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MARCO TEORICO

Según lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la


Agricultura, FAO, “la agroindustria hace relación a la transformación de productos procedentes de
la agricultura, la actividad forestal y la pesca”; es decir que a partir de estos productos obtenidos
de la tierra, de ríos y de mares, se elaboran materias primas y derivados del sector agrícola

“Hay que colocar la mecanización agrícola y agroindustrial en el lugar que le corresponde como
factor de desarrollo. La industrialización es un factor indispensable para el desarrollo rural”. (Elkin
Alonso Cortés Marín 2007 p.77)

“Para una agricultura segura, duradera y competitiva se requiere mejorar y adaptar técnicas,
involucrar y generar sistemas, para reducir los impactos sobre los agro-ecosistemas, adoptar o crear
nuevos sistemas de producción y realizar más investigación. La diversidad natural, cultura,
socioeconómica no permite que exista una forma única de hacer agricultura. Ello exige la
generación de opciones productivas específicas para cada estrato de productores, para cada sistema
de producción, para cada zona agro ecológica y agroeconómica”. (Elkin Alonso Cortés Marín 2007
p.77)

“La agroindustria al ocupar el centro de la cadena agropecuaria, hace necesario examinar tanto la
explotación agropecuaria como fuente de suministro de las materias primas, y la salida de los
productos elaborados, que se espera tengan más demanda de parte de los consumidores. De hecho
el análisis de sistemas ayuda al diseño general y a la ejecución de los proyectos agroindustriales;
para ello, deben examinarse tres acciones de operaciones de la agroindustria: la adquisición de
materias primas, la elaboración y comercialización”. (Elkin Alonso Cortés Marín 2007 p.79)
Teniendo en cuenta lo anterior y de acuerdo con las actuales políticas del Ministerio de Agricultura
y Desarrollo Rural, en el país el sector agroindustrial es entonces fundamental para dinamizar
cultivos como la palma, el caucho, los forestales, la soya, el maíz y los vinculados al sector
hortifrutícola.

Investigaciones del Departamento de Agricultura y Protección al Consumidor de la FAO (2007),


señalan que la pequeña agricultura se hace cada vez más comercial a agroempresa y la agroindustria
participan cada vez más en el desarrollo socioeconómico. “Los minoristas y los fabricantes de
alimentos utilizan cada vez más canales de compras y mayoristas especializados, a la vez que
proliferan nuevas normas de calidad e inocuidad de los alimentos. Los alimentos se están
canalizando hacia los puntos de venta del sector formal, como los supermercados, en vez de
producirse para la venta en los mercados locales”.

“Las plataformas logísticas resultan ser el nuevo instrumento operativo que permite a las empresas
evolucionar del transporte a la logística. Esas nuevas instalaciones, construidas en función de las
necesidades de un aprovisionamiento continuo y de grandes volúmenes destinados a la distribución
moderna” (RAÚL GREEN 2002 p.47)

“Conviene señalar que su actividad se complementa de un modo sumamente eficiente con la


desarrollada por las centrales de compra, alterándose así progresivamente la forma tradicional de
la transacción, cuya única preocupación es optimizar la parte física del aprovisionamiento de la
gran distribución, en los volúmenes, costes y eficiencia que ella requiere” (RAÚL GREEN 2002
p.47)

“es una zona reservada en los espacios rurales para la realización de actividades industriales
productivas correspondientes al sector industrial que usan como in sumo principal productos
agropecuarios” (Enrique E. Palacios Lozada 2013 p.128)
Históricamente, la actividad agraria ha tenido como finalidad básica proporcionar alimentos a los
seres humanos. Se trata de la actividad humana que más superficie terrestre ocupa en el planeta y,
por tanto, la que, al menos a nivel territorial, puede generar más impactos. El medio rural acoge al
50% de la población mundial y la agricultura es el elemento central de sus culturas y
economías locales.

Recordemos que antes de la agroindustria, las sociedades rurales, especialmente en África,


América y Asia, mantuvieron una agricultura tradicional (con diversidad de semillas) y
una ganadería (con diversidad de razas) menos productivas pero más compatibles con la
biodiversidad y con la necesidad de conservación de los recursos naturales, conscientes de
que es la disponibilidad de recursos la que aseguraría su supervivencia. Era un modelo agrícola que
basaba su funcionalidad en la gestión de los suelos –especialmente con la técnica del barbecho
para facilitar fertilidad y evitar erosión–; la cría de ganado para consumo y fuerza de trabajo como
animales de tiro; la pluviometría para el acceso al agua; los aprovechamientos forestales como leña,
frutos silvestres, pesca y caza. En general, se trataba de una actividad agrícola dirigida a
disponer de alimentos para consumo humano, minimizando los impactos negativos sobre el
medio ambiente, especialmente la quema de rastrojos. Eventualmente, esta producción de
alimentos de consumo era compatible con la producción de bienes de exportación (café, cacao,
algodón, etc.), pero siempre dentro del mismo modelo de producción agrícola.

Ya en el siglo XIX, pero especialmente desde la segunda mitad del último siglo,
la agroindustria como modelo de producción a la vez intensivo y extensivo, apoyada en la
mecanización agraria, ha transformado el modo de producción de alimentos, su accesibilidad, su
destino y la magnitud de su impacto medioambiental. Es el resultado final de la llamada
modernización agraria que fue inicialmente impulsada, entre otros organismos, por la FAO, para
luchar contra el hambre en el mundo.

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