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LO S C O N FL IC T O S IN T E R A D M IN IS T R A T IV O S N A C IO N A L E S
p o r J orge I. M uratorio
1. Introd u cció n .
1 Rodolfo C. Barra, C onflictos interadm inistrativos, com petencia del P oder Ju
d icia l y naturaleza ju ríd ic a de las so c ied a d e s d el E sta d o , “E .D .”, 79-324; Juan C.
Cassagne, L as relaciones interadm inistrativas, “E.D.”, 36-927. En términos de Bicisa,
recordem os que “la Administración pública debe ser esencialm ente activa. . . {y] la
acción requiere unidad, o mejor aún, es propia de la unidad” (Rafael Bielsa, Derecho
ad m inistrativo, 5 a ed., t. I, p. 318, nota 11).
2 Entendiendo éstos por su concepto unitario, es decir, el com plem ento
existenc.ial y constitutivo que se observa por título jurídico legal o negocia! c-ntre el
órgano institución — “centro de com petencia”, "repartición pú blica”— y el órgano
persona — persona física, funcionarios públicos— (cfr. Miguel S. Marienhoff, Tratado
de derecho adm inistrativo, Buenos Aires, 1990, t. I, ps. 516/522; Juan Carlos Cassagne,
D erecho adm inistrativo, Buenos Aires, 1991, t. I, ps. 159 y ss.; Agustín A. Gordillo,
Tratado de derecho adm inistrativo, 3 a ed., Buenos Aires, 1 9 cap. XII).
3 Como graduación entre sujetos, característico de la organización administrati
va. Sin perjuicio de ello, es importante destacar que el principio de unidad de acción
resulta aplicable no sólo a las relaciones reglamentarias entre organism os estatales,
sino también al ámbito contractual entre entes públicos (Procuración de¡ Tesoro de la
N ación, “Dictám enes”, 72-4; 121-32; 201-229; 203-71).
4 Que reconoce com o excepción la desobediencia basada, fundamentalmente,
en que así lo justifique el resultado del “derecho a examen”, que consiste en un control
del acto — v.gr., orden— del superior, en su aspecto formal, la legalidad externa
— v.gr., competencia— , y otro material, el objeto o contenido del acto (cfr. Marienhoff,
ob. cit . t. 1, ps. 591/601; Manuel M. D iez, E l d e b e r d e o b e d ie n cia en la fu n c ió n
E se “poder je rárq u ico ” c o m p ren d í la facultad de dictar norm as de
organización internas; de nom b rar a les órgan o s inferiores; de d irigir
los, p o r ejem plo p o r m edio de órdenes; de av o carse en las decisiones
que se co n sid ere c o n v en ien te; de v ig ilar y c o n tro la r a los in fe rio res
— pu d ien d o lle g a r a su stitu irlo s, m ed ian te la in te rv e n c ió n a d m in is
tra tiv a — , y, p o r cierto , de reso lv er lo s co n flicto s q u e entre éstos se
p ro d u zc an 5.
A sim ism o , la P rocuración del T esoro de la N ación ha encontrado
im plicada la relación je rá rq u ic a en algunas situaciones ligadas al tem a
de este trabajo, se n tan d o los siguientes p rin cip io s:
a) E l contenido de un decreto no pued e ser cuestionado y desobe
decid o po r el ó rg an o in fe rio r q u e in te rv ie n e e n ' un asp ecto de su
ap lica ció n 6.
b ) El ó rgano in fe rio r tam poco puede, p o r el p rin cip io jerá rq u ico ,
c u estio n ar la c o n stiiu cio n alid ad de una ley, p o rq u e en ella h a p a rtic i
p ad o co m o c o le g isla d o r el P o d er E jecu tiv o , su s u p e rio r je rá rq u ic o 7.
c) El principio de jerarquía no sólo rige para el ejercicio de función
a d m in istra tiv a en se n tid o estric to , p o rq u e las so cied ad es an ó n im as
— reg id as p o r el d erecho co m ú n — , cu y a p ro p ied ad , d irecció n y c o n
trol es del E stad o , :;e h a lla n su jetas al d e b e r d e o b ed ien cia, y deben
p ú b lic a , Buenos /Vires, 1951). Este criterio ha sido receptado, por ejem plo, en la ley
2 2.140, denominada "Régim en jurídico básico de la función pública”, cuyo art. 27,
inc. c, establece el deber del personal comprendido por dicho régimen de “obedecer
toda orden emanada dé. un superior jerárquico com petente para darla, que reúna las
formalidades del caso y [que] tenga por objeto la realización de actos de servicios
que correspondan a la función del agente” .
