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DEDICATORIA

Tabla de contenido
INTRODUCCION.......................................................................................................................1
CAPÍTULO I...............................................................................................................................2
DEBIDO PROCESO.........................................................................................................................2
Origen del Debido Proceso.......................................................................................................2
Concepto de Debido Proceso...................................................................................................3
DIMENSIONES DEL DEBIDO PROCESO....................................................................................5
Debido proceso Formal........................................................................................................5
Debido proceso Sustantivo...................................................................................................8
Importancia del debido proceso...............................................................................................8
Consecuencias de la vulneración del debido proceso:.............................................................9
El debido proceso en materia judicial.....................................................................................10
El debido proceso en la Constitución Política del Perú de 1993............................................11
CAPITULO II............................................................................................................................12
TUTELA JURISDICCIONAL...................................................................................................12
1.1 Tutela Jurisdiccional.........................................................................................................12
1.2 Tutela Jurisdiccional en la Constitución Política del Perú................................................13
1.3 Tutela Jurisdiccional en la Legislación Internacional.......................................................14
1.4 Origen de la Tutela jurisdiccional efectiva.......................................................................15
1.4.1 Concepto...................................................................................................................15
1.4.2 Tutela jurisdiccional efectiva.....................................................................................16
1.5 La Tutela jurisdiccional efectiva y el Tribunal Constitucional..........................................17
2. El derecho a la tutela jurisdiccional antes y durante el proceso..........................................19
3. Manifestaciones Procesales del Derecho a la Tutela Jurisdiccional....................................21
3.1 Derecho de acción............................................................................................................21
3.1.1 Acepciones de la palabra acción....................................................................................22
3.1.2 La acción en el derecho romano....................................................................................23
3.2 El derecho de contradicción.............................................................................................24
CASO:.....................................................................................................................................25
CONCLUSIONES.....................................................................................................................30
RECOMENDACIONES........................................................................................................31
BIBLIOGRAFIA....................................................................................................................32
INTRODUCCION
CAPÍTULO I

DEBIDO PROCESO

Origen del Debido Proceso


El primer antecedente del debido proceso lo encontramos, en la Carta Magna británica

de 1215, ordenamiento jurídico inglés; donde el rey Juan Sin tierras entrego a los nobles

ingleses que originariamente fue entendida como una garantía procesal a la libertad.

Ello se sustentaba en el “Law of Land” (derecho a la tierra).

Por otra parte, la concepción de debido proceso fue trasplantada a las colonias

inglesesas y para entonces el debido proceso tenía dos características: Primera

características era entender al debido proceso como una garantía procesal de libertad

personal (esto es contra detenciones arbitrarias por parte del Estado); otra segunda

característica era entenderlo como una garantía frente a la voluntad del monarca y de los

jueces, mas no frente al parlamento (se basa en la protección de todo ciudadano frente a

cualquier arbitrariedad de cualquier autoridad en general). Por consiguiente, al

incorporarse las cartas coloniales sin mayores debates la garantía al debido proceso lo

hace la garantía procesal.

Por otro lado, el debido proceso en el derecho ingles solo amparaba a los nobles.

Posteriormente, el debido proceso fue trasladado al ordenamiento jurídico

norteamericano logrando un carácter general, con ello logro un reconocimiento en la

Constitución Política Norteamericana, pero dicho reconocimiento fue reconocido

mediante dos enmiendas V y XIV, debido que el texto originario de la Constitución

Norteamericana estaba en Filadelfia 1787 no contenía el contenido del debido proceso.

En la enmiendas V se estableció en 1791 ninguna persona será privada de su libertad o


propiedad sin el debido proceso legal y en la enmienda XIV hecha en 1866 estableció

que ningún estado privara a persona alguna de vida, libertad o propiedad sin el debido

procedimiento legal ni negara dentro de su jurisdicción a persona alguna protección de

las leyes.

Según señala Chichizola, el reconocimiento que se le otorgo al derecho al debido

proceso solo fue como una garantía procesal de libertad, tener oportunidad a ser oído

defenderse, ofrecer pruebas en procedimiento regular, conforme a las formas

establecidas por ley y ante un tribunal con jurisdicción. Pero más adelante la

jurisprudencia norteamericana amplió su alcance extendiendo la garantía del debido

proceso al aspecto sustantivo; como un medio de controlar la razonabilidad y

proporcionalidad de las leyes, así como de todo acto de quien imparte justicia.

Por tanto, hoy podemos afirmar que fue la jurisprudencia de la Corte Federal

Norteamericana, en el siglo XIX reconoció la garantía del debido proceso como una de

las más importantes de la Constitución de ese país. Lo cual constituye una eficaz

protección a la libertad y de los demás derechos individuales contra todo acto arbitrario

de los poderes gubernamentales. Finalmente, la Carta Suprema estadounidense reconoce

el doble aspecto de la garantía del due process of law también considerado como las

caras de una moneda, no se excluyen.

Concepto de Debido Proceso


El debido proceso es el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, es

necesario reivindicar su calidad de derecho fundamental, pues como tal no sólo es un

derecho subjetivo, sino, es uno de los elementos esenciales del ordenamiento jurídico,

de ahí su carácter subjetivo y objetivo. se descompone en: el debido proceso sustantivo,


que protege a los ciudadanos de las leyes contrarias a los derechos fundamentales y, el

debido proceso adjetivo, referido a las garantías procesales que aseguran los derechos

fundamentales.

En tanto que el debido proceso permite garantizar el ejercicio y la existencia efectiva de

otros derechos fundamentales, creemos adecuada su designación como garantía y

derecho fundamental de carácter instrumental, pero, cabe aclarar que dicho sentido

instrumental está referido a su manifestación formal, ya que son estas formas o

condiciones mínimas las que permiten mantener la plena vigencia de los derechos

fundamentales en el desarrollo de un proceso, a diferencia de la dimensión sustantiva de

este derecho que no cabría calificarla como instrumental, en virtud de que ésta apunta

más bien a lograr un fin intrínsecamente bueno: la justicia.

El derecho al debido proceso previsto en el art. 139.3° de la Constitución Política del

Perú, es aplicable no solo a nivel judicial sino también en sede administrativa e incluso

entre los particulares, supone el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y

normas de orden público que deben observarse en las instancias procesales de todos los

procedimientos, incluidos los administrativos y conflictos entre privados, a fin de que

las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante

cualquier acto que pudiera afectarlo.

