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RESUMEN
Los capítulo I, II, III y IV, se han fundamentado en una investigación cualitativa descriptiva
con base en una investigación documental, basada en la revisión y análisis de textos escritos
(libros, revistas, artículos, bien sea impresos o digitales)
Lo planteado si bien es cierto está dirigido a la formación de maestros, las ideas, argumentos,
propuestas son válidas también para los otros programas de pregrado y postgrado de la
Universidad de Cundinamarca.
El documento consta de tres (3) capítulos, así:
CAPÍTUO I. Capitulo I. LA EDUCACIÓN Y LOS DESAFÍOS EN EL SIGLO XXI
LAS HUMANIDADES. Ciencia, tecnología y humanidades, construcciones sociales.
PEDAGOGÍAS DEL SIGLO XXI, UNA VISIÓN ACTUAL. PEDAGOGÍAS
ALTERNATIVAS. (de lo que se aprende en la escuela y fuera de ella; de la escuela inclusiva
y del trabajo cooperativo; de las pedagogías críticas; de la perspectiva sistémica; del
conocimiento integrado y de los proyectos de trabajo; de las pedagogías no directivas y las
escuelas libres; de la educación lenta, serena y sostenible, y de las aportaciones de las diversas
inteligencias). SEIS VISIONES DE LA PEDAGOGÍA EN EL SIGLO XXI. CURRÍCULO
TRANSCOMPLEJO INVESTIGACIÓN TRANSCOMPLEJA. Transcomplejidad en la
investigación educativa. MAESTROS PARA EL SIGLO XXI: USO DE LA EVALUACIÓN
PARA MEJORAR EL APRENDIZAJE. LA CALIDAD EDUCATIVA: LOS RETOS DEL
SIGLO XXI. Diez factores para una educación de calidad para todos en el siglo XXI. El foco
en la pertinencia personal y social La convicción, la estima y la autoestima de los
involucrados. La fortaleza ética y profesional de los maestros. La capacidad de conducción
de los directores e inspectores. El trabajo en equipo dentro de la escuela y de los sistemas
educativos. Las alianzas entre las escuelas y los otros agentes educativos. El currículo en
todos sus niveles. La cantidad, calidad y disponibilidad de materiales educativos. La
pluralidad y calidad de las didácticas. Los mínimos materiales y los incentivos
socioeconómicos y culturales. Conclusiones. LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Exploratorio. Diseño explicativo. Diseño Imbricado. Tipo de diseño con método mixto.
SUPUESTOS VIGENTES Y APLICABLES DE LOS PARADIGMAS DE
INVESTIGACIÓN DE LA TRANSMODERNIDAD EN LA INVESTIGACIÓN EN
EDUCACIÓN. Recomendaciones a las Facultades de Educación y de Ciencias del Deporte
y Educación Física
BIBLIOGRAFÍA
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
CAPÍTULO I
LAS HUMANIDADES
¿La escuela realmente está formando a los ciudadanos que reclaman la sociedad actual y la
del futuro? ¿Los maestros contamos con las competencias necesarias para entender los retos
y desafíos de formar a los nuevos ciudadanos del mundo?
Estamos al finalizar la segunda década de un nuevo siglo, con todas las promesas y
posibilidades al alcance de la mano. Tenemos en nuestras manos recursos y capacidades que
hace unos años se antojaban inalcanzables. Sin embargo, los graves problemas a los que nos
enfrentamos, como son las deudas crecientes, la amenaza del estancamiento económico y la
recesión, el incremento de las desigualdades sociales entre los países, los conflictos, etc.,
limitan los esfuerzos para lograr el sueño de una educación universal de calidad que nos
ayude a superarlos
La educación, inevitablemente, va a sufrir cambios drásticos, que ya se han empezado a
vislumbrar, debido a tendencias como la imparable globalización, la tecnología de Internet y
los dispositivos móviles –que implica el libre acceso a la formación y a la información– y la
brecha creciente entre las poblaciones con un alto nivel educativo y las apenas escolarizadas,
entre otros. Estos cambios tienen un impacto significativo en el perfil de personas
cualificadas que deben enfrentarse al mundo. ¿Está contribuyendo la formación actual a
perfilar este tipo de ciudadanos? En los preocupantes índices de fracaso escolar, las altas
tasas de subempleo y desempleo entre los jóvenes graduados, la baja satisfacción de los
maestros y la poca adaptación del currículo a la realidad sociales, políticos, científicos y
económicos actual, podemos encontrar la triste respuesta.
El desafío de reformar la educación, entendida como la formación continua desde la más
tierna infancia hasta la tercera edad, debe estar en la agenda de todos los agentes de la
sociedad y requiere de su colaboración efectiva: individuos, familias, instituciones
educativas, empresas y Gobierno. La calidad de la educación no depende sólo de la cantidad
de recursos, sino, sobre todo, de cómo se emplean éstos, de cómo se organiza y gobierna el
sistema, de cómo se forma a los maestros y de la motivación y apoyo de los grupos sociales
implicados.
Los últimos años de los ochenta y la década de los noventa fue escenario de un
acontecimiento que si bien se esperaba no dejó de sorprender a todos por la rapidez con que
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Es preciso señalar que día por día, el problema principal de las humanidades es la crisis por
la cual están pasando, pues se trata de un momento neurálgico en donde inciden varios
factores, los cuales merecen especial atención por parte de los diferentes actores que hacen
parte del proceso educativo, toda vez que el silencio no sea un ingrediente que ayude a la
crisis sino que a viva voz, se despierte del letargo en el cual el ser humano pueda valer por
lo que es.
La pregunta por el hombre, implica un sentido histórico y geográfico, espacializante de
autocomprensión del ser hombre aquí y ahora en el contexto que nos compete. Es decir, tratar
de resolver esta pregunta entraña la consideración de un trasfondo geográfico e histórico (La
noción de trasfondo implica más la determinación de una posibilidad histórica de la acción
que una consideración puramente historiográfica de los acontecimientos. Esta noción
adquirió mayor sentido en la fenomenología y fue difundida por filósofos del lenguaje y de
la mente; se entiende por trasfondo, el conjunto de relaciones sociales mediadas por el
lenguaje, desde el cual es posible generar valoraciones y asumir como válidas, determinadas
acciones y conductas). De ahí, su carácter específico en dos sentidos: ontológico e histórico.),
desde donde sea pertinente plantear tal cuestión. Y esto significa que tanto la pregunta como
las respuestas dependen de los diversos modos como la cultura occidental, desde su marco
espacial e histórico, ha señalado sus posibilidades autocomprensivas
El papel de las “Humanidades” en la formación de los futuros ciudadanos en el presente siglo;
merece un análisis crítico, con el fin de incursionar en la crisis por la cual están pasando las
humanidades en los procesos formación en los diferentes niveles educativos y el proceso de
aprendizaje de las mismas en los programas y sus aportes a la formación académica y humana
de los estudiantes.
La reflexión de la vida y de las ciencias humanas pretende construir personas que le aporten
a la sociedad y a sus familias ciudadanos, profesionales a la empresa de manera adecuada e
idónea; la formación que brindan las instituciones educativas acerca de las humanidades a
los estudiantes, se infiere que aún falta mayor compromiso.
Las Humanidades desde la reflexión de su papel en la educación en el siglo XXI, merece un
análisis argumentativo, critico, reflexivo, toda vez que pueda ser propositivo; en pro de
recuperar su funcionalidad e importancia en la educación, de donde se consolidan las bases
de formación humana de los seres humanos del hoy y del mañana en nuestra sociedad, que
ante todo reclama de personas humanas
Las humanidades entendidas como: “un ser sobre lo humano, el cual tendría tres
dimensiones principales: las disciplinas del saber sobre el ser humano, la crítica, creatividad
y ética” (Camargo; 2011: 100). El vocablo procede del latín “Humanitas”, que significa
humanidad, en la medida que tiene que ver con el estudio del ser humano en sí mismo y la
creación o producción que realizan los seres humanos.
En la educación colombiana, por ejemplo, no se sabe que son las “Humanidades”, en la
medida que se confunde con la realidad de la educación básica y media; está asociadas en la
línea de Lengua Castellana, idiomas extranjeros y humanidades (Ley General 115 de 1994),
evidentemente no hay claridad y no se ahonda en el estudio del ser humano, de este tema se
esfuerza por ocuparse la Filosofía que solo se orienta en grados décimo y undécimo, también
la ética y otras ciencias. Tampoco se conoce la verdadera función y el papel en la formación
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de los estudiantes en los diferentes niveles educativos, por ello se da un vació muy notorio
del ser mismo y de la humanidad humana tendiendo a la deshumanización.
Por ello “muchos son los que hoy consideran las humanidades como simples disciplinas
intelectuales sin ningún sentido, ni utilidad, reduciéndola a simples cátedras, cuyo objetivo
se centra en suministrar información, provocando en los estudiantes rechazo y menosprecio
hacia ellas” (Urrea: 2012 ), es una tristeza que además causa nostalgia y dolor de alma, en
la medida que se han quedado las humanidades en una clase de información vacía y sin
elementos contundentes de reflexión acerca de la esencia del ser mismo.
En este sentido de educación para la vida, desde la defensa de principios éticos, se propicia
el desarrollo científico y tecnológico que ha de derivar en una transformación social en la
cual los seres humanos, con diversidad funcional, no perpetúen las exclusiones, las
desigualdades y las discriminaciones. Más bien, tendremos que contribuir desde una
educación humanística renovada con la transformación social para una sociedad más justa y
equitativa. Una la sociedad civil enriquecida, sensible y solidaria, propicia a ofrecer los
medios necesarios para una inclusión real y efectiva. Así pues, desde el ámbito bioético se
asegura un “metalenguaje” (moral), sobre la vida y la condición humana. Por esto, es
imprescindible en este discurso, la problematización moral, ética, estética y política.
En los albores de la Modernidad, se produjo sistemática y paulatinamente un posicionamiento
hegemónico del poder epistemológico de las ciencias exactas y empíricas; ellas se
remontaron en la cúspide del organum scientiae, se erigieron como ideal de comprobación
científica y verdad, bajo la égida de las matemáticas. Sólo fueron consideradas científicas las
disciplinas positivas que se movían bajo el rigor de las leyes de la matemática. De esta
manera, se desdibujaron las disciplinas clásicas bajo los condicionamientos lineales,
objetivistas o exigencias estructurales de las nuevas maneras de conocer y hacer ciencia;
además, se reorientó el sistema laboral (bajo los condicionamientos de la Revolución
Industrial), como respuesta a la productividad eficientista de la economía de libre mercado.
Así pues, las ciencias humanas surgieron durante el siglo XIX, sobre el modelo científico de
las ciencias empíricas (verbigracia: biología, economía y filología), para hacer frente a las
nuevas dinámicas del mundo.
En los albores del siglo XX, las humanidades se mimetizaron bajo el esquema que impuso el
nuevo conocimiento imperante, bajo la forma de ciencias humanas y ciencias sociales. Entre
ellas, más que cercanía epistemológica, hay profundas diferencias; podría decirse que forman
un engranaje de universos distantes entre ellos y similares tan sólo en sus devenires
culturales, particularmente en sus usos académicos y no pocas veces, de regulación social.
Historia, filosofía, arte, psicología, sociología, lingüística, antropología, ciencias de la
educación y ciencias religiosas, son algunas de las ciencias humanas y sociales reconocidas
como Humanidades en el siglo XXI
La formación humanística comprende una serie de conocimientos extraídos de las obras
poéticas, retóricas, históricas, psicológicas, filosóficas, jurídicas, pedagógicas y artísticas que
se consideraban necesarias para lograr el alcance de los ideales y virtudes que nos hacen
propiamente humanos. Desde entonces, cuando hablamos de humanidades, nos referimos a
las disciplinas que estudian cualquier actividad o producto humano desde la perspectiva del
arte, la filosofía, el lenguaje, la psicología y la historia. Literatura, teología, filosofía, retórica,
historia del arte, ética, política, pedagogía, filología, poética, historia universal y gramática,
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son algunas de las disciplinas que han sido consideradas tradicionalmente, como partes de la
filosofía. Algunas de ellas, inician su emancipación o se consolidan como disciplinas
científicas al instaurase como ciencias humanas con métodos y objetos de estudio específico.
(Culler, J: 2000)
No hay humanidades sin una concepción clara de lo humano, la sociedad y la cultura en
donde la existencia del hombre y de la mujer se sitúa y cobra sentido. En este orden de ideas,
cuando se habla de Humanismo nos inclinamos a considerar diversas dimensiones de
reflexión indisolublemente ligadas: el concepto de hombre y mujer con todos sus valores, su
ser y su comportamiento individual o colectivo; las relaciones históricas y socio culturales
que determinan su existencia; la relación lenguaje – pensamiento - realidad; la interacción
entre ciencia – tecnología – sociedad, la responsabilidad y el compromiso etico–político; todo
ello en el marco de una permanente interpretación crítica de las ciencias, la estética, las artes
y las tecnologías, como dimensiones propiamente humanas, que no pueden coexistir por
separado.
Bajo el dominio de las ciencias empíricas y bajo el imperio de los modelos extrapolados por
las matemáticas, desde la física, la biología, la economía y las ciencias del lenguaje, las
humanidades se desdibujaron y se experimentó una pérdida de confianza que sobrellevó a la
falta de identidad. Las humanidades aparecieron enajenadas como una especie en vía de
extinción, en peligro de desaparecer. Peligrosas puesto que recuerdan a todos los demás
saberes que en últimas, son productos y actividades humanas, y por lo tanto, falibles
contingentes y sujetas a cambios y reorientaciones. Estas ciencias humanas estaban en
peligro, porque todos los demás campos del saber intentaban por todos los medios, aniquilar
sus alcances o desvirtuar sus métodos, su sentido o su importancia. La positivización de las
ciencias generó la deshumanización de todas las ciencias y se asumieron unos
comportamientos en nuestras sociedades que hace cada vez más necesario y urgente
encontrar los ideales, valores, principios y determinaciones de la renovación humana. Es
necesario repensar las humanidades, no sólo como proyectos nuevos, heredados de la
tradición clásica e incluso moderna, sino como propuestas actualizantes que permitan la
realización plena de lo humano en la vida individual y colectiva, la realización en
consonancia con el medio ambiente y los distintos medios de interacción que nos conecten
más con la vida y con la comprensión de nosotros mismos, en cuanto seres planetarios, con
una misión en el mundo. (Blecua, J.M:1999)
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
El mundo contemporáneo se ha visto signado por una serie de fenómenos que han acelerado
de manera desmedida la producción y el consumo, lo que ha ocasionado graves impactos en
la vida humana y en la del planeta. La evolución del modelo de sociedad imperante cada día
pierde más de vista al ser humano y prioriza la rentabilidad económica aunque ésta sea en
detrimento de la vida misma. Las transformaciones que se han generado en la sociedad
globalizada y la crisis del paradigma de la modernidad han llevado a redimensionar al ser en
su hacer, tener y estar. Lo que ha llevado a la construcción de nuevas visiones sobre lo
humano. Nuevos postulados teóricos presagian el siglo XXI como un siglo destinado a la
construcción de nuevos contratos en los cuales se articulan las ciencias exactas con las
humanidades, lo objetivo con lo subjetivo. La mirada de lo humano no está desarticulada del
componente científico-tecnológico y lo científico tecnológico no se construye ausente del
ser. El enfoque desde el cual se abordará las visiones de Ciencia y tecnología, será el
sociológico, propio de los nuevos estudios de la ciencia y la visión de las ciencias humanas
se estudiará desde la perspectiva hermenéutica. Se pretende una visión que integre el
conocimiento social y el conocimiento científico, en un nuevo pacto entre ciencia y sociedad.
