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Funciones socio-cerebrales

El capitalismo contemporáneo se monta, y con ello posibilita su funcionamiento, en la


atención. Es por ello que las revoluciones y la novedad le es cara al capitalismo

En su momento, la edad media se apoyó en la función pensamiento. La misa, el diezmo, las


fiestas de guardar, y todos los eventos religiosos que cubren la totalidad del año, tenían la
función de mantener en la consciencia a la religión que era el principal apoyo de los señores
feudales. La misma función, tenían los principios y valores medievales como la lealtad, la
amistad, el honor, el respeto, etc. los cuales había que tener presentes siempre para
cumplirlos bien.

El pensamiento se caracteriza por su continua revisión de los parámetros que afectan a la vida.
Se mantiene en vigilancia perpetua para reaccionar con prontitud ante las cosas que afectan a
la vida, ya sea positiva o negativamente. Esa actividad vigilante, propia del pensamiento, era
aplicada en el cumplimiento de la servidumbre y de la religión.

La etapa esclavista occidental a su vez se apoyó en las funciones básicas del cerebro, las cuales
responden a sensaciones como la sed, el hambre, el impulso sexual, el miedo, etc.

Antes del esclavismo occidental es difícil saber que funciones cerebrales se ocupaban, aunque
a partir de estudios como los de Pepe Rodríguez o Turbón, entre otros, puede inferirse que se
apoyaban en la intuición, esto hasta la aparición de la lengua y de la escritura como
mecanismos de apoyo para el poder tutelar y en su momento para el apoyo del pensamiento
aún bajo la tutela del poder.

La predominancia de alguna función mental no excluye la participación de otras funciones de


apoyo, por ejemplo, actualmente, aunque el capital requiere de la atención, el mismo
capitalismo se sirve del miedo (base del control de los imperios antiguos) para efectos de
control e incluso para la valorización del capital. Por miedo se logran grandes ventas de cosas
que van desde alimentos hasta armas de uso personal. El miedo como se sabe, es uno de los
mecanismos básicos del cerebro. El proceso productivo capitalista requiere del pensamiento
(base del control en la edad media) para poder ser eficiente. Ese uso intensivo del
pensamiento es lo que causa estrés y toda una nueva gama de enfermedades modernas, pero
el capital no puede prescindir del pensamiento pese a que se cargue hacia el uso de la
atención para poder realizar la ganancia. Y de eso saben mucho los publicistas. De hecho, en la
empresa actual el área de comercialización es la más importante de todas las áreas, incluida la
de producción, de ahí que la publicidad y el diseño ocupen papeles protagónicos en la
producción de ganancias para una empresa. Es por ello que puede afirmarse que el motor
principal que mantiene funcionando al capitalismo es la función atención.

De igual forma, el uso del pensamiento en la edad media nunca excluyó al manejo del miedo.
Sus procesos de tortura dan buena cuenta de ello. Las grandes fiestas palaciegas y religiosas
eran maneras de atrapar la atención de los dominados y de esa manera construir sentidos y
posibilidades imaginadas de vida que llenaban a la gente.

En la etapa esclavista occidental, pese a que el poder se montaba sobre las funciones básicas
del individuo, usaba al pensamiento mediante la religión y a la atención mediante los festejos y
juegos. Es decir, cada forma de ejercicio del poder se apoya preferentemente en una función
vital del individuo como son el pensamiento, la atención, las necesidades básicas e incluso la
experiencia interior o la intuición. No obstante, lo anterior, cada forma de dominación no deja
de aprovechar otras funciones vitales, las cuales lo legitiman o crean la ilusión de hacerlo,

De todo esto se desprende una tesis importante: Todo poder tutelar, para lograr el éxito,
consolidarse y perpetuarse, se apoya en funciones vitales para el cuerpo; ya sea
reprimiéndolas, controlándolas, satisfaciéndolas o manipulándolas, lo que le da asiento real y
la posibilidad de enraizamiento en la gente.

(esto es un borrador que podrá cambiar en forma o riqueza, más no en la idea central)

Jorge Luis Muñoz

Septiembre de 2012

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