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1) La propia dificultad técnica y el carácter abstracto del piano.
Hemos dicho “casi” imposible. La música de los siglos XX y XXI – aún bastante
descuidada a nuestro entender en la educación y en la sociedad en general- nos ofrece
una alternativa. Si bien, el empleo de un repertorio escrito en notación convencional
plantea las dificultades a las que hemos hecho mención, las nuevas grafías desarrolladas
en el siglo XX nos permiten una aproximación al piano desde una actitud más intuitiva.
La propuesta que a continuación presentaremos cumple, por cierto, una amplia variedad
de objetivos.
En general, cuando se abordan temas relacionados con la música “moderna”, es decir
con la música a partir de Debussy, las actividades estrictamente musicales se orientan
casi siempre hacia la música popular (fundamentalmente pop anglosajón), quedando
relegado su tratamiento específico a lo meramente teórico. En el mejor de los casos el
profesor suele limitarse a breves exposiciones históricas acompañadas de la audición de
ciertos fragmentos representativos (Preludio a la siesta de un fauno, Consagración de
la Primavera, El amor brujo, etc.). Ya Béla Bartók en el prólogo de su Microcosmos
nos prevenía de la necesidad de liberar el oído de las convenciones tonales -la
“dictadura de la tonalidad”- a través de la interpretación y escucha de músicas de otras
culturas (de Oriente y Occidente) y de la música moderna (Debussy, Schönberg, Berg,
Stravinsky). La renuncia a estas músicas constituye a mi entender un grave error y su
ausencia sólo se justifica por la pereza. Por poner un ejemplo, en la obra pedagógica
para piano de Bartók (Microcosmos vol. I y II; For Children I y II) encontramos piezas
deliciosas que pueden ser adaptadas sin excesivos problemas al instrumental del aula.
La adaptación de este tipo de materiales tiene entre otras ventajas la de la fiabilidad y la
calidad del compositor. ¡Nada menos que un Bartók! Pero incluso es posible encontrar
buenos ejemplos en obras de otros compositores. Mencionaré dos ejemplos más: 1) las
piezas 1 (Andantino), 4 (Larghetto), 5 (Moderato), y 6 (Lento) de Los cinco dedos
(1921) de Igor Stravinsky; y 2) la Pavane de la Belle au bois dormant perteneciente a
Ma Mère l`Oye (1910) de Maurice Ravel. Todas estas piezas pueden ser trabajadas con
alumnos de 3º o 4º de la E.S.O. En el caso de composiciones más complejas se requerirá
un mayor esfuerzo de adaptación y será precisamente aquí donde entren en juego las
notaciones alternativas1. Notaciones como las que nos va a proponer Kurtág en sus
Juegos (Játétok).
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exclusivista mediatizado por las músicas de consumo –básicamente prototonales-
amenaza con esclerotizar nuestros hábitos perceptivos de escucha.
“La idea de componer Játétok me vino sugerida por niños que tocaban
espontáneamente, niños para los que el piano sigue siendo un juguete. Experimentan
con él, lo acarician, se lanzan sobre él y pasan sus dedos. Amontonan sonidos
aparentemente desconectados y, si esto consigue despertar su instinto musical, buscan
conscientemente algunas de las armonías surgidas por casualidad y tratan de repetirlas.
Esta serie no pretende, por tanto, enseñar, ni se trata simplemente de una colección de
piezas. Su función es posiblemente la de experimentar, pero no la de aprender a “tocar
el piano”.
El placer de tocar, el juego del movimiento –un movimiento arriesgado y, si fuera
necesario, rápido por todo el teclado ya desde las primeras clases en vez del pesado ir
buscando a tientas las teclas y la medida de los ritmos: éstas son ideas vagas que estaban
presentes al comienzo de la creación de esta colección.
Jugar no es más que jugar. Requiere una gran dosis de libertad y de iniciativa por
parte del intérprete. La imagen escrita no debe tomarse en absoluto seriamente, pero la
imagen escrita debe tomarse extremadamente en serio en relación con el proceso
musical, la calidad del sonido y el silencio. Debemos confiar en la apariencia de las
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notas impresas y dejar que ejerzan su influencia sobre nosotros. La apariencia gráfica
expresa una idea sobre la disposición en el tiempo incluso de las piezas más libres.
Debemos valernos de todo lo que sabemos y recordar la declamación libre, la música
folklórica, el parlando-rubato, el canto gregoriano y toda la práctica musical
improvisatoria de cualquier momento histórico.
Afrontemos con valentía incluso la tarea más difícil sin el temor de cometer errores:
debemos tratar de crear proporciones válidas, unidad y continuidad a partir de valores
largos y cortos: ¡simplemente por nuestro propio placer!”2
Antes de pasar a la notación musical conviene que nos detengamos aún en ciertos
aspectos a tener en cuenta. Dos son las dificultades principales que nos surgen al
presentar este tipo de repertorio a un alumnado adolescente nada familiarizado con la
música no tonal:
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música e implicado emocionalmente en ella. Los ejemplos al piano deberán,
pues, ser ejecutados con el máximo rigor y, a ser posible, en un piano acústico:
gran parte del atractivo de estas obras radica en su aspecto tímbrico, en la
búsqueda de resonancias y colorido.
