la hora de crear una ilustración
(Hernández Muñoz, Oscar 2010). Los criterios más valorados por los profesionales de
la ilustración científica fueron la focalización (80%), la objetividad (78%) y el carácter
didáctico (75%) de la ilustración. Estas características plantean que la ilustración
científica debe centrar su atención hacia un determinado elemento, transmitir de manera
objetiva el conocimiento siempre con el objetivo de explicar de manera clara
determinados conceptos.

¿Cuáles son los principales criterios para definir la ilustración científica?

Gráfico elaborado a partir de las respuestas obtenidas de la encuesta online. La ilustracion científica en
2017 respondida por 69 profesionales del sector. Criterios extraídos de La dimensión comunicativa de la
imagen científica: representación gráfica de conceptos en las ciencias de la vida de Óscar Hernández
Muñoz (2010).

5. Los errores más comunes

Uno de los errores más comunes es confundir ilustración científica con dibujo
naturalista, e incluso con hiperrealismo. El límite entre estas disciplinas es tan sutil
como problemático y ha suscitado gran debate entre los profesionales de la ilustración.
Más allá de esta discusión semántica sobre el significado de cada rama, existe cierto
consenso sobre determinados puntos mediante los cuales la ilustración científica pierde
su estatus como tal.

Uno de los errores más comunes que se comenten en este ámbito tienen que ver con la
subjetividad a la hora de realizar e interpretar una ilustración. El principal
problema con el que nos podemos encontrar tiene que ver con un exceso de subjetividad
del autor de la ilustración, confundiendo la función divulgativa de la obra con la
realización de un dibujo personal. La ilustración científica se realiza para contribuir
a expresar algo que un científico, grupo de investigación, museo, una editorial o un
medio de comunicación necesita divulgar. No es una imagen creada en sí misma ni para
su autor. Por lo tanto, poner por delante lo estético frente a lo funcional es un grave
error. Una ilustración científica tiene que ser precisa y a la vez ser visualmente atractiva.
Otro error frecuente es otorgar excesiva importancia a la fidelidad a algunos
aspectos de la imagen real, restándole importancia a la síntesis del concepto que se
intenta transmitir. En ocasiones vemos excelentes obras en las que se han trabajado
tanto aspectos coyunturales (como la luz ambiental) que acaban adquiriendo
connotaciones más de obras de arte que de ilustraciones científicas puras, diluyéndose el
contenido científico en pro de otras consideraciones de carácter estético. En el polo
opuesto, en ocasiones se prescinde demasiado de los aspectos estéticos y el autor se
centra casi exclusivamente en la veracidad científica del objeto ilustrado. En estos casos
nos encontramos con obras que pueden ser muy funcionales en el ámbito estrictamente
académico, posiblemente no lo sean tanto en el divulgativo, uno de los grandes ámbitos
de la ilustración científica.

Además, dentro de la ilustración científica también se comenten errores en cuanto a


la falta de lógica en colores, patrones y códigos, la falta de coherencia entre la temática
y el formato elegido, el desconocimiento de los códigos de cada disciplina, las
incoherencias en cuanto a proporción y perspectiva, el uso de vocabulario o símbolos de
difícil interpretación, la ausencia de escalas gráficas, entre otros. Por ejemplo, la
ubicación del ejemplar siguiendo la estética, en vez de los códigos adecuados para el
grupo en cuestión, es uno de los errores más comunes.

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