5 M arienhoff, ob. cit., t. I, ps. 593/594.
6 A sí lo sostuvo en el siguiente caso: M ediante el decreto 2 7 7 8 /9 0 el Poder
Ejecutivo decidió trasformar Y.P.F. de una sociedad del Estado a una sociedad anó
nima regida por la ¡ey 19.550, para proceder luego a su privatización. A l m om ento
de registrarse dicha sociedad, la Inspección General de Justicia objetó que la figura
societaria elegida presentaba dos serios inconvenientes que impedían su registración:
falta de pluralidad de socios y que la mayoría del capital no era de propiedad priva
da. Lo primero fue subsanado por el Ministerio de Economía, que trasfirió el 0,05 %
del capital social a Gas del Estado. Llegado el caso a la Procuración del T esoro de
la N ación, ésta sostuvo que la Inspección. General de Justicia, en tanto dependiente
del Poder Ejecutivo nacional — a través del M inisterio de Justicia, según la ley
2 2 .3 )5 — debía acatar las órdenes e instrucciones a su inteligencia para obrar en
determinada dirección, cum pliendo su función registral, sin perjuicio de sólo advenir
sobre la ilegalidad que entendía configurada en la causa (“D ictám enes”, 199-097).
7 “D ictám enes”, 193-056. En este mismo sentido, desde la doctrina que reco
noce en el Poder Ejecutivc potestad de no aplicar una norma legal considerada incons
titucional, se requiere que esa decisión emane del propio presidente de la N ación (cfr.
Julio R. Comadira, L a po¿:ición de la A dm inistración P ú b lica ante la ley in c o n stitu
cional, en D erecho a d m in istra tivo , Buenos Aires, 1996, ps. 399 y ss., esp. p. 413).
acatar las d irectivas generales y particulares íelativ as al planeam iento
esta ta l8.
8 “D ictám enes”, 207-317, con cita de Cassagne. Es que, com o bien se sostu
vo, la descentralización, en tanto modalidad operativa, no se sustrae de las relaciones
internas de supremacía y del principio de unidad de la administración, que rigen todo
régimen administrativo, sin perjuicio de que éstos puedan atenuarse ame un mayor
grado de descentralización [Atanasio Celorrio, R eclam aciones interadministrativ<is en
la provincia de Santa Fe (ley 7893), “Revista Argentina de Derecho Administrativo".
Buenos Aires, 1976, n° 14, ps. 81/83].
9 Principio recientemente reiterado, por ejemplo, por la C.N.Fed. Contenciosoad-
ministrativo, Sala I, el 6/6/95, in re “W ellcom e Argentina Limited c. Estado N acio
nal”, "La Ley”, suplemento de Jurisprudencia de Derecho Administrativo del 4/3/96,
ps. 3 y ss., com entado por Julio R. Comadira y Fabián Ornar Canda, R esponsabilidad
del E stado p o r om isión (A ctos interorgánicos y conceptos ju ríd ic o s indeterm inados en
un fa llo de la Cámara Contenciosoadm inistrativa). quienes — en punto de vista distin
to al de la Cámara— advierten un aspecto “reglamentario” del acto interorgánico del
cual — con invocación del art. 11 de la ley 19.549— derivan la legitim idad procesal
requerida.
M arienhoff, ob. cit., ps. 121/134. Ver arts. 4 de la ley 19.549 y 2 del Re
glamento de Procedim ientos A dm inistrativos aprobado por decreto 1759/72 (t.o. 1991).
11 M arienhoff, ob. cit., t. I, ps. 121/134.
12 Estos argumentos han sid o reiteradamente expuestos en la materia por la
Procuración del Tesoro de la Nación (v.gr., "Dictámenes", 207-317). La cita trascrita
en el texto es de Lino E. Palacio, y ha sido recogida en ei m encionado dictamen.
A sí, pues, los conflictos in te ra d m ín isto tiv o s j. Jen ocurrir entre
sujetos de iguales o diferen tes esferas de « o b iem o. L as esferas de
gobierno actualm ente entendem os que son las siguientes: a) N ación; b)
provincias; c) c iu d a d au tó n o m a de B u en o s A ires n ; y d) m unicipios
p ro v in c ia le s 14. Y en todos los casos, q u ed an tam b ién com p ren d id o s
basada en la aplicación de la ley 19.983, el agente fiscal consideró que la ley 1 1.6S3,
con su m odificación por la ley 23.871, tomaba inaplicable la ley 19.983. Giradas las
actuaciones a la Procuración del Tesoro par-i que se expidiese sobre la malcría, ésta
entendió que: “i) Lo atinente a los ingresos brutos reconocía fuente normativa en la
Ley Orgánica M unicipal 19.9B7 — art. 106, inc. el— , antes que en la ley 11.683; ii)
el art. 92 de la ley 11.683 ha quedado implícitamente derogado por el art. 25 de la
ley 23.990", y iit) tanto el art. 1 de la ley 19.782 com o el art. 43, inc. u, del decreto
1285/58, son normas atributivas de competencia judicial, “que por su contenido ge
neral carecen de aptitud para prevalecer sobre el régimen esp ecífico que en materia
de solución de conflictos interadministrativos contem pla la ley 19.983” (consid. 4j.
