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¿SÁBADO O DOMINGO?

Una de las marcas distintivas de la Iglesia Evangélica es su deseo de fundamentar toda


su creencia y práctica sobre la base de la Palabra de Dios. Dado a que en el Antiguo
Testamento, Dios ordenó a Su pueblo a guardar el día sábado como día de reposo, la
pregunta surge, “¿Por qué guardamos hoy el día domingo en vez del sábado?” La
pregunta se hace más pertinente cuando observamos que el cuarto mandamiento dice
claramente,

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás
toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios…” (Éxodo 20:8-
11)

Además, tanto el Señor Jesús como los apóstoles guardaban el día sábado:

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo[a] entró en la


sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Lucas 4:16

Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una


sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres
días de reposo[a] discutió con ellos. Hch 17:1-2

Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a


griegos. Hechos 18:4

A la luz de todo esto, es entendible que algunos, como los Adventistas del Séptimo Día,
acusen a los evangélicos de estar equivocados en guardar el domingo, y que todos
debemos volver a guardar el sábado si queremos agradar a Dios, y obedecer Sus
mandamientos.

¿Qué podemos decir frente a dicha acusación? ¿Será cierto que a lo largo de 2,000
años, la Iglesia se ha equivocado en guardar el día de reposo? En este estudio
expondremos las razones principales por la cual la Iglesia debe seguir guardando el

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domingo como el Día del Señor, y no el sábado.

1. EL DÍA SÁBADO FUE DADO COMO “SEÑAL” PARA LOS JUDÍOS

El cuarto mandamiento (Éx 20:8-11) tiene que ser entendido a la luz de lo que Dios
dijo en Éx 31:12-17. En ese pasaje, Dios usa una palabra muy importante para
describir el día sábado; es la palabra, “señal”. Hablando a los hijos de Israel, Dios dijo:

“En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal


entre Mí y vosotros por vuestras generaciones…Guardarán, pues, el día
de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por
pacto perpetuo. Señal es para siempre entre Mí y los hijos de Israel…”
(Éx 31:13, 17)

Es interesante comparar este pasaje con lo que leemos en Gén 17, cuando Dios
estableció Su pacto con Abraham, el padre de los judíos:

“Este es Mi pacto, que guardaréis entre Mí y vosotros y tu descendencia


después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis,
pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre Mí y
vosotros.” (Gén 17:10-11)

La conclusión a la cual llegamos es que al establecer el pacto con los descendientes de


Abraham, Dios dio a los judíos DOS señales: la circuncisión y el día sábado (como día
de reposo). Amabas cosas distinguían a los judíos de las demás naciones de la tierra,
y servían como señales del pacto que existía entre ellos y Jehová.

Cuando Cristo estableció el nuevo pacto, esas señales del viejo pacto quedaron
obsoletas. Por lo tanto, la Iglesia Cristiana no exige ni la circuncisión ni guardar el
sábado. Las señales del nuevo pacto, que rigen en la Iglesia Cristiana, son el bautismo ,
y el día domingo como día de reposo. Estas son las señales de que pertenecemos a
Cristo.

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2. CRISTO Y LOS APÓSTOLES GUARDABAN EL SÁBADO PORQUE ERAN JUDÍOS

Cuando pasamos del Antiguo al Nuevo Testamento, encontramos que Cristo y los
apóstoles, siendo judíos, cumplían las señales del pacto. Por ejemplo, Cristo fue
circuncidado al octavo día “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño,(A)
le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel(B)
antes que fuese concebido.” Lucas 2:21 Pablo también lo fue: “Aunque yo tengo
también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar
en la carne, yo más: circuncidado al octavo día…” Fil 3:4-5 De igual modo,
ambos guardaban el día sábado (Lucas 4:16; Hch 17:1-2; 18:4).

Pero lo que debemos reconocer es que ellos hacían esas cosas, no porque el evangelio
lo exigía, sino simplemente porque eran judíos, y estaban bajo la obligación de cumplir
las señales que Dios dio a los descendientes físicos de Abraham.

3. LA IGLESIA APOSTÓLICA NO MANDÓ A LOS GENTILES GUARDAR EL


SÁBADO

Inicialmente, los apóstoles predicaron el evangelio sólo a los judíos, y por ende la
Iglesia gozaba de tranquilidad en cuanto a qué señales cumplir. El problema surgió
cuando el evangelio comenzó a ser predicado a los gentiles, y una gran cantidad de
ellos se convirtieron, y se añadieron a la Iglesia:

“Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que
hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no
hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. Pero había entre ellos unos
varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía,
hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. Y la
mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
(Hch 11:19-21).

