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Reflexiones histórico-teologicas sobre inculturación

Angelo Amato
Informe escrito de Diego Armando Rivera Hurtado

El evangelio de Mateo termina con un imperativo misionero que a lo largo de más de 2 mil
años de historia del cristianismo ha sido tenido en cuenta como rasgo que define la naturaleza
del Discípulo: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes… y enseñándoles a guardar
todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo” Mt 28,19-20. Aunque el envío de Jesús lleva consigo una promesa de la cual
Él no se retracta, hacer vida estos renglones de la Biblia, ha hecho de la evangelización del
mundo una tarea titánica que encuentra realidades de muchos colores y matices que hoy en
día nos hacen reflexionar desde el ángulo de la historia y la teología.

Puebla dice “La evangelización como tarea humana está sometida a las vicisitudes históricas”
(# 6), refiriéndose de este modo al hecho de que, en la misma barca que viajaba hacia el
nuevo mundo, se encontraban evangelizadores realmente preocupados por el anuncio del
evangelio, como encomenderos realmente preocupados por sus negocios y su comercio. Es
decir, aunque se conozcan análisis afirmando que el 12 de octubre de 1492 comenzó para
Latinoamérica un viernes santo que no ha tenido resurrección1, es significativamente posible
evidenciar, de parte de la Iglesia, la promoción de la dignidad y la libertad del hombre
latinoamericano en misioneros que, como Antonio Valdivieso, Bartolomé de las Casas, Juan
de Zumáraga, Antonio de Montesinos, Vasco de Quiroga, Juan del Valle entre tantos otros,
lucharon intrépidamente por la justicia hasta el punto de dar su vida (Puebla #8). Sus
esfuerzos tuvieron dimensiones heroicas porque era un real desafío transmitir la fe por la vía
del gesto y posteriormente con los catecismos pictográficos adaptados a la diversidad de
pueblos indígenas con diferentes lenguas y diferentes organizaciones sociales y políticas.

Juan Pablo II, hablando de la inculturación, dice que “la evangelización en general es la
llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas”2, de modo
tal que, pasando por la creatividad del misionero y por la purificación del evangelizado, se
ayude a surgir de la propia tradición expresiones originales de vida cristiana. Se habla así,
de un intercambio de dones en el que la parte de Dios se ha dado en el sacrificio redentor de
la Cruz y la parte del hombre se da en la decantación de su cultura al responder
conscientemente a la iniciativa divina y llegando así al punto hacia el cual converge la fuerza
motivadora del misionero y la búsqueda sincera del misionado, que es el misterio de Jesús
que se ha Encarnado.3

1
Angelo Amato Verbi revelati “acomodata predicatio” lex omnis evangelizationis. Pag 103
2
Catechesi Tradendae #53
3
Angelo Amato Verbi revelati “acomodata predicatio” lex omnis evangelizationis. Pag 117

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