Revista de psicología y neurociencias

N.º 91 - 2018

Julio / Agosto 2018 · N.º 91 · 6,90 € · menteycerebro.es

Mente&Cerebro
TRAUMAS

Resiliencia
¿Pueden
heredarse
de abuelos
a nietos?
Cómo cultivar la fuerza mental
para reponerse de las adversidades

Migraña
Tras los fármacos
para prevenirla y aliviarla

Andropausia
¿Existe la «menopausia
­masculina»?

Antipsiquiatría
Un movimiento social
que continúa vivo
00091
Mente&Cerebro

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 EN ESTE NÚMERO

Percepción

12  La atracción de los rostros adorables

Tras unos 75 años del descubrimiento del denominado
esquema del bebé, los investigadores indagan qué sucede en el
cerebro cuando algo nos parece adorable. Por Joachim Retzbach

Epigenética

12
18  Experiencias ­heredadas
¿Repercuten las experiencias vitales de los abuelos
en los nietos? Los estudios epigenéticos en ratones así lo
demuestran, pero los hallazgos en humanos todavía resultan
imprecisos. Por Ulrike Gebhardt

Entrevista

46  «Necesitamos neuroderechos

­universales»
Rafael Yuste, neurocientífico de la Universidad de Columbia
y ­padre del proyecto BRAIN, mantiene una firme convicción:
debemos prepararnos ahora para las importantes
consecuencias éticas y sociales que el uso de las neurotécnicas
y la inteligencia artificial tendrá en los próximos años.
18 Por José Viosca Ros

Olfacción

50  El fino olfato ­humano

Muchas personas consideran que el sentido olfativo
se encuentra poco desarrollado en la especie humana.
Los hallazgos demuestran lo contrario. Incluso podemos
superar a los perros cuando se trata de oler.
Por Frank Luerweg

50 Endrocrinología

58  ¿Existe la ­andropausia?

Algunos hombres maduros sufren síntomas parecidos
a los de las mujeres durante la menopausia. ¿Experimentan
también ellos el climaterio? Por Janosch Deeg

Farmacología

70  Anticuerpos contra la migraña

Los anticuerpos monoclonales no solo eliminan
la cefalea aguda en la migraña; posiblemente,
también la previenen. Por Allan Purdy y David Dodick
70

MENTE Y CEREBRO 2 N.O 91 - 2018

 Encefaloscopio  4
Memoria / Psicología social /
Alimentación / Adolescencia /
Psicoterapia / Psiquiatría /
­Etología / Neurociencia
Instantánea9
Cartografía cerebral de una mosca
Cartas de los lectores  10

Avances  34
Limitaciones en la función
­reparadora de la hormona
de crecimiento. Por J. Devesa,
M. Heredia y A. S. Riolobos
Implantes cerebrales para los
trastornos del estado de ánimo.
Por Sara Reardon
Los trastornos mentales son casi
normales. Por Jonathan Schaefer
y Aaron Reuben
Preguntas con respuesta 42
¿Recupera la hipnosis recuerdos
enterrados? Por Dirk Revenstorf
Sinopsis44
Historia de la inteligencia artificial.
ISTOCK / FLYPARADE

Por Anna von Hopffgarten

Caso clínico 64
El amnésico con falta de sueño.
Por Laurent Cohen
Protegidos de las adversidades Syllabus78
Psicología de la ­salud. Por Heike
Psicología Spaderna y Heike Eschenbeck

24  Las cualidades de la resiliencia

Algunas personas son capaces de adaptarse a las situaciones
estresantes o adversas de manera positiva. ¿Cómo lo consiguen?
Ilusiones84
En busca de la ilusión más
­antigua del mundo. Por Susana
Aunque la resistencia mental viene en parte determinada desde Martinez-Conde y Stephen
el nacimiento, también p­ odemos estimularla y moldearla. L. Macknik
Por Jana Strahler
Retrospectiva  88

30  Meditar para ­mantener la calma

Las personas resilientes, como cualquier ser humano,
experimentan preocupaciones y necesidades, pero con una diferencia:
Contra la psiquiatría.
Por Theodor Schaarschmidt
Libros  94
saben manejar esas situaciones de forma saludable. La meditación
de consciencia plena ayuda a ello, según demuestran las variaciones El problema cuerpo-mente.
genéticas y cerebrales observadas. Por Patricia Thivissen Por Luis Alonso
Corteza cerebral. Por Luis Alonso
33 «La resiliencia puede entrenarse»
Entrevista a Klaus Lieb, director del Centro Alemán de Resiliencia.
Por Steve Ayan
IMAGEN DE PORTADA:
ISTOCK / XIJIAN

MENTE Y CEREBRO 3 N.O 91 - 2018

 ENCEFALOSC OPIO
La imagen muestra unas neuro-
nas en las que se ha introducido
la proteína Arc y que expresan
su material genético.
Memoria
Un virus ancestral que ayuda a aprender
L
a proteína Arc parece indispensable para la
memoria a largo plazo, es decir, para el almace­
namiento duradero de la información. Al menos
en los ratones: se ha visto que si se les extrae dicha
proteína, los animales son incapaces de recordar algo
durante más de 24 horas. Pero ¿cuál es el cometido
de esta proteína? Neurocientíficos dirigidos por Jason
Shepherd, de la Universidad de Utah, han avanzado
en la solución de este misterio. Al parecer, Arc es el
vestigio de un virus que se introdujo hace cientos de
millones de años en el material genético humano y
animal; desde entonces, se transmite de generación en
generación. En principio, no se trata de un fenómeno
inusual, puesto que este tipo de fragmentos en el ma­
terial genético de los mamíferos representa alrededor
de la mitad de su herencia genética. Por lo general,
perdieron sus características víricas originales hace
tiempo. Arc, en cambio, no.
Si existen suficientes proteínas de este tipo en una
neurona, se organizan en unos cuerpos huecos, muy
similares a las llamadas cápsides, según comprobaron
MENTE Y CEREBRO
ELISSA PASTUZYN, UNIVERSIDAD DE UTAH
los científicos al examinarlas bajo el microscopio elec­
trónico. A través de análisis sucesivos, los investigado­
res descubrieron, además, que la cápsula de proteínas
Arc posee la capacidad de retener en su interior sus
«instrucciones de montaje» en forma de ARN y, con
ello, de apropiarse nuevamente de otras secuencias
que circulan alrededor. La cápsula de Arc se desplaza
con este cargamento a la membrana celular, se envuel­
ve con la capa exterior de la célula y, finalmente, al­
canza el medio circundante. Cuando encuentra una
neurona vecina, se acopla, se inserta, se descompone y
libera su ARN.
De este modo, Arc funciona casi como un virus que
ataca a un huésped, con la diferencia de que su hués­
ped saca provecho. No obstante, se desconoce con
exactitud cómo nuestro cerebro emplea Arc. El hallaz­
go apunta a que este antiguo virus abre otro canal de
comunicación entre las neuronas a través de su capaci­
dad de transporte y, de este modo, ayuda en los proce­
sos de aprendizaje del sistema nervioso.
Cell, 10.1016/j.cell.2017.12.022, 2018
4 N.O 91 - 2018
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Psicología social
Jóvenes obsesionados con la perfección
U
n cuerpo sin defectos, calificaciones excelentes
y un gran círculo de amigos: los jóvenes de
hoy en día aspiran, más que los de generacio­
nes anteriores, a tener un proyecto de vida ideal. Tho­
mas Curran, de la Universidad de Bath, y Andrew Hill,
de la Universidad Saint John de York, han constatado
que la mayoría buscan el perfeccionismo.
Los psicólogos revisaron datos de más de 41.000 es­
tudiantes de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido
procedentes de 164 muestras llevadas a cabo desde los
años ochenta del siglo pasado hasta 2016. Todos los
sujetos habían respondido a un mismo cuestionario
que abarcaba tres facetas del perfeccionismo: el deseo
de no tener defectos, la presión externa y las expectati­
vas irrealistas sobre los otros. Curran y Hill descubrie­
ron que los estudiantes de hoy en día muestran valo­
res superiores en los tres aspectos. Entre 1989 y 2016,
Alimentación
Pérdidas cognitivas por exceso de sal
L
os ratones que consumen sal en exceso presen­
tan carencias cognitivas, según han constatado
neurocientíficos dirigidos por Constantino
Iadecola, de la Escuela de Medicina Weill Cornell en
Nueva York. El equipo añadió entre un 4 y un 8 por
ciento más de sal a la comida de los roedores de mane­
ra regular durante un período prolongado de tiempo.
Esta cantidad corresponde aproximadamente
a entre 8 y 16 veces más sal de la que estos
animales acostumbran a ingerir. Se trata
de un valor que los humanos amantes de la
comida salada pueden alcanzar perfecta­
mente.
Tras cuatro semanas con esta alimenta­
ción, Iadecola y sus colaboradores observa­
ron que el cerebro de los ratones mostraba
una irrigación sanguínea menor. Trans­
curridas ocho semanas más, los roedo­
res distinguían peor los objetos conoci­
dos de los desconocidos y su sentido
de la orientación también se veía afec­
tado. Por el contrario, los roedores que
se habían alimentado con la dieta ha­
bitual, es decir, sin el suplemento de sal,
no mostraban ninguna alteración.
ISTOCK / PEPIFOTO
MENTE Y CEREBRO
la sensación de presión social aumentó un 33 por cien­
to; la búsqueda del propio perfeccionismo, un 10 por
ciento, y las expectativas irrealistas hacia los demás,
un 16 por ciento.
Los psicólogos responsabilizan a las redes sociales
de esta tendencia. La generación milenial se siente
cada vez más coaccionada al percibir que se la compa­
ra continuamente con los demás, aunque también po­
drían desempeñar un papel destacado el pensamiento
competitivo que fomentan las instituciones educativas
(por ejemplo, conseguir las mejores notas) y el hogar
familiar. Así, los padres se muestran más temerosos y
se comportan de manera más controladora que anta­
ño, conducta que transmiten a sus hijos. De este modo,
los jóvenes desarrollan expectativas más altas y un
mayor miedo a cometer errores.
Psychological Bulletin, 10.1037/bul0000138, 2017
Asimismo, los neurocientíficos descubrieron
i­ ndicios de que la alimentación salada aumentaba el
número de linfocitos T en el intestino delgado. Estas
células liberan la sustancia proinflamatoria interleu­
cina-17, la cual se acumula en el plasma sanguíneo y
­a ltera el funcionamiento de las células endoteliales.
Estas últimas revisten la cara interior de los vasos
­sanguíneos y desempeñan un papel impor­
tante en la regulación de la presión
­arterial.
Los investigadores sugieren que la sal
podría tener efectos similares en las per­
sonas. Otros experimentos del equipo
han revelado que las células endoteliales
del cerebro humano también son sensi­
bles a la interleucina-17. Además, los es­
tudios previos han relacionado la ali­
mentación rica en sal con la presión
arterial elevada, las enfermedades
cardiovasculares y los infartos. Con
todo, no se saben con certeza los
efectos a largo plazo del consumo
excesivo de sal.
Nature Neuroscience,
10.1038/­s41593-017-0059-z, 2018
5 N.O 91 - 2018
Adolescencia
Adictos al teléfono móvil e insatisfechos

L
os adolescentes que se sien­ pantes con sus dispositivos móviles «A pesar de que nuestra investiga­
ten satisfechos con su vida u ordenadores, menor era el pro­ ción no revela una relación causal,
invierten menos de una hora medio de satisfacción. Por ello, existen otros estudios que indican,
diaria al manejo de dispositivos Twenge aconseja limitar el uso de por ejemplo, que el aumento del
electrónicos, como el teléfono los medios digitales a un máximo manejo de las redes sociales condu­
móvil inteligente. Un trabajo de dos horas diarias. ce a una mayor insatisfacción y que,
llevado a cabo por investigadores Los datos no han permitido dis­ por el contrario, la insatisfacción no
dirigidos por Jean M. Twenge, de la cernir si los dispositivos como los desemboca necesariamente en un
Universidad Estatal de San Diego, teléfonos inteligentes y similares aumento del uso de redes sociales.»
analizó los datos de un estudio son los que causan la insatisfacción Con todo, los investigadores han
longitudinal estadounidense en el o si, por el contrario, son las perso­ hallado en estudios anteriores una
que habían participado más de un nas insatisfechas las que recurren relación entre la satisfacción vital y
millón de adolescentes de entre más al mundo virtual. Twenge se el consumo de medios digitales.
12 y 17 años. Entre otros temas, se decanta por el primer supuesto. Emotion, 10.1037/emo0000403, 2018
les preguntaba acerca del uso que
hacían de las nuevas tecnologías,
de sus aficiones en el tiempo libre y
de cuán satisfechos se sentían con
su vida en general.
Los adolescentes que estaban
bastante tiempo delante de la pan­
talla (con juegos de ordenador, par­
ticipando en chats o navegando en
las redes sociales) se mostraban
menos felices que los que preferían
leer libros, practicar deporte o que­
dar con sus amigos. Los más satis­

ISTOCK / DOMOYEGA
fechos pasaban menos de una hora
diaria en el mundo digital. Cuanto
más tiempo invertían estos partici­

Psicoterapia
La mayoría de los pacientes miente

C
uatro de cada cinco pacientes han engañado
o han ocultado información relevante a su
psicoterapeuta en alguna ocasión. A esta con­
clusión han llegado Melanie Love y Barry Farber, de
la Universidad Columbia en Nueva York, a través de
una encuesta entre más de 500 personas que asistían
a psicoterapia o que habían finalizado el tratamiento
en fecha reciente. Las mentiras más usuales estaban
relacionadas con la vida sexual, los pensamientos sui­
cidas y la opinión sobre las afirmaciones del terapeuta.
También evitaban aclarar al psicoterapeuta asuntos
como los secretos de familia, el consumo de drogas y
las conductas autolesivas. En dos tercios de los casos,
los encuestados indicaron que el motivo de su silencio
o de sus mentiras era la vergüenza. Otros dudaban de
que el terapeuta pudiera entenderlos o ayudarlos, o no
querían desviarse de temas más importantes.
Dos de cada tres pacientes opinaban que mentir no
había obstaculizado su avance terapéutico. Pero el es­
tudio también mostró la otra cara de la moneda: el 32
por ciento de los sujetos estaban dispuestos a hablar
con sinceridad a su terapeuta sobre los asuntos men­
cionados si este les preguntaba directamente acerca de
ellos o les aseguraba que ello mejoraría el efecto del
tratamiento. Love y Farber afirman que estas dos es­
trategias pueden favorecer las autorrevelaciones de los
pacientes.
Psychotherapy Research, 10.1080/10503307.2017.1417652, 2018

MENTE Y CEREBRO 6 N.O 91 - 2018

 ENCEFALOSC OPIO
Psiquiatría
Estimulación eléctrica contra la depresión
L
a terapia electroconvulsiva es un método contro­
vertido aunque efectivo para tratar la depresión
mayor o las psicosis. Con esta técnica se sobrees­
timula el cerebro de manera selectiva y con breves
impulsos eléctricos que desencadenan las convul­
siones. Sin embargo, se desconoce por qué alivia los
trastornos psicológicos.
Los investigadores dirigidos por Jiaojian Wang, de
la Universidad China de Electrotecnia en Chengdu,
analizaron las consecuencias de las convulsiones en el
cerebro. Para ello, exploraron a 23 personas con de­
presión que no habían mostrado una mejoría con los
tratamientos anteriores o que presentaban riesgo ele­
vado de suicidio. También examinaron a 25 partici­
pantes sanos. Los pacientes recibieron las sesiones de
electroconvulsión necesarias hasta que apenas mos­
traron síntomas depresivos: el promedio fue de siete
sesiones a lo largo de dos o tres semanas. También se
analizó su cerebro mediante resonancia magnética an­
tes y después de la intervención.
Al inicio del experimento, los sujetos con depresión
mostraron menos sustancia gris en la amígdala iz­
quierda, una región cerebral crucial para la valoración
emocional de los estímulos sensoriales. Después del
tratamiento, en cambio, esta estructura había aumen­
tado de forma notable. Además, la terapia electrocon­
vulsiva mejoró la comunicación de algunas regiones
cerebrales entre sí, por ejemplo, entre la amígdala y el
giro fusiforme del lóbulo temporal. Al parecer, la cre­
Las descargas eléctricas alivian las
depresiones graves. Sin embargo,
ISTOCK / SDOMINICK
los investigadores aún desconocen
el porqué.
MENTE Y CEREBRO
ciente entrada de información desde esta región ha­
bría estimulado el crecimiento de nuevas neuronas en
la amígdala, informan los autores.
«Hace tiempo que sabemos que la amígdala desem­
peña un papel importante en la depresión», señala Sa­
rah Kayser, de la Clínica Universitaria de Maguncia,
quien no participó en este experimento. «Por ese mo­
tivo, es congruente que se hayan encontrado modifica­
ciones en dicha región.» Esta neuróloga y psiquiatra
explica que, junto con la formación de nuevas células
nerviosas, los científicos también habrían descubierto
nuevos mecanismos de acción. Estudios previos han
mostrado que las descargas eléctricas también estimu­
laban la liberación de neurotransmisores en el cerebro,
como la serotonina y la dopamina. Por ello, según
Kayser, la estimulación de la neurogénesis en la amíg­
dala sería solo parte del fundamento que podría expli­
car el efecto de la terapia electroconvulsiva.
Kayser añade que aplicar el tratamiento mediante
descargas eléctricas a los pacientes todavía goza, injus­
tamente, de mala reputación. En el mejor de los casos,
muchos psiquiatras consideran este método como úl­
tima opción cuando han fracasado otras terapias que
han aplicado durante años. Alrededor del 50 al 70 por
ciento de los pacientes con depresión refractaria al tra­
tamiento se benefician de esta intervención. Hoy en
día, la terapia electroconvulsiva se aplica con anestesia
total.
Social Cognitive and Affective Neuroscience, vol. 12, págs. 1983-1992, 2017
7 N.O 91 - 2018
 ENCEFALOSC OPIO

Etología
Las hormigas asisten a sus compañeras heridas

L
a hormiga Megaponera analis, cazadora de ponen resistencia a la ayuda. En cambio, las que pre­
termitas, se ocupa de las compañeras heridas du­ sentan heridas leves segregan una sustancia señaliza­
rante la lucha. En el combate con su presa, estos dora que motiva a sus compañeras a que las asistan;
animales suelen perder patas o fragmentos de ellas. también se mueven con lentitud para que las encuen­
Erik Frank, de la Universidad de Wurzburgo, informa tren con facilidad. Los investigadores sospechan que la
que las hormigas sanas transportan de vuelta al hor­ saliva de estas hormigas contiene sustancias antimicro­
miguero a las combatientes que han sido mordidas por bianas que evitan que las heridas se infecten.
las termitas. Allí les lamen insistentemente las heridas
Proceedings of the Royal Society of London B: Biological Sciences,
durante varios minutos. Y las curas tienen éxito: de las 10.1098/rspb.2017.2457, 2018
hormigas tratadas sobrevive el 90 por ciento 24 horas
después. Sin los cuidados, en cambio, muere el 80 por
ciento de las hormigas heridas.
La Megaponera analis, con sus casi dos centímetros
de longitud corporal, es una de las hormigas más gran­

WIKIMEDIA COMMONS / ETF89 / CC BY-SA 4.0

des del mundo y se encuentra extendida por toda Áfri­
ca subsahariana. Estos insectos llevan un estilo de vida
francamente peligroso: de dos a cuatro veces al día van
en grupo —de unos centenares de hormigas— a cazar
a su fuerte presa, la termita. Alrededor de un tercio de
las atacantes acaban heridas. Estas son atendidas por
sus compañeras en el lugar del combate o el nido según
su estado de gravedad. Los animales que ya no pueden
levantarse por haber perdido cinco de sus seis patas Una hormiga transporta a su compañera herida.

Neurociencia
Reconexión de los nervios seccionados en monos

U
nos investigadores estadounidenses han im­
plantado células neuronales progenitoras en la
médula de macacos rhesus con el objetivo de
reconectar circuitos nerviosos previamente secciona­
dos. Como resultado, los animales volvieron a con­
trolar la mano y el antebrazo, a pesar de que anterior­
mente habían sufrido daños en la columna vertebral.
Según informa un equipo dirigido por Mark Tuszyns­
ki, de la Universidad de California en San Diego, la
intervención fue exitosa en cinco de los nueve monos
del experimento. Los animales que habían recuperado
la movilidad de sus dedos eran capaces de agarrar de
nuevo una naranja, por ejemplo.
Investigaciones previas ya habían demostrado que, tal
y como se esperaba, al trasplantar células precursoras ex­
traídas de la médula de un embrión humano, estas se
convertían en células maduras diferenciadas. Además,
esas jóvenes neuronas formaron hasta 150.000 axones, a
través de los cuales la célula envía sus señales eléctricas.
Desde hace décadas, los científicos investigan el
modo de reparar los daños nerviosos mediante méto­
dos parecidos. Sin embargo, por el momento solo han
tenido éxito en roedores. Extrapolar este logro a mo­
nos rhesus, genéticamente más similares a nosotros,
podría abrir la puerta al ensayo con pacientes huma­
nos. No obstante, todavía se está lejos de poder utilizar
el método en la intervención terapéutica con personas.
Entre otras razones, se desconoce si las nuevas células
son capaces de alcanzar distancias mayores, de mane­
ra que puedan ayudar en la rehabilitación de los daños
medulares que presentan estos pacientes.
Nature Medicine, 10.1038/nm.4502, 2018
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MENTE Y CEREBRO 8 N.O 91 - 2018


CHARLOTTE WIT Y PETER ROBIN HIESINGER, UNIVERSIDAD LIBRE DE BERLÍN; CORTESÍA DE PETER ROBIN HIESINGER
Cartografía cerebral de una mosca
¿C ómo se organizan las
células nerviosas en
circuitos cerebrales?
¿De qué modo logran establecer
los contactos adecuados? Los
neuroanatomistas investigan estas
cuestiones, entre otros métodos, a
partir del estudio del sistema visual
de la mosca de la fruta Drosophila
melanogaster. Las células sensoria­
les que conducen desde el ojo hasta
el cerebro del insecto se organizan
de un modo sorprendentemente
complejo: varios fotorreceptores
abarcan simultáneamente un
mismo punto del campo visual.
MENTE Y CEREBRO
INSTANTÁNEA
Estos fotorreceptores se encuen­
tran en diferentes lugares de su ojo
compuesto, pero llevan la señal
hasta una misma localización en el
cerebro.
Un equipo dirigido por el neuro­
biólogo Robin Hiesinger, de la Uni­
versidad Libre de Berlín, investigó
este complicado patrón de conexio­
nes a través de una técnica de tin­
ción denominada Multicolor Flip
Out. Los científicos emplearon unos
marcadores creados mediante inge­
niería genética, que iluminan las
neuronas de numerosas tonalidades
bajo la luz l­áser. De esta manera,
9 N.O 91 - 2018
obtuvieron una colorida car­tografía
que permite seguir el rastro de una
determinada neurona con preci­
sión, incluso a lo largo de d
­ iversas
regiones cerebrales. Este método
ofrece información acerca de los
principios que dirigen la ordena­
ción de las células nerviosas en la
mosca de la fruta a lo largo de su
desarrollo. Un paso importante
para comprender la estructura de
los sistemas nerviosos.
«Wiring visual systems: Common and
divergent mechanisms and principles».
A. L. Kolodkin et al. en Current Opinion
in ­Neurobiology, vol. 42, págs. 128-135, 2017
 CARTAS DE LOS LECTORES
Síndrome de la mano alienígena
Juan Sebastián Benitez, Colombia: El cerebro nos
sorprende cada vez con su complejidad, evidenciada en
el abanico de síndromes bizarros que se encuentran en
neurología. El artículo «Las dos mitades del cerebro»
[por Daniela Ovadia; Mente y Cerebro n.º 89, 2018]
me recordó el síndrome de la mano alienígena. Su
rimbombante nombre nos hace intuir que algunas
veces la realidad supera a la ficción. Así como otros
fenómenos descritos por Ovadia en su artículo, el
síndrome de la mano alienígena es causado por un
daño en el cuerpo calloso que conlleva la desconexión
entre los dos hemisferios cerebrales. Así, quienes
padecen este síndrome reportan que su mano realiza
acciones en contra de su voluntad. Incluso recuerdo un
caso reportado hace muchos años por el Dr. V. Rama­
chandran, de un paciente que «debía vigilar continua­
mente su mano izquierda», pues si se distraía esta
«intentaba asfixiarlo».
Cuestiones sobre la empatía
Joseph Hartmann, Hamburgo: La pregunta de si la
empatía hace el mundo mejor o peor [«Luces y
sombras de la empatía»; por Steve Ayan; Mente y
Cerebro n.º 90, 2018] parte de una condición previa
que, personalmente, considero dudosa. Pienso que con
la empatía sucede igual que con la inteligencia: todas
las personas disponemos de ella, aunque no en el
mismo grado. No podemos decidir ser empáticos,
como tampoco podemos elegir ser inteligentes.
Podemos luchar contra nuestra empatía, pero ello va
en contra de nuestra integridad psíquica: nos converti­
mos en unos extraños para nosotros mismos, porque
ignoramos una parte de nuestra psique. El hecho de
que otras personas puedan manipular nuestra empatía
es harina de otro costal. Se puede aprender a reaccionar
ante esos intentos sin sofocar nuestro sentido empático.
En resumen, la empatía es una parte de nuestra
relación con el mundo. Por ello, si convierte al mundo
en mejor o peor resulta irrelevante. La empatía no
surge de consideraciones morales o éticas, sino que va
por delante de estas. El intento de evaluarla desde una
perspectiva moral resulta problemático.
Problemas para hablar
Martha Gómez: Qué curioso el caso descrito en el
último número de la revista [«La mujer que dejó de
articular palabras», por Laurent Cohen; Mente y
Cerebro n.º 90, 2018]. Me pregunto cómo sería
MENTE Y CEREBRO
Publicado en:
MyC 90/2018 MyC 89/2018
despertar un día con una gran dificultad para pronun­
ciar las palabras que hemos escuchado toda la vida.
Imagino que ha de ser una situación bastante desespe­
rante. Además de generarme esta reflexión, el artículo
me hizo recordar un pequeño documental que vi hace
unos años, sobre personas que un día despiertan
hablando su idioma como si fueran extranjeros. ¿Es
este también un caso de afasia como el de la paciente
que no podía articular palabras? ¿Se conocen sus
causas?
La redacción responde: Este fenómeno se conoce en
neurología como el síndrome del acento extranjero. Sus
causas se encuentran en lesiones o patologías cerebra­
les que afectan a las estructuras o redes que controlan
el habla. Sin embargo, no es lo mismo que la afasia
progresiva de la paciente en el artículo al que hace
alusión, pues por lo general el síndrome del acento
extranjero está relacionado con una alteración física y
no neurológica, es decir, el daño en la corteza afecta la
coordinación de los movimientos del aparato fonador.
Este tema se ha abordado en el artículo «Síndrome del
acento extranjero» [por Christiane Gelitz; Mente y
Cerebro n.º 73, 2015].
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se reserva el derecho a resumirlas por cuestiones
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 PSIC OLO GÍA

PERCEPCIÓN Tras unos 75 años del descubrimiento del denominado

esquema del bebé, los investigadores indagan qué sucede en el cerebro
cuando algo nos parece adorable

La atracción
de los rostros
adorables JOACHIM RETZBACH

MENTE Y CEREBRO 12 N.O 91 - 2018

 ISTOCK / TATYANAGL

MENTE Y CEREBRO 13 N.O 91 - 2018

En síntesis: Ojos grandes y nariz pequeña
1 2
Unas características faciales, Según la perspectiva biológica y evo­
olores y conductas determina­ lutiva, se trata de un mecanismo de
das llevan a las personas a en­ supervivencia, ya que favorece la aten­
contrar adorables a los bebés. Pero ción y protección. El cerebro procesa antes
también a los cachorros de otras es­ la imagen de un bebé, que activa el sistema
pecies. de recompensa.
U
n chiste ya viejo sobre el teléfono móvil
inteligente e Internet decía: «Tengo un
dispositivo en mi bolsillo con el que
puedo acceder a todo el conocimiento
de la humanidad, pero lo utilizo para
discutir con personas que no conozco
y para ver fotografías de gatos.» También el fabricante de
alimentos para animales Friskies afirmaba en 2013 que
había comprobado a través de una encuesta que el 15 por
ciento del volumen total de datos que circulan por la Red
están relacionados con la transmisión de imágenes y
vídeos en los que aparecen gatos. Aunque esta cifra re­
sulta exagerada, la preferencia por mirar imágenes de
cachorros y bebés en Internet podría encajar con muchos
usuarios. ¿Por qué?
La razón por la que a la mayoría de las personas les
resulta agradable contemplar a juguetones felinos domés­
ticos y a otros animales de cuatro patas tiene una rápida
explicación: los cachorros nos resultan, sencillamente, ado­
rables. Pero ¿qué significa en concreto que encontremos
algo adorable? Y ¿por qué existe este sentimiento?
En 1943, el famoso etólogo Konrad Lorenz (1903-1989)
describió el denominado esquema del bebé (Kindchens-
chema). Se trata de la combinación de unas característi­
cas determinadas que sirven a los humanos y a otros
mamíferos (además de a otras especies animales) como
método de atracción. Esta estrategia innata estimula a
que los adultos se ocupen de su descendencia. Lorenz
observó que su hija, cuando solo tenía un año y medio
de vida, tomó su primera muñeca en brazos «con un
refinamiento y una seguridad total» y la apretó contra sí
«como únicamente estamos acostumbrados a verlo en
una primera ejecución en los movimientos instintivos
de los animales», describía.
El esquema del bebé se compone, según explica este
investigador de la conducta, de los siguientes «ingredien­
E L AU TO R
Joachim Retzbach es doctor en psicología
y periodista científico.
MENTE Y CEREBRO 14
3
Tras contemplar imá­
genes de crías de ani­
mal, los probandos
muestran una mejora en la
capacidad de atención y de
motricidad fina.
tes»: una cabeza de tamaño desproporcionado y con una
frente alta y arqueada, ojos grandes y redondos, mejillas
carnosas, extremidades cortas y gruesas y, en conjunto,
formas corporales redondeadas. A ello se suma una
«textura superficial blanda y elástica». Lorenz podría
haber añadido esta última propiedad porque su segunda
hija, cuando era pequeña, lo primero de lo que se ocupó
con entrega maternal no fue de una muñeca, sino de un
ovillo de lana.
Desde los descubrimientos de Lorenz, los investiga­
dores han hallado más propiedades que ponen en marcha
el reflejo de cuidar en los humanos: la risa de un bebé, su
olor o su conducta torpe y poco hábil. El actual objetivo
de los científicos es averiguar, mediante técnicas de neu­
roimagen y otros métodos de investigación, cómo el
esquema del bebé funciona en el cerebro.
La huella cerebral de la ternura
Un grupo dirigido por el psiquiatra Morten Kringelbach,
de la Universidad de Oxford, mostró en 2015, a partir de
un trabajo de revisión, que el cerebro procesa los «es­
tímulos adorables» de forma preferente. Por ese motivo,
las fotografías de bebés llaman inmediatamente la aten­
ción de mujeres y hombres: sus ojos se dirigen antes
hacia ellas que hacia los retratos de adultos; también las
contemplan por más tiempo. En experimentos anteriores,
el grupo de Kringelbach había comprobado que solo 140
milisegundos después de visualizar a un bebé se produ­
cía una reacción neuronal que no se daba en relación con
la mayoría de los demás estímulos: se activaba la corteza
orbitofrontal, estructura del sistema de recompensa en
el cerebro.
De acuerdo con los investigadores, ello explica por
qué percibimos como agradable la visión de algo que nos
parece adorable. El sistema de recompensa nos dice: «Tú
quieres más de eso». De esta forma, nos motiva a que
pongamos la atención en un recién nacido. De igual modo,
la comida, el contacto con las personas amadas y el sexo
estimulan el sistema de recompensa; y los estupefacientes,
al de las personas con drogodependencia.
«Desde un punto de vista evolutivo, todo lo que nos
resulta adorable es porque nos recuerda a un bebé. En
un origen, ello debía asegurar el cuidado y la protección
de la descendencia», explica Sarah Holtfrerich, bióloga
de la Universidad de Hamburgo. Esta investigadora es­
N.O 91 - 2018
 PSIC OLO GÍA / PERCEPCIÓN
tudia la relación entre diferentes hormonas y la percepción
del esquema del bebé.
En un estudio de 2016, Holtfrerich confirmó que los
sujetos prestaban especial atención a los rostros de bebés.
Las mujeres conseguían descubrir con mayor rapidez a
un recién nacido mofletudo entre muchos adultos. Ello
también sucedía cuando se trataba del rostro de cachorros
entre imágenes de ejemplares adultos de la misma es­
pecie, al menos cuando se trataba de monos y cabras.
En cambio, si se mostraban fotos de osos polares y
leones, es decir, potenciales depredadores de humanos,
el resultado era a la inversa: los ejemplares adultos lla­
maban más la atención de los participantes que los más
jóvenes.
La intensidad de la preferencia que las mujeres del
estudio manifestaban por los bebés dependía de su esta­
do hormonal: con un valor de testosterona alto, el efecto
era menos marcado que con uno más bajo. En la segun­
da fase de la investigación, Holtfrerich administró a las
participantes una dosis de oxitocina («la hormona del
apego»). Este neurotransmisor desempeña una función
destacada en la interacción entre madre e hijo y en la
relación con la pareja. La sustancia no tuvo efecto alguno
en las mujeres con valores bajos de testosterona; pero en
las que el valor de dicha hormona era alto, el tratamiento
con oxitocina favoreció que prestaran una mayor atención
a los rostros de los bebés.
La investigadora sugiere que las hormonas oxitocina
y testosterona actúan como «rivales» para sensibilizar al
cerebro ante los estímulos adorables. Estos hallazgos
podrían aplicarse en un futuro para el tratamiento de la
depresión posparto, señala. Dicho trastorno suele acom­
pañarse de un índice de oxitocina bajo; por lo general,
las mujeres afectadas muestran una menor reacción a
las señales de su hijo que las madres sanas [véase «De­
presión posparto», por Katja Gäschler; Mente y Cere­
bro n.o 31, 2008].
ISTOCK / JCMARCOS
ISTOCK / THEDMAN
Los humanos reconocemos los rostros de bebé con mayor rapidez que los de los adultos. Ello también sucede en
relación con muchos animales, entre ellos, los primates (izquierda). Pero en caso de potenciales depredadores,
nuestro cerebro procesa más rápidamente la imagen de ejemplares adultos (derecha) que la de los cachorros.
MENTE Y CEREBRO
La ternura no conoce el color de la piel
Cuando se trata de la elaboración visual de caras, los
humanos somos básicamente parciales: reconocemos
mejor a las personas de la propia etnia, lo que se debe,
entre otros factores, a que las contemplamos con mayor
atención. Un estudio piloto de Alice Proverbio y Valeria
De Gabriele, de la Universidad de Milán-Bicocca, de-
mostró en 2017 que no existe semejante tratamiento de-
sigual con los rostros de bebé. Estos atrajeron más la
atención de los probandos que el aspecto de los adultos,
con independencia de que se tratase de recién nacidos
europeos, africanos o asiáticos.
Sin embargo, que la testosterona obstaculice en las
mujeres la percepción de ternura no significa automáti­
camente que los hombres, que presentan un nivel más
elevado de la hormona, encuentren menos agradables a
los niños, explica Holtfrerich. Los intentos por descubrir
diferencias entre ambos sexos en este ámbito han arro­
jado resultados encontrados. Cuando se pregunta a los
hombres si les gustan las fotografías de bebés, su respues­
ta resulta menos entusiasta que la de las mujeres. «Pero
no sabemos en qué medida ello se debe a los patrones de
rol fijados culturalmente», indica la investigadora.
En una encuesta de la Universidad de Oxford del año
2012, los participantes no solo tenían que indicar cuánto
les agradaban las imágenes de bebés, sino que tuvieron
que mantener un botón apretado para ver a los recién
nacidos. Las mujeres y los hombres contemplaron las
imágenes durante el mismo tiempo, aunque debían «tra­
bajar» de forma activa para ello. Los experimentadores
concluyen que el interés por contemplar bebés es el
mismo en ambos sexos, según revelan los resultados. Una
ISTOCK / GRAFISSIMO
ISTOCK / STUPORTS
15 N.O 91 - 2018
MARTIN GRUENDL, WWW.BEAUTYCHECK.DE

¿Es atractivo un rostro dulce?

