Otra gran influencia fue el filósofo alemán Hegel.
De él conservó el método dialéctico, pero
repudió el idealismo y la actitud común a los filósofos anteriores de delimitarse a interpretar el mundo sin cooperar en su transformación. Marx critica el modo idealista de construcción de la mediación dialéctica por parte de Hegel en su análisis de las relaciones entre familia, sociedad burguesa y estado. Mientras que la forma real de abordar este problema podría ser que la familia y la sociedad burguesa son la base del Estado, Hegel postulaba que eran formas finitas en las que se expresaba la Idea o el Espíritu del Estado. Marx caracteriza este procedimiento como propio de un “misticismo lógico, panteísta”, que presenta la realidad empírica como real pero no por sí misma, sino por un fundamento místico trascendente a la realidad (la Idea o el Espíritu). El trabajo de Marx no se limita a estos argumentos, quizás los más conocidos, pero su tratamiento en profundidad excede el espacio y objetivo de estas líneas. En general, estas críticas duras contra el idealismo de Hegel y su procedimiento de transformar los sujetos reales (familia, sociedad) en predicados de un “predicado abstracto” (Idea o Espíritu) han sido tomadas como referencia por las corrientes marxistas antihegelianas del siglo XX. Ahora bien, para Marx, el error de Hegel consistía en concebir la enajenación del ser humano concreto (a través de procesos como la riqueza o el estado) no como enajenación del ser humano real, sino como un proceso del pensamiento abstracto que se objetiviza en la sociedad y el estado que vuelve a su unidad posteriormente; de modo que la contradicción a resolver no tiene que ver con el ser humano real sino con un movimiento del pensamiento especulativo en sí mismo. Marx aludía a la conocida “dialéctica del amo y el esclavo”, expuesta en la Fenomenología del Espíritu , en la que el amo depende del trabajo del esclavo para gozar de su posición privilegiada y de este modo el que realmente modifica la realidad y el que puede ser libre es el esclavo, y no el amo.