El derecho al debido proceso, y los derechos que contienen son invocables y, por tanto,

están garantizados, no solo en el seno del poder judicial, sino también en el ámbito del
procedimiento administrativo. Así, el debido proceso administrativo supone, en toda

circunstancia, el respeto – por parte de la administración pública o privada de todos los

principios y derechos normalmente invocables en el ámbito de la jurisdicción común o

especializada, a los cuales se refiere el artículo 139° de la Constitución (juez natural,

juez imparcial e independiente, derecho de defensa, etc.)

DIMENSIONES DEL DEBIDO PROCESO


Debido proceso Formal
También conocido como formal o procesal hace referencia a todas las formalidades y

pautas que garantizan a las partes el adecuado ejercicio de sus derechos, pues, dichas

reglas o pautas están previamente establecidas y permitirán que el acceso a un proceso o

procedimiento, y su tramitación no sea formalmente irregular. Además dichas pautas o

reglas no sólo son requisitos mínimos sino que estos resultan exigibles por los

justiciables.

Según Hoyos indica:

"[ ... ] Una institución instrumental en virtud de la cual debe asegurarse a las partes en

todo proceso -legalmente establecido y que se desarrolle sin dilaciones injustificadas-

oportunidad de ser oídos por un tribunal competente, predeterminado por la ley,

independiente e imparcial, de pronunciarse respecto de las pretensiones y

manifestaciones de la parte contraria, de aportar pruebas lícitas relacionadas con el

objeto del proceso y de contradecir los aportados por la contraparte, de hacer uso de los

medios de impugnación consagrados por la ley contra resoluciones motivadas y

conforme al derecho de tal manera que las personas puedan defender sus derechos.
Esta dimensión hace referencia a lo que podríamos denominar el derecho al debido

proceso per se, pues conforme señala OTEIZA, este “confiere a los individuos o grupos

contra los cuales las decisiones gubernamentales operan, la chance de participar en el

proceso en el cual esas decisiones son tomadas; esa oportunidad significa un

reconocimiento a la dignidad de las personas que participan de dicho proceso”. De este

modo, la dimensión procesal o adjetiva del debido proceso hace referencia a una

perspectiva más instrumental, por lo cual, el contenido de dicha dimensión no es de fácil

determinación, por ello coincidimos con GARCÍA84 en que se trata de “un concepto

necesariamente abierto, una suerte de estándar que hará posible su despliegue en un

conjunto diverso de situaciones”. Como parte de ese concepto abierto de la dimensión

procesal del derecho al debido proceso, “los principios y reglas que lo integran tienen

que ver con las formalidades estatuidas, tales como las que establecen el juez natural, el

procedimiento preestablecido, el derecho de defensa, la motivación”, conforme también

lo ha señalado el Tribunal Constitucional Peruano, precisando además que se trata de un

aspecto formal86 del debido proceso. En ese sentido, diversos autores, con los que

coincidimos, señalan que la dimensión procesal del derecho al debido proceso es un

derecho continente dentro del cual se hallan una serie de derechos de manera ilimitada,

dentro de los cuales podemos enumerar algunos como los siguientes:

 Derecho de acceso a la autoridad destinada a acoger o denegar las pretensiones

planteadas;

 Derecho de contradicción o defensa, respecto de las alegaciones o pretensiones

propuestas;

 Derecho a un juzgador imparcial;

 Derecho a un juzgador predeterminado por la ley;


 Obligación de respetar las formalidades que preservan una buena notificación y

audiencia para quienes son parte de la controversia;

 Derecho a probar y a producir prueba;

 Derecho a poder obtener las medidas cautelares que permitan temporalmente proteger

las pretensiones o posturas de las partes;

 Derecho a recibir una resolución sobre los requerimientos planteados en un plazo

razonable o, por lo menos, sin dilaciones indebidas; Obligación de motivar de modo

debido los fallos y las distintas resoluciones que sean necesarias para absolver la

controversia pendiente (salvo las de mero trámite);

 Exigencia de una pluralidad de instancias que puedan pronunciarse sobre las

diferentes pretensiones en juego, siempre que la situación concreta lo permita o el

ordenamiento jurídico vigente lo prescriba, dependiendo el caso;

 Derecho a la publicidad del proceso o procedimiento, siempre y cuando la naturaleza

de este, así como de los diferentes intereses en conflicto, lo permitan;

 Obligatoriedad, exigibilidad, eficacia y ejecución de la cosa juzgada;

 Derecho de ser asistido y defendido por un abogado técnicamente capacitado.

Los derechos enunciados, conforme señalásemos, son sólo una muestra de la

multiplicidad de derechos que pueden hallarse contenidos dentro del debido proceso.
Debido proceso Sustantivo
Dimensión sustantiva también llamada sustancial es aquella que exige todos los actos de

poder sean normas jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales, sean

justas, esto es, que sean razonables y respetuosos de los derechos fundamentales, de los

valores supremos y demás bienes jurídicos constitucionalmente protegidos. Por

consiguiente, «el debido proceso sustantivo se traduce en una exigencia de

razonabilidad», de todo acto de poder, y busca la prescripción de la arbitrariedad y lo

absurdo.

En relación a ello, el proceso sustantivo como exigencia o principio de razonabilidad y

proporcionalidad se comporta como un patrón de justicia para determinar lo axiológico

y constitucionalmente válido de todo acto de poder.

En ese mismo sentido, el Tribunal Constitucional Peruano80 señala, que la expresión

sustantiva del debido proceso, se relaciona “con los estándares de justicia como son la

razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer

De este modo, la dimensión sustantiva del debido proceso es, en términos de Juan

Francisco Linares, “un standard o patrón o módulo de justicia [sic] para determinar

dentro del arbitrio que deja la Constitución al legislador y la ley al organismo ejecutivo

(administrativo y judicial), lo axiológicamente válido del actuar de esos órganos”. En tal

sentido, la dimensión sustantiva del debido proceso tendrá por finalidad el delimitar el

nivel afectación de los derechos que podrán ser restringidos por la autoridad, con lo que

dicha dimensión se convierte en un parámetro de razonabilidad.

Importancia del debido proceso


Teniendo en cuenta la potestad del Estado para solucionar conflictos entre particulares y

establecer el orden público cuando este ha sido afectado, constituye un poder -deber.
Según como refiere MORALES: un poder dotado de coercibilidad, porque, impone su

decisión sobre la voluntad de las partes y un deber, en tanto, está obligado a brindar

tutela judicial a los miembros de la sociedad.

Sin embargo, dicho poder – deber no debe restringir el simple cumplimiento de las

reglas establecidas previamente, sino, debe tener como fin último alcanzar la justicia y

ello solo será posible en el marco de un debido proceso.