La inquietud central de Morín (1996) ha sido la “condición humana”, otra forma de referirse
al asunto de la identidad o naturaleza humana, o problema central de la filosofía perenne, en
lo que ha llamado la “aventura humana” detectando en ella una mezcla de sabiduría,
racionalidad, delirio, desmesura, destructividad.
En la identidad futura, Morín vislumbra tres escenarios: el advenimiento de la sociedad-
mundo, las metamáquinas y la metahumanidad. En la primera nos dice que habrá un declive
de la hegemonía de una superpotencia de país y un crecimiento del concepto de la tierra como
patria colectiva, en la segunda habla de que la humanidad estará rodeada de auxiliares
técnicos que evitarán tareas penosas (como las domésticas con la domótica) y las tareas
mentales rutinarias con el uso creciente de la inteligencia artificial y los androides.
En cuanto a la tercera tendencia -la metahumanidad o súperhumanidad-, Morín nos habla del
crecimiento en la posibilidad de eliminar causas de senectud y mortalidad, conclusión de
desciframiento del genoma, clonación generalizada de células madre, reprogramación de
células adultas, reproducción de órganos nuevos, modificación de la relación con la muerte
(desmortalidad) y ancianos saludables que puedan estar activos y escribir obras creativas, por
ejemplo.
Francisco Cortés Rodas (2015): dice: “Algunos científicos consideran que la ciencia ha
hecho el mundo moderno y es ella la que ha formado su cultura. Piensan que la ciencia
dirige la economía, la política y que la práctica científica ha sido la fuerza determinante en
el desarrollo de la globalización. Pero la sociedad no se apoya solo en el dominio de la
naturaleza, en los importantes avances de la medicina, o en la dirección de la economía; la
sociedad se basa en todo esto, tanto como en la creación de aquellas prácticas que permiten
una comprensión de la historia, las culturas, la ordenación normativa de las relaciones entre
los hombres”.
“El modelo de la universidad de investigación que promueve Colciencias tiene un problema
central: se basa en una política según la cual la financiación debe ser casi exclusivamente
para “ciencia, tecnología e innovación”. Esta política pone en un segundo lugar la
orientación sobre la universidad basada en “sociedad”, propiciando así solamente la
competitividad y la productividad y olvidándose de la formación de la persona, del
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ciudadano y del individuo racional. Al dejar que la política educativa sea diseñada
exclusivamente por científicos y empresarios, ella queda supeditada a los cálculos de los
beneficios empresariales. Esto sucede porque en este modelo se invita solamente a los
científicos y empresarios a marcar las directrices de la investigación y la docencia. Exigir
la inclusión de las humanidades en esta discusión es un gran reto para las nuevas
administraciones de las universidades públicas”.
A lo anterior se pude adicionar: “Todo pensamiento, que critica algo, por eso no es
pensamiento crítico. La crítica del pensamiento crítico la constituye un determinado punto
de vista, bajo el cual esta crítica se lleva a cabo. Este punto de vista es el de la emancipación
humana. En este sentido es el punto de vista de la humanización de las relaciones humanas
mismas y de la relación con la naturaleza entera. Emancipación es humanización,
humanización desemboca en emancipación”, escribe Hinkelammert, F. (2007: 278).
La relación entre sociedad, cultura y humanidades se define como una experiencia histórica,
continua y en permanente actualización donde la presencia e intervención del factor
tecnológico han cumplido un papel central. Esta relación ha sido objeto de estudio de
múltiples acercamientos provenientes de las ciencias sociales, entre los que destacan los
estudios particularizados sobre los efectos que la innovación tecnológica ha producido en la
sociedad en cuanto a su utilidad como herramienta de uso práctico. En el estudio de tales
efectos prácticos, el entorno institucional ha figurado como el principal referente de contexto;
en razón de ello, las miradas desplegadas en esta dirección abarcan y se circunscriben
preferentemente a los espacios institucionalizados de la vida económica, la educación, el arte,
la comunicación y la salud, principalmente
Sin cuestionar el carácter decisivo que la tecnología ha tenido en la historia de la sociedad,
la dirección tomada por ésta, el área de influencia y el alcance registrado en el ámbito de la
producción del conocimiento social no siempre han estado destinados a las limitaciones que
a primera vista impone su uso práctico. Este efecto diferenciado que se le ha atribuido a la
tecnología a través de la producción de conocimiento social se explica fundamentalmente por
la relativa importancia que le ha concedido al papel desempeñado por intersubjetividad como
componente sustantivo de todo proceso cognitivo. Ha sido la mediación de las actuales TIC
lo que en buena medida ha permitido revertir dicha tendencia interpretativa, restituyéndole
al individuo su capacidad para intervenir de manera decisiva en la configuración del nuevo
espacio social, cultural y cognitivo en el que habita.
La trayectoria seguida por la innovación tecnológica en la sociedad ha transformado
históricamente las formas de producción económica -en la agricultura, la industria, la
manufactura y el comercio-, la organización del trabajo productivo e incluso el sentido y
funcionamiento de las instituciones sociales de gobierno, política, educación y salud. Una
experiencia fomentada por la introducción de maquinaria desde la más simple hasta la más
compleja, y desde las civilizaciones antiguas hasta las modernas -con la aparición de la
imprenta en el siglo XV, seguidas por la primera (siglos XVIII y XIX) y la segunda
revolución industrial (fines del siglo XIX) hasta el siglo XX, marcado por el desarrollo en
las comunicaciones, la computación, la radiodifusión, la energía nuclear, la digitalización y
el almacenamiento masivo de datos. Se trata de cambios promovidos por un desarrollo
tecnológico cuyo principal motor y propósito ha sido dar respuestas prácticas apoyadas con
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como proceso y como producto cultural generador de nuevas significaciones para y sobre la
sociedad y el conocimiento. Sea cual fuere el grado de implicación que se tenga con respecto
a los medios electrónicos y digitales, corresponde a los individuos y a los grupos sociales que
de algún modo los incorporan en su vida diaria dotarlos de sentido para estar en condiciones
de renovar constantemente su relación con el entorno y consigo mismo.
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PEDAGOGÍAS ALTERNATIVAS
¿Cuáles son las pedagogías alternativas que están marcando el rumbo de la innovación
educativa? ¿Cuáles son sus referentes, señas de identidad y experiencias más emblemáticas?
¿Qué aportan y qué críticas suscitan? En esta sección se trata de dar respuesta a estos
interrogantes, y se fundamenta en una síntesis del libro de: Jaume Carbonell Sebarroja (2015)
Pedagogías del siglo XXI Alternativas para la innovación educativa. Octaedro. Barcelona. p.
294.
Se habla de las pedagogías no institucionales: de lo que se aprende en la escuela y fuera de
ella; de la escuela inclusiva y del trabajo cooperativo; de las pedagogías críticas; de la
perspectiva sistémica; del conocimiento integrado y de los proyectos de trabajo; de las
pedagogías no directivas y las escuelas libres; de la educación lenta, serena y sostenible, y de
las aportaciones de las diversas inteligencias. Pedagogías todas ellas que contribuyen a
desarrollar un aprendizaje más sólido, crítico y creativo; a la mejor comprensión del mundo,
y a la felicidad y el bienestar personal y colectivo
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En este diálogo horizontal se visualiza el reconocimiento del otro que se enriquece con la
interrelación, el intercambio y el aprendizaje mutuo a partir de otra premisa muy freiriana:
nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí mediatizados
por el mundo; porque «nadie ignora todo, nadie sabe todo».
Habermas o la acción comunicativa Aunque el origen de la Escuela de Frankfurt se remonta
al año 1922, lo que aquí se destaca es la contribución más genuinamente educativa y madura
de Habermas, uno de sus más significativos representantes, que desarrolla en Teoría de la
acción comunicativa (1988). Su pensamiento bascula entre la adscripción al pensamiento
ilustrado de la modernidad, tomando como principal referencia la aportación kantiana sobre
la relación entre subjetividad y racionalidad, y la dialéctica marxista, que le sirve para
comprender las relaciones de opresión en la sociedad posindustrial, para desenmascarar el
contenido de la razón instrumental que, en nombre de la eficacia, oculta los intereses de las
clases dominantes y para plantear su propia visión del proyecto emancipador
Para estos pedagogos, al igual que para otros autores críticos, no existe la neutralidad en
ningún proceso de intervención e investigación educativa: siempre está cargado de valores.
En este sentido, cuestionan las teorías de la investigación positivista y empírica que solo
reconocen la medición cuantificable, y califican de poco científico e incluso de irracional las
teorías políticas no empíricas. Como contrapartida, señalan otras vías de investigación y
conocimiento de orden cualitativo de gran implantación y solvencia tanto en la educación
como en otras ciencias sociales.
Existe una gran complejidad y confusión a la hora acotar la cartografía de las pedagogías
críticas, en función de las clasificaciones o definiciones más amplias o restrictivas. Antes de
indicar los rasgos comunes sería necesario poner de relieve algunas singularidades y acentos
destacados por parte de los cinco autores seleccionados. Aquí, como en otros capítulos del
libro, se puede recurrir al conocido dicho de que son todos los que están, pero no están todos
los que son.
Michael Apple, inicialmente influido por Habermas, sigue la estela del neomarxismo cultural
gramsciano, y es un sociólogo muy comprometido con la tranformación educativa y social
—para él no puede separarse una cosa de la otra—. Fue uno de los pioneros que denuncia el
reproduccionismo —con su correspondiente respuesta de la resistencia— y que analiza el
trasfondo ideológico de la relación y los modos dominantes del pensamiento curricular (1896
y 1996), con un amplio estudio sobre la producción y función de los libros de texto: “En todo
el mundo, el conocimiento oficial se concreta en el libro de texto; es la esencia del currículo,
es donde se definen qué conocimientos se enseñan” (1997 y 1998). En su prolífica
producción también denuncia el impacto de las políticas más reaccionarias de la nueva
derecha en la práctica educativa, as así como la comercialización y la privatización de las
escuelas por parte del neoliberalismo, que trata de reducir la política a la economía,
convirtiendo el mundo en un vasto supermercado. También ha realizado un estudio sobre una
muestra de cuatro centros de Estados Unidos que le permite caracterizar los componentes de
una escuela y un currículum democrático (participación de la comunidad, inclusión,
cooperación y búsqueda del bien común), una importante contribución al movimiento
internacional de las escuelas democráticas, que también en España se ha concretado en
alguna publicación (Apple: 1997; Feito y López Ruiz: 2008).
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Henry Giroux, activista intelectual y uno de los fundadores de la pedagogía crítica en Estados
Unidos, se nutre de una amplia diversidad de tradiciones teóricas: Marx, Gramsci, la Escuela
de Frankfurt (Adorno, Marcuse, Horkheimer y Habermas), Freire, Willis, Giddens, Bauman,
etc. Su relato contempla las escuelas como esferas públicas democráticas con la tarea de
educar a los estudiantes en el lenguaje de la crítica, la posibilidad y la democracia: “Debemos
empezar a definirnos como ciudadanos críticos cuyos saberes y acciones colectivas
presupongan unas visiones específicas de la vida pública, la comunidad y la responsabilidad
moral, y no como marginales, figuras de vanguardia, profesionales y académicos que actúan
en solitario” (2005 y 1993). En este sentido, teoriza la importancia de concienciar y capacitar
a los educadores y a los trabajadores y profesionales de otros ámbitos sociales y culturales
para que se conviertan en intelectuales transformativos que abran vías de resistencia y
emancipación (1990). Este es uno de sus ejes constantes de reflexión. El otro tiene que ver
con los estudios culturales, la política cultural y con el impacto que tienen los medios de
comunicación y otros artefactos culturales extraescolares sobre la infancia y la juventud: el
trabajo sobre la cultura popular en la televisión, el cine y la música le sirve para mostrar que
los valores y significados sociales se producen tanto en el currículo escolar como en el campo
más amplio de la cultura. Y como férreo defensor de la democracia radical, se opone al
neoliberalismo, al fundamentalismo religioso, al militarismo, al imperialismo y a otros
«ismos» que penetran y se instalan en la institución escolar.
Basil Berstein, sociólogo y sociolingüista anglosajón, con el ascendente de Durkheim y con
algunos puntos de conexión con el estructuralismo, también se dirige a la crítica de la
reproducción, pero interesándose sobre todo por el análisis del discurso pedagógico: su tesis
es que los reproduccionistas focalizan el interés en lo que se transmite, mientras que él
sostiene que lo crucial está en lo que sucede durante el proceso de transmisión y
comunicación. Para ello analiza los mecanismos de control que operan en la enseñanza
transmitida, y los de poder que sancionan la clasificación del saber: lo que es legítimo o no
incluir en el currículo (1988 y 2001). Otra contribución muy original y emblemática parte de
estas dos preguntas: ¿cómo se aprenden las actitudes de clase?, ¿cómo se traducen en
estructuras de conciencia las estructuras de clase?
Peter McLaren, freirista declarado, es uno de los críticos más demoledores, tanto en el
lenguaje como en el contenido, del capitalismo-neoliberalismo global: por sus consecuencias
para la construcción de la subjetividad y la identidad, la colonización de todo el espacio
geográfico y social, la creación de nuevas divisiones y el aumento de la desigualdad social,
el vaciamiento de toda identidad racial y étnica, la fragilidad democrática —a pesar de su
extensión universal— y el desplazamiento y disolución del sujeto como consecuencia de su
condición posmoderna. “Vivimos en un mundo regido por gánsteres de alta tecnología,
ingenieros genéticos y delincuentes empresariales” (2008). En su último libro, Capitalistas
y conquistadores. Una pedagogía contra el Imperio (2012), recuerda las esencias de la
pedagogía crítica a las que no hay que renunciar: “La de la práctica de crítica y la crítica de
la práctica hegemónica la pedagogía de las preguntas sobre quiénes y cómo se moldean las
lentes capitalistas con las que interpretamos el mundo, la pedagogía que humaniza las
relaciones en el aula desde el compromiso con la justicia social, esa pedagogía, es una
pedagogía revolucionaria crítica”. (Martínez Bonafé: 2013). Y se lamenta, profundamente,
de lo que estima un olvido injustificable: las relaciones y la lucha de clases —desligándola
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del sexismo y del racismo— por parte del posmodernismo, los estudios culturales, la
Academia universitaria e incluso algunos sectores de las pedagogías críticas
¿Qué se enseña en la escuela? ¿Por qué se transmite un determinado conocimiento escolar?
