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El problema final.

de Arthur Conan Doyle

El problema final es uno de los 56 relatos cortos de Sherlock Holmes escritos por Arthur
Conan Doyle. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine en diciembre
de 1893 y posteriormente recogido en la colección Las memorias de Sherlock Holmes.
Doyle colocó El problema final en cuarto lugar en su lista personal de las doce mejores
historias de Holmes.

Argumento.
La historia, ambientada en 1891, presenta al mayor adversario de Holmes, el profesor James Moriarty.
Holmes se presenta en la casa del doctor Watson en un estado algo agitado y con dos nudillos de la mano
izquierda heridos y ensangrentados. Watson se sorprende cuando Holmes le cuenta que ha escapado a tres
intentos de asesinato ese mismo día tras una visita del profesor Moriarty, que advirtió a Holmes que dejara de
perseguirle y de cruzarse en su camino, o sufriría las consecuencias. El primero, al girar en una esquina, un
carruaje se lanza sobre él y Holmes logra saltar y apartarse justo a tiempo. El segundo, mientras Holmes caminaba
por la calle, un ladrillo cae desde un tejado y no le golpea por muy poco. El detective llama a la policía para que
examine el lugar, pero no logra demostrar que fue algo más que un simple accidente. Finalmente, de camino a
casa de Watson, es atacado por un hombre armado con una porra. Holmes consigue vencer a su asaltante y
entregarlo a la policía, pero admite que no puede demostrar que ese hombre trabajaba para el malvado profesor.
Holmes ha estado investigando a Moriarty y a sus colaboradores durante meses y está a punto de lograr atraparlos
a todos y entregarlos a la justicia. Moriarty es un genio criminal que encabeza un extremadamente organizado y
secreto sindicato del crimen, y Holmes cree que si logra vencer a Moriarty será el mayor logro de su carrera. Pero
Moriarty está dispuesto también a frustrar los planes de Holmes y es muy capaz de ello, ya que es, según el propio
Holmes, el único equivalente intelectual del genial detective.
Holmes pide a Watson que vaya con él de viaje al continente y le da una serie de peculiares instrucciones para que
llegue hasta la estación Victoria sin que le sigan. Holmes no está muy seguro de a dónde irán, lo que le suena
extraño a Watson. Holmes, sabiendo que le han seguido hasta la casa de su amigo, sale descolgándose por la
pared trasera en el jardín. Al día siguiente, Watson sigue las instrucciones de Holmes, llega a la estación y sube a
un vagón de primera clase reservado para su amigo, en el que encuentra a un anciano sacerdote italiano, que
enseguida revela ser Holmes disfrazado.
Mientras el tren sale de la estación Victoria, Holmes descubre a Moriarty en el andén, intentando hacer que el tren
se detenga. Holmes se ve obligado a tomar medidas, ya que Moriarty obviamente ha conseguido seguir a Watson a
pesar de todas las precauciones. Holmes y Watson bajan del tren en Canterbury, haciendo un cambio en su ruta
planeada. Mientras esperan otro tren hacia Newhaven, un tren con un solo vagón atraviesa Canterbury, como
Holmes sospechaba. En él va el profesor, que ha reservado el tren para intentar alcanzar a Holmes. Holmes y
Watson se esconden tras un montón de equipajes.
Tras llegar a Estrasburgo desde Bruselas, el lunes siguiente Holmes recibe una carta que le anuncia que la mayor
parte de la banda de Moriarty ha sido arrestada en Inglaterra. El detective aconseja a Watson que vuelva a
Londres, ya que Holmes es un compañero de viaje peligroso puesto que Moriarty ha conseguido escapar de la
policía inglesa y va tras él. Watson, sin embargo, decide quedarse junto a su amigo.
El viaje de Holmes y Watson les lleva hasta Suiza, donde llegan a Meiringen. Allí deciden dar un paseo que incluye
una visita a las Cataratas de Reichenbach, una atracción natural local. Una vez allí, llega un muchacho que le
entrega una nota a Watson, que dice que en el hotel en el que se hospedaban hay una mujer inglesa muy enferma
que pide ser atendida por un médico inglés. Holmes se da cuenta de que la nota es falsa, pero no dice nada.
Watson va a ver a la paciente, dejando a Holmes solo y prometiendo reunirse con él más tarde.
Al llegar al hotel, Watson descubre que el dueño no sabe nada de ninguna mujer inglesa enferma y niega haber
escrito ninguna nota. Dándose cuenta de que le han engañado y que la nota ha sido escrita por Moriarty para que
dejara a Holmes solo, Watson vuelve corriendo hasta las cataratas y no encuentra a nadie allí, pero observa que
hay dos pares de huellas que llegan hasta el final embarrado del camino sin salida y no hay huellas de vuelta.
También encuentra una nota de Holmes en la que le dice que sabía que el aviso que le dieron a Watson era falso y
que se dispone a enfrentarse a Moriarty, que le ha concedido el tiempo suficiente para escribir esta nota de
despedida. Watson ve que al final del camino hay señales de haberse producido una violenta pelea, lo que indica
que Holmes y Moriarty han muerto al caer por las cataratas mientras peleaban. Entristecido, Watson vuelve a
Inglaterra, donde toda la banda de Moriarty es apresada gracias a las pruebas obtenidas por Holmes. Watson
termina su relato calificando a Holmes como el mejor y el más sabio de todos los hombres que ha conocido.

