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Diez razones para no abolir la esclavitud, Robert Higss

Desde argumentos basados en la mera subjetividad, hasta el uso de falacias, son las bases
de una postura ideológica ya olvidadas en el pasado. Las diez razones expuestas por
Higss, nos muestran hasta qué límites se puede llegar en la desmesura del pensamiento y
la defensa de un quiste en la manera de pensar.
De hecho, el artículo muestra muchos datos históricos para el lector. Pero estos,
encausados a razones como la no abolición de la esclavitud, no tienen sentido. Si bien la
historia nos permite estudiar el pasado, entender el presente y predecir el futuro, usarlas
para fines que degradan a la humanidad es inaceptable.
La esclavitud fue tema del pasado, es tema del presente y; aún no lo sabemos, será tema
del futuro. Podemos remontarnos desde las primeras sociedades esclavistas como Egipto,
Mesopotamia, Grecia; hasta las sociedades esclavistas modernas como Pakistán,
Vietnam, la India, etc. A pesar de la ingente diferencia de tiempo entre las sociedades, se
pueden hallar similitudes, como la precaria vida de los esclavos, la creencia de
superioridad, el dominio del hombre sobre el hombre.
Las diez razones no muestran ideas a favor de la esclavitud, las diez razones muestran la
estúpida necesidad del hombre de crear un mundo de fantasía en el que él es el dueño y
señor de todo, un mundo en el que no concibe que un individuo diferente por color u otros
aspectos tenga los mismos derechos y oportunidades que él.
Y es esa misma estúpida necesidad la que ha hecho que el hombre no solo se sienta
superior al propio hombre, sino también a las demás criaturas que habitan este mundo. El
hombre, irracional por naturaleza, sigue buscando víctimas a las cuales sojuzgar. Creer
que los seres vivos de este planeta no tengan conciencia moral completa, no da derecho
al hombre a reclamar la propiedad de estos. Las evidencias nos están mostrando que la
esclavitud del hombre podría pasar a la esclavitud del mundo.
Solo el respeto y la valoración de cada ente biológico nos podrá asegurar una vida más
digna para el hombre y para todos los que conforman este increíble sistema. No
pretendamos asumir tronos o coronas, aprendamos a vivir con la idea de que todos son
fin en sí mismos y no medios para lograr algo. No proyectemos errores de una especie
hacia otra, que lo único que hará será hundirnos más en la podredumbre en la que nos
encontramos.

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