¿De quién es el conocimiento que más valor tiene? Es obvio que el conocimiento regulado
en los libros de texto y transmitido en las aulas no es neutral y obedece a una poderosa trama
de intereses, relaciones y estructuras ideológicas por parte de grupos que se disputan el
control de la escuela. La clave, por tanto, está en la selección y jerarquización de los diversos
contenidos del currículo: qué se considera básico o secundario, qué materias se incluyen o
excluyen en las reformas educativas, qué preferencia y espacio se les asigna, etc. Por parte
de las pedagogías críticas existe abundante y sustanciosa literatura en torno al diagnóstico y
la reflexión sobre el currículo explícito y oculto —un cúmulo de actitudes, comportamientos,
normas, rituales, gestos y prácticas corporales que condicionan extraordinariamente la
socialización del alumnado—, donde se ponen de relieve las estrechas interconexiones entre
poder, ideología, conocimiento y enseñanza escolar
El profesor como intelectual transformador Esta es, probablemente, la mejor definición del
educador. Los profesores no pueden ser vistos como técnicos o burócratas, sino como
personas comprometidas en las actividades de la crítica y el cuestionamiento, al servicio del
proceso de liberación y emancipación. Las pedagogías críticas desaprueban el rol docente de
mero transmisor y ejecutor de las ideas de otros, deudor del paradigma del profesionalismo
de la eficiencia tecnocrática
¿Qué es hoy la pedagogía crítica? ¿Dónde empieza y termina esta corriente de pensamiento
que se declara no dogmática, que se nutre de tradiciones diversas y que está —o quizás ha
estado— en evolución continua? Viene a cuento recordar aquello que decía Marx: «Yo no
soy marxista», que más adelante acuñó Freire: “Yo no soy freirista”. Por eso los límites de
lo que cabe y no cabe en las pedagogías críticas, al igual que sucede con el marxismo o con
la propia pedagogía como disciplina, son imprecisos y probablemente el lector perciba
algunas ausencias. ¿Acaso la genealogía de Foucault, la aportación socioconstructivista de
Vigotsky o el pensamiento de Boaventura de Sousa Santos no merecen un comentario? Es
posible, el espacio no permite estas y otras matizaciones en una sección de síntesis?
Su vigencia actual en las escuelas. Siempre se ha sostenido que en estas pedagogías la
relación entre la teoría crítica y la práctica crítica es un binomio indivisible y una de sus
esencias emblemáticas. No obstante, cabe preguntarse si la pedagogía crítica, a juzgar por la
cantidad de libros y otro tipo de textos publicados, no está más presente en la literatura
educativa que en las aulas. Posiblemente esto sea debido al abismo permanente que existe
entre la academia universitaria y la escuela que, en muchos casos, se agranda cada vez más;
aunque también cabe señalar notables excepciones
Transformar las dificultades en posibilidades. Es evidente que no son buenos tiempos para
las pedagogías críticas ante la creciente mercantilización del saber, con un currículo cada vez
más regulado y tecnocratizado debido a los nuevos artefactos de control evaluador. Pero ahí
surge una de las preguntas clave que siempre ha estado presente en las pedagogías críticas:
¿Hasta qué punto condiciona y determina la ideología educativa dominante las prácticas
escolares? ¿No existen márgenes suficientes de autonomía, iniciativa y hegemonía —o
posibilidades de imponerlos mediante un proceso de empoderamiento colectivo— para
avanzar hacia prácticas y proyectos transformadores, convirtiendo las dificultades en
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
¿A qué se debe la fascinación por este polémico autor que en 1921 fundó en la aldea de
Leiston (Inglaterra) la escuela-internado de Summerhill, que aún hoy mantiene sus esencias
originarias bajo la dirección de su hija Zoë Neill?
Existen diversas razones que se entrecruzan. La primera tiene que ver con la creciente crítica
a la escuela pública oficial y al modelo de pedagogía tradicional: por su autoritarismo, rigidez
y uniformidad; por el sinsentido de tantos exámenes y enseñanzas donde se valora y evalúa
únicamente la dimensión academicoinstructiva o cognitivaintelectual, y porque se reprime y
anula la libertad de la infancia. Neill, aunque suscribe buena parte de los principios de la
Escuela Nueva o activa —o escuelas progresivas— definidos por Ferriére, los radicaliza, al
entender que la Escuela Nueva ejerce un sutil y persuasivo autoritarismo de signo paternalista
y construye sistemas, métodos y materiales didácticos —a él no le interesan los métodos
didácticos—, incompatibles con la libertad del niño. El blanco de sus críticas se dirige, sobre
todo, a María Montessori, a quien acusa de construir un método demasiado ordenado, rígido,
artificial, científico y didáctico que mata, o cuanto menos, condiciona la creatividad y la
espontaneidad emocional del niño.
La segunda razón, de carácter social, hay que buscarla en la coincidencia con los
movimientos de contestación contra el poder político y el orden burgués, y con su férrea
defensa de los valores morales y religiosos —para Neill, la religión se ha convertido en una
atmósfera de negación de la vida—, y contra la lógica del utilitarismo económico y la
competitividad, que cristalizaron en las protestas universitarias de Alemania y Estados
Unidos y, sobre todo, en el Mayo francés del 68. Movimientos que, en buena medida, se
sitúan, en la órbita del antiautoritarismo situacionista y anarquizante, lejos de los postulados
del marxismo ortodoxo. En este contexto, cabe señalar la gran acogida que tienen las lecturas
como El hombre unidimensional, de H. Marcuse; El miedo a la libertad, de E. Fromm, o las
aportaciones de T. Adorno y W. Reich sobre la crítica a la familia y a otras instituciones de
opresión individual y control social.
Hay una tercera razón, derivada de las anteriores: los núcleos progresistas de la clase media
buscan nuevas formas de vida y de educar a hijos diametralmente opuestas a las actuales, y
se dan cuenta de que esto solo es posible al margen o en los aledaños del sistema: desde las
escuelas alternativas hasta los discursos de la desescolarización (I. Illicht, L. Goodman, J.
Holt, E. Reimer) y de la educación en casa. No hay que olvidar que Summerhill no es solo
una escuela, sino una forma de vida, una microsociedad que se autogobierna de forma
asamblearia, que fija sus propias normas y donde cada persona, sea niño o adulto, es un voto.
Los profesores, por tanto, son unos miembros más de la colectividad y, por tanto, tienen que
renunciar a cualquier tipo de superioridad.
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El relato de Summerhill es muy conocido: el alumno goza de absoluta libertad para asistir o
no a clase. Al comenzar cada trimestre, el alumno negocia con los profesores qué horario
quiere hacer y qué asignaturas quiere cursar. Así pues, cada uno elabora su propio plan de
estudios y avanza según sus intereses y capacidades.
También fue el primer educador que, en la época contemporánea, redescubre y enfatiza el
valor educativo de la educación emocional, algo insólito hace un siglo. No obstante, y como
efecto reactivo pendular, Neill relega a un plano secundario lo académico e instructivo y
subestima el desarrollo intelectual. Lo que en última instancia es importante no es saber, sino
sentir («sentir es más importante que saber»); una infravaloración que llega a veces al
desprecio: «La educación debería relacionarse con la vida y no con la adquisición de
conocimientos», o incluso a la caricatura: «Los libros son lo menos importante en una
escuela» (Neill: 1974). Aunque no siempre hay que tomarse a Neill al pie de la letra, pues
algunos de sus excesos verbales se suavizan en la práctica
Emociones y sentimientos, juego y placer, ausencia de imposiciones y castigos, libertad
individual por encima de la colectividad, y respeto y confianza en la bondad natural del niño
son conceptos que pueblan la obra de Summerhill.
Hay, sobre todo, dos precursores destacados en el planteamiento de las pedagogías libres no
directivas: J. J. Rousseau y L. Tolstoi. En Emilio, o De la educación, se sientan las bases del
discurso roussoniano: educar no es más que dejar emerger el estado natural del niño y el
desarrollo de su bondad. Y para alcanzar este ideal, primero hay que conocer qué significa
una infancia que tiene su propia entidad y personalidad autónoma —nada que ver con la
concepción hasta entonces dominante del niño como un hombre pequeño e incompleto—.
Este reconocimiento explícito de la singularidad infantil supone una revolución copernicana
y abre las puertas a la biología y psicología moderna y a las futuras teorizaciones de los
Pestalozzi, Fröbel, Claparède y otros autores de la Escuela Nueva o progresiva.
Pero con anterioridad, también L. Toltoi, en su escuela de Yasnaia Poliana, donde el educador
se pone al servicio de los ideales naturales y los sirve sin dogmatismos ni imposiciones, sigue
la estela de la pedagogía libre no directiva. Conviene recordar que este gran escritor se oponía
radicalmente al carácter obligatorio de las escuelas públicas, por su orientación retrógrada y
autoritaria, y que, junto a insignes anarquistas como Kropotkin, Reclus o Grave, participó en
la redacción de un manifiesto titulado La libertad de enseñanza, donde se denuncia la
institución escolar y se propone una escuela sin disciplina escolar, programas ni reglamentos
Las pedagogías y escuelas libres no directivas que, en la mayoría de los casos, se han ido
creado durante el último tercio del siglo xx y en el transcurso de este, tienen diversos orígenes
y toman distintas orientaciones, pero se fundamentan en un objetivo común: el respeto al
proceso del libre desarrollo de la infancia, la confianza en la posibilidad de construirse a sí
misma y la no interferencia por parte de las personas adultas en las elecciones y decisiones
que vaya tomando en su andadura educativa. En todas ellas está muy presente el “ααὐτος”
griego: “por sí mismo”; “a sí mismo”; “de uno mismo”. Así, se habla de autonomía,
autoconocimiento, autorregulación, autodidactismo, autoorganización o autogobierno.
Este tipo de escuelas, con frecuencia algo olvidadas y escasamente valoradas, han sido
nombradas y definidas de muchas maneras: radicales, alternativas, abiertas y sin paredes,
diferentes, no convencionales, libres, no-escuelas, antiautoritarias, libertarias, al margen del
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La fase de abandono y marginación. Son los tiempos remotos en que este colectivo
es el gran olvidado y excluido de la sociedad. Se le considera un ser molesto,
imperfecto, incluso inhumano, y un desecho social que hay que apartar de cualquier
relación y participación social
La fase de creación de los centros de educación especial. El discurso asistencialista y
caritativo adquiere cierto protagonismo y se piensa que es conveniente atender por
separado —la mezcla sigue considerándose inadecuada, peligrosa y poco decorosa—
a las personas diferentes, por razones físicas, sensoriales, psíquicas y cognitivas, en
unos centros específicos de educación especial.
La fase de la integración diferenciada. La integración en la escuela ordinaria es, con
frecuencia, más física que real, pues se ofrece un currículo diferenciado al alumnado
con necesidades educativas especiales con apoyos y refuerzos externos, sacándoles
de la clase ordinaria o clasificándolos en grupos según el nivel educativo. Este modelo
se fundamenta en la teoría del déficit individual: en las deficiencias de las personas y
no en sus necesidades —que hay que tratar de compensar hasta donde sea posible
para asimilarlo al modelo social dominante, para que lo conviertan en lo más
“normal”—, dejando de lado el respeto a la propia singularidad y obviando el
potencial educativo de las interacciones entre iguales y de la colectividad
Este modelo, y sobre todo el de la fase anterior, entroncan con el discurso médico que
pone el énfasis en la dependencia, respaldada por los estereotipos de discapacidad
que inspiran piedad, temor y actitudes condescendientes. En este modelo, la figura
del especialista —psicólogo, orientador…— es la que marca la agenda y toma las
decisiones importantes, mientras el profesorado se mantiene en un segundo plano o
en una posición de subordinación
La fase de la inclusión escolar. Un estadio o proceso sin fin que parte de la convicción
de que aprender juntos alumnos diferentes, en el marco de un sistema educativo
unificado y no fragmentado, es la mejor forma de avanzar, al propio tiempo, hacia la
diversidad y la equidad. Este modelo, que ocupa la centralidad de este capítulo y del
que hablaremos extensamente, se fundamenta en la cooperación entre iguales y entre
el conjunto de actores de la comunidad educativa y en la trasformación de la escuela.
La inclusión no es posible sin un cambio radical en la cultura docente, en los modos de
enseñar y aprender y en el imaginario de los valores y concepciones educativas. En este caso,
el profesorado adquiere el mayor protagonismo y trabaja codo a codo y en pie de igualdad
con los distintos especialistas que intervienen en el proceso educativo.
La inclusión es un concepto filosófico y una forma de vida que tiene que ver con el bien vivir,
y no una mera propuesta o receta metodológica. “Una forma de vida que está relacionada con
los valores de la convivencia (“vivir juntos”) y la aceptación de las diferencias (“la acogida
a los diferentes”), la tolerancia (que no equivale a la permisividad y al todo vale), la
cooperación, etc.” (Pujolás. 2004). Y para Basil Bernstein y otros autores es un derecho
humano fundamental y un requisito para la calidad democrática.
También lo es para la calidad educativa. Para Andy Hargreaves (2005), los indicadores de
calidad se sustentan en diversos principios inclusivos: es un valor básico que da la bienvenida
y atiende a todos los niños; los profesores deben adaptarse al niño y no el niño al programa;
la educación especial debe convertirse en un elemento de educación general, unificándose
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los dos sistemas en sus esfuerzos para satisfacer las necesidades infantiles; y los niños con
discapacidad han de ser participantes plenos y activos en la escuela y en la comunidad.
Por su parte, López Melero (2010) destaca la centralidad del enfoque histórico cultural para
avanzar hacia la inclusividad. Estas son algunas de las razones: el desarrollo no se produce
de manera natural sino cultural; el niño resuelve cualquier cuestión relacionada con el
conocimiento con la ayuda de los demás, aludiendo a la teoría vygotskiana de la zona de
desarrollo próximo; y hace suya esta otra tesis de Vygostki: “El colectivo es la fuente del
desarrollo de las funciones psicológicas superiores y, en particular, en el niño retrasado
mental” (Vygotski, 1988)
La educación inclusiva exige una modificación sustantiva en las concepciones educativas, en
los modos de enseñar, aprender y evaluar, en la organización del centro y en la cultura
docente: «Hablar de educación inclusiva, desde la cultura escolar, requiere estar dispuestos
a cambiar nuestras prácticas pedagógicas para que cada vez sean menos segregadoras y más
humanizantes. Esto implica un cambio en la mentalidad del profesorado respecto a las
competencias cognitivas y culturales de las personas con discapacidad intelectual; implica
cambiar los sistemas de enseñanza y aprendizaje y el modo de desarrollar el currículum;
representa que han de cambiar la organización del espacio y el tiempo escolar; y significa
que han de cambiar los sistemas de evaluación
Todos los teóricos de la inclusión argumentan que la educación inclusiva no es educación
especial y no debe tomarse como referencia. Supone una superación del concepto de
integración, muestra el mejor camino para superar cualquier tipo de discriminación y
exclusión, implica un reconocimiento del derecho a una educación democrática y de calidad,
tiene que ver con la reforma educativa y con la transformación escolar; por lo tanto, exige
cambios fundamentales en el pensamiento educativo sobre el alumnado, en el currículo, la
pedagogía y la organización escolar.
Los partidarios de la educación inclusiva son conscientes de que el lenguaje es un
instrumento de poder que subraya y reproduce el etiquetaje, la clasificación y la diferencia
excluyente, y que hay que introducir otro vocabulario acorde con los derechos humanos, la
justicia social, así como otros valores que hemos ido comentando. De ahí la importancia de
cómo conversamos y cómo nos miramos y hablamos.
