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Estrés en el adulto tardío

Adultez tardía: Es el periodo de la vida de un ser humano, que se da a partir de los


65 años. En el aspecto físico la mayoría de las personas son saludables y activas,
aunque la salud y las habilidades físicas empiezan a declinar, puede haber una
pérdida progresiva de las modalidades sensoriales (capacidad visual, auditiva,
gustativa), una pérdida de la agilidad y capacidad de reacción refleja, pérdida de la
fuerza muscular y la vitalidad, entre otros. El nivel de las habilidades cognitivas,
pueden verse deterioradas la inteligencia y la memoria, pueden perder la capacidad
de asociar ideas, presentar demencias seniles como la enfermedad de Alzheimer.
Introducción: El estrés, en cualquier edad, constituye un factor de riesgo para la
salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas; pero esto se torna
particularmente sensible en la tercera edad, por lo que es importante su
prevención y control.
El anciano afronta problemas característicos relacionados con el aislamiento, la
pérdida de familiares y amigos, la inseguridad económica, la dependencia de
parientes, las enfermedades crónicas y la cercanía de la muerte. Todas estas se
caracterizan por ser situaciones provocadoras de tensión. Y depende de la forma
como el anciano maneje las situaciones para vivir la vida de forma saludable o de
caso contrario, sufrir una vejez plagada de amargura, desesperanza e infelicidad.
La capacidad para resistir la tensión parece declinar al aumentar la edad. Es
posible que esta declinación de la resistencia se relacione con un menoscabo de
la eficiencia de los sistemas nervioso y endocrino. Según Suárez et al (2015), los
ancianos suelen tener demasiada respuesta al estrés. Ej. Desactivan la secreción
de adrenalina y noradrenalina cuando el agente estresante ha finalizado, y sus
niveles tardan más en volver a la normalidad. Así, al producirse una situación de
emergencia, el cuerpo pone en marcha una respuesta de estrés inmediata, pero
cuando cesa el agente estresante se debería desactivar dicha respuesta, pero
parece ser que esta respuesta se da de forma lenta en las personas mayores;
además, segregan más hormonas asociadas al estrés. Incluso en estado normal
no estresado.
Son cada vez más personas que arriban a la vejez, la cual como etapa en la
evolución del hombre trae aparejados cambios de diversos tipos en el aspecto
fisiológico, así como en el orden social, laboral y psicológico, entre otros (Blazer,
2000).
Sobre el estrés en la vejez existen ideas opuestas, así como acerca del estado
emocional en esta etapa vital. Por un lado, se piensa que las personas mayores
son pacíficas, reflexivas y satisfechas; por otro, se supone que la vejez es el
momento en que se es más vulnerable, más sujeto al estrés y a la depresión
debido a la amplia gama de pérdidas que se debe enfrentar.
Según Cornachione (2006), parece natural que en la vejez las personas se tengan
que sentir infelices y sin control, porque es el momento de la vida en que los
refuerzos se tambalean y las pérdidas (o los hechos negativos) son más que las
ganancias. Además, los golpes que se sufren en esta etapa de la vida parecen en
especial desconcertantes porque son irreversibles, sin que exista en realidad la
posibilidad de cambiarlos.
En 1996, Hoffman plantea que las personas mayores no están exentas de
situaciones negativas: mala salud, bajos ingresos, muerte de un cónyuge, y
además el envejecimiento del sistema inmunológico los hace más vulnerables a
los efectos del estrés, y por lo tanto, más propensos a responder, desarrollando
alguna enfermedad.
Markus y Herzog (1991) y Costa y Mc Crae (1989), plantean que muchos de los
eventos más difíciles y estresantes de la vida en la vejez pueden ser anticipados y
esto permite afrontarlos con más facilidad. Lo expresado indica que bien pudiera
ser que el paso del tiempo y según como éste sea vivido, influirá en la adquisición
de los recursos que permitirán un manejo del estrés mejor en personas mayores
que en jóvenes o en individuos de mediana edad, si se toma en consideración la
influencia decisiva del medio específico en el que se desarrolla la persona mayor.
La vejez puede ser una época de ganancias gracias a todas las habilidades y
capacidades adquiridas a lo largo de la vida que precisamente contribuyen a
enfrentar y/o a compensar las pérdidas que se sufren, en especial en el último
ciclo vital.
a. Fuentes de estrés en al adulto mayor:
Según Holstein y cols. (1992) y Suutama (1994), las experiencias muy frecuentes
y estresantes de la vejez serían las siguientes: muerte de otro significativo, la
propia enfermedad, el retiro de la actividad laboral, la modificación de contactos
sociales (diminución de contactos sociales o el aislamiento social)
 Viudez: La viudez representa la disolución parcial de la familia originaria o, por
lo menos, del enlace matrimonial del cual devienen otras transformaciones
importantes en el curso de vida (Tovar, 1999; Pérez Cárdenas e Infante, 2005).
Las mujeres parecen adaptarse a la situación de no estar en pareja mejor que los
hombres (Hoffman, 1996). En comparación con las mujeres, los hombres tienden
a tener peor salud, mayor aislamiento emocional, unos vínculos más débiles con
la familia y poca probabilidad de contar con una persona de confianza. Esto se da
debido a que el contexto sociocultural les permite a las señoras expresar
abiertamente sus emociones y buscar el apoyo de sus familiares y amigos. Por
otra parte, los hombres vivencian la viudez con mucho mayor soledad, debido a
que por lo regular no expresan sus sentimientos y se les dificulta buscar y aceptar
ayuda.