Casi enseguida surgió un gran debate: “¿Qué parte de la ley tenían que cumplir los
gentiles para agradar a Dios?”

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Primero el debate se centró en el asunto de la circuncisión, porque algunos judíos
convertidos al cristianismo, estaban enseñando que sin la circuncisión era imposible ser
salvo:

Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os


circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y
Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso
que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los
apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. (Hch 15:1-2).

Y eso produce la necesidad de llevar la pregunta a un concilio. El concilio en Jerusalén


debatió extensamente el asunto, y la conclusión final fue expresada por el líder de la
Iglesia (Jacobo) en las siguientes palabras:

“Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten


a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones
de los ídolos, de ahogado y de sangre” (Hch 15:19-20).

El concilio emitió su decisión en la forma de una carta circular la cual fue enviada a
todas las iglesias gentiles, esta carta se encuentra escrita en Hechos 15:22-29…

Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de
entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por
sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir
por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de
entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos
oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han
inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y
guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y
enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto
su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas,
los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas
necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de

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ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis.
Pasadlo bien. Hch 15:22-29

Lo que es importante notar es que en esta carta no sólo no se exigió que los gentiles
se circuncidaran, sino que tampoco se les exigió que guardasen el día sábado.

4. PABLO ORDENÓ A LOS GENTILES REUNIRSE LOS DOMINGOS

Si el concilio de Jerusalén no exigió que los gentiles guardasen el día sábado, entonces
¿en qué día se reunían los creyentes gentiles para adorar a Dios? Para contestar esa
pregunta tenemos que notar dos pasajes importantes; uno en Hch 20, y el otro en 1
Cor 16.

En Hch 20:7 leemos de una reunión de un grupo de creyentes que se llevó a cabo “el
primer día de la semana”; es decir, el día domingo.

El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo
les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la
medianoche.

El contexto parece indicar que ésa fue una reunión habitual de los creyentes en Troas,
a la cual Pablo y sus acompañantes aprovecharon asistir, dado a que estaban de paso
en la ciudad…

Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos,
y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete
días. (v.6)
Lo interesante de este verso es lo que Lucas nos dice acerca del propósito de esa
reunión; se llevó a cabo “para partir el pan”, y para escuchar el discurso de Pablo. En
otras palabras, era el culto de adoración de la Iglesia. La conclusión a la cual llegamos
es que los creyentes en Troas se reunían los domingos para sus cultos habituales, y no
los sábados.

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El segundo pasaje que confirma que la práctica de la Iglesia Apostólica era la de
reunirse los domingos se encuentra en 1 Cor 16:1-2. En este capítulo, Pablo está
dando instrucciones a la Iglesia en Corinto acerca de la colección de una ofrenda para
los creyentes. La recomendación de Pablo es clara:

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según
haya prosperado…” (1 Cor 16:2a)

La pregunta que surge es, ¿por qué Pablo pide que se haga esto el “primer día de la
semana”? Se supone que lo que Pablo tiene en mente es que los creyentes tenían que
separar algo de lo que habían ganado durante la semana anterior. Entonces, ¿por qué
no hacerlo el séptimo día? La razón tiene que ser porque la Iglesia en Corinto no se
reunía el sábado sino el domingo; era en ese día que los creyentes en Corinto se
reunían como Iglesia para adorar a Dios.

Antes de dejar este pasaje, es importante notar las palabras de Pablo en v.1,

“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera
en que ordené en las iglesias de Galacia.”

En otras palabras, lo que Pablo ordenó a la Iglesia en Corinto era lo que él había
ordenado en todas las iglesias en Galacia. Eso indica que la práctica de Pablo era la de
enseñar a las iglesias gentiles a reunirse los domingos para sus cultos regulares.

Antes de dejar este punto, valdría la pena notar cuál fue la práctica de los creyentes
judíos. El Nuevo Testamento indica que por cierto tiempo los creyentes judíos seguían
reuniéndose los sábados, tanto en el templo como en las sinagogas. Sin embargo,
dado a que ni en el templo ni en las sinagogas se hablaba de Cristo, los judíos
creyentes también se congregaban los domingos para celebrar la Santa Cena. Dos
eventos muy importantes pusieron fin a esa situación. En el año 70 d.C., los soldados
romanos destruyeron el templo en Jerusalén; eso acabó con los cultos sabáticos en ese
lugar. Además, más o menos por el año 85 d.C, los judíos, frente al crecimiento de la
Iglesia cristiana, ordenaron que durante los cultos en las sinagogas se pronunciara la
siguiente maldición (a manera de una oración) sobre los cristianos:

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“Que los nazarenos y los herejes sean súbitamente destruidos y quitados del
libro de la vida”.