“Plantear el problema de la diversidad y de la diferencia en y ante la educación supone
enfrentarse con retos y ámbitos de significación muy polivalentes: la lucha contra las
desigualdades, el problema de la escuela única interclasista, la crisis de los valores y del
conocimiento tenidos por universales, las respuestas ante la multiculturalidad y la
integración de minorías, la educación frente al racismo o al sexismo, las proyecciones del
nacionalismo en las escuelas, la convivencia entre las religiones y las lenguas, la lucha de
la escuela por la autonomía de los individuos, los debates científicos sobre el desarrollo
psicológico y sus proyecciones en el aprendizaje, la polémica sobre la educación
comprensiva, las posibilidades de mantener en unas mismas aulas a estudiantes con
diferentes capacidades y ritmos de aprendizaje, además de las rigideces del actual sistema
escolar y de sus prácticas” (Gimeno Sacristán: 1999)
Cooperar, colaborar, interactuar, participar, conversar, dialogar, escuchar, acompañar,
contrastar, confrontar, aprender a trabajar juntos, personalizar, grupos cooperativos e
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Una pedagogía lenta, serena y sostenible, como le llama Jaume Carbonell, que va en contra
del modelo educativo industrial, productivo y estresante, y que felizmente coincide con la
base de mis reflexiones, pensamientos e inquietudes sobre el aprendizaje, que vengo
reflejando en las entradas de este blog. Especialmente es el caso de la última entrada,
la titulada Enseñar mucho o aprender mejor, pero también en otras como la trilogía sobre los
Tiempos educativos.
La denuncia que el profesor Maurice Holt hizo contra el almacenamiento veloz y
memorístico, las pruebas estandarizadas y la uniformidad curricular, en el manifiesto por una
slow schooling, (movimiento inspirado en otros movimientos como el slow life, slow
food...), es un alegato contra la la acumulación de contenidos, las prisa por acabar, la
necesidad de terminar los libros, la sobreestimulación, la hiperprogramación, la base
memorística que potencia la idea de aprendizajes de usar y tirar (usar para el examen y olvidar
inmediatamente después)...e indica un camino a seguir: aprender a pensar, la reflexión
sobre lo que se aprende y la personalización de los aprendizajes, la creatividad, el
disfrutar aprendiendo, la recreación de lo aprendido...
Al virar la mirada sobre el tiempo en la escuela y buscar otra perspectiva, otra posibilidad,
en definitiva, se persigue un cambio educativo que propone en la enseñanza una relajación,
una lentitud selectiva, inducida y controlada, para ayudar a los alumnos a gozar de la escuela
y a aprender mejor: un aprendizaje que necesita tiempo sin tiempo. Se trata de un tiempo
flexible, adaptado y personalizado que proporcione reposo de conocimientos (integración en
los esquemas de conocimiento de cada aprendiente) y aprender más sobre qué
hemos aprendido y cómo lo hemos aprendido (metacognición del aprendizaje). Un tiempo
sin cronómetro trata de aprovechar la oportunidad de aprender "ahora" aprendizajes valiosos
y duraderos. Se trata de dejar tiempo al "aprender a aprender". Se trata de eliminar la presión
del tiempo accesorio, del tiempo esclavo y transformarlo en tiempo útil y tiempo liberado.
Se trata de correr el eje del cronómetro del tiempo de enseñanza y agrandar el tiempo de
aprendizaje: el protagonismo para el alumnado; el "prime time" para el aprendizaje.
La constante tensión entre cronos y kairós ¡Deprisa, deprisa!, cada vez más y más rápido,
cantidad, fecha límite, ¡terminad ya!, no puedo esperar, papeles y más papeles (y muchas
parrillas de ordenador), acumulación, desmesura, rendimiento, utilidad, resultados siempre
cuantificables, eficientismo obsesivo, pensamiento único, rigidez, control, aprendizaje
memorístico, fragmentación, zaping, no parar, modelo escolar empresarial-industrial,
sobreestimulación, sobreabundancia, hiperproducción, hiperconsumo, hiperprogramación,
hiperescolarización… Son los vocablos y expresiones que definen un modelo de sociedad
mercantilista, competitiva y deshumanizada, en la que cada día gana terreno el imperio de la
velocidad y del cronos, el reloj que planifica, mide y limita el tiempo para realizar cualquier
actividad.
Por el contrario, entra en declive la filosofía de vida del kairos el tiempo que se requiere para
cualquier acontecimiento), que ahora tratan de recuperar los diversos movimientos de la
lentitud. Un modelo de vida que da valor a otros conceptos radicalmente opuestos: pausa,
menos es más, reflexión, sosiego mental, serenidad, sostenibilidad, meditación,
imprevisibilidad, vivir el presente, proceso, camino, calidad, aprendizaje comprensivo,
cotidianidad, experiencia, espontaneidad, imaginación, juego, autonomía, creatividad,
flexibilidad, modelo escolar del taller artesanal, aprendizaje diversidad, desaceleración…
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teoriza sobre las causas que han llevado a la desaparición de la infancia, destacando la
omnipresencia televisiva como uno de los factores determinantes de que la infancia haya
perdido buena parte de su curiosidad e inocencia: le han privado del juego espontáneo y otras
actividades propias de la edad y ha accedido prematuramente al mundo adulto. Los ámbitos
y artefactos antes reservados a las personas mayores son utilizados cada vez por niños y niñas
de menos edad
Otra dimensión del tiempo cautivo y veloz es la sobrecarga de tareas infantiles, a imagen y
semejanza de la vida de las personas adultas. “A veces la sobrecarga es tal que no pueden
tan siquiera ejercer su derecho a ser niños y niñas” (Freire: 2013). La poderosa industria del
ocio y del consumo repercute en la creciente mercantilización de la infancia. Parece que los
niños y niñas hayan nacido para comprar —Nacidos para comprar: los nuevos consumidores
infantiles (2006) es el título de un libro que ofrece datos harto elocuentes—; están saturados
de deberes y tareas escolares, que en no pocas ocasiones tienen que terminar haciendo sus
padres y madres; se apuntan —o mejor, les apuntan— a un montón de actividades
extraescolares que, en realidad, reproducen con frecuencia los mismos rituales y exigencias
de la educación formal, aunque, simplemente, en otros escenarios. En definitiva, acaban
llevando agendas tan llenas como las de un ejecutivo. La recomendación de que no deben
quemarse etapas y que hay que respetar una cadencia de tiempo que es diferente en el mundo
infantil no parece que sea escuchada
“El tiempo libre se ha convertido en tiempo esclavo: tener tiempo se ha convertido en no
tenerlo. La relación entre identidad privada y espacio público es un itinerario cambiante
debido a nuevas formas de relación y socialización. La omnipresencia del consumo y del
inmediatismo en nuestras formas de vida social afecta también a los procesos de crecimiento
de las nuevas generaciones. El entretenimiento del niño es hoy un espacio público de
interacciones comerciales. La industria del espectáculo y el consumo se han convertido en
potentísimas máquinas de creación de necesidades” (Carbonell y Tort: 2006).
Slow school Sus inicios se remontan al año 2002, cuando el profesor emérito estadounidense
Maurice Holt publica un manifiesto por una slow schooling (escolarización lenta), inspirado
en slow food. En él se denuncia el almacenamiento veloz y memorístico de los contenidos,
las pruebas estandarizadas y la uniformidad curricular. Y como alternativa, se propone
estudiar a un ritmo más lento, profundizar los temas, establecer relaciones entre los
conocimientos y aprender a pensar y no a aprobar los exámenes. “Las escuelas lentas
posibilitan la invención y la respuesta al cambio cultural, mientras que las escuelas rápidas
se limitan a servir siempre las mismas hamburguesas” (Holt: 2002).
Joan Domènech, en Elogio de la educación lenta (2009), una de las obras de consulta
imprescindible para sumergirse en la teoría y la práctica de esta nueva filosofía y mirada
pedagógica, define y desarrolla estos quince principios:
1. La educación es una actividad lenta.
2. Las actividades educativas han de definir el tiempo necesario para ser realizadas, y no al
revés
3. En educación, menos es más.
4. La educación es un proceso cualitativo.
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Ley de la equifinalidad: se puede llegar a una meta desde distintos puntos de partida;
es decir, que u que un mismo efecto puede ser el resultado de distintas causas Una de
las aportaciones más relevantes del pensamiento sistémico es que, a diferencia del
pensamiento lógico-lineal basado en el dualismo entre causa y efecto y en el estudio
focalizado solo en una parte de donde se infiere una solución, plantea el abordaje de
todos y cada uno de los elementos en su conjunto y en relación con el entorno.
Por su parte, Humberto Maturana (2003) define los sistemas como unidades complejas que
disponen de una organización (relación entre los diferentes componentes) y una estructura
(conformación especial de estas unidades de acción conjunta). Maturana sostiene que los
sistemas humanos son autopoiéticos: pueden autorregularse y, en caso de heridas o
trastornos, pueden conseguir un nuevo equilibrio que sostenga la organización. Se trata de
una aportación que amplió con el desarrollo del lenguaje, siempre vinculado a la
conversación amorosa, que él denomina “lenguajear”. “El lenguaje nos permitió realizar un
salto cuántico en el desarrollo de la especie. Y el amor es lo que nos ha hecho tan plásticos
y creativos, puesto que al garantizar la supervivencia emocional, nos ha permitido explorar
los misterios de lo desconocido” (Parellada: 2011).
La perspectiva de la complejidad, que en parte se deriva de cuanto se viene exponiendo,
también se toma en consideración en la pedagogía sistémica. De ella se toman estos tres
principios estrechamente interrelacionados:
La diversidad. El descubrimiento de la función estratégica y vital de la membrana ha
introducido diversidad y complejidad en todos los ámbitos vitales e institucionales.
“Cuando en un aula no se vive con aceptación el hecho de que los alumnos sean
diversos, sea en su forma de actuar, de relacionarse, de aprender, etc., eso va a tener
consecuencias importantes, puesto que las exclusiones estarán servidas en bandeja”
(Parellada: 2011).
Autoorganización. La autonomía para el desarrollo de las personas, organizaciones y
proyectos solo es posible a partir de la existencia de ciertos márgenes de libertad.
Cooperación. La condición de seres sociales abre un amplio abanico de posibilidades
de solidaridad y cooperación que, para aprovecharlas y optimizarlas, hay que vencer
el lastre del individualismo y la competencia, lamentablemente también muy
arraigados Una de las mi radas más lúcidas sobre la complejidad actual nos la ha
regalado Edgar Morin, especialmente en Los siete saberes necesarios para la
educación del futuro (Morin: 2002) (véase Las pedagogías de las diversas
inteligencias)
Otro componente emparentado con el universo sistémico se da en la teoría de la
comunicación de la Escuela de Palo Alto, cuyo representante más distinguido es Paul
Watzlawick (1974). Se trata de una perspectiva interpretativa de lo simbólico, con puntos de
contacto con la teoría de sistemas, donde la comunicación, base de toda relación social,
funciona como un conjunto de elementos en interacción en donde la modificación de uno de
ellos afecta las relaciones entre todos los elementos. Cabe subrayar la distinción que se
establece entre la comunicación verbal (se limita al lenguaje de las palabras, a lo que se dice)
y la comunicación digital (incluye todo lo relacionado con el lenguaje no verbal: gestos, tonos
de voz, miradas, silencios…) sobre lo que se quiere decir, algo que conecta con la noción de
currículum oculto.
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Así, se habla de la generación de los cuarenta, de los cincuenta…, de los noventa y de la más
reciente: la de los cien, correspondiente a los que cumplen quince años en la segunda década
del presente siglo. Dentro de este paradigma sistémico se manejan cuatro dimensiones o
inteligencias transgeneracionales: la intrageneracional, la nuestra, entre iguales; la
intergeneracional: la anterior, padres e hijos; la transgeneracional: las generaciones
anteriores, y la intrapsíquica, que apela a los sentimientos de uno mismo. El cultivo de estas
inteligencias, aparte de proporcionar un conocimiento sobre las afinidades o discrepancias
con otras personas, proporciona un contexto de relación más amable, sutil y eficaz. Las raíces
van asociadas a los vínculos. Son las arterias por donde circula toda la información, las
emociones y las creencias, formando una malla que nos sostiene, nos ayuda a ubicarnos, nos
proporciona seguridad y confianza, y nos ayuda a conectarnos con otros sistemas. “Los
vínculos son el tejido que une a los miembros de un sistema humano y la materia prima de
los vínculos es el amor. El amor que nace del vínculo es una fuerza profunda que actúa
inconscientemente y que une a todas las personas que forman parte de un sistema relacional
tanto si están vivos como si están muertos; actúa siempre, tanto si los reconocemos como si
no, tanto si nos gusta, como si no es de nuestro agrado” (Traveset: 2007). El amor, he aquí
otra palabra muy sistémica. A Carles Parellada le gusta repetir la expresión de Maturana: “El
amor es el reconocimiento del otro como legítimo otro en relación con uno”. Y los vínculos
del amor, sean familiares, afectivos o cognitivos, impregnan toda suerte de relaciones que se
establecen entre los diversos agentes de la comunidad educativa
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contraste de puntos de vista; y por la idea de que la realidad “lugares” sobre y desde los que
se habla, las relaciones de exclusión (de conocimientos, fuentes, puntos de vista...) que se
favorecen, y de construir criterios de valoración para relacionarse con esas interpretaciones
Replantear la función docente teniendo en cuenta un nuevo papel de facilitador que ayuda a
problematizar la relación de los estudiantes con el conocimiento, en un proceso en el que el
profesor actúa como aprendiz. En este replanteamiento la importancia de la actitud de
escucha del educador sirve de base para construir con los alumnos experiencias sustantivas
de aprendizaje. Una “experiencia sustantiva” es la que no tiene un único recorrido, permite
desarrollar una actitud investigadora y ayuda a los estudiantes a dar sentido a sus vidas
(aprender de ellos mismos) y a las situaciones del mundo que les rodea (de lo local a lo
global). En este sentido, el diálogo con la génesis de los fenómenos objetos de investigación
se plantea desde una perspectiva de reconstrucción histórica, en los registros en torno a las
diferentes formas de diálogo pedagógico que tienen lugar en el aula y en otros escenarios, y
contribuye a expandir el conocimiento de los alumnos y a responsabilizarles de la
importancia de aprender de los otros y con los otros. Si se tiene en cuenta lo anterior, los
proyectos de trabajo apuntan hacia una manera de representar el conocimiento escolar basada
en el aprendizaje de la interpretación de la realidad, orientada hacia el establecimiento de
relaciones entre la vida de los alumnos y profesores y el conocimiento de las disciplinas (que
no coinciden con las materias escolares) y otros saberes no disciplinares. Todo ello para
favorecer el desarrollo de estrategias y competencias de indagación, interpretación y
presentación del proceso seguido al estudiar un tema o un problema, que por su complejidad
favorece el mejor conocimiento por parte de los alumnos y los docentes de sí mismos y del
mundo en el que viven. De esta manera, los proyectos de trabajo y la visión educativa a la
que se vinculan, invitan a repensar la naturaleza y las funciones de la escuela y las
competencias que contribuye a desarrollar en los sujetos pedagógicos. Sobre todo, porque no
se puede perder de vista, como nos recuerda MacClintock (1993), que todavía la escuela se
fundamenta en concepciones y prácticas establecidas en el siglo XVII (agrupación por
criterios de edad, división de los temas por secuencias, libros de texto, motivación
competitiva...). Frente a esta realidad la concepción de un currículum transdisciplinar a la
que se vinculan los proyectos de trabajo, requiere una organización del tiempo y del espacio
de la clase más compleja y flexible, un enfoque educativo que posibilite la comprensión de
los problemas y los temas en los que investigan los alumnos, una utilización más amplia de
fuentes de conocimiento que la que brindan los libros de texto, que suelen seguir
concepciones y mostrar informaciones de dudosa actualidad, además de sugerir actividades
de baja complejidad cognitiva (Alonso: 1998).
