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Si bien es un hecho que los primeros trabajos de Análisis Contrastivo (AC) -el de Lado
(1957) es tal vez el más significativo- toman como punto de partida la obra de Weinreich
(1953) dirigida al estudio del sistema lingüístico de los bilingües, se alejan sin embargo
de forma drástica del planteamiento de ese autor porque los modelos que presentan no
están dirigidos al análisis del sistema no nativo como tal, sino a la delimitación de las
áreas que pueden ser problemáticas para el que aprende una L2. El fundamento teórico
que avala ese objetivo es la creencia, en el marco de la psicología conductista, de que se
han de evitar y erradicar los elementos que, por interferencia de la L1, constituyen los
errores de la L2 del alumno. Por lo tanto, heredan de Weinreich (1953) la técnica del AC,
incluido su poder predictivo, pero no el principio teórico que lleva a ese autor a considerar
lenguajes cada uno de los sistemas bilingües independientemente del nivel de
bilingüismo.
Por un lado, la psicología del aprendizaje que dominaba el panorama educativo y, por
otro, los objetivos pedagógicos de los estudiosos del aprendizaje de lenguas segundas van
a impedir que las producciones del alumno en la L2 se analicen como las del bilingüe por
parte del lingüista o del psicolingüista. Sólo cuando se cuestiona el conductismo como
teoría de adquisición del lenguaje y se adopta la visión del lenguaje como actividad
creativa propugnada por Chomsky, el sistema no nativo adquiere estatuto de lenguaje.
A este planteamiento van a llegar, desde distintos enfoques, Nemser (1971), Corder
(1971) y Selinker (1972), si bien es la toma de posición de Coder (1967) sobre la
importancia de los errores la que marca una nueva etapa en el estudio del aprendizaje de
L2. Al considerar los errores sistemáticos como prueba de la existencia de un programa
interno que es responsable de la toma de datos y, por tanto, de la competencia transitoria
del alumno, Corder planta la semilla de lo que será un área independiente de
investigación: la de la adquisición de L2. Su propuesta constituye, además, la declaración
de principios que abre paso a la formulación de la hipótesis de la interlengua.
Esta nueva visión de los errores es decisiva para la crítica del AC que formula Wardhaugh
(1970). Cabe destacar que, aunque el objetivo fundamental de los trabajos de AC había
sido eminentemente pedagógico, la crítica va a convertir el AC en la teoría del aprendizaje
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que se conoce como «hipótesis del AC». Este cambio cualitativo en la orientación de los
estudios de L2 contribuye a que se especifiquen los principios en torno a los que debe
girar la investigación del aprendizaje de la IL y el análisis de la misma […].
Si se parte del supuesto de que [los sistemas nativos y los sistemas no nativos o IL] son
diferentes, parecería obvio que esas diferencias radicaran en los mecanismos y procesos
de adquisición. Ahora bien, el rechazo de la psicología conductista y de la visión del
aprendizaje como una actividad de formación de hábitos, lleva a rechazar el papel de la
Ll en la adquisición de la L2. De hecho, la hipótesis de la «construcción creativa» que
defienden Dulay y Burt (1974) ignora el hecho de que existe una L1 y mantiene que se
puede explicar el orden de adquisición de morfemas por niños a partir de principios
universales y los datos de la L2. Sin entrar en los problemas técnicos que presentan las
estadísticas, la propia prueba que utilizan y su selección de morfemas (Batch 1983), los
problemas conceptuales del trabajo de estas autoras no pueden dejarse de mencionar: en
primer lugar no distinguen, como se ha hecho posteriormente, entre adquisición de L2
por niños y por adultos. En segundo lugar, la adquisición de morfemas en un orden dado
puede estar ligada a factores como las características del aducto. Si se tiene en cuenta que
los sujetos del estudio viven en los Estados Unidos, su exposición al inglés no difiere
cualitativamente de la de los niños americanos aunque en su familia se siga hablando la
Ll. En tercer lugar, el defender que el orden de adquisición es un reflejo indirecto de la
estructura de la mente del que aprende una lengua se puso en cuestión cuando se cuestionó
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la primera versión de la gramática generativo-transformacional de corte matemático; no
es el orden sino los mecanismos y las categorías en sí los que constituyen un reflejo de
los principios de la Gramática Universal (la dotación biológica que constituye el órgano
mental del lenguaje según Chomsky). Queremos mencionar por último el problema de
identificar la corrección de las respuestas con el orden real de adquisición. Problema que
nos remite a […] cómo inferir la competencia a partir de la producción. La tendencia
suele ser a identificarlas, lo cual, en principio, no parece justificado. Y desde luego no lo
está en el caso que nos ocupa porque los estudios de morfemas realizados con individuos
han mostrado un uso correcto en una etapa y no correcto en otra subsiguiente. En otras
palabras, no está claro que algo que se produce correctamente en un momento dado se
haya adquirido.
Hacia el análisis de la Il
El trabajo de Schachter (1974) es uno de los más importantes de la década de los setenta.
En primer lugar porque constituye una llamada de atención a los que, acogiéndose a la
bandera de la visión chomskiana del lenguaje como actividad creativa (el AE nace como
rechazo del AC basado en el conductismo) se olvidan de que en la base de ese rechazo
chomskiano del conductismo está la diferenciación entre competencia y actuación. En
otras palabras, la producción como tal no constituye un reflejo exacto de la competencia.
En efecto, la creatividad del hablante de IL no se refleja sólo en lo que produce sino
también en lo que no produce. Esto es lo que Schachter plantea cuando explica la jerarquía
de dificultad de los errores de producción de relativas en inglés de hablantes de persa,
árabe, chino y japonés. No son los chinos y los japoneses los que tienen menos dificultad
como indicaría la cuantificación de los errores, sino los que recurren a la estrategia de la
inhibición precisamente porque les resultan difíciles esas construcciones, como el AC
muestra. Si bien la propuesta no se ha tratado de probar (o bien obligándoles a producir
relativas en ejercicios controlados en lugar de composiciones o recurriendo a la propia
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opinión de los sujetos) lo cierto es que plantea un problema que subyace al análisis de los
datos de producción en general y a los de producción espontánea en particular: el de la
relación entre producción y conocimiento.
IL y GU
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o al principio, si tiene o no movimiento de -ku, si tiene temas vacíos, si tiene sujetos
vacíos, etc. La fijación de uno de los parámetros desencadena otras opciones de la lengua
que se asocian con él. La tarea se simplifica enormemente. […]
[En la primera opción] la lengua materna sustituye a la Gramática Universal porque pone
a disposición del adulto los principios que ya se han fijado. El problema de este
planteamiento es que si existe la posibilidad de que no todas las lenguas fijen todos los
principios de la GU, los adultos nunca podrán fijar principios de una L2 que no se hayan
fijado en su L1. Ahora bien, no todos los investigadores coinciden en la imposibilidad del
acceso a la GU [...]
3) Acceso directo a la GU. En este caso los parámetros de la L2 se fijan como los de la
L1 y no se recurre en absoluto a esta última y, por supuesto, se rechaza totalmente la idea
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de que exista un período crítico. 'r No existen claros defensores de esta alterntiva para la
L2 de adultos.