Por otra parte, la importancia del debido proceso la podemos encontrar en el respeto a la

dignidad de la persona. En este sentido, pensamos que el proceso tendrá real

importancia y validez cuando entendamos lo que indica Bustamante, que:

“(…) sólo en la medida que rescatemos su sustento fundamental o constitucional y por

ende el de sus institutos y volvamos la mirada al sentido humano y social del proceso,

afianzando la supremacía de la dignidad humana, hacemos de un instrumento útil al

servicio del hombre para construir una sociedad más justa y reconciliada.

Consecuencias de la vulneración del debido proceso:


La vulneración del debido proceso en todo escenario y en cualquiera de sus

manifestaciones, implica una grave falta contra la dignidad de la persona.

En consecuencia, se configura una latente amenaza al proyecto de vida de la persona,

que obstaculizara su libre desarrollo.

Asimismo, podemos comprender que afectivamente el irrespeto del derecho al debido

proceso está constituido por actos arbitrarios, absurdos y no razonables, los cuales

desvirtúan la finalidad última de dicho derecho; está el, el ser instrumento útil e idóneo

para el hombre, en ese sentido el proceso debe ser:

Antes que un armonioso equilibrio de conceptos una fuerza al servicio del hombre.
Lo importante es el juicio que entiende, que sin libertad no hay justicia y por ello busca

perfeccionar los instrumentos prácticos que la asegure.

Finalmente, la vulneración del proceso convirtiéndolo en un proceso irregular y

concretamente su inaplicación en el ámbito judicial, generará falta de credibilidad de la

sociedad civil en los órganos jurisdiccionales y ocasionalmente dicha perdida de

credibilidad podrá desembocar en que los particulares resuelvan sus conflictos

directamente, aplicando la fuerza, tratando de alcanzar la justicia que se les negó.

El debido proceso en materia judicial


El debido proceso dentro del ámbito judicial tiene a su vez unos principios como son:

1. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD: puesto que una persona solo podrá ser

juzgada por leyes que existan al momento de haber cometido el hecho punible.

2. EL PRINCIPIO DEL JUEZ NATURAL : Donde solamente un juez que tenga

jurisdicción y competencia podrá conocer del caso y dar un fallo y siempre teniendo en

cuenta todas las formas establecidas por la ley en cada proceso.

3. EL PRINCIPIO DE FAVORABILIDAD : Donde en materia penal, una persona

podrá acceder a beneficios que otorgue una ley posterior a su condena, más nunca podrá

recibir un castigo mayor por una ley posterior.

4. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA: Donde se guarda la honra y el buen

nombre de las personas durante las actuaciones judiciales, pues hasta que no haya una

sentencia condenatoria, se presumirá inocente.

5. EL DERECHO DE DEFENSA: Todas las personas, sin restricción alguna,

tiene derecho a defenderse en un proceso, por un abogado escogido por él, o por un
abogado de oficio, si no puede pagarlo. Dentro del proceso también podrá controvertir y

aportar pruebas, apelar e interponer recursos.

6. Non bis in ídem: Cosa juzgada, es decir, nadie podrá ser juzgado dos veces por

el mismo hecho.

El debido proceso en la Constitución Política del Perú de


1993
Si nos remontamos a la Constitución Política del Perú de 1979, nos encontraremos con

la falta de una referencia expresa al debido proceso. El artículo 233° de dicha

Constitución reconocía algunos elementos propios del debido proceso bajo la

denominación de Garantías de la Administración de Justicia, ello permitió que un sector

doctrinario considerará al debido proceso como una garantía innominada de la

Administración de justicia. La Constitución Política del Perú de 1993 no llega a

subsanar este equívoco tratamiento al debido proceso, pese a que invoca expresamente

su obligatorio cumplimiento dentro de los denominados: «Principios y Derechos de la

Función Jurisdiccional"

La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Ninguna persona puede ser

desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento

distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órgano jurisdiccional de

excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su

denominación".

Un primer problema de dicho tratamiento está referido a la falta de una definición clara.

Así también, el estar incluido dentro de los llamados principios y derechos de la función

jurisdiccional consideramos que de primera impresión pareciera estar circunscrito al

escenario judicial (e inclusive restringido a éste) , excluyendo su invocación en ámbitos

administrativos o de relaciones corporativas entre particulares.


Por otro lado, tenemos que el artículo 139°, de nuestro actual Texto Constitucional,

recoge bajo los denominados principios y derechos de la función jurisdiccional una serie

de elementos considerados propios del debido proceso en su manifestación formal o

procesal. Ello lleva a inferir equivocadamente que el derecho al debido proceso, será

vulnerado sólo cuando se afecta las reglas formales previamente establecidas para el

desarrollo de un proceso, esto es que sólo habrá vulneración al debido proceso cuando

se atente contra su manifestación formal. Pues, esto encuentra una aparente justificación

en cuanto nuestra Constitución carece de prescripción expresa del debido proceso

sustantivo. Incluso es incorrecto que nuestra Constitución en el artículo 139° denomine

principios y «derechos de la función jurisdiccional, pues no es posible que existan

derechos que pertenezcan a una función estatal, pues aquí de partida ya hay una

terminología equivocada. Sin embargo, aparente restricción de los alcances al derecho

al debido proceso a causa de precisión.

CAPITULO II

TUTELA JURISDICCIONAL

1.1 Tutela Jurisdiccional

El derecho a la Tutela Jurisdiccional efectiva, es uno de los derechos

fundamentales y/o constitucionales que tiene todo sujeto de derecho (persona natural,

persona jurídica, concebido, patrimonio autónomo, entes no personales, etc., teniendo


estos la situación jurídica de demandante o demandado según el caso) al momento de

recurrir al órgano jurisdiccional (juez en representación del Estado) a fin de que se le

imparta justicia, existiendo garantías mínimas para todos los sujetos de derecho que

hagan uso o requieran de la intervención del Estado para la solución de su conflicto de

intereses o incertidumbre jurídica; utilizando para ello el proceso como instrumento de

tutela del derecho sustancial de los mismos.

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva no comprende necesariamente

obtener una decisión judicial acorde con las pretensiones formuladas por el sujeto de

derecho que lo solicita o peticiona, sino más bien la atribución que tiene el juez a dictar

una resolución conforme a derecho y siempre que se cumplan los requisitos procesales

mínimos para ello; es decir, este derecho supone obtener una decisión judicial sobre las

pretensiones deducidas por el actor ante el órgano jurisdiccional respectivo, siempre que

se utilicen las vías procesales adecuadas, pero no necesariamente tal decisión es la

solicitada por el actor; ya que la misma puede ser favorable o desfavorable a las

pretensiones ejercidas.