Considerados de esta manera, los proyectos pueden contribuir, como apunta Henry (1994:
49) y con nuestra experiencia hemos ampliado, a favorecer en los estudiantes la adquisición
de competencias relacionadas con:
la construcción de la propia identidad, en la medida en que lo que se estudia responde a
cuestiones «inquietantes» para los niños, las niñas y los adolescentes; cuestiones que tienen
que ver con las interpretaciones que construyen del mundo y con las preguntas que se hacen
sobre la realidad y cada uno de ellos y ellas;
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física, y se plantea, como cuestión central, cómo hay que vivir: cómo hay que tratar el cuerpo
y la mente; cómo hay que utilizar la felicidad que proporciona la naturaleza; cómo hay que
comportarse como ciudadanos; o cómo hay que aprovechar las facultades en beneficio de
uno mismo y de los otros.
John Dewey considera que el «yo» no es una mente separada que construye conocimiento de
las cosas por su cuenta al margen de la realidad, y se muestra muy comprometido con un
enfoque cooperativo de la enseñanza, que le lleva a hablar de «inteligencia cooperativa» o de
«inteligencia colectiva» en distintos contextos. Maria Montessori investiga a fondo el
comportamiento de la infancia y, entre otros descubrimientos, establece la estrecha relación
que existe entre la actividad sensorial y el desarrollo de la mente; algo que ella misma
comprueba en sus Casa dei Bambini, donde crea un ambiente adecuado para que los niños y
niñas experimenten con diversos materiales sensoriales. Albert Einstein sostiene que la mente
intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente; y que el misterio es la
cosa más bonita que podemos experimentar, así como la fuente de todo arte y ciencia
verdaderos.
Jean Piaget supone, sin duda, un punto de inflexión dentro de la psicología cognitiva, al
desarrollar una de las teorías más amplias y sólidas sobre el desarrollo intelectual desde el
Centro Internacional de Epistemología Génética de Ginebra, que dirigió hasta su muerte. La
diferencia básica con Binet y otros psicólogos es que su propósito no es medir la inteligencia,
sino intentar explicar los mecanismos de su funcionamiento y su construcción, con un
detallado estudio de las diversas etapas evolutivas. La revolución cognitiva de Piaget
introduce nuevas preguntas, miradas, conceptos, esquemas e interpretaciones que se
enfrentan al conductismo. Por otro lado, da origen a la definición y aplicación en el proceso
de enseñanza y aprendizaje de la perspectiva constructivista que, con diversas adaptaciones
y revisiones, ha gozado de una amplia presencia en las reformas curriculares.
Uno de sus discípulos, Lawrence Kohlberg, prosigue los estudios sobre el razonamiento
moral piagetiano y avanza en la definición de los estados evolutivos morales. Su obra tiene
una gran repercusión en las instituciones educativas, por sus aportaciones en torno a las
pautas que regulan una escuela democrática, la resolución de dilemas morales o el ejercicio
argumentado entre los derechos y libertades individuales y los colectivos, que tan a menudo
entran en colisión. Una de sus colaboradoras, C. Gilligan, introduce la perspectiva de género
y sostiene que los chicos piensan distinto que las chicas: estas privilegian los vínculos con
los demás y las responsabilidades en el cuidado —es una de las definidoras de la ética del
cuidado— por encima del cumplimiento abstracto de deberes. A Piaget siempre se le
reprocha que no se ocupara de las emociones, y que en sus investigaciones se centrara en un
sujeto individual al margen de su contexto social.
Las inteligencias múltiples de Gardner Este es uno de los movimientos que revoluciona el
estudio de la inteligencia. Howard Gardner, después de muchos años de investigación del
cerebro humano con sus colaboradores en la Universidad de Harvard, en el marco del
Proyecto Zero, llega a cuestionar la identificación exclusiva de la inteligencia con el
razonamiento lógico, y amplía este concepto a otros campos del comportamiento humano.
Define la inteligencia como la capacidad para resolver problemas y generar otros nuevos, por
hallar soluciones, crear productos y ofrecer servicios valiosos dentro del propio ámbito
cultural.
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tanto, puede expandirse. Basta con que creas que puedes ser más inteligente para que esa
posibilidad se convierta en una realidad”.
En efecto, se trata de la disponibilidad y expectativas del propio alumnado, pero también de
las que proyecta sobre este la institución escolar, el profesorado y la familia. Colgar etiquetas
a los alumnos, además de ser un proceso nada científico y riguroso, es abrir las puertas al
fracaso y la deserción.
Por el contrario, se han mostrado suficientes evidencias inclusivas de que cuando se confía
en las posibilidades de los estudiantes, y se le ofrecen oportunidades, empiezan a crecer e
incluso a volar. También ha quedado aparcada la polémica que ocupó uno de los grandes
debates del siglo pasado en torno a la influencia de la herencia y el medio. También existen
suficientes evidencias de que los alumnos y alumnas aprenden y se desarrollan mejor en
contacto con su realidad y experiencia cotidiana, con sus compañeros y con otras personas.
En resumen, que la inteligencia se construye usándola.
Las inteligencias se relacionan con las diversas áreas del currículo En la propuesta de
Gardner y en muchas otras teorías del aprendizaje, bajo la denominación de inteligencias,
competencias u otras, dicha relación está siempre muy presente. Así, en la inteligencia
lingüístico verbal, se ponen el juego las representaciones del pensamiento a través del viaje
de las palabras: sus sonidos, significados, funciones e intercambios; los diversos usos del
lenguaje para recoger, seleccionar, ordenar, contextualizar y analizar la información para
convertirla en conocimiento, y las prácticas orales y escritas para tejer conversaciones y
narrativas. En la inteligencia lógico matemática, se trabajan los modelos y relaciones lógicas
y las figuras geométricas, y se entra en el mundo mágico y real de los números, con sus
cálculos y todo tipo de operaciones vinculadas a la vida cotidiana. En la inteligencia musical
se captan sonidos, timbres y ritmos y se estimula la percepción y la plasmación de
producciones. “Las notas representan para la inteligencia musical lo mismo que las
palabras para la inteligencia lingüística” (Antunes: 2011).
La inteligencia emocional facilita el acceso a todo tipo de conocimiento En efecto, los
distintos registros y movimientos de las emociones nos permiten penetrar tanto en nuestra
propia subjetividad interior como en el vasto mundo de conocimientos y pensamientos
inscritos en el proceso de enseñanza y aprendizaje. H. Gardner define esta inteligencia; pero
—como se ha dicho— es D. Goleman quien acuña y desarrolla ampliamente este concepto
de inteligencia emocional, que agrupa el conjunto de habilidades psicológicas que permiten
apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender a los demás
y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento Su
teoría se condensa en estos puntos: conocer las propias emociones, aprender a gestionarlas,
motivarse a sí mismo y establecer buenas relaciones con los demás. Hay un mantra que se
repite una y otra vez: “conócete y quiérete”, metaconocimiento y autoestima. Conocerte a ti
mismo, saber lo que sabes y lo que ignoras, tus potencialidades y debilidades; y conocer tus
deseos, lo que quieres y no quieres hacer, y en qué punto te encuentras del camino. Y quererte
y valorarte a ti mismo, pero también exigirte y proponerte nuevos retos. En este ámbito, no
suele hablarse propiamente de buenas y malas emociones, pero sí de emociones más
efectivas, útiles y adaptativas. Hay un componente emocional que cada día adquiere más
relevancia en la educación: la ternura, que se asocia a la confianza; atención al cuidado, al
cariño y a la relación amorosa. La experiencia de la ternura es algo personal que expresa el
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deseo de mantener vínculos y lazos, abriendo espacios nuevos basados en el respeto: “En la
experiencia de la ternura están presentes los diversos sentimientos que la rodean: dulzura,
acercamiento y proximidad, temor a perder lo querido. Pero al mismo tiempo que nos hace
sentir lo más grande y hermoso también la dimensión emocional es tan quebradiza que le
otorgan a la ternura la condición de vulnerabilidad” (Jover: 2012).
Otros dos conceptos interconectados de gran calado emocional son el asombro y el misterio.
El asombro es la llama que enciende la curiosidad y disponibilidad hacia el conocimiento; es
lo que provoca la motivación y el punto de partida hacia un aprendizaje relevante y profundo,
que acompaña el viaje interior del ser humano hacia el exterior. Y el asombro enriquece las
rutinas y abre las puertas a lo novedoso y desconocido, que siempre se presenta con un cierto
halo y sensación de misterio; porque, como decía Einstein, la experiencia más bella y
profunda que puede tener el hombre es el sentido de lo misterioso. Nos lo recuerda Catherine
l´Ecuyer en Educar en el asombro (2013): “Los niños asumen naturalmente la existencia del
misterio porque es lo que mantiene vivo el deseo de aprender, de conocer. ¿Qué es el
misterio? El misterio no es aquello que no se entiende. Es lo que nunca acabamos de
conocer. Es lo inagotable. Por eso, los niños están fascinados ante el misterio porque ven en
ello una oportunidad de conocer infinita. Y como los niños nacen con asombro y el asombro
es el deseo de conocer, el misterio les fascina”.
La inteligencia social mejora la convivencia y profundiza la democracia Estas son algunas
de las palabras clave: fraternidad, convivencia, cooperación, empatía, ayuda mutua, respeto,
diálogo y cooperación. Y estos, algunos de los verbos que ponen en acción estos conceptos:
compartir problemas y soluciones, capacidad de intercambiar con los demás, aprender a
pensar pensando en los demás. “Somos cada uno porque estamos en relación con los otros.
Sin sociabilidad no alcanzaríamos la condición de ciudadanía” (Jover: 2012). Todas las
culturas populares y tradiciones de la sabiduría revelan que la calidad de las relaciones es la
base de la convivencia. Y, tal como se señala en otras partes del libro, la cooperación es el
mejor medio para garantizar la inclusión escolar y social.
La inteligencia social, muy unida a la emocional, también fue estudiada por Goleman, que
fijó dos categorías. La primera es la conciencia social: la escucha atenta, la comprensión de
los pensamientos, sentimientos e intereses de los demás, y el conocimiento del
funcionamiento de los grupos sociales. Y la segunda comprende diversas habilidades
sociales. No obstante, el atributo básico de este tipo de inteligencia colectiva reside en la
dialéctica individuo-sociedad y en el modo en que se organizan democráticamente las
instituciones sociales y, entre ellas, la escuela. “El individuo y la sociedad existen
recíprocamente. La democracia permite la relación rica y compleja individuo-sociedad,
donde los individuos y la sociedad pueden ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse
mutuamente” (Morin: 2001). Participación de todos los agentes implicados, diálogo abierto
y permanente, y seguimiento y control democrático de las responsabilidades y compromisos
que se adquieren individual y colectivamente: sobre este triángulo se construye, fortalece y
enriquece la comunidad escolar y los diversos proyectos formativos que tienen lugar fuera
de la educación no formal.
La inteligencia distributiva, o cuando el buen uso de las herramientas inteligentes nos hace
más inteligentes “Los seres humanos han evolucionado hasta ser unos increíbles creadores
y buscadores de herramientas, y ser capaces de emplearlas. Del mismo modo que un
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ordenador se vuelve más potente cuando se conecta con diversos dispositivos externos
(discos duros, módems, impresoras, cámaras y demás) así nosotros ampliamos nuestra
inteligencia mediante el uso competente de una amplia variedad de artefactos. Desde un
teléfono hasta un metro, pasando por reglas de cálculo, gafas, gráficos o Internet, la
inteligencia para el mundo real casi siempre depende de lo que David Perkins ha
denominado como persona plus” (Lucas y Claxton: 2014)
Este texto contiene tres ideas básicas de la inteligencia distributiva o en expansión. La
primera concierne a la exploración permanente del entorno físico y mental por parte del ser
humano en el transcurso de la humanidad para hacerse con las herramientas necesarias que
mejoren la calidad de vida, el acceso a la información, los medios de comunicación y los
sistemas de expresión y representación simbólica. La segunda tiene que ver con el buen uso
que se hace de las nuevas aplicaciones con el objeto de desarrollar el pensamiento y la
creatividad, y de mejorar las relaciones humas y la convivencia. Obvia explicar —cómo ya
se hizo en el capítulo sobre las pedagogías no institucionales—, que las potenciales ventajas
de las tecnologías de la información, de la comunicación y del aprendizaje pueden tornarse,
en función de un mal uso o de un abuso incontrolado, en desinformación, incomunicación y
desaprendizaje. Y la tercera alude a otra cuestión que no es baladí: en efecto, estamos
rodeados de nuevas herramientas y tecnologías, pero no siempre existe la posibilidad de
utilizarlas, bien sea por razones socioeconómicas y culturales —la desigualdad tiene un fuerte
impacto en el empleo y en el modo de moverse dentro de las TIC—, o por desconocimiento,
miedo y resistencia al cambio de hábitos.
Las dimensiones estratégica, intuitiva y practico ejecutiva transforman el pensamiento en
acción ¿De qué modo pueden volverse más inteligentes las personas siendo más explícitas
con lo que hacen? Esta es la gran pregunta que se plantea la inteligencia o pensamiento
estratégico. Ser estratégico significa saber en qué momento hay que reflexionar, dejarse
llevar o tomar decisiones y actuar. Es también la capacidad de controlar los impulsos, de
sacar provecho de la experiencia para anticipar la incertidumbre, de adquirir otras
capacidades y, en definitiva, de ampliar su capacidad de aprendizaje. Lucas y Claxton (2014)
identifican cuatro conceptos en la inteligencia estratégica: metacognición, autorregulación,
reflexión y transferencia. John Flavell (1979) ahonda en la metacognición y distingue tres
elementos: conocerse a uno mismo, conocer la tarea y conocer las estrategias. La
autorregulación compone cuatro secuencias: reflexión, planificación y activación,
supervisión, control y reacción y reflexión. «Los alumnos que se autorregulan se van
convirtiendo, progresivamente, en sus propios profesores» (Lucas y Claxton: 2014).
La reflexión estratégica se ha alimentado, en buena medida, de la teoría de Donald Schön en
torno a la reflexión en acción y la reflexión sobre la acción. La práctica profesional reflexiva,
seguida de cerca por algunos ámbitos españoles innovadores, permite al docente la
construcción de conocimientos a través de la solución de problemas que se encuentran en la
práctica; esto conlleva la construcción de un tipo de conocimiento desde las acciones para
tomar decisiones mediante la utilización de estrategias y metodologías para innovar. Por
último, la transferencia muestra las distintas vinculaciones de lo que se está aprendiendo con
otras situaciones, contextos y áreas de conocimiento. Otros autores relacionan esta
inteligencia con la creatividad, con la capacidad de ideas y con el hecho de adoptar otra
mirada más abierta y utilizar la imaginación para descubrir nuevas posibilidades. Uno de los
ejemplos que se pone de inteligencia estratégica es el proyecto Filosofía para niños (véase el
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Hasta aquí la síntesis del libro de Jaume Carbonell Sebarroja (2015) Pedagogías del siglo
XXI Alternativas para la innovación educativa. Octaedro. Barcelona.