Frente al repudio de los demás judíos en las sinagogas, y dada la destrucción del
templo, los creyentes judíos se vieron forzados a abandonar los cultos sabáticos, y
limitarse a los cultos dominicales, juntamente con los demás creyentes gentiles. Eso
fue en beneficio de la unidad de la Iglesia. A partir de esa fecha se unificó toda la
Iglesia en un solo culto a Dios, que se llevaba a cabo el primer día de la semana – el
día domingo.

5. LAS CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO NO ORDENAN GUARDAR EL SÁBADO

Los Adventistas afirman que los Diez Mandamientos forman parte de la ley moral, y
que por lo tanto tienen vigencia universal. Tal como no hay que adorar a las imágenes
, no hay que matar, y no hay que cometer adulterio, los Adventistas afirman que todo
ser humano es llamado por Dios a guardar el día sábado. No hacerlo, es ir en contra de
la voluntad de Dios, tal como está revelada en los Diez Mandamientos.

Este es uno de los argumentos más convincentes de los Adventistas. ¿Qué respuesta
podemos darles?

Una de las maneras que podemos responder es por medio del siguiente ejercicio. Si los
Diez Mandamientos, tal como están en el libro de Éxodo, realmente tienen vigencia
universal, entonces es de esperar que estuvieran sustentados en los escritos del Nuevo
Testamento. Veamos a continuación cuáles de los Diez Mandamientos tienen sustento
en las cartas apostólicas, dirigidas a las iglesias del Nuevo Testamento.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS SUSTENTO APOSTÓLICO

i. “No tendrás dioses ajenos” Rom 1:22-25; 1 Tes 1:9

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ii. “No harás imagen…no te inclinarás

a ellas” Rom 1:22-25; Apo 13:14-5

iii. “No tomarás el nombre de Jehová

tu Dios en vano” Sant 5:12

iv. “Acuérdate del día de reposo…


seis días trabajarás…más el séptimo
día es reposo…” ¡NO HAY SUSTENTO APOSTÓLICO!

v. “Honra a tu padre y a tu madre” Efe 6:2; Col 3:20

vi. “No matarás” Gál 5:21; 1 Tim 1:9

vii. “No cometerás adulterio” Efe 5:3-5; Heb 13:4

viii. “No hurtarás” Efe 4:28; 1 Cor 6:20

ix. “No hablarás…falso testimonio” Efe 4:25; 1 Tim 1:10

x. “No codiciarás la casa de tu prójimo” Rom 7:7-8; Sant 4:2

¡Qué interesante! Cada uno de los Diez Mandamientos tiene su sustento en las cartas
apostólicas, menos el cuarto mandamiento, que trata con guardar el sábado.
¿Cómo explicamos eso? Si guardar el día sábado realmente fue un requisito para todo
creyente, ¿cómo es posible que en ninguna de las cartas escritas a las iglesias gentiles

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Pablo mencione guardar ese día?

Es más, lejos de enseñar la importancia de guardar el sábado, Pablo explícitamente


critica a los creyentes que juzgaban a otros por no guardar los “días de reposo”; es
decir, el sábado:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta


, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir;
pero el cuerpo es de Cristo. (Col 2:16-17).

Además, en Rom 14:5-6 Pablo da a entender que en un sentido todos los días son
iguales, cosa que nunca habría dicho si es que consideraba que guardar el día de
reposo (sábado) era parte de la ley moral.

Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada
uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día,
lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.
El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come,
para el Señor no come, y da gracias a Dios.

Todo esto nos deja con la siguiente interrogante, “¿cómo debemos tomar el cuarto
mandamiento?” Nos parece que debemos interpretarlo en la siguiente manera. Lo que
el cuarto mandamiento está ordenando no es tanto que todo el mundo debe guardar el
sábado – eso, como ya hemos visto era una señal específicamente para los judíos; sino
que todo ser humano debe descansar un día a la semana. Este es el principio universal
de la ley moral de Dios, aplicable a todo ser humano. Para los judíos, el día de
descanso era el sábado, mientras que para la Iglesia, el día de descanso es el domingo
(ver Hch 20:7 y 1 Cor 16:1-2); y en ciertos casos (como el de los pastores), los que
trabajan el domingo deben descansar otro día de la semana.