1.2 Tutela Jurisdiccional en la Constitución Política del Perú

Actualmente, el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, específicamente la

tenemos regulada en nuestra legislación nacional vigente, en primer lugar en nuestra

CPE en el Art. 139º inc. 3º prescribe: Son principios y derechos de la función

jurisdiccional.

La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional; en el Art. I del T.P

del CPC prescribe: Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el
ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso; Art.

7º de la LOPJ, prescribe: En el ejercicio y defensa de sus derechos, toda persona goza

de la plena tutela jurisdiccional, con las garantías de un debido proceso.

Se señala que el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, en tanto derecho

público y subjetivo, tiene dos planos de existencia: esto es de potencia y acto; es decir,

se puede ubicar el derecho a la tutela jurisdiccional antes y durante el proceso,

respectivamente.

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva antes del proceso consiste en aquel

derecho que tiene toda persona como sujeto de derecho, de exigir al Estado provea a la

sociedad de los requisitos o presupuestos materiales y jurídicos indispensables para

solventar un proceso judicial en condiciones satisfactorias; asimismo, el derecho a la

tutela jurisdiccional efectiva durante el proceso, en cambio, contiene el haz de derechos

esenciales que el Estado debe proveer a todo justiciable que participe en un proceso

judicial.

1.3 Tutela Jurisdiccional en la Legislación Internacional

En la legislación internacional, está regulado en: El Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos en su Art. 14º inciso 1º y en la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, en el inc. 1° del Art. 8º, respectivamente. Este derecho al

proceso empezó a manifestarse hace más de siete siglos, configurado a la fecha una

exitosa evolución histórica, algo así como un mega derecho que actualmente ha recibido

el nombre de debido proceso legal, basta que un sujeto de derecho lo solicite o exija,

para que el Estado se encuentre obligado a otorgarle tutela jurídica; se considera que
este derecho lo tienen todos sólo por el hecho de serlo y que lo titula para exigir al

Estado haga efectiva su función jurisdiccional; pues, así lo regula nuestro ordenamiento

jurídico vigente.

Se debe indicar que últimamente no sólo existe o se puede hablar únicamente de

la tutela jurisdiccional efectiva individual, sino que también se están reconociendo

nuevos derechos, como son los Derechos Humanos de la tercera generación, entre los

cuales tenemos: el Derecho al Desarrollo, a la Tranquilidad, a la Paz, del Medio

Ambiente Equilibrado y Adecuado, al Patrimonio Cultural, etc. Siendo estos derechos

de protección para toda la humanidad (difusos y colectivos) y como tales no pueden

carecer de instrumentos jurídicos que aseguren su satisfacción, siendo que dichos

derechos también merecen tutela jurídica efectiva, dada la importancia de los mismos

para toda la humanidad.

1.4 Origen de la Tutela jurisdiccional efectiva

1.4.1 Concepto

Este concepto moderno de Tutela judicial efectiva o Tutela jurisdiccional

efectiva o Tutela jurídica del derecho proviene fundamentalmente del derecho alemán.

La satisfacción efectiva de los fines del derecho, la realización de la paz social,

mediante la vigencia de las normas jurídicas. Y, aunque existan posturas diferentes, es

sinónimo con el Debido proceso legal que proviene del derecho anglosajón,

concretamente de la V y XIV Enmiendas de la Constitución de los Estado Unidos, a

consecuencia de la Guerra Civil norteamericana.


1.4.2 Tutela jurisdiccional efectiva

Definido como el derecho de toda persona a que se haga justicia, a que cuando pretenda

algo de otra, su pretensión sea atendida por un órgano jurisdiccional a través de un

proceso con garantías mínimas Podemos apreciar que el concepto mencionado en el

párrafo anterior guarda concordancia con lo señalado por el Debido proceso legal con la

diferencia que este último, como lo hemos señalado en repetidas oportunidades, es de

origen anglosajón.

Es así que en las Constituciones de Querétaro y del Weimar en la década de los

veinte, en las cuales se establece la constitucionalización de los Derechos

Fundamentales -reconociéndose como tal al acceso a un proceso justo e imparcial-,

hacen de la regulación del proceso y de su finalidad una institución de rango y

protección constitucional. Esto lo podemos constatar en los Artículos 138 y 139 de

actual Constitución Política del Perú. Se afirma que los Códigos Procesales Civiles y

sus leyes complementarias que le desarrollan son el texto que reglamenta la garantía de

justicia contenida en la Constitución.

De esta manera, Tutela Judicial Efectiva será la manifestación constitucional del

Debido Proceso Legal, las garantías procesales acordadas

al justiciable para un acceso libre a un proceso justo e imparcial que decida por sobre

sus derechos subjetivos y que otorgue a las relaciones sociales la necesaria paz social y

seguridad jurídica del derecho.


Esto, que comenzó como un principio procesal recogido por la Ciencia del

Proceso, hoy es desarrollado como un Derecho Fundamental, considerado en la

categoría de los Derechos Humanos.

"Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el

ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a un

debido proceso"

1.5 La Tutela jurisdiccional efectiva y el Tribunal Constitucional

El Tribunal Constitucional, a través del Exp. N° 010-2002-AI/TC, juridiza: “El

derecho a la tutela jurisdiccional es un atributo subjetivo que comprende una serie de

derechos, entre los que destacan el acceso a la justicia, es decir, el derecho de cualquier

persona de promover la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya,

impida o disuada irrazonablemente; y como quedó dicho, el derecho a la efectividad de

las resoluciones judiciales. A diferencia de lo que ocurre en otras constituciones, la

nuestra no alude al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. Sin embargo, en modo

alguno puede concebirse que nuestra Carta Fundamental tan sólo garantice un proceso

intrínsecamente correcto y leal, justo sobre el plano de las modalidades de su tránsito,

sino también capaz de consentir los resultados alcanzados, con rapidez y efectividad”.

La tutela jurisdiccional, como el debido proceso, son reconocidos en el Inc. 3.,

del Art. 139°.-, de la Constitución Política, que señala: “son principios y derechos de

la función jurisdiccional, la observancia del debido proceso y la tutela

jurisdiccional”.
La efectividad de la tutela jurisdiccional, la que se hace presente, cuando dicha

sentencia sea oportuna y debida como efectivamente ejecutada (tutela efectiva).

La tutela procesal efectiva, la que comprende, tanto al acceso a la justicia (tutela

jurisdiccional), como al debido proceso. Consecuentemente, la tutela procesal efectiva,

abarca o engloba, tanto a la tutela jurisdiccional efectiva como al debido proceso.

