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El pensamiento y los representantes en la gesta libertaria de América Latina


Las motivaciones que llevaron a los países sudamericanos a empezar una gran oleada emancipadora
son múltiples y complejas, empezando por el descontento general de la población frente al sistema
colonial bajo el que se encontraban. Sin embargo, hay dos acontecimientos que marcaron el inicio
de los procesos que terminaron con la independencia del poder español. En primer lugar la
influencia de dos grandes revoluciones que habían tenido lugar en las décadas precedentes cuyo
ideario impregnó los discursos de los líderes sudamericanos: la Revolución Americana (1774) y
la Revolución Francesa (1789). Y en segundo lugar la crisis de la monarquía española que se
desencadenó a causa de la entronización de José Bonaparte en 1808 en el lugar de Fernando VII en
el marco de las guerras napoleónicas.
Alrededor de 1810 surgieron juntas de gobierno en muchas regiones que ejercían el poder de
forma autónoma, y se empezaron a formar ejércitos libertadores que emprendieron grandes
campañas para liberar los territorios de la influencia española. Simón Bolívar y José de San
Martín fueron dos de los principales líderes del bando patriota o independentista que se enfrentaron
al ejército realista o virreinal, que luchaba en defensa de la corona española.
El sueño de Bolívar consistía en crear una sola entidad continental que uniera política y
militarmente todos los territorios sudamericanos en forma de confederación con el objetivo de
establecer un gobierno fuerte que asegurara el fin del dominio español para siempre: la
Gran Colombia. Pero tras el éxito de las primeras oleadas emancipadoras, surgieron
reivindicaciones propias de cada territorio que terminaron por desmembrar el gran proyecto de
Bolívar.
Cada uno de los estados que se independizaron del dominio español recorrieron un camino
difícil hacia el éxito; la población civil sufrió consecuencias devastadoras y se cobró numerosas
bajas en las filas de soldados, pero también puso en primera línea las destacadas personalidades que
lideraron las batallas. En esta lista tienen un lugar algunos de los personajes más célebres que
acompañaron a Bolívar en su epopeya emancipadora.
José de San Martín
A pesar de haber nacido en territorio argentino en el seno de una familia española de colonos, se
trasladó a España antes de cumplir los 10 años, donde empezó a destacar como el gran militar que
terminaría siendo. Sin embargo, el contacto con el ideario de la Revolución Francesa junto con el
estallido del movimiento independentista hizo renacer su sentimiento identitario
americano y emprendió su regreso a Argentina. Protagonizó una de las mayores hazañas militares
de la historia del continente cuando cruzó los Andes con su ejército en tan solo 24 días para
conseguir la liberación de Chile. Rechazó varios cargos y ofertas políticas porque el objetivo que
perseguía era la liberación de Perú, centro del poder colonial, cuya independencia proclamó él
mismo en 1821.
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Simón Bolívar
“No daré descanso a mi brazo ni a mi espada hasta el día en que hayamos roto las cadenas del
dominio español que nos oprime”. Con este juramento frente al Aventino de Roma empezó el
compromiso de un joven Bolívar con la lucha contra el ejército colonial en América. Hijo de una
familia acomodada de criollos venezolanos, vio en las guerras napoleónicas en las que estaba
inmersa la Monarquía española la situación de crisis perfecta para iniciar el camino hacia la
emancipación de los territorios sudamericanos. A pesar de que su ambicioso proyecto de una Gran
Colombia fracasó, tuvo un papel determinante como líder de las grandes campañas militares y
políticas que dieron la independencia a Venezuela, Colombia y Ecuador, ganándose el sobrenombre
de “Libertador de América”.
Bernardo O'Higgins
De ascendencia irlandesa y vasca, O’Higgins fue un rico terrateniente chileno cuya formación
completó primero en Lima y posteriormente en Inglaterra y España, donde estuvo en contacto con
las ideas libertarias que se expandían entre las élites intelectuales. De vuelta a su hacienda chilena
herencia de su padre, fue elegido alcalde de su localidad y empezó a divulgar algunas de las ideas
de las que se había empapado en Europa. Tras el comienzo de las guerras napoleónicas en Europa,
inició su participación en la organización de la defensa frente a los realistas y se incorporó en el
ejército para combatir a los españoles. Cruzó los Andes con el ejército del general José de San
Martín y en 1817 fue nombrado director supremo de Chile al ser liberado el país. Se retiró en 1823.
Francisco de Paula Santander
Este militar y político colombiano nacido a finales del siglo XVIII en el Virreinato de Nueva
Granada fue un personaje clave en el proceso de independencia de la Gran Colombia. Participó en
numerosas batallas que tuvieron lugar en todo el territorio colombiano desde 1813 hasta 1819
cosechando éxitos, aunque también fracasos. Tras el triunfo, junto a Bolívar, en la batalla de
Boyacá de 1819 y la proclamación de la independencia, Santander ocupó el cargo de
Vicepresidente de la Gran Colombia. Una grave crisis con Bolívar lo llevó al exilio en 1832, de
donde regresó para asumir la presidencia de la República de Granada (que en 1863 adoptaría el
nombre de Colombia).
