Es indiscutible que es de suma importancia la prueba dentro de un
proceso penal, partiendo del hecho de que, si alguien tiene la razón y no la puede probar, es como si no la tuviera, de ahí proviene la importancia de la prueba en la aplicación del derecho en general y particularmente dentro de un proceso penal, en donde la prueba resulta determinante. La fase de ofrecimiento o anuncio de pruebas es importante ya que le da validez procesal a las pruebas y a la vez las hace viables para el conocimiento judicial Para la aportación de pruebas se debe tener en cuenta los siguiente: 1.La carga material de la prueba corresponde a la parte acusadora. 2.- Solo tiene el carácter de prueba la practicada en el juicio oral bajo los principios de inmediación, contradicción y publicidad. 3.- Las pruebas deben obtenerse por medios lícitos permitidos por la ley. 4.- Las pruebas requieren de cierta sustancia, no bastan las conjeturas o las nuevas sospechas. 5.- Existe libertad en los medios de prueba. 6.- Existe libre valoración de la prueba. 7.- Deben tener relación con el hecho que se investiga. Asimismo, se debe tener en cuenta 2 etapas, la investigación y el juzgamiento. En ambas etapas los justiciables introducen hechos, pero su función asume una doble función correlativa a estas dos fases: En la investigación los actos aportados asumen como única función la de preparar el juicio oral mediante la comprobación o investigación de los hechos, para determinar fehacientemente el hecho punible y su posible autor. En la etapa del enjuiciamiento la aportación tiene como exclusiva función lograr la evidencia necesaria para que el tribunal dicte sentencia. Según el principio de aportación son las partes quienes delimitan el objeto del proceso y quienes proponen las pruebas, pese a ello el juez posee amplias facultades para solicitar el material probatorio que considere pertinente. La carga de la prueba en materia penal corresponde al agente fiscal en los delitos de acción penal pública o al acusador particular en los delitos de acción penal privada, mientras que el acusado no tiene obligación de probar su inocencia. En primera instancia se podrán ofrecer pruebas para el juicio adjuntando la lista de testigos y peritos que deben ser convocados al debate, con indicación de nombre, profesión y domicilio, precisando los hechos acerca de los cuales serán examinados en el curso del debate. También podrán presentar los documentos que no fueron incorporados antes, o señalar el lugar donde se hallan los que deban ser requeridos. Posteriormente se podrán ofrecer nuevos medios de prueba, pero solo se admitirán aquellos que las partes han tenido conocimiento con posterioridad a la audiencia de control de la acusación. En segunda instancia el juez penal, excepcionalmente, una vez culminada la recepción de las pruebas, podrá disponer, de oficio o a pedido de parte, la actuación de nuevos medios probatorios si en el curso del debate resultasen indispensables o manifiestamente útiles para esclarecer la verdad. El juez debe cuidar de no reemplazar por este medio la actuación propia de las partes.
ADMISION DE LAS PRUEBAS
En la prueba penal tratándose de admisión existen dos aspectos importantes que deben ser mencionados y analizados, así no exista controversia entre ellos, el primer aspecto es el probar en abstracto y el segundo aspecto es el probar en concreto. En abstracto la prueba podrá recaer sobre hechos naturales, humanos, físicos o psíquicos, también sobre la existencia y cualidades de las personas, no recae sobre los hechos notorios y evidentes, como tampoco sobre la existencia del derecho positivo vigente ni aquellos sobre los que la ley prohíbe hacer prueba. En concreto la prueba recaerá sobre la existencia del hecho delictivo, sobre el imputado y sobre las circunstancias que califiquen el hecho, lo agraven, atenúen, justifiquen o influyan en su punibilidad; y, la extensión del daño causado recae también sobre la necesidad de individualizar a los autores, cómplices, encubridores o instigadores, verificando su edad, educación, costumbres, condiciones de vida, medios de subsistencia, antecedentes, el estado y desarrollo de sus facultades mentales, las condiciones en que actuaron, los motivos que los llevaron a delinquir; y, las demás circunstancias que revelen su mayor o menor peligrosidad. Retomando los criterios del Dr. Guillermo Cabanellas, al respecto manifiesta que prueba debe ser legal, es decir conforme con cualquiera de los medios probatorios admitidos por las leyes adjetivas, aquella cuya eficacia o resultado se halla establecida en la ley Al respecto, el artículo 155 apartado 2 del Código Procesal Penal, afirma:
Las pruebas se admiten a solicitud del Ministerio Público o de los
demás sujetos procesales. El Juez decidirá su admisión mediante auto especialmente motivado, y sólo podrá excluir las que no sean pertinentes y prohibidas por la ley. Asimismo, podrá limitar los medios de prueba cuando resulten manifiestamente sobreabundantes o de imposible consecución.
En atención a ello, podemos afirmar que se admiten o se deben
admitir todas las pruebas que sean pertinentes y que no estén prohibidas por la ley. Este es el punto de partida.
LA PRUEBA DE OFICIO
La prueba de oficio se constituye en una facultad discrecional que le
permite al juez actuar medios probatorios, dentro de los límites que le imponen los hechos y el derecho a probar de las partes, estas pruebas procuran precisamente encontrar la verdad en el proceso; interés que además es el de las partes, de la sociedad y del Estado, y funciona como herramienta para lograr la paz social.
La encontramos tipificada en el Art.385 del C.P.P., en el cual se
especifica que si para conocer los hechos, siempre que sea posible, que no se haya realizado dicha diligencia en la investigación preparatoria o esta resultara manifiestamente insuficiente, el Juez Penal, de oficio o a pedido de parte, previo debate de los intervinientes, ordenara la realización de una inspección o de una reconstrucción, disponiendo las medidas necesarias para llevarlas a cabo.
De igual manera se establece que el Juez Penal, excepcionalmente,
una vez culminada la recepción de las pruebas, podrá disponer, de oficio o a pedido de parte, la actuación de nuevos medios probatorios si en el curso del debate resultasen indispensables o manifiestamente útiles para esclarecer la verdad. El Juez Penal cuidara de no reemplazar por este medio la actuación propia de las partes.
Entendemos entonces que la denominada prueba de oficio regulada
en el Código Procesal Penal solo requiere y busca “veracidad”, “autenticidad” o “integridad” de algún medio probatorio actuado, o la idoneidad, de él. Siendo incluso ello una facultad del juzgador, y de carácter muy excepcional. Así, el artículo 155° inciso 3 del mencionado cuerpo legal, dispone que la ley establecerá, por excepción, los casos en los cuales se admitan pruebas de oficio.
Conforme a lo señalado podemos afirmar que tal como se encuentra
regulada la prueba de oficio en nuestro modelo proceso penal, no trastoca a la actividad probatoria de las partes, siendo excepcional y discrecional su actuación. Además, sus límites están establecidos legalmente. En consecuencia, no lesiona la denominada imparcialidad judicial.