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Camilo Andrés Medina Valderrama

Procesos Sociopolíticos de América Latina

Modernidad y modernización: la masacre de Tlatelolco

En el siglo XX, para occidente y el mundo industrializado de la década de los 50, la “modernidad”,
como bien explica Luz Mariela Gómez, fue asociada al nuevo estilo de vida que permitían adoptar
los grandes avances de la industria, la tecnología y la producción capitalista; la idea de que un bien
material representaba mejoras, desarrollo y bienestar (Gómez, El contexto de la modernización
doméstica en Occidente a mediados del siglo XX, 2008). Sin embargo, este no era el único relato.
Para entonces, el globo se encontraba dividido en dos, dos sistemas económicos, dos ideologías, dos
colores. Los grandes de la época –Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
URSS- enfrentaban sus discursos para manipular el tablero geopolítico como si fuese una simple tabla
de ajedrez: La Guerra Fría.

De allí, y sumado a los procesos de industrialización y al nuevo estilo de vida que estos
otorgaban, diferentes dinámicas fueron desencadenadas; a la par del aparente gozo por el creciente
desarrollo, el mundo empezaba a manifestar descontento y las corrientes ideológicas que algunos
buscaban difundir y otros prohibir, empezaban a permear esferas que antes no habían alcanzado. Por
su parte, Europa vivía una serie de protestas estudiantiles que buscaban reformas políticas, Estados
Unidos, enfrentaba también protestas por la lucha de los derechos civiles de las minorías, un proceso
de feminismo y una intensa oposición a la guerra de Vietnam (entre muchas otras); luego, occidente,
empezaba a cuestionar el orden mundial que conocía.

“Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron por Melchor Ocampo, la Reforma,
Juárez, Cinco de Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van del brazo en la
manifestación con la misma alegría con que hace apenas unos días iban a la feria; jóvenes
despreocupados que no saben que mañana, dentro de dos días, dentro de cuatro estarán allí
hinchándose bajo la lluvia, después de una feria en donde el centro del tiro al blanco lo serán
ellos, […] ¡Apunten, fuego!, y se doblan para atrás rozando la cortina de satín rojo”
(Poniatowska, 1971, pág. 13).

Pues bien, México no fue la excepción, el 2 de octubre de 1968, jóvenes agrupados en el


movimiento del Consejo Nacional de Huelga (CNH) habían convocado una nueva marcha de protesta
que partiría de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, defendiendo la ofensiva estudiantil que
buscaba condenar la violación a la autonomía universitaria, la estrategia represiva del gobierno y la
violencia policial. Sin embargo, el para entonces popular movimiento debía ser cortado de raíz para
garantizar la contención de la amenaza comunista; el gobierno del entonces presidente de México,
Gustavo Díaz Ordaz, encontró en la “violencia provocada”, un discurso que, en víspera de los
Olímpicos del 68, le permitiría justificar acciones de intervención, represión y “autoridad”.

Es en este contexto, que el presente ensayo se propone describir cómo el proceso de


modernización logró hacerse visible en la Masacre de Tlatelolco en México, utilizando como punto
de partida, la película “Tlatelolco, Verano del 68”del Director Carlos Bolado y el texto de Luz
Mariela Gómez Amaya, “Tres ideales de lo moderno en la concepción del hogar”.

Así pues, para efectos de este ensayo, se toman las definiciones de la autora Mariela Gómez
de “moderno” y “modernidad”. La primera:

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“La modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la
desunión: nos arroja a todos a una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de
lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia. Ser moderno es formar parte de un
universo en el que, como dijo Marx, “todo lo sólido se desvanece en el aire” (Berman, 1968:
1 en Gómez, 2008, pág 10)

Y la segunda, entendida como: “los procesos económicos, políticos, sociales y personales que
desembocaron en acontecimientos significativos para la humanidad transformando la historia
occidental” (Gómez, El contexto de la modernización doméstica en Occidente a mediados del siglo
XX, 2008, pág. 13).

1. El hogar, centro de modernidad.

Pues bien, dos guerras mundiales después, era de esperarse que la modernidad fuera asociada a
mejoras producto del capitalismo y la industrialización que venía del movimiento moderno europeo.
En este sentido, los hogares, al ser el centro de lo cotidiano, buscaron recrear lo que se entendía como
moderno –según el capitalismo-, nuevos carros, nuevos electrodomésticos, ocio, recreación, incluso
una nueva concepción de los espacios. Lo anterior, respondiendo no sólo desde el mobiliario, también
desde las costumbres y dinámicas sociales que resaltan el rol de la mujer en “el mundo moderno”
(Gómez, 2008, págs. 45-47).

Ejemplo de ello, la posición socioeconómica de Ana María en la película del Director Bolado. Su
papá, un hombre cuyo cargo le permitía mantener a su familia en la ola moderna, comprando a su hija
“el carro del momento” y pagando una universidad privada. Asimismo, Paulina, una chica joven, de
familia pudiente, a la que el afán consumista, el marketing, las tendencias y la publicidad, mantenían
alejada de la realidad nacional.

