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a) Por objeto de la prueba. Debe entenderse lo que se puede lo que se puede probar en general,
sobre que puede recaer la prueba;
b) por necesidad o tema de la prueba (thema probandum). Se entiende lo que en cada proceso
debe ser materia de la actividad probatoria, esto es, los hechos sobre los cuales versa el debate o
la cuestión voluntaria planteada y que deben probarse por constituir el presupuesto de los
efectos jurídicos perseguidos por las partes, sin cuyo conocimiento el juez no puede decidir.
c) La carga de la prueba determina lo que cada parte tiene interés en probar para obtener éxito
en el proceso, es decir, cuáles hechos entre los que forman el tema de la prueba en ese proceso
necesita cada una aparezcan probados para que sirvan de fundamento a sus pretensiones
(incluyendo la punitiva del Estado) o excepciones o defensas, y le dice al juez cómo debe fallar
en caso de que esas pruebas falten.
2. ¿cuál es la razón para afirmar que la noción del objeto de la prueba es puramente objetiva
y abstracta?.
3. ¿Cuál es la razón para afirmar que la noción de necesidad o tema de la prueba es objetiva
y concreta?.
R/ Porque no tiene en consideración dentro de esta noción a la persona o parte que debe
suministrar la prueba de esos hechos, sino en general al panorama probatorio del proceso; pero
concreta, porque recae sobre hechos determinados que deben ser probados allí.
9. ¿Qué relación tiene las nociones de pertinencia o relevancia y utilidad de la prueba, con el
de objeto de la prueba?
R/ Tienen importancia para delimitar concretamente el objeto de la prueba en relación con cada
proceso. Los hechos totalmente ajenos a la cuestión materia del proceso no son objeto concreto
de prueba en este proceso, en el sentido de que es improcedente o no es pertinente probarlos,
aun cuando en abstracto puedan ser susceptibles de prueba u objeto de prueba; por eso se
autoriza al juez en tales casos para rechazar la petición de prueba, como veremos al tratar de la
admisibilidad.
Estos autores ven en las máximas o reglas de experiencia, no un objeto de prueba judicial, sino
reglas para orientar el criterio del juzgador directamente (cuando son de conocimiento general y
no requieren, por lo tanto, que se les aplique, ni que se dictamine si tienen aplicación al caso
concreto) o indirectamente a través de las explicaciones que le dan los expertos o peritos que
conceptúan sobre los hechos del proceso (cuando se requieren conocimientos especiales). Debe
tenerse en cuenta que la discusión radica sobre las segundas ya que la doctrina acepta
únicamente que las de público conocimiento no son materia de prueba y las utiliza el juez como
razones para la valoración del material de hecho del proceso, esto es, de las pruebas aportadas.
No vemos diferencia real en los dos casos, en cuanto a la manera como operan esas máximas en
la tarea judicial.
Es decir, esas reglas o máximas le sirven al juez para rechazar las afirmaciones del testigo, o la
confesión de la parte, o lo relatado en un documento, o las conclusiones que se pretende obtener
de los indicios, cuando advierte que hay contradicción con ellas, ya porque las conozca y sean
comunes, o porque se las suministre el perito técnico.
Documento - Profesor 3
Adoptan la tercera posición, que nosotros consideramos la única aceptable, entre otros,
CARNELUTTI, SCHONKE, FLORIAN, STEIN. BENTHAM, GUASP. STUART MILL y CROCE.
La exclusión radical del juicio subjetivo sobre los hechos lleva a desconocer elementales normas
de sicología y de lógica es imposible llevar al proceso la representación de un hecho, objeto o
acontecimiento, separado de la idea o el juicio que de él se ha formado la persona que lo
percibió directamente, sea testigo, perito, parte (en documento o confesión) o juez cuando
efectúa una inspección judicial. En el proceso no queda el hecho, objeto o acontecimiento, sino
la narración que de él hace una de las tales personas y por tanto no puede separarse del juicio
subjetivo de ésta. En esto tienen razón los autores del segundo grupo. Pero se equivocan al
considerar que ese juicio puede ser el objeto mismo de la prueba, independientemente del hecho
sobre el cual recae, pues siempre que se expone un juicio sobre un hecho, se está re-presentando
ese hecho y en el fondo es éste el objeto de la prueba. El hecho motiva el juicio y no puede
concebirse el efecto sin su causa, aun cuando sólo implícitamente se la enuncie.
Documento - Profesor 4