Las caras de bebés atraen nuestra
atención como por arte de magia.
¿Incrementan los rasgos faciales
aniñados también el atractivo de
los adultos? La mayoría de los cien-
tíficos dan por sentado que el lla-
mado esquema del bebé en las ca-
ras femeninas resulta atractivo
para los hombres si también están
presentes signos de madurez (pó-
mulos elevados, por ejemplo). La
explicación biológico-evolutiva del
esquema del bebé en las mujeres es
que refleja una edad joven y, por
tanto, una gran y más duradera
­fertilidad.
En un estudio de 2011 dirigido
por Martin Gründl, en la actualidad
en la Universidad Harz de Ciencias
Aplicadas, se mostraron a los pro-
bandos retratos de mujeres; unos
originales (izquierda), y otros reto-
cados mediante un programa de
edición de imágenes basado en el
esquema del bebé. Uno de ellos se
correspondía con ese patrón en un
20 por ciento (centro); la otra ima-
gen, en un 50 por ciento (derecha).
Nueve de cada diez encuestados,
tanto hombres como mujeres, en-
contraron más atractivas las caras
«infantiles».
Parece que el éxito del esquema
del bebé en los rostros masculinos
está menos claro. En el caso de los
hombres, una mezcla de rasgos ma-
duros y tiernos resulta más favora-
ble. Aunque ello depende, sobre
todo, de los gustos de cada perso-
na: algunas mujeres prefieren los
rasgos dulces; otras, las facciones
angulosas.

investigación similar llevada a cabo por un grupo de citaron en 2009 a un grupo de estudiantes que jugaran
científicos escoceses y estadounidenses demostró, por el al juego infantil «Operación». Este juego de mesa con­
contrario, una diferencia según el sexo: las mujeres pre­siste en extraer con unas pinzas pequeños elementos del
sionaron durante más tiempo el botón. Holtfrerich ex­ cuerpo de un paciente sin tocar los bordes de los huecos
plica que, desde un punto de vista biológico, sería lógico
en los que se encuentran, de lo contrario, se oirá un
que, en los mamíferos, la madre exhibiera una mayor aviso. El sistema es similar al juego de destreza «El alam­
conducta de cuidadora hacia la cría. No obstante, el bre caliente».
comportamiento humano resulta extremadamente va­ Los probandos que habían visto imágenes de ca­
riable. Todavía no se ha encontrado una respuesta con­ chorros de perros y gatos antes de jugar mostraron
cluyente a la pregunta de si los hombres y las mujeres mejor pulso que los participantes que habían contem­
presentan por naturaleza la misma sensibilidad ante la plado fotografías de animales adultos. Los investigado­
ternura. res concluyen que la visión de animales adorables había
mejorado la motricidad fina de los participantes. Un
Una precisión quirúrgica estudio de un grupo japonés confirmó en 2012 este
Con todo, una cosa está clara: cuando se encuentra en­ resultado. Los probandos que habían contemplado ca­
cantador a un bebé, una muñeca o una cría de animal, el chorros puntuaron mejor en las pruebas de atención y
efecto sobre el comportamiento es directo, pues ensegui­ concentración.
da se les proporciona más cuidado, atención y cariño. Sherman sostiene que el hecho de que encontremos
Investigadores dirigidos por el psicólogo Gary Sherman, algo adorable y las emociones que con ello surgen no
en la actualidad en la Universidad de Stony Brook, soli­ solo fomenta la atención y una conducta cuidadosa,

MENTE Y CEREBRO 16 N.O 91 - 2018

 PSIC OLO GÍA / PERCEPCIÓN

sino que también contribuyen a que percibamos a los apreciable en el gesto facial del individuo. Por otro lado,
bebés como parte de la «comunidad moral». Por esa los participantes calificaron las imágenes manipuladas
razón, no queremos dañarles e interaccionamos con de más adorables.
mayor intensidad con ellos. Por tanto, el esquema del Naturalmente, en la venta de automóviles influyen
bebé no solo estimularía los arrullos y la protección, muchos más factores que una «cara» agradable, por lo
según Sherman, sino que fomenta asimismo la con­ que no todo nuevo modelo presenta unas curvas tan
ducta pueril y alegre. Ello explicaría por qué los niños redondeadas como el vehículo autónomo de Google.
prefieren jugar con muñecos de aspecto adorable y Pero en otros productos de consumo existe una fuerte
que humanicemos los objetos que nos parecen más tendencia a seguir el esquema descubierto por Lorenz.
agradables. Así, el aspecto del ratón de dibujos animados Mickey
El sentimiento de pertenencia que así surge puede Mouse ha adoptado a lo largo de los últimos ochenta
aprovecharse de otras formas. Los anuncios diseñados años un cada vez más marcado esquema del bebé, con­
para estimular a los ciudadanos a que reciclen pueden virtiéndose en la ilustración más tierna y agradable.
resultar exitosos si en ellos aparece un cachorro gracioso; Un proceso similar ha acontecido con los osos de
en cambio, la imagen de un animal adulto no consigue peluche. La cabeza del primer oso fabricado por Steiff,
el mismo éxito. Y, desde hace tiempo, los empresarios del año 1902, mostraba una cierta similitud con la del
saben que los productos (como saleros o hueveras) con oso pardo. Hoy dominan los modelos con una nariz
forma de figura divertida se venden bien. chata y respingona, una frente elevada y una cabeza
Un equipo de psicólogos dirigido por Linda Miesler, grande en comparación con el cuerpo. En pocas palabras,
hoy en la Universidad de Zúrich de Ciencias Aplicadas, el esquema del bebé. «Este fenómeno se podría descri­
demostró en 2011 que ello también se puede aplicar a la bir como una especie de selección artificial», apunta
industria automovilística. Los investigadores mostraron Holtfrerich. También los niños pequeños reaccionan a
a unos sujetos imágenes de rostros humanos y de la las típicas señales de ese patrón; por ello, prefieren los
parte frontal de la carrocería de vehículos, ya fuese en su
osos de peluche de aspecto adorable y quieren jugar con
aspecto original o manipulado según el esquema del bebé, ellos, lo que repercute probablemente en las ventas del
es decir, con unos faros grandes (ojos), una parrilla de­producto.
lantera reducida (nariz) y una toma de aire pequeña El motivo por el que el ratón de cómic más conocido
(boca). del mundo y muchos animales de peluche siempre se
parecen a los bebés es, por tanto, el mismo por el que
Cuando los coches nos hacen sonreír los gatos suben al estrellato en Internet, como es el caso
Durante el experimento, los investigadores midieron la de Grumpy Cat, la gata con cara gruñona, o Maru, el
actividad de distintos músculos faciales de los partici­ ga­to japonés que ha causado furor en YouTube por ser
pantes con ayuda de unos pequeños electrodos que ­adorable.
habían colocado sobre su piel. ¿Resultado? Cuando los En definitiva, el esquema del bebé influye directamen­
probandos veían los coches y las caras de aspecto más te en nuestro cerebro y no podemos sustraernos a su
adorable, el músculo cigomático mayor mostraba una efecto. A pesar de todo, los felinos domésticos están muy
mayor actividad. Este músculo de la cara alojado en la lejos de conquistar la Red. Según un sondeo del artista
mejilla es el responsable de elevar las comisuras de los Jason Eppink, comisario de una exposición de gatos en
labios cuando sonreímos. Numerosos estudios relacionan Internet en 2015, estos animales alcanzan como máximo
la tensión de este músculo con una valoración emocio­ el 0,3 por ciento de los contenidos de grandes sitios web
nal positiva, incluso cuando esa respuesta no resulta como YouTube e Instagram. H

PA R A S A B E R M Á S

The power of kawaii: Viewing cute images promotes a careful behavior and narrows attentional focus. H. Nittono et al. en PLoS
One, vol. 7, e46362, 2012.
Endogenous testosterone and exogenous oxytocin modulate attentional processing of infant faces. S. K. C. Holtfrerich et al.
en PLoS One, vol. 11, e0166617, 2016.
On cuteness: Unlocking the parental brain and beyond. M. L. Kringelbach et al. en Trends in Cognitive Sciences, vol. 20,
págs. 545-558, 2016.

EN NUESTRO ARCHIVO

Un retratista en el cerebro. Sabrina Schröder en MyC n.o 86, 2017.

MENTE Y CEREBRO 17 N.O 91 - 2018

 MEDICINA

EPIGENÉTICA ¿Repercuten las experiencias vitales

de los abuelos en los nietos? Los estudios epigenéticos
en ratones así lo demuestran, pero los hallazgos
en humanos todavía resultan imprecisos

Experiencias
­heredadas ULRIKE GEBHARDT

L A AU TO R A

Ulrike Gebhardt es bióloga

y periodista científica.

MENTE Y CEREBRO 18 N.O 91 - 2018

 ISTOCK / TOMMASOLIZZUL

Al parecer, no solo heredamos el aspecto de

nuestros antepasados, también sus vivencias
podrían influir en nuestra conducta.

MENTE Y CEREBRO 19 N.O 91 - 2018

I
ris-Tatjana Kolassa, directora del Departamento
de Psicología Clínica y Biológica de la Univer-
sidad de Ulm, está convencida de que algo debe
cambiar con urgencia. A diario se enfrenta en
su consulta con los abismos de la psicología
humana. «Cuando una joven deprimida se
sienta frente a mí, a menudo no tardo en descubrir que
su madre también sufría depresión», explica. Existen
familias en las que las madres de generaciones sucesivas
murieron por suicidio, relata la psicóloga. Al parecer, las
vivencias traumáticas no solo sobrecargan a la persona
afectada, sino que incluso pueden transmitirse de gene-
ración en generación.
¿Cómo puede explicarse este fenómeno? La epigené-
tica, ciencia que estudia el modo en que se regula la ac-
tividad de los genes, podría ayudar a conocer la respues-
ta. El hecho de que un factor hereditario se encuentre
activo o inactivo depende de su empaquetamiento. Así,
los grupos metilo que se agregan al ADN impiden, por
ejemplo, que puedan leerse los genes allí alojados. Estas
marcas epigenéticas cambian, a su vez, bajo la influencia
de las experiencias vitales acumuladas. Los investigado-
res definen estas como todos los factores que repercuten
en el organismo, sea la alimentación, el estrés, el consu-
mo de drogas o la felicidad.
Hoy en día, los científicos debaten cómo y hasta qué
punto una persona puede transmitir sus vivencias a los
descendientes a través de las modificaciones epigenéticas.
Pero investigar este fenómeno en la especie humana re-
sulta complicado, pues cada individuo vive un número
inimaginable de experiencias a lo largo de la vida. Por
esa razón, los investigadores prefieren apoyarse en los
experimentos con animales, en los que pueden analizar
y controlar factores determinados en condiciones de
laboratorio concretas.
En 2017, el equipo del toxicólogo Robert Tanguay, de
la Universidad de Corvallis, introdujo embriones de pez
cebra en un acuario con benzopireno durante períodos
de hasta 120 horas. A semejanza de los humanos, los
peces sufren los efectos del hidrocarburo benzopireno,
al que las personas nos hallamos constantemente expues-
tas al respirar el humo de los cigarrillos, del gasóleo o de
las barbacoas. Las condiciones ambientales del acuario
ocasionaron problemas cardíacos y respiratorios a los
En síntesis: Experiencias traumáticas
1 2
Los apéndices del ADN, como los La epigenética puede explicar
grupos metilo, determinan la acti- por qué ciertas vivencias trau-
vidad de los genes sin modificar la máticas durante el embarazo
dotación hereditaria. Estas marcas repercuten de forma negativa en
epigenéticas se hallan, a su vez, influi- el embrión y, en consecuencia, en el
das por los factores ambientales. futuro adulto.
MENTE Y CEREBRO 20
animales, los cuales incluso manifestaron una conducta
de miedo. Estas alteraciones no solo se observaron en los
peces «maltratados»; la descendencia inmediata y la si-
guiente también mostraban esos problemas, a pesar de
que habían crecido en agua limpia. Los investigadores
concluyeron que las modificaciones epigenéticas del ADN
responsables de estos efectos causados por tóxicos am-
bientales se heredan hasta la tercera generación.
¿Podría la epigenética explicar por qué la joven pa-
ciente de Kolassa se siente vacía, abatida, apática, sin
interés ni siquiera para cuidar de su bebé, como les su-
cedió a su madre y, posiblemente, a su abuela? ¿O justi-
fican su conducta factores como la educación y el am-
biente en el que creció, sumados a la dotación genética?
En busca del hilo conductor epigenético
Los eventos y las influencias que llevan a una persona a
ser como es resultan extraordinariamente complejos. La
vulnerabilidad o la resistencia de un individuo depende
de factores biológicos como los genes heredados y su
actividad controlada por las marcas epigenéticas, pero
también de los factores ambientales que repercutieron
en el seno materno, del tipo de educación, del estatus
social de los padres, de las condiciones de vida y de la
alimentación.
La epigenética no representa un factor más, sino que
opera como una lengua común con la que se comuni-
can todos los demás factores, cuyos efectos se compen-
san o potencian mutuamente de manera constante. Al
actuar como intermediaria, se sitúa en el punto de
intersección entre la disposición genética y el ambien-
te. «La epigenética explica muchas cosas que sabemos
desde hace tiempo pero que todavía no podemos ex-
plicar a través de la biología molecular», aclara el
biólogo Peter Spork.
Con el proyecto de investigación Meine Kindheit-
deine Kindheit («Mi infancia, tu infancia»), Kolassa
busca descubrir, junto con otros investigadores, el «hilo
conductor epigenético» del patrón colorido de la perso-
nalidad humana. De entre las más de 3500 mujeres que
han dado a luz en la Clínica Universitaria de Ulm en los
últimos años, 550 decidieron participar en el proyecto.
Los científicos analizaron los valores hormonales e infla-
matorios de 120 de estas mujeres y de sus recién nacidos,
3
Los estudios con animales
muestran que las modifica-
ciones epigenéticas se
transmiten a las generaciones
posteriores. Está poco claro si
también sucede en los humanos.
N.O 91 - 2018
 MEDICINA / EPIGENÉTICA

Desconexión
La molécula hereditaria de los cromosomas, el ácido desoxirribonucleico (ADN), que se halla en el núcleo celular,
se arrolla como un collar alrededor de ciertas proteínas, las histonas. Con esta compactación tan densa, el ADN no
puede leerse, por lo que los genes que ahí se encuentran permanecen inactivos.
Las denominadas marcas epigenéticas del ADN o de las histonas modifican la densidad del empaquetamiento;
de esta manera, influyen en el acceso a los genes: los grupos metilo acoplados al ADN impiden que la cadena de
ADN se abra, por lo que el gen sigue inactivo. Los apéndices de las histonas, como los grupos acetilo, desenrollan,
en cambio, el hilo de ADN, con lo que resulta más fácil leer el material génico.

Núcleo celular
Grupo metilo
Gen inactivo

Histona

Grupo acetilo

ADN

YOUSUN KOH
así como el patrón de metilación de 11 de los genes que El hecho de que un niño presente un patrón epigenético
intervienen, entre otros fenómenos, en la regulación del idéntico o similar al de sus padres no revela cómo se ha
estrés y la conducta de apego. transmitido la información de una generación a la si-
Casi la mitad de las jóvenes madres examinadas vivió guiente. Existen al menos tres vías de transmisión que
una infancia poco feliz, marcada por el abandono, los pueden discurrir de forma aislada o conjunta: por una
malos tratos y el abuso. ¿Qué huellas han dejado tales parte, las condiciones durante el embarazo (las hormonas,
experiencias en ellas? ¿Presentan madre e hijo un patrón los neurotransmisores y los nutrientes a los que estuvo
epigenético parecido y, en consecuencia, una actividad expuesto el feto en el útero materno) podrían haber pro-
similar en los genes analizados? La detección de las gramado, por vía epigenética, los genes del niño y de la
marcas epigenéticas podría constituir una posibilidad madre. Por otra parte, podría ocurrir que las improntas
para desvelar el sufrimiento psíquico. «Los traumatismos epigenéticas se igualen después del parto a través de la
físicos los ve cualquiera; los traumas psicológicos, no», leche materna, la interacción con la familia u otro tipo de
señala Kolassa. «Con este estudio queremos disponer de relaciones e influencias sociales. Por último, el patrón
una herramienta capaz de medir las heridas psíquicas y epigenético podría transmitirse a través de la línea ger-
brindar ayuda a las mujeres que se encuentran en esa fase minal, es decir, del óvulo o del espermatocito.
crítica, pero también buscamos un método para evaluar «A partir de los experimentos con ratones sabemos
el tratamiento terapéutico». que la transmisión por la línea germinal existe», afirma

MENTE Y CEREBRO 21 N.O 91 - 2018

Isabelle Mansuy, neuroepigenetista de la Universidad de
Zúrich. En su laboratorio viven los bisnietos de ratones
a los que se traumatizó al separarlos de sus madres cuan-
do eran unas crías. Según han observado los experimen-
tadores, la cuarta generación de roedores muestra una
conducta particular: parece temerosa y depresiva. Ello
sugiere que el trauma de los primeros ratones se trans-
mitió hasta los bisnietos, aunque estos fueran criados y
educados por «madres de alquiler» a las que no se expu-
so a circunstancias traumáticas.
Mansuy subraya que aún no está claro si este tipo de
transmisión a través de los óvulos o espermatocitos
sucede también en los humanos. Para demostrarlo
habría que analizar el patrón de metilación de los dos
gametos de los que ha surgido una nueva persona. Sin
embargo, desde el punto de vista metodológico, el aná-
lisis de células individuales resulta imposible.
Un argumento que habla en contra de la transmisión
a través de la línea germinal es que las marcas epigené-
ticas se borran casi por completo en dos ocasiones: in-
mediatamente después de la fecundación y durante la
formación de los gametos en el embrión. Sin embargo,
durante las primeras fases del desarrollo se detectan en
la dotación hereditaria del embrión hasta un 14 por
ciento de metilaciones parentales del ADN. Al parecer,
algunas marcas epigenéticas eluden el «botón de reinicio»
epigenético.
Los estudios epidemiológicos aportan indicios sobre
la transmisión del patrón epigenético de una generación
a otra. Entre estos trabajos se encuentran los hallazgos
registrados en los supervivientes de la hambruna invernal
que acontenció al final de la Segunda Guerra Mundial.
En aquella época, los habitantes del oeste de los Países
Bajos sufrieron el embargo de alimentos alemán. Según
señalaron los epidemiólogos Lambert Lumey y Aryeh
Stein en 1997, los descendientes de esas personas ham-
brientas nacieron con bajo peso. Incluso los nietos que
habían nacido entre los años sesenta y ochenta presen-
taban esa carencia, aunque sus madres se habían alimen-
tado de manera adecuada.
En 2008, los investigadores dirigidos por Bastiaan
Heijman, de la Universidad de Leiden, comprobaron que
el grado de metilación del gen IGF2 de 60 probandos se
había reducido. Las madres de esos individuos habían
sufrido hambre durante el embarazo en el invierno de
1944 y 1945. Así pues, la desnutrición vivida en la etapa
fetal se reflejaba, a través de la epigenética, durante toda
la vida. Los investigadores no han examinado si los nie-
tos presentan marcas epigenéticas similares.
El IGF2 contiene las instrucciones para la síntesis
de un factor de crecimiento que participa en multitud
de procesos de desarrollo del cuerpo humano. La me-
nor metilación de este gen podría, junto con otros
muchos factores ambientales, justificar la disposición
a padecer sobrepeso, diabetes o cardiopatías, enferme-
dades que otros investigadores detectaron en la des-
MENTE Y CEREBRO 22
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de la colección Temas sobre los cono-
cimientos más destacados en una disciplina
que estudia los mecanismos que modifican
la expresión de los genes sin que varíe
la secuencia de ADN
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revistas/temas/numero/81
cendencia de las embarazadas que pasaron hambre
durante la guerra.
El equipo de la neurocientífica Rachel Yehuda, de la
Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, en Nueva
York, analizó el patrón de metilación de 32 supervivien-
tes del holocausto y de 22 descendientes nacidos después
de la Segunda Guerra Mundial. Los resultados, publica-
dos en 2016, revelaron que el gen FKBP5, que modifica
la reacción al estrés, se encontraba más metilado entre
las víctimas de la persecución nazi que en los partici-
pantes de control. Pero en la descendencia sucedía lo
contrario: el gen contenía menos grupos metilo, por lo
que se mostraba activo.
¿Se pueden borrar las huellas epigenéticas?
El reducido número de probandos del estudio dirigido
por Yehuda pone los resultados en entredicho. Con todo,
parece posible que ciertos genes modifiquen su progra-
mación a causa de la huella de las vivencias traumáticas
e influyan, por ejemplo, en la capacidad de resistencia
psíquica. Como consecuencia, los hijos y los hijos de los
hijos reaccionan con más angustia ante ciertos aconteci-
mientos. «En otras palabras, un aumento generalizado
de la ansiedad podría quedar almacenado a través de la
biología molecular», indica Spork, autor de la investiga-
ción.
En ningún caso, subraya Mansuy, pueden transmitir-
se epigenéticamente los contenidos de recuerdos concre-
tos a través de los gametos. Una persona que haya per-
dido en la infancia a sus padres a causa de un accidente
de tráfico quizá podría transmitir a sus hijos, por medio
de la epigenética, una reacción acentuada al estrés, pero
no su miedo a conducir por la autopista.
Con el aumento de los conocimientos sobre epigené-
tica surge una nueva pregunta: ¿pueden eliminarse las
improntas genéticas no deseadas? En caso afirmativo,
¿cómo? La descendencia de los ratones en el laboratorio
de Mansuy nos ayuda a esclarecer la cuestión. Los ejem-
plares macho que fueron sometidos a una experiencia
estresante transmiten menos carga epigenética a sus crías
del sexo masculino si viven en condiciones favorables, a
saber, en una jaula grande, llena de juguetes y en convi-
vencia con otros ratones. En este entorno confortable y
N.O 91 - 2018
 MEDICINA / EPIGENÉTICA

feliz, los animales no transmiten la metilación reducida
a su descendencia y, por ende, la mayor producción de
receptores de las hormonas del estrés en el hipocampo,
descubrieron en 2016 Mansuy y otros científicos.
El gen MAOA de la enzima monoamino oxidasa A
también apunta en esa dirección. En algunos pacientes
que sufren ataques de pánico, dicho gen presenta menos
grupos metilo en comparación con el gen de las personas
sanas. En pocas palabras, se encuentra hiperactivo. En
2016, el equipo de Katharina Domschke, de la Universi-
dad de Wurzburgo, demostró que el grado de metilación
se normalizaba tras una terapia cognitivo-conductual
de seis semanas y se igualaba al que presentan los sujetos
sanos (grupo de control). En cambio, disminuía aún más
en los pacientes en los que no había funcionado el tra-
tamiento y seguían luchando contra sus miedos.
Estos hallazgos demuestran que la psicoterapia modi-
fica el patrón epigenético. ¿Sugiere ello que la epigenéti-
ca puede constituir también un correlato biológico que
permite medir los resultados de la terapia? El asunto no
es tan sencillo. La actividad del gen MAOA podría repre-
sentar solo una de las numerosas piezas del rompecabe-
zas del trastorno de ansiedad. El equipo de Takeshi Otowa,
de la Universidad Teikyo, exploró en 2017 la impronta
epigenética modificada de personas que sufrían ataques
de pánico y examinó cerca de 40 sitios genéticos.
Pero la epigenética no puede determinar la diferencia
entre salud y enfermedad, señala Vanessa Lux, de la
Universidad de Ruhr en Bochum: «El abuelo fuma, así
que el nieto será gordo. No es tan simple. Debemos pen-
sar en redes complejas, en interacciones sistemáticas. Y
esto puede resultar incómodo».
En vista de las circunstancias imprevisibles de la vida,
al ser humano le gustan la simplificación, las generaliza-
ciones y las ayudas concretas. En algunos artículos de
períodicos se ofrecen consejos relacionados con la epi-
genética bajo lemas como «debes cambiar tu vida», cri-
ticaba la investigadora cultural Julia Diekämper en los
informes de la Academia de Ciencias de Berlín-Bran-
demburgo publicados en 2017. Y advertía: «El cuerpo se
transforma así en un instrumento que debe configurarse
para el propio provecho o el de las generaciones sucesivas».
En esta misma dirección, los genetistas Jörn Walter y
Anja Tümpel previenen frente a la extracción de conclu-
siones prematuras. «En la actualidad se discute en el
ámbito de la prevención de la salud, la psicología y las
ciencias sociales si los mecanismos epigenéticos son
factores que modifican la personalidad», indican. Por
ahora, los datos resultan escasos.
Los primeros resultados del proyecto de investigación
de Kolassa pueden considerarse frustrantes o, por el
contrario, alentadores según el prisma con el que se
miren: las secuelas de un trauma y la violencia no parecen
transmitirse por vía epigenética a la generación posterior.
«Detectamos que las madres presentaban patrones de
metilación distintos en los genes del estrés que analizamos
dependiendo de la carga de la experiencia infantil trau-
mática que habían sufrido, característica que no consta-
tamos en sus hijos», describe Kolassa.
Todavía no se conocen los factores que explican la
transmisión de la depresión de una generación a otra.
Los hijos del estudio de Kolassa no presentaban la huella
epigenética de sus progenitoras, por lo menos, hasta poco
después del nacimiento. H

PA R A S A B E R M Á S

Persistent epigenetic differences associated with prenatal exposure to famine in humans. B. T. Heijmans et al. en PNAS,
vol. 105, págs. 17.046-17.049, 2008.
Epigenetic inheritance of disease and disease risk. J. Bohacek e I. M. Mansuy en Neuropsychopharmacology Reviews,
vol. 38, págs. 220-236, 2013.
Holocaust exposure induced intergenerational effects on FKBP5 methylation. R. Yehuda et al. en Biological Psychiatry,
vol. 80, págs. 372-380, 2016.
Gesundheit ist kein Zufall. Wie das Leben unsere Gene prägt. Die neuesten Erkenntnisse der Epigenetik. P. Spork.
Deutsche Verlags-Anstalt, Múnich, 2017.
Transgenerational inheritance of neurobehavioral and physiological deficits from developmental exposure to benzo[a]pyrene
in zebrafish. A. L. Knecht et al. en Toxicology and Applied Pharmacology, vol. 329, págs. 148-157, 2017.
Epigenetik. Implikationen für die Lebens-und Geisteswissenschaften. Dirigido por J. Walter y A. Hüpel. Nomos,
Baden-Baden, 2017.

EN NUESTRO ARCHIVO

El nacimiento de la epigenética. W. Wayt Gibbs en IyC, abril de 2004.

El estrés deja su huella molecular. Eric J. Nestler en MyC n.o 59, 2013.
Un nuevo tipo de herencia. Michael Skinner en IyC, octubre de 2014.

MENTE Y CEREBRO 23 N.O 91 - 2018

 PSIC OLO GÍA

RESISTENCIA AL ESTRÉS Algunas personas son capaces

de adaptarse a las situaciones estresantes o adversas de manera
positiva. ¿Cómo lo consiguen? Aunque la resistencia mental
viene en parte determinada desde el nacimiento, también
­podemos estimularla y moldearla

Las cualidades
de la resiliencia JANA STRAHLER

L A AU TO R A

Jana Strahler es doctora en psicología y colaboradora de la

Cátedra de Psicología Clínica y Neurociencias Sistémicas
de la Universidad Justus Liebig de Giessen.

MENTE Y CEREBRO 24 N.O 91 - 2018

De la misma manera que algunas plantas son capaces de abrirse
ISTOCK / XIJIAN

camino en condiciones desfavorables, la mente humana también

puede crecer en situaciones de crisis.

MENTE Y CEREBRO 25 N.O 91 - 2018

En síntesis: Sociales, optimistas y activos
1 2
Las personas resilientes reaccionan Entre los factores de resiliencia más
con mayor flexiblilidad mental destacados encontramos las relaciones
ante las situaciones estresantes sociales, un tipo de pensamiento opti-
y presentan menos marcadores infla- mista, el afrontamiento activo del estrés y un
matorios en la sangre. estilo de vida saludable.
D
urante los 15 años que duró el régimen
de Nicolae Ceausescu —presidente de
Rumanía entre 1974 y 1989—, gran
parte de la población del país empo-
breció. Pero también se disparó el nú-
mero de habitantes a causa del decreto
que impuso Ceausescu en interés de favorecer el aumento
demográfico. Se prohibieron el uso de métodos anticon-
ceptivos, la educación sexual y el aborto. Como conse-
cuencia, cada vez más bebés nacían en circunstancias
precarias. Los orfanatos rumanos se llenaron de niños
cuyos padres no podían o no querían hacerse cargo de
ellos. Según se estima, más de 100.000 niños vivieron esa
situación.
Las condiciones eran con frecuencia extremas. No solo
faltaba alimento y ropa; también escaseaba el contacto
personal y la atención humana. Cada cuidador debía
encargarse de unos 30 niños. Estos apenas mantenían
contacto con otras personas; tampoco se los estimulaba
ni se les ofrecía juguetes ni momentos de juego. Su de-
sarrollo emocional y mental casi no se tenía en conside-
ración. Este tipo de privaciones conllevan a menudo
repercusiones físicas y psíquicas para el niño, las cuales
pueden perdurar hasta la edad adulta.
Tras el derrocamiento del dictador, muchos huérfanos
rumanos fueron adoptados por familias del oeste de
Europa. Michael Rutter y Edmund Sonuga-Barke, del
King College de Londres, iniciaron a principios de los
años noventa del siglo xx el seguimiento de 144 huérfa-
nos del total de 324 que habían llegado a Gran Bretaña,
con el fin de investigar su desarrollo.
Todos ellos —entre los que se encontraban 21 niños
rumanos de entornos pobres pero que no habían vivido
en orfanatos— habían sido adoptados antes de los 5 años
de edad. El equipo dirigido por Rutter y Sonuga-Barke
exploró el estado de desarrollo de los pequeños al poco
tiempo de llegar a su nuevo hogar. A los 11 y 15 años les
volvieron a encuestar y a realizar pruebas psicológicas.
Alrededor de tres cuartas partes de los sujetos continua-
ron participando en estas exploraciones hasta cumplidos
los 22 e incluso los 25 años. Este extraordinario experi-
mento natural permitió estudiar los efectos de la privación
temprana de estímulos ambientales y afectivos desde la
infancia hasta la adolescencia.
El principal hallazgo que destacaron los investigado-
res fue que, a pesar de las privaciones que habían sufri-
MENTE Y CEREBRO 26
3
La fortaleza de
resistencia psíqui-
ca se beneficia del
manejo exitoso de los
retos y las crisis.
do estos niños durante los primeros años de vida, muchos
se desarrollaban de manera sorprendentemente normal.
La mayoría finalizaba la escolaridad, cursaba una for-
mación profesional, tenía un círculo de amistades esta-
ble y era mentalmente resistente. Sin embargo, alrededor
de una cuarta parte de los que habían pasado más de
seis meses en el orfanato mostraba entre los 11 y los 14
años problemas de atención y dificultades en la escuela.
Algunos tuvieron que solicitar asesoramiento psicosocial,
y más de un tercio seguía buscando trabajo a la edad de
20 años. A pesar de todo, uno de cada cinco se desarro-
llaba sin problemas y se convertía en un adulto sano y
exitoso.
¿De qué depende que alguien que ha vivido una
infancia temprana en circunstancias adversas se con-
vierta en una persona de provecho? O, preguntado de
otro modo: ¿en qué se sustenta la robustez mental
humana?
El concepto de resiliencia, término que la psicología
ha tomado prestado de la ciencia de los materiales, hace
referencia a la resistencia mental. También aporta un
cambio de paradigma en el mundo de la medicina y la
psicología: en los últimos años, la visión de las enferme-
dades ha integrado cada vez más los factores que nos
mantienen sanos y que fomentan nuestro bienestar.
Tres características centrales
Hoy en día existen más de 100 definiciones de resiliencia,
aunque la mayoría presentan tres características en común.
En primer lugar, la resiliencia describe el retorno a un
estado de equilibrio o estado inicial e, incluso, una ga-
nancia en la resistencia mental. Segundo, no se trata de
una característica estable, sino que consiste en un proce-
so dinámico que se transforma a lo largo de la vida.
Tercero, la resiliencia surge principalmente de la vivencia
de situaciones de crisis y otras adversidades, así como de
la superación exitosa de estas.
Los investigadores conocen cada vez mejor las bases
biológicas de la resiliencia. En este contexto, el sistema
del estrés desempeña un papel destacado: en las personas
especialmente resilientes, el nivel de la hormona del
estrés vuelve a descender con rapidez tras una adversidad;
además, los procesos inflamatorios del organismo son,
en su caso, más débiles. Ello permite que se recuperen
antes de las situaciones estresantes y que, al mismo
tiempo, se acostumbren a ellas. También sufren enfer-
N.O 91 - 2018
 PSIC OLO GÍA / RESISTENCIA AL ESTRÉS
medades metabólicas y cardiovasculares con menor
frecuencia.
Asimismo, el cerebro de las personas resilientes pro-
duce más factores neurotróficos, entre ellos, el factor
neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que cataliza
el fortalecimiento de las conexiones sinápticas y la cons-
trucción de conexiones nuevas. La plasticidad que se
deriva de este fenómeno fortalece la atención y la memo-
ria y acelera la recuperación tras las adversidades. Sobre
todo, el hipocampo (región esencial para la memoria)
adolece de este tipo de neurotransmisores en las condi-
ciones de estrés crónico. Este déficit se relaciona también
con las alteraciones mentales en la depresión. Un estudio
publicado en 2002 reveló que los pacientes depresivos
presentaban menos BDNF en la sangre en comparación
con los sujetos sanos. Por el contrario, según se ha com-
probado, los roedores a los que se inyecta BDNF en el
hipocampo aprenden más rápido y cometen menos
errores en las tareas de decisión.
Los genes determinan de forma destacada nuestra
configuración neurobiológica básica, característica que
también confirmaron los investigadores del estudio con
huérfanos rumanos. Según observaron, los factores he-
reditarios que influían en la actividad de los neurotrans-
misores serotonina y dopamina influían de manera no-
table en relación con la resiliencia. En concreto, los niños
con una determinada variante del gen para el transpor-
tador de serotonina (DAT1) padecían más trastornos de
atención y concentración. A su vez, los portadores de la
versión corta del gen para el transportador de serotonina
(5-HTTLPR) mostraban una mayor inestabilidad emo-
cional. Al parecer, la variante corta del 5-HTTLPR con-
tribuye a que vuelva menos serotonina desde el espacio
sináptico hacia la neurona.
Pero la configuración genética sola no moldea a la
persona. De esta manera, los «genes malos» no implican
EN BREVE:
E X P E R I M E N T O NAT U R A L
Los estudios de laboratorio se fundamentan en la dis-
tribución aleatoria de sujetos en determinadas condi-
ciones experimentales. Con frecuencia, este tipo de
procedimiento no resulta posible por razones éticas. En
cambio, los llamados experimentos naturales permiten
a los investigadores observar los efectos de sucesos que
han ocurrido sin su intervención, es decir, de forma
natural (por ejemplo, guerras, crisis económicas o ca-
tástrofes naturales). De esta manera, los expertos en re-
siliencia han investigado las consecuencias de la ham-
bruna holandesa durante el invierno de 1944 a 1945,
los efectos devastadores de la tormenta de hielo en
Quebec en el año 1998 y los que provocó el huracán
Katrina en el sur de Estados Unidos en 2005.
MENTE Y CEREBRO 27
Los investigadores
conocen cada vez
mejor las bases
biológicas de
la resiliencia
necesariamente problemas, ya que precisan de la inte-
racción con el ambiente para aumentar el riesgo, de-
muestran los estudios llevados a cabo con gemelos. Hoy
en día, los investigadores de la epigenética indagan las
interacciones entre la genética y el ambiente. Su rama
de investigación, relativamente joven, estudia cuándo y
cómo se descodifica la información hereditaria de las
células del organismo. Los interruptores bioquímicos se
activan o desactivan modulados, en parte, por el am-
biente. Aunque ello ya ocurre en el útero materno,
también las experiencias en la edad adulta transforman
la expresión genética.
Los experimentos que se han llevado a cabo con ani-
males apuntan a que las marcas epigenéticas pueden
transmitirse incluso a generaciones posteriores [véase
«Experiencias heredadas», por Ulrike Gebhardt, en este
mismo número]. Esto podría ocurrir asimismo en los
humanos, como sugiere un estudio efectuado en Suecia.
Lars Olov Bygren y Gunnar Kaati, del Instituto Karolins-
ka de Estocolmo, en colaboración con Marcus Pembrey,
del Colegio Universitario de Londres, recopilaron datos
médicos de personas nacidas en 1890, 1905 y 1920 en
Överkalix, una provincia al noreste del país. Analizaron
la información junto con los registros de hijos y nietos de
esos sujetos, así como con eventos históricos de las cosechas
y los precios de los alimentos de las respectivas épocas.
A partir del análisis, los investigadores demostraron
que la sobreoferta de alimento resultaba perjudicial a
largo plazo: si en la infancia de los abuelos habían abun-
dado los alimentos, los nietos padecían hasta cinco veces
más de diabetes. El riesgo de enfermedades cardiovascu-
lares también aumentaba. Al parecer, nuestra alimentación
no solo influye sobre la propia salud, sino que también
afecta a la de los hijos de nuestros hijos. Pese a que la
investigación aún no ha podido esclarecer si esta trans-
misión de información epigenética transgeneracional
desempeña un papel en la resiliencia, cabe esa posibilidad.
¿Qué otros mecanismos moldean la resistencia mental
de una persona? En la actualidad, se conocen algunos
factores de protección. En primer lugar, destacan las
competencias y relaciones sociales. Las personas resilien-
tes muestran un comportamiento más prosocial, tienen
N.O 91 - 2018
 Efectos del estrés sobre el organismo
El cerebro libera más neurotransmi- músculos, el cuerpo se prepara para glucosa en el hígado, lo que aumenta
sores adrenérgicos y noradrenérgicos la denominada reacción de lucha o el estado de alerta y atención. El estrés
cuando nos estresamos. Este fenóme- huida. A continuación, las glándulas también activa parte del sistema in-
no se manifiesta con un aumento de suprarrenales vierten cortisol (hor- munitario para combatir rápidamen-
la presión sanguínea y una respiración mona del estrés) en la sangre. Ello, a te los posibles agentes patógenos.
acelerada. Al llegar más oxígeno a los su vez, estimula la producción de Según avanza este proceso, ganan
importancia las propiedades inhibi-
torias de las hormonas y los neuro-
Sistema nervioso transmisores. Por ejemplo, el cortisol
simpático
Ojo
frena la activación excesiva de la res-
Hipotálamo
puesta inmunitaria. De este modo, se
Corteza
recupera la homeostasis, el equilibro
prefrontal interno del organismo. Un sistema de
estrés sano reacciona de manera rá-
Glándulas salivales
pida y adecuada. Por el contrario, si
Hipófisis se mantiene activo permanentemente,
Amígdala se produce una regulación defectuosa
Tráquea del metabolismo, así como de los sis-
Hipocampo temas circulatorio e inmunitario. Por
Bronquios último, las células inmunitarias se
vuelven resistentes a los efectos del
cortisol, de modo que protegen al
organismo del exceso de hormonas
Corazón
del estrés.
Las consecuencias del estrés cróni-
co conducen al aumento de los proce-
Hígado sos inflamatorios, lo que fomenta a su
vez otros problemas: alergias, obesidad,
diabetes y las enfermedades coronarias,
Glándulas entre ellos. La multiplicidad de pro-
biliares cesos inflamatorios también puede
Glándulas Estómago desencadenar la llamada «conducta
suprarrenales de la enfermedad», que se caracteriza
por agotamiento, somnolencia, falta
de apetito, desmotivación, mayor per-
Riñón cepción del dolor y alteraciones de la
atención y la memoria. De este modo,
el mantenimiento del estrés puede
Tracto digestivo conllevar un estado que se asemeja al
de una depresión.
Además, el estrés continuado o muy
agudo interfiere con la actividad de
YOUSUN KOH

Límite del tronco los factores neurotróficos, los cuales

simpático
Vejiga se encargan de la formación de neu-
urinaria ronas y sinapsis. Afecta, por ejemplo,
al hipocampo, estructura cerebral que
El sistema nervioso autónomo, sobre todo el simpático, regula el nivel de desempeña un papel destacado en la
adrenalina y noradrenalina en el cerebro. Esto influye, entre otros, sobre la memoria. En las personas que padecen
actividad de la amígdala y de la corteza prefrontal, ambas implicadas en el estrés crónico, esta área presenta un
control de la conducta. La vía que discurre a través del hipotálamo, la hipófi- menor tamaño que en los sujetos me-
sis y las glándulas suprarrenales («eje hipofisario suprarrenal») libera corti- nos estresados. Según los estudios, ello
sol en el torrente sanguíneo. Unas moléculas proteicas especiales denomina- podría suponer un factor de riesgo
das citocinas (no representadas aquí) se encargan de la comunicación entre para el desarrollo de trastornos pos-
el cerebro, el sistema inmunitario y el sistema nervioso simpático. traumáticos.

