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¡VE Y HAZLO!
“La práctica del discipulado vivo”
Lectura Bíblica: Lucas 10: 25-37
Texto: Luc.10:36-37 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de
los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé, y
haz tú lo mismo.
INTRODUCCIÓN: La vida es dinámica. Existe una actividad constante en el micro y macro
universo, de movimiento de átomos, moléculas y partículas de iones…. Marcas palpables del
gran diseñador y motor del universo, el Dios Elohim, el Dios Todopoderoso, Yaweh.
Nos hizo dinámicos, somos seres dinámico por naturaleza… De tal manera cuando nacimos de
nuevo, Dios activó en nosotros la vida dinámica en nuestro espíritu, mediante la conexión del
Espíritu Santo con nuestro espíritu, que dio como resultado una explosión de vida activa y
dinámica. No en vano encontramos versos en la biblia que dicen:
Jn. 7:38. “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva”
Rom 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree…
Efe 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros,”.
Por lo tanto la vida del discípulo de Cristo, es dinámica, del cual solo fluye vida, mas vida y sólo
vida. A partir de esta idea, reflexionemos en este llamado de Jesús a sus discípulos en todos los
tiempos: “¡VE Y HAZLO!”. Una expresión que está cargada de grandes enseñanzas:
Uno de los elementos más importantes que todo líder debe recordar, es que el discipulado es,
más que un programa, un compromiso personal. Piensa en cuántas personas has discipulado
en el último año, ¿cuántos jóvenes o adolescentes están siendo cuidados por ti?, ¿cuántos
jóvenes o adolescentes se acercan a ti para hablar de sus problemas, para compartir sus
alegrías, para buscar consejo?, ¿eres un discipulador? Pero también piensa en quién te está
discipulando, ¿hay una persona a quien rindas cuentas de tu actuar?, ¿hay alguien que esté
siempre al pendiente de ti, que se interese por tu crecimiento integral?, ¿hay alguien a quien
puedas confesar tus tentaciones y pecados?
Recuerda, el crecimiento en la vida cristiana es comunitario. Todos necesitamos un
acompañamiento para crecer en la gracia de Dios, ¿estás acompañando a alguien y alguien te
acompaña para que crezcan juntos?
Comprómetete ahora con un grupo de discipulado, sea de persona a persona, o sea con un
grupo pequeño. Deja de ser un líder que sólo piensa en programas y eventos, y comienza a ser la
iglesia personal, la iglesia que está cercana a las personas, la iglesia que discipula a cada
persona de acuerdo con sus necesidades, dudas e intereses. Comienza a “hacer” discípulos como
Cristo los hizo. “Haz” el trabajo que Jesús desempeñó. “Haz” a otros cristianos seguidores fieles
de Jesucristo.