En ese orden de pensamiento, se tiene la tutela procesal efectiva, se encuentra

preconizada por el Art. 4.-, del Código Procesal Constitucional, que preconiza: “(…)Se

entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una persona en la que

se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional,

a probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser

desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de

los previstos por la ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a

los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a

la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la

observancia del principio de legalidad procesal penal”.

Importante precisar que la tutela jurisdiccional, el debido proceso y la

efectividad de dicha tutela, se aplica no solamente a los predios del derecho procesal

civil. Ello en razón a que, la Primera Disposición Complementaria y Final, del Código

Procesal Civil, estatuye: “Las disposiciones de este Código se aplican supletoriamente a

los demás ordenamientos procesales, siempre que sean compatibles con su naturaleza”.

Finalmente, huelga pues dejar constancia, que entre la tutela jurisdiccional, el debido

proceso y la efectividad de la tutela (registrados en el Código Procesal Civil); existe una


relación de estricto orden de aparición de naturaleza concatenada. Y respecto de la tutela

procesal efectiva (contenida en el código Procesal Constitucional), tenemos que abraza

a los tres estadíos referidos, en un solo cuerpo jurídico procesal.

2. El derecho a la tutela jurisdiccional antes y durante el proceso

El derecho a la tutela jurisdiccional, en tanto derecho público y subjetivo, tiene

dos planes de existencia usando las categorías aristotélicas de potencia y acto, nos

parece factible ubicar el derecho a la tutela jurisdiccional antes y durante el proceso,

respectivamente.

a) En el primer caso, el derecho a la tutela jurisdiccional antes del proceso,

consiste en aquel derecho que tiene toda persona, en tanto es sujeto de derechos, de

exigir al Estado provea a la sociedad de los requisitos o presupuestos materiales y

jurídicos indispensables para solventar un proceso judicial en condiciones satisfactorias.

Lo trascendente es, única y exclusivamente, que ese andamiaje destinado a solucionar

conflictos aplicando el derecho que corresponde al caso concreto debe estar siempre en

aptitud de concederá los ciudadanos la posibilidad de un tratamiento certero, eficaz y

homogéneo a su exigencia de justicia.

Se trata, para expresarlo de otra manera, que el Estado se comporte como lo

haría una empresa de seguros respecto de sus asegurados. Es decir, teniendo y

manteniendo las condiciones necesarias para dar atención inmediata al asegurado en el


caso de que lo requiera, prescindiendo absolutamente de si el puesto material generador

de la atención el siniestro pudiera jamás presentarse.

b) El derecho a la tutela jurisdiccional durante el proceso, en cambio, el haz de

derechos esenciales que el Estado debe proveer a todo justiciable que participe en un

proceso judicial. Ente mismo derecho puede desdoblarse teniendo en cuenta su

contenido y momento de su exigibilidad en derecho al proceso y derecho en el proceso.

El derecho en el proceso, llamado también debido proceso objetivo o garantía de

defensa en juicio, es en realidad el derecho de recibir del Estado prestación de justicia al

caso concreto. Para expresarlo de manera distinta, es el derecho a que un juez natural

(competente) resuelva un conflicto con conocimiento, imparcialidad aplicando el

derecho que corresponda al caso concreto y cumpliendo con el procedimiento

establecido.

Si lo expresado sobre el derecho al proceso le agregamos lo descrito sobre el

derecho en el proceso, nos encontramos con un conjunto de derechos esenciales a la

persona humana, los que a su vez han configurado, luego de una lenta pero exitosa

evolución histórica, una suerte de mega derecho que contemporáneamente ha recibido el

nombre de debido proceso legal o due process of law. Entre el derecho a la tutela y el

derecho a un debido proceso, existe la misma relación que se presenta entre la anatomía

y la fisiología cuando se estudia un órgano vivo, es decir, la diferencia solo reside en el

la visión estática y dinámica de cada disciplina, respectivamente.


La tutela jurisdiccional es un derecho fundamental que tiene toda persona y que

le faculta exigir al Estado un juzgamiento imparcial y justo, ante un juez competente;

asimismo el Estado no solo está obligado a proveer la prestación jurisdiccional sino a

proveer de acuerdo a determinadas garantías mínimas que le aseguren el acceso libre y

permanente a un sistema imparcial judicial. (Monroy, 2017, p. 454)

3. Manifestaciones Procesales del Derecho a la Tutela Jurisdiccional

El Derecho a la Tutela Jurisdiccional como expresión de uno de los derechos

esenciales del hombre, tiene manifestaciones concretas dentro del proceso desde la mira

del justiciable, vale decir del requerido de la tutela jurisdiccional. Así, encontramos que

tal hecho empieza a materializar en el proceso a través del derecho de acción y del

derecho de contradicción.

3.1 Derecho de acción

El derecho de acción no tiene una naturaleza puramente procesal, se trata de un

derecho tan estrechamente vinculado al ser de un sujeto de derechos, que su naturaleza

es constitucional. El derecho de acción forma parte del elenco de derechos que son

configurativos de los derechos humanos básicos.

En el plano concreto del proceso, el concepto de acción que se acoja será parte

del sustento para la explicación de la naturaleza jurídica de las instituciones más

importantes del derecho procesal.

3.1.1 Acepciones de la palabra acción


Es perfectamente factible encontrar distintas acepciones que COUTURE ha

encontrado:

“De acción en sentido procesal se puede hablar, cuando menos, en tres

acepciones distintas:

a) Como sinónimo de derecho; es el sentido que tiene el vocablo cuando se dice

“el actor carece de acción, o se hace valer la exceptio sine actione agit, lo que significa

que el actor carece de un derecho efectivo que el juicio deba tutelar.

b) Como sinónimo de pretensión; este es el sentido más usado del vocablo, en

doctrina y en legislación; se halla recogido con frecuencia en los textos legislativos del

siglo XIX que mantienen su vigencia aun en nuestros días. En estos vocablos la acción

es la pretensión de que se tiene un derecho valido y en nombre del cual se promueve la

demanda respectiva.

c) Como sinónimo de facultad de provocar la actividad de la jurisdicción; se

habla entonces, de un poder jurídico que tiene todo individuo como tal, y en nombre del

cual es posible acudir ante los jueces en demanda de amparo a su pretensión.