MENTE Y CEREBRO 28 N.O 91 - 2018

 PSIC OLO GÍA / RESISTENCIA AL ESTRÉS

una autoimagen más positiva y afrontan los problemas
de manera más activa. Suelen estar más dispuestas a
construir una red social y a mantenerla. Todo ello pro-
porciona, a su vez, un soporte emocional, ayuda práctica
y modelos de referencia (por ejemplo, de personas que
salieron fortalecidas de situaciones de crisis).
También las habilidades empáticas y la tendencia a
ayudar a otros son características en las personas resi-
lientes. Así, muestran un mayor interés por las activida-
des que favorecen el bienestar de los demás, lo que re-
fuerza a su vez un vínculo con otras personas.
Las buenas relaciones alargan la vida
Los investigadores han constatado de diversas maneras
que las relaciones sociales influyen positivamente en el
sistema inmunitario, circulatorio y hormonal. En 2010,
los psicólogos Julianne Holt-Lunstad y Timothy Smith,
de la Universidad Brigham Young, analizaron cerca de
150 estudios en los que habían participado un total de
300.000 sujetos. Hallaron que los vínculos sociales
prolongan la vida, con independencia de factores como
la edad, el sexo y el estado de salud.
Las personas resilientes poseen, además, un sentido
de coherencia. Este concepto fue acuñado por el médico
y sociólogo Aaron Antonovsky (1923-1994) en los años
ochenta del siglo pasado. Describe una especie de orien-
tación vital básica, que se caracteriza por encontrar un
sentido a lo que se experimenta. De este modo, las per-
sonas con un sentido de coherencia hallan una explicación
para las crisis y los golpes del destino, y consideran que
poseen suficientes recursos para superarlos. Ello las
convierte en especialmente resistentes al estrés.
La flexibilidad cognitiva constituye otro pilar de la
resiliencia. Se trata de la habilidad de reanalizar las pro-
pias vivencias y actitudes y adaptarse de manera flexible
a las condiciones ambientales cambiantes. Martin Selig-
man, de la Universidad de Pensilvania y fundador de la
psicología positiva, desarrolló un entrenamiento para
transformar los pensamientos catastróficos («Todo esto
no tiene sentido» o «No puedo conseguirlo», por ejemplo).
Seligman habla de «optimismo aprendido» como instru-
mento importante para reconocer y reinterpretar este
tipo de convicciones destructivas.
Pero buscar un significado más profundo y la cara
positiva de lo vivido no implica evitar las consecuencias
dolorosas. Sentimientos como la tristeza o la preocupación
tras una ruptura de pareja o un despido laboral son ra-
zonables durante un determinado tiempo. Pero las per-
sonas resilientes suelen aceptar antes lo ocurrido y ven
una oportunidad para comenzar de nuevo. Ello refuerza,
de nuevo, su fuerza para resistir.
Los individuos resilientes emplean estrategias de re-
solución orientadas al problema, buscan la ayuda de los
demás y están más convencidos de poder lograr sus
metas a pesar de todos los obstáculos. Por otro lado,
prestan mayor atención a su forma física y bienestar
general. En 2008, investigadores de la Universidad de
California encuestaron a más de 4000 jóvenes sobre su
consumo de alcohol y tabaco, así como sobre otros hábi-
tos perjudiciales para la salud. Constataron que los jóve-
nes con apoyo familiar y modelos de referencia positivos
presentaban una menor tendencia a las conductas insanas.
El deporte, una alimentación equilibrada y evitar el
consumo alcohol y de tabaco benefician físicamente, pero
también psíquicamente: las personas que se mantienen
en forma y activas suelen estar de mejor humor, ser más
resistentes y liberan menos hormonas del estrés en de-
terminadas situaciones (como hablar en público). Además,
un estilo de vida activo aumenta las oportunidades para
establecer buenas relaciones con otras personas. H

PA R A S A B E R M Á S

Effects of profound early institutional deprivation: An overview of findings from a UK longitudinal study of Romanian adoptees.
M. Rutter et al. en European Journal of Developmental Psychology, vol. 4, págs. 332-350, 2007.
Resilience and patterns of health risk behaviors in California adolescents. R. Mistry et al. en Preventive Medicine,
vol. 48, págs. 291-297, 2009.
Social relationships and mortality risk: A meta-analytic review. J. Holt-Lunstad et al. en PLoS Medicine, vol. 7,
e1000316, 2010.
Psychobiological allostasis: Resistance, resilience and vulnerability. I. N. Karatsoreos y B. S. McEwen en Trends
in Cognitive Sciences, vol. 15, págs. 576-584, 2011.
Role of adult hippocampal neurogenesis in stress resilience. B. R. Levone et al. en Neurobiology of Stress, vol. 1,
págs. 147-155, 2015.

EN NUESTRO ARCHIVO

Los años sensibles. Charles Nelson III et al. en MyC n.o 46, 2011.
Claves de la resiliencia. Gary Stix en IyC, mayo de 2011.
El estrés deja su huella molecular. Eric J. Nestler en MyC n.o 59, 2013.

MENTE Y CEREBRO 29 N.O 91 - 2018

 RESILIENCIA

REDUCCIÓN DEL ESTRÉS Las personas resilientes, como cualquier ser

humano, experimentan preocupaciones y necesidades, pero con una
diferencia: saben manejar esas situaciones de forma saludable.
La meditación de consciencia plena ayuda a ello, según demuestran
las variaciones genéticas y cerebrales observadas

Meditar para
­mantener la calma
PAT R I C I A T H I V I S S E N

Concentrarse en el aquí y ahora. La práctica regular

de este ejercicio disminuye el estrés del día a día.

ISTOCK / BRAUNS

MENTE Y CEREBRO 30 N.O 91 - 2018

C
oncentrarse en la respiración. Aceptar las
cosas tal como son. Si la mente empieza
a divagar, volver al aquí y ahora. Parece
una tarea sencilla. Sin embargo, resulta
más fácil de decir que de realizar. Los
pensamientos sobre el pasado y el futuro,
los juicios y las valoraciones nos acompañan continua­
mente. De hecho, resultan tan frecuentes que a veces ni
nos damos cuenta de ellos. Deshacerse de esos pensa­
mientos, aunque sea por un corto tiempo, puede repre­
sentar un gran logro.
Numerosos estudios de los últimos años demuestran
que la meditación reduce el estrés en las personas sanas
y en los pacientes que presentan depresión o enfermeda­
des físicas graves. Hoy en día, los investigadores tratan
de demostrarlo, ya no solo a través de cuestionarios, sino
también mediante indicadores fisiológicos mensurables.
Según un equipo dirigido por la psicóloga Linda Carlson,
de la Universidad de Calgary, la meditación reduce el
acortamiento de los telómeros, que suele observarse en
las mujeres que sufren cáncer de mama.
Los telómeros son los extremos de los brazos de un
cromosoma y están formados por secuencias repetidas
de ADN y proteínas. Con frecuencia, se vuelven dema­
siado cortos en relación con algunas afecciones, entre
ellas, las enfermedades cardiovasculares, las infecciones
y la diabetes. Ciertos estudios han relacionado los teló­
meros más cortos de lo normal con una mayor tasa de
mortalidad en el cáncer de mama. Puesto que el estrés
influye en la longitud de los telómeros, se los considera
un marcador psicobiológico.
Carlson y sus colaboradores analizaron muestras de
sangre de 88 mujeres con cáncer de mama que habían
superado una terapia (algunas habían recibido un tra­
tamiento hormonal). Distribuyeron de forma aleatoria a
las pacientes, que presentaban un marcado estado de estrés,
en tres grupos: unas participaron en un entrenamiento
de meditación de consciencia plena durante ocho sema­
nas; otras recibieron una terapia de conversación, y unas
terceras (grupo de control) asistieron a un seminario
sobre el manejo del estrés. Antes y después de la interven­
ción y aproximadamente cada tres meses, los experimen­
tadores tomaban muestras de sangre de las participan­
tes para analizar la longitud de los telómeros.
Los resultados, que se publicaron en 2015, revelaron
que los telómeros de las mujeres del grupo control se
habían acortado de manera considerable durante el pe­
ríodo de investigación. Por el contrario, las que habían
practicado la meditación y las que habían recibido psi­
coterapia no presentaban variaciones en la longitud de
sus telómeros. Carlson atribuye el fenómeno al efecto del
entrenamiento contra el estrés. «La meditación fomenta
la relajación. De esa manera, el organismo reduce la li­
beración de hormonas del estrés, como el cortisol, la
adrenalina y la noradrenalina», explica. Ello, a su vez,
podría transformar los factores inmunitarios que actúan
MENTE Y CEREBRO 31
en los extremos de los cromosomas. «Disminuir el nivel
de hormonas del estrés podría proteger a los telómeros»,
señala Carlson.
Se desconoce si esta relación también influye en el
curso de la enfermedad. «Sabemos muy poco acerca de
cómo los cambios en las hormonas, las células inmu­
nitarias y los telómeros afectan en el avance de las en­
fermedades», continúa la investigadora. Los estudios
­disponibles hasta la fecha han arrojado resultados desi­
guales. Un año antes de la investigación de Carlson, cien­
tíficos dirigidos por Cecile Lengacher, de la Universidad
de Florida del Sur, analizaron cómo la reducción del es­
trés que propicia la meditación de consciencia plena ac­
túa sobre la longitud de los telómeros en las pacientes
con cáncer de mama. Grosso modo, una enzima denomi­
nada telomerasa se encarga del mantenimiento de los
extremos del cromosoma. Si su actividad disminuye, pue­
den producirse diversas enfermedades, sugieren hallaz­
gos anteriores.
Tras el parámetro adecuado
Para la investigación, Lengacher y su equipo distribuye­
ron a 142 mujeres con cáncer de mama que habían fi­
nalizado el tratamiento en dos grupos: uno practicaba
la meditación de consciencia plena; el otro recibía las
prue­bas de control habituales. Al principio del ensayo,
así como a las seis y a las doce semanas, los investigado­
res tomaron muestras de sangre de las participantes;
también evaluaron su estado mental. Hallaron que la
actividad de la telomerasa había aumentado, de promedio,
un 17 por ciento en las mujeres que habían practicado la
meditación plena. En el otro grupo, en cambio, no de­
tectaron ningún cambio en este aspecto. No obstante, la
longitud de los telómeros no presentó modificaciones en
ninguno de los dos grupos, a diferencia de los hallazgos
descritos por Carlson.
Según especulan Lengacher y sus colaboradores, es
posible que los cambios en los telómeros requieran más
tiempo que la modificación en la actividad de la telome­
rasa, de manera que esta ocurra antes. Otro factor que
puede haber influido en la diferencia de resultados es el
tipo de terapia que las pacientes recibieron antes del
estudio. Carlson ve en ello una probable explicación.
«Quizá las participantes de Lengacher fueran demasiado
heterogéneas. En nuestro estudio, en cambio, participa­
ron solo mujeres que presentaban un marcado estado
L A AU TO R A
Patricia Thivissen es periodista científica.
N.O 91 - 2018
 RESILIENCIA / REDUC CIÓN DEL ESTRÉS
de estrés.» En una encuesta posterior entre 128 pacien­
tes con cáncer de mama, la investigadora constató que,
tras un año de la intervención, la meditación de cons­
ciencia plena disminuía la percepción de estrés y aumen­
taba la calidad de vida de las afectadas de manera más
notable que una psicoterapia grupal. El trabajo se basó
en las respuestas subjetivas de las participantes, sin
comprobar marcadores biológicos, como la longitud de
los telómeros.
Diversos estudios llevados a cabo en los últimos años
sugieren que las personas con experiencia en la prácti­
ca de la meditación presentan también cambios en la
actividad cerebral. «Encontramos patrones estables»,
afirma Britta Hölzel, de la Universidad Técnica de Mú­
nich. La práctica regular de la meditación aumenta,
sobre todo, la activación de áreas del hipocampo, es­
tructura sensible al estrés, así como de la amígdala y la
corteza prefrontal, regiones importantes para la regu­
lación emocional. «Cuando aprendemos a relajarnos,
ello repercute también en nuestro estado neurofisioló­
gico», afirma Hölzel.
Los efectos concretos de la meditación solo pueden
observarse de manera detallada mediante las llamadas
pruebas controladas aleatorizadas, en las que se compa­
ran diferentes grupos de sujetos y se controlan otros
factores que puedan producir cambios. En el mejor de
los casos, los participantes desconocen a qué grupo
pertenecen (prueba con ciego único). El neurobiólogo
Fadel Zeidan, del Centro Médico Bautista Wake Forest,
desarrolló para el estudio una variedad de «meditación
aparente». Los participantes entrenaban ejercicios su­
puestamente de meditación, sin saber que no tenían nada
que ver con las prácticas contemplativas. Para ello, claro
está, los sujetos debían ser unos iletrados en este terreno.
«La meditación aparente tiene mucho en común con la
práctica de la atención plena, únicamente carece del
factor de la atención», explica Hölzel. Por ejemplo, se
eliminaron los ejercicios de observación de la propia
respiración.
Según los estudios de Zeidan, la meditación alivia el
dolor y desencadena actividades cerebrales «específicas
de la atención». Los experimentadores aplicaron estímu­
los dolorosos (calor) a 75 sujetos sanos distribuidos en
cuatro grupos. Los probandos de uno de ellos practicaban
meditación; los participantes del segundo eran «medita­
dores aparentes»; los del tercero recibían una supuesta
«crema antidolor» (placebo), y los miembros del cuarto
grupo escuchaban la grabación de un fragmento de la
lectura de un libro.
Los participantes que habían meditado de forma
correcta no solo afirmaron que padecían menos dolor;
su cerebro también procesaba los estímulos dolorosos de
otro modo: las áreas cerebrales relacionadas con el con­
trol cognitivo de la percepción del dolor (entre ellas, la
corteza orbitofrontal, la ínsula y el cíngulo anterior)
mostraban una mayor activación. Por el contrario, el
MENTE Y CEREBRO
tálamo (también conocido como «puerta de la conscien­
cia») aparecía menos activo. Ello sugiere que los estímu­
los dolorosos no habrían alcanzado las regiones superio­
res de la corteza cerebral. En consecuencia, estos sujetos
no los percibían con tanta intensidad.
Pero, según indica Zeidan, estos resultados de ensayos
con sujetos sanos no pueden extrapolarse sencillamente
a las personas que sufren dolor crónico. De la misma
manera, los hallazgos de Carlson con pacientes de cáncer
no son automáticamente válidos para cualquier enfermo.
A pesar de todo, la suposición de que la meditación de
consciencia plena contrarresta los trastornos que causa
el estrés parece obvia.
«Por ahora, los resultados al respecto son escasos»,
lamenta Carlson. «Se precisa realizar investigaciones
controladas y aleatorizadas con una amplia muestra de
sujetos sanos y registrar su riesgo de padecer enferme­
dades a largo plazo. Pero este tipo procedimientos resul­
tan laboriosos y caros.» Hölzel, profesora de meditación
además de neurocientífica, destaca que, en cualquier caso,
un curso de ocho semanas para aprender a meditar re­
sulta insuficiente. «La atención plena es más una filosofía
de vida que un entrenamiento». H
PA R A S A B E R M Á S
Influence of mindfulness-based stress reduction (MBSR)
on telomerase activity in women with breast cancer (BC).
C. A. ­Lengacher et al. en Biological Research for Nursing,
vol. 16, págs. 438-447, 2014.
Mindfulness-based cancer recovery and supportive-expressive
therapy maintain telomere length relative to controls in distres­
sed breast cancer survivors. L. E. Carlson et al. en Cancer,
vol. 121, págs. 476-484, 2015.
Mindfulness meditation-based pain relief employs different
neural mechanisms than placebo and sham mindfulness
­meditation-induced analgesia. F. Zeidan et al. en Journal of
Neuroscience, vol. 35, págs. 15.307-15.325, 2015.
Randomized-controlled trial of mindfulness-based cancer
recovery versus supportive expressive group therapy among
distressed breast cancer survivors (MINDSET): Long-term
follow-up results. L. E. Carlson et al. en Psycho-Oncology,
vol. 25, págs. 750-759, 2016.
EN NUESTRO ARCHIVO
Telómeros, telomerasa y cáncer. Carol W. Greider
y E. H. Blackburn en IyC, abril de 1996.
La meditación refuerza la mente. Dieter Vaitl
en MyC n.o 55, 2012.
La meditación de consciencia plena. Christophe André
en MyC n.o 59, 2013
En el cerebro del meditador. Matthieu Richard, Antoine Lutz
y Richard J. Davidson en IyC, enero de 2015.
32 N.O 91 - 2018

«La resiliencia puede entrenarse»
Existen numerosos programas para fortalecer la resistencia mental. Klaus Lieb, director
del Centro Alemán de Resiliencia, explica las principales características de este entrenamiento
¿C ómo puede fortalecerse la
capacidad de resiliencia?
Entre los factores que han demostra-
do contribuir a la resiliencia destacan
la habilidad de despertar emociones
positivas en uno mismo con regula-
ridad, asumir los retos con expecta-
tivas optimistas y construir una red
social funcional a la que pueda acu-
dirse en situaciones difíciles de la
vida. Cuál de dichos factores ayuda
más a una persona que atraviesa una
situación crítica varía de un indivi-
duo a otro. El manejo de las crisis debe
adaptarse siempre a las circunstan-
cias y propias posibilidades. Si, por
ejemplo, una causa estresante resulta
incontrolable, la aceptación o, inclu-
so, apartarla de la mente puede ser
un método adecuado, mientras que
THOMAS HARTMANN, UNIVERSIDAD DE MAGUNCIA; CORTESÍA DE KLAUS LIEB
K L AU S L I E B
Es director del Centro Alemán de
Resiliencia, en Maguncia. También
dirige la Clínica de Psiquiatría
y Psicoterapia de la Universidad
de Medicina de Maguncia.
MENTE Y CEREBRO
ENTREVISTA / RESILIENCIA
en otras circunstancias puede resultar
más beneficioso un afrontamiento
activo.
¿Es posible aprender a ser resiliente?
Durante mucho tiempo se ha creído
que la resiliencia es un rasgo de per-
sonalidad relativamente estable. Sin
embargo, los estudios más recientes
sugieren que se puede modificar, a
pesar de la dotación genética. Por
ejemplo, la conducta resiliente para
regular los sentimientos de manera
adecuada, o incluso la resiliencia en
general, se pueden aprender. Además,
su entrenamiento aporta efectos po-
sitivos para la salud mental. Pero este
tipo de cambios exigen perseverancia
y tiempo. Fortalecer la resiliencia
personal es un proceso largo, con sus
avances y retrocesos, que se desarro-
lla en circunstancias críticas reales.
Por ese motivo, su entrenamiento no
garantiza una mejora del bienestar;
no debemos esperar que nos convier-
ta en inmunes al estrés. Aunque sí
nos muestra caminos para reconocer
y optimizar el empleo de los recursos
personales.
Entonces, los buenos propósitos no
son suficientes. ¿Se necesita sufrir
para ser resiliente?
Las personas resilientes no sufren
más, sino que manejan su dolor de
manera constructiva. Superan la si-
tuación con mayor rapidez porque
afrontan el estrés y buscan una salida
a la situación de manera activa. Con
la resistencia psíquica ocurre algo
parecido a lo que sucede con el siste-
ma inmunitario: para desarrollar la
resistencia necesaria, primero se debe
estar expuesto a los ataques. En lugar
de ponerse a temblar ante la siguien-
te crisis, sería mejor considerarla como
una oportunidad para poner a prue-
ba la propia resiliencia y confiar en
que, en caso de emergencia, la fuerza
33 N.O 91 - 2018
de superación que se necesita va a
crecer. De hecho, con frecuencia nos
damos cuenta de lo fuertes que somos
cuando experimentamos situaciones
adversas.
¿Tenemos en la actualidad demasia-
do miedo a las crisis vitales «nor-
males»?
No es posible responder a esa pre-
gunta sin matizar. Las generaciones
anteriores debían manejar otras
crisis vitales diferentes de las actuales.
Seguramente, las personas que vivie-
ron la Segunda Guerra Mundial se
endurecieron un poco más. Hoy en
día, afrontamos otro tipo de situa-
ciones de estrés, como el desempleo,
la presión del tiempo o el afán de
perfección. Con frecuencia, esas
condiciones conllevan una gran sen-
sación de inseguridad. Para muchas
personas, cada vez resulta más difícil
compaginar las exigencias de la vida
laboral con el deseo de satisfacer una
vida privada y familiar. Por esa razón,
deberíamos considerar el mante-
nimiento de la salud mental como
una tarea que compete a toda la so-
ciedad. H
 ntrevista realizada por Steve Ayan,
E
redactor de Gehirn und Geist, edición
alemana de Mente y Cerebro.
PA R A S A B E R M Á S
A conceptual framework for the neuro-
biological study of resilience. R. Kalisch
et al. en The Behavioral and Brain
Sciences, vol. 38, e92, 2015.
Psychological interventions for resilience
enhancement in adults. I. Helmreich
et al. The Cochrane Library, 2017.
EN NUESTRO ARCHIVO
Claves de la resiliencia. Gary Stix en IyC,
mayo de 2011.
 AVANCES

NEUROLOGÍA

Limitaciones en la función reparadora

de la hormona de crecimiento
Tras una lesión cerebral, existe una ventana de tiempo en que la hormona
de crecimiento resulta ineficaz en la reparación del daño, según
se ha comprobado en ratas
Jesús Devesa, Margarita Heredia y Adelaida S. Riolobos
CORTESÍA DE JESÚS DEVESA, MARGARITA HEREDIA Y ADELAIDA S. RIOLOBOS

Las ratas con una lesión en la corteza motora frontal recuperan la movilidad de la extremidad afectada
si se les ­administra la hormona del crecimiento antes o después de un determinado período tras la lesión.
Así, son capaces de superar la prueba de adquisición de comida con éxito.

L
a hormona de crecimiento (GH) desempeña un rapidez y en gran manera cuando se produce una lesión
papel clave en el desarrollo cerebral del feto y del cerebral. El objetivo de ese aumento del receptor es
bebé hasta los dos años de edad. Tradicionalmente «estar preparado» para responder a la hormona en la
se ha considerado que la GH se produce en la hipófisis reparación del daño.
anterior; sin embargo, desde hace tiempo sabemos que Sobre estas bases, nuestro grupo, y otros, han tratado
esta hormona se produce prácticamente en todos los con GH y programas de rehabilitación a cientos de pa-
tejidos, donde cumple funciones autoparacrinas de muy cientes que presentaban alteraciones cerebrales de dis-
diverso tipo (metabolismo, proliferación y supervivencia tinto origen, en quienes se han obtenido resultados
celular, protección mitocondrial, etcétera). considerados impensables con los clásicos métodos de
Hoy también sabemos que esta hormona lleva a cabo rehabilitación, tanto por el tiempo transcurrido tras el
un amplio espectro de funciones, entre las que destacan daño como por la magnitud de este.
la protección y la reparación de los sistemas nervioso En la investigación que publicamos este año en la re-
(central y periférico), cardiovascular y hematopoyético. vista Neural Plasticity, continuación de nuestro estudio de
Por ello, la expresión del receptor de GH aumenta con 2013 aparecido en Behavioral Brain Research, tratamos de

MENTE Y CEREBRO 34 N.O 91 - 2018

CORTESÍA DE JESÚS DEVESA, MARGARITA HEREDIA
Y ADELAIDA S. RIOLOBOS
Mecanismo compensador del cerebro
La imagen de la izquierda muestra la lesión (flecha blanca) en la corteza motora frontal del hemisferio derecho de
una rata. La microfotografía del cerebro lesionado (derecha) del roedor revela que la región afectada no se repara
en ningún caso. Ello sugiere que la hormona de crecimiento favorece una recuperación de la plasticidad compensa-
dora, es decir, una mejoría a partir de otras estructuras cerebrales. En el estudio se halló una sobreexpresión de las
proteínas nestina y actina en el hemisferio no lesionado.
profundizar en los mecanismos por los que la GH actúa
en la reparación cerebral, así como averiguar si existe un
tiempo «crítico» para que las acciones de la hormona se
manifiesten. Nuestros datos demuestran que así es.
Experimento con roedores
Para nuestra investigación, redujimos las cantidades de
alimento diario a 35 ratas macho hasta que pesaron entre
un 86 y 88 por ciento menos de su peso normal. Con ello
perseguíamos que los animales tuviesen la necesidad de
comer lo suficiente para recuperar su peso habitual (por
lo general, las ratas intentan siempre mantener al cien
por cien su peso corporal normal). Asimismo, determi-
namos el hemisferio dominante de cada ejemplar. Para
ello empleamos una prueba de adquisición de comida,
en la que el animal debe introducir su mano a través de
un pequeño agujero para poder acceder al alimento
dispuesto en una gradilla y llevárselo a la boca tras sacar
la pata por la misma abertura. Si tendía a usar la derecha,
su hemisferio dominante era el izquierdo, y a la inversa,
Después de diez días de entrenamiento (la tarea de
tomar alimento a través de un agujero implica una ele-
vada precisión en los movimientos de extensión y flexión
de los dedos y la mano, es decir, la motricidad fina),
extirpamos, mediante aspiración, la corteza motora
frontal (áreas corticales motoras primaria y secundaria)
del hemisferio dominante en 30 de los múridos. En los
cinco ejemplares restantes se llevó a cabo la misma in-
tervención, pero sin lesionar el cerebro. En otras palabras,
también se les anestesiaba y abría la piel craneal, pero
no se accedía al cerebro, de manera que servían de gru-
po de control. Para forzar a los animales a que usaran la
mano afectada por el daño cerebral, se les colocó un
MENTE Y CEREBRO
Zona lesionada
brazalete en la mano sana. De esta manera no les que-
daba más remedio que intentar comer con la extremidad
en la que presentaban problemas de movilidad (terapia
restrictiva).
A continuación, dividimos a las ratas lesionadas en
diferentes grupos. Unas recibieron GH durante cinco
días pero en distintos períodos: unos fueron tratados
con dicha hormona una semana después del daño cere-
bral adquirido; otros, a partir del día 14, y los que for-
maban el tercer grupo, pasados 35 días de la lesión. A
otras ratas se les administró vehículo (el disolvente en
el que se encontraba la hormona) en lugar de GH, en los
días 7 y 35 (un grupo) y el día 14 (segundo grupo) tras
el daño. Las ratas en las que se había simulado la cirugía
recibieron vehículo durante cinco días (los días 7, 14 y
35 después de la supuesta intervención).
Asimismo, se sometió a los roedores a ejercicios de
rehabilitación diarios. Durante tres minutos debían ali-
mentarse con la mano que presentaba problemas de
movilidad (parálisis). Estas sesiones se iniciaron en el
octavo día tras la lesión y duraron nueve o trece días.
Pasados 35 días de la lesión se llevó a cabo una nueva
tanda de rehabilitación durante nueve días.
¿Hubo reparación cerebral?
Inmediatamente tras la lesión, ningún grupo de los ani-
males dañados fue capaz de superar un 18 por ciento de
éxito en el test de adquisición de comida. Solo los que
fueron tratados a los siete días de la lesión con GH mos-
traron, al segundo día de tratamiento, un porcentaje de
respuestas correctas estadísticamente similar al de los
animales de control. Esta mejoría fue en aumento a lo
largo de los días y se mantuvo en el tiempo. Lo mismo
35 N.O 91 - 2018
L O S AU TO R E S
Jesús Devesa es catedrático de fisiología de la Universidad de
Santiago de Compostela y director científico del Centro Foltra,
en Galicia. Margarita Heredia y Adelaida S. Riolobos son
profesoras de fisiología en el Departamento de Fisiología y
Farmacología del Instituto de Neurociencias de Castilla y León
de la Universidad de Salamanca.
ocurrió en los animales que recibieron la hormona a los
35 días de la lesión: a partir de la segunda sesión de tra-
tamiento y rehabilitación, su éxito en la adquisición y la
ingesta de alimento fue similar al de los animales de
control, resultado que no se observó en los ejemplares
que no recibieron GH.
De manera sorprendente, cuando la hormona se ad-
ministró a los 14 días de la lesión, el porcentaje de cul-
minación de la tarea fue muy inferior al de las ratas del
grupo de control y semejante al de las que habían recibi-
do vehículo, a pesar de que habían comenzado la reha-
bilitación en el mismo día que los otros grupos que habían
mostrado mejoras.
En conclusión, los resultados sugieren que existe una
ventana de tiempo en la que la reparación funcional tras
un daño parece imposible. Pero antes de que esa ventana
se abra y días después se cierre, la hormona pone en
marcha mecanismos de plasticidad que permiten que la
rehabilitación sea eficaz.
Mecanismos cerebrales compensadores
En el estudio de 2013 comprobamos que animales con
daño cerebral a los que se había administrado GH y que
habían practicado ejercicios de rehabilitación mostraban
una sobreexpresión de nestina, proteína que aparece en
las células madre neurales y que contribuye a la remode-
lación del citoesqueleto celular, en el hemisferio no da-
ñado. Atribuimos el fenómeno a la puesta en marcha de
mecanismos compensadores de plasticidad neural res-
ponsables de la recuperación funcional.
Siguiendo con nuestra investigación, en este último
trabajo hemos descubierto, tras extirpar el cerebro a los
animales una vez muertos, que además de la nestina,
otra proteína, la actina alcanza una tasa elevada de ex-
presión en el hemisferio no dañado de los animales
tratados con GH en los días 7 y 35, respectivamente, pero
no en los individuos del grupo de control ni en los que
recibieron vehículo. La actina es una proteína multifun-
cional que participa en múltiples procesos importantes
para las células, entre ellos, la división y la remodelación
celular.
Una serie de estudios con animales indica que la ma-
yor tasa de expresión de muchos de los genes y de las
proteínas importantes para el crecimiento neural, la
formación de sinapsis y la proliferación de dendritas
ocurre durante las primeras etapas del desarrollo cerebral,
pero este proceso se reduce de forma importante a me-
dida que envejecemos. Pese a ello, cuando existe un daño
(un ictus, por ejemplo) se produce una nueva, aunque
limitada, expresión de esos genes, posiblemente para
tratar de reparar la lesión. Puesto que la GH constituye
una hormona clave en el desarrollo cerebral, es más que
probable que cumpla una función en la expresión de esos
genes modeladores y reparadores, además de inducir
nestina y actina, lo que justificaría la sobreexpresión de
su receptor en el cerebro dañado.
Por otro lado, la administración de GH incrementa
las mejorías, por lo general escasas, que proporciona la
rehabilitación física en caso de lesiones en la corteza
motora frontal, con excepción de esa ventana crítica de
tiempo, según hemos constatado en ratas. Aunque cono-
cemos los factores responsables de esa ventana temporal
clave, ignoramos cuál es su función fisiológica en la re-
paración cerebral tras un daño.  H

PA R A S A B E R M Á S

Bihemispheric contribution to functional motor recovery of the affected forelimb following focal ischemic brain injury in rats. J.
Biernaskie et al. en The European Journal of Neuroscience, vol. 21, págs. 989-999, 2005.
Early growth hormone (GH) treatment promotes relevant motor functional improvement after severe frontal cortex lesion in
adult rats. M. Heredia et al. en Behavioural Brain Research, vol. 247, págs. 48-58, 2013.
Brain recovery after a plane crash: Treatment with growth hormone (GH) and neurorehabilitation: A case report.
J. Devesa et al. en International Journal of Molecular Sciences, vol. 16, n.o 12, págs. 30.470-30.482, 2015.
Motor improvement of skilled forelimb use induced by treatment with growth hormone and rehabilitation is dependent on the
onset of the treatment after cortical ablation. M. Heredia et al. en Neural Plasticity, vol. 2018, art. 6125901, marzo de 2018.

EN NUESTRO ARCHIVO

Fármaco de moda. En IyC, octubre de 1990.

¿Es posible la reparación del cerebro? E. Mancheño Maciá y M. Jiménez Ribotta en MyC n.o 15, 2005.

MENTE Y CEREBRO 36 N.O 91 - 2018

 AVANCES

NEUROCIENCIA

Implantes cerebrales para los trastornos

del estado de ánimo
Controlados con inteligencia artificial, estos dispositivos estimulan el cerebro
con electricidad y reconocen cuándo una descarga eléctrica es necesaria
Sara Reardon

AGE FOTOSTOCK / SCIENCE PHOTO LIBRARY / ZEPHYR

La imagen muestra electrodos implantados en el cerebro de un paciente de 61 años con párkinson.

En un futuro, estos dispositivos también aliviarán trastornos mentales.

P
or primera vez se están ensayando en el cerebro
humano implantes que descargan impulsos eléc-
tricos ajustados según los sentimientos y la con-
ducta de quien los utiliza. Dos equipos, financiados por
la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de
Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) en EE.UU.,
han comenzado ensayos preliminares de implantes cere-
brales «en bucle cerrado», que, por medio de algoritmos,
detectan patrones asociados a trastornos del estado
anímico. Estos dispositivos pueden lograr que el cerebro
retorne a su estado saludable, sin intervención de un
médico.
El trabajo, presentado en noviembre de 2017 en el
congreso de la Sociedad de Neurociencia en Washing-
ton, podría contribuir a tratar enfermedades mentales
graves refractarias a las terapias actuales. Sin embargo,
también suscita problemas éticos, pues esta metodo-
logía podría conceder a los investigadores cierto ac-
ceso, en tiempo real, a sentimientos íntimos de la
persona.

MENTE Y CEREBRO 37 N.O 91 - 2018

 E N B R E V E : E S T I M U L A C I Ó N ­C E R E B R A L P R O F U N D A

La estimulación cerebral profunda es una técnica terapéutica que en la actualidad se utiliza sobre todo
para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Mediante un procedimiento quirúrgico, se implanta
uno o más microelectrodos en àreas predeterminadas del cerebro. Estos microelectrodos son capilares de
titanio muy finos con contactos metálicos en sus extremos. Los extremos se conectan por medio de un ca-
ble a un generador de pulsos, que el cirujano implanta debajo de la piel en el pecho o el abdomen. De esta
forma, es posible estimular regiones cerebrales específicas con pequeñas descargas y mejorar, por ejemplo,
los síntomas de los trastornos de movimiento.

