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Subtemas:
Adecuar el mensaje al público y a las circunstancias
Desarrollo:
Así como ponerte la ropa de otra persona te genera incomodidad y falta de ajustes, escuchar
un mensaje general (no adaptado o personalizado para ti) no lo percibes de forma
completamente apropiada. Escuchar un mensaje “enlatado” genera resultados muy limitados
por su falta de impacto en el público específico que lo escuchan.
Por ello se hace necesario que adecúes el mensaje a quienes te escuchan, con sus características
particulares. Lo mismo con respecto a las circunstancias presentes en ellos y su entorno.
Lo primero que debes conocer son las características de las personas. Entre los aspectos más
importantes están:
Nivel educativo: Este factor es muy relevante. Aunque la esencia del mensaje
sea el mismo, la adecuación en cuanto a terminología, profundidad, alcance y
tecnicismo puede variar enormemente ante públicos con poco o ninguna
preparación académica, o con estudios de nivel medio, universitario o superior.
De la misma forma que con los anteriores, si tienes un grupo heterogéneo deberás manejarlo
con más cuidado y, además de hacerte entender siempre, lograr que tu mensaje cale en todos
los niveles.
Zona geográfica: Muy distinta será la manera de manejarte con personas del
campo o de un pueblo que con las de ciudad. Las costumbres, formas de vida,
lenguaje, entre otros, pueden variar muchísimo. Igualmente deberás fijarte si el grupo es una
combinación de personas de diversas localidades.
Cultura: Este es uno de los aspectos en los que tendrás que ser má cuidadoso.
La diferencia entre personas de diferentes países o hemisferios generalmente es
la mayor de todas. Por ejemplo, dirigirse a personas orientales o del medio
oriente te puede representar un reto debido a que no domines aspectos culturales
propios de cada cultura. Una palabra, frase o idea puede resultar apropiada para un grupo y
ser ofensiva para otro. En públicos heterogéneos se hace necesario que te comuniques lo más
universal posible.
Ante todo lo planteado anteriormente, es necesario que cuides siempre el vocabulario que uses
(palabras y frases), así como los ejemplos que coloques y, más aún, los chistes que puedas
emplear. Una sola palabra mal empleada o mal interpretada te puede traer el rechazo de toda
una parte del público. Por todo ello puede resultar clave que te asesores o busques la mayor
información posible sobre tus oyentes
Capacidades físicas: Este aspecto muchas veces se pasa por alto, pero es
igualmente importante conocerlo. Hay que considerar las características o
capacidades físicas de los oyentes: si pueden moverse con facilidad, si pueden
ver/leer la presentación, si escuchan bien o tienen dificultad auditiva, si la
temperatura o el ambiente les afecta en su condición, y más.
previamente conocer, pero puede ir más allá sin que controles el destino de dicho evento. Por
lo tanto, adapta a tu público destino y, a la vez, sé lo más universal que puedas.
Sucesos: Los sucesos que pasen y que puedan influir en tus oyentes son una
fuente esencial para poder ajustar tu mensaje. Estos pueden ser locales,
nacionales e internacionales. Lo importante a determinar es cuáles están en la
mente de tus oyentes para poder utilizarlos en tu intervención.
Congregando todos los aspectos mencionados hasta ahora, consideremos, por ejemplo, que
será un discurso muy diferente dirigirse a un grupo de personas del campo y que hayan tenido
pocas posibilidades de acceder a la educación formal, que a un público conformado por
diversos profesionales, con baja motivación o que hayan asistido por obligación.
Este es parte del trabajo del orador, y es que se prepare en todas las áreas claves concernientes
a su presentación. Es una de las cosas que lo diferencia de un “charlista” cualquiera, el poder
hacerlo de forma profesional, con excelencia y con la mayor efectividad de la que sea capaz con
el público objetivo que le corresponda en cada ocasión.
Recuerda: Adecúa el mensaje lo más que puedas para hacerlo más entendible, más agradable
y que pueda generar la mayor influencia y persuasión que estés buscando. Cuando le hablas a
las personas directamente a sus situaciones y circunstancias particulares, la probabilidad de
lograr todo esto se eleva sustancialmente. Descuidar estos elementos es navegar un poco a la
deriva, o querer acertar a un blanco con los ojos cerrados.