El insigne maestro uruguayo, agrega una acepción a las descritas. Se trata del

concepto de acción como procedimiento, tal como suele utilizarse especialmente en los

casos de justicia constitucional. Así, cuando hace referencia a la acción de habeas

corpus, acción de amparo o acción de inconstitucionalidad, en realidad no se está

nombrando al derecho, tampoco a la pretensión y, por cierto, mucho menos al poder

jurídico de pedir tutela jurídica. En realidad, solo se trata de la denominación que se le

otorga a la actividad judicial realizada para la obtención de una declaración referida a la


protección de un derecho constitucional determinado, en tal sentido, se está usando el

concepto acción en reemplazo de la vía procedimental utilizada.

3.1.2 La acción en el derecho romano

Casi desde la aparición del proceso en el derecho romano, concretamente en el

procedimiento de las acciones de la ley, el concepto de acción adquiere un contenido

distinto, concretamente se trata del conjunto de ritos entiéndanse formalidades que se

deben cumplir para iniciar y proseguir un proceso.

El derecho romano más que un sistema de derechos fue en realidad un sistema

de acciones, es decir, más que privilegiar los derechos subjetivos, le dio considerable

importancia a su discusión judicial. Sin embargo, a pesar de la considerable

trascendencia que tuvo la actividad judicial, el concepto de acción de derecho romano es

irrelevante desde una perspectiva científica del proceso.

Es decir, el recuento no impide reconocer que la concepción de la acción en el

derecho romano es una creencia equivoca y antigua, aunque contrariamente vigente.

Así, el Código Civil peruano, por ejemplo, utiliza de manera reiterada el termino

acción como sinónimo de derecho material que se discute en el proceso. También es

común que en el ejercicio profesional actual se suelan incorporar cláusulas contractuales

en las que se expresa que se transmiten “los derechos y acciones”, sin advertir que,

desde una perspectiva contemporánea y científica,

el derecho de acción es inalienable, intransmisible, irrenunciable, esto es,

indisponible.
3.2 El derecho de contradicción

El derecho de contradicción es, igual que el derecho de acción, esto

quiere decir que el derecho de contradicción tiene las mismas características del derecho

de acción. En consecuencia, estamos ante un derecho de naturaleza constitucional,

además, subjetivo, publico, abstracto y autónomo, que permite a un sujeto de derechos

emplazarlo exigirle al Estado le preste Tutela Jurisdiccional.

Desde una perspectiva constitucional, la referida al derecho de

contradicción suele expresarse a través de una de las especies del derecho a un debido

proceso legal, específicamente el llamado derecho de defensa. En cualquier caso, no

queda duda de que el derecho en estudio tiene una esencial constitucional. Jesús

GONZALES PEREZ transcribe una sentencia del Tribunal Constitucional español que

describe con precisión la naturaleza constitucional procesal que hay en el derecho de

estudio.

En una opinión que no compartimos, MONROY CABRA considera que

el derecho de contradicción es una modalidad del derecho de acción. Nos parece que

ambos no solo son autónomos aun cuando son expresiones del derecho a la tutela

jurisdiccional, sino que mantienen una diferencia notable: el derecho de contradicción

carece de libertad de su ejercicio, vale decir, está afectado de falta de voluntariedad.

Puedo ejercitar mi derecho de acción casi cuando yo quiera, en cambio, solo puedo

emplear mi derecho de contradicción cuando alguien usando su derecho de acción exija

al Estado tutela jurídica y a través de tal ejercicio plantee una exigencia concreta

dirigida contra mí.


El derecho de contradicción se encuentra regulado por el nuevo Código

Procesal Civil peruano en sus artículos 2 y 3.

El ejercicio de derecho de acción destaca el inicio de un proceso, a

diferencia del derecho de contradicción que solo es posible ejercitarlo cuando un

proceso ya está iniciado. (ECHANDIA, 2013, p. 209

CASO:
EXP N ° 06963 2013-PA/TC
CUSCO HENRY JAERCINO DELGADO URRUTIA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Arequipa, a los 13 días del mes de agosto de 2014, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Blume Fortini, Ramos Núñez y Ledesma Narváez,
pronuncia la siguiente sentencia.

ASUNTO:

Recurso de agravio constitucional interpuesto por el procurador público anticorrupción del


Distrito Judicial del Cusco, Henry Delgado Urrutia, contra la resolución de fojas 328, de fecha
22 de agosto de 2013, expedida por la Sala Constitucional y Social de la Corte Superior de
Justicia de Cusco, que declaró infundada la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 3 de enero de 2013, el recurrente interpone demanda de amparo contra la fiscal
superior adjunta de la Segunda Fiscalía Superior Penal del Cusco, Yanet Merma Molina,
solicitando que se deje sin efecto la Disposición Fiscal Superior 3662012-MP-4FSPA-CUSCO,
de fecha 10 de setiembre de 2012, que declaró infundado el pedido de elevación de actuados y
confirmó la Disposición 03-2012-MP-FPP-CUSCO que, a su vez, declaró que no procedía
formalizar ni continuar con la investigación preparatoria seguida contra Aníbal Martín Soto
Figueroa, Elizabeth Campana Lovón, Javier Guevara Reime y los que resultaran responsables
por la presunta comisión del delito contra la administración pública en la modalidad de
colusión, en agravio del Estado y de la Municipalidad Distrital de Wanchaq, Cusco (Carpeta
Fiscal 132-2012); y que, como consecuencia de ello, se ordene que un representante del
Ministerio Público formalice la denuncia penal correspondiente. Aduce que la decisión
cuestionada vulnera los derechos a la tutela procesal efectiva y al debido proceso,
específicamente el derecho a la motivación de las resoluciones.

Refiere el demandante que la Procuraduría Pública a su cargo formuló denuncia penal contra los
citados funcionarios y servidores de la Unidad de Abastecimientos de la Municipalidad Distrital
de Wanchaq, que integraron el Comité de Licitaciones que tuvo a su cargo el proceso de
selección en la Licitación Pública 06-2011-MDWC, convocada para la adquisición de 10
vehículos destinados a la ejecución del "Proyecto de Fortalecimiento de la Seguridad
Ciudadana" de ese distrito. Precisa, que los denunciados al momento de determinar el valor
referencial en el resumen ejecutivo (integrante de las bases), establecieron como valor de la
cotización del producto los precios fijados por la empresa automotriz a la que, finalmente, se le
adjudicó la buena pro. Agrega, que las irregularidades se evidencian del contenido del Acta de
Propuestas, apertura de sobres y otorgamiento de la buena pro, en la que se indica que se licitó
vehículos gasolineros; no obstante, la licitación la ganó una empresa que ofertó vehículos
petroleros. Además, señala, que no se valoraron las pruebas que adjuntó para acreditar la
comisión de los delitos cuya investigación solicitó y que tampoco se precisaron las razones por
las que la fiscal consideró que los hechos denunciados no calzaban en el tipo penal materia de
su denuncia.