(“Dictámenes", 203-213).
31 “Dictámenes”, 207-317, en tanto las entidades estatales en definitiva, aun dado
el grado m áxim o de descentralización, integran la organización estatal (ver consid.
IV.6 del citado dictamen). Cabe recordar aquí que aun para las empresas del Estado
que se ha previsto su desenvolvimiento principal en el ámbito del derecho privado, la
jurisprudencia y la doctrina han interpretado que los elem entos com petencia, volun
tad — en rigor prerrequisito— y forma de los actos em itidos por ellas, son de índole
y se rigen por el derecho administrativo (ver Tomás Hutchinson, R égim en de p r o c e
dim ientos adm inistrativos, Buenos Aires, 1994, p. 177, con cita de jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia de la N ación y de la Cámara N acional Federal en lo
Contenciosoadministrativo; Manuel M. D iez, D erecho a d m inistrativo, Buenos Aires,
1963, t. I, p. 368).
32 La naturaleza penal se atribuye a aquellas multas por infracciones que en
lugar de tener carácter retributivo del posible daño causado, tienden a reprim ir y
prevenir la violación de las pertinentes disposiciones legales (Procuración del Tesoro
de la Nación, “D ictámenes”, 207-534, con cita de “Fallos”, 184-162; 185-1SS y 251;
2 00-340; 205 -1 7 3 y 274-225).
33 Corte Suprema de Justicia de la Nación, in re “M unicipalidad de la Ciudad
de Buenos A ires c. Obras Sanitarias de la Nación”, del 4/12/79, consid. 6. “Fallo!,'',
301-1163; y “Obras Sanitarias de la Nación, si recurso extraordinario", del 17/4/S0,
consid. 5, “F allos”, 302-273.
34 “Dictámenes”, 193-056, consid. II.1, con cita de “Fallos”, 242-489; 248-189;
261-276; 275-279; 281-57; 298-180; 301-1163 y 1167; y 302-273, y “Dictámenes",
175-56 y 177-40.
35 C.N.Fed.Cont.adm., Sala 1, 4/8/77, “Elma (Vapor Río Salado, sura. 600.934/
75) c. Gobierno Nacional (A .N .A .)’’, “E.D.”, 79-324, comentado por Rodolfo C. Barra
- - C onflictos. . . , c:t.— .
470 J orge í . M u r a t o r io
cuniarías se resu elv en d entro del ám bito del P o d er E jecu tiv o , igual
s o l uc i ón se apliq u e a las cau sas de n atu raleza p e n a P 6. A sí, destaca
C a s s a g n e que la c o m p eten cia ju d ic ia l en la m ateria no tien e sentido
p o r q u e lo resu elto no p o d rá ejecu tarse p o r vía ju d icial; pueden afec
tarse la je ra rq u ía adm inistrativa y el p rincipio de la unidad de acción:
se p e r m i t e que el E stad o se .a p liq u e sanciones a sí m ism o; no puede
as i mi l ar se a las relaciones entre los p articulares y el Estado; y porque
¡al d is t i nc i ón no surge de] art. 1 de la le y 1 9 .9 8 3 37.
Es relev an te al resp ecto la d isid en cia del ju e z P ico en la causa
‘' E l m a c. A d u an a”, al so sten er que en la m ateria m encionada “parece
un apego formal excesivo requerir un exam en judicial previo que obvias
r azones prácticas perm iten soslayar, sin que resulten afectadas ninguna
de las g aran tías co n stitu cio n ales q u e han llev ad o a la C orte Suprem a
a exigir «control judicial suficiente» para reconocer la constitucionalidad
de no r mas que acuerdan al Poder Ejecutivo funciones jurisdiccionales” 35.
d) P o r otra parte, se p ro p icia q u e al ex ig irse que la controversia
i m p l i q u e una reclam ació n pecu n iaria, ello “requiere, ineludiblem ente,
la existencia de un reclam o concreto de deuda de dinero entre las partes
[. - .J” 39; esto es, q u e la d iscrep an cia ten g a sig n ificación o contenido
e c o n ó m i c o 40. P ero si ello no se da específicam ente en el caso, no por
eso qu ed a habilitada la vía ju dicial, sino .que cabe procurar un pronun
c i a m i e n t o de.-^a a u to rid ad je rá rq u ic a su p e rio r — m in istro , jeíe. de ga-
b i n e ie o P o d er E je c u tiv o — en los térm in o s de los arts. 3, 4, 23 y 25
de ki ley 19.54941, de m odo que puede aplicarse analógicam ente el art.