La técnica se conoce como estimulación cerebral
profunda y consiste en utilizar dispositivos implantados
en el cerebro para suministrar descargas eléctricas que
alteran la actividad neuronal. Se utiliza para tratar alte-
raciones de motricidad; pero su éxito ha sido escaso en
los trastornos de tipo anímico. Los primeros indicios
hicieron pensar que la estimulación constante de ciertas
regiones cerebrales podría aliviar la depresión crónica,
pero en un estudio en el que participaron 90 pacientes
con depresión no se observó mejoría al cabo de un año.
Los científicos afirman que hay posibilidad de tener
éxito a pesar de que intentos anteriores hayan fracasado,
porque sus implantes cerebrales están específicamente
concebidos para tratar enfermedades mentales, y se ac-
tivan solo cuando es necesario. «Es mucho lo que hemos
aprendido sobre las limitaciones de nuestra tecnología
actual», asegura Edward Chang, neurocientífico de la
Universidad de California en San Francisco, quien dirige
uno de los proyectos.
DARPA financia el grupo de Chang y otro más, en el
Hospital General de Massachusetts (HGM), de Boston.
Su finalidad es el tratamiento de militares, jóvenes o
veteranos, con depresión o trastornos de estrés postrau-
mático. Los equipos confían en crear un sistema de
electrodos que se pueda implantar en el interior del ce-
rebro y permita rastrear su actividad cuando es estimu-
lado. Ambos grupos están desarrollando sus técnicas en
pacientes epilépticos que ya cuentan con los electrodos
para registrar sus ataques.
En el congreso de la Sociedad de Neurociencia, Omid
Sani, un ingeniero eléctrico de la Universidad de Cali-
fornia del Sur en Los Ángeles que colabora con el equipo
de Chang, presentó la primera cartografía cerebral de
cómo el estado de ánimo es codificado a lo largo del
tiempo. Sani y sus colegas trabajaron con seis personas
con epilepsia que tenían electrodos en el cerebro. En el
transcurso de una a tres semanas, rastrearon su actividad
cerebral y estado de ánimo. Comparando ambas líneas
de información, los investigadores crearon un algoritmo
L A AU TO R A
Sara Reardon es periodista científica de Nature.
para «decodificar» los cambios en el humor de estas
personas. Encontraron algunos patrones generales, par-
ticularmente en áreas asociadas al estado de ánimo.
Sani afirma: «Chang y su equipo están listos para probar
su nuevo sistema de bucle cerrado simple en una persona».
El grupo ya ha ensayado en humanos cierta estimulación
en bucle cerrado, pero no quieren aportar más detalles,
pues se trata todavía de trabajos preliminares.
Por su parte, el grupo del HGM está adoptando un
enfoque diferente. En lugar de detectar una enfermedad
mental concreta o un determinado estado de ánimo,
intenta cartografiar la actividad cerebral asociada a con-
ductas que se manifiestan en diversos trastornos, como
las dificultades de concentración o la falta de empatía.
En el congreso, el equipo informó sobre ensayos con
algoritmos que estimulan el cerebro cuando un proban-
do es distraído de la tarea que está llevando a cabo, como
emparejar imágenes de números o identificar emociones
en rostros.
Los investigadores encontraron que generar impulsos
eléctricos en las regiones cerebrales implicadas en la
toma de decisiones y en la emotividad mejoraba el ren-
dimiento de los participantes. El equipo también regis-
tró la actividad cerebral que acontece cuando la persona
empieza a fracasar o a retrasarse en una tarea, sea por
olvido o distracción, y logró revertir esta situación
usando la estimulación eléctrica. Ahora, están comen-
zando a probar algoritmos que utilicen pautas específi-
cas de la actividad cerebral para producir estímulos de
manera automática.
Wayne Goodman, psiquiatra de la Escuela de Medi-
cina Baylor en Houston, alienta la esperanza de que la
estimulación de bucle cerrado se convierta en un tra-
tamiento viable a largo plazo para trastornos del estado
de ánimo. Su esperanza se fundamenta en que la gene-
ración de los algoritmos en la actualidad es más «perso-
nalizada», y se basa en señales fisiológicas, no en el juicio
de un médico. «Pero para hacerlo bien tienes que afinar
mucho», opina Goodman, quien se dispone a lanzar un
pequeño ensayo de estimulación en bucle cerrado para
tratar el trastorno obsesivo-compulsivo.
Uno de los problemas que presenta la estimulación de
regiones cerebrales asociadas al estado de ánimo, apun-
ta Goodman, es que se puedan crear estados de felicidad

MENTE Y CEREBRO 38 N.O 91 - 2018

 AVANCES
extrema que ahoguen todos los demás sentimientos.
Además, existen cuestiones de carácter ético, porque los
algoritmos (en la estimulación de bucle cerrado) pueden
informar a los investigadores sobre el estado de ánimo
del sujeto, más allá de lo observable por su conducta o
sus expresiones faciales. «Tendremos acceso a la actividad
que codifica sus sentimientos», explica Alik Widge, psi-
quiatra y director de ingeniería en el equipo del HGM.
El grupo de Widge, igual que los de Chang y Goodman,
colabora con expertos en neuroética para explorar este
tipo de cuestiones.
Aun así, asegura Chang, las tecnologías que su equipo
y otros están desarrollando suponen solo un primer paso
hacia mejores tratamientos de los trastornos de ánimo, y
pronostica que los datos obtenidos en ensayos con im-
plantes cerebrales podrían contribuir a terapias de es-
timulación del cerebro a través del cráneo. Y añade:
«Podremos abrir una especie de ventana al cerebro a
través de la cual conoceremos lo que le ocurre durante
una recaída». H n.º 83, 2017.
PSICOLOGÍA
Los trastornos mentales son casi normales
Casi todas las personas sufrirán un trastorno psicológico en algún momento
de su vida. En la mayoría de los casos, la alteración mental será pasajera
Jonathan Schaefer y Aaron Reuben
C
on frecuencia, las enfermedades mentales suelen
considerarse poco habituales e, incluso, vergon-
zosas. Pero los hallazgos de equipos de investi-
gación de todo el mundo, entre ellos el nuestro, revelan
que la mayoría de las personas sufrirá al menos un
trastorno psicológico a lo largo de la vida. Con todo,
gran parte de estos individuos no recibirá tratamiento,
a pesar de que la enfermedad repercuta probablemente
en sus relaciones sociales y personales, en el trabajo y
en la satisfacción vital. Visto desde el otro lado de la
moneda, las pocas personas que jamás llegarán a sufrir
un trastorno psíquico podrían brindar a la psicología
una nueva línea de estudio para averiguar qué es lo que
convierte a estos humanos en tan «anormalmente» sanos
y resistentes.
Desde hace tiempo, los epidemiólogos saben que
entre el 20 y el 25 por ciento de la población padece algún
trastorno mental. No obstante, encuestas llevadas a cabo
en Estados Unidos desde mediados de 1990 hasta co-
mienzos del siglo xxi han sugerido que ese porcentaje
MENTE Y CEREBRO 39
Artículo original publicado en Nature,
vol. 551, págs. 549-550, 2017
Traducido con el permiso de Nature Research Group
© 2018
PA R A S A B E R M Á S
Subcallosal cingulate deep brain stimulation for treatment-­
resistant depression: A multisite, randomised, sham-controlled
trial. P. E. Holtzheimer et al. en The Lancet Psychiatry,
vol. 4, págs. 839-849, 2017.
EN NUESTRO ARCHIVO
Estimulación cerebral. Mark George en IyC,
noviembre de 2003.
Nuevas claves sobre la estimulación cerebral profunda
en el párkinson. Michael Eisenstein en MyC
de personas podría ser más elevado, hasta alcanzar casi
la mitad de la población. Estos estudios se basaban en las
respuestas de miles de participantes estadounidenses de
ambos sexos y de diferentes edades, etnias y clases socia-
les. La metodología utilizada era retrospectiva, es decir,
consistía en recopilar información sobre los sentimientos
y comportamientos que habían experimentado los en-
cuestados en los últimos meses, años o, incluso, decenios.
La memoria humana es frágil, y la ciencia moderna nos
ha demostrado que las personas resultan muy poco fiables
cuando refieren datos sobre su propia salud mental. Por
ello, los resultados de este tipo de investigaciones des-
piertan ciertas dudas. Además, casi un tercio de las
personas con las que se contactó para participar en estos
estudios rechazó la invitación. Otros test han demostra-
do que precisamente estos individuos presentaban una
peor salud mental.
Por estos motivos, uno de los autores (Schaefer)
decidió utilizar un nuevo método para investigar el
asunto. Los resultados se publicaron el verano pasado
N.O 91 - 2018
ISTOCK / FCSCAFEINE
en la revista Journal of Abnormal Psychology. En lugar
de pedir a los encuestados que recordaran eventos del
pasado, el equipo realizó el seguimiento exhaustivo de
una generación de neozelandeses, todos residentes en
la misma ciudad, desde su nacimiento hasta la madurez.
Las entrevistas fueron periódicas, con el fin de detectar
cualquier indicio de un trastorno mental en el año
precedente.
Si se estudia a las personas a lo largo del tiempo con
regularidad, el porcentaje de los sujetos que sufren un
trastorno psicológico aumenta hasta más del 80 por
ciento, hallaron los experimentadores. De los participan-
tes, solo un 17 por ciento no desarrolló ninguna enfer-
medad psíquica, al menos hasta la mediana edad. Sin
embargo, como el equipo de Schaefer no puede asegurar
que en los años intermedios entre una evaluación y otra
todos los probandos estuvieran sanos, el porcentaje de
L O S AU TO R E S
Jonathan Schaefer y Aaron Reuben son psicólogos de la
­Universidad Duke. Investigan en el ámbito de la psicología
clínica y la epidemiología.
MENTE Y CEREBRO
sujetos que jamás experimentan un trastorno mental
podría ser aún más bajo.
Investigaciones similares efectuadas en Nueva Zelan-
da, Suiza y Estados Unidos han corroborado estos ha-
llazgos. También demuestran que las personas tenemos
más posibilidades de desarrollar un trastorno mental al
menos una vez en la vida que de sufrir diabetes, dolencias
cardíacas o cáncer.
¿Una enfermedad crónica?
Cuando una persona desarrolla un trastorno psíquico, a
menudo se cree que lo sufrirá de por vida. Los últimos
datos confirman que ese planteamiento es erróneo; al
menos en relación con los trastornos psicológicos más
comunes. «A menudo, las enfermedades psíquicas son
de corta duración o no tan graves», señala John Horwood,
epidemiólogo psiquiátrico y director de otro amplio es-
tudio longitudinal realizado en la ciudad neozelandesa
Christchurch. Este profesor de la Universidad de Otago
ha descubierto que casi el 85 por ciento de los partici-
pantes de su investigación padecieron alguna vez un
trastorno mental desde que nacieron hasta cumplir los
35 años de edad.
Este hallazgo podría aportar una importante informa-
ción, señala Jason Siegel, profesor de psicología social en
40 N.O 91 - 2018
 AVANCES

la Universidad de Claremont. Según afirma, por lo gene-
ral, las personas se muestran más simpáticas si creen que
los problemas de salud de sus amigos o compañeros de
trabajo son pasajeros. Y los sujetos que presentan un
trastorno mental requieren apoyo. Incluso los trastornos
de corta duración pueden sembrar el caos en la vida del
afectado. Para diagnosticar una enfermedad mental deben
cumplirse criterios sintomáticos rigurosos, indica Horwood.
«El trastorno debe mermar la vida del afectado de mane-
ra importante», explica.
Algunas personas consideran que estas nuevas es-
tadísticas sobre la frecuencia de los trastornos menta-
les fomentan una patologización de las experiencias
humanas «normales». Los defensores de quienes sufren
trastornos psicológicos se muestran en desacuerdo
con este supuesto. «Los números [de las estadísticas]
no me sorprenden en absoluto», sostiene Paul Gion-
friddo, presidente de la asociación estadounidense en
defensa de las personas con trastornos psicológicos
Mental Health America. Sus miembros apoyan la idea
de que las enfermedades psíquicas son frecuentes, pero
no siempre «duraderas». Hace algo más de tres años,
la entidad publicó en su página web un test diseñado
para que los usuarios puedan averiguar si sufren algún
trastorno psíquico y si necesitan ayuda. Desde la
puesta en marcha de esta herramienta se han efectua-
do más de 1,5 millones de evaluaciones en línea. En
la actualidad, la media se encuentra en 3000 pruebas
diarias.
La notable prevalencia de los trastornos psicológicos
en la sociedad que demuestran los estudios debería
comportar consecuencias, opina Gionfriddo. Este exle-
gislador vio cómo su hijo, quien sufrió esquizofrenia
durante la infancia sin que se le diagnosticase, acabó
viviendo en la calle y, más tarde, encerrado en una prisión.
«La sociedad se beneficiaría de un cribado general de la
salud mental», sostiene. Expertos en prevención esta-
dounidenses recomiendan que se realice una evaluación
periódica de la salud psicológica en las personas mayores
de 11 años. No obstante, esta medida aún se encuentra
lejos de convertirse en realidad. «Si hemos reconocido
la importancia de la intervención temprana en el cáncer,
la diabetes o las cardiopatías, ¿por qué desechamos las
revisiones rutinarias en los trastornos mentales?», se
pregunta Gionfriddo. «Deberían realizarse en los adultos
con la misma frecuencia que el control de la presión
arterial. Ocultar la cabeza bajo el ala y esperar a que
llegue la catástrofe no parece un buen plan de atención
sanitaria.»
Otra conclusión que puede derivarse de los hallazgos
es que se debería investigar la psique de las pocas perso-
nas que nunca en su vida han sufrido un trastorno; estu-
diar su robusta constitución podría ofrecer información
útil para ayudar a otros congéneres.
En nuestro trabajo con una cohorte de ciudadanos
neozelandeses averiguamos que estos sujetos presentaban
dos cualidades notorias: primero, no tenían o eran ex-
traños los antecedentes de trastorno mental en su histo-
ria familiar. Segundo, poseían unos rasgos de personali-
dad ventajosos. Con solo cinco años de edad destacaban
entre los demás porque experimentaban menos emocio-
nes negativas, mostraban una mejor capacidad para re-
lacionarse con sus iguales y un mayor autocontrol. Sin
embargo, no eran más ricos ni más inteligentes ni tenían
una mejor salud física que sus coetáneos, al menos du-
rante la infancia.
El conocimiento más relevante que se desprende de
estas investigaciones es que los problemas de salud men-
tal son casi universales. Por ese motivo, la sociedad de-
bería empezar a contemplar los trastornos psicológicos
de la misma manera que las fracturas óseas, las piedras
en el riñón o el resfriado común, es decir, como una
parte del tira y afloja normal de la vida. Reconocer esta
universalidad nos permitiría dedicar, por fin, recursos
adecuados para la evaluación, el tratamiento y la preven-
ción de las enfermedades mentales. Además, nos ayuda-
ría a tratarnos a nosotros mismos y a las personas de
nuestro entorno de forma más indulgente cuando atra-
vesemos una mala racha. H
© Scientific American

PA R A S A B E R M Á S

The epidemiology of common mental disorders from age 20 to 50: Results from the prospective Zurich cohort study. J. Angst et al.
en Epidemiology and Psychiatric Sciences, vol. 25, págs. 24-32, 2016.
Lest we forget: Comparing retrospective and prospective assessments of adverse childhood experiences in the prediction of adult
health. A. Reuben et al. en Journal of Child Psychology and Psychiatry, vol. 57, págs. 1103-1112, 2016.
Enduring mental health: Prevalence and prediction. J. D. Schaefer et al. en Journal of Abnormal Psychology,
vol. 126, págs. 212-224, 2017.

EN NUESTRO ARCHIVO

Diagnóstico de las enfermedades mentales. Steven E. Hayman en IyC, noviembre de 2003.

La depresión en el mundo. Ulrich Pontes y Kerri Smith en MyC n.o 74, 2015.

MENTE Y CEREBRO 41 N.O 91 - 2018

 PREGUNTAS C ON RESPUESTA

¿Recupera la hipnosis
recuerdos enterrados?
ISTOCK / MANGOJUICY

MENTE Y CEREBRO 42 N.O 91 - 2018

E
l ser humano olvida constantemente: información
más o menos relevante, nombres, números de
teléfono, citas y un largo etcétera. Pero nuestra
memoria no solo falla en relación con los recuerdos
cotidianos. Una de mis pacientes escondió hace diez
años 10.000 euros, pero olvidó dónde. En ocasiones, esta
forma sencilla de olvido puede revertirse con ayuda de
un trance hipnótico.
Durante la hipnosis, el paciente no duerme, sino que
se encuentra en un estado relajado de vigilia, en el que
alterna momentos de consciencia e inconsciencia. Es
entonces cuando, con frecuencia, se activan las áreas
cerebrales que nos posibilitan imaginar o recuperar me­
morias. Aunque mi paciente no logró hallar el escondri­
jo del dinero gracias a este procedimiento, descubrió,
poco después y por casualidad, los anhelados billetes
entre las páginas de un libro.
Junto con los olvidos cotidianos, existen formas
graves de pérdida de memoria. Algunos pacientes no
recuerdan determinadas acciones porque no encajan
con su autoimagen. Incluso olvidan parte de su identi­
dad. Otro de mis pacientes pasaba las mañanas en el
salón recreativo, mientras que por la tarde ejercía de
padre de familia ejemplar en casa: no podía recordar
las horas que había invertido poco antes en el casino o
su adicción al juego.
A veces, el olvido tiene una función protectora. Cuan­
do se trata, pongamos por caso, de experiencias horribles,
el cerebro emplea un mecanismo de «disociación». La
recuperación del recuerdo se bloquea y este solo apare­
ce de manera fragmentada, en forma de flashback. Para
que el hipnotizador trabaje el trauma de forma terapéu­
tica, el acontecimiento debe emerger de nuevo a la
consciencia del sujeto. Para conseguirlo, puede emplear­
se un «puente afectivo». El hipnotizador pide al afectado
que imagine una situación actual. Por ejemplo, una
paciente con fobia a las autopistas debía imaginarse,
durante el trance, que conducía su coche por una de ellas.
A partir del sentimiento de miedo pude preguntarle
cuándo surgió esa sensación por primera vez. Se esta­
bleció así una especie de puente hacia el pasado. La
mujer pudo recordar que, tres años antes, había circu­
lado con su automóvil bajo una tormenta de nieve y que
desde entonces tenía miedo de que un camión la arro­
llase por detrás. La situación actual y la del pasado se
hallaban conectadas por la misma sensación. Ocasio­
nalmente, estos puentes afectivos aparecen por sí solos:
si un determinado estímulo, sea un olor o un sonido, se
encuentra anclado en un trauma, es capaz de actuar
como desencadenante; de repente, la persona experi­
menta los mismos sentimientos que vivió en la situación
traumática. En la terapia, este puente puede convertirse
en un instrumento para superar el trauma.
Otro método para traer a la memoria las experiencias
traumáticas se centra en la imaginación. Después de
entrar en un estado de trance, el psicólogo conduce al
MENTE Y CEREBRO 43
E L AU TO R
Dirk Revenstorf ha sido profesor de psicolo­
gía clínica en la Universidad Eberhard Karl
de Tubinga hasta el año 2004. En la actuali­
dad, dirige la sede regional en Tubinga de la
Sociedad Milton H. Erickson para la Hipno­
sis Clínica.
paciente hacia un lugar imaginario y seguro. El sujeto
debe imaginar, por ejemplo, una puerta que lleva a la
«antesala de la memoria». En esta habitación se halla
un vigilante que controla los recuerdos. A través de
este personaje, se puede abrir la puerta en un día concre­
to y recordar una experiencia, pero solo como verdad
subjetiva. El parecido de esta recordación con la reali­
dad vivida es casi imposible de valorar; sin embargo,
la representación mental desempeña un importante
papel para el tratamiento, puesto que con frecuencia
ayuda a disminuir el sufrimiento emocional del pacien­
te. Cabe destacar que este volver al pasado constituye
un procedimiento complejo, en el que interactúan los
hechos, la autoimagen y los bloqueos mentales para
protegerse.
Por otro lado, los recuerdos que se recuperan a través
de la hipnosis pueden estar distorsionados y, en conse­
cuencia, ser poco fiables. Por este motivo, tales recuerdos
carecen de fuerza probatoria en los juicios. En una ocasión,
un testigo recordó, bajo hipnosis, ciertas letras y números
que decía haber visto en la matrícula de un vehículo que
había huido del lugar del accidente. Posteriormente, se
comprobó que pertenecían a la matrícula de su propio
coche. En otras palabras, los recuerdos que se obtienen
mediante hipnosis deben corroborarse con otros indicios
si se quieren utilizar en el ámbito forense.
Las grandes lagunas memorísticas pueden tener otra
causa: el alcohol. Las pérdidas de memoria originadas
por la embriaguez no pueden recuperarse con ayuda de
la hipnosis, puesto que el alcohol impide que los recuer­
dos lleguen a formarse. H
PA R A S A B E R M Á S
Truth in memory. Dirigido por S. J. Lynn y K. M. McConkey.
Guilford, Nueva York, 1998.
EN NUESTRO ARCHIVO
El trance hipnótico. Michael R. Nasch en IyC,
septiembre de 2001.
¿Qué es la hipnosis? Bruno Suarez en MyC n.o 68, 2014.
El trance como tratamiento. Melinda Baranyai
en MyC n.o 68, 2014.
N.O 91 - 2018
 SI NOPSI S

Historia de la inteligencia artificial

La primera neurocomputadora data de los años cincuenta. Compuesta por tubos
y pequeños motores, simulaba el recorrido de una rata por un laberinto. Desde entonces,
la investigación en inteligencia artificial (IA) se ha desarrollado
de forma vertiginosa. Repasemos los hitos más importantes

Texto: Anna von Hopffgarten | Gráfico: Anke Heinzelmann

1958 El psicólogo e infor-
1943 Warren S. McCulloch mático Frank Rosenblatt inventa
y Walter H. Pitts desarrollan uno el concepto de perceptrón. Esta
de los primeros modelos neuro- red neuronal artificial hace que
nales simples: la célula de un ordenador del tamaño de una
­McCulloch-Pitts. habitación sea «capaz de apren-
der» por ensayo y error.
1979
El primer prototipo
de ­vehículo autónomo,
el Stanford Cart, atraviesa
con éxito un espacio lleno
de obstáculos. Necesita
cinco horas para lograrlo.

1950 Se presenta el test

de ­Turing, que busca distinguir
entre interlocutores artificiales
y humanos.

1940 1950 1960 1970

1949
El psicólogo Donald
O. Hebb formula la
1951 Marvin Minsky
presenta la primera red
denominada regla
neuronal artificial. Simula
de aprendizaje de
una rata desplazándose
Hebb, según la cual
por un laberinto.
las interconexiones
de dos neuronas se
1965 Joseph
intensifican cuando
Weizenbaum desarro-
ambas células ner-
lla el programa ELIZA,
viosas se hallan
con el que las personas
­activas al mismo
pueden mantener un
1979: MARK RICHARDS / COMPUTER HISTORY MUSEUM; 1997: DOUGLAS

ANDREJ KARPATHY, UNIVERSIDAD STANFORD; 2011: IBM; 2014: GOOGLE;

ASSOCIATION; 1966: MARK RICHARDS / COMPUTER HISTORY MUSEUM;

tiempo con
diálogo sencillo. Será
WIKIMEDIA COMMONS / CC BY-SA 3.0; 1961: ROBOTIC INDUSTRIES

FAIRBAIRN PHOTOGRAPHY / COMPUTER HISTORY MUSEUM; 2007:

­frecuencia.
conocido por simular a
FONDO: ISTOCK / VALERY BROZHINSKY; 1943: ADRIAN LANGE /

un psicoterapeuta que
emplea la terapia cen-
1961 trada en el paciente de
El primer robot indus- Carl. R. Rogers.
trial, Unimate, participa 1966
en la producción de carro-
2016: ISTOCK / ZHENGZAISHURU

Fabricación del
cerías de automóvil en robot móvil
una fábrica de General Shakey, que pue-
Motors en Nueva Jersey. de planificar sus
acciones.
MENTE Y CEREBRO 44 N.O 91 - 2018
 2012
Una red neuronal creada por el
equipo Google Brain escanea una
selección aleatoria de 10 millones
1986 Geoffrey E. Hin- de vídeos de YouTube; a través
ton y su equipo desarrollan del aprendizaje no supervisado es
un procedimiento para entre- capaz de reconocer gatos de
nar redes neuronales multica- ­manera autónoma.
pa que corrigen errores de
forma autónoma.

2014 Google pre-

1997
Sepp Hochreiter y Jürgen
Schmidhuber presentan un
procedimiento denominado
Memoria a Largo y Corto
Plazo (LSTM), que, con ayu-
da de una función de memo-
ria artificial, puede descifrar
la letra manuscrita y entender
el lenguaje natural.
ImageNet. Mediante millones
senta el primer vehículo
eléctrico de fabricación
propia. No dispone de
volante ni de pedales de
aceleración o frenado y
alcanza una velocidad
máxima de 40 kilóme-
tros por hora.
2007
Fei-Fei Li y sus colegas de la
Universidad de Princeton
fundan el banco de datos
de imágenes etiquetadas, las
redes neuronales artificiales
deben aprender a reconocer
objetos.

1980 1990 2000 2010 2020

2017 AlphaGo Zero,

una versión perfeccionada
del programa AlphaGo, ven-
ce a su antecesor por 100 a 0.
En solo tres días ha aprendi-
do el juego sin tener que es-
tudiar las estrategias de juga-
dores humanos expertos,
como hizo AlphaGo.

2011
PHOTOGRAPHY / COMPUTER HISTORY MUSEUM; 2007: ANDREJ KARPATHY,
FONDO: ISTOCK / VALERY BROZHINSKY; 1943: ADRIAN LANGE / WIKIMEDIA

RICHARDS / COMPUTER HISTORY MUSEUM; 1997: DOUGLAS FAIRBAIRN

El ordenador Watson, de

COMMONS / CC BY-SA 3.0; 1961: ROBOTIC INDUSTRIES ASSOCIATION;
1966: MARK RICHARDS / COMPUTER HISTORY MUSEUM; 1979: MARK

UNIVERSIDAD STANFORD; 2011: IBM; 2014: GOOGLE; 2016: ISTOCK /

IBM, gana en el concurso te-

1997
ZHENGZAISHURU; DISEÑO GRÁFICO: ANKE HEINZELMANN

levisivo Jeopardy! contra dos

La computadora de de los mejores jugadores hu-
ajedrez Deep Blue de manos. Los participantes del
IBM vence a Gari juego deben formular las pre-
Kaspárov, campeón guntas adecuadas a las res-
mundial de ajedrez. puestas que se les indican. 2016 El programa
AlphaGo derrota al
gran maestro coreano
Lee Sedol en el juego de
mesa Go.
MENTE Y CEREBRO 45 N.O 91 - 2018
 ENTREVISTA

«Necesitamos
neuroderechos
­universales»
RAFAEL YUSTE , neurocientífico de la Universidad de Columbia
y ­padre del proyecto BRAIN, mantiene una firme convicción:
debemos prepararnos ahora para las importantes consecuencias éticas
y sociales que el uso de las neurotécnicas y la inteligencia artificial
tendrá en los próximos años

¿Qué es el proyecto BRAIN? Usted sostiene que se necesita regular el uso de las
Se trata de la mayor inversión en la historia destinada a neurotécnicas, ¿por qué?
impulsar la investigación del cerebro. El objetivo del Las técnicas que se están desarrollando en relación con
proyecto es desarrollar nuevas técnicas para poder leer, nuestro proyecto, las cuales sirven para descifrar y alterar
modificar y descifrar la actividad neuronal. la actividad de las neuronas, son cada vez mejores. Por
ello, las consecuencias de utilizarlas resultan cada vez
¿Permitirán estas técnicas curar las enfermedades ce- más serias. Por un lado, pueden ofrecer una mayor y
rebrales? mejor ayuda a los pacientes, pero también pueden usar-
La finalidad que se persigue no es directamente curar se de manera que no sean beneficiosas para la humanidad.
enfermedades neurológicas y mentales, sino desarrollar la Estamos viendo, y vemos venir, situaciones en las que las
tecnología para comprender el cerebro y poder curarlo. personas se encuentran desprotegidas ante el uso perni-
cioso de estas técnicas. Debemos hacer algo, porque no
En pocas palabras, primero hay que saber cómo fun- tenemos unas reglas o directrices para su utilización. En
ciona este órgano para poder sanarlo. este caso, la técnica va por delante de la sociedad.
Exacto. Imaginemos una casa en la que la bandera que
ondea en el tejado es curar los trastornos mentales. En ¿Está sucediendo ya?
el proyecto BRAIN no somos los arquitectos que intentan Ahora mismo hay decenas de miles de pacientes que
erigir toda la casa, solo somos los constructores que están tienen implantes cerebrales, electrodos que estimulan su
colocando los cimientos. Primero hay que desarrollar cerebro, para ayudarles en distintos tipos de enfermedades.
estas técnicas para que, después, en el futuro, alguien No es algo que sucederá en el futuro, sino que ya ocurre
pueda entender estas enfermedades; aunque no sabemos en la actualidad. Las técnicas que se están desarrollando
cuándo ni quién. permiten que estos implantes tengan mucha más potencia

MENTE Y CEREBRO 46 N.O 91 - 2018

 CORTESÍA DEL LABORATORIO DE RAFAEL YUESTE, UNIVERSIDAD DE COLUMBIA, NUEVA YORK
R A FA E L Y U S T E

Nació en Madrid en 1963. Estudió medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y se doctoró en la neoyor-
quina Universidad Rockefeller bajo la supervisión del premio nóbel Torsten Wiesel. Allí desarrolló la técnica
de imagen de calcio, un método fundamental para visualizar la actividad de las neuronas y que hoy se emplea
en cientos de laboratorios de todo el mundo. Desde 2005 es catedrático de ciencias biológicas y neurociencia
de la Universidad de Columbia. En la actualidad dirige el Centro de Neurotecnología y el Instituto Kavli
de dicha ­universidad, además del proyecto BRAIN.

e interfieran en las actividades mentales. En el mundo
existen muchos casos de interfaz cerebro-ordenador en
los que se consigue que una persona con parálisis mueva
un brazo robótico. Por ejemplo, en los últimos mundiales
de fútbol en Brasil, el chute inicial lo dio un joven paralí-
tico que, mediante el cerebro, comandaba un ordenador
que, a su vez, controlaba sus piernas y brazos robóticos.
No es ciencia ficción, ya ha ocurrido. De hecho, las neu-
rotécnicas se están aplicando junto con los algoritmos de
inteligencia artificial.
¿Cuáles son los principales problemas en este terreno?
Por un lado, existen aspectos humanos fundamentales
que se hallan desprotegidos, como la privacidad mental,
es decir, la información sobre nuestra mente, la identidad
y la agencia personal [libre albedrío]. Por otro lado, es
necesario regular la potenciación mental y física de las
personas. En la actualidad, no hay ninguna orientación
ni ley que regule este aspecto. También surgen cuestiones
de justicia social: estas técnicas tienen que ser accesibles
a toda la población, no solo a las personas que puedan
pagarlas. Y por último, existen situaciones de sesgo: estas
técnicas, combinadas con la inteligencia artificial, pre-
sentan unos sesgos intrínsecos que perjudican a una
parte de la población de una manera discriminatoria.
¿De qué forma la potenciación mental y física puede
llegar a ser problemática?
Somos seres sociales y necesitamos sentirnos similares a
los demás. La introducción de una tecnología que expan-
da radicalmente las capacidades mentales o sensoriales
puede generar presiones para que las personas que no

MENTE Y CEREBRO 47 N.O 91 - 2018

 ENTREVISTA / NEURO CIENCIA

desean ser percibidas como distintas las adopten. Si no rechos básicos, los neuroderechos, los cuales deben in-
hay un acceso equitativo, se generarán nuevas formas de cluirse en la Declaración Universal de los Derechos
discriminación. También resulta fácil pensar en una Humanos. A partir de ahí, tendrían que extenderse a los
posible carrera armamentística para desarrollar armas sistemas legales de los distintos países.
que exploten la potenciación con el fin de producir «su-
persoldados». ¿Cuán avanzado está el proceso? ¿Hay algún borrador
inicial que dé forma o contemple esos neuroderechos?
¿Y a qué sesgos intrínsecos se refiere? Hace unos meses publicamos en la revista Nature una
A sesgos raciales, de género, y otros. Un estudio del año propuesta concreta para añadir los neuroderechos a la
2015 desveló que los anuncios de ofertas laborales que Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todavía
presenta el algoritmo de Google a los usuarios ofrecen nos encontramos en una fase inicial. Hay diversas organi-
un salario más bajo a mujeres que a hombres. En el sis- zaciones interesadas en que se avance en esa dirección. Por
tema judicial estadounidense, el año pasado se conoció mi parte, cada vez percibo un mayor interés por el asunto
que los algoritmos que la policía utiliza para predecir la y estoy teniendo las primeras reuniones con Gobiernos de
reincidencia criminal de un acusado en un juicio atribu- distintos países, pero aún no hay nada concreto.
yen erróneamente una mayor probabilidad de cometer
un crimen a las personas negras que a las blancas con Las empresas que desarrollen las neurotécnicas deben
antecedentes similares. responder por la seguridad y la privacidad de sus pro-
ductos, afirma. ¿Cómo se consigue ese objetivo?
¿Podrían estas técnicas poner en riesgo la privacidad Las empresas deben ser responsables legalmente de los
de la vida mental? ¿Es similar a lo que estamos viendo problemas que puedan surgir. Por esa razón, es indispen-
con Facebook? sable disponer de una legislación que regule el sector. Del
Evidentemente, el problema de la privacidad existe en mismo modo que los bancos responden cuando hay un
distintos contextos. Pero me preocupan más las situacio- problema financiero, las empresas que desarrollen neu-
nes específicas sobre la privacidad mental de las personas, rotécnicas tienen que responder cuando se haga un mal
es decir, la posibilidad de acceder a la información de uso de las herramientas que desarrollen.
nuestra mente, tanto consciente como subconsciente. Eso
está relacionado con descifrar los patrones de pensamiento ¿Legislar o prohibir?
que suceden dentro del cerebro, una acción mucho más Prohibir no es la solución, porque podría surgir un mer-
seria que copiar los datos a través de la cuenta de Facebook. cado negro. En cambio, se debería promover un debate
abierto y en profundidad. Es mejor hacer las cosas abier-
¿De qué forma podrían acrecentar las desigualdades tamente que prohibir de golpe.
sociales?
Estas tecnologías van a ser muy caras y permitirán ¿Se debe empezar ahora?
aumentar la capacidad mental de las personas. Por esta Debemos reflexionar con antelación sobre las repercu-
regla de tres, una consecuencia lógica es que pueden siones sociales de los avances científico-tecnológicos. Si
aumentar las desigualdades entre grupos sociales o países. vemos los problemas por adelantado podemos tomar
medidas para prevenirlos. H
¿Qué medidas se pueden tomar?
Proponemos varias líneas de actuación. Una de ellas Entrevista realizada por José Viosca Ros, doctor en neurociencias
consiste en proporcionar formación ética a los ingenieros y divulgador científico.
y científicos que diseñen tanto neurotécnicas como inte-
ligencia artificial. Proponemos que se siga el modelo de
la deontología médica. Las reglas éticas que a lo lar­go
de la historia los médicos han cumplido a través del ju- PA R A S A B E R M Á S
ramento hipocrático deben aplicarse también a estas Four ethical priorities for neurotechnologies and AI. Rafael
profesiones. Yuste et al. en Nature, vol. 551, n.o 7679, noviembre de 2017.

Es importante legislar. EN NUESTRO ARCHIVO

Así es. La otra propuesta que planteamos es que este tema
llegue a organizaciones internacionales, como las Nacio-
nes Unidas o el Parlamento Europeo, por ejemplo. Con-
sideramos que debe formarse una comisión que aborde
el problema de las orientaciones éticas para la neurotec-
nología y la inteligencia artificial. En relación con ellas,
es importante que se reconozcan y se protejan unos de-
El nuevo siglo del cerebro. Rafael Yuste en IyC, mayo de 2014.
Objetivo: descifrar el cerebro. Alison Abbott en MyC n.o 65,
2014.
La ofensiva cerebral. Ulrike Gebhardt en MyC n.o 65, 2014.
Un catálogo exhaustivo de las neuronas. Helen Shen en MyC
n.o 72, 2015.

MENTE Y CEREBRO 48 N.O 91 - 2018

SciLogs www.scilogs.es
La mayor red de blogs de investigadores científicos

Neurociencia computacional
Inteligencia artificial para la psicología y la neurociencia
Carlos Pelta
Universidad Complutense de Madrid

Esto no salía en mi libro de Ciencias

Mitos sobre historia y didáctica de la ciencia
Luis Moreno Martínez
Instituto de Historia de la Medicina
y de la Ciencia López Piñero

En las entrañas de la mente

El cerebro y la i­nteligencia humana
Ignacio Morgado
Universidad Autónoma de Barcelona

Psicología 2.0 y mHealth

Salud y enfermedad en la era digital
Manuel Armayones
Universidad Abierta de Cataluña

El arte de las Musas

Neurociencia cognitiva de la música
Noelia Martínez Molina
Universidad de Barcelona

La ciencia y la ley en acción

Las fronteras entre la ciencia y la ley
José Ramón Bertomeu Sánchez
Instituto de Historia de la Medicina
y de la Ciencia López Piñero

Y muchos más...

¿Eres investigador y te gustaría unirte a SciLogs?

Envía tu propuesta a redaccion@investigacionyciencia.es
GETTY IMAGES / ANDREAS POLLOK

MENTE Y CEREBRO 50 N.O 91 - 2018

 NEURO CIENCIA

OLFACCIÓN Muchas personas consideran que el sentido

olfativo se encuentra poco desarrollado en la especie humana.
Los hallazgos demuestran lo contrario. Incluso podemos
superar a los perros cuando se trata de oler

El fino olfato
­humano F R A N K LU E RW E G

E L AU TO R

Frank Luerweg es periodista científico.

MENTE Y CEREBRO 51 N.O 91 - 2018

U
n día del año 2005. Las personas que
se pasean por el campus de la Univer-
sidad de Berkeley en California pre-
sencian una escena singular. Una estu-
diante se encuentra inclinada, a cuatro
patas, sobre el césped del lugar. Lleva-
ba unos guantes en las manos, unos enormes auriculares
que tapan sus orejas y, unas gafas de esquí, cuyas lentes
estaban cubiertas por una tela. Todavía más extraordi-
nario que su aspecto es, sin embargo, lo que sucede a
continuación: la joven baja la cabeza y empieza a husmear
el césped. Se arrastra un corto espacio hacia delante,
vuelve a oler, y corrige la dirección de su desplazamiento.
Husmeando, gateando, husmeando, gateando, metro a
metro, avanza hacia adelante. Después de unos minutos,
de repente, titubea. Mueve la cabeza de un lado a otro y,
finalmente, gira con brusquedad hacia la derecha.
La escena forma parte de un estudio diseñado por el
neurobiólogo Noam Sobel junto con su colega Jess Porter.
Ambos se proponían comprobar si los humanos son
capaces de seguir el rastro de un determinado olor. Para
ello, habían escondido entre la hierba un fino cordón que,
previamente, habían empapado con una solución con-
centrada de chocolate. Los 32 participantes no podían
ver ni apenas oír lo que sucedía a su alrededor. El único
órgano sensorial por el que podían orientarse era la nariz.
Un total de 21 de los sujetos localizaron con éxito el
cordón impregnado de chocolate, de modo similar a
como lo hace un perro, aunque con mayor lentitud.
El resultado no sorprendió a los investigadores, ya que
los aromas que habían utilizado eran relativamente fuer-
tes: su concentración estaba muy por encima del umbral
de percepción. «Hemos repetido el experimento con
olores muy suaves. Numerosos de los participantes nos
dijeron que era una pérdida de tiempo, que no olían nada.
Sin embargo, cuando examinamos el trayecto que habían
recorrido, comprobamos que era bastante correcto»,
explica Sobel.
Esta parte de los resultados no se publicó; el propio
Sobel la calificó de «anecdótica». Sin embargo, existen
pruebas fiables de que el olfato humano es capaz de
conseguir rendimientos sorprendentes. Incluso si nos
comparamos con el mejor amigo del hombre, cuya capa-
cidad olfativa se considera increíble, hay algunos puntos
en que podemos ponernos a su altura.
Si se está interesado en saber la capacidad olfativa de
las diversas especies animales, lo mejor es hablar con
Matthias Laska. Este profesor de zoología en la Univer-
sidad de Linköping es un singular coleccionista: desde
hace más de 25 años se cuestiona cuál es la concentración
mínima de una sustancia odorífera determinada que son
capaces de percibir ciertas especies animales. Para ello,
ha creado una amplia base de datos que incluye el umbral
de olfacción de unos 200 aromas en un total de 17 de
mamíferos. «Más de la mitad de estos valores los he
medido personalmente», asegura.
Media vida investigando olores
A primera vista, las cifras de 17 especies y 200 sustancias
quizá no impresionan demasiado. Pero los números no
reflejan el esfuerzo y la meticulosidad que se esconden
detrás de ellas. Conseguir tal compilación supone media
vida de dedicación para un investigador, puesto que los
conejos, las ratas o los perros no pueden decirnos si
perciben o no un determinado olor. Cada medición del
umbral olfativo representa un gran esfuerzo en el adies-
tramiento y condicionamiento.
En este tipo de investigación, los animales deben
elegir entre dos recipientes, uno de los cuales contiene la
sustancia aromática. Si la elección es acertada, el animal
recibe una recompensa. A medida que transcurre el ex-
perimento, la sustancia aromática se va diluyendo más y
más, por lo que, en algún momento, el índice de respues-
tas erróneas aumenta de manera notoria: la concentración
es tan baja que ya no la pueden percibir.
Con este laborioso método, Laska ha medido los um-
brales olfativos de una serie de especies. En un experimen-
to comparó la capacidad olfativa de los ratones de labora-
torio con las humanas. Como sustancias aromáticas utilizó
olores naturales que repudian los ratones (entre otros, de
comadreja, gato o zorro). Sorprendentemente, los partici-
pantes humanos percibieron dos de los seis olores a unos
valores de disolución en los que los roedores habían fraca-
sado. Las narices humanas se mostraron sobre todo sensi-
bles a un componente de la orina de gato. Algunos de los
participantes fueron capaces de oler una sola molécula
diluida en mil millones de moléculas de aire. Dicho de
modo más gráfico, como si tras diluir un kilo de azúcar en
todo el lago Constanza y remover bien la mezcla se pudie-
ra seguir apreciando el sabor dulce del azúcar en el agua.