La fiscal adjunta de la Segunda Fiscalía Superior Penal del Cusco contestó la demanda alegando
que la Disposición Fiscal Superior 366-2012-MP-4FSPA-CUSCO declara infundado el
requerimiento de elevación y confirma la decisión de archivar la Carpeta Fiscal 132-2012,
debido a que los hechos denunciados no configuran el delito de colusión, que las irregularidades
en la contratación referidas por el denunciante no llegaron a comprobarse durante la
investigación, pues según las especificaciones técnicas presentadas por la municipalidad, podían
adquirirse vehículos gasolineros o petroleros.

El procurador público encargado de los asuntos judiciales del Ministerio Público contestó la
demanda solicitando que sea declarada improcedente, porque la disposición fiscal cuestionada
se encuentra sustentada fáctica y jurídicamente.

El Primer Juzgado Mixto de Wanchaq declaró infundada la demanda por considerar que la
Disposición Fiscal 366-2012-MP-4FSPA-CUSCO no lesiona los derechos fundamentales
invocados pues las irregularidades en las que se habrían incurrido durante la licitación pública
cuestionada son de naturaleza administrativa y carecen de contenido penal.

A su turno, la Sala revisora confirmó la apelada por similar fundamento y porque, a su


consideración, la disposición fiscal cuestionada se expidió dentro de un procedimiento regular y
lo que el recurrente en realidad estaría buscando es que el juez constitucional se pronuncie sobre
materias ajenas a la tutela de derechos fundamentales.

Mediante el recurso de agravio constitucional de fecha 20 de setiembre de 2013, el procurador


público recurrente se reafirma en los argumentos expuestos en su demanda.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

La demanda tiene por objeto que el Tribunal Constitucional deje sin efecto la decisión fiscal que
dispuso no formalizar ni continuar con la investigación preparatoria por la presunta comisión
del delito de colusión. Se alega la afectación a los derechos a la tutela procesal efectiva y al
debido proceso, en particular el derecho a la motivación de las resoluciones.

Procedencia de la demanda

2. La Constitución Política ha asignado al Ministerio Público una serie de funciones


constitucionales, entre las cuales destaca la facultad de ejercitar la acción penal, ya sea de oficio
o a pedido de parte, tal como dispone el artículo 159; inciso 5 de la Norma Suprema. Si bien
ello constituye una facultad discrecional reconocida por el poder constituyente, es obvio que la
misma no puede ser ejercida irrazonablemente, con desconocimiento de los principios y valores
constitucionales, tampoco al margen del respeto de los derechos fundamentales en la medida
que el Ministerio Público es un órgano constitucional constituido; y, por ende, sometido a la
Constitución. En consecuencia, ante cualquier acto o decisión de los representantes del
Ministerio Público que interfiera en el goce de algún derecho fundamental o implique la
supresión de su ejercicio estará habilitada la jurisdicción constitucional para su respectivo
control.

3. Siendo ello así y estando a que el demandante aduce que la Disposición Fiscal Superior 366-
2012-MP-4ESPA-CUSCO desestimó la denuncia penal que formuló sin valorar los medios
probatorios que ofreció y sin fundamentar las razones por las que consideró que las conductas
denunciadas no calzaban en los tipos penales denunciados, vulnerando así sus derechos
constitucionales a la tutela procesal efectiva y al debido proceso, específicamente su derecho a
la motivación, que constituyen garantías fundamentales que informan la función jurisdiccional,
corresponde efectuar el control constitucional solicitado con la emisión de un pronunciamiento
de fondo.

El debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva, garantías fundamentales que informan


la función jurisdiccional y fiscal.

El artículo 139, inciso 3) de la Constitución establece que son principios y derechos de la


función jurisdiccional la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional; en
consecuencia, cuando el órgano jurisdiccional administra justicia está obligado a observar los
principios, derechos y garantías que la Norma Suprema establece como límites del ejercicio de
las funciones asignadas. Por su parte, el inciso 5) dispone la motivación escrita de las
resoluciones en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa
de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan. En ese sentido, la
necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que informa el
ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo tiempo, es un derecho constitucional de los
justiciables. Mediante la motivación, por un lado, se garantiza que la administración de justicia
se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículos 45 y 138 de la
Constitución); y, por otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de
defensa.

5. En relación al Derecho de la debida motivación de resoluciones este Tribunal ha precisado


que "[I]a Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que su
contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo
pedido y lo resuelto, y que, por sí misma, exprese una suficiente justificación de la decisión
adoptada, aun si ésta es breve o concisa [...]" (Sentencia 1291-2000-AA/TC, fundamento 2).

6. Criterios estos que mulatis mutandis son aplicables a las decisiones y pronunciamientos
expedidos por los representantes del Ministerio Público.

7. En esta línea del razonamiento, la debida motivación de las resoluciones fiscales es la


garantía del denunciante del ilícito penal frente a la arbitrariedad fiscal; es el atributo que le
asegura a quien denuncia un delito que las decisiones que adopten los representantes del
Ministerio Público no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados fiscales,
sino que se sustenten en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o en los que
se deriven del caso.

8. Este derecho obliga a los fiscales a resolver la pretensión de la parte denunciante de manera
congruente con los términos con que vengan planteados, sin incurrir en desviaciones que
supongan la modificación o alteración del debate fiscal. Entonces, el incumplimiento de tal
obligación al dejar incontestada la pretensión penal o el desviar la decisión del marco del debate
fiscal, generando indefensión, constituiría una vulneración del derecho a la tutela procesal
efectiva y también del derecho a la motivación de las resoluciones fiscales.

Análisis de la Cuestión Convertida

9. En el caso de autos, de la revisión de la Disposición Fiscal Superior 366-2012-MP4FSPA-


CUSCO que obra a fojas 5, se aprecia que la fiscal demandada declaró infundado el
requerimiento de elevación formulado por el denunciante y confirmó la Disposición Fiscal 3
que declaró que no procedía formalizar ni continuar con la investigación preparatoria contra
Aníbal Martín Soto Figueroa, Elizabeth Campana Lovón, Javier Guevara Reime y los que
resultaran responsables por la presunta comisión del delito contra la administración pública, en
su modalidad de colusión, motivando adecuadamente tal decisión.

