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Como una de las dimensiones de la maternidad, el maternaje se nos presenta como un conjunto

de acciones que se desempeñan, destinadas al cuidado de los hijos e hijas, las cuales permiten
reproducir las prácticas de crianza; mismas que en la actualidad siguen denotando tener mayor
afinidad con el argumento que defiende, el hecho de que las mujeres tenemos mayor
responsabilidad en lo referente al cuidado de los hijos. A continuación, presento un breve relato
que ilustra el día de una de las madres de esta investigación.

Hera se levanta inexcusablemente cada mañana laboral, a preparar los desayunos de su


esposo e hijos, antes de que éstos se despierten. Después interrumpe el sueño de sus criaturas,
así mismo las arregla, posteriormente se asegura de que se alimenten adecuadamente antes de
empezar sus actividades estudiantiles. Su marido termina con los comestibles que Hera dispuso
para él, se dirige a trabajar y se despide, mientras Hera revisa que sus niños no olviden el almuerzo
que fue preparado por ella con antelación, así como sus útiles. En seguida toma a sus pequeños
de las manos, los sube al automóvil, se ve rápidamente en el espejo retrovisor e intenta disimular
los rastros de la cama en su aspecto, así mismo maneja eficientemente hasta el colegio de los
niños y los entrega a una persona encargada de consignar la puntual entrada de los estudiantes.

Una vez que regresa de cumplir su primer objetivo matutino, se dedica hacer las tareas
cotidianas del hogar: lavar, barrer, trapear, recoger, acomodar, etc. En cuanto termina, hace
algunos ejercicios y después toma una rápida ducha, cuando se está arreglando piensa en lo que
podría preparar de comer para su familia. Cocina lo mejor posible y a toda velocidad, pues todo
debe quedar listo antes de que sus hijos regresen. Al finalizar los últimos toques del platillo que
presentará para esta ocasión, toma su vehículo y regresa al colegio de sus niños para recogerlos.

De vuelta en casa, indica a sus pequeños que se laven antes de sentarse en la mesa, en lo
que ella calienta y sirve los alimentos. Una vez que las criaturas terminan de comer, Hera les
permite jugar rápidamente en lo que ella recoge los desordenes de la cocina, para que, al concluir
los quehaceres, ella pueda sentarse con sus pequeños a realizar los deberes escolares. Cuando la
tarea queda atrás, Hera se dedica a escribir e investigar de cuestiones referentes a sus estudios
superiores, así mismo como economista Hera trabaja desde casa para una empresa con estructura
de subcontratación.
Al regresar su marido de la jornada laboral, Hera puede continuar trabajando un poco
más, pues éste se encarga de preparar a los niños la cena y bañarlos, cuando los niños salen de la
ducha, Hera les pone su pijama, los lleva a la cama y les lee un cuento. Una vez que les ha dado
el beso de buenas noches, Hera regresa a sus labores en el ordenador, mientras tanto su marido
ve el televisor hasta quedarse dormido, en lo que Hera sigue trabajando hasta altas horas de la
noche ―pues no tolera dejar trabajo atrasado― avanza todo lo que puede y finalmente camina
en la oscuridad con cuidado de no despertar a su familia, en cuanto encuentra su lecho, cae
completamente rendida, para dormir como los demás habitantes de su hogar, quienes desde hace
horas descansan.

En apartado anterior podemos observar cómo es necesaria sistematizar ciertas labores


cotidianas para volverlas más eficientes, en este sentido se establece una profesionalización de la
maternidad, para hacer posibles distintas actividades que se espera sean cumplidas por la
expectativa social que existe de su rol de madre. Así mismo se observa una interseccionalidad en lo
que se refiere a su condición femenina, al mismo tiempo su condición de madre le confiere
menos consideraciones, en tanto que la jornada de una madre no es de ocho horas y de que la
colaboración del padre no parece demostrar una relación de equidad, pues culturalmente
seguimos concibiendo la responsabilidad de los hombres como “ayuda” y no como el
compromiso que tienen para con sus hijos. Esta perspectiva únicamente vanagloria el esfuerzo
del hombre con los hijos y demerita la constante dedicación de las madres.

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