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Carisma-Ministerio
Introducción
Para comprender la importancia de la categoría, hay que iniciar con lo que se entiende
por carisma y ministerio.
Por carisma se entiende con el término paulino de “gracias especiales” mediante los
cuales los fieles quedan preparados y dispuestos para asumir diversas tareas o
ministerios a renovar y construir más y más la Iglesia. LG 12. Por su etimología griega
charis (favor, benevolencia, don, don de gracia o don gratuito) hace referencia al objeto
y resultado de la Gracia divina. Señalemos qué es lo que puede entenderse por
“carisma”: Toda cualidad personal, orientada hacia alguna tarea más que hacia otra;
toda disposición y ayuda a una actividad específica de servicio.
Ministerio de la palabra griega diakonía (servir la mesa, servicio), en sentido teológico
se entiende como servicio que se presta a la comunidad, a la Iglesia en nombre de Dios.
Y precisemos también, entonces, lo que es un “ministerio”: Capacitación para
desempeñar un servicio concreto de importancia vital para la Iglesia, que supone una
verdadera responsabilidad y cierta duración y es reconocido como tal por la Iglesia.
Los carismas y ministerios están estrechamente relacionados, en la que los carismas
son concedidos por el Espíritu Santo en vistas al bien común, para la edificación de la
Iglesia en el servicio al prójimo. Ambos se complementan, el carisma por un lado alude
a la cuestión individual para ponerlo al servicio de la comunidad.
Para introducirnos adecuadamente al tema de “carismas” y “ministerios”, es necesario
partir de lo que llamamos “fundamentos”, ya que de ellos provienen. Son, esencialmente,
tres: la realidad en cuanto tal (cosmos), la figura de Jesús, (rostro de Dios) y la
continuación de su persona y obra en la historia (Iglesia).
Presupuestos:
Dios quiere que haya ministerios en el Pueblo de Dios
Los ministerios siempre tienen una dimensión comunitaria
La Iglesia se estructura por todos estos servicios
Todos se necesitan y se retroalimentan
Todo se encamina a la realización en el tiempo y en el espacio de la Obra de
Jesucristo
En la Iglesia todo es servicio.
Fundamentos bíblicos
En el Antiguo Testamento el término carisma se encuentra sólo en los LXX, pero esto
no significa que la acción del Espíritu esté ausente en el AT.
En el Nuevo Testamento será san Pablo el que introduce su uso para señalar todos
aquellos fenómenos particulares y aquellas manifestaciones expresas de la fe de las
personas que componen las comunidades que se han fundado. En el vocabulario paulino
se entenderá como:
Don de gracia concedido por Dios, 1 Co 1,7
Gracia particular, unos de una manera otros de otra 1 Co 7,7
Diversidad de carismas, el Espíritu es el mismo 1 Co 12,4
Diferentes dones según la gracia recibida Rm 12,6
En Hch 1,17 se habla del puesto del ministerio al elegir el que ocupará el puesto
de Judas.
Tanto en Hch 6,4 como en Col 1,23 se hace mención del ministerio de la palabra.
“Además, el mismo Espíritu Santo no solamente santifica y dirige al Pueblo de Dios por
los Sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que "distribuye
sus dones a cada uno según quiere" (1 Cor 12, 11), reparte entre los fieles de cualquier
condición incluso gracias especiales, con que los dispone y prepara para realizar
variedad de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más amplia
edificación de la Iglesia según aquellas palabras: "A cada uno se le otorga la
manifestación del Espíritu para común utilidad" (1 Cor 12, 7). Estos carismas, tanto los
extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy
conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento
y consuelo”. LG 12
Pablo VI, en su “Ministeria quaedam” de 1972 ofrecía una clasificación que, tomada
por el nuevo Código de Derecho Canónico, quedaba así: Ministerios ordenados
(episcopado, presbiterado, diaconado), Ministerios instituidos (acolitado y lectorado),
Ministerios confiados (lector, comentador, cantos...), Ministerios extraordinarios
(presidencia de oraciones litúrgicas, administración del bautismo y de la comunión, etc.).