Temas
El problema final tenía como propósito original lo que su nombre indica. Conan Doyle sentia que no podía sino
haber ningún otro final que diera el tan reconocido honor de valentía y la calidad de persona que era Holmes y
quería finalizar las aventuras de su famoso detective con este relato.
Conan Doyle intentó suavizar el momento, dando a Holmes un final grandioso, librando al mundo de un criminal tan
poderoso y peligroso que cualquier otro logro posterior sería trivial en comparación (el propio Holmes dice esto
mismo en la historia).
En 1893, Conan Doyle y su mujer viajaron por Suiza y descubrieron el pueblo de Meiringen en los Alpes berneses.
Este viaje encendió la imaginación de Conan Doyle.
"En 1893 escribió en su diario, que aún existe, que quería matar a Sherlock holmes en las Cataratas de Reichenbach", dice Jürg Musfeld,
director del Park Hotel du Sauvage, donde se cree que Conan Doyle se hospedó durante su visita al pueblo.

Pero este intento fracasó, ya que la presión de los lectores, quienes incluso le escribían cartas subidas de tono a
Conan Doyle criticándole o incluso amenazándole por haberse atrevido a matar a Sherlock Holmes, y la insistencia
de sus editores, persuadieron a Doyle para seguir relatando las andanzas de Holmes y Watson; primero
escribiendo El sabueso de los Baskerville, ambientada cronológicamente antes de El problema final, y reviviéndole
finalmente en La casa deshabitada. Había bastantes agujeros en los relatos de los testigos para permitir a Doyle
resucitar a Holmes de forma plausible; solo unos pocos miembros supervivientes de la organización de Moriarty y el
hermano de Holmes, Mycroft (que aparece brevemente en esta historia), sabían que el detective seguía vivo,
habiendo ganado la pelea con Moriarty y haciendo que el malvado profesor se precipitara al vacío por la catarata, y
a pesar de haber estado a punto de morir posteriormente a manos de los hombres de Moriarty. Con esto, Arthur
Conan Doyle hace creer que Holmes se salvó por poco de morir, pero que fingió estar muerto durante tres años
para salvar su vida y la del doctor Watson.

Género Cuento policíaco y literatura de detectives

Ambientada en Londres, Meiringen y Cataratas de


Reichenbach

Idioma Inglés

Título original The Final Problem

Texto original The Memoirs of Sherlock Holmes/The Final


Problem en Wikisource

Ilustrador Sidney Paget

Publicado en The Strand Magazine

Editorial George Newnes (The Strand Magazine)

País Reino Unido

Fecha de Diciembre de 1893


publicación

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