2. Su carácter “abstracto”. Como hemos dicho sería ilusorio pretender que una
música como la de Kurtág suscite adhesiones inmediatas en un oyente
adolescente o adulto. La ausencia total de referencias tonales provoca un
sentimiento de incomprensión, de falta de sentido, que sólo puede ser superado
con paciencia y altas dosis de curiosidad. Algo que no suele ser muy frecuente
entre nuestros alumnos. Por lo tanto –y ello conecta con las estrategias a las que
nos referimos más arriba- antes de pasar a la acción será absolutamente
necesario crear unas condiciones de comprensibilidad de la obra, tanto en su
aspecto emocional como intelectivo. Nada mejor que el recurso a un texto o
imágenes, que sirvan programáticamente de apoyo a la interpretación. Cualquier
pieza que elijamos deberá ir acompañada de una explicación que fundamente la
comprensión de la obra: imágenes, referencias a otros estilos, análisis formal,
…, lo que sea que pueda servir para salvar la sensación de arbitrariedad a la que
se enfrenta la música contemporánea entre oyentes poco formados.
La notación de Kurtág está pensada para hacer lograr del modo más efectivo esa
liberación de la precisión, de la búsqueda inhibidora de la nota exacta, a la que hacían
mención las palabras que preludian sus “Juegos”; todo ello en favor del gesto, de la
relajación, del sentido global de la pieza, de la intuición, de la fantasía y la libertad.
Transcribimos algunas de las indicaciones del propio compositor3:
1. Duraciones
En general las notas blancas significan valores largos, y las negras valores más
breves. Las duraciones son relativas y de acuerdo al tiempo elegido de la pieza.
= muy largo
= largo
= breve
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= interpretar rápido o como un gesto secundario; no
obstante, a veces puede ser melódicamente relevante
1 a) Las notas (pero también los silencios) pueden ser modificados por medio de
los signos siguientes:
= prolongación larga
= abreviada
2. Silencios.
= largo
= breve
= pausa
II. Accidentes.
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han de ser mantenidos durante toda la obra.
1. Sonidos
2. Clusters
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Con ambas palmas juntas:
Con el antebrazo:
Con ambos antebrazos juntos, uno sobre las teclas blancas y el otro sobre las
negras:
Los seis modos de ejecución así como el ámbito de los clusters pueden ser
libremente intercambiados en el curso de la práctica y en la improvisación.
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Movimiento rotatorio de la palma; por medio de la rotación del antebrazo (cuasi
movimiento circular) tocar alternativamente con los bordes de la palma.
Todas las teclas blancas o negras entre los extremos han de ser tocadas con los
dedos o con la palma.
Clusters tocados con el antebrazo. Sólo queda fijada la nota superior extrema, su
ámbito viene determinado por la longitud del antebrazo del intérprete.
3. Glissandi
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Sobre las teclas blancas (las notas inicial y final son indicadas
aproximadamente):
Si no hay otra indicación, los glissandi son interpretados hacia arriba por la mano
derecha y hacia abajo por la izquierda, o bien pueden tocarse con el pulgar en
ambas direcciones. La habilidad de esta técnica debe ser adquirida al principio
sin presionar las teclas sobre el teclado entero y posteriormente con guantes
haciendo que suenen.
= legato
= arco de fraseo
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estas curvas convolutivas indican la unidad de notas en una frase tocada alternando
ambas manos.
“con Ped.” = requiere un uso sutil y colorista del pedal. La armonía debe ser creada a
partir de la sucesión melódica de las notas, pero ello no debe tener lugar a expensas del
fraseo. Por lo tanto, el pedal habrá de utilizarse de acuerdo a las intenciones musicales:
desde un simple eco (ca. 1/8 de pedal) hasta la producción de una resonancia completa,
para lo que será necesario un control auditivo constante. Se prestará especial atención en
los finales de frase a los matices y gradaciones del timbre en los modos de levantar los
dedos del teclado (1/2, 1/4, etc). Esto es igualmente válido para la indicación “sempre
con Ped.” El pedal mantenido continuamente en profundidad produce efectos sonoros
caóticos y una acumulación superflua de dinámicas. En piezas sin referencias al pedal
este podrá ser usado de acuerdo a lo anterior (exceptuando, desde luego, cuando se
indique “senza Ped.”)
= manteniéndolo completamente
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ACTIVIDADES. LA LIEBRE Y LA ZORRA.
Una actividad alternativa interesante sería que los alumnos creasen sus propias
partituras a partir de la notación aprendida –también está la posibilidad del piano a
cuatro mano. Ello implicaría dedicar una sesión más para que aquellos alumnos más
interesados presentasen al resto de la clase su propuesta (con anterioridad se
repartiría fotocopia de las partituras al resto de la clase).
La partitura que proponemos no es del propio Kurtág, sino de Kristina Takács –una
pequeña compositora de seis años-, cuya música ha incluido el compositor en su
primer volumen de Játétok:
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A lo largo de las actividades iremos evaluando todos los aspectos relacionados con
ellas: la implicación de los alumnos, la calidad de sus interpretaciones, su atención-
concentración en la escucha, el interés mostrado en sus propias creaciones;
asimismo serán evaluado los resultados pedagógicos de la actividad y su adecuación
al contexto real del aula.
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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
1
Un libro muy sugerente en esta línea es Piezas gráficas para la educación musical de Fernando
Palacios. (cit. en la bibliografía).
2
Cit. en Ronald Cavaye, “Jatétok”: los juegos de Kurtág. pp. 74 y 75.
3
En las traducciones he cotejado tanto las versiones inglesa como alemana.
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Indicamos a nivel informativo la notación de los clusters de ámbito tonal fijado, si bien por su
complejidad evidente no son indicados para alumnos sin experiencia pianística.
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