En síntesis: Un auténtico olfateador

1 2 3
Durante mucho tiempo se ha Los humanos, como los ani- Al parecer, las personas con depre-
minusvalorado el sentido del males, usan el olor para ele- sión o autismo procesan los olores
olfato humano. No obstante, gir pareja. Mediante la olfac- de forma diferente a los sujetos sa-
nuestra capacidad olfativa se mues- ción obtienen información sobre nos. La pérdida de la capacidad olfativa
tra a veces incluso más sensible la dotación inmunitaria o las también puede indicar el riesgo de una
que la de los perros. emociones de la potencial pareja. muerte próxima.

MENTE Y CEREBRO 52 N.O 91 - 2018

 NEURO CIENCIA / OLFAC CIÓN

Cómo percibimos los olores

Con el aire que inspiramos, las moléculas odoríferas
ascienden por la nariz y son captadas por células recep­
toras que se alojan en las fosas nasales. Sus señales se
transmiten hasta el bulbo olfativo, desde donde pa­
san a regiones cerebrales más profundas que, en
su conjunto, reciben el nombre de corteza olfati­
va primaria. También llegan a diferentes áreas
olfativas secundarias, entre ellas, la corteza or­
bitofrontal y algunas estructuras del sistema
límbico. En esas áreas, el cerebro analiza, re­
conoce e interpreta las Corteza olfativa
Corteza orbitofrontal
informaciones olfativas. primaria
Bulbo olfativo
Etmoides

Receptores de la
mucosa nasal

Vías nasales Amígdala Hipocampo

Estructuras del
sistema límbico
Moléculas
odoríferas

No obstante, este hallazgo no sugiere que el sentido del
olfato humano sea, en general, mejor que el del ratón: en
la detección de los cuatro aromas restantes, los roedores
obtenían mejores resultados; en ocasiones, mucho mejo-
res. Los datos revelan antes bien un empate. Según expli-
ca Laska, hasta ahora se han investigado 80 sustancias en
humanos y ratones. En 40 de ellas, nuestras narices se
mostraron más sensibles; en el resto, destacaron las de los
ratones. Con los perros solo se han comprobado, de mo-
mento, el umbral de olfacción en relación con 15 aromas.
Laska insiste en que, en cinco de estos aromas, las perso-
nas superan a los canes. «En los libros de texto se explica
que los perros tienen el olfato más fino del universo. No
quiero ponerlo en duda, pero las bases científicas de esta
afirmación son manifiestamente débiles.»
Con todo, un detalle resulta llamativo: los cinco olores
que nosotros percibimos a la perfección proceden de
YOUSUN KOH
frutos y plantas. «Estos olores no son relevantes para un
carnívoro como el perro», argumenta Laska. En cambio,
para los ácidos grasos, el olfato perruno supera en gran
medida al nuestro, porque estas sustancias constituyen
un componente del olor corporal de sus presas. No obs-
tante, el hecho de que las personas puedan seguir el
rastro de esencia de chocolate no significa, ni mucho
menos, que puedan rastrear con éxito el trayecto de un
preso que se ha fugado de la cárcel.
Pero el investigador está convencido de que la nariz
humana no es en absoluto tan ineficaz como se cree desde
hace tiempo. El neurólogo John McGann, de la Universi-
dad Rutgers, calificó esa idea como «un mito del siglo xix»
en un artículo publicado el año pasado en la revista Science.
McGann buscó los orígenes científicos de esta creencia
hasta remontarse al neuroanatomista francés Paul Broca
(1824-1880), quien a mediados del siglo xix comprobó

MENTE Y CEREBRO 53 N.O 91 - 2018

que los humanos disponen de un centro olfativo relativa-
mente pequeño. Esta estructura, denominada bulbo olfa-
tivo, se aloja en la parte anterior del cerebro de los verte-
brados. A ella desembocan los nervios procedentes de las
células olfativas en la mucosa nasal.
En los decenios siguientes, a partir de las observacio-
nes de Broca, se fue imponiendo la creencia de que el
aparato olfativo del Homo sapiens estaba muy subdesarro-
llado. Como argumento fundamental se tomó el reduci-
do tamaño de su bulbo olfativo, pues no representa más
que el 0,01 por ciento del volumen cerebral humano. En
los ratones, esta estructura supone el 2 por ciento del
volumen total del cerebro. «A principios del siglo xx, los
anatomistas afirmaron sin ningún argumento científico
que si una estructura es más grande, su función ha de ser
también mayor», apunta Laska. Y agrega: «Este dogma
se introdujo en los libros de texto y se ha mantenido casi
hasta el cambio de siglo».
¿Podemos diferenciar un billón de aromas?
No ha sido hasta los últimos 20 años que la visión sobre
el rendimiento del olfato humano ha ido cambiando,
sobre todo, gracias a las novedades técnicas. Los pioneros
de la investigación del sentido olfativo debían enfrentar-
se con la dificultad de presentar los olores en cantidades
definidas y durante un tiempo determinado. Merced a
los modernos olfatómetros, ello resulta hoy más fácil.
Esto ha favorecido que el interés por el órgano olfativo
humano haya aumentado de forma considerable en los
últimos años, al menos en los círculos de expertos; aun-
que no solo por lo que respecta a la sensibilidad olfativa.
Su capacidad para reconocer la más mínima diferencia
de olor también resulta pasmosa.
En un estudio publicado en 2014 se afirma que nuestra
nariz puede distinguir incluso un billón de aromas. Inves-
tigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York
extrapolaron esta cifra a partir de los resultados de dife-
rentes trabajos. Solo un año después de su publicación,
esos datos fueron cuestionados. Los métodos matemáticos
que habían utilizado los autores se basaban en suposiciones
falsas y no eran los adecuados para evaluar el número de
aromas diferenciables. Laska, en cambio, considera la es-
timación perfectamente plausible; incluso afirma que
podría ser demasiado baja. Christian Margot, quien dirige
el grupo de investigación de Firmenich, una empresa in-
ternacional suiza dedicada a la producción de fragancias
y sabores, comparte su opinión: «La cantidad de olores
que podemos diferenciar es potencialmente ilimitada».
Por el contrario, Thomas Hummel, director de un
centro interdisciplinario para el estudio del olfato y el
gusto en la Clínica Universitaria de Dresde, sostiene: «La
cifra de un billón es probablemente falsa». Igualmente
falso es el valor de 10.000 aromas que con frecuencia se
cita en la bibliografía existente. «El número real no lo
sabe nadie.» Este profesor de medicina investiga desde
hace 30 años el sentido olfativo humano y, en los últimos
MENTE Y CEREBRO 54
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de la percepción.
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revistas/cuadernos/numero/6
tiempos, también las repercusiones de los olores sobre la
conducta de las personas. Broca partía del supuesto de
que apenas podemos guiarnos por el olfato en nuestra
vida diaria. También esta tesis se ha puesto en duda en
los últimos tiempos. Cada vez son más los hallazgos que
revelan que el olor puede ejercer una influencia en la
elección de la pareja sexual.
Esta idea no es, ni mucho menos, novedosa. Desde
hace algún tiempo, los zoólogos saben que muchos ani-
males se guían por el sentido del olfato para buscar pare-
ja. Detrás de este fenómeno se esconde el sistema inmu-
nitario. Para reconocer gérmenes patógenos (virus y
bacterias), los vertebrados disponen de receptores espe-
ciales. Su «manual de construcción» se encuentra escrito
en los genes MHC. Existen muchos microbios distintos,
los cuales, además, mutan a menudo con rapidez. En
consecuencia, muchos genes MHC diferentes pueden
suponer una ventaja para la supervivencia, ya que, de esta
forma, el sistema inmunitario puede protegerse mejor
contra una gran cantidad de agentes patógenos.
Por esa razón, los animales buscan preferentemente
compañeros sexuales que tengan unos genes MHC distin-
tos a los suyos. Los encuentran a través de su sentido del
olfato. Parece que en los humanos, el fenómeno es muy
similar: la nariz nos permite conocer las condiciones in-
munitarias de nuestra pareja. No obstante, en nuestra es-
pecie, las condiciones hereditarias se hallan condicionadas
por los genes HLA; no por los MHC. Según algunas inves-
tigaciones, las mujeres encuentran más atractivo el olor de
los hombres cuyos genes HLA son muy diferentes a los
propios. Lo mismo sucede en el caso de los varones.
Ahora bien, ¿ocurre esto en la vida real, lejos de los
laboratorios? Jana Kromer, colaboradora de Hummel, ha
dedicado su tesis doctoral a este tema. Su base de datos
recoge entrevistas e investigaciones genéticas de 250
parejas. Según revelan, las personas encuestadas inter-
pretan el olor corporal de su pareja como agradable
cuando tienen genes HLA distintos a los propios. Por
otro lado, las mujeres con compañeros genéticamente
diferentes afirmaban con mayor frecuencia que querían
tener hijos con ellos.
¿Cuán esencial es el olor corporal para el amor? Hum-
mel insiste: «Nuestros datos demuestran que el olor es
N.O 91 - 2018

La tristeza repercute en la nariz
Con frecuencia, los olores nos despiertan sentimientos
intensos. Cuando el aroma de la crema solar que llega a
nuestra nariz aumenta, nos invade la sensación de estar
de vacaciones. En cambio, el olor de tabaco de pipa
­puede entristecernos porque nos recuerda la muerte
de nuestro abuelo. Ello se debe a que la nariz tiene una
conexión directa con el sistema límbico, área del cere­
bro donde se procesan las emociones.
Pero también se da el efecto contrario. Según algu­
nos estudios, nuestro estado de ánimo puede influir
en la forma en que el cerebro procesa los olores. En
2017, Elena Erwin, investigadora de la Clínica Uni­
versitaria de Dresde, mostró a una serie de partici­
pantes la grabación de una escena dramática con el
fin de fomentar un estado de ánimo bajo. A conti­
nuación, sometió a los probandos al hedor de huevos
podridos mientras registraba la actividad de su cere­
bro mediante un electroencefalograma. Los resulta­
dos revelaron que la tristeza de los participantes re­
percutía en su olfato: procesaban el olor con mayor
lentitud y menor intensidad que las personas del
­grupo de control.
También los pacientes con depresión muestran alte­
raciones en su capacidad olfativa. La psicóloga Bettina
Pause, de la Universidad de Düsseldorf, comprobó
que, para percibir un olor, las personas deprimidas re­
querían una mayor concentración de la sustancia odo­
60
GEHIRN UND GEIST, SEGÚN «OLFACTORY DYSFUNCTION PREDICTS 5-YEAR MORTALITY IN OLDER ADULTS», POR J. M.
Probabilidad media de morir en los cinco años
siguientes (porcentaje)
40
PINTO ET AL. EN PLOS ONE, VOL. 9, E107541, 2014
20
0 págs. 1904-1910, 2015
57 61 65
Edad (años)
NEURO CIENCIA / OLFAC CIÓN
rífera que sus congéneres sin el trastorno. Con todo,
aún no se ha demostrado que el olfato de los pacientes
con depresión se encuentre reducido a causa de su en­
fermedad, ni a la inversa, que una alteración en la ca­
pacidad olfativa pueda desencadenar una depresión.
Experimentos llevados a cabo con ratas apuntan en esa
dirección: si se extirpa el bulbo olfativo a los roedores,
estos desarrollan síntomas que se asemejan a los de un
trastorno depresivo. ¿Cómo es posible? Desde el bulbo
olfativo parten fibras nerviosas que inhiben la amíg­
dala, estructura cerebral que procesa el miedo y las
emociones negativas, por lo que la interrupción de esa
vía podría producir en las ratas un estado permanente
de temor.
El neurobiólogo Liron Rozenkrantz y otros investi­
gadores del Instituto de Ciencias Weizmann descubrie­
ron en 2015 que las personas con autismo también pre­
sentan alteraciones en el sentido del olfato. Mientras
que los niños sin el trastorno inhalaban con mayor in­
tensidad los olores agradables que los desagradables, a
los niños con autismo no les importaba si les ponían
una fragancia de rosas o el hedor de huevos podridos
delante de la nariz: inhalaban ambos olores con la mis­
ma intensidad. Los investigadores ven en esta particu­
laridad una posible explicación a uno de los principales
síntomas del autismo: la limitada competencia social
de los afectados. Al fin y al cabo, los olores transmiten
importantes señales sociales.
Por otro lado, un deterioro grave del sentido del
­olfato es motivo de preocupación. Un estudio de 2014
dirigido por Jayant M. Pinto, de la Universidad de
Anosmia Chicago, revela que las personas mayores que padecen
(pérdida anosmia, es decir, que sufren la pérdida del sentido del
del olfato)
olfato, tienen cuatro veces más riesgo de morir en los
siguientes cinco años. La causa no se sabe todavía. Del
mismo modo, el trabajo sugiere que la limitación de la
Hiposmia
capacidad olfativa es uno de los predictores más desta­
(disminución
del sentido cados en relación con el riesgo de fallecer en los próxi­
del olfato) mos años; incluso más que un cáncer o un infarto de
miocardio. Por ello, los autores describen el sentido del
olfato como el «canario en la mina de carbón de la salud
humana».
Reduced olfactory performance in patients with major
­depression. B. Pause et al. en Journal of Psychiatric Research,
vol. 35, págs. 271-277, 2001
Normosmia
(capacidad de Olfactory dysfunction predicts 5-year mortality in older adults.
olfacción normal) J. M. Pinto et al. en PLoS One, vol. 9, e107541, 2014
A mechanistic link between olfaction and autism spectrum
disorders. L. Rosenkrantz et al. en Current Biology, vol. 25,
69 73 77 81 85 Sad man’s nose: Emotion induction and olfactory perception.
E. L. Flohr et al. en Emotion, vol. 17, págs. 369-378, 2017
MENTE Y CEREBRO 55 N.O 91 - 2018
 NEURO CIENCIA / OLFAC CIÓN

muy importante, sobre todo para la satisfacción en la que las embarazadas suprimen de manera inconsciente
relación. Para la elección de la pareja también desempeña todo aquello que las pueda estresar, ya que el estrés tiene
un papel, pero probablemente menos destacado». Betti- efectos negativos en el feto; por ejemplo, afecta al desarro-
na Pause, profesora de psicología experimental en la llo cerebral o al sistema inmunitario», apunta Pause.
Universidad de Düsseldorf, apoya esa perspectiva. «Bus- Los resultados de otros estudios revelan que, además
camos a las personas con quien compartir la vida no solo del estrés, podemos percibir conductas como la agresi-
porque huelen bien. Por lo general, otros factores influyen vidad a través del olfato. Incluso características perso-
en la elección, como el aspecto externo, las aficiones o la nales como la dominancia pueden manifestarse a través
forma de pensar.» Entre la mayoría de las personas, las de un olor subliminal. Ello podría explicar el origen de
diferencias en la dotación de los genes HLA es bastante un comportamiento común en muchas culturas: darse
notable. Solo raras veces no sucede así. Entonces, nuestra la mano es una forma de transmitir señales odoríferas.
nariz nos advierte: esa persona desprende un olor desa- Noam Sobel e Idan Frumin, del Instituto de Ciencias
gradable. «En un caso así, resulta muy improbable que Weizmann, han investigado esta posibilidad. En uno de
lleguemos a una relación íntima, independientemente sus experimentos observaron que los participantes que
de que, por lo demás, la persona sea compatible con habían recibido un apretón de manos como saludo se
nosotros», sostiene Pause. olían después con más frecuencia los dedos de la mano
derecha. Pero esta conducta solo la registraron cuando
Las moléculas aromáticas alteran la conducta el contacto era entre personas del mismo sexo, es decir,
A través de nuestra nariz percibimos una gran cantidad cuando un hombre había dado la mano a otro hombre
de moléculas señalizadoras de cuya existencia no somos o una mujer a otra. Este hallazgo dificulta la interpreta-
conscientes. Sin embargo, estos estímulos subliminales ción de los resultados.
pueden influir en nuestra conducta. Hace algunos años, Mientras no se disponga de más datos que confirmen
Pause comprobó este fenómeno. La investigadora recogió dicha hipótesis, hay que considerarla con precaución.
la muestra de sudor de un grupo de estudiantes en dos Sobel y Frumin no creen que el apretón de manos sirva
situaciones: en una, los participantes se encontraban en solo para vehicular señales químicas sociales. Este gesto
un examen oral decisivo; en la otra, mientras practicaban también transmite otros aspectos, como poder y domi-
remo sobre un ergómetro. Como era de esperar, durante nancia. Ello queda particularmente claro en un breve
la prueba académica se registraron más valores relacio- vídeo que hace algún tiempo dio la vuelta al mundo y
nados con la emoción de miedo. que hasta ahora ha sido visionado más de 1,7 millones
A continuación, Pause y sus colaboradores expusieron de veces. En él aparece el apretón de manos entre los
a otros jóvenes de ambos sexos a las muestras de sudor presidentes Donald Trump y Emmanuel Macron duran-
recogidas. Todos los sujetos llevaban auriculares a través te la cumbre de la OTAN en Bruselas. La escena se ha
de los cuales oían de repente un estruendoso ruido. Los convertido en legendaria. H
probandos que habían husmeado el sudor correspondiente
a la situación de temor fueron los que más se sobresalta-
ron. Al parecer, la sustancia que habían percibido a través
del olfato les ponía en una especie de situación de alarma. PA R A S A B E R M Á S
Mas los participantes no eran conscientes de ese «conta-
gio emocional». Según explicaban, no habían olido nada Chemosensory anxiety signals augment the startl reflex in
­humans. A. Prehn et al. en Neurosciene Letters, vol. 394,
ni percibido ninguna diferencia entre el sudor recogido págs. 127-130, 2006.
en una situación de temor y el obtenido durante la prác-
tica deportiva. Olfactory sensitivity for six predator odorants in CD-1 mice,
human subjects and spider monkeys. A. Sarrafchi et al. en PloS
El olor al sudor del miedo también altera nuestra One, vol. 8, 80621, 2013.
percepción social: nos fijamos más en las caras con ex-
presión de temor y desatendemos los gestos de felicidad Poor human olfaction is a 19th-Century myth. J. P. McGann
en Science, vol. 356, pág. 6338, 2017.
o satisfacción. Es decir, de alguna manera, nuestro cere-
bro busca la confirmación de las amenazas que percibimos EN NUESTRO ARCHIVO
de modo subliminal. Se trata de un fino proceso que, en
ciertas circunstancias, nos puede salvar la vida, puesto Formación de las preferencias olfatorias. Benoist Schaal
y Maryse Delaunay-El Allam en MyC n.o 35, 2009.
que nos permite reconocer con rapidez potenciales peli-
gros y, así, reaccionar de forma conveniente (huir del El origen de los olores. Regine Dee en Cuadernos de MyC
lugar, por ejemplo). No obstante, parece que este fenó- n.o 6, 2013.
meno no se cumple en un determinado grupo de perso- Aroma a medida. Jórn Niessing en Cuadernos de MyC
nas. En 2017, investigadores de la Universidad de Düssel­ n.o 6, 2013.
dorf constataron que las mujeres embarazadas apenas El olor del miedo. J. Freiherr, K. Haegler y M. Wiesmann
reaccionan a las señales odoríferas del miedo. «Parece en MyC n.o 65, 2014.

MENTE Y CEREBRO 56 N.O 91 - 2018

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 MEDICINA

ENDROCRINOLOGÍA Algunos hombres maduros sufren síntomas

parecidos a los de las mujeres durante la menopausia.
¿Experimentan también ellos el climaterio?

¿Existe la
a­ ndropausia?
JANOSCH DEEG

En síntesis:
Hormonas en descenso

1
En la mediana edad, el nivel de testosterona se
reduce en los hombres, lo que puede producir
efectos negativos, como cansancio, sobrepeso o
reducción de la libido. De forma análoga a la meno-
pausia femenina, este cambio se denomina «andro-
pausia» o «climaterio viril».

2
A diferencia de la repentina caída de hormonas
en el climaterio femenino, la merma de testoste-
rona en los varones transcurre lentamente y con
menos síntomas. Los médicos hablan de síndrome de
deficiencia de testosterona.

3
Son pocos los casos que requieren una terapia
de reemplazo hormonal. Practicar ejercicio y
una alimentación saludable resultan, por lo gene-
ral, suficientes ante el descenso natural de testosterona.

MENTE Y CEREBRO 58 N.O 91 - 2018

 ISTOK / MARTIN-DM

MENTE Y CEREBRO 59 N.O 91 - 2018

D
isminución de la libido, trastornos del
sueño, debilidad, sofocos y alteraciones
en el estado de ánimo. Parece que cada
vez más hombres sufren estos síntomas,
según sugiere el incremento de medica-
mentos que se prescriben para aliviarlos.
A primera vista, dichas molestias recuerdan a un conocido
fenómeno hormonal: la menopausia femenina, que suele
aparecer entre los 45 y los 55 años. Como consecuencia,
las mujeres dejan de tener la menstruación de forma per-
manente y, con ello, pierden la posibilidad de concebir. Los
efectos de la menopausia femenina se conocen bien, pero
la versión masculina sigue creando controversias.
Frank Sommer, urólogo de la Clínica Universitaria de
Hamburgo-Eppendorf y el primer catedrático en salud
masculina del mundo, considera que la falta de una de-
nominación adecuada para describir los síntomas en
los hombres es la causa de que exista un desacuerdo en los
círculos profesionales: «El climaterio, tal como lo cono-
cemos en las mujeres, no se da en los hombres. Sin em-
bargo, a mi consulta llegan pacientes con síntomas muy
similares. Apatía y debilidad, cansancio, pérdida de
apetito sexual y otras molestias semejantes, entre ellos».
A veces esas molestias suceden, como en las mujeres, a
consecuencia de los cambios en el sistema hormonal
relacionados con la edad.
Este paralelismo ha propiciado que algunos medios de
comunicación y anuncios publicitarios de medicamentos
utilicen el término «andropausia». En la actualidad, in-
cluso se habla de «climaterio viril». Sin embargo, nume-
rosos expertos ven con escepticismo estas denominacio-
nes, puesto que sugieren que existe un equivalente
masculino de la menopausia y el climaterio femenino.
Entre los escépticos se encuentra el endocrinólogo
Martin Reincke, de la Clínica Universitaria de Múnich,
quien argumenta: «En las mujeres se produce un repen-
tino y fuerte retroceso de la hormona sexual femenina,
los estrógenos. En cambio, en el hombre no sucede una
disminución repentina; la hormona sexual masculina, la
testosterona, disminuye de manera paulatina».
En la sangre de un hombre sano, la concentración de
testosterona oscila entre un máximo matinal y un des-
censo por la tarde. Se consideran como valores normales
en sangre entre 12 y 30 nanomoles por litro (nm/l). De-
terminados factores, entre ellos, las horas de sueño, el
estrés, el peso corporal o el ejercicio físico pueden influir
en el nivel de testosterona. Cuando la concentración
E L AU TO R
Janosch Deeg es doctor en física
y periodista científico.
MENTE Y CEREBRO 60
desciende de 8 nm/l, la mayoría de los expertos aconseja
una terapia de sustitución hormonal con testosterona. En
hombres jóvenes, este tipo de tratamiento se aplica por
cuestiones médicas; en los mayores, el motivo de esta
terapia no parece tan claro.
La comunidad científica prefiere usar el término sín-
drome de déficit de testosterona (SDT) para referirse a
los casos, no muy usuales, de hombres maduros que
presentan valores bajos de testosterona de forma cons-
tante, los cuales se acompañan sobre todo de síntomas
de tipo sexual, como una disminución de la libido o una
disfunción eréctil. Sin embargo, existe una división de
opiniones acerca de si el descenso hormonal progresivo
puede causar alteraciones relevantes.
Cuesta abajo a partir de los cuarenta
Se sabe que los valores de testosterona en los varones
empieza a descender a partir de los 40 años alrededor de
entre un 1 y un 2 por ciento cada año. Por una parte,
resulta difícil establecer un valor límite para esta hormo-
na. Por otra, el diagnóstico de SDT presupone que los
hombres sufren síntomas, si bien no existe unanimidad
sobre cuántos y cuáles son exactamente. De este modo,
algunas molestias del paciente —entre estas, cansancio,
debilidad o estado de ánimo bajo— resultan subjetivas.
Por último, otras enfermedades, las circunstancias vitales
y el proceso de envejecimiento natural pueden provocar
o favorecer este tipo de problemas de salud.
Para identificar el tipo y la frecuencia de los síntomas,
así como su interrelación con el descenso de testosterona,
un equipo internacional inició en 2002 el Estudio sobre
el Envejecimiento de los Hombres en Europa (EMAS, por
sus siglas en inglés). Desde ese año, los investigadores
examinan los cambios hormonales, sexuales, fisiológicos
y psíquicos de más de 3000 hombres de entre 40 y 79 años
en ocho países europeos, entre ellos, España.
En 2010, el equipo informó que con los valores bajos
de testosterona se incrementan determinados síntomas,
entre los que destacan tres de tipo sexual: reducción de
la libido, disminución de las erecciones matinales y dis-
función eréctil. Pero esta correlación no se pudo aplicar
a todas las molestias que se asocian con el SDT. Así, los
síntomas psíquicos apenas dependían del nivel hormonal
de los sujetos. Por ese motivo, los investigadores conclu-
yeron que para el diagnóstico de SDT, junto con el nivel
de concentración de testosterona inferior a 11 nm/l, el
paciente debería manifestar, al menos, los tres problemas
sexuales mencionados.
De acuerdo con esta definición, alrededor del 2 por
ciento de los probandos sufría SDT, como constataron
los científicos del EMAS en 2012. Pero uno de cada cin-
co presentaba una concentración de testosterona por
debajo de 11 nm/l. ¿Se había fijado un valor límite de la
hormona demasiado alto? Los investigadores descartan
tal posibilidad, ya que, por una parte, los valores de
testosterona en los hombres con síntomas de SDT no se
N.O 91 - 2018
 MEDICINA / END O CRINOLO GÍA

La hormona de la masculinidad
La testosterona se encuentra en
ambos sexos, pero su concentra-
ción es mayor en el hombre. Du-
rante la pubertad masculina, esta
hormona se encarga principalmen-
te del crecimiento de los órganos
sexuales y los músculos, de que la
voz suene cada vez más grave y de
que aumente el vello corporal.
Además, es responsable del mante-
ISTOCK / CARLOS_BCN
nimiento de la libido, la capacidad
de erección y la producción de
­esperma.
En los animales se ha comproba-
do su influencia en el cortejo, la
conducta de lucha y el instinto re-
productor de los machos. Los hom-
bres con una elevada concentración
de testosterona en sangre también
propenden hacia un compor-
tamiento agresivo. Algunos estudios
demuestran que aumenta la autoes-
tima y reduce la sensibilidad al do-
lor, así como la capacidad empática
y social. Esto último, sin embargo,
no está del todo claro, pues ciertas
investigaciones revelan lo contrario:
la testosterona incrementa la con-
ducta prosocial en los varones.
Estos hallazgos contradictorios po-
drían deberse a condiciones experi-
mentales dispares o a que los inves-
tigadores relacionaron directamente
los niveles de testosterona con el
comportamiento sin ahondar lo su-
ficiente en los resultados.
En las mujeres, la testosterona
eleva asimismo la libido y se encar-
ga de aumentar la energía. Un su-
ministro artificial de la hormona
propicia la masculinización de la
mujer, fenómeno que se manifiesta
a través de la voz, la musculatura y

el vello.
Frontiers in Neuroscience, vol. 9, pág. 183,
2015; European Journal of Pain, vol. 8,
págs. 397-411, 2004

hallan significativamente por debajo; por otra parte, les. En cambio, propone dividir los síntomas del SDT en
existen afectados con un valor de testosterona más ele- tres categorías: factores psíquicos (decaimiento o sensa-
vado que manifiestan molestias. ción de haber superado el apogeo de la vida, entre otros),
La Sociedad Internacional para el Estudio del Enveje- físicos (un perímetro abdominal mayor o menos masa
cimiento del Hombre (ISSAM, por sus siglas en inglés) muscular) y sexuales. «Si aparecen síntomas que se
estableció en 2002 una serie de criterios para el diagnós- corresponden con estas tres categorías y el afectado
tico del SDT. No obstante, los novedosos hallazgos les presenta valores de testosterona demasiado bajos en al
llevaron a revisar lo que habían establecido. La versión menos dos exploraciones consecutivas, diagnosticamos
más actual data del año 2015. De manera similar a los “síntomas de climaterio”», indica Sommer. Sin embargo,
investigadores del EMAS, la ISSAM reivindica que, ade- añade que este término debería emplearse entrecomilla-
más de un bajo nivel de testosterona, se consideren otros do, puesto que la reducción hormonal en los varones no
síntomas característicos, a saber, cansancio, depresión, es comparable con la que presentan las mujeres.
exceso de grasa abdominal u osteoporosis. Incluso la Por ese motivo, algunos médicos consideran que esas
aparición de un único síntoma en combinación con una molestias son procesos normales del envejecimiento
concentración de testosterona baja podría resultar sufi- biológico. De hecho, muchos hombres mayores manifies-
ciente para el diagnóstico de SDT, señalan los médicos. tan, al menos moderadamente, uno u otro síntoma del
Ello supondría que un gran número de hombres afecta- SDT. Además, se sabe que los problemas psíquicos en este
dos no cuentan con el diagnóstico, por lo que tampoco período de la vida son más frecuentes. Por otro lado, los
reciben tratamiento. críticos reprochan a la industria farmacéutica que hayan
creado una nueva enfermedad con el fin de conseguir un
Diagnosis entrecomillada gran mercado para productos que ya existen. Después de
Los conocimientos todavía difusos sobre el tema llevan todo, solo unos pocos hombres sufren una disminución
a que también Sommer desestime la posibilidad de iden- patológica de testosterona. Por tanto, el público objetivo
tificar el síndrome solo a partir de los valores hormona- para esos medicamentos resulta limitado.

MENTE Y CEREBRO 61 N.O 91 - 2018

 Mantener la mente
activa, practicar
deporte y comer de
manera saludable
contribuye a que los
niveles hormonales
permanezcan estables

ISTOK / SHAPECHARGE
Sommer advierte, además, de la posibilidad de con- res señalan que la administración de hormonas siempre
fundir la reducción normal de los valores de testosterona ha sido y continuará siendo controvertida, y que deberían
con una deficiencia a causa, por ejemplo, de un tumor, investigarse de manera más exhaustiva y mediante amplios
un defecto genético o un accidente. En la mayoría de ese estudios, los efectos secundarios conocidos, como el
tipo de casos, la administración crónica de hormonas incremento del riesgo de ictus o de infarto cardíaco.
mitiga los síntomas. Ahora bien, si la terapia de sustitución Algunos médicos ven con ojos críticos la terapia de
hormonal con testosterona ayuda a estos pacientes, cabe sustitución hormonal. «Me preocupa, ya que no sabemos
suponer que, de forma similar, este tratamiento puede lo que nos mostrarán los estudios dentro de diez años»,
aliviar las molestias relacionadas con la edad que refierenrespondía Sven Diedrich, antiguo director del Centro
algunos hombres. Endocrinológico de Berlín, durante una entrevista en la
radio pública del norte de Alemania. Conforme a los
Tratamiento hormonal con riesgos datos imprecisos obtenidos hasta ahora, un médico
En las directrices publicadas en 2010 por la Sociedad responsable debería evitar prescribir de forma genera-
Americana de Endocrinología, los autores afirman que lizada el medicamento. Además, según Diedrich, la de-
la terapia hormonal en los varones con SDT mejora la nominada crisis de la mediana edad no se produce a
función sexual y el bienestar general. Además, se incre- causa de la disminución de testosterona, sino que se
menta la masa muscular y la densidad mineral ósea. De trata de un problema psicológico relacionado con los
manera similar, los científicos del estudio EMAS concluían cambios vitales que los hombres deben afrontar en esa
en 2016 que los afectados se benefician del tratamiento etapa de la vida. Estos pacientes deberían recibir un
con testosterona en cuanto a los problemas de obesidad, tratamiento psicoterapéutico, no una terapia de sustitu-
diabetes, osteoporosis y sexuales. No obstante, los auto- ción hormonal.

MENTE Y CEREBRO 62 N.O 91 - 2018

 MEDICINA / END O CRINOLO GÍA

A ello se suma que los síntomas tienen mucho que ver
con la constitución corporal. Sommer explica: «A mi con-
sulta acuden hombres que todavía no tienen 40 años pero
ya tienen “síntomas del climaterio”. Ello se debe a que se
mueven poco y presentan un perímetro abdominal ele-
vado, entre otros factores. A menudo sufren también
estrés en el trabajo, situación que favorece que los valores
de testosterona disminuyan».
Una terapia hormonal limitada en el tiempo podría
suponer en estos varones un primer impulso para cambiar.
«Durante uno o dos años ayudamos a los pacientes tratán-
dolos con testosterona. Pero también les exigimos que
mejoren su forma física y modifiquen su alimentación.
Asimismo, les solicitamos que participen en un programa
de entrenamiento mental», indica Sommer. Algunos en-
cuentran en el suministro de hormonas un primer apoyo
y una fuerza inicial para cambiar su estilo de vida.
Pero, sin duda, resulta más atractivo tragar una pasti-
lla para recuperar la energía viril que durante largo
tiempo se creía perdida, Además, la testosterona ayuda
a adelgazar y favorece el desarrollo muscular. ¿Qué hom-
bre de mediana edad no aprovecharía encantado esa
oportunidad? Al parecer, ese es uno de los motivos por
los que la prescripción de testosterona va en aumento.
Reincke describe esta tendencia como «medicación de
estilo de vida». En Internet se encuentran múltiples
ofertas de este tipo de tratamiento, las cuales pertenecen,
con frecuencia, a consultas privadas especializadas en
medicina antiedad. Mediante cuestionarios en línea, el
usuario preocupado puede averiguar si sufre un proble-
ma. Se le pregunta sobre alteraciones de memoria, dis-
minución de la fuerza y reducción de la libido, aspectos
que, de forma natural, declinan con la edad. Si el encues-
tado responde gran parte de las preguntas con un «sí», el
diagnóstico será: andropausia. Los médicos advierten de
que, de esta forma, surgen afectados que en realidad no
existen, a los que se prescribe una terapia hormonal, pese
a que los riesgos no se conocen lo suficiente. Reincke
describe esta manera de proceder como «un experimen-
to con humanos completamente descontrolado». Dicho
de otro modo, se abusa de la sustitución hormonal sin
saber sus consecuencias.
Sommer opina que, en último término, se trata de una
decisión personal: «La cuestión es si a edades muy avan-
zadas debemos estar todavía en forma. Ante esa pregun-
ta, la mayoría de los hombres le responderán que sí, que
desean continuar ágiles». Desde una perspectiva médica,
un tratamiento hormonal en hombres mayores solo es
necesario cuando unos valores bajos de testosterona
persistentes durante años provocan un problema de os-
teoporosis. Ello aumenta el riesgo de lesiones óseas, lo
que puede afectar en gran medida la salud. «Tras una
fractura de cadera, son pocos los hombres, igual que
sucede en las mujeres, que recuperan la vitalidad anterior»,
indica Sommer.
Si, después de un diagnóstico detallado, un hombre
decide seguir una terapia hormonal, tiene que hacerlo
bajo un control médico intensivo. El profesional que lo
trate deberá comprobar que no existen otras enfermeda-
des, como cáncer de pecho o de próstata. «Añadir testos-
terona a un tumor existente es como echar gasolina al
fuego. El tumor crece y puede extenderse», advierte
Sommer. Por otra parte, el tratamiento con hormonas
conduce en ocasiones a una mayor producción de gló-
bulos rojos. «La sangre se vuelve más viscosa, lo que
aumenta el riesgo de ictus o infarto.» Solo un seguimiento
médico exhaustivo puede minimizar los riesgos.
Pero en la mayoría de los casos, no hace falta acudir
a la medicina. Cuidar la tríada mente, cuerpo y alimen-
tación es suficiente. Así, active sus neuronas mediante
ejercicio mental, practique deporte y consuma alimentos
saludables y ricos en vitaminas. Si lo hace con regularidad
mantendrá su nivel hormonal bastante estable y evitará
posibles efectos secundarios. H

PA R A S A B E R M Á S

Testosterone therapy in men with androgen deficiency syndromes: An endocrine society clinical practice guideline.
S. Bhasin et al. en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, vol. 95, págs. 2536-2559, 2010.
Identification of late-onset hypogonadism in middle-aged and elderly men. F. C. W. Wu et al. en The New England Journal
of Medicine, vol. 363, págs. 123-135, 2010.
Characteristics of androgen deficiency in late-onset hypogonadism: Results from the European Male Aging Study (EMAS).
A. Tajar et al. en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, vol. 97, págs. 1508-1516, 2012.
Recommendations on the diagnosis, treatment and monitoring of hypogonadism in men. B. Lunenfeld et al. en The Aging Male,
vol. 18, págs. 5-15, 2015.
EMAS position statement: Testosterone replacement therapy in the aging male. C. Dimopoulou et al. en Maturitas,
vol. 84, págs. 94-99, 2016.

EN NUESTRO ARCHIVO

La testosterona, una hormona enigmática. Christoph Eisenegger en MyC n.o 71, 2015.