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Si conseguimos que los tres conocimientos principales se junten, podemos obtener una buena
integración de las TIC en la docencia. Si tenemos que dar una clase de arte en bachillerato,
debemos dominar la materia y la disciplina. En una clase sobre el Renacimiento, utilizaremos
una pedagogía demostrativa, con fotografías de las principales obras pictóricas e intentando
que los alumnos aprendan los contenidos de esta unidad. Hace 15 años, seguramente este
profesor iría cargado con sus 20-40 diapositivas y un proyector de diapositivas a enseñar la
clase. Pero hoy, en cualquier colegio con una pizarra digital interactiva el profesor podrá
llevar un número indeterminado de obras pictóricas en su pendrive con una calidad mucho
mayor pudiendo hacer anotaciones, utilizar herramientas que focalicen la atención en un
punto del cuadro manteniendo la visión del todo, etc. Aquí el profesor tiene un conocimiento
disciplinar (Renacimiento), pedagógico (metodología demostrativa) y tecnológico (uso
adecuado de la PDI) obteniendo un conocimiento TPACK haciendo su clase más atractiva,
motivadora y, seguramente, mejor.
El reto es integrar los tres tipos de conocimiento para dar lugar a el Conocimiento tecnológico
pedagógico disciplinar, es el conocimiento que un docente requiere para poder integrar de
manera consistente la tecnología en la enseñanza. Es un tipo de conocimiento complejo,
multifacético, dinámico y contextualizado.
El conocimiento tecnológico + pedagógico + disciplinar supone que integrar las TIC en
nuestras clases implica no solamente conocer las herramientas, sino también “reacomodar”
nuestras prácticas, revisar y resignificar los conocimientos pedagógicos y disciplinares
cuando incluimos tecnologías. Se trata fundamentalmente de poner cada uno de esos
conjuntos de saberes al servicio de los otros dos para, en total, enriquecer las prácticas de
enseñanza y de aprendizaje
Por ejemplo, un docente que se propone enseñar sobre la Segunda Guerra Mundial utilizando
tecnología debería dominar los siguientes saberes:
Causas, consecuencias, contexto y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial entre otros
contenidos específicos del tema a enseñar.
Conocimiento epistemológico.
Método y estrategias didácticas de enseñanza de la historia.
Herramientas de líneas de tiempo, reservorios de contenidos históricos, bibliotecas
virtuales, videotecas históricas, foros de debates, wikis, blogs etc.
Pero además debe poder integrar todos esos saberes para hacer una propuesta potente de
enseñanza de la historia con TIC: por ejemplo la construcción colaborativa de una línea de
tiempo multimedia a partir de una detallada investigación crítica online sobre las Segunda
Guerra Mundial.
Sabemos que el proceso de profesionalización docente implica una reflexión sobre su propia
práctica, así como sobre los propios saberes. Los docentes no sólo deberían dominar este tipo
de saberes integrados, sino además comprender la relación entre ellos, su complejidad y
necesidad.
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El británico Richard Gerver es autor de Creating Tomorrow´s Schools Today (2010). Uno de
sus principales campos de investigación es el desarrollo de la conciencia del potencial y de
la creatividad humana
Richard Gerverd es, probablemente junto con Sir Ken Robinson, uno de los educadores con
más influencia dentro del panorama educativo actual. Se trata de un docente que inspira, de
un docente con el que no paras de aprender, de cuestionarte los pilares de la educación. En
definitiva, uno de los educadores que tiene la enorme oportunidad de hacerte creer que otra
educación es posible.
Richard Gerver: Cree que, efectivamente, la educación es un derecho universal y el mayor
regalo que podemos otorgar a nuestros niños. Dentro del contexto mundial y de la guerra por
el talento, debemos encontrar nuestro mayor talento, donde quiera que pueda estar. La
persona que dé con la cura definitiva para el cáncer o con la solución para la paz mundial
podría estar sentada, en estos momentos, en una clase de una zona socialmente desfavorecida
de España; la educación universal nos ayuda a descubrir el talento.
La clave para asegurar que la educación es respetada y abrazada por todos los estudiantes del
mundo es garantizar que el aprendizaje sea relevante; rico en contexto, experiencias y
propósito. Demasiado de lo que sucede en nuestras escuelas es uniforme, más basado en una
vieja metodología de acceso al conocimiento que en el desarrollo de habilidades, atributos y
comportamientos. El sistema todavía está diseñado para crear uniformidad más que para
educar en la individualidad. Se trata de un modelo que fue adecuado en la era industrial, pero
que en un futuro que depende de la creatividad y la innovación, es en gran medida
irrelevante.
Necesitamos un grupo dinámico y ambicioso de personas para dirigir la educación, pero
hemos de tener cuidado porque los grandes maestros no están motivados por el dinero o el
poder, sino por el valor moral de empoderar a sus estudiantes para que se conviertan en lo
mejor que pueden ser, en la mejor versión de sí mismos.
Necesitamos trabajar más duro para desarrollar culturas donde se respete a los profesores y
se les otorgue la confianza suficiente para que puedan desempeñar el trabajo que tanto les
apasiona. Los más grandes maestros serían grandes en cualquier cosa que se propusieran, sin
embargo muchos se sienten frustrados, porque perciben que no se les permite para hacer su
trabajo con libertad. Debemos depositar altas expectativas en nuestros maestros, pero sobre
todo darles la oportunidad de desarrollarse profesionalmente.
En torno a la escuela actual Gerver plantea lo siguiente:
Cambio
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Potencial.
Importancia.
¿Cómo puedes conseguir que la escuela importe? ¿Por qué a tus alumnos no les gusta
ir a la escuela? ¿Por qué deben ir por ley? Estas preguntas parten del gran error que
se comente por parte del docente: descontextualizar el aprendizaje. Este es el modelo
en el que se ciñe el sistema actual. La escuela no enseña para la vida. Como docente
enseñas tu asignatura como si se tratara de una carrera de obstáculos.
La escuela está obsesionada en repetir a los alumnos lo importante que será la escuela
para su futuro, cuando a tus alumnos el futuro les preocupa relativamente poco. Como
docente debes preocuparte más que nunca del presente y olvidarte del futuro para
enseñar desde el interés, el entusiasmo y conectando lo que enseñas con lo que viven
tus alumnos.
Error.
Las escuelas cada vez más se parecen a concursos, a casinos porque todo se juega a
una respuesta correcta, a una carta. La escuela identifica única y exclusivamente el
éxito como la superación de un examen, de una materia, de un curso. Y esto es así
porque la educación actual está obsesionada con evitar el fracaso a toda costa. Se trata
de un modelo educativo totalmente bipolarizado, a semejanza del mundo: correcto-
incorrecto, aprobado-suspendido.
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La bipolarización tiene un precio muy alto para tus alumnos: la autoestima. Cuanto
más se niega o se castiga el error, menor es la autoestima de tus alumnos. De ahí que
debas ahondar en lo positivo que existe en el error, en la oportunidad que supone el
fracaso. No se aprende nada nuevo si se acierta todo
Futuro.
La escuela debe preocuparse por enseñar desde el presente para preparar a tus alumnos
para la escuela del futuro
Conocimiento.
El gran problema de la educación actual es que se ha olvidado del nivel de las destrezas y del
conocimiento y sólo se centran en el de las reglas. No basta sólo con saber. Saber no significa
conocimiento. De lo que se trata es de desarrollar el conocimiento y la comprensión.
Contexto.
Si separamos la escuela de la vida real, cada vez estarás más separado de tus alumnos y de
sus intereses. Hay que enseñar unificando contextos
Industrialización.
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que aprendan exactamente los mismos contenidos, hagan las mismas cosas y
compartan unos mismos intereses. Y ahí radica su gran error.
La escuela debería optar a ser impredecible y más personalizada. Lamentablemente,
como docente la administración vive más preocupada por los resultados que por los
procesos de aprendizaje. Además, dedican ingentes cantidades de dinero para tal fin.
Flexibilidad.
Para Richar Gerver la escuela se parecen cada día más a las cárceles porque en ellas
impera la rutina, la repetición. Son lugares totalmente previsibles, uniformes y que
viven en constante contradicción con la flexibilidad que supone la vida fuera de los
centros educativos.
La escuela es más predecible que nunca y choca frontalmente con una generación que
vive a demanda, es decir, que aprende donde quiere, con quien quiere y cuando quiere.
Magia.
Según Richard Gerver, la escuela está más institucionalizada que nunca. No hay nada
de descubrimiento en ella. No hay magia. Se estimula poco la imaginación y la
creatividad. Todas las aulas parten con el mismo mobiliario y no están ni pensadas ni
diseñadas para el futuro. Tampoco se ha tenido en cuenta a tus alumnos en su diseño.
Cuando se piensa en la escuela, se comete el error de pensar en un edificio, cuando la
escuela lo constituyen tus alumnos y los entornos flexibles de aprendizaje que eres
capaz de crear con ellos y junto a ellos.
Comunidad.
Hay que hacer más hincapié que nunca en concebir la escuela como una comunidad
global. Una comunidad en la que se incorpore a las familias, en las que se pueda
cambiar la pregunta ¿Qué le está enseñando a mi hijo? por ¿Qué les estamos
enseñando a nuestros hijos?
Para Richard Gerver, no sólo la escuela debe insistir en crear un sentimiento de
comunidad con las familias, sino también entre el sector público y el privado, entre la
educación y el mundo empresarial.
Pero los msaestros están preparados para los estudiantes aprendan de la forma que sugiero.
No, porque les han enseñado mal. Pero, ¿sabes que la mayoría de docentes están de acuerdo
conmigo? Cuando les digo que defiendo un modelo en el que tienen que prestar atención
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individualizada a cada niño, no hay ningún profesor que me diga que no está de acuerdo. Es
el sistema que les dice a los profesores que no pueden hacerlo.
Los sistemas de pruebas internacionales están diseñados para medir el sistema tal y como
es; las pruebas están diseñadas para evaluar la práctica tradicional que se sigue hoy en día y
ejercen una influencia demasiado poderosa en el modo en que los políticos desarrollan
medidas educativas. Lo que ha ocurrido es que hemos convertido las pruebas en munición
política, y la política educativa ahora reacciona a los resultados obtenidos en las pruebas y
busca desesperadamente escalar posiciones.
Las pruebas internacionales como PISA no son herramientas para la innovación, sino para
medir el status quo. Tristemente, sin embargo, algunos de los informes de la OCDE son
interesantes y estimulantes, pero los medios de comunicación y los políticos tienden a
quedarse con los titulares fáciles. Por lo tanto, terminamos con una maraña de intervenciones
a corto plazo diseñadas para perfeccionar un sistema desactualizado. Por ejemplo, en la tabla
del ranking PISA 2012, Shanghai quedó en lo más alto. China ya se ha dado cuenta de que
el sistema académico dominante que les ayudó a llegar ya no es apto para la cultura más
innovadora que el país necesita si quiere impulsar su próxima fase de desarrollo económico.
Por eso se están tomando medidas drásticas para alejarse del modelo y avanzar hacia un plan
de estudios más holístico
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
apertura, por el fin de los jardines vallados dentro y fuera de la web. Las redes sociales y de
contenidos distribuidos centralizados en entornos autoconstruidos son elementos esenciales
de ese futuro. El aumento de interés por la gestión del conocimiento en entornos dinámicos
y complejos muestra la necesidad de una teoría que trate de explicar el lazo entre el
aprendizaje individual y organizacional
George Siemens en el libro Knowing Knowledge sobre los cambios en el conocimiento y
en la forma de aprender, parte en su análisis de la premisa de la complejidad creciente del
mundo. El conocimiento tiene en la actualidad el reto de enfrentar problemas complejos:
Estamos en las primeras etapas de un cambio dramático – un cambio que sacudirá los
espacios y estructuras de nuestra sociedad. El conocimiento, la piedra angular del mañana
está cabalgando un proceloso mar de cambios. En el pasado, el conocimiento servía a los
propósitos de la economía –creación, producción y marketing-. Hoy, el conocimiento es la
economía. Lo que solía ser un medio se ha convertido en un fin.
Siemens incide también en su obra en las teorías relacionadas con las redes de aprendizaje y
los ecosistemas de conocimiento. Partiendo de la premisa de que el conocimiento es una red,
la forma de conocer las ideas y de conectarlas entre sí determina nuestro nivel de aprendizaje.
Paralelamente, cómo estemos conectados condiciona la información que encontramos. A su
juicio, los docentes deben hacer que los estudiantes aprendan a crear y evaluar redes, pues,
en sus propias palabras, “dar un dato y evaluar si el estudiante lo recuerda no es válido en
una sociedad que precisa crear conocimien.
En G.A Clavijo (2017c: 108- 143) se abordó el conectivismo y no nos vamos a referir a lo
tratado en ese documento.
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Las nuevas tecnologías son compatibles con este modelo? ¡Claro! Básicamente creo que
todo debe hacerse online. Si yo quiero diseñar aviones, las tecnologías pueden ponerme en
contacto con gente de todo el mundo que quiera diseñar aviones. No tienen que estar todos
en mi pueblo. La localización es el problema de la educación.
No puedes aprender nada memorizándolo. Si aprendes algo de memoria, solo te servirá para
pasar un examen. En el primer día de clase en la Universidad, solía preguntar a mis
estudiantes: ¿quién puede superar los exámenes que hizo el año pasado ahora mismo? Y
todos respondían lo mismo: no podemos.
Los profesores deberían concentrarse en intentar comprender qué es lo que los estudiantes
pueden hacer, y en ayudarles a hacerlo. Si yo quisiera aprender sobre fotografía ¿cómo lo
harías? ¿Me darías un libro sobre historia de la cámara de fotos, o me enseñarías cientos de
fotografías buenas y malas? ¿o me darías una cámara de fotos y me dirías: ve a hacer fotos y
cuando vuelvas veremos cómo hacerlas mejor. Esto es lo que yo creo que debe ser la
educación, hay que tutorizar a los estudiantes a mejorar lo que hacen, mientras practican y
mejoran. Y esto es cierto para cada aspecto de la educación, sea lo que fuere tiene que girar
de alguna manera sobre cómo hacerlo
Se tiene la falsa percepción de que la educación consiste en tratar todas las materias, pero en
realidad no es así. Claro que aprender haciendo las cosas es un proceso lento, pero si aprendes
memorizando lo vas a olvidar y no te va a servir para nada. Lo que tenemos que hacer es
alejarnos de las asignaturas y de la enseñanza tradicional. Y aprender hablando con la gente,
y dejando que se aprenda “haciendo” aunque sea un proceso más lento.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
El mundo está en constante cambio, cada vez más interconectado y global, y debemos hacer
a las nuevas generaciones aprendan a comprender el mundo en el que están creciendo.
Igualmente, el conocimiento a impartir es cambiante y evolutivo, no es algo estático e
inmutable.