José Antonio Páez
El que terminaría siendo el quinto presidente de Venezuela procedía de una familia de ascendencia
canaria y de origen humilde. Después de casarse se dedicó al cuidado de ganado, gracias a lo cual se
convirtió en un experto jinete, y se unió a las fuerzas que combatían el gobierno español. Participó
en las célebres batallas de Las Queseras (junto a Bolívar) y la de Carabobo, y en 1830 fue elegido
presidente de la República de Venezuela, que rompió entonces su unión con la Gran Colombia
fundada por Simón Bolívar.
Andrés de Santa Cruz
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Nacido en La Paz, Andrés de Santa Cruz pertenecía a una familia colonial noble que le proporcionó
una educación acorde con su posición. Cuando dejó el colegio se unió al ejército realista pero,
tras enfrentarse en varias ocasiones a las guerrillas independentistas, decidió cambiarse de
bando en 1821. A partir de ese momento se incorporó al ejército independentista peruano y en
1826 destituyó a Bolívar de la presidencia de Perú. Fue presidente de Bolivia entre 1828 y 1839, y
de la unión de Perú y Bolivia entre 1836 y 1839.
Antonio José de Sucre
Del mismo modo que su padre, el teniente coronel Vicente Sucre, también apoyó la causa
independentista desde los inicios. Tras la proclamación de la Gran Colombia por parte de Bolívar,
Antonio José de Sucre se convirtió en uno de sus lugartenientes más fieles y lideró la campaña que
habría de liberar Ecuador del dominio español, que culminó con la batalla de Pichincha. Pero fue en
la campaña de Perú cuando Sucre obtuvo su mayor éxito como militar en la victoria de la batalla de
Ayacucho en 1824, que dirigió él mismo y por la que se ganó el apodo de "Gran Mariscal de
Ayacucho". En 1825, después de entrar como liberador en La Paz, convocó una asamblea que
proclamó la independencia de Bolivia y lo eligió como presidente.
El fracaso de dos repúblicas
La Primera República, la “patria boba”, no duró más de dos años: el ejército español, mejor
preparado que el venezolano, pronto impuso su ley. El propio Bolívar cometió un gravísimo error al
dejar a merced del enemigo la munición y las armas en la plaza de Puerto Cabello, tras lo cual a
Miranda no le quedó más remedio que capitular para evitar un innecesario derramamiento de
sangre. Bolívar, abatido, escribió a su general: “Después de haber agotado todos mis esfuerzos
físicos y morales, ¿con qué valor me atreveré a tomar la pluma para escribir a usted habiéndose
perdido en mis manos la plaza de Puerto Cabello? Mi corazón se halla destrozado con este golpe
aún más que el de la provincia”.
Miranda negoció con el comandante del ejército español, Domingo de Monteverde, los
términos de la capitulación. El Precursor aceptó las duras condiciones de la rendición porque no le
quedaba otra salida, pero sus compañeros lo consideraron un traidor. La admiración por el viejo
general empezó a apagarse y el 31 de julio de 1812, por razones que aún no están del todo claras,
Miranda fue entregado a los españoles, que desde hacía treinta años aguardaban una ocasión para
prenderlo. ¿Se deshicieron de Miranda los “mantuanos" (la aristocracia criolla) por desprecio o para
salvar la vida? El propio Bolívar participó en la detención de Miranda, y nunca se arrepentiría de
esta acción. Miranda murió en la prisión gaditana de La Carraca, en 1816, y Bolívar sacó de este
fracaso una lección que le sería muy útil en los siguientes quince años: el liderazgo lo es todo.
Se suceden las victorias
Bolívar decidió continuar tras el sueño independentista. En agosto de 1812 escapó a Curacao y en
octubre se trasladó a Cartagena de Indias. Su intención era liberar Nueva Granada al mismo tiempo
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que Venezuela. Escribió entonces el primero de sus grandes documentos políticos, el Manifiesto de
Cartagena, en el que planteaba la reconquista de Caracas como paso fundamental para la
independencia de todo el continente, que configuraría un nuevo Estado llamado Colombia.
A continuación, Bolívar protagonizó una de las hazañas militares más asombrosas de la
historia: la “Campaña admirable”, origen de la Segunda República venezolana. Partió el 14 de mayo
de 1813; con movimientos rápidos y acciones arriesgadas (él y su ejército cruzaron las escarpadas
cumbres de los Andes venezolanos a caballo) desplegó sus condiciones de líder militar. Dos meses
después lanzó la proclama de “Guerra a muerte” en Trujillo, con la intención de dar un giro
nacional a la guerra: “¡Españoles y canarios! Contad con la muerte aun siendo indiferentes, si no
obráis activamente en obsequio de la libertad de América. ¡Americanos! Contad con la vida aun
cuando seáis culpables". Tras varias batallas victoriosas (Cúcuta, Niquitao, Los Horcones), el
ejército patriota tomó Valencia, San Carlos y La Victoria, y en agosto de 1813 entró triunfalmente
en Caracas.