MENTE Y CEREBRO 63 N.O 91 - 2018

 CASO CLÍNIC O

El amnésico
con falta de sueño
El señor U. pierde el hilo de las conversaciones
y se olvida con frecuencia de lo que ha ido a buscar a la cocina.
Sin embargo, goza de una salud excelente
L AU R E N T C O H E N
ISTOCK / KOLDUNOV

MENTE Y CEREBRO 64 N.O 91 - 2018

E
ntre los motivos más frecuentes por los que
las personas acuden al neurólogo se halla
el denominado trastorno mnésico, es decir,
las quejas subjetivas de problemas de me-
moria. Las causas de esta disfunción son
muy variadas, desde la enfermedad de
Alzheimer hasta la depresión. A mi consulta llegó el señor
U., de 60 años, quien, sorprendentemente, nos llevará a
un terreno por completo distinto: el sueño. Desde hacía
algunos años le preocupaba su memoria, me comentó.
Tenía que anotar todo en un cuaderno o en pósits; tam-
bién perdía el hilo de las conversaciones.
Por lo demás, el señor U. gozaba de una excelente
salud. No se sentía ansioso ni deprimido, y sus problemas
mnésicos parecían haberse estabilizado en los últimos
años, lo que excluía el diagnóstico de una enfermedad
neurodegenerativa, como el alzhéimer. Durante la visita
le interrogué sobre su estilo de vida. Me explicó que tenía
dos empleos, cada uno de media jornada: por una parte,
trabajaba de dependiente en una librería; por otra, era
MENTE Y CEREBRO 65
recepcionista en un hotel de dos a tres noches por sema-
na. Muchas veces, su horario no le permitía recuperarse;
tampoco conseguía dormir después de los turnos noc-
turnos en el hotel. ¿Estaban sus problemas de memoria
relacionados con un sueño insuficiente o con un ritmo
de vida caótico?
Los estudios demuestran que los pacientes con insom-
nio obtienen un peor rendimiento en las pruebas para
evaluar la capacidad memorística que las personas que
duermen bien. Esta simple observación sugiere que el
sueño contribuye al funcionamiento de la memoria. Este
supuesto apareció relativamente pronto en la historia de
la psicología científica. El psicólogo alemán Hermann
Ebbinghaus (1850-1909) dedicó gran parte de su tiempo
a la investigación de la memoria. Incluso él mismo se
convirtió en su principal y, quizás, única cobaya. Eb-
binghaus se obligó a aprender de memoria listas de de-
cenas de sílabas para luego medir el tiempo que tardaba
en olvidarlas.
Dormir para recordar
Una de las leyes fundamentales descubierta por Ebbinghaus
señala que los recuerdos evolucionan a lo largo del tiem-
po según un esquema particular: al principio desaparecen
con rapidez; luego, de forma cada vez más lenta. Pero
este investigador no era un hombre que despreciara los
detalles, lo que le permitió advertir en la gráfica que re-
cogía sus resultados una pequeña «joroba»: entre 8 y 24
horas después del aprendizaje, la curva se volvía casi
plana. Durante ese período, olvidaba muy poco de lo que
había aprendido, teniendo en cuenta la pendiente gene-
ral de la curva.
¿Qué sucedía en ese lapso de tiempo que pudiese ex-
plicar la «extraordinaria» conservación de los recuerdos?
Por supuesto, una vez terminada su jornada académica,
Ebbinghaus se acostaba y pasaba una buena noche de
sueño, período en el que los recuerdos parecen relativa-
mente preservados del olvido. Mas, en lugar de atribuir
este fenómeno al sueño, el investigador se empeñó en
explicar estos hallazgos como consecuencia de defectos
sutiles de su técnica experimental.
Cuarenta años después de la publicación de los resul-
tados de Ebbinghaus, John Jenkins y Karl Dallenbach,
psicólogos de la Universidad Cornell, retomaron la hipó-
tesis de que el sueño es relevante para conservar la me-
E L AU TO R
Laurent Cohen es profesor de neurología
en el Hospital de la Pitié-Salpêtrière.
N.O 91 - 2018
moria. Pidieron a dos de sus estudiantes que aprendieran
de memoria listas de sílabas sin significado y examinaron
su retención mnésica al cabo de una, dos, cuatro y ocho
horas. Llevaron a cabo el experimento bajo dos condicio-
nes: en una, los sujetos podían dormir entre el aprendi-
zaje y la prueba de recordación. En plena noche y con el
pijama puesto, aprendieron las sílabas; luego, se acostaron
y se durmieron de inmediato en la habitación vecina.
En la otra prueba, debían permanecer despiertos.
Los resultados fueron reveladores: con independencia
del tiempo transcurrido entre el aprendizaje y el test de
retención, los estudiantes recordaban mejor las sílabas
cuando habían dormido entre ambas tareas. Otros estudios­
han confirmado este hallazgo: dormir favorece la conso-
lidación de los recuerdos. Así pues, la falta de sueño debía
estar afectando la memoria del señor U., de ahí que ne-
cesitase usar los cuadernos y los pósits.
La investigación de Jenkins y Dallenbach se ha repli-
cado en innumerables contextos y con diferentes tipos
de recuerdos. Existe una enorme dicotomía entre la lla-
mada memoria declarativa y la memoria procedimental,
dicho de manera sencilla, entre el «saber» y el «saber
hacer». Aprender una lista de palabras o de sílabas es un
ejemplo característico de memoria declarativa, mientras
que aprender a montar en bicicleta o a tocar el piano
exige la memoria procedimental. Estos aprendizajes
distintos se benefician del sueño, pero probablemente no
de las mismas fases.
Durante la noche, se alternan dos tipos de sueño: la
fase de movimientos oculares rápidos o sueño REM, du-
rante la cual el cerebro se encuentra en un estado próximo
al de la vigilia; y el sueño lento, en que el cerebro presen-
ta muy poca actividad. El término lento proviene del re-
gistro mediante electroencefalografía (EEG) de la activi-
dad eléctrica cerebral. Para la EEG se colocan electrodos
sobre la cabeza del paciente que miden la excitación
eléctrica global de millones de neuronas. En el registro
que se obtiene, se observan ondas, es decir, fluctuaciones
regulares de la actividad eléctrica. Durante el sueño lento,
las ondas son particularmente lentas.
Numerosos estudios han mostrado que este tipo de
sueño es esencial para consolidar la información episó-
dica (como en las experiencias de Ebbinghaus), mientras
que el sueño REM se relaciona con el aprendizaje proce-
dimental y los recuerdos que implican emociones. Se
En síntesis: Recuerdos de ensueño
1 2
Desde hace algún tiempo, el señor U. La falta de sueño debida a
se queja de problemas de memoria. la intensa vida laboral per-
Le cuesta seguir una conversación y judica el rendimiento aten-
debe tomar nota de todo para no olvidar- cional y la memoria operativa
se de nada. del paciente.
MENTE Y CEREBRO 66
100 %
Porcentaje de sílabas que se pueden recordar
20 minutos
50 % 1 hora
8 horas
24 horas 2 días
0%
Tiempo entre el aprendizaje y el recuerdo
Tras aprender de memoria listas de sílabas, el psicólogo
alemán Hermann Ebbinghaus (1850-1909) se percató
de que las olvidaba con el paso del tiempo, pero entre 8
y 24 horas después del aprendizaje (flecha negra), el ol-
vido era menos pronunciado. Este período se corres-
pondía con las horas de sueño.
trata de una simplificación, pero parece que la alternan-
cia fisiológica adecuada entre estos dos tipos de sueño
constituye un elemento favorable para la memoria.
Resta por averiguar la importancia del sueño, en par-
ticular la del lento, en la consolidación mnésica. Los
recuerdos nuevos atraviesan dos etapas durante su for-
mación. En la primera, se almacenan de forma temporal
y reversible en el hipocampo, región del encéfalo oculta
en la profundidad de los lóbulos temporales. De hecho,
esta estructura es de las primeras que se dañan en el
­alzhéimer, enfermedad en la que la incapacidad de crear
nuevos recuerdos suele ser el primer síntoma. En una
segunda etapa, los recuerdos se liberan paulatinamente
de la responsabilidad del hipocampo y son transferidos
a regiones distribuidas por toda la corteza, donde quedan
3
El sueño, sobre todo el de-
nominado lento, resulta
imprescindible para que
los recuerdos se consoliden en
el cerebro.
N.O 91 - 2018
 CASO CLÍNIC O

corrido que ha realizado previamente. Como no existe

una necesidad real de desplazamiento, el circuito ocurre
con gran rapidez, de 10 a 20 veces más deprisa que cuan-
do ocurre el movimiento real. La «reproducción» duran-
te el sueño del camino andado favorece su memorización.
Aunque no es posible registrar la actividad de las
neuronas de lugar humanas de la misma manera que en
los roedores, Philippe Peigneux y otros científicos de la
Universidad Libre de Bruselas se han servido de los es-
tudios con neuroimagen funcional para efectuar un
experimento humano equivalente al que acabamos de
describir. Pidieron a los probandos que se orientasen
dentro de una ciudad virtual antes de acostarse y dor-
mirse en una máquina de tomografía por emisión de
positrones (PET). Los investigadores registran las imá-
genes funcionales de su cerebro dormido. De manera
análoga a lo que ocurre con las ratas, descubrieron una
mayor actividad en el hipocampo de las personas que
emprendieron la tarea de orientación antes de acostarse
Mediante la técnica de la electroencefalografía se regis- en comparación con las que no se habían desplazado
tran las ondas cerebrales, es decir, las fluctuaciones re- por la ciudad virtual.
gulares en la actividad eléctrica de miles de millones de Tal actividad cerebral durante el sueño mejora la
neuronas, de una persona cuando duerme. Existen va- memorización. Al despertarse, los participantes se orien-
rias fases del sueño en las que aparecen ondas cada vez taban con mayor facilidad en la ciudad virtual que antes
más lentas (de arriba abajo). de acostarse. Los que más se beneficiaron del sueño
también mostraron un hipocampo más activo durante
la noche.
Con todo, sería un error reducir la consolidación de
memorizados de forma duradera. Los trabajos realizados la memoria durante el sueño a lo que sucede en el hipo-
con ratas han revelado la importancia del sueño en esta campo. Se ha comprobado en ratas que otras regiones
transferencia. alejadas de la corteza cerebral reproducen, en forma de
ondas, el trayecto recorrido durante la vigilia, igual que
Reproducción del camino andado el hipocampo. Estas reproducciones suceden de forma
Además de su implicación en la memoria, el hipocampo sincronizada, lo que permite la transferencia del recuer-
participa en la localización espacial. La rata dispone de do del hipocampo a la corteza. Para cerrar el bucle, la
un auténtico GPS hipocámpico, una especie de pequeño sincronización sucede durante el sueño lento. Pero ¿qué
mapamundi con el que se desenvuelve. En su cerebro se representan en realidad las ondas que registra el EEG?
han identificado las llamadas neuronas de lugar, unas de Dicho de manera esquemática: la cresta de la onda
las cuales se activan cuando el animal se encuentra en la corresponde a un momento en el que las neuronas de
esquina posterior derecha de la jaula; otras, cuando pasa una amplia superficie del cerebro aumentan, en sincronía,
por el corredor, y otras, cuando se acerca a la puerta. Por su actividad, y el valle de la onda indica una disminución
estos descubrimientos, John O’Keefe, May-Britt y Edvard de la actividad. Así pues, las ondas marcan la sincroniza­
Moser recibieron el premio Nobel de fisiología o medi- ción de regiones alejadas en el cerebro. Esta sincroni­
cina en 2014 [véase «El hallazgo del GPS cerebral», por
Jan Ostercamp; Mente y Cerebro n.o 77, 2016].
Si se registra, mediante electrodos implantados en el

La falta de sueño
cerebro, qué ocurre en el hipocampo de una rata cuando
se desplaza por la jaula, se «ve», por decirlo de alguna

que padece el señor U.

manera, el trayecto en ese pequeño mapa cerebral. Para
investigarlo, por lo general se propicia que el roedor se

reduce su capacidad
desplace por un camino determinado colocando alimen-
to a lo largo del recorrido. Al mismo tiempo, se determi-

de atención y memoria
na la imagen del trayecto en su hipocampo. Un poco más
tarde, mientras el animal duerme, se continúa registran-

operativa
do la actividad hipocampal en su cerebro. Según se ha
comprobado, la rata repite «en su cabeza» el mismo re-

MENTE Y CEREBRO 67 N.O 91 - 2018

 CASO CLÍNIC O
zación constituiría un medio de comunicación entre S I T E I N T E R E S A
tales regiones; en concreto, se cree que las ondas lentas E S T E T E M A . . .
permiten el intercambio de información entre el hipo- Descubre El sueño, el monográfico
campo y la corteza. de la colección Cuadernos
Sincronización cerebral necesaria
Si todo esto es correcto, aumentar la cantidad de ondas
lentas durante el sueño mejoraría el rendimiento de
nuestra memoria. El equipo de Jan Born, de la Universi-
dad de Tubinga, ha verificado esta hipótesis amplifican-
do tales ondas de varias maneras. Una de ellas consistió
en lo siguiente: pidieron a los probandos que aprendieran
parejas de palabras por la tarde. Luego, se durmieron
portando unos electrodos de EEG en la cabeza. Los in-
vestigadores esperaron a que apareciesen las ondas lentas
en el trazado del EEG. En cuanto surgieron, aplicaron a
los sujetos dormidos unos sonidos breves, perfectamen-
te sincronizados con las ondas, con el objetivo de ampli-
ficarlas. El experimento funcionaba como un columpio
que sube más y más conforme se le ayuda con un peque-
ño impulso sincronizado con el ritmo de balanceo.
De los 120 pares de palabras aprendidas, los sujetos
que escucharon los tonos sincronizados con las ondas
cerebrales recordaron una veintena de palabras más a la
mañana siguiente en comparación con quienes no reci-
bieron la estimulación. Se ha visto que es posible lograr
un efecto similar si, en lugar de sonidos, se somete a los
participantes a estimulaciones electromagnéticas muy
débiles a través de electrodos colocados en cuero cabe-
lludo.
Regresemos al señor U. Después de repasar la estrecha
relación entre el sueño y la consolidación de los recuerdos
en el hipocampo, resulta fácil imaginar que el descanso
insuficiente o desorganizado repercutía en la memoria
de este paciente. Sin embargo, la privación de sueño
posee otros efectos más duraderos. Nuestro organismo
sigue varios ciclos, denominados circadianos: la tempe-
ratura corporal, la concentración de hormonas, la nece-
sidad de dormir y otros parámetros fluctúan de manera
regular a lo largo del día y de la noche. La exposición
cotidiana a la luz es importante para ajustar estos ciclos
a un ritmo aproximado de 24 horas. El trabajo nocturno,
que desplaza el sueño hacia momentos «anormales»,
desorganiza dichos ciclos. Después de una noche en vela,
dormir suele resultar insuficiente, aproximadamente en
unas tres horas, sobre todo por falta de sueño REM y
poco profundo. Muchos trabajadores nocturnos padecen
insomnio diurno y somnolencia cuando intentan man-
tenerse despiertos [véase «Reloj desacompasado», por
Thomas Kantermann; Mente y Cerebro n.o 50, 2011].
La falta de sueño acumulada disminuye el rendimiento
del cerebro e interfiere en la capacidad de atención y en
la memoria operativa. Esta última permite que la mente
conserve y manipule información importante, incluso
cuando no está presente en nuestro entorno, por ejemplo,
como acordarse de un número de teléfono el tiempo
MENTE Y CEREBRO 68
en el que encontrarás nuestros
mejores artículos sobre las funciones,
los mecanismos neuronales y los
trastornos del dormir.
www.investigacionyciencia.es/
revistas/cuadernos/numero/7
suficiente para anotarlo con un bolígrafo. Tales problemas
se corresponden bastante con las molestias que presenta
el señor U., quien pierde con facilidad el hilo de las con-
versaciones o va de una habitación a otra sin recordar lo
que había ido a buscar.
En resumen, como primer consejo recomendé al señor
U. que redujera su ritmo de trabajo para que pudiese
retomar unos buenos hábitos de sueño. Dos años después,
tuve la oportunidad de verlo de nuevo. Había dejado el
trabajo nocturno, tenía un empleo complementario en
otra librería y, según me explicó: «He recuperado el ce-
rebro de cuando tenía 20 años». H
© Cerveau & Psycho
PA R A S A B E R M Á S
Reactivation of hippocampal ensemble memories during sleep.
M. A. Wilson y B. L. McNaughton en Science, vol. 265,
págs. 676-679, 1994.
Are spatial memories strengthened in the human hippocampus
during slow wave sleep? P. Peigneux et al. en Neuron, vol. 44,
págs. 535-545, 2004.
The memory function of sleep. S. Diekelmann y J. Born
en Nature Reviews Neuroscience, vol. 11, págs. 114-126, 2010.
Auditory closed loop stimulation of the sleep slow oscillation
enhances memory. H. V. Ngo et al. en Neuron, vol. 78,
págs. 545-553, 2013.
The sleep-deprived human brain. A. J. Krause et al. en Nature
Reviews Neuroscience, vol. 18, págs. 404-418, 2017.
EN NUESTRO ARCHIVO
La memoria trabaja de noche. Ullrich Wagner y Susanne
Diekelmann en MyC n.o 53, 2012.
Secretos del descanso reparador. Jasón Castro
en Cuadernos de MyC n.o 7, 2014.
Sinapsis «durmientes». Mark Hübener en Cuadernos de MyC
n.o 9, 2014.
N.O 91 - 2018
 Sigue el desarrollo de la psicología
y las neurociencias

MENTE Y CEREBRO n.o 90 MENTE Y CEREBRO n.o 89 MENTE Y CEREBRO n.o 88

El sentido de la vida • Fármacos para
superar la adicción al alcohol • ¿Por qué
se autolesionan algunos jóvenes? • Las
funciones menos conocidas del cerebelo •
Analogías entre la obesidad y la anorexia
Personalidad • Evolución del descanso
en el bebé • Claves psicológicas del
sadomasoquismo • Ventajas de la terapia
de grupo • Los efectos de la píldora
contraceptiva en la conducta y la memoria
Homeopatía • Neurofilosofía de la
consciencia • Las ventajas de jugar en la
naturaleza • Mecanismos cerebrales y
decisiones de compra • La oftalmología en
el México precolombino

MENTE Y CEREBRO n.o 87 MENTE Y CEREBRO n.o 86 MENTE Y CEREBRO n.o 85

Los límites del ego • El siglo de la
posverdad • Cerdos curiosos, gallinas
empáticas • ¿Pueden los llantos del
bebé revelar problemas neurológicos? •
Degeneración axonal y esclerosis múltiple
El arte de fluir • Claves para conciliar la vida
laboral y familiar • Cómo funciona el cerebro
de los matemáticos • La psicoterapia a
través del móvil • Traumatismo craneal en
neonatos por maltrato
Con ojos de bebé • El sentimiento de
apego de los perros • La comprensión del
tiempo • Psicólogos en zona de guerra •
Entrevista a Álvaro Pascual Leone, pionero
en estimulación cerebral

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A L L A N P U R D Y Y D AV I D D O D I C K

C
on apenas 20 años, empezó a sufrir los
primeros ataques. De eso hace ahora
dos años, un tiempo en el que las mi-
grañas han condicionado la vida de
Estefanía*. Por lo general, los ataques
comienzan con un aura, unas líneas
luminosas en zigzag que invaden su campo visual. A
continuación, aparecen manchas oscuras que le dificul-
tan la visión. Luego sufre un martilleante dolor, la
mayoría de las veces, en el lado izquierdo de la cabeza.
A ello se suman sensaciones luminosas, auditivas y ol-
fativas agudas que convierten en insoportables estímu-
los sensoriales habituales, como el aroma de un perfu-
me, que incluso aumentan su cefalea.
Cuando Estefanía acudió a nuestra clínica neurológica
en Halifax, ya había intentado paliar su dolencia con do-
cenas de medicamentos, pero estos no le producían ningún
beneficio o le causaban efectos secundarios considerables.
Además, en el último año ha notado que los síntomas se
han agravado de forma preocupante. En cuanto se obnu-
bila su visión, experimenta un hormigueo en la mano de-
recha que asciende lentamente por el brazo y, en ocasiones,
llega hasta la cara e, incluso, la lengua. En ese momento, la
joven percibe que sufrirá un brusco dolor de cabeza. Al
mismo tiempo, empieza a presentar problemas para en-
contrar las palabras y hacerse entender. Tiene miedo de
que el ataque de migraña desemboque en un ictus, una
preocupación justificada, pues puede correr ese riesgo.
Algunos pacientes padecen ataques migrañosos oca-
sionalmente; otros los sufren de manera persistente. Las
migrañas, en sus distintas formas de manifestarse, se
cuentan entre los trastornos neurológicos más frecuentes
a escala mundial. Se calcula que 39 millones de estadouni-
denses y más de 3,5 millones de españoles padecen este
tipo de cefalea.
Por desgracia, las medidas preventivas o el tratamiento
para esta enfermedad suelen ayudar poco. Los fármacos
más actuales para aliviar la migraña se remontan a inicios

L O S AU TO R E S

Allan Purdy (izquierda) es neurólogo en la Universidad Dalhousie de Halifax, presidente

de la Sociedad Americana de Cefaleas y directivo del Comité de Educación de la Sociedad
Internacional de Cefaleas. David Dodick es neurólogo en la Clínica Mayo de Phoenix
y director de la Fundación Americana de la Migraña.

* Nombre alterado por la redacción.

MENTE Y CEREBRO 70 N.O 91 - 2018

GETTY IMAGES / SIGRID OLSON

MENTE Y CEREBRO 71 N.O 91 - 2018

En síntesis: Contra el martirio en la cabeza

1 2 3
El tratamiento farmacológico Al parecer, el neurotransmisor Los anticuerpos mono-
actual contra la migraña resulta CGRP ejerce un papel destacado clonales que bloquean el
poco efectivo: los llamados trip- en la migraña. Por ello, los nue- CGRP o sus receptores,
tanos solo ayudan a una tercera par- vos fármacos se centran en su inhibi- sin afectar el sistema cardio-
te de los pacientes. Además, estos ción. Sin embargo, los antagonistas de vascular, los riñones o el híga-
medicamentos no están indicados los receptores del CGRP pueden pro- do, se perfilan como la solu-
para las personas con problemas ducir efectos secundarios, como el ción futura para los ataques
­cardiovasculares. daño hepático. migrañosos.

de los años noventa del siglo pasado, y solo disminuyen
el dolor de cabeza agudo en menos de un tercio de los
pacientes; además, pueden causar efectos secundarios en
muchos afectados.
Pero existen motivos de esperanza. Las hallazgos sobre
las redes neuronales y los neurotransmisores que participan
en la aparición de los síntomas de la migraña han propicia-
do algunos planteamientos terapéuticos novedosos para
frenar o prevenir los ataques. Por otro lado, aparte de me-
jorar las posibilidades terapéuticas, los nuevos conocimien-
tos desvelan algunos secretos de nuestro cerebro.
Un antiguo mal
Junto a la epilepsia, la migraña es uno de los trastornos
neurológicos más conocidos desde antiguo. Textos egip-
cios de en torno el año 1200 a.C. hacen referencia a esta
dolencia. En el siglo ii d.C., el médico griego Areteo de
Capadocia describía que algunos de sus pacientes sufrían
ataques dolorosos de cabeza unilaterales y repetidos,
además de vómitos.
La intensidad de los ataques migrañosos varía de
manera considerable. Algunas personas padecen fuertes
cefaleas solo un par de veces al año, que consiguen aliviar
mediante analgésicos y sin necesidad de acudir al médi-
co. La mayoría de los afectados, en cambio, sufren los
accesos repentinos de migraña una o dos veces al mes.
En alrededor de una cuarta parte de los pacientes, los
dolores de cabeza se vuelven cada vez más frecuentes,
hasta presentarse casi a diario. Aunque la enfermedad
por sí misma no representa una amenaza vital para el
afectado, sí altera su vida diaria.
El dolor es el síntoma más debilitante de la migraña,
pero el aura el más característico y el que más nos fascina
a los neurólogos. Alrededor de una tercera parte de los
pacientes con migraña sufren este tipo de manifestaciones.
En la mayoría de los casos, se presenta en forma de sen-
saciones ópticas de líneas zigzagueantes seguidas de un
campo visual borroso; en ocasiones, con una mancha
oscura en el centro. Según muestran las neuroimágenes,
esta aura clásica se forma en la corteza visual —en la región
posterior del cerebro— y se expande en pocos minutos
hasta la parte anterior del encéfalo a través de la llamada
depresión o despolarización cortical propagada [véase
«Las auras migrañosas», por Markus Dahlem; Mente y
Cerebro n.o 79, 2016].
En las migrañas que no van precedidas de un aura, el
ataque de dolor de cabeza se anuncia mediante otros
síntomas premonitorios: bostezos, cansancio, oscilaciones
del estado de ánimo, dolor en la nuca o sensibilidad a la
luz, entre ellos. Este tipo de migraña se considera un
factor de riesgo para otras enfermedades, como acciden-
tes cerebrovasculares, depresión y epilepsia. En particu-
lar, la posibilidad de sufrir un ictus resulta elevada en las
mujeres que fuman o toman anticonceptivos que contie-
nen estrógenos.
Desde hace tiempo, los médicos han venido observan-
do casos de migraña en miembros de una misma familia,
pero ha sido en fecha reciente cuando se han identifica-
do más de tres docenas de genes que parecen participar
en la aparición de la enfermedad. De ellos forman parte
factores hereditarios que codifican canales y transporta-
dores situados en las membranas celulares de neuronas
y otras células cerebrales. Estas proteínas regulan las
corrientes, hacia el interior o exterior de la célula, de iones
de sodio, potasio o calcio, así como el transporte de
transmisores en las sinapsis. De este modo controlan la
excitación de las células del cerebro y de la totalidad de
las redes nerviosas. Otros genes intervienen en la apari-
ción del dolor o en la irrigación sanguínea. Todo ello
permite explicar, a través de las variaciones genéticas,
síntomas típicos de las migrañas: la sobreexcitación del
cerebro y la sensibilidad extrema a la luz, al ruido y al
olor que presenta el afectado, así como el dolor y las al-
teraciones vasculares, las cuales pueden llegar a provocar
un ictus.
En épocas primitivas, los tratamientos de la migraña
se basaban en supersticiones y brujerías. Iban desde
sangrías hasta la trepanación para que escaparan los
espíritus malignos. En el siglo xix, los médicos incluían
esta dolencia entre los trastornos psicosomáticos que,
como algunas otras enfermedades, afectaban sobre todo
a las mujeres. Hubo que esperar hasta mediados del si-
glo xx para que empezaran a cambiar, poco a poco, las
ideas sobre la migraña.
Basándose en una serie de sofisticados experimentos,
el médico neoyorquino Harold Wolff (1898-1962) de-

MENTE Y CEREBRO 72 N.O 91 - 2018

 MEDICINA / FARMAC OLO GÍA

La onda del aura

Un misterio todavía no resuelto de
las migrañas es la relación entre los
súbitos dolores de cabeza y las raras
sensaciones sensoriales de la llamada
aura que precede al ataque. En am-
bos casos, parece que la despolariza-
ción cortical propagada (DCP) es la
responabale. Se trata de una onda de
elevada actividad eléctrica que se
propaga lentamente por la corteza
cerebral seguida de una fase de repo-
so de la excitación.
Factores como el estrés, la luz, las
oscilaciones hormonales o la falta
de sueño desencadenan el fenóme-
no. Por lo común, la DCP empieza
en la corteza visual, alojada en la
parte posterior del cerebro, donde
se originan las clásicas sensaciones
de aura en forma de estructuras en
zigzag o de obnubilación visual.
Luego, la onda alcanza la corteza
somatosensorial en los lóbulos pa-
rietales y da lugar a alteraciones de
la sensibilidad que se propagan des-
de la mano hasta la cara y la lengua.
En algunos pacientes se presentan
trastornos del habla.
Durante la DCP pueden estimu-
larse también neuronas responsa-
bles del dolor, directamente o a tra-
vés de las reacciones inflamatorias
de las fibras nerviosas en la corteza
cerebral. Esas células eliminan, a
continuación, diversos neurotrans-
misores, como el péptido relaciona-
do con el gen de la calcitonina
(CGRP), de forma que traslada las
señales dolorosas desde el sistema
nervioso periférico al central.
Dos terceras partes de los pacien-
tes no experimentan auras. En estos
casos, la DCP acontece en la corteza
cerebral sin producir síntomas sen-
soriales.

YOUSUN KOH, SEGÚN ROBERT HARGREAVES

La onda irritativa de la despolarización cortical propagada (naranja) empieza en la corteza
visual (rojo), donde desencadena los trastornos de percepción visual del aura de la migra-
ña (izquierda). Con una velocidad de dos a tres milímetros por minuto, avanza por los ló-
bulos parietales y temporales (centro) y finalmente invade la corteza somatosensorial
(azul), lo que puede dar lugar a hormigueos en los brazos y piernas (derecha).

sarrolló en los años cuarenta la llamada teoría vascular.
Este neurólogo describió la existencia de oscilaciones en
la presión sanguínea de los vasos cerebrales durante un
ataque de migraña, fenómeno que también ocurre después
de la administración de medicamentos vasoconstrictores.
A partir de estas observaciones, propuso que la dilatación
y la distensión de los vasos sanguíneos, tanto dentro como
fuera del cráneo, constituían el desencadenante del dolor
de cabeza en las migrañas.
Las sospechas de Wolff llevaron al desarrollo del primer
medicamento eficaz contra la migraña: la ergotamina.
Dicha sustancia vasoconstrictora, extraída del cornezue-
lo de centeno, alivió los síntomas de muchos pacientes.
En los años setenta y ochenta, investigadores de las
universidades Erasmo de Róterdam y de Nueva Gales del
Sur constataron la relación entre la migraña y la seroto-
nina: durante un ataque migrañoso, el neurotransmisor
disminuía en la sangre, pero aumentaba en la orina. En
otras palabras, el organismo del afectado eliminaba sero-
tonina. También hallaron que si se administraba seroto-
nina a los pacientes durante un ataque, el dolor se reducía,
de la misma manera que ocurría con la ergotamina. Según
concluyeron, la pérdida de serotonina durante el ataque
de migraña dilataba los vasos sanguíneos, lo que provo-
caba el fuerte dolor de cabeza.
Sin embargo, tanto la ergotamina como la serotonina
utilizadas como medicamentos antimigrañosos plantean
problemas. Ambas sustancias producen efectos secun-
darios indeseados, como malestar general, vómitos y
convulsiones; unas molestias, por otra parte, a las que los
pacientes con migraña suelen estar habituados. Además,
la ergotamina puede reducir de forma peligrosa la irri-
gación sanguínea.
En los años setenta, el farmacólogo Patrick Humpfrey,
de la empresa farmacéutica británica Glaxo, empezó a
indagar un método para aprovechar los resultados posi-
tivos de la serotonina sin los efectos secundarios que
conlleva. Diez años de investigación dieron como resul-

MENTE Y CEREBRO 73 N.O 91 - 2018

tado el sumatriptán, primer representante de los fárma- este neuropéptido también dilata los vasos, Edvinsson,
cos denominados triptanos. Esta sustancia se une a los experto en la irrigación sanguínea del cerebro, sospechó
receptores de la serotonina de manera que, lo mismo que que, de alguna manera, participaría en la instauración
la ergotamina, constriñe los vasos sanguíneos y dismi- del dolor migrañoso.
nuye el dolor de cabeza. En los dos decenios posteriores, numerosos investi-
Pero los triptanos presentan limitaciones. Después de gadores se ocuparon de explorar esta tesis. Los científicos
su administración, solo un 30 por ciento de los pacientes demostraron que el valor de CGRP en sangre aumentaba
con migraña se ven totalmente liberados del dolor; otros durante un ataque de migraña y que, después de la ad-
muchos vuelven a sufrir cefalea, incluso en el mismo día. ministración de sumatriptán, descendía hasta un nivel
Por otra parte, este tipo de medicamentos pueden pro- normal. Por otra parte, las inyecciones de CGRP en los
ducir molestias: fatiga, mareos, irritabilidad, sensación pacientes desencadenaba ataques de migraña. Estudios
de opresión en el pecho o enrojecimientos en el rostro y en animales y en humanos demuestran que tanto el
la nuca, entre ellos. Puesto que dan lugar a una vasocons- péptido como sus puntos de fijación se hallan en estruc-
tricción en todo el cuerpo, su uso no resulta apropiado turas encefálicas como el hipocampo y el cerebelo, en las
para los sujetos que han padecido un infarto de miocar- que, desde hace tiempo, se sospecha que se generan los
dio o un accidente cerebrovascular. ataques de migraña. El neuropéptido y sus receptores se
De todos modos, los triptanos representan un gran encuentran también en el trigémino, nervio cerebral
avance terapéutico para los millones de pacientes en los sensorial que desempeña un papel en la migraña. Es
que consiguen suprimir el fuerte dolor de cabeza en el posible que el CGRP sea una de las sustancias que se
plazo de 30 minutos. Pero las iniciales teorías sobre los eliminan durante la despolarización cortical propagada
procesos neurobiológicos que subyacen a la migraña, al del aura migrañosa.
parecer, no son del todo correctas. Investigaciones pos- A principios del siglo xxi, investigadores de la empre-
teriores han demostrado que la dilatación de los vasos sa farmacéutica Boehringer Ingelheim sintetizaron una
sanguíneos cerebrales no constituye el factor desencade- pequeña molécula que bloqueaba los receptores del CGRP,
nante de los ataques migrañosos, lo que revela que el de manera que permitía eliminar los efectos del péptido.
efecto analgésico de los triptanos no se debe a la cons- Estas sustancias se conocen con el nombre de antagonis-
tricción de esos vasos. Así pues, las causas del trastorno tas de los receptores. En 2004, en un estudio llevado a
deben buscarse en algún otro lugar. cabo con 126 pacientes migrañosos se comprobó que si
la molécula se administraba vía intravenosa se impedía
Un péptido en el centro de la escena el ataque de migraña sin producir que los vasos sanguíneos
Durante los años ochenta, mientras Humphrey trabajaba se estrecharan (vasoconstricción). El descubrimiento
en el desarrollo de los triptanos, el neurólogo Lars Ed- resultó de una importancia decisiva. Este fenómeno no
vinsson, de la Universidad de Lund, encontró en los cuadraba del todo con la teoría vascular durante tanto
nervios que rodean los vasos sanguíneos cerebrales el tiempo imperante. Así pues, la constricción de los vasos
péptido relacionado con el gen de la calcitonina CGRP sanguíneos no era el método decisivo para librar del
(por sus siglas en inglés). Poco antes se había descubier- dolor de cabeza a los pacientes con migraña.
to dicha sustancia en el sistema nervioso central y el A pesar de los muy prometedores resultados, el desarro-
periférico. Asimismo, se hallaron indicios de que era llo de los antagonistas de los receptores del CGRP no
responsable de la propagación del dolor. Debido a que avanzó, pues se detectaron importantes efectos secundarios.
Diversos estudios revelaron que tres medicamentos de esta
clase de sustancias dañaban el hígado. Había que encontrar
una nueva solución para el tratamiento de la migraña.
EN BREVE De esta manera surgió la idea de utilizar anticuerpos
monoclonales que tuvieran como objetivo el CGRP o sus
NERVIO TRIGÉMINO receptores. Los científicos los produjeron a partir de
Transporta las sensaciones táctiles y de dolor de la cara, células hijas genéticamente idénticas a un linfocito B, es
la cabeza y la mandíbula a un centro nervioso, decir, a partir de un clon. Igual que hace con otras pro-
el ganglio trigémino, alojado en el tronco encefálico. teínas, el organismo los degrada en aminoácidos que no
dañan al hígado ni a los riñones. De esta forma, además
S I S T E M A T R I G E M I N O VA S C U L A R de bloquear el objetivo específico, los anticuerpos mo-
Otro conjunto de nervios inerva los vasos sanguíneos noclonales no provocan ningún daño. En otras palabras,
en las meninges (membranas que protegen el cerebro, se evitan los efectos secundarios, entre ellos, una posible
entre las que se encuentran la piamadre y la lesión renal.
­duramadre). Como el nervio trigémino, estas fibras Pero las moléculas de los anticuerpos son demasiado
producen el péptido relacionado con el gen grandes para atravesar la barrera hematoencefálica, por
de la ­calcitonina (CGRP). lo que no pueden actuar en el cerebro. Sin embargo,

MENTE Y CEREBRO 74 N.O 91 - 2018

 MEDICINA / FARMAC OLO GÍA

Cómo funcionan los nuevos medicamentos contra la migraña

Los nuevos fármacos para tratar las migrañas actúan sobre el péptido relacionado con el gen de la cal-
citonina (CGRP) (círculos verdes) que participa en la aparición del dolor. El CGRP dilata los vasos
sanguíneos e irrita los centros nerviosos (A y B); también circula por el flujo sanguíneo (C). Cuando
se sufre una migraña, los nuevos fármacos actúan de la siguiente manera: los
antagonistas de los receptores del CGRP (cilindros azules) bloquean los recepto-
res de CGRP y, de esta forma, eliminan el dolor agudo; por otra parte, los anti- A Neurona
cuerpos monoclonales (formas en Y lilas) logran prevenir la migraña al unirse a
los receptores de CGRP en las células en el ganglio trigémino (neuronas y glía)
y en los vasos sanguíneos, al «devorar» el CGRP presente en esos lugares y en el CGRP
riego sanguíneo.
Receptor Anticuerpos
del CGRP

Antagonista
del CGRP

Célula de
músculo liso
Vaso sanguíneo

B Célula
Antagonista del CGRP
Neurona de glía

A
CGRP

Anticuerpos
B
Receptor del CGRP

Nervio trigémino
C
Ganglio trigémino
Vaso sanguíneo

YOUSUN KOH, SEGÚN «CGRP-RECEPTOR

NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE,

Glóbulos rojos

MIGRAINE THERAPY?». P. L. DURHAM EN

ANTAGONISTS-A FRESH APPROACH TO
C

VOL. 350, PÁGS. 1073-1075, 2004

CGRP

Anticuerpos

sorprendentemente, pueden prevenir los ataques de
migraña. Una posible explicación de este fenómeno es-
triba en que al bloquear el CGRP de las fibras del nervio
trigémino, alojado fuera del cerebro, interrumpen la
propagación de la irritación entre el sistema nervioso
periférico y el central, lo que produce que menos señales
dolorosas alcancen su objetivo (véase el recuadro «Cómo
funcionan los nuevos medicamentos contra la migraña»).
Desde 2012, numerosos investigadores, entre ellos uno
de nosotros (Dodick), han llevado a cabo estudios clíni-
cos con anticuerpos monoclonales y placebo en los que
han participado más de 10.000 pacientes con migraña. A
excepción de un ligero enrojecimiento en el lugar de la
inyección, prácticamente no se presentó ningún efecto
secundario. En más del 70 por ciento de los pacientes se
redujeron los días de sufrimiento de migraña a más de
la mitad, y en uno de cada seis desaparecieron los dolores
por completo. La mayoría de los pacientes se sintieron
mejor después de tres días de comenzar el tratamiento.
Cuatro anticuerpos monoclonales de las empresas far-
macéuticas Alder Biopharmaceuticals, Amgen, Eli Lilly
y Teva, respectivamente, se encuentran en la fase III de
los estudios clínicos o han superado con éxito las pruebas.
En consecuencia, los primeros nuevos medicamentos de
este tipo podrían autorizarse y ponerse a la venta a lo
largo de 2018.
Búsqueda de alternativas
Los anticuerpos monoclonales suponen un gran avance
respecto a los medicamentos disponibles hoy en día. Con
los fármacos que se han utilizado hasta ahora (betablo-
queantes, como propanolol, o medicamentos hipotensores)

MENTE Y CEREBRO 75 N.O 91 - 2018

 MEDICINA / FARMAC OLO GÍA

se consiguen unos índices de respuesta similares; sin
embargo, en ocasiones deben esperarse semanas o meses
para detectar una mejoría. Por otra parte, con frecuencia
hay que incrementar la dosis durante el tratamiento y los
pacientes sufren efectos secundarios (aumento de peso,
caída de cabello, dificultades cognitivas u obnubilaciones,
entre otros). Al cabo de un año, más del 85 por ciento de
los afectados interrumpen la terapia con los fármacos
actuales.
Con todo, los anticuerpos monoclonales no represen-
ta la solución idónea para todos los afectados. Puesto que
se administran por vía intravenosa, el paciente debe
acudir cada tres meses al médico o inyectárselos él mis-
mo mensualmente. Además, todavía no están claras las
consecuencias que puede producir el hecho de bloquear
una sustancia presente en todo el organismo. Ya que,
presumiblemente, el CGRP cumple una importante
función en la tensión arterial y, por tanto, en el riego
sanguíneo cerebral y cardíaco, existen reparos sobre todo
para el tratamiento de los pacientes con migraña que
presentan un elevado riesgo de sufrir un accidente cere-
brovascular o un infarto de miocardio. Tampoco sabemos
si los anticuerpos monoclonales pueden administrarse
sin más a las mujeres embarazadas, cuestión de suma
importancia, porque las mujeres en edad fértil son las
que padecen migrañas con mayor frecuencia.
Los pacientes para los que los anticuerpos monoclo-
nales no resultan recomendables o que solo quieren tomar
un medicamento en caso de necesidad, requieren fárma-
cos seguros y efectivos para el tratamiento agudo. Lo ideal
sería utilizar tabletas antiálgicas especiales que, a dife-
rencia de los triptanos, no provocaran una vasoconstric-
ción. Existen estudios clínicos con los antagonistas de los
receptores del CGRP que demuestran que estas sustancias
son tan efectivas como los triptanos, pero sin sus cono-
cidos efectos tóxicos. Es probable que las lesiones hepá-
ticas que provocan los triptanos no tengan una relación
directa con el bloqueo del CGRP.
Parece más prometedora una nueva clase de sustancias,
los ditanos, que también se fijan a los receptores de la
serotonina. El lasmiditán, desarrollado por la empresa
farmacéutica oLucid, bloquea de modo selectivo solo los
receptores de las neuronas, no los de los vasos sanguíneos.
De esta forma, podría estar indicado para el 20 por cien-
to de los pacientes con migraña que presentan un mayor
riesgo de sufrir un ictus. En un estudio clínico con 2231
participantes, de los cuales la mayoría eran personas con
migraña y un riesgo elevado de padecer un infarto de
miocardio, desapareció el dolor de cabeza en una tercera
parte de las que habían recibido lasmiditán durante el
ataque. Ello demuestra que esta sustancia presenta un
éxito tan alto como los triptanos, sin los riesgos que
lleva consigo la vasoconstricción.
Con estos avances, los investigadores farmacéuticos
están desarrollando medicamentos cada vez más especí-
ficos y con menos efectos secundarios. Los pacientes que
padecen migrañas, como Estefanía, y en los que los
medios hasta ahora disponibles fracasan, encontrarían
con ellos la ayuda que tanto les urge. Al mismo tiempo,
aumentan nuestros conocimientos neurobiológicos. La
comprobación de que grandes moléculas, como las de
los anticuerpos, son capaces de tratar los ataques migra-
ñosos que se generan en el cerebro a pesar de que no
alcanzan directamente este órgano, sirve al mismo tiem-
po para que cada vez entendamos mejor el funcionamiento
de nuestro encéfalo. H
© Scientific American Mind

PA R A S A B E R M Á S

Monoclonal antibodies for migraine: Preventing calcitonin gene-related peptide activity. M. E. Bigal y S. Walter en CNS Drugs,
vol. 28, págs. 389-399, 2014.
Therapeutic antibodies against CGRP or its receptor. M. E. Bigal et al. en British Journal of Clinical Pharmacology,
vol. 79, págs. 886-895, 2015.
CGRP receptor antagonists against CGRP and its receptor in migraine treatment. L. Edvinsson en British Journal of Clinical
Pharmacology, vol. 80, págs. 193-199, 2015.
Neue Therapieoptionen bei Migräne. CGRP-blockierende Substanzen im Blickpunkt. K. Messlinger y M. Dux en N
­ ervenheilkunde,
vol. 7-8, págs. 492-500, 2016.
Spezifischer Ansatz gegen Migräne. U. Reuter y H. Israel-­Willner en MMW-Fortschritte der Medizin, vol. 159, págs. 70-73, 2017.