Las redes sociales son una parte importante de la vida actual y debemos incorporarlas como
elementos del proceso de aprendizaje.
Por último, ahora sabemos más cómo las personas aprenden, retienen la información y
trabajan con ella. El conocimiento se adquiere practicando los contenidos de aprendizaje,
aplicándolos a realidades concretas.
David Albury identifica una serie de elementos representativos de la educación del presente
siglo:
La personalización de la enseñanza, que debe estar conectada con los sueños de vida de los
alumnos.
El aprendizaje relacionado con los problemas del mundo real: el aprendizaje también tiene
lugar fuera de la escuela, en la vida.
La tecnología libera el aprendizaje en la actualidad, es clave pero la educación del siglo XXI,
pero no es la educación en sí.
El nuevo modelo educativo debe encontrar la manera de adoptar el uso tecnológico y las
competencias tecnológicas que los estudiantes en la actualidad poseen. El conocimiento se
desarrolla y evoluciona más rápido, el modelo educativo debe favorecer el desarrollo de
competencias que permitan al individuo seguir aprendiendo de forma autónoma a lo largo de
toda su vida. En este sentido podemos señalar algunas de las habilidades básicas que deberían
priorizar, fomentar y trabajar los nuevos sistemas educativos, que son el producto del cambio:
Habilidad para la selección y gestión de la información
Autonomía
Pensamiento creativo - Empatía
Capacidad de adaptación
Debemos ser el cambio y como lideras hay que desarrollar planteamientos educativos acordes
al siglo XXI. Toda la comunidad debe ser parte activa de una institución, ese es uno de los
principales cambios.
CURRÍCULO TRANSCOMPLEJO
La teoría educativa transcompleja es una nueva propuesta paradigmática en la educación que
nace del análisis del pensamiento complejo y la transdisciplinariedad como estrategia de
aprendizaje. De dicha teoría nacen conceptos clave que se utilizan en educación como aula-
mente-social, metacomplejidad, emergencias, complejidades curriculares e investigación
compleja y transdisciplina
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Se comprende a la Universidad como algo más que un lugar para investigar y enseñar o
estudiar y aprender o un mero estadio de educación superior (de tercer, cuarto y quinto nivel
de formación), o un lugar de intercambio (pasivo y activo), de información, de
conocimientos, de experiencias científicas y vivenciales. Por lo tanto, la Universidad es un
centro de servicio forjador y desarrollador del conocimiento humano. La Universidad es
fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y
estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre.
En otras palabras, hablar de currículo universitario es referirse al ordenamiento y selección
de conocimientos disciplinares, fragmentados y secuenciados para ser aprendidos por otros
mediante un plan de estudio. Visto así, el desarrollo curricular es más o menos lineal,
controlado, regulado y simplificado para asegurar grupos de estudiantes competentes
Para ello, se hace necesario asumir una postura curricular crítica, comprometida realmente
con el entramado saber académico-saber cotidiano que, en verdad potencie el sentido de la
solidaridad, dignidad, sensibilidad, responsabilidad y compromiso social en el ser humano,
que, en definitiva, forje una mirada abierta al ser.
La concepción de un currículo integral, emergente, flexible, participativo, problematizador,
entre otros calificativos asociados con una formación profesional vinculada a los desafíos de
una realidad diversa, compleja, conflictiva y contradictoria, es un tema de actualidad y
discusión, si se tiene en cuenta que la teoría y la práctica curricular al constituir una unidad
inseparable para entender el mundo y actuar en consecuencia, implica su asunción como
construcción social de naturaleza transcompleja y sociopolítica, puesto que no es lo mismo
considerar la teoría como algo independiente de fuerzas socio-políticas políticas, que
considerarla como algo construido e influido por éstas. Ello sentaría las bases para mirar al
currículo desde una epistemología social o de la complejidad, también llamada, por
Sotolongo (2000), epistemología hermenéutica y contextualizada para hacerlo corresponder
con las demandas de la sociedad actual respecto a la formación de profesionales
universitarios
En consecuencia, la problemática curricular, desde una epistemología social, sería vinculada
con la superación de los dilemas de orden teórico-conceptual y teórico-metodológico, a saber:
Pensamie.to único vs pensamiento complejo.
Formación disciplinar vs formación transdisciplinar.
Estos dilemas o retos observan la necesidad de contar con una coherencia conceptual de
amplia dimensionalidad en el campo curricular.
En el reconocimiento de esta complejidad se dicho campo de estudio, se sentarían las bases
de carácter epistemológico para iniciar, desde una cosmovisión sociopolítica, un proceso de
reconstrucción del currículo como territorio. Es decir, como una red de conocimientos
disponibles para el diseño de planes, programas y propuestas de intervención, sustentadas en
las bondades del territorio desde una dialéctica global y local y de acuerdo a las posturas o
posicionamientos que el actor 6ocial puede adoptar frente a determinadas cuestiones de
acción política, en un sentido amplio, según sistemas de pensamiento (creencias y
motivaciones, valores y convicciones, que hacen posible el dialogo entre diversas lógicas de
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
acción (modos o maneras de actuar) para alcanzar objetivos comunes, pese a lo conflictivo y
diverso del contexto
Por tanto, se requiere desarrollar un pensamiento que sustentado en la condición humana,
impulse el razonamiento y la reflexión de manera compleja, para poder interpretar las
múltiples interrelaciones entre la universidad y su entorno social y así potenciar y promover
la transformación social. Un proceso de transformación que persiga adecuar la universidad a
los nuevos tiempos debe tomar en cuenta el valor cultural, colectivo e individual, expresados
en la necesidad de impulsar, en todo ser humano, la capacidad para aprender, crear, innovar
y comunicar bajo concepciones que apunten hacia la construcción de sociedades más
solidarias, democráticas y participativas.
Como lo señala De Abreu (2008), ya no se puede ocultar la complejidad de la vida, que habrá
de expresarse también en la complejidad de otro pensamiento constituido-constituyéndose
desde y mediante revolucionarias alianzas. El pensamiento se complejiza cuando trata de
ejercitarse en una forma de pensar capaz de dialogar, de negociar con lo real, no aisladamente,
ni de forma fragmentada, sino como inacabado, abierto a nuevas realidades
En el plano educativo, asumir la complejidad implica propiciar otras salidas a la organización
disciplinar presente en los contenidos de programas y planes de estudio; organización que ha
direccionado las diferentes propuestas curriculares, desplegando en los espacios
universitarios todo un sistema que privilegia la reproducción cultural.
El modo mutilante de organizar el conocimiento es incapaz de reconocer y de aprehender la
complejidad de la realidad, es por ello que se debe evitar la visión unidimensional, abstracta
y, sobre todo, tomar conciencia de la naturaleza y de las consecuencias de los paradigmas
que fragmentan el conocimiento y desvirtúan lo real. El interés de la educación se debe
centrar, entonces, en desarrollar un modo complejo de pensar la experiencia humana, ya que
el estudio de cualquier aspecto de la misma ha de ser multidimensional, multifacético.
En este contexto, se puede hablar de la transdisciplinariedad como propuesta abrazada a la
complejidad; ambas, puntales del pensamiento emergente. La primera, de acuerdo con De
Abreu (2008), es una posibilidad que podría suprimir los devaneos de la lógica disciplinar y
producir significativos cambios culturales e, incluso, quebrar el orden del saber moderno,
con el decidido surgimiento de nuevas orientaciones para el acto de conocer.
El verdadero espíritu de la transdisciplinariedad va más allá de todo lo que prácticamente se
está haciendo en el presente: su ideal no consiste sólo en la unidad del conocimiento, sino
que camina hacia la autotransformación y hacia la creación de un nuevo arte de vivir. Por
ello, la actitud transdisciplinar implica la puesta en marcha de una nueva visión transcultural,
transnacional, transpolítica y transreligiosa
Es de esperar que este nuevo paradigma sea el que nos permita superar el realismo ingenuo,
salir de la asfixia reduccionista y entrar en la lógica de una coherencia integral, sistémica y
ecológica, es decir, entrar en una ciencia más universal e integradora, en una “ciencia”
verdaderamente transdisciplinaria.
De lo que se trata es de una nueva metodología que aborde las variadas situaciones que se
presentan cada vez con más frecuencia. Generar un currículo flexible, complejo y
transdisciplinar requiere crear un mapa cognitivo, compartir un marco epistémico amplio y
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
una meta-metodología que sirvan para integrar los diversos enfoques, perspectivas y
postulados que emergen en el ámbito, cada vez más extremo e interconectado, que ocupan
los seres humanos en el mundo.
Una práctica curricular centrada en la complejidad y en la transdisciplinariedad se
fundamenta en un conjunto de principios y ejes (González, 2009; Morin, 2000 y Muro,
Sánchez Carreño y Caldera, 2010) que le darían organicidad y coherencia.
Entre algunos principios que sustentan un currículo transcomplejo destacan:
El bucle educativo: la educación en su sentido más amplio, no es estable, sino que se
presenta como un sistema en meta espiral, de ida y vuelta. Esta variabilidad permite
religar y emerger, convirtiendo a la incertidumbre en el elemento navegador y
diferenciador del proceso.
El relacionamiento: este principio permite construir, decontruir y reconstruir. Desde
el punto de vista reflexivo, genera en los actores educativos el proceso
transdisciplinario; en consecuencia, crea en el contexto las condiciones para llegar a
la complejización.
La identidad humana: a través de la teoría educativa transcompleja, los seres humanos
buscan el equilibrio con la naturaleza, se persigue, entonces, la libertad, la refl exión,
el análisis y la crítica. En consecuencia, la educación humaniza y rehumaniza al
sujeto, busca armonía con el mundo, su naturaleza y consigo mismo La
transformación: un currículo desde esta perspectiva, se imbrica con los procesos de
transformación social, cultural, ideológica, tecnológica, política y económica. En este
principio destacan el dinamismo, la comunicación, el cambio, la incertidumbre, lo
investigativo y lo innovador.
La multidimensionalidad: el reconocimiento de la complejidad y la incertidumbre que
caracteriza a los problemas contemporáneos, requiere abordar la realidad de manera
múltiple, que privilegie a la racionalidad discursiva, dialógica, prospectiva y creadora
de alternativas.
Ejes que fundamentan una práctica curricular transdisciplinaria y compleja:
Epistemológico-filosófico: la crisis epistemológica a la que asistimos impone repensar las
teorías pedagógicas, las lógicas y los métodos que le dan sentido y signifi cado a la educación.
Por tanto, es inaplazable asumir nuevas claves de interpretación, nuevas maneras de pensar,
nuevas sensibilidades como formas de aproximarse a lo complejo y diverso del mundo actual.
Eco-político: es vital la participación de los actores universitarios, tanto en su comunidad
como en contextos más amplios, en procesos orientados a proteger el ambiente y la
biodiversidad. Así como pensar la política educativa como un camino para dar organicidad a
una nueva sociedad, a un nuevo orden de convivencia ciudadana, lo que coadyuvaría al
respeto y al reconocimiento de uno mismo y del otro.
Axiológico: este componente es inherente a los procesos de formación y surge de la
complejización del sujeto. La credibilidad, honestidad, sentimiento son características
esenciales para lograr un verdadero equilibrio y comprensión con sentido humano.
Metodológico-praxiológico: un currículo emergente asume el ejercicio de un pensamiento
complejo, hermenéutico, transdisciplinario y reflexivo, así como la incorporación de las
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
INVESTIGACIÓN TRANSCOMPLEJA
La investigación transcompleja es una nueva cosmovisión paradigmática que propugna la
adopción de una posición abierta, flexible, inacabada, integral, sistémica y multivariada,
donde lo cuantitativo, lo cualitativo y lo dialéctico se complementan en una relación sinérgica
que configura una matriz epistémica multidimensional. Es entonces, un proceso bioafectivo
cognitivo, pero también socio-cultural-institucional-político de producción de
conocimientos, como un producto complejo que se genera de la interacción del hombre con
la realidad de la cual forma parte.
Mirando así, la transcomplejidad en la investigación tiene por finalidad la comprensión del
mundo presente desde el imperativo de la unidad del conocimiento. Su interés es la dinámica
de la acción y se apoya en la existencia y percepción de distintos niveles de realidad, en la
aparición de nuevas lógicas y en la emergencia de la complejidad. En este orden, la
complejidad da una mirada más integradora que busca, mediante la postura holística y
compleja, indagar y descubrir las múltiples manifestaciones con que los fenómenos se nos
aparecen.
La Investigación Transcompleja, concebida como Episteme, se orienta hacia el renacer de la
conciencia del ser humano, desde la subjetividad como forma de comprender los fenómenos.
Busca trascender lo dado, lo lógico, lo objetivo y positivista que ha dominado la construcción
del conocimiento sobre los hechos y fenómenos. Se trata de una nueva racionalidad, un nuevo
discurso científico, un pensamiento neo humanista.
La Transcomplejidad rescata a la complejidad del peligro de caer en un objetivismo estático
y la convierte en una realidad cambiante, donde el ser expresado en un dinamismo infinito
se concibe como génesis de todo lo posible…en ese sentido debería estar orientada la
investigación y por qué no la praxis del ser, su mundo, sus semejantes, su existencia y
trascendencia.
Para Villegas (2006), la transcomplejidad es un nuevo modo de producir conocimientos
transdisciplinarios, adoptando una posición abierta, flexible e inacabada, integral y
multivariada, donde lo cualitativo, cuantitativo y lo dialéctico se complementan en una
relación sinérgica, configurando una matriz epistémica multidimensional. En relación con
los conceptos de Transdisciplinariedad y Transcomplejidad, son empleados algunas veces
como sinónimos.
En efecto, es el giro dialéctico la vía para construir nuevos significados, puesto que no existen
realidades que escapen al lenguaje, que se sitúen fuera de este para sentir y representar nuestra
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
existencia, pues, tal y como lo concibe Gadamer (1999), “el lenguaje crea realidades, puesto
que cuando hablamos, no solamente significamos los hechos y simbolizamos la realidad,
sino que también somos capaces de modelar el futuro” (p. 54).
Pensar la investigación desde una perspectiva transcompleja implica asumir una actitud
cosmovisionaria indispensable para la emergencia de un espíritu libre, problematizador y
desafiante, pero abierto a las múltiples conexiones de los saberes provenientes de las distintas
disciplinas del conocimiento. Martínez (2004) proclama una forma relacional, sistémica,
estructural y gestáltica del conocimiento, que resignifica las cosas, los eventos, y sobre todo,
las personas por la complejidad de su existencia, pues, la perspectiva sistémica enfatiza en
una red de relaciones de donde nacen y se desarrollan métodos emergentes como nuevos
modo de conocer y superar expectativas habituales. En efecto, Malishev (2005) aporta que
“el hombre es un ser social en un sentido más profundo que el significado de la interrelación
con los demás” (p. 45).
Vivimos en un mundo azaroso, contradictorio y paradójico, donde los nuevos enfoques de la
ciencia desbordan las insuficiencias de las visiones reduccionistas y simplificadoras de la
realidad. Este mundo nos proyecta en lo inextricable de la incertidumbre y lo indeterminado,
lo cual nos impele a emprender nuevos viajes por el inextinguible mapa de territorios
desconocidos, que en definitiva conducen a repensar la realidad para su reconstrucción
ontoepistemológica.