Janet Ashkam (2000) indaga sobre la vida matrimonial en los adultos mayores,
concluyen que el hecho de estar casados resulta beneficioso para las personas
mayores, en especial para los hombres, las personas casadas viven más, tienen
más satisfacción vital o ánimo, mejor salud mental y física; mayores recursos
económicos, más apoyo social, lo cual daría como resultado más recursos para
afrontar las situaciones estresantes

El papel de las redes sociales ante la muerte del cónyuge como un factor
protector en el ámbito familiar y religioso que permite enfrentar el evento (López,
Cervantes, Obregón y Villalón, 2009).

 Enfermedad: Demencia senil, se llama así a la disminución de las capacidades


para desarrollar los procesos mentales, ya que las neuronas (células nerviosas
del cerebro) que controlan memoria y pensamiento se deterioran, lo cual
interrumpe el paso de mensajes a través de ellas. Si bien se sabe que el estrés
constante acelera la pérdida de neuronas, se relaciona igualmente con depresión,
al parecer por la poca actividad neuronal; el mejor ejemplo de esta enfermedad es
el mal de Alzheimer, el cual incrementa el número de pacientes año con año.
- Alzheimer: degeneración de las células nerviosas del cerebro y una
disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida
de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y
personal.
- Parkinson: Enfermedad crónica y degenerativa del sistema nervioso que se
caracteriza por falta de coordinación y rigidez muscular y temblores.

- Presión Arterial Alta: es una afección grave que puede causar enfermedad
coronaria (conocida también como enfermedad de las arterias coronarias),
insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular (derrame cerebral),
insuficiencia renal y otros problemas de salud.

- Sordera: dificultad o imposibilidad de usar el sentido del oído debido a una


pérdida de la capacidad auditiva parcial o total.

- Osteoporosis: Enfermedad ósea que se caracteriza por una disminución de la


densidad del tejido óseo y tiene como consecuencia una fragilidad exagerada
de los huesos y que afecta fundamentalmente a las mujeres de edad
avanzada.

 Retiro de la actividad laboral (jubilación): La jubilación se refiere al retiro laboral


de una persona y va acompañado de una pensión que es un derecho que la
persona adquiere por haber laborado durante cierta cantidad de años y por haber
cotizado en algún régimen de pensión vigente.

La jubilación, para la cual muchas veces no hay una adecuada preparación;


supone un cambio brusco de la actividad a la inactividad y aunque se considera
un proceso continuo del cual se está enterado, no deja de ser impactante.
disminuyen los recursos económicos, hay una pérdida de rol social y los
consecuentes sentimientos de inutilidad e inconformidad, entre otros, los cuales
son causas importantes del desequilibrio emocional de la persona mayor y de los
trastornos del estado de ánimo, como la depresión y el estrés (Oliva & Fernández,
2006). Además de la pérdida de recursos económicos o del rol social. La
jubilación supone una pérdida de identidad profesional, un alejamiento de sus
compañeros del trabajo y de la estructura cotidiana del tiempo y de las
actividades.
 Factores de riesgo para una mala jubilación: la presencia de varios
estresores presentes en el momento de jubilarse: problemas de salud,
económicos, mala relación de pareja, mala relación con los hijos, personas
dependientes a su cargo, etcétera.

b. Estrategias para abordar el estrés en el adulto mayor:

- Mantenimiento de un adecuado estado físico (actividad física y alimentación


balanceada acorde a su edad).
- Brindarles la adecuada red de apoyo social
- Implicarse en actividades de ocio y distracción
- Relajación, control de la respiración o la meditación.
- Elevar los recursos del individuo para la toma de decisiones y el
enfrentamiento a situaciones conflictivas.

Referencias bibliográficas
Acosta, R. (2011). Nivel de estrés y las estrategias de afrontamiento que utilizan
los adultos mayores de la Asociación Los Auquis de Ollantay, Pamplona Alta, San
Juan de Miraflores. Recuperado de
http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/cybertesis/3151/Acosta_nr.pdf;js
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Clemente, A., Tartagini, M. & Stefani, D. (2009). Estrés psicosocial y Estilos de
afrontamiento del Adulto Mayor en distintos contextos habitacionales. Recuperado
de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281921800007
Gómez, J. & Segura, P. (2002). Estrés en pacientes gerontopsiquiátricos.
Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v31n1/v31n1a05.pdf
Hernández, Z. & Romero, E. (2010). Estrés en personas mayores y estudiantes
universitarios: un estudio comparativo. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/1339/133915936007.pdf
Silvia, O. (2017). Estrés en la adultez, problemas en la vejez. Recuperado de
http://www.saludymedicinas.com.mx/centros-de-salud/colitis/articulos-
relacionados/estres-en-la-adultez-problemas-en-la-vejez.html
Suárez, M. et al. (2015). Vulnerabilidad al estrés en adultos mayores del
Policlínico Joaquín Albarrán. Recuperado de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252015000200005

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