74 del R eg lam en to de P ro ced im ien to s A d m in istrativ o s ap robado p o r
d e c r e t o 1759/72 (t.o. 1 9 9 1 )42 y la ley
4.2. A sp e c to su b jetivo .
El art. 1 de la ley esp e c ific a que en tre los o rg an ism o s cen trali-
z a dus y descen tralizad o s están las en tidades autárquicas, las em presas
44 Género que, por cierto, ha sido detallado en recientes leyes. Así, por ejemplo,
la ley 23.696, de Reforma del Estado, enumera, dentro de lo que se puede entender
por administración descentralizada: “ [. . . ] entidades autárquicas, empresas del Estado,
sociedades de] Estado, sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria, so
ciedades de econom ía m ixta, obras sociales del sector público, bancos y entidades
Financieras oficiales, l- . y todo otro ente en el que el Estado nacional o sus enti
dades descentralizadas tengan participación total o mayoritaria de capital o en la for
mación de las decisiones societarias” (art. 1).
45 Cfr. Juan Carlos Cassagne, D erecho adm inistrativo, Buenos Aires, 1993, : J,
ps. 310/311.
46 “D ictám enes”, 121-388; 2 0 1-209. Y no llegaba a configurar una entidad
autónoma (Corle Suprema de Justicia de la Nación, “Fallos", 192-20; 210-1153; 305-
1780). Cabe destacar, sin em bargo, que en doctrina se propició que la jerarquía
orgánica del Poder Ejecutivo en rigor no comprendía a! C on ctjo Deliberante — uno
de los órganos de gobierno de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, según
el art. 3, inc. a, de la ley 19.987— , en cuanto la jefatura local atribuida por el art.
86, inc. 3, al presidente de la Nación, se entendió com prensiva del ámbito ejecutivo
exclusivamente (Bartolomé Fiorini, D erech o adm inistrativo, Buenos A ires, 1976, p.
209).
47 Esa autonomía se refiere a facultades propias de legislación y jurisdicción;
reconoce la elección popular de un je fe de gobierno y el dictado de un estatuto
organizativo de sus instituciones — acorde a la ley que garantice los intereses del Estado
nacional, mientras sea Capital de la N ación-—. Aun cuando esa autonomía no pueda
asimilarse totalmente a la de una provincia — com o se expuso en la precedente nota
13— , lo cierto es que no puede haber relación jerárquica entre el jefe de gobierno y
el presidente de la Nación, en tanto la ciudad autónoma no integra la Administración
Pública, com o antes se predicaba de su M unicipalidad. L uego, corrobora lo dicho
que si se hubiera considerado tal posibilidad, no se hubiera incluido, por ejempiO, a
la ciudad de Buenos A ires com o sujeto pasivo de la intervención federal que puede
disponer el C ongreso de la N ación (art. 75, inc. 31, C .N .), o, cxcepcionalm entc
— ante el receso de aquél— , el Poder Ejecutivo nacional (art. 99, inc. 20, C.N.). De
modo que a los efectos de lo normado por la ley 19.983, consideram os que ha que
dado excluida la ciudad de Buenos Aires y los conflictos entre ésta y la Nación serán
interestaduales, quedando por tanto expedita la vía judicial para su resolución. La
Procuración del Tesoro de la N ación, por su parte, ha entendido con base en el art.
129 y la cláusula decim oquinta de las D isposiciones Transitorias de la Constitución
Nacional, que hasta tanto las nuevas autoridades locales se establezcan y adopten las
472 J orge I. M u r a t o r io
” 6/6/95.
