Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
PRÁCTICOS
¿Qué continuidades y discontinuidades se pueden pensar en relación con las funciones corporales y sensoriales? Luego
pensarlo con respecto a las funciones motrices
Hay una discontinuidad respecto del crecimiento.
¿Cuáles son los reflejos que se encuentran presentes en un recién nacido? Describa brevemente cada uno de ellos
indicando el estímulo, la respuesta y de ser necesario el momento esperable para su desaparición.
~Reflejo de moro o reflejo de los brazos en cruz (o reflejo del abrazo)
Cualquier ruido fuerte o la pérdida brusca de la base de sustentación puede desencadenar el reflejo, en el cual el bebé extenderá sus piernas y sus
brazos en forma de cruz y comenzará a llorar. Tiende a desaparecer después del segundo o tercer mes.
~Reflejos orales
~Reflejo de búsqueda
Estimulación de los labios Orientar su boca hacia el pezón o la retina del biberón desaparecerá alrededor de los seis meses
~Reflejo de succión
Se estimula con la introducción de cualquier objeto en la boca, se produce una sinergia funcional
~Reflejo de deglución
~Reflejo de respiración
~Reflejo parpebral
En el marco de la neonatología argentina ¿Cuáles son las dos funciones esenciales del psicólogo en esta área?
Si el nacimiento ha sucedido en los términos de lo esperable, será una buena oportunidad para la tarea psicoprofiláctica
pudiendo, fundamentalmente a través de las técnicas de observación y entrevista, diagnosticar las posibles dificultades
en el vínculo de estos nuevos padres y sus hijos y realizar una intervención temprana si fuera necesaria.
Por otro lado, deberá aprender a afrontar las situaciones inesperadas y la incertidumbre, que a veces repentinamente
aparece en el momento de un nacimiento y será su labor asistir a los padres en la elaboración y el sostén de dichas
situaciones; poniendo palabras, respetando silencios y descubriendo en la singularidad de la trama que cada familia teje
alrededor de la vida que se inicia, las fortalezas y recursos que favorecerán un mejor proceso durante esta etapa.
(Qué es la conducta social provocada por el lactante y qué funciones cumple. ¿Cuál es la importancia de que se
desplieguen estos comportamientos en la interacción con el bebé?)
La primera exposición del lactante al mundo humano consiste simplemente en aquello que la madre hace con su cara, su
voz su cuerpo y sus manos. La corriente de sus actos proporciona al lactante su experiencia inicial con lo básico acerca
de la comunicación y la interrelación humanas. Esta coreografía correspondiente al comportamiento materno el material
en bruto procedente del mundo exterior, y con el cual el niño comienza a construir su conocimiento y su experiencia
acerca de todas las cosas humanas: la presencia, el rostro y la voz humanos, sus formas y cambios que constituyen
expresiones, las unidades y el significado de los comportamientos, la relación existente entre su propia conducta y la de
otra persona.
En comparación con las conductas más aceptables y adecuadas de un adulto con respecto a otro, el repertorio de actos
de una madre con su hijo lactante son bastante insólitos y, de hecho, en gran medida distintos. Serían considerados
como sumamente extraños si fuesen realizados con cualquiera que no fuese un lactante. No obstante, dirigidos hacia un
bebé, comprenden una subclase normal de formas de actuar, correspondiente a la categoría, más amplia de
comportamientos parentales. Se designa a esta constelación comportamental <conducta social provocada por el
lactante>
Las madres lo ejecutan de modo natural y espontáneo, casi siempre sin tomar mucha conciencia de ello.
Las expresiones faciales son exageradas en cuanto tiempo y espacio, ejemplos: la expresión de sorpresa burlona y la
de enfado.
Tienen un especial valor como señales reguladoras del curso de las interacciones tempranas entre madres y sus hijos
lactantes.
Sirven para iniciar o señalar una disposición o invitar a una interacción (sorpresa burlona), para el mantenimiento y la
modulación de una interacción en marcha (la sonrisa y la expresión de interés), para señalar el final de una interacción
(fruncimiento del ceño con separación de la cara y desvío de la mirada), para mostrar rechazo de una interacción social
(rostro neutro o inexpresivo).
Con respecto a la vocalización encontramos que la madre y su hijo lactante utilizan diferentes pautas de interacción
(pauta temporal de vocalización-pauta) de las que usan en el curso ulterior del desarrollo. Por otra parte la madre, y al
igual que sucede con respecto a las expresiones faciales, hallamos alteraciones y exageraciones similares en cuanto a
tiempo y grado de los estímulos vocales proporcionados por el niño.
En cuanto a la mirada, durante el juego, la madre mira como si fuese ella el oyente, cuando el hecho es que
habitualmente es ella la que habla. Durante la alimentación mira más bien como un locutor, pero permanece silenciosa.
Los movimientos de cabeza también son exagerados.
La mayoría de los adultos, casi siempre completamente extraños para el bebé, actúan como si no existiese una barrera
que marca la distancia íntima para el niño, o para ellos mismos con respecto a este.