EN NUESTRO ARCHIVO

Terapia contra la migraña. Felicitas Witte en MyC n.o 18, 2006.

Mecanismos de la migraña. Gilles Géraud en MyC n.o 19, 2006.
Causas de la migraña. David W. Dodick y J. Jay. Gargus en IyC, octubre de 2008.
Las auras migrañosas. Markus Dahlem en MyC n.o 79, 2016.

MENTE Y CEREBRO 76 N.O 91 - 2018

 ESPECIAL
MONOGRÁFICOS DIGITALES
Descubre los monográficos digitales que reúnen nuestros
mejores artículos (en pdf) sobre temas de actualidad

www.investigacionyciencia.es/revistas/especial
 SYLL ABUS

Psicología
de la ­salud
Cuando estamos estresados o deprimidos, corremos más riesgo
de enfermar. Los psicólogos de la salud investigan cómo integrar
en nuestra rutina el pensamiento positivo
H E I K E S PA D E R N A Y H E I K E E S C H E N B E C K

E
ntre 1986 y 1989, Sheldon Cohen, quien por
entonces ejercía como psicólogo social en
la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburg,
administró a 276 personas sanas gotas na-
sales que contenían virus del resfriado. A
lo largo de seis días, mantuvo a los sujetos
en cuarentena para tenerlos en observación. Estos pro-
bandos se habían apuntado como voluntarios en el
Centro de Investigación de Enfermedades Catarrales
británico para ponerse al servicio de la ciencia y dejar
que les infectaran con la gripe. La contrapartida era una
«estancia vacacional» gratuita en el campo por unos días:
el instituto se encontraba en Salisbury, una idílica ciudad
al suroeste de Inglaterra.
Cohen quería averiguar si el estrés psicológico debi-
litaba las defensas inmunitarias. Como primer paso del
estudio, pidió a los participantes que respondieran un
cuestionario acerca de experiencias críticas que hubiesen
vivido durante los doce últimos meses o que indicaran
si se sentían desbordados por la vida que llevaban. El

1910 1915
El médico William Osler (1849-1919) Walter Cannon (1871-1945), fisiólo-
introduce el concepto de «estrés» en go de la Universidad Harvard, des-
el ámbito de la medicina. Considera cribe la reacción física ante estímu-
que las tensiones psicológicas y las los estresantes como la preparación
presiones de la vida moderna contri- para «luchar o huir». Entre estos sig-
buyen al riesgo de padecer una angi- nos se encuentran la activación del
na de pecho. sistema nervioso simpático y la libe-
DOMINIO PÚBLICO

ración de hormonas del estrés.

MENTE Y CEREBRO 78 N.O 91 - 2018

UNSPLASH / SETH DOYLE / CREATIVE COMMONS CC0

El manejo adecuado de las situaciones de estrés previene las enfermedades cardiovasculares.

resultado fue revelador: las personas que se encontraban
en un estado de estrés continuo presentaban un mayor
riesgo de sufrir infecciones.
La certeza de que el cuerpo y la mente van de la mano
es tan antigua como la propia medicina. Sin embargo,
nadie hasta entonces había proporcionado una prueba
experimental sobre la influencia del estrés en el sistema
inmunitario tan sólida como la de Cohen. Por ese moti-
vo, su experimento marca un antes y un después en la
psicología de la salud. Esta disciplina se cuestiona de qué
manera la condición psicológica, el comportamiento y
los factores sociales influyen sobre las enfermedades
humanas y qué medidas de prevención pueden derivar-
se de este escenario.
En los siguientes 25 años, Cohen continuó con la in-
vestigación en Estados Unidos. Una y otra vez constató
sus primeros hallazgos: las personas que habían vivido
estrés psicológico crónico al menos durante un mes se
contagiaban el doble de veces con virus catarrales en
comparación con los congéneres que no vivían estresados,

1946 1977 1986

La Organización Mundial
de la Salud amplía la defi-
nición de salud: se trata
de un estado de bienestar
físico, mental y social. Es
decir, no solo supone la
ausencia de enfermedad
y dolencia.
El psiquiatra George Engel
(1913-1999) publica en Science
una influyente crítica del mode-
lo biomédico sobre la explica-
ción de la salud y la enfermedad.
Contrapone un modelo biopsi-
cosocial que contempla tanto
los factores psicológicos y socia-
les como los culturales.
En la ciudad holandesa de
Tilburgo, un grupo de cientí-
ficos funda la Sociedad
Europea de Psicología de la
Salud (EHPS, por sus siglas
en inglés). Desde 1988, cele-
bran congresos anuales.

MENTE Y CEREBRO 79 N.O 91 - 2018

¿Qué estudia? Los profesionales de la psicología de la salud investigan de qué manera
el estado psicológico, la conducta y los factores sociales influyen en las
enfermedades fisiológicas, así como los métodos y las estrategias para evitar y tratar estas situaciones. Por ejem-
plo, las tensiones psicológicas y el estilo de vida actuales influyen en el desarrollo de las enfermedades. Los psicó-
logos de la salud analizan esta relación e investigan alternativas para prevenirla.

sin importar el tipo de virus, los anticuerpos disponibles
o la estación del año que fuera. Cuanto más se prolonga-
ba el sufrimiento psíquico, más aumentaba el riesgo. Una
pequeña parte de los casos podría explicarse a partir de
la conducta, ya que las personas con un estado psicoló-
gico tenso suelen fumar más, se mantienen menos activas
físicamente y duermen peor, todos ellos factores de
riesgo para el resfriado. No obstante, la investigación de
Cohen sugería que el estrés crónico debía actuar de al-
guna otra manera.
En 1879, el médico y fisiólogo canadiense William
Osler (1849-1919) ya hablaba en sus conferencias sobre
la angina de pecho y la arteriosclerosis de que las preo-
cupaciones y tensiones de la vida moderna contribuían
al daño arterial. Ello favorecía, a su vez, las enfermedades
cardíacas y los infartos. Numerosas investigaciones han
corroborado las sospechas de este visionario. El estudio
Interheart, publicado en 2004 y en el que participaron
más de 400 científicos de 52 países dirigidos por Salim
Yusuf, de la Universidad McMaster, es uno de ellos. Los
investigadores examinaron los factores de riesgo para el
infarto cardíaco. Según descubrieron, el estrés psicoló-
gico era para el corazón tan peligroso como fumar o la
diabetes. Los investigadores describieron el estrés como
la combinación de un marcado desgaste en el hogar o el
empleo, los síntomas depresivos y la sensación de falta
de control sobre la propia vida y las experiencias vitales
(el divorcio, la pérdida del empleo o la muerte de un ser
querido, entre otras muchas).
En la misma dirección apunta el estudio longitudinal
«A la espera de un nuevo corazón» (Warten auf ein neues
Herz), llevado a cabo en 17 clínicas alemanas y austríacas
bajo la dirección de una de las autoras (Spaderna). En
los pacientes con una enfermedad cardíaca avanzada y
que se encuentran en espera de un trasplante, los síntomas
depresivos actúan de manera nociva en su pronóstico:
corren un mayor peligro de que su estado de salud em-
peore de manera notable, por lo que requieren medidas
de emergencia, como un trasplante urgente o un sistema
de apoyo para la función cardíaca; también es más pro-
bable que fallezcan antes de hallar un corazón compati-
ble para ellos. En la otra cara de la moneda se sitúan los
pacientes a los que se puede borrar de la lista de espera,
puesto que su estado ha mejorado de forma espontánea.
Con frecuencia, estas personas se caracterizan porque
mantienen una vida social muy activa y se muestran
optimistas frente a la vida.
Los médicos del Colegio Universitario de Londres
constataron resultados parecidos en 2008 a partir de un
estudio con pacientes oncológicos. Al revisar los resul-
tados de cientos de estudios sobre el cáncer, se percataron
de que los individuos que experimentan un gran estrés
psicológico o una depresión sufren con más frecuencia
cáncer y presentan un mayor riesgo de morir a causa de
dicha enfermedad.
En resumen, el sufrimiento mental también puede
enfermarnos físicamente, pero ¿cómo? La reacción de
lucha o huida, descrita por el fisiólogo estadounidense
Walter Cannon (1871-1945) en 1915, desempeña un
importante papel en este ámbito. Ante una situación
peligrosa, el cerebro, a través de la amígdala y el hipotá-
lamo, activa el sistema nervioso simpático y las glándulas
suprarrenales liberan más hormonas del estrés. Desde
un enfoque evolutivo, el organismo se prepara para luchar

1999
Se aprueba, con el Proceso de
Bolonia, la creación del Espacio
Europeo de Educación Superior.
Esta iniciativa conduce a la re-
2003
Se inicia el primer estudio longi-
tudinal representativo sobre la
salud infanto-juvenil en Alema-
nia (KiGGS, por sus siglas en
ISTOCK / BRAUNS

forma de los estudios de psicolo- alemán). Se analizan las condi-

gía. Se crean más cátedras orien- ciones físicas y mentales de más
tadas a la psicología de la salud. de 17.000 sujetos de 0 a 17 años.

MENTE Y CEREBRO 80 N.O 91 - 2018

 SYLL ABUS

¿Desde cuándo? Aunque ya se hablaba a finales del siglo xix sobre la influencia
del estado psicológico en la salud física, el experimento que llevó
a cabo en los años ochenta del siglo pasado Sheldon Cohen, por entonces en la Universidad Carnegie Mellon,
marcó un antes y un después dentro de la psicología de la salud: proporcionó la primera prueba experimental
­sólida de que el estrés afecta al sistema inmunitario.

contra un adversario o para huir de él: la presión sanguí-
nea, las pulsaciones, la frecuencia respiratoria y la tensión
muscular aumentan. El cuerpo pone a disposición grasas
y glucosa, así como factores coagulantes de la sangre por
si se produce una herida.
Cuando el sistema inmunitario se desajusta
El estrés podría influir sobre el sistema inmunitario a
través de este mecanismo, puesto que las hormonas como
la adrenalina y el cortisol actúan directamente sobre las
células inmunitarias; además, alteran los procesos de
regulación. De este modo, trastornan la producción de
diferentes citoquinas, unas proteínas que, entre otras
funciones, desempeñan un papel destacado en los pro-
cesos inflamatorios, de forma que contribuyen a la cura-
ción de las heridas. Un conocido experimento efectuado
por Janice Kiecolt-Glaser, de la Universidad Estatal de
Ohio, y otros investigadores ilustra esta relación. Los
experimentadores realizaron unas pequeñas heridas a un
grupo de mujeres, y observaron de qué modo y con qué
rapidez se sanaban. En las participantes que cuidaban de
un familiar con demencia, situación que puede producir
un desgaste psicológico crónico en el cuidador, el proce-
so de curación se prolongó.
Pero ¿de qué depende que en unas circunstancias
determinadas experimentemos estrés? Nuestra valoración
de la situación resulta más decisiva que la gravedad de la
circunstancia per se. Este supuesto se fundamenta prin-
cipalmente en los trabajos de los psicólogos Richard
Lazarus (1922-2002) y Susan Folkman. Un acontecimien-
to nos pone en tensión física y mental cuando tememos
que carecemos de competencias y recursos suficientes
para salir ilesos. Sobre todo sucede en las situaciones en
las que podemos influir poco, que son inminentes y cuyo
desenlace parece imprevisible. No importa si se trata de
una serpiente que nos encontramos de repente en el
bosque o si se debemos desarrollar una presentación ante
un destacado cliente.
Los factores de estrés más prominentes en el día a día
son, según las encuestas, la presión del tiempo y del
rendimiento, y las discusiones con amigos o familiares.
Las consecuencias inmediatas son dolores de espalda o
estómago, contracturas, problemas para dormir y fatiga.
Además, el estrés conduce a comportamientos poco sanos.
Cuando se experimenta tensión psicológica, se tiende
hacia la inactividad física o se trata de elevar el estado
anímico a través de la comida. Los estudios con adultos
jóvenes han demostrado que en momentos de gran pre-
sión por el trabajo no solo estaban nerviosos y menos
alegres, sino que vivían de modo menos saludable: hacían
menos deporte, se alimentaban peor, conducían de ma-
nera más arriesgada y consumían más alcohol, cigarrillos
y drogas.
Una de las preguntas más destacadas de la psicología
de la salud es el modo de afrontar mejor las exigencias
cotidianas. Lazarus propuso diversas estrategias para
manejar el estrés. Los planteamientos que se centran en
el problema se dirigen a transformar la situación conflic-
tiva. De esta forma, se pueden resolver las dificultades
con los compañeros o jefes a través de conversaciones
personales, establecer un horario mejor para todos o
adquirir conocimientos para solucionar una situación.
Por el contrario, los métodos centrados en las emociones
se aplican a la reacción individual ante un factor estre-

2013 2016
En Austria se aprueba una nueva Las enfermedades crónicas y degene-
ley de Ejercicio de la Psicología, rativas son la principal causa de
que establece la psicología de la muerte en los países occidentales.
salud como especialidad profe- Muchas de ellas (las patologías car-
ISTOCK / KUPICOO

sional junto con la psicología clí- díacas, entre otras) mantienen una
nica, y que incluye una forma- relación causal con aspectos psicoló-
ción continuada propia. gicos, como el estilo de vida.

MENTE Y CEREBRO 81 N.O 91 - 2018

¿Qué métodos propone? Algunos de los métodos que se proponen
desde la psicología de la salud para pre-
venir las situaciones psicológicas contraproducentes para la salud física, como puede ser el estrés, son las técnicas
centradas en las emociones para modificar la valoración mental y emocional ligada a la situación, o los plantea-
mientos orientados al problema. Su uso dependerá de cada caso. Para motivar una conducta saludable sugiere la
técnica del acicate.

sante. Las técnicas de relajación, la actividad física, la
práctica de aficiones y la búsqueda de apoyo emocional
son útiles. En teoría, también el consumo de alcohol y
fumar ayudan, aunque a corto plazo. El manejo del estrés
a través de patrones de pensamiento y valoraciones cog-
nitivas inadecuadas pueden aumentar el estrés. Propósi-
tos como «Debo ser perfecto» o «Los demás son mejores
que yo» son ejemplos típicos de pensamientos que re-
fuerzan el estrés.
No es posible responder de manera genérica a la cues-
tión de qué estrategia es mejor, puesto que depende de
cada situación concreta. Cuando disponemos de capaci-
dad para influir y ejercer el control, las estrategias de
afrontamiento centradas en el problema resultan efectivas.
Si, por el contrario, los factores que causan estrés son
menos controlables, las estrategias orientadas a las emo-
ciones son más apropiadas. Desde hace algunos años,
existen programas diseñados para fomentar las compe-
tencias que permiten afrontar el estrés basados en la
teoría de Lazarus. En Alemania, el programa de entre-
namiento «Sosegado y seguro ante el estrés» del psicólo-
go Gert Kaluza ha ganado en popularidad. Los partici-
pantes aprenden a moldear su vida cotidiana sin estrés, a
buscar el equilibrio, a relajarse y a desarrollar actitudes y
patrones de pensamiento beneficiosos para su salud. En
la actualidad, los seguros médicos alemanes asumen los
costes del curso como prestación preventiva.
Prevención desde la educación primaria
La infancia y la juventud son muy importantes para el
bienestar social y físico. Durante la etapa escolar, se
configuran hábitos y patrones de pensamiento, funda-
mentales para el estilo de vida posterior. Sin embargo,
los niños de educación primaria afirman que experi-
mentan tensiones, sensación que exteriorizan a través
de dolores de estómago o cabeza, agitación o dificulta-
des para dormir. Como causas principales señalan los
problemas en el colegio o con los hermanos, padres y
amigos.
Hace unos años, una de las autoras (Eschenbeck),
junto con Carl-Walter Kohlmann, de la Universidad de Pe­
dagogía de Schwäbisch Gmünd y, Arnold Lohaus, de la
Universidad de Biefeld, demostraron que en edades
tempranas se distinguen estrategias de manejo del estrés
distintas según el sexo. En comparación con los chicos,
las chicas buscan más apoyo social y tratan de producir
cambios de manera activa. Por el contrario, los niños
tienden a emplear más estrategias cognitivas de evitación.
Esta diferencia se muestra con gran claridad en circuns-
tancias como una discusión con los amigos; algo menos
en los problemas relacionados con la escuela.
En la actualidad, existen programas para afrontar las
situaciones estresantes también a esas edades, como el
llamado «Entrenamiento en prevención del estrés para
niños de educación primaria», de los psicólogos Lohaus
y Johannes Klein-Hessling. Este programa incluye ele-
mentos adecuados a los niños, como juegos de rol y cómics.
Otros enfoques, entre ellos, el entrenamiento en destrezas
para la vida, del psicólogo de la salud Gilbert Botvin, se
dirigen a reforzar la autoconfianza de los niños, lo que
no solo les ayuda a manejar el estrés y los miedos, sino
que, además, les proporciona herramientas específicas
contra el consumo de drogas y otras conductas de riesgo
que presentan con frecuencia a causa de la presión social
que ejercen los iguales.
Con todo, el estrés no es el único factor que conduce
a que descuidemos nuestra salud. De manera genérica,
los patrones de pensamiento desempeñan una función
destacada cuando se trata de mantener el cuerpo en
forma o de influir sobre el desarrollo de las enfermeda-
des. Bajo el título «Los 10 propósitos de año nuevo más
incumplidos», la revista Time recogía en 2012 cinco
objetivos con repercusiones directas sobre la salud.
Adelgazar y dejar de fumar ocupaban los dos primeros

L A S AU TO R A S

Heike Spaderna (izquierda) es profesora de psicología de la salud en la Universidad

de Tréveris. Heike Eschenbeck es profesora de psicopedagogía y psicología de la salud
en la Escuela Superior de Pedagogía de Schwäbisch Gmünd.

MENTE Y CEREBRO 82 N.O 91 - 2018

 SYLL ABUS

puestos, seguidos por alimentarse mejor, soportar menos
estrés y reducir la ingesta de alcohol. En otras palabras,
hay muchas personas dispuestas a actuar a favor de su
salud, pero, ¿cómo pueden llevarse esos propósitos a la
práctica?
Las intervenciones que se basan en informar son poco
prometedoras. En esos casos, las personas se proponen
comportarse de manera más saludable en general, pero
acostumbran a tener dificultades para cumplirlo. Nume-
rosos estudios revelan esa «laguna» entre la intención y
la conducta. Por ese motivo, desde la psicología de la
salud se han desarrollado diversos métodos que buscan,
de manera explícita, que las personas sean capaces de
cambiar su comportamiento a largo plazo.
El modelo procesual de acción en salud, ideado por el
psicólogo Ralf Schwarzer, de la Universidad Libre de
Berlín, distingue si una persona se encuentra en la fase
«preintencional» o en el siguiente estadio de «procesos
volitivos postintencionales». Según Schwarzer, para que
alguien adopte una actitud como «Me propongo mover-
me más» deben confluir diversos factores. Por un lado,
la persona debe estar convencida de ser capaz de actuar
de ese modo, es decir, disponer de «autoeficacia». Debe
partir del convencimiento de que la autoeficacia va a
ayudarla a alcanzar una meta determinada: por ejemplo,
lograr una buena forma física («expectativas de resulta-
do»). Además, debe percibir los riesgos que ha de evitar
(sobrepeso o aumento de la presión sanguínea debido a
la falta de actividad física). A su vez, la percepción del
riesgo se subdivide en pensamientos sobre la propia
vulnerabilidad (¿se considera propenso o con riesgos de
padecer una enfermedad?) y la presunta gravedad de la
dolencia. Al final aparecen las ventajas que el compor-
tamiento debe aportar. Estas han prevalecer sobre los
inconvenientes que la persona pueda plantearse («Los
gimnasios son caros» o «En invierno correr al aire libre
es desagradable»).
Cuando la motivación ya se ha instaurado, se pasa a
la fase volitiva para implementar la acción. Es esencial
la planificación correcta de la conducta. En lugar de
decirse: «La próxima semana saldré a correr», debería
determinarse desde un inicio cuándo se irá a correr,
adónde y con quién. También es importante pensar en
un plan B por si surgen imprevistos (si llueve o los
amigos llaman para quedar). Este método ha mostrado
su eficacia en diversos estudios, entre ellos, uno publi-
cado por Schwarzer y sus colaboradores en 2006. Los
pacientes en tratamiento por una enfermedad coronaria
se mantenían más activos a los dos meses de finalizar
la rehabilitación si durante la misma habían pensado
en los hábitos futuros y planeado con esmero el mane-
jo de los obstáculos.
Un impulso para la salud
No siempre podemos comportarnos según lo que había-
mos planeado. Con frecuencia actuamos de manera es-
pontánea y sin reflexionar, sobre todo si nos encontramos
estresados o distraídos. Aquí es donde la estrategia del
acicate entra en juego [véase «Incentivo o manipulación»,
por Sarah Zimmermann; Mente y Cerebro n.o 78, 2016].
Este método se basa en la idea de que las pequeñas mo-
dificaciones ambientales son capaces de transformar
nuestro comportamiento automático. La psicóloga de la
salud Theresa Marteau demostró que tendemos a subir
por las escaleras cuando las puertas del ascensor se cierran
con demasiada lentitud; asimismo, solemos elegir ali-
mentos más sanos (fruta o ensalada) si, en un bufete,
están más a mano: solo se requiere que se encuentren
30 centímetros más cerca que los aperitivo poco saluda-
bles para que prefiramos una manzana o un plátano.
A pesar de que estas estrategias en pro de la prevención
y el fomento de la salud resultan éticamente controver-
tidas, su aplicación será un tema cada vez más relevante
en la psicología de la salud en los próximos años. H

PA R A S A B E R M Á S

Effect of potentially modifiable risk factors associated with myocardial infarction in 52 countries (The INTERHEART Study):
Case-control study. S. Yusuf et al. en The Lancet, vol. 364, págs. 937-952, 2004.
Gender differences in coping strategies in children and adolescents. H. Eschenbeck et al. en Journal of Individual Differences,
vol. 28, págs. 18-26, 2007.
Changing human behavior to prevent disease: The importance of targeting automatic processes. T. M. Marteau y cols. en Science,
vol. 337, págs. 1492-1495, 2012.
Physical activity and depression predict event-free survival in heart transplant candidates. H. Spaderna et al. en Health Psychology,
vol. 33, págs. 1328-1336, 2014.

EN NUESTRO ARCHIVO

El control del estrés. Robert Sapolsky en IyC, noviembre de 2003.

Sistema inmunitario y estrés. Karl Bechter y Katja Gaschler en MyC n.o 14, 2005.
Estrés: diferencia entre sexos. Debra A. Bangasser en IyC, noviembre de 2017.

MENTE Y CEREBRO 83 N.O 91 - 2018

 ILUSIONES

En busca de la ilusión
más antigua del mundo
El interés por las ilusiones podría ser tan antiguo
como la propia humanidad
SUSANA MARTINEZ-CONDE Y STEPHEN L. MACKNIK

WIKIMEDIA COMMONS / KARTY JAZZ / CREATIVE COMMONS CC BY-SA 4.0

En el bajorrelieve del templo de

Airavatesvara están representa-
dos los cuerpos de dos animales
distintos, que comparten una
sola cabeza. Si se suprimen el
tronco y las patas del animal de
la derecha, la criatura que apare-
ce se asemeja a un toro que mira
hacia la derecha. En cambio, si
se eliminan el tronco y las patas
del toro, se ve un elefante que
mira hacia la izquierda.

MENTE Y CEREBRO 84 N.O 91 - 2018

 E
n el templo Airavatesvara, en India, existe una A
exquisita pieza en bajorrelieve, esculpida hace al
menos 850 años y muy bien conservada, que ha
captado la atención de historiadores y científicos de la
visión (véase página anterior). Lo que confiere a esta
pieza su distinción no es el tema que presenta ni la deli-
cadeza de sus detalles, sino el hecho de que constituye
uno de los más antiguos ejemplos de ilusiones en el arte.
La criatura que muestra puede percibirse como un ele-
fante o un toro: un vetusto rompecabezas, semejante a B
las clásicas figuras de interpretación ambigua, tales como
el pato o conejo (A) y la joven o anciana (B).
La ciudad de Mahabalipuram, también en India, al-
berga otra ilusión aún más antigua, esculpida en una
columna hace unos 1300 años. A primera vista se nos
antoja una vaca y su ternero, pero al cubrir el centro de
la figura, se convierte en la representación de un elefan-
te adulto y una cría.
Las ilusiones artísticas antiguas ofrecen vívidos ejem-
plos no solo de la creatividad y destreza de quienes las
crearon, sino de su aptitud para el pensamiento flexible,
como la capacidad de alternar la perspectiva entre puntos
de vista diferentes. De estas obras se desprende que la

DOMINIO PÚBLICO
fascinación por las ilusiones podría ser tan antigua como
la humanidad misma.

«Trucos» prehistóricos
A través de la historia, los artistas han utilizado su ingenio
para que los espectadores aprecien el volumen de las
formas en un fresco plano, o que unas meras pinceladas
sobre un lienzo se transformen en un cuenco de fruta
fresca. Esta astucia es tan antigua como la imaginación
humana. Existen pruebas de que los artistas paleolíticos
que decoraron las paredes y el techo de la cueva de Alta-
mira con bisontes y caballos, hace unos 20.000 años, ya
se valían de las prominencias naturales de la roca para
crear la ilusión de volumen y profundidad en sus repre-
sentaciones.
Tales trucos son todavía más evidentes en las pinturas
rupestres estudiadas por el prehistoriador Duncan Cald-
well en la cueva de Font-de-Gaume y otros yacimientos
franceses. En un artículo presentado en una conferencia
ART ET SOCIÉTÉS, BULLETIN DE LA SOCIÉTÉ PRÉHISTORIQUE ARIÈGE-PYRÉNÉES,
internacional de pinturas sobre roca en 2010, Caldwell
mostró numerosos ejemplos de dibujos y grabados ru-
pestres que podrían interpretarse como un mamut la­nudo
o como un bisonte. Caldwell conjeturó que la semejanza
entre estas dos formas animales las hacía candidatas
ideales para que los artistas prehistóricos plasmaran sus
respectivas imágenes en una misma representación. Esta
duplicidad puede apreciarse en el esbozo que el investi-
gador de arte rupestre Henri Breuil copió de las paredes
de Font-de-Gaume (C).
Los primeros textos sobre ilusiones
No tenemos acceso a los pensamientos ni motivaciones
que guiaron a los artistas del Paleolítico, por lo que las
interpretaciones que ahora se hagan de su trabajo no

son concluyentes, pero el registro histórico ofrece prue-

3 BISON AND ITS RAMIFICATIONS» DUNCAN CALDWELL EN PLEISTOCENE ART
OF THE WORLD. DIRIGIDO POR JEAN CLOTTES. N° ESPECIAL DE PRÉHISTOIRE,
PALAEOLITHIC ANIMAL SCULPTURE IN THE ILE-DE-FRANCE: THE SÉGOGNOLE

bas definitivas de que las ilusiones han generado fasci-

CORTESÍA DE DUNCAN CALDWELL; DE: «THE IDENTIFICATION OF THE FIRST

C
nación desde hace milenios. Aristóteles (384-322 a.C.),
LXV-LXVI, 2010-2011, PÁGS. 74-75 (LIBRO), PÁGS. 419-461 (CD), 2012

filósofo griego, escribió las primeras descripciones co-

nocidas sobre ilusiones perceptuales en su Parva Natu-
ralia (tratados breves sobre la naturaleza). Entre las
observaciones de Aristóteles se cuentan la pareidolia (la
predisposición humana a ver rostros en formas carentes
de significado), las postimágenes visuales y diversos tipos
de ilusiones de adaptación, como el efecto posmovimien-
to (también conocido como «ilusión de la catarata»).
Asimismo, describió el fenómeno que hoy conocemos
como la ilusión de Aristóteles: si tocamos un pequeño
objeto redondo, como una canica, entre las puntas de

MENTE Y CEREBRO 85 N.O 91 - 2018

 D controlaba la apertura de las puertas de templos consis-
ISTOCK / GEORGEPETERS
dos dedos cruzados, nos parecerá que estamos tocando
dos objetos en vez de uno solo (D).
¿Acciones divinas?
Es posible que Herón de Alejandría (10-70 d.C.), un
inventor greco-egipcio, haya sido el primero en dar un
uso práctico a las ilusiones. Uno de sus inventos más
celebrados, descrito en sus libros Pneumatica y Automa-
ta, consistía en un procedimiento para abrir puertas
automáticamente. Herón lo instaló en templos sagrados
con el objetivo de crear la fantasía de una intervención
divina. El engaño fue posible gracias a la eolípila (E), una
predecesora de la máquina de vapor. El sistema que
MENTE Y CEREBRO 86
tía en un recipiente hermético lleno de agua, al que es-
taban conectados dos tubos. Cuando el agua hervía, el
vapor se transportaba por los tubos y accionaba un
mecanismo de cuerdas que abría las puertas. Al conden-
sarse el vapor, un contrapeso se encargaba de cerrarlas.
El funcionamiento de la eolípila era un secreto bien
guardado, solo conocido por los sacerdotes que oficiaban
las ceremonias. De este modo, las puertas del templo
parecerían abrirse en respuesta a su instrucción y por
gracia de los dioses.
Ilusión versus ingeniería
Las columnas dóricas de los templos griegos tienden a
abombarse levemente en el centro, un rasgo arquitectó-
nico conocido como éntasis y que puede apreciarse, por
ejemplo, en las 34 columnas que componen el templo de
Atenea (300 a.C.) (F), en la ciudad grecorromana de
Paestum. Los historiadores han conjeturado que el pro-
pósito de esta sutil convexidad es compensar el adelga-
zamiento ilusorio que se produciría si las columnas
fuesen cilindros perfectos. Según este razonamiento, las
VICTOR ESCANDELL / «ABRACADABRA, ILUSIONISMO Y CIENCIA», DE LA OBRA SOCIAL «LA CAIXA»
N.O 91 - 2018
 ILUSIONES
ISTOCK / GIACOMO
columnas perfectamente rectilíneas parecerían algo cón-
cavas, como si tuvieran un «talle», razón por la que los
arquitectos de la Grecia clásica las redondeaban un poco
en la zona central. De esta manera compensaban el error
de percepción y lograban que pareciesen rectas.
Se trata de una explicación creíble, pero carece de fun-
damento científico. En una serie de experimentos publi-
cados en 2007, el científico de la visión Peter Thompson,
junto con sus colegas de la Universidad de York, descubrió
que no existe la ilusión que la éntasis pretende vencer. La
razón más probable para esta característica parece otra, a
saber, el refuerzo estructural: una columna con éntasis es
más robusta y proporciona una mayor relación resistencia-
peso que una columna recta. H Ancient Magic: The illusions created in temples by ama­
L O S AU TO R E S
Susana Martinez-Conde
y Stephen L. Macknik son
profesores de oftalmología,
neurología, fisiología y farma-
cología en el Centro Médico
Downstate de la Universidad
Estatal de Nueva York.
MENTE Y CEREBRO
F
PA R A S A B E R M Á S
On the ancient history of the direction of the motion
aftereffect. F. A. Verstraten en Perception, vol. 25, n.o 10,
págs. 1177-1187, 1996.
Parva Naturalia. Aristotle. Dirigido por W. D. Ross.
Clarendon Press, Oxford, 2001.
The origins of entasis: Illusion, aesthetics or engineering?
P. Thompson, G. Papadopoulou y E. Vassiliou en Spatial
Vision, vol. 20, n.o 6, págs. 531-543, 2007.
World’s oldest optical illusion found? https://blog.nation-
algeographic.org/2010/12/22/worlds-oldest-optical-illu-
sion-found/
zing inventions. https://www.theepochtimes.com/ancient-
magic-the-illusions-created-in-temples-by-amazing-­
inventions_1123060.html
EN NUESTRO ARCHIVO
El arte de la ilusión. Gérard Majax en MyC n.º 17, 2006.
Ilusión de movimiento. Vilayanur Ramachandran y Diane
Rogers-Ramachandran en Cuadernos de MyC n.º 3, 2012.
Ilusiones táctiles. Vilayanur Ramachandran y Diane
Rogers-Ramachandran en Cuadernos de MyC n.º 3, 2012.
87 N.O 91 - 2018
 RETROSPECTIVA

Contra la psiquiatría
En los años setenta y ochenta del siglo xx, los activistas
de la antipsiquiatría se opusieron a las condiciones de los centros
psiquiátricos y cuestionaron la visión que se tenía de los trastornos
mentales. ¿Qué queda de aquel movimiento?
THEOD OR SCHAARSCHMIDT
GETTY IMAGES / REPUBLIC PICTURES

En los años setenta, la crítica a la psiquiatría se convirtió en un éxito cinematográfico.

En la película Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), el protagonista, interpretado
por Jack Nicholson, se revela contra las condiciones de los centros psiquiátricos.