En este marco de referencia, es necesario centrar la discusión en la capacidad del investigador
para estructurar un cuerpo de razones del conocimiento,1 que permitan abordar los procesos
de investigación desde perspectivas flexibles más amplias pero coherentes, sistematizadas y
profundas, como vía para la construcción de saberes que conduzcan a avanzar hacia la
definición y aplicación de sistemas de acciones para la intervención y transformación de la
realidad, la cual es a menudo incierta y compleja.
Conforme a estas consideraciones, el pensamiento complejo como epistemología constituye
una opción para la construcción del conocimiento acerca de cualquier fenómeno, teniendo
como base la forma y dinámica de cómo está tejido dicho fenómeno en sí respecto a otros
fenómenos, con el fin de comprenderlo y explicarlo en sus procesos de orden y desorden,
organización y reorganización, mediante el análisis disciplinario, multidisciplinario y
transdisciplinario. Ergo, en el pensamiento complejo, el conocimiento y el saber siempre son
multidimensionales, transversales, cambiantes y evolutivos.
Entonces, desde la perspectiva de la complejidad, concebida ésta como un modo de pensar,
la realidad no puede reducirse a una sola idea, a un dato o a un acontecimiento aislado y
perceptible; no se puede continuar creyendo que sólo lo tangible, lo mensurable y la lógica
formal nos conduce a la aprehensión de lo real desde la óptica de una sola disciplina, puesto
que en el estudio de la realidad está presente lo extraño, lo misterioso y lo irreductible. En
este marco de referencia se inscribe el pensamiento de Einstein, citado por Verneaux (1997),
para confirmar que:
La experiencia más bella que podemos tener es el misterio. Es la emoción fundamental que
se encuentra en la cuna del verdadero arte y la verdadera ciencia. Quien no lo conozca y no
se pregunte por ello, y no se maraville, está como muerto y sus ojos estarán oscurecidos. (p.
139)
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calidad del resultado del equipo. Una verdadera sinergia requiere también que cada
investigador proyecte la mayor confianza hacia el equipo y que demuestre disposición al
trabajo colectivo.
De acuerdo a las ideas precedentes, desde esta visón investigativa constructiva, global y
transdisciplinaria, se generan redes dinámicas y significativas que fortalecen la indisoluble
relación teoría-praxis en una ambiente cargado de sinergia, es decir, en la suma de energías
individuales de los actores significantes que se convierten en razones comunes.
Es decir, la identificación de propósitos comunes, sienta las bases para la construcción de
una visión compartida que genera un sentido de confianza al compartir las aspiraciones de
los investigadores. De lo expuesto, se deduce que uno de los principios fundamentales del
enfoque integrador transcomplejo es precisamente nuclear un punto común, de encuentro de
visiones, de paradigmas, de posturas y de consenso dialéctico.
La Integralidad, la integralidad trasciende al holismo y denota la necesidad de asumir que
la realidad es múltiple, diversa, relacional, en construcción y por ello, también construible.
En consecuencia este enfoque abre camino a lo interaccionar, a lo reticular y a la
coproducción conjunta como fuentes constitutivas de la realidad compleja.
La Reflexividad, la cual es un proceso complejo de deliberación del pensamiento sobre la
interpretación de una experiencia para poder aprender de ella. La reflexión abre las fronteras
entre las ciencias humanas y las ciencias naturales, permitiendo generar convergencias. “Es
la actitud más rica del conocimiento, momento en que este es capaz de autoconsiderarse y de
metasistematizarse”.
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visión investigativa que vaya más allá de las disciplinas que sea totalizadora y completa de
la parte humana y del conocimiento, considerando que ambos fenómenos están llenos de
incertidumbre y un mundo complejo para ser investigada. Tanto es así, que en el mundo que
se conoce debe imperar la democracia, la justicia, la armonía, la paz, y sobre todo el cuidado
de la naturaleza, donde la cultura y valores sean resaltados como modo de vida en nuestras
comunidades, y la punta de lanza debe ser la educación y poder adquirir conocimientos que
se adapten a nuestro estilo de vida y comportamiento
La transdiciplinariedad tiene por finalidad la comprensión del mundo presente desde la
unidad del conocimiento, se basa en ir más allá de las disciplinas y aporta una metodología
de indagación transdisciplinaria, constituida por una completa integración teorética y
práctica. Ésta revela que no se rechaza la disciplinariedad sino que considera el enfoque
transdisciplinario complementario al disciplinario; cada disciplina aporta elementos para la
comprensión de la realidad. En correspondencia con algunas de las características de se puede
decir que emerger de la confrontación de las disciplinas con nuevos datos que las articulan
entre sí y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. Se diferencia de la
Multidisciplinariedad y la Interdisciplinariedad para acceder a una visión de la realidad a
través y más allá de las disciplinas, pero no intenta crear una nueva disciplina
En el enfoque transdisciplinario, como existe un movimiento de ideas, hay que entender lo
que significa realidad que, no es más que nuestras experiencias, representaciones, imágenes
que tenemos de nuestro entorno. Por lo tanto, los niveles de la realidad se entenderán como
un conjunto de sistemas que son invariantes ante la acción de ciertas leyes generales. Para
Heidelberg en sus manuscritos del año 1942, introduce la idea de lo que él llama tres regiones
de realidad la primera región es la de la física clásica la segunda de la física cuántica, de la
biología y de los fenómenos psíquicos la tercera de las experiencias religiosa, filosófica y
artística.
Para algunas personas en el mundo científico es casi desconocida la posición transparadigma,
es más cuando se intenta dar una visión desde las redes, los documentos en línea en su
mayoría de las veces te llevan hacia la transcomplejidad, y de allí surge la incógnita ¿es lo
mismo?, ¿cuáles son sus diferencias? ¿cómo la aplico o desarrollo desde el método? El
transparadigma, surge como el punto actual en el recorrido histórico de los paradigmas la
transcomplejidad, se conoce como la visión del mundo que emerge para dar múltiples
posibilidades de re-entender y resignificar la realidad. En palabras sencillas se
desmonopolizan las epistemes y los métodos para dar una mirada integral, desde distintos
puntos de vista, reconociendo la pluralidad de saberes, sin sobre ponerse u no del otro, es la
existencia de múltiples niveles de la realidad.
Dividir en casillas el conocimiento ha sido a través del tiempo la forma particular de hacer
ciencia, hoy en día las comunidades científicas están casi de acuerdo en que la construcción
del conocimiento es cambiante, dialógico, interpretativo, perceptivo, que va de lo simple a lo
complejo y de lo complejo a lo simple, que es objetivo en algún momento y subjetivo en otro,
por ello todas las actuales miradas convergen en tomar lo que se necesita en el momento
oportuno, en el tiempo y lugar adecuado. Traspasando el muro invisible de las utopías,
convirtiéndolas en realidad, superando todo tipo de supremacías para ser sencillamente
abordajes complementarios necesarios en la producción del conocimiento, produciéndose en
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
ellos una metamorfosis que acepta “Todo se vale” desde las convergencias posibles, pues son
miradas más allá de la parcialidad
Los procesos investigativos actuales demandan que el investigador propicie ciertas formas
de abordajes a tenerse en cuenta: Aceptar que hay otras realidades, aprovechar lo que está en
el tapete con un “asumo”, con la mirada puesta en un sistema de creencias adecuadas a las
oportunidades de cambio y un “me comprometo”, haciendo investigación distinta, con el “me
preocupo” a ponerme en acción y transformar, conscientemente que en el caos también hay
orden, y que las situaciones son cíclicas, que se repiten con alguna frecuencia aprehendiendo
la realidad.
MAESTROS PARA EL SIGLO XXI: USO DE LA EVALUACIÓN PARA MEJORAR
EL APRENDIZAJE
“Evaluar sólo al final, bien por unidad de tiempo o de contenido, es llegar tarde para
asegurar el aprendizaje”. Álvarez (2001).
Hace unas décadas, los maestros podían esperar que lo que ellos enseñaban les serviría a sus
estudiantes para toda la vida. Hoy, las escuelas necesitan preparar a los estudiantes para un
cambio económico y social más veloz que nunca: para desempeñarse en trabajos que aún no
han sido creados, para usar tecnologías que aún no han sido inventadas, y para resolver
problemas que aún no sabemos que surgirán. Así mismo, la educación tiene que jugar un
papel fundamental en la promoción de valores sostenibles en nuestras sociedades.
¿Cómo crear la cultura del aprendizaje como un proceso que dura toda la vida? ¿Cómo lograr
que esa actitud y capacidad de aprendizaje a lo largo de toda la vida, sea una realidad para
todos? ¿Cómo formar estudiantes motivados y comprometidos que estén preparados para
conquistar los imprevisibles desafíos del mañana, sin hablar de los que ya hoy se nos
plantean? El dilema para los maestros es que las competencias cognitivas de rutina, las que
son más fáciles de aprender, desarrollar y de evaluar, son también las competencias que más
fácilmente se digitalizan, automatizan y subcontratan hoy en día.
No hay duda de que las habilidades del estado de arte en una disciplina siempre serán
importantes. La gente creativa o innovadora generalmente tiene habilidades especializadas
en un campo de conocimiento o práctica y aprenden aprendiendo. Sin embargo, el éxito
educativo no se trata ya de reproducir conocimiento, sino de extrapolar lo que sabemos y
aplicar ese conocimiento a situaciones novedosas. Por ejemplo, la pregunta no es si las
matemáticas deberían ser más o menos rigurosas. El reto es asegurarse de que las
matemáticas no se queden simplemente en el mundo de las ecuaciones y los teoremas para
los estudiantes, sino que se conviertan en un lenguaje que les permita describir, estructurar y
comprender el mundo. Tradicionalmente, las matemáticas se han enseñado en un mundo
abstracto, matemático, alejado de los contextos reales. Por ejemplo, a los estudiantes se les
enseñan las técnicas aritméticas, luego se les da un montón de ejercicios aritméticos para que
los resuelvan; o se les muestra cómo resolver tipos particulares de ecuaciones y luego se les
dan muchas ecuaciones similares para que las resuelva
La evaluación del aprendizaje se concibe como uno de los procesos fundamentales en la
formación, la cual enriquece el quehacer a sus actores debido a la colección y análisis de
información que permite tomar decisiones para la mejora continua. Por tal motivo, dicha
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Creatividad e innovación
Ser abierto y receptivo a perspectivas nuevas y diversas es incorporar grupo
aportaciones y comentarios en el trabajo.
Ver el fracaso como una oportunidad para aprender.
Entender que la creatividad y la innovación es un recorrido a largo plazo, un proceso
cíclico de errores frecuentes y de pequeños éxito
Uno de los puntos clave es utilizar de forma adecuada, en función de la situación durante la
docencia, las diferentes clases de razonamiento, inductivo, deductivo, abductivo, etc , así
como potenciar también el uso del pensamiento complejo , es decir analizar cómo las partes
de un todo interactúan entre sí en los sistemas complejos (pensamiento sistémico) para
producir resultados globales. Algunos puntos relevantes son:
Pensamiento crítico y resolución de problemas
Analizar y evaluar de forma efectiva las evidencias, argumentos, demandas y
creencias
Analizar y evaluar los principales puntos de vista alternativos
Sintetizar y hacer conexiones entre la información y los argumentos
Interpretar la información y extraer conclusiones basadas en el mejor análisis
Reflexionar críticamente sobre las experiencias de aprendizaje y procesos
Resolver diferentes tipos de problemas no familiares en ambas formas
convencionales e innovadoras
Identificar y hacer preguntas significativas que aclaren varios puntos de vista y llevar
a mejores soluciones
Como maestros vivimos en un entorno tecnológico y saturado de medios en que disponemos
de tres variables críticas: el acceso a una gran cantidad de información, los rápidos cambios
en las herramientas tecnológicas, la capacidad de colaborar y hacer contribuciones
individuales en una escala sin precedentes. Por lo cual es clave aprender y desarrollar
competencias en el acceso y evaluación de la información, para su posterior uso y procesado.
Acceso y gestión eficaz de la información
Acceder a la información de manera eficiente (tiempo) y eficaz (fuentes)
Evaluar la información crítica y competente
Utilizar la información con precisión y creatividad para el asunto o problema que nos
ocupa
Gestionar el flujo de información de una amplia variedad de fuentes
Comprensión fundamental de las cuestiones éticas / legales en torno a la
adquisición, acceso y uso de la información• Entender cómo y por qué se construyen
la comunicación visual y sintética en la transmisión de conocimiento.
Usar la tecnología como una herramienta para investigar, organizar, evaluar y
comunicar información
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Diez (10) metodologías y formas de evaluación para maestros del siglo XXI
Los maestros del siglo XXI somos los que más metodologías didácticas tenemos de la
historia. Nunca antes se aprendió lo mismo de tantas maneras posibles. Lo cierto es que la
diversidad se ha instalado en el reconocimiento de lo que hacemos en la interacción maestro-
estudiante. Los estudiantes son diferentes, como lo son sus capacidades y dificultades, su
situación y contexto. Los maestros igualmente, pues no todos se sienten igualmente cómodos
con las mismas estrategias; y es probablemente muy bueno y muy necesario que no se
robotice la función docente obligando a todos a lo mismo. Las metodologías acompañan estas
amplias diferencias y construyen nuevos caminos para facilitar experiencias educativas que
construyan auténticos aprendizajes.
El maestro del siglo XXI será flexible, sin lugar a dudas. Tendrá a su disposición numerosas
estrategias para aplicar en el aula, según las necesidades propias de cada contexto y aquello
que quieran aprender. A mi modo de ver estos son los dos motivos principales para justificar
la entrada de la diversidad didáctica en el aula. No es por novedad ni por marketing, se trata
de algo mucho más profundo, con una justificación de gran calado: la diversidad.
Se propone darles una vuelta a algunas de las que ya conocemos para dar mayor versatilidad
y seguir descubriendo posibilidades.
Aprendizaje Clásico
Llamemos así a la clase más clásica, en la que los alumnos escuchan al profesor y realizan
una serie de ejercicios de aplicación y generalización. Entiendo que no se limita sólo a la
exposición, sino que detrás de ésta debe existir una serie de pruebas o tareas que acompañen
de algún modo la adquisición sólida de contenidos. La evaluación será congruente cuando se
pregunten en exámenes escritos u orales ejercicios similares.
Imagina una clase en la que sucede al revés, que son los propios alumnos los que dan las
clases magistrales preparando por lo tanto su información, y explican a sus compañeros lo
que han descubierto con la orientación y dirección del maestros. Uno de las grandes lagunas
del sistema educativo es la capacidad expositiva del estudiante, su competencia oral.
¿Hacemos un Concurso sobre grandes filósofos, matemáticos? ¿Les dejaríamos escoger la
mitad de las preguntas de un examen o los textos a trabajar en clase?
Aprendizaje Cooperativo
No es propiamente una metodología sino un conjunto amplio de ellas, en las que los
estudiantes aprenden justos distribuyéndose contenidos, organizando las tareas y poniendo
en común los logros. Una dinámica viva y altamente eficaz que funciona cuando hay
motivación e interés por parte de los estudiantes. Existen numerosos ejemplos en la red y, sin
duda, muchos maestros y cada vez más son expertos en estas estrategias de diálogo,
intercambio y producción de