Durante los primeros seis meses de vida, el niño comienza a sentar los fundamentos de una de sus más altamente
desarrolladas áreas de capacidad: la de leer señales y expresiones correspondientes al comportamiento de otras
personas. Hacia el final de este periodo de la vida será capaz de distinguir la mayoría de las expresiones humanas
básicas. Conocerá ya, además, las convenciones y señales fundamentales que regulan el fluir de la interacción vocal.
La provisión por parte de ambos progenitores de una base segura a partir de la cual un niño o un adolescente puede
hacer salidas al mundo exterior y a la cual puede regresar sabiendo con certeza que será bien recibido, alimentado física
y emocionalmente, reconfortado si se siente afligido y tranquilizado si está asustado.
Esencialmente este rol consiste en ser accesible, en estar preparado para responder cuando se le pide aliento, y tal vez
ayudar, pero intervenir activamente sólo cuando es evidentemente necesario.
En este sentido se trata de un rol similar al de un oficial que comanda una base militar desde la cual sale una fuerza
expedicionaria y a la cual puede retroceder en caso de sufrir un contratiempo.
La mayor parte del tiempo, el rol de la base consiste en esperar, pero no por eso es menos vital. Porque sólo cuando el
oficial que comanda la fuerza expedicionaria se siente seguro de sí mismo, su base tiene la certeza de que él se atreve a
seguir adelante y correr riesgos.
En el caso de los niños y adolescentes, a medida que crecen los vemos aventurarse desde la base, y por períodos de
tiempo creciente. Cuanto más confían en que su base es segura y, más aún, en que está preparada para responder, más
lo dan por sentado. No obstante, si uno de los progenitores enfermara o muriera, la enorme importancia de la base para
el equilibrio emocional del niño o el adolescente, o el adulto jóven, se vuelve inmediatamente clara.
Los niños más estables emocionalmente y los que sacan el mejor partido de sus oportunidades son los que tienen
padres que, si bien fomentan la autonomía de sus hijos, no son menos accesibles y sensibles cuando se recurre a ellos.
La relación existe por derecho propio y tiene una función propia y clave para la supervivencia.
La capacidad de establecer lazos emocionales íntimos con otros individuos -a veces desempeñando el papel de
buscador de cuidados y a veces en el papel de dador de cuidados- es considerada como un rasgo importante del
funcionamiento afectivo de la personalidad y de la salud mental.
Por lo general, la búsqueda de cuidados es manifestada por un individuo más débil y menos experimentado hacia
alguien a quien se considera más fuerte y/o más sabio. Un niño o una persona mayor que desempeña el papel de
buscador de cuidados se mantiene dentro del alcance de la persona dadora de cuidados, y el grado de proximidad
depende de las circunstancias: de ahí el concepto de conducta de apego.
Cuando un individuo (de cualquier edad) se siente seguro, es probable que explore lejos de su figura de apego. Cuando
está alarmado, ansioso, cansado o enfermo siente la necesidad de proximidad.
Exploración de base segura: siempre que el niño sepa que el padre es accesible y que responderá cuando recurra a él,
el niño sano se sentirá seguro para explorar.
El desarrollo de la conducta de apego como un sistema organizado, teniendo como objetivo la conservación de la
proximidad o de la accesibilidad a una figura materna discriminada, exige que el niño haya desarrollado la capacidad
cognitiva de conservar a su madre en la mente cuando ella no está presente: esta capacidad se desarrolla durante los
segundos seis mese de vida.
Tres pautas principales de apego, descritas en primer lugar por Ainsworth y sus colegas en 1971, están actualmente bien
identificadas junto con las circunstancias familiares que las favorecen.
•Pauta de apego seguro: el individuo confía en que sus padres (o figuras parentales) serán accesibles, sensibles y
colaboradores si él se encuentra en una situación adversa o atemorizante. Con esta seguridad se atreve a hacer sus
exploraciones del mundo. Esta pauta es favorecida por el progenitor -en los primeros años principalmente por la madre-
cuando se muestra fácilmente accesible y sensible a las señales de su hijo, y amorosamente sensible cuando éste busca
protección y/o consuelo.
•Pauta de apego ansioso resistente: el individuo está inseguro de si su progenitor será accesible o sensible o si lo
ayudará cuando lo necesite. A causa de esta incertidumbre, siempre tiene tendencia a la separación ansiosa, es
propenso al aferramiento y se muestra ansioso ante la exploración del mundo. Esta pauta, en la que el conflicto es
evidente, se ve favorecida por el progenitor que se muestra accesible y colaborador en algunas ocasiones pero no en
otras, y por las separaciones y -como muestran los descubrimientos clínicos- por las amenazas de abandono utilizadas
como medio de control.
•Pauta de apego ansioso elusivo: el individuo no confía en que cuando busque cuidados recibirá una respuesta servicial
sino que, por el contrario, espera ser desairado. Cuando en un grado notorio ese individuo intenta vivir su vida sin el
amor y el apoyo de otras personas, intenta volverse emocionalmente autosuficiente y con posterioridad puede ser
diagnosticado como narcisista o como poseedor de un falso sí-mismo del tipo descrito por Winnicott. Esta pauta, en la
que el conflicto está más oculto, es el resultado del constante rechazo de la madre cuando el individuo se acerca a ella
en busca de consuelo y protección. Los casos más extremos son consecuencia de los rechazos repetidos.