35 Según la disposición transitoria duodécima de la Constitución nacional, “las
prescripcio nes establecidas en los arts. 100 y 101 del capítulo cuarto de la sección
s e g u n d a , de la segunda parte de esta Constitución referidas al jefe de gabinete de
m i n i s t r o s , entrarán en vigencia el 8 de julio de 1995”. Luego, se sucedieron los si
g u i e n t e s depretos: ‘109 del 30/6/95 (“B.O.", 6 /7 /9 5 )L_que aprobó el organigrama y
obj et i vos de la? secretarías}' subsecretarías de la Jefatura de Gabinete; 977 del 6/7/95
("B.O.", 11/7/95), que estableció las funciones del je fe de Gabinete; 1 de! 8/7/95
11/7/95) que designó al funcionario que desempeñaría el cargo; 129 del 19/
7/95 (“B.O .”, 25/7/95) que ordenó el apoyo administrativo y financiero de la Secre
t ar í a General de la,Presidencia; y 166 del 2 0 /7/95 (“B .O .”, 27/7/95), que aprobó la
estructura organizativa.
Respecto dé la resolución de recursos jerárquicos, cabe destacar que conforme
al an. 90, segundo párrafo, del Reglamento de Procedimientos Administrativos apro
b a d o por decreto 1759/72 (t.o. 1991) corresponde al Poder Ejecutivo nacional la
r e s o l u c i ó n definitiva — que agqla la instancia administrativa— de los recursos jerár
q u i c o s interpuestos contra actos que emanaren de un ministro o secretario de la Pre
s i de nc i a de la Nación.
Por su parte, el art. 8 del decreto 909/95 establece que “todas las normas que,
has t a el presente, atribuyen funciones al Poder Ejecutivo nacional en aquellas materias
q u e , por el art. 100 de la Constitución nacional, son competencia del jefe de gabinete
de r nmi s t r os , se entenderán referidas a este últim o”.
Luego, el art. 13 del decreto 977/95 reserva al Poder Ejecutivo nacional “la
r e s o l u c i ó n de las cuestiones atinentes al régimen económ ico-financiero y administra
ci ón de recursos humanos de las secretarías y organismos de la jurisdicción Presiden
ci a cíe la N ación”; y el art. 15 del m ism o decreto instituye que “ las decisiones y
r es ol uci on es que dicte el je fe de gabinete de ministros y las resoluciones emitidas por
los mi ni st r os secretarios tendrán carácter definitivo, salvo el derecho de los afectados
a d e d u c i r los recursos y acciones que correspondan de acuerdo a la reglamentación
. i g e m e y la facultad del presidente de la Nación de avocarse a la resolución del tema
en trato".
Así las cosas, un rclcvamicnto del Boletín Oficia!, efectuado desde la fecha en
que lúe designado el jefe de gabinete de m inistros hasta el m es de abril de 1996,
d e m u e s t r a que se ha asentado la práctica según la cual el je fe de gabinete resuelve
i o s r e c u r s o s jerárquicos contra actos de m inistros, y el presidente de la Nación hace
l o propio en relación con los de los secretarios que de él d e penden. Si ios actos
im pug na do s fueran resoluciones conjuntas de una secretaría de la Presidencia y un
m inisterio, se advierte que la com petencia resolutoria se ha reconocido también al
j e f e d e gabinete.
V—u > jN r i_ i'w i u o j j 'í i c . i o ^ L ^ m i j N j . a ¡ k a j i r <->o jn /--v > > _ h -/ji/h _ u o “T / _/
nar, por ejem plo, el antiguo caso de quienes pretendían cobrar salarios
por socorro a b u ques, en tan to d ep en d ien tes de la F lota F lu v ial del
E stad o argentino, respecto de Y .P .F .65, en el cual, ante el fra ca so de
las relaciones extrajudiciales entre am bas em presas estatales, los depen
dientes de la prim era, dada la inactiv id ad ju d icial de la prim era, eje r
cieron acción oblicua contra la segunda, y ésta, com o excepción p re
via, p reten d ió ia aplicación del rég im en de reso lu ción de co n flicto s
p o r daños y p erju icio s p rev isto en el art. 56 de la ley 36.432 -—a n
tecedente, recordam os, de la ley 19.98'í— . F in alm en te, la C ám ara
interviniente entendió que atento a que la inactividad de las em presas
estatales podía p o r hipótesis fru strar la efectividad del derecho de los
terceros, ello configuraba una excepción al principio según el cual los
diferendos entre entidades estatales dependientes de un su p erio r je rá r
quico único quedan excluidos de la com petencia ju d icial.
Si bien esta ju risp ru d e n c ia es del año 1971 y se refiere en c o n
creto a la ley 16.432, no podem os ignorar que sienta un principio que
resultaría de aplicación-,- dado el caso análogo, bajo la actúa! vigencia
de la ley 19.983, en tanto identidad sustancial de la tem ática en c u es
tión y su regulación — m aterialm ente am pliada su tutela, según el punto
3.1 precedente— .
5. Conclusiones.