Bolívar era el capitán general de los Ejércitos de Nueva Granada y Venezuela, y la
Municipalidad le concedió el título de Libertador y el cargo de capitán general, equivalente a
general en jefe. Sin embargo, tras las celebraciones, a Bolívar lo aguardaban la indisciplina y las
luchas intestinas. Debía imponer su autoridad (a veces con dureza) si no quería que toda la empresa
fracasase. También tuvo que enfrentarse a una temible coalición de enemigos de la independencia:
los llaneros, bandas de guerrilleros al mando del asturiano José Tomás Boves, temido por el
ensañamiento contra sus enemigos, y el ejército regular español, reforzado tras la llegada de un
nuevo capitán general, Cagigal. El ejército patriota, hostigado por todas partes, se vio obligado a
emigrar al oriente del país con casi toda la población de Caracas. Era el fin de la Segunda
República.
A continuación, Bolívar organizó una de sus campañas más célebres: la liberación de Nueva
Granada (la actual Colombia). Al frente de un ejército de unos 3.000 hombres, repitió la hazaña de
1813 y atravesó en plena temporada de lluvias las cumbres de los Andes; así sorprendió al ejército
español dirigido por el brigadier José María Barreiro, al que venció en la batalla de Boyacá, el 7 de
agosto de 1819. De vuelta a Angostura, Bolívar logró que se aprobara la constitución de la
República de Colombia (o Gran Colombia), que integraba las actuales Venezuela y Colombia.
Venezuela, sin embargo, seguía en manos españolas.
La instauración de un régimen liberal en España en 1820 permitió el inicio de una fase de
negociaciones en la que se plantearon fórmulas intermedias entre la soberanía española y la
independencia. Pero Bolívar no aceptó ninguna de ellas. En junio de 1821, la victoria de los
independentistas en la llanura de Carabobo, frente a Caracas, selló la independencia de
Venezuela. La contienda fue fuente inagotable de gestas heroicas, como la muerte de Pedro
Camejo, el “Negro Primero”, un valeroso combatiente que no expiró hasta que se despidió de su
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general, Páez. El congreso de Cúcuta eligió a Bolívar presidente de Colombia y le otorgó amplios
poderes ejecutivos, que ratificaban su modelo de un Estado centralizado que evitara por igual los
extremos de la monarquía y de la anarquía democrática.
La derrota de España
Bolívar persistió en su empeño de ampliar el territorio de la República recién fundada. El siguiente
paso fue Ecuador. En 1822, durante su marcha hacia Quito derrotó a las tropas hispánicas en
Bomboná, aunque a costa de muchas bajas que lo detuvieron hasta que pudo recibir refuerzos.
Mientras, uno de sus generales más queridos, Antonio José de Sucre, al que llamó “el Abel de
América”, consiguió una victoria aplastante en las faldas del volcán Pichincha, con la que liberó el
virreinato del Perú, que Bolívar anexionó a Guayaquil. En el sur, José Francisco de San Martín, que
se había enfrentado con éxito a los españoles en Argentina y Chile, se había declarado “Protector
del Perú” con la intención, semejante a la de Bolívar, de llevar la independencia a todo el
continente. Tras la liberación de Chile, y apoyado por la flota del aventurero inglés lord Cochrane,
San Martín desembarcó en Lima y estableció el Protectorado, ante el recelo de la opinión pública
conservadora de la ciudad.
El final de un sueño
La guerra había terminado, pero la intriga política no había hecho más que empezar. Bolívar se
encontraba en el pináculo de su carrera y brillaba como el Libertador de todo un continente. La
Gran Colombia que presidía agrupaba un vasto espacio en la mitad norte de América del Sur, los
actuales estados de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá; Perú y Bolivia, liberados por él
mismo y por Sucre, se mantenían en su órbita. Pero Bolívar iba incluso más allá. En 1818 soñaba:
“La América unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las
naciones y la madre de las repúblicas". Ya presidente de Colombia, imaginaba una “liga americana”
que uniría su república con los demás estados hispano-americanos independientes (México, Perú,
Chile y Argentina) en una federación que tendría una presencia propia en la política internacional.
Pero pronto sus antiguos compañeros de lucha se convirtieron en enemigos: Páez se alejó de
él, Santander no lo quería en Nueva Granada y Santa Cruz revocó la constitución bolivariana de
Perú. Acusado de ansias imperiales, en 1828 asumió la dictadura tras una conspiración en Bogotá
que estuvo a punto de costarle la vida. Hastiado de las rencillas, las ambiciones y los crímenes
políticos, frustrado porque había "arado en el mar”, en enero de 1830 convocó un congreso en el
que presentó su dimisión irrevocable. En unos meses su república unificada se disolvió, dejando en
su lugar una serie de países independientes gobernados por caudillos militares.
Bibliografía
- Guadarrama González, Pablo (2010). Pensamiento independentista latinoamericano, derechos
humanos y justicia social Criterio jurídico garantista Año 2 - No. 2 - Enero-Junio
- http://www.ilam.org/index.php/es/noticias/articulos-destacados/1499-libertadores
- https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/libertadores-america-los-heroes-
independencia_12186/1

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