En la película, este es un elemento muy visible. Son muchas las escenas en las que Ana María se
ve inmersa en situaciones de evidente influencia extranjera, reuniones amenizadas con música
americana - rock and roll de la época-, su vestuario y el de Paulina, siempre acordes a la tendencia
americana y europea, sobre todo, respondiendo al nuevo ideal femenino: ser cosmopolita (Gómez,
2008, págs. 46-49)

Ahora bien, con la llegada de estas nuevas tendencias, aparecieron también nuevas corrientes de
pensamiento. Los jóvenes tuvieron acceso a componentes ideológicos diferentes a los dominantes,
nuevas ideas innovadoras heredadas de nuevas culturas. Bien dijo Cordera, los estudiantes de México
se unieron a la voz de reclamo frente al orden existente rompiendo con los esquemas (Cordera, 2018).

De allí que Ana María, una mujer inmersa en el mundo moderno, se interesara por la creciente
corriente de luchas sociales que libraba el movimiento estudiantil de su país. El cual, mayormente
respaldado por jóvenes de universidades públicas que no iban a la par con la modernización industrial
y capitalista, pero sí de nuevas ideas y corrientes ideológicas, se atrevió a cuestionar el modelo
regente. Un papá que repetía constantemente “aquí no pasa nada”, y una hija que salió a las calles a
retratar la realidad de la lucha social, y que además, desafiaba el proceso de modernización que se
desprendia de las costumbres de su hogar. Por un lado, desde su relación con Felix, “el joven
comunista que contaminaba a su hija y perturbaba el equilibrio de su hogar”, y por otro retando a su
madre sobre las costumbres y tradiciones que se suponía, debía mantener .

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2. La llegada de los juegos olímpicos

México pretendía alcanzar la meta del desarrollo, un objetivo que al ser alanzado lo hacia
merecedor de convertirse en anfitrión de los Olímpicos del 68. Un evento que para la época y sus
dinámicas, tuvo mucho por decir. Con los Juegos, América Latina se había integrado a la modernidad,
México aparece como la guía que el resto del continente debía seguir, un claro ejemplo de un régimen
independiente que gracias a su fidelidad para con los EEUU habría alcanzado el desarrollo económico
y la estabilidad, la base del concepto de modernidad (Llosa, 2009). No por nada, el deseo más
profundo de Paulina era poder hacer parte del comité organizador y de bienvenida de las olimpiadas,
la muestra más clara de modernidad y posicionamiento internacional; no por nada, la prioridad en la
agenda nacional, más allá de responder a las exigencias sociales de los estudiantes, era mantener la
apariencia y continuidad de los juegos como evidencia de perfecta articulación al proceso capitalista.

3. ¿Modernidad política?: un escudo al comunismo

A pesar de la dura represión, el 68 abre en México una puerta a la modernidad política. El


movimiento estudiantil logró por primera vez convocar a manifestaciones masivas que no fueran
organizadas por la oligarquía y sobre todo, que respondieran a corrientes ideológicas que, a causa del
contexto de guerra fría, privilegiaban el discurso de conspiración foránea
(comunismo/terrorismo/enemigo del Estado/crisis económica). Luego, no es sorpresa que en la
película, el gobierno describa a los militantes del movimiento estudiantil como terroristas y agitadores
infiltrados por sus ideas comunistas. Para el Estado, el diálogo con los estudiantes no era parte de las
prioridades en la agenda nacional. En la película, el papá de Ana María repite muchas veces “no pasa
nada”, y es que, según se argumentaba en el gobierno, la reivindicación de las luchas sociales serían
resueltas por proyecto económico que el gobierno había escogido como verdadero (Llosa, 2009, pág.
118).

4. Consideraciones finales

Pues bien, más allá de reivindicaciones y protestas semejantes a las que se desarrollan en Europa y
en el mundo, el año 1968 se caracteriza, al menos en América Latina, propiamente en México, por la
aparición de nuevos actores: feminismo, clases medias, sindicatos. Así, en época de cambio y
transformación los nuevos actores ocupan el vació que los actores tradicionales han dejado y cuya
debilidad se ve potenciada la crisis económica y debilidad institucional. El discurso democrático se
difumina y la transformación que viene con la modernización, se hace incontenible.

Entonces, es válido afirmar que la masacre de Tlatelolco visibiliza cómo la transformación de la


estructura social con el empoderamiento de la clase media, la mezcla de las mismas, la reorganización
de las dinámicas en los hogares mexicanos influenciados por corrientes extranjeras, e incluso, los
Juegos Olímpicos del 68, son pruebas de que la región es integrada al mundo moderno.

Como dijo la escritora mexicana Elena Poniatowska(1971), la matanza de Tlatelolco encendió la


llama de futuros luchas sociales, pero evidenció desde su propia lucha la transformación de lo
conocido y articulo discursos que lograron penetrar la sociedad hasta alcanzar cambios concretos.

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Bibliografía

Cordera, R. (2018). Matanza de Tlatelolco: qué pasó el 2 de octubre de 1968, cuando un brutal
golpe contra estudiantes cambió a México para siempre. BBC NEWS.
Gómez, L. M. (2008). El contexto de la modernización doméstica en Occidente a mediados del
siglo XX. En L. M. Amaya, Tres ideas de lo moderno en la concepción del hogar. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.
Gómez, L. M. (2008). El ideal de la vida moderna en los ritos y costumbres domesticos. En L. M.
Gómez, Tres ideas de lo moderno en la concepción del hogar. Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia.
Llosa, A. D. (2009). 1968 en América Latina: Aparición de nuevos actores. 19, 111-128.
Poniatowska, E. (1971). La Noche de Tlatelolco Testimonios e historia oral. Primera parte. ERA.

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