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6. EL DÍA SÁBADO ES PARTE DE LA “SOMBRA” DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El pasaje en Col 2:16-17 nos introduce a otro término que es muy importante en este
asunto de qué día guardar como el día de reposo. Hablando de las leyes judías acerca
de la comida, la bebida, las fiestas espirituales, y el día sábado, Pablo dice lo siguiente:

“todo lo cual es sombra de lo que ha de venir…” (v.17a).

Encontramos la misma palabra en Hebreos 10, cuando el autor de esa epístola dice lo
siguiente:

“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros…” (v.1).

Juntando estos dos pasajes podemos entender bien el sentido de la Palabra de Dios.
La ley ceremonial del Antiguo Testamento no era la palabra final de Dios al ser humano
; más bien, era simplemente una “sombra” que apuntaba a una realidad que iba a ser
manifestada en los últimos tiempos. Esa realidad se encuentra en la Persona de Cristo.

La ley ceremonial incluía los reglamentos acerca de las ofrendas y los sacrificios (Heb
10:1), y también instrucciones acerca de bebidas y comidas (ver Heb 9:9-10). Lo que
debemos observar es que en Col 2:16, Pablo junta “comida…bebida…días de fiesta,
luna nueva…días de reposo”, señalando que guardar el sábado era parte de la ley
ceremonial, no de la ley moral. Dado a que todos estos reglamentos eran sólo una
“sombra”, esperando la venida de Cristo, una vez que Cristo vino, todas esas cosas
fueron relegadas al pasado. Fue precisamente por esa razón que la Iglesia Apostólica
no exigió que los creyentes gentiles guardasen la ley ceremonial dada a los judíos (
incluyendo el día sábado).

7. LA IGLESIA PRIMITIVA SE REUNÍA LOS DOMINGOS

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Finalmente, debemos considerar la práctica de la Iglesia Primitiva; es decir, de la vida
de la Iglesia a fines del primer siglo, y a comienzos del segundo. ¿Habrá alguna
evidencia acerca de qué día guardaban los creyentes durante esos primeros años de la
Iglesia Cristiana, luego del tiempo de los apóstoles? Felizmente la hay, y esta
evidencia confirma todo lo que hemos expuesto anteriormente acerca de guardar el día
domingo.

En el año 115 d.C., Ignacio (un líder de la Iglesia en Antioquía) escribió lo siguiente en
una de sus cartas:

“Por lo tanto, si los que vivieron bajo las leyes antiguas obtuvieron una nueva
esperanza, ya no guardando el día sábado, sino viviendo una vida gobernada
por el Día del Señor [= domingo], en cual día nuestra vida también tuvo su
despertar…”.1

Justino fue un gran líder cristiano, que vivió a mediados del siglo 2. En sus escritos
encontramos varios detalles acerca de la vida de la Iglesia alrededor del año 150 d.C.
S. J. Case resume lo que Justino dice acerca de los cultos cristianos:

“Las reuniones se celebraban una vez por semana en el día llamado domingo.
Tanto en la ciudad como en el campo los miembros se congregaban en un lugar.
Primero escuchaban la lectura de las ‘memorias de los apóstoles’, y de los
escritos de los profetas. Luego el presidente de la congregación explicaba el
significado de las lecturas escriturales y amonestaba a los oyentes a que
vivieran de acuerdo con la enseñanza que se había impartido; a lo que seguía
un período de oración, y luego se celebraba la eucaristía. Después de celebrado
este rito, se recogía una colecta”2.

Concusión

1 Ignacio, en “A New Eusebius”, SPCK, p. 46.


2 S. J. Case, “Los Forjadores del Cristianismo”, Tomo I, CLIE, p. 79.

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Durante los primeros tres siglos de la era cristiana, a pesar de todos los intentos, tanto
de los judíos como de los romanos, de destruir la Iglesia, ella creció enormemente. En
el año 312, el emperador romano, Constantino, decidió que sería mejor unirse a la
Iglesia, que seguir luchando contra ella. En esa fecha, dada la gran cantidad de
cristianos en todo el imperio, Constantino decretó que el día domingo sea el día de
descanso para toda la población. Pero no fue que él impuso un día sobre la Iglesia,
sino que, ¡la Iglesia impuso su día sobre el imperio! De esta manera, bajo la
providencia divina, se oficializó el primer día de la semana como el día de reposo para
las naciones.

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