10. En efecto, la fiscal argumentó, entre otras cosas que

[...] fundamentalmente lo que se viene cuestionando como hechos


irregulares en la Licitación Pública...para la contratación de diez camionetas...es, en primer
término que se ha obtenido un bien diferente a las especificación técnica objeto de la
convocatoria (petrolero por gasolinero), ello en razón de las especificaciones técnicas
presentadas por los denunciantes, que en fotocopia obra a fojas 237 y siguientes, no obstante es
de advertir que dichas copias difieren ostensiblemente de las copias fedatadas remitidas por la
Municipalidad de Wanchaq, en el que se ha determinado que en cuanto a las especificaciones
técnicas de los vehículos a adquirir podían ser petroleros o gasolineros..., al mismo que debe
darse valor, toda vez, que dicho documento cuenta con la firma y rubrica del ingeniero
mecánico Omar Roca Sánchez, que tal como lo ha manifestado en su declaración de folios
151/1353, es el documento que ha presentado ante la Municipalidad de Wanchaq,
desconociendo el documento de folios 237 por cuanto carece de su sello y firma, si es ello es
así, no se puede dar ninguna validez a las especificaciones técnicas señaladas en los documentos
presentados por los denunciantes, por cuanto son copias simples. (sic)

Que en lo concerniente a la existencia de falencias en la redacción del Acta


de Presentación de Propuestas, Apertura de Sobres y Otorgamiento de la Buena Pro...y otras
falencias expuestas por el Procurador Público en su requerimiento de elevación, si bien pueden
ser consideradas como cuestiones irregulares (que debieron ser objeto de impugnación y/o
nulidad en su momento y en la vía pertinente); empero, de ningún modo evidencias razones que
puedan ser valoradas como formas de concertación de parte de los imputados...para favorecer a
la empresa Andrean Motors...
12. Del análisis de la resolución cuestionada no se advierte la vulneración de los derechos
constitucionales reclamados, no solo porque el representante del Ministerio Público explicó las
razones por las cuales otorgó validez a las pruebas de descargo presentadas por los imputados,
sino también porque fundamentó fáctica, jurídica y de manera razonable su decisión de archivar
la denuncia presentada por el amparista.

3. Por ello, no verificándose la vulneración de los derechos al debido proceso y tutela


jurisdiccional efectiva y, en particular, a la motivación de las resoluciones, debe desestimarse la
demanda conforme a lo previsto en el articulo 2 Código Procesal Constitucional.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la


Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.

Publíquese y notifíquese.

SS.

BLUME FORTINI

RAMOS NÚÑEZ
LEDESMA NARVÁEZ

Conclusión:
El demandante Hennrry Delago Urrutia procurador público anticorrupción del Distrito Judicial
del Cusco , pide al Tribunal Constitucional , se haga valer derechos fundamentales que para él,
están siendo vulnerados en la Disposición Fiscal Superior N° 3662012-MP-4°FSPA-CUZCO y
que se solicite a un representante del Ministerio Publico formalice la denuncia penal
correspondiente, la Fiscal que emitió dicha disposición fundamenta que los hechos no
configuran el delito de Colisión , y que las supuestas irregularidades que refiere el demandado
no llegaron a comprobarse durante la investigación . El Procurador Publico declaro
improcedente la solicitud del demandante ya que las disposiciones de la Fiscal en cuestión se
encuentran fácticamente y jurídicamente sustentadas. El 1°Juzgado Mixto de Wanchaq también
declaro infundada la demanda por el mencionado demandante, ya que para dicho juzgado no se
lesiona los derechos fundamentales invocados en la disposición fiscal y que las supuestas
irregularidades que se supone se cometieron en la licitación pública son de naturaleza
Administrativa y no Penal.
El Tribunal Constitucional considero debido a los fundamentos expuestos en su sentencia que la
resolución cuestionada goza plenamente de efectos jurídicos, y que los órganos involucrados
cumplieron con fundamentar y motivar la resolución de materia de cuestionamiento ya que no
se vulnero ningún Derecho .

Recomendación:
Es necesario que los funcionarios públicos de nuestro país hagan buen uso de sus facultades
para poder llevar a cabo una buena investigación debido a los actos ilícitos cometidos dentro de
nuetros órganos jurisdiccionales, como también el estado debería de capacitar periódicamente a
los funcionarios.

CONCLUSIONES

1. El debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva, existe una marcada diferencia,

es decir, mientras que el primero: i) se desenvuelve en el transcurso del trayecto

procesal—iter procesal, específicamente entre la tutela jurisdiccional y la

efectividad de la misma — la segunda, se manifiesta al comienzo (cuando el

aparato jurisdiccional ampara la demanda del justiciable- tutela jurídica) y final

(al ejecutarse la sentencia debida y oportunamente) de dicho devenir procesal.

Ergo, existe pues entre ellos, una relación muy estrecha. Finalmente, debido

proceso y tutela referidos se complementan, pero no significan lo mismo.

2. La tutela jurisdiccional del Estado solo será efectiva cuando la decisión del Juez

haya sido expedida debido a un proceso judicial valido, y para que un proceso

sea valido debe haberse hecho efectivo el respeto de un conjunto de derechos

reconocidas como garantías, por los que, por su importancia en una determinada

sociedad, es reconocida por tener una base constitucional, recibiendo el nombre

de debido proceso legal.


RECOMENDACIONES

1. El legislador está en el deber de crear los mecanismos procesales que faciliten y

garanticen el acceso a la justicia, y sobre todo que haya una protección rápida de

los derechos y libertades fundamentales. Justamente, uno de esos instrumentos

jurídicos de gran actualidad son las medidas cautelares, por ello el órgano

jurisdiccional debe fomentar el estudio y la adecuada aplicación de las medidas

cautelares en todos los ámbitos del quehacer jurídico, en aras de que todos podamos

contribuir al fin último del debido proceso, cual es la justicia humana y democrática.
2.
BIBLIOGRAFIA

LIBROS

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Nacional del Perú.

 Echandía D. (2013). Teoría General del Proceso. Buenos Aires,

Argentina: Editorial Universidad.

PUBLICACIONES ELECTRÓNICAS

 Sanchez, L. (2016). El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva y /o Debido

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 Rioja, A (2013), Tutela Jurisdiccional Efectiva. Recuperado el 23 de abril del

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 El Terno. Tutela jurisdiccional efectiva, debido proceso y tutela procesal

efectiva ¿Cuándo aparecen y en qué se diferencian? Recuperado el 23 de abril

del 2019, de http://www.el-terno.com/colaboradores/Jorge-Isaac/Tutela-

jurisdiccional-efectiva-debido-proceso-tutela-procesal-efectiva.html

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