MENTE Y CEREBRO 88 N.O 91 - 2018

¿Q ué ocurre cuando una persona mentalmente
sana aterriza en un centro psiquiátrico? Para
responder a esta pregunta, en 1969 el psicó-
logo estadounidense David Rosenhan (1929-2012) llevó
a cabo un intrépido experimento consigo mismo: junto
con otras siete personas completamente sanas, la mayo-
ría de ellas también profesionales clínicos, se presentaron
en hospitales psiquiátricos. Los supuestos pacientes
explicaron que oían voces en su cabeza que, de manera
aleatoria, decían palabras como «vacío», «hueco» o
«batacazo». Por lo demás, Rosenhan y sus compañeros
se ciñeron a la verdad. Sin embargo, todos, sin excepción,
fueron internados; algunos de ellos recibieron tratamiento
durante muchas semanas, aunque indicaran desde su
hospitalización que los síntomas habían desaparecido
de repente. Se prescribieron cerca de 2100 pastillas para
los ocho supuestos enfermos. Mientras que muchos
de los otros pacientes del hospital descubrieron el enga-
ño rápidamente, los médicos no sospecharon nada
hasta el final. La conclusión de Rosenhan: los psiquiatras
carecían de un procedimiento válido para diagnosticar
enfermedades mentales. ¿Era todo un embuste?
En 1973, la revista Science publicó el estudio, que
causó gran revuelo. Pero muchos colegas de Rosenhan
calificaron los hallazgos de poco relevantes, pues otras
especialidades médicas también habían fracasado ante
este tipo de montajes de investigación. Con todo, el ar-
tículo abrió un animado debate sobre el sentido de la
psiquiatría institucional: ¿Bajo qué criterios clasifican los
clínicos a sus pacientes en «sanos» y «enfermos»? ¿Se
puede considerar el internamiento en un hospital psi-
quiátrico durante semanas un método terapéutico útil?
¿Es lícito que los médicos administren fármacos con
numerosos efectos secundarios a sus pacientes en contra
de su voluntad?
Para responder a las críticas, la Asociación Americana
de Psiquiatría presentó en 1980 una edición revisada del
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos menta-
les (DSM), que incluía criterios precisos y un listado de
pruebas y test para cada enfermedad mental. Sin embar-
go, para algunos este intento de reforma distaba mucho
de ser suficiente. De hecho, ponían en entredicho a la
psiquiatría como institución. Con frecuencia, los activis-
tas se remitían al filósofo Michel Foucault (1926-1984).
En 1961 argumentó en su libro Locura y sociedad que la
psiquiatría occidental intentaba, una y otra vez, a lo
largo de los siglos «encerrar» la locura, pero no para
E L AU TO R
Theodor Schaarschmidt es psicólogo
y periodista científico.
MENTE Y CEREBRO 89
En síntesis:
La psiquiatría en la picota
1
El término antipsiquiatría celebró en el año pasado
su 50 aniversario. En 1967, el psiquiatra marxista Da-
vid Cooper utilizó por primera vez este término.
Cooper veía en las personas con enfermedad psíquica a
revolucionarios frustrados contra un sistema compulsivo
que hace enfermar.
2
El movimiento antipsiquiátrico de los años setenta
y ochenta criticaba las condiciones de los pacientes
en los centros psiquiátricos, pero también se posi-
cionaba en contra de la institución hasta el punto de
cuestionar la existencia de trastornos mentales. Pero las
ideologías y los propósitos de sus militantes se diferen-
ciaban a menudo.
3
Todavía hoy existen grupos antipsiquiátricos en di-
ferentes países que organizan acciones para llamar
la atención de la población. Sin embargo, es proba-
ble que su lenguaje radical desaliente a las personas que
simpatizan con sus peticiones.
curar a los pacientes, sino para someterlos de nuevo a los
conceptos morales burgueses.
Hace poco más de 50 años, el psiquiatra sudafricano
David Cooper (1931-1986) acuñó el término antipsiquia-
tría. Pero los antipsiquiátricos nunca se presentaron como
un movimiento unitario; sus respectivas agendas políti-
cas, metas y formas de acción diferían demasiado. Inclu-
so parte de sus precursores se contradecían de forma
vehemente; en ocasiones, luchaban entre sí. Por ejemplo,
el marxista Cooper consideraba la locura y la psicosis
una manifestación del abismo entre el verdadero yo y las
presiones de la sociedad, una contradicción que, en
opinión del psiquiatra, solo podía resolverse a través de
una revolución. Por ese motivo, se refirió a los pacientes
psiquiátricos como revolucionarios frustrados que se
volvían locos como acto de rebeldía contra el sistema.
El profesor de psiquiatría Thomas Szasz (1920-2012),
otro precursor del movimiento, no fue muy amigo de
ese tipo de glorificación de las personas con enfermedad
psíquica. En su lugar, como pensador libertario, se mos-
tró totalmente contrario al tratamiento obligatorio y
abogó por «el derecho a la automedicación» (concepto
en el que incluía la liberalización de todas las drogas
para las personas adultas). Szasz consideraba las enfer-
medades mentales un tipo de superstición moderna:
originalmente, los diagnósticos psiquiátricos habrían
servido de «abreviatura lingüística» para compendiar
determinadas formas de comportamiento problemáticas.
Pero, por entonces, los clínicos ya consideraban los
N.O 91 - 2018
trastornos como el origen del problema, un error garra- iniciativas que quisieron poner en práctica su crítica al
fal, en opinión de Szasz. «En lugar de dirigir la atención
poder establecido de la praxis en psiquiatría. Junto con
hacia las necesidades, las aspiraciones y los valores hu-Estados Unidos y Gran Bretaña, Alemania se convirtió
manos que se encuentran en conflicto, el término enfer- pronto en baluarte de la crítica radical a la psiquiatría.
medad mental proporciona un “elemento” amoral e Con el respaldo destacado del galardonado con el premio
impersonal [...] como explicación de los problemas vi- Nobel de literatura, Heinrich Böll (1917-1985), se fundó
tales», escribía el científico en 1960 en la revista Ameri-
la Autoayuda Socialista de Colonia (SSK, por sus siglas
can Psychologist. Y continuaba: «Tendríamos que recor- en alemán), un «centro de contacto para jóvenes fugados
dar que no hace mucho se atribuía al diablo y a las de hogares autoritarios o reformatorios» y centro de
brujas la responsabilidad de los problemas de conviven- denuncia contra «actos criminales en hospitales estatales».
cia de las personas». Pero los objetivos políticos de la asociación iban más allá:
A pesar de su crítica al diagnóstico psiquiátrico, Szasz
«Sea como institución o ciencia, la psiquiatría debe ser
nunca se vio a sí mismo como antipsiquiatra: a un oftal- suprimida», proferían sus seguidores (lo que también les
mólogo crítico tampoco se le denomina «antioftalmólo- supuso la incomprensión por parte de los críticos mode-
go», sostenía. Aunque los combativos textos de Szasz rados de la psiquiatría). A veces, las acciones adoptaron
hallaron resonancia en un amplio público, pronto perdió trazos grotescos. El propio grupo explica sobre su histo-
la simpatía de muchos de sus compañeros de armas. En ria que los activistas descargaron varias toneladas de
1969, fue cofundador de la comisión para las vulneracio- basura ante las puertas del departamento forense de alta
nes de la psiquiatría contra los derechos humanos, un seguridad en la ciudad de Düren en protesta contra esa
subgrupo de la cienciología, secta que instrumentalizó institución.
la crítica a la psiquiatría para sus propios fines. Mientras, en Baden-Wurtemberg, el Colectivo Socia-
lista de Pacientes (SPK, por sus siglas en alemán) se
Espíritu del movimiento del 68 ocupaba de una pequeña crisis política. Después de que
En sus comienzos en los años sesenta, la antipsiquiatría el psiquiatra rebelde Wolfgang Huber hubiera perdido
aún era una empresa cargada de teoría que reproducía su cargo en la Clínica Universitaria de Heidelberg, sus
un ambiente predominantemente académico. Sin embar- pacientes ocuparon sin vacilar la zona de administración
go, pronto cambió. Impulsadas por el espíritu del mo- de la clínica; algunos incluso se declararon en huelga de
vimiento del 68, nacieron en los años setenta numerosas hambre. Tras una larga disputa, finalmente la universidad

Replanteamiento a todos los niveles

La agenda política de los diversos grupos críticos con la psiquiatría difieren en numerosos aspectos. No obstante,
algunas críticas continúan vigentes. Estas son las seis principales:

1. Los diagnósticos resultan dudo-
sos. Los trastornos mentales
constituyen etiquetas sociales
que se basan en juicios arbitra-
rios. Con frecuencia, se malinter-
pretan como causa de determina-
dos síntomas, a pesar de que los
diagnósticos no explican nada
por sí solos.
2. Se estigmatiza a las personas. La
psiquiatría se arroga el juicio so-
bre qué conducta es saludable y
cuál necesita tratamiento médi-
co. Las conductas y los patrones
de una personalidad inconfor-
mista se clasifican rápidamente
como patológicos. A las perso-
nas consideradas «enfermas
mentales» se las deja al margen
de la sociedad y nunca se las
considera completamente recu-
peradas.
3. Los médicos adoptan una pers-
pectiva biológica parcial. En la
psiquiatría han predominado los
modelos de enfermedad que con-
sideran la conducta humana
como consecuencia de procesos
fisiológicos, y se ignora el contex-
to social. Por ello, también con
demasiada frecuencia, los psi-
quiatras aplican un tratamiento
puramente somático, por ejem-
plo, con psicofármacos.
4. El sistema social es el problema,
no el paciente. En lugar de aten-
der la causa de los problemas, los
psiquiatras y psicoterapeutas
solo tratan los síntomas. En con-
secuencia, los pacientes tienen
que volver a adaptarse a un en-
torno social que ha provocado las
alteraciones. Se requiere un cam-
bio básico del sistema político.
5. El personal clínico es autoritario.
En las clínicas psiquiátricas existe
una jerarquía demasiado rígida.
Los psiquiatras prescriben a sus
pacientes una terapia sin permi-
tirles tomar parte en el proceso de
tratamiento. La explicación sobre
las posibilidades de terapia y sus
efectos secundarios resulta insufi-
ciente.
6. No a los tratamientos obligatorios.
En los centros psiquiátricos se re-
tiene a las personas y se las trata en
contra de su voluntad. La disposi-
ción de una tutela judicial socava
la autonomía de los afectados.

MENTE Y CEREBRO 90 N.O 91 - 2018

 RETROSPECTIVA

BUNDESARBEITSGEMEINSCHAFT PSYCHIATRIE-ERFAHRENER, CORTESÍA DE WERNER-FUSS-ZENTRUM

Activistas del movimiento antipsiquiátrico recordaron el 2 de mayo de 2017 en Berlín el asesinato
sistemático de pacientes durante el nacionalsocialismo. También acusan a los psiquiatras actuales
de seguir usando la coacción y la violencia con los pacientes.

concedió al grupo espacios donde desarrollar un proyec-
to terapéutico de vivienda colaborativa; y Huber volvió
a estar en nómina. Al principio, la refundada SPK logró
construir y poner en funcionamiento una comunidad
terapéutica. El historiador de la medicina Christian Pross
se lo atribuye al grupo, que con ello compensó por un
tiempo la necesidad de atención médica que se vivía en
el área de Heidelberg, ya que ofrecía a los fugados de
instituciones psiquiátricas un espacio donde refugiarse.
La SPK contemplaba a la sociedad competitiva capitalis-
ta como origen del padecimiento psíquico. «No puede
existir ninguna acción terapéutica que no haya sido
identificada con anterioridad de forma clara e inequívoca
como una acción revolucionaria», reivindicaba Huber.
En consecuencia, los pacientes leían en sus «agitaciones
individuales y grupales» textos de Hegel y Marx, y se
formaban en pensamientos revolucionarios. Un pequeño
círculo experimentó incluso con armas de fuego y explo-
sivos de fabricación propia.
Cuando el filósofo Jean-Paul Sartre (1905-1980) ma-
nifestó en 1972 su solidaridad con el proyecto de Heidel­
berg, la SPK ya había fracasado (por una parte, debido a
la presión política; por otra, a causa de las estructuras
dogmáticas dentro del grupo). Tras un registro domici-
liario, la policía encontró armas y munición. Huber y
algunos de sus correligionarios fueron llevados ante la
justicia; algunos fueron condenados a varios años de
prisión. Alrededor de una docena de miembros del co-
lectivo de pacientes se incorporó después a la organización
terrorista Fracción del Ejercito Rojo (RAF, por sus siglas
en alemán).
Pero no todas las iniciativas antipsiquiátricas tuvieron
un final tan desafortunado como el colectivo de Heidel-
berg. En Berlín occidental, los antiguos pacientes crearon
en 1982 el grupo Irren-Offensive («Ofensiva de los locos»),
cuyas acciones de gran impacto entre la población toda-
vía hoy dan mucho de que hablar. Uno de sus socios
fundadores es Peter Lehmann, quien se topó con el
movimiento antipsiquiátrico a través de un asunto pre-
sumiblemente baladí. En 1978, como paciente de una
clínica psiquiátrica, pidió ver su informe médico. «Me lo
prohibieron alegando motivos absurdos. Me quejé. In-
cluso llegue hasta el Tribunal de Justicia Europeo de
Derechos Humanos», recuerda Lehmann en una entre-
vista en su despacho de Berlín. Desde 2013, el Código
Civil de Alemania recoge el derecho de los pacientes a
tener acceso a su informe médico. Lehmann recibió en
2011 la Cruz Federal del Mérito por su compromiso con
la defensa de los derechos de los pacientes psiquiátricos.
Estrados y casas
A la edad de 67 años, Lehmann ha roto con la Ofensiva
de los Locos, un acontecimiento nada extraño en el mo-
vimiento antipsiquiátrico. Pero guarda el mejor de los
recuerdos de los primeros años del grupo. «Para mí fue
fantástico. En aquel entonces, enseguida tiramos por la
borda el concepto de enfermedad. Intercambiábamos
experiencias, criticábamos nuestros diagnósticos y nos

MENTE Y CEREBRO 91 N.O 91 - 2018


GETTY IMAGES / VCG / CORBIS / PETER TURNLEY
reíamos de ello. Pronto nos quedó claro que no éramos
casos únicos.» Por esa época, la agrupación se hallaba
todavía estrechamente entretejida con la corriente iz-
quierdista. «Entonces ocupamos estrados y casas, tenía-
mos buenos contactos con la Lista Alternativa», explica
Lehmann. También el Senado de Berlín apoyó la inicia-
tiva, en parte con una contribución anual de 150.000
marcos alemanes.
Con la bendición monetaria llegó también la discordia.
¿De verdad se quería, como grupo antipsiquiátrico radi-
cal, depender del dinero público? ¿Y qué proyectos tenían
que ponerse en práctica con esos recursos? «Cuando se
trataba de promover algo positivo en concreto, los ánimos
se dividían rápidamente», resume Lehmann. En una
reunión plenaria se tiraron los trastos a la cabeza. En
1996, se produjo una gran división en el grupo tras una
donación millonaria anónima: nada menos que una «casa
para fugados» en Berlín, un lugar de refugio para las
personas que no aceptaban la psiquiatría oficial conven-
cional. Un inciso: Villa Stöckle, así su nombre, es el
único proyecto de este tipo que ha estado y continúa
estando operativo en Alemania.
El paisaje psiquiátrico en la República Federal Alema-
na de los años setenta estaba necesitado de una reforma
urgente. Como denunciaban los críticos, los centros de
atención se hallaban centralizados y, con frecuencia, se
asemejaban a «establecimientos de detención y exclusión».
En los grandes y abarrotados hospitales, los psiquiatras
empleaban los por entonces relativamente novedosos
neurolépticos (fármacos que se prescriben en el tratamiento
de la psicosis, entre otros trastornos) para tranquilizar y
disciplinar a sus pacientes. Durante el nacionalsocialismo
también continuaron los actos criminales contra enfermos
mentales y personas con discapacidad. Bajo el programa
de eugenesia denominado Aktion T4, fueron asesinadas
MENTE Y CEREBRO 92
Los centros psiquiátricos
de los años setenta del si-
glo pasado necesitaban
reformas urgentes. Los
internos solían vivir bajo
condiciones miserables e
infrahumanas. El uso de
medidas violentas estaba
muy extendido.
más de 70.000 personas que, según la ideología nacio-
nalsocialista, eran «vidas indignas de ser vividas». Además,
se realizaron más de 150.000 esterilizaciones forzosas.
A pesar de ello, numerosos médicos quisieron volver lo
antes posible a su actividad profesional tras el final de
la Segunda Guerra Mundial. No era infrecuente que
en las unidades siguieran trabajando los mismos médi-
cos y las mismas enfermeras que habían ordenado, años
antes, la esterilización y el asesinato de sus pacientes.
No solo estaban indignados los activistas de la anti­
psiquiatría por la situación de los establecimientos ale-
manes. También se respiraba dentro de las clínicas, cada
vez con mayor fuerza, la llamada a una reforma. Por
encargo del Parlamento Alemán, unos 200 expertos
trabajaron en la elaboración de un informe sobre la si-
tuación del cuidado de los enfermos mentales en Alema-
nia. Se publicó en 1977. El contenido de la evaluación
era devastador: muchos pacientes «vivían en condiciones
miserables e, incluso, infrahumanas». El informe denun-
ciaba los enormes y a menudo abarrotados dormitorios,
en los cuales se carecía de intimidad, la escasez de per-
sonal competente y las estancias demasiado prolongadas
de los pacientes.
Gracias a ese informe, aumentó la concienciación
popular sobre la atención de las personas con enfermedad
psíquica. La crítica al sistema psiquiátrico se hizo cada
vez más popular. Cuando, en 1975, la película Alguien
voló sobre el nido del cuco llegó a las pantallas cinemato-
gráficas, se convirtió en un éxito. Su protagonista, inter-
pretado por Jack Nicholson, no quiere someterse al rígi-
do reglamento de un centro psiquiátrico y alienta a otros
internos a tomar las riendas de sus propias vidas. En una
de las escenas pregunta a los otros pacientes: «¿Qué creéis
que sois, maldita sea, locos o qué?» «¡No estáis ni más ni
menos locos que cualquiera de esos necios de ahí fuera!»
N.O 91 - 2018
 RETROSPECTIVA
Sublevación desde arriba
En los círculos profesionales se estableció (en cierta
medida, como sublevación desde arriba) el llamado
movimiento psiquiátrico social. Psiquiatras como Klaus
Dörner luchaban por una asistencia más humana que
reintegrara en la comunidad a las personas con enferme-
dad mental, en lugar de custodiarlas en grandes centros
alejados de las poblaciones. Su objetivo era conseguir
clínicas más cercanas a las comunidades y ambulatorios
que incluyeran en el tratamiento a las familias de los afec-
tados. En la República Democrática Alemana, los psi-
quiatras reformistas publicaron en 1963 las llamadas
Tesis de Rodewisch, en las que reivindicaban una psi-
quiatría moderna y abierta. La implantación de estas
prometedoras ideas se produjo más bien a remolque.
En otros países, el movimiento reformista provocó
cambios de mayor alcance. Después de que el psiquiatra
italiano Franco Basaglia (1924-1980) denunciara las, en
parte, desastrosas condiciones en los «manicomios» de
su país, el Parlamento ordenó en 1978 disolverlos todos
sin excepción. Se calcula que en los años siguientes entre
70.000 y 100.000 pacientes psiquiátricos recibieron el alta.
A cambio, debía crearse una red atencional descentrali-
zada y ambulatoria. Sin embargo, el proyecto solo alcan-
zó un éxito moderado: por un lado, se carecía de un
concepto bien elaborado; por otro, el Servicio Nacional
de Salud boicoteó el plan.
Desde los años setenta, los conceptos de la psiquiatría
social han cobrado cada vez mayor fuerza. Sin embargo,
muchos antipsiquiatras ven este planteamiento con es-
cepticismo. «En el fondo se trata solo de asegurar la ad-
ministración de psicofármacos dentro de una comunidad»,
opina Lehmann. Su conclusión es más bien pesimista:
«No ha acontecido una reforma verdadera. Al final, lo
único que ha sucedido es que la psiquiatría se ha exten-
dido a la comunidad. El número de internamientos
forzosos incluso ha aumentado en los últimos años».
En la actualidad, el movimiento antipsiquiátrico se
hace oír de vez en cuando en Alemania. En 2012, la
Ofensiva de los Locos sonó con estridencia a través de la
emisión de anuncios, con una producción de alta calidad,
en las salas de cine. La veterana cantante punk Nina
Hagen pedía en ellos un mandato judicial que permitie-
se a los pacientes defenderse ante un internamiento
forzoso. Desde 2013, se celebra cada año en Alemania el
«Día del Orgullo Loco» (Mad-Pride-Parade) bajo el lema
«celebremos a lo loco y con discapacidad intelectual».
A pesar de todo, parece que la energía de los años
setenta y ochenta se ha ido perdiendo. Bien es verdad
que muchas de las agrupaciones antipsiquiátricas aún
existen, pero son menos activas que antes. ¿Se debe a que
la psiquiatría actual hace tiempo que no es tan deficitaria
como hace 30 años? A pesar de los muchos esfuerzos de
reforma, el número de medidas coercitivas ha aumentado,
en parte, en las últimas décadas. Por tanto, siguen exis-
tiendo motivos para protestar.
MENTE Y CEREBRO 93
El hecho de que las demandas del movimiento antipsi­
quiatría en Alemania nunca hayan podido ser atendidas
correctamente podría deberse, entre otros motivos, a su
estilo de acción obstinado y, a menudo, dogmático. No ha
sido infrecuente que los grupos lucharan entre sí en lugar
de unirse para alcanzar una meta común. Los más intran-
sigentes rechazan cualquier cooperación con los grupos
de poder y se niegan a sentarse a la mesa con los psi-
­quiatras.
Del mismo modo, el lenguaje drástico de algunos de
los grupos intimida, al parecer, también a aquellos que
simpatizan con los objetivos del movimiento. «Desde el
uno de enero de 2009, todos los que trabajan en un psi-
quiátrico son criminales», reza una pancarta de la Fede-
ración Alemana de Afectados por la Psiquiatría. Algunos
grupos individuales, como el SPK de Heidelberg y la Loca
Ofensiva de Berlín, incluso utilizan la comparación con
el holocausto para criticar las condiciones de la psiquia-
tría alemana. La antipsiquiatría se halla en una situación
paradójica: si bien sus tesis resultan populares incluso
entre la población que nunca ha oído hablar del mo-
vimiento, sus acciones radicales, y en parte torpes, apenas
influyen en la opinión pública.
Cuando en octubre de 2017 se celebró el Congreso
Mundial de la Asociación Alemana de Psiquiatría y
Psicoterapia, Psicosomática y Neurología en la ciudad
de Berlín, Lehman quiso salir al estrado y hablar sobre
la elevada mortalidad de las personas con trastorno
mental. La Federación Alemana de Afectados por la
Psiquiatría llamó a boicotear el acto. «Seguro que tam-
bién me habrían injuriado, tildándome de traidor y
amigo de la tortura psiquiátrica», comenta Lehmann
con una sonrisa en los labios. «Pero si tengo la posibi-
lidad de hablar sobre los perjuicios de los tratamientos
y llevar estos temas a la comunidad médica, natural-
mente que aprovecharé esa ocasión. También hay algu-
nos psiquiatras sensatos. No todos son irresponsables
de bata blanca.» H
PA R A S A B E R M Á S
Informe sobre el estado de la Psiquiatría en la República
Federal Alemana. Parlamento Alemán; impreso 7, 4200 en el
Archivo Federal de Alemania, 1975.
Antipsychiatrie - eine vorläufige Bilanz. T. R. Payk
en Fortschritte der Neurologie-Psychiatrie, vol. 72,
págs. 516-522, 2004.
Psychiatry and anti-psychiatry. D. Cooper. Routledge,
­Abingdon, 2013.
EN NUESTRO ARCHIVO
Desde el manicomio a la psiquiatría comunitaria. Agustín
Jimeno Valdés en MyC n.o 48, 2011.
N.O 91 - 2018
 LIBROS
ECOLOGY OF THE BRAIN
THE PHENOMENOLOGY
AND BIOLOGY OF THE
­EMBODIED MIND
Por Thomas Fuchs
Oxford University Press, Oxford, 2018
El problema cuerpo-mente
Consideraciones desde el cerebro
A
bramos el libro que abramos sobre el problema
cuerpo-mente, nos encontraremos que se inscri-
birá, de forma necesaria, en una opción del trilema
siguiente: los fenómenos mentales no son físicos, los
fenómenos mentales son causalmente eficaces en la es-
fera de los fenómenos físicos; la esfera de los fenómenos
físicos está causalmente cerrada, lo que significa que para
cada acontecimiento físico p hay una causa física sufi-
ciente q. En Ecology of the brain, Thomas Fuchs arriba a
la conclusión de que el cerebro no genera la mente como
si se tratara de una glándula que produce sus secreciones,
sino que interviene como mediador en mis relaciones
corporales, emocionales y mentales con el mundo. En
pocas palabras, no sería el cerebro, sino el ser humano,
el que siente, piensa y actúa.
La neurociencia se va dotando de medios —teóricos
y técnicos— cada vez más potentes para aproximarse al
cerebro y a su actividad durante los procesos mentales
de una manera cada vez más fina; vale decir, para acotar
los correlatos neuronales de la consciencia y la subjetivi-
dad, que nos permitan explicarlas en términos neurobio-
lógicos. Algunos incluso buscan la localización cerebral
de la mente, visualizarla con las técnicas de formación
de imágenes. Para ello, percibir, sentir, pensar y planificar
ocurrirían en lugares específicos, observables in vivo
mediante la iluminación, codificada en color, de las es-
tructuras cerebrales.
No cabe duda de que la neurobiología ha aportado
información muy valiosa sobre los fundamentos bioló-
gicos de la conducta humana y nos revela los mecanismos
subyacentes a su desenvolvimiento en la vida diaria.
Somos seres que toman decisiones basadas en nuestros
genes, hormonas y neuronas. Llevada a sus extremos, la
neurociencia puede también poner en cuestión la autoría
consciente de nuestras propias acciones, arrojando dudas
sobre si tenemos o no el control de nuestra vida. Hay
quien sostiene que la voluntad libre emerge muy avan-
zado el proceso neuronal subyacente a las decisiones que
ya están en marcha. En este escenario, el cerebro nos deja
una sensación de dominio y autocontrol, cuando la ver-
MENTE Y CEREBRO 94
dad es que las neuronas han tomado ya la decisión a
nuestra costa. Algunos neurocientíficos y neurofilósofos
llegan a la misma conclusión sobre el funcionamiento de
la consciencia: refleja solo los mecanismos de información
neuronal de cuyo proceso no nos percatamos en princi-
pio. La maquinaria cerebral que actúa en el trasfondo
produciría la ilusión de un yo permanente.
El reduccionismo científico separa al sujeto de lo que
este reconoce. Nos segrega del mundo. El fenómeno
primario de la sensación de calor consiste en una relación
de nuestro cuerpo con el entorno (el aire, el sol o un
material caliente); el color requiere el contacto del ojo
con un objeto; el gusto surge cuando la lengua toca los
alimentos. Esas relaciones nos llevan a las cualidades
reales de las cosas y se reinterpretan como estados men-
tales internos. Son movimientos de las partículas, ondas
de luz y reacciones químicas. El reduccionismo extremo
tiende a una interpretación física de la propia experien-
cia subjetiva y la consciencia humana.
La realidad fenoménica debería entenderse como un
reflejo interno, una construcción del mundo exterior por
medio de procesos neuronales. El supuesto fundamental
del neuroconstructivismo es que existe una realidad
externa que nos viene dada a través de la representación
de la misma en nuestra mente. Ese supuesto fundamen-
tal de una mente interna separada de una realidad exter-
na es cuestionada por los defensores de la cognición
corpórea y la cognición enactiva. Desde un punto de
vista enactivo, la realidad no es algo predeterminado y
externo, sino que es algo que se encuentra en la interac-
ción sensoriomotora con el entorno.
La percepción, sostiene Fuchs, no sería tanto una re-
presentación, modelo o constructo interno, cuanto una
relación activa de un sujeto corpóreo con su entorno.
Cuando percibimos, no estamos encerrados en un cráneo
para contemplar imágenes del mundo exterior, sino que
interaccionamos con el mundo como seres corpóreos, que
coexisten con los objetos y con otras personas en un es-
pacio compartido. La percepción humana se basa en la
interacción en un doble nivel. En primer lugar, de acuer-
do con el enfoque enactivo, los humanos no suelen recibir
pasivamente la información procedente del entorno que
luego traducen en representaciones internas. Antes bien,
construyen (de ahí el significado de enactivo) su mundo
a través de un proceso de formación de sentido: buscan
de manera activa claves relevantes en el entorno (median-
te los movimientos de los ojos, el roce de una superficie,
etcétera). En otras palabras, creamos una propia experien-
cia del mundo a través de la interacción sensoriomotora
y enfrentamiento corpóreo con el entorno. En segundo
nivel, a través de las interacciones sociales y la relación
implícita con otros humanos, el hombre es capaz de tras-
cender su perspectiva primaria para acceder a una realidad
compartida, objetiva. En el primer nivel, la interacción
N.O 91 - 2018
sensoriomotora del cuerpo en movimiento con el ambien-
te implica un cambio constante de perspectiva que relati-
viza la relación transitoria del organismo con su entorno:
cada percepción se enriquece por una historia de percep-
ciones anteriores y un horizonte de posibles interacciones
con el objeto en el futuro. En el segundo nivel, la interac-
ción social con los demás implica una referencia compar-
tida con los objetos, así como el contraste y la alineación
de perspectivas que ayuda a superar una visión del mun-
do centrada exclusivamente en el sujeto.
En su famoso ensayo ¿Qué es ser eso de un murciélago?,
Thomas Nagel exponía las razones de la resistencia de la
experiencia subjetiva a una completa objetivación. Aun
cuando fuéramos capaces de describir neurofisiológica-
mente los procesos y la conducta de un murciélago, no
tendríamos ni la más remota idea de qué experimenta o
de cómo se siente el mamífero cuando sufre dolor o un
CEREBRAL CORTEX
PRINCIPLES OF OPERATION
Por Edmund T. Rolls
Oxford University Press, 2017
Corteza cerebral
Neurociencia computacional
U
no de los avances más notables en biología de los
últimos sesenta años ha sido la aparición de la
neurociencia como un campo académico unifica-
do. Así, desde finales de los años cincuenta, convergieron
en una disciplina común la neurofisiología, la neuroanatomía,
la neuroquímica y la etología. David McKenzie Rioch,
Francis O. Schmitt y Stephen E. Kuffler participaron de
forma destacada en la creación del nuevo territorio. Aun-
que se habían registrado importantes avances en el cono-
cimiento de la corteza antes de 1970, fue entonces cuando
empezaron a darse los primeros pasos en la actividad
computacional de esa estructura cerebral.
En la corteza descubrimos una de las estructuras más
evolucionadas del cerebro humano. Se organiza en capas
de neuronas dispuestas con fina precisión. David Marr
fue un pionero que ayudó a entender que la anatomía y
la conectividad propician la elaboración de teorías cuan-
titativas de la capacidad de computación de determinadas
áreas corticales, como la corteza del cerebelo, la neocor-
teza y la corteza hipocampal.
MENTE Y CEREBRO 95
ultrasonido, dicho de otro modo: «¿Qué se siente al ser
murciélago?» Para Fuchs, resulta absurda la idea de una
subjetividad reducida a procesos neuronales. La expe-
riencia, la intencionalidad y la integración del tiempo no
pueden explicarse solo con una descripción de correla-
ciones fisiológicas. La consciencia no sería producto
aislado del cerebro, mucho menos de la corteza, sino que
tendría por base al organismo entero. La concentración
unidireccional de las neurociencias sobre las funciones
cognitivas podría dar la impresión de que el cuerpo sería
mero portador del cerebro. Pero la funcionalidad del
cerebro no termina en el tallo cerebral, sino que se ex-
tiende por la cuerda espinal, el sistema nervioso sensorial
y los circuitos funcionales neuroendocrinos. En pocas
palabras, la consciencia sería la integración del bucle
funcional siempre renovado entre organismo y entorno.
—Luis Alonso
La corteza prefrontal se halla implicada en procesos
emocionales, motivacionales, perceptivos y cognitivos. La
atención, la memoria operativa y la toma de decisiones son
funciones cognitivas comunes relacionadas con esta zona
cerebral. El término prefrontal fue introducido en 1884
por David Ferrier y Gerald Yeo, aunque con anterioridad
se habían realizado experimentos de lesión de esa estruc-
tura en perros. La primera descripción topográfica de las
regiones que hoy consideramos prefrontales se adscribe a
Korbinian Brodmann [véase «Brodmann y la cartografía
cerebral», por José M.a Valderas; Mente y Cerebro n.o 69,
2014]. (Durante la edad de oro de las «localizaciones
cerebrales», entre 1870 y 1890, los fisiólogos experimen-
tales se afanaron en asignar capacidades físicas y menta-
les a regiones específicas de la corteza cerebral.)
En el cerebro encontramos un grupo de componentes
(las neuronas) que pertenecen a diferentes unidades
cerebrales (las áreas corticales) y han de establecer co-
nexiones de una manera secuencial correcta para produ-
cir circuitos neurales extensos que presten soporte a
funciones cognitivas superiores. Los circuitos cerebrales
se desarrollan a medida que las neuronas establecen
contactos sinápticos. En la constitución de estos, la fun-
ción emerge del ensamblaje. Su tarea esencial es la de
generar pautas de actividad neural en respuesta a estímu-
los externos, de suerte que los inputs en cuestión puedan
identificarse de manera específica.
Conocer los principios de operación de la corteza
cerebral encierra la clave para entender la actuación ge-
nuinamente humana. Para comprender el procesamiento
del cerebro, hemos de partir de los canales iónicos de las
neuronas, ascender por la biofísica neuronal, seguir por
la excitación nerviosa, penetrar en la computación de las
poblaciones neuronales y utilizar las técnicas de neu-
N.O 91 - 2018
 LIBROS
roimagen funcional para reflejar su actividad. Desentrañar­
la actividad de un nivel nos catapulta para comprender la
actividad del siguiente.
Con el objetivo de descubrir cómo opera la corteza y,
por tanto, cómo funciona la percepción, la memoria, la
atención, la toma de decisiones o los procesos cognitivos,
es necesario combinar enfoques y herramientas muy
diversas, incluida la computación neuronal. La neurofi-
siología, desde la perspectiva celular, se desenvuelve en
el nivel en el que se intercambia la información entre
elementos computadores del cerebro. Los datos proce-
dentes de los efectos de la lesión cerebral, incluidos los
abordados por la neuropsicología, nos revelan las fun-
Novedades
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DEL CEREBRO
Cómo se construyen
las emociones
Por Lisa Feldman Barrett
Ediciones Paidós, 2018
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552 págs. (34,95 €)
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psiquiatría y de la «salud mental»
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de la mente
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456 págs. (15 $)
MENTE Y CEREBRO
ciones de las distintas partes del sistema. La neuroimagen
es útil para indicar dónde acontecen los diferentes pro-
cesos en el cerebro y mostrar qué funciones pueden di-
sociarse unas de otras. El conocimiento de las propieda-
des biofísicas y sinápticas de las neuronas es esencial para
conocer de qué modo trabajan los elementos cerebrales
de computación y, por tanto, cuáles deberían ser los
bloques de construcción de modelos computacionales
biológicos realistas. Es necesario conocer la arquitectura
anatómica y funcional para mostrar qué tipos de redes
neurales realizan la computación. Por último, se requie-
re la computación neuronal para relacionar y unir todas
las pruebas empíricas y producir un conocimiento de la
operación real del sistema.
El estudio de las neuronas individuales importa sobre-
manera por la sencilla razón de que tales células pueden
considerarse las unidades de computación del sistema.
Constituye el nivel en el que la información se intercambia
entre elementos computacionales del cerebro y el terreno
en que la información se lee para determinar qué aspecto
de esta se representa y procesa en cada área cerebral.
Con el fin de averiguar si hemos entendido las funcio-
nes corticales, podemos simular el proceso en un orde-
nador y mostrar si el modelo ejecuta tareas de determi-
nados sistemas del cerebro y si posee propiedades
similares a las manifestadas por este. De ese modo, la
computación neuronal nos ofrece una definición precisa
del comportamiento cortical. Fijémonos, a modo de
ejemplo, en la memoria: las operaciones de tipo mnémi-
co que implican una funcionalidad alterada como con-
secuencia de una modificación sináptica se encuentran
en el núcleo de muchas computaciones cerebrales.
Ahora bien, los tipos de computación realizados por
los sistemas corticales del cerebro y su estilo computa-
cional difieren mucho del estilo y tipo de computación
de un ordenador digital, que ejecuta operaciones lógicas
y sintácticas específicas sobre datos exactos recuperados
de la memoria, para después volver a almacenarlos. Las
divergencias afectan a múltiples aspectos, desde la incor-
poración de los datos hasta la organización jerárquica de
los sistemas corticales, pasando por la velocidad de
computación o la conectividad, entre otros.
La neurociencia computacional replantea, con nuevos
enfoques, problemas tradicionales en filosofía, tales como
la dualidad entre los estados mentales y los cerebrales (el
problema mente y cerebro), el determinismo y el libre
albedrío y puede ayudarnos a abordar la cuestión espi-
nosa de la consciencia. La comprensión de los cálculos
efectuados por las neuronas y las redes neuronales, y los
efectos del ruido cerebral sobre estas, nos permitirá
ahondar en los mecanismos que subyacen bajo el fun-
cionamiento del cerebro. Para Rolls la mente y el cerebro
constituyen niveles diferentes. Habrá siempre una brecha
entre los sucesos operados en el cerebro y las experiencias
subjetivas que pueden acompañarlas.
—Luis Alonso
96 N.O 91 - 2018

Mente y Cerebro n.o 92, septiembre de 2018
Psicología
¿Quién soy?
Una autoimagen real y
precisa es una condición
previa para vivir feliz,
pero conocerse a uno mis-
mo resulta más difícil de
lo que a primera vista pa-
rece. Según los investiga-
dores, nuestro autoconoci-
miento está más sesgado e
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incompleto de lo que pen-
samos. Por Steve Ayan
Estrés
Padres extenuados
El término síndrome del desgaste se ha asociado desde un ini-
cio a las consecuencias del estrés crónico en el trabajo. Pero
también las madres y los padres que se sienten desbordados
y faltos de apoyo en el cuidado de sus hijos pueden presentar
este problema. Por Moïra Mikolajczak e Isabelle Roskam
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PRÓXIMAMENTE
Entrevista
Jane Goodall:
Una vida para los chimpancés
La considerada mayor experta del mundo
en chimpancés, Jane Goodall, de 84 años,
habla en una entrevista sobre sus descubri-
mientos más importantes, sus miedos y los
actuales proyectos. Según explica, el com-
portamiento de los animales nunca dejó de
sorprenderla. Por Liesa Klotzbücher
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Medicina
Las claves del placebo
Durante mucho tiempo se ha considerado
que el efecto placebo se basa, sobre todo, en la
esperanza y creencia del paciente de que se va
a curar. Los estudios revelan que esa actitud
positiva también estimula mecanismos fisio-
lógicos que alivian el dolor y aumentan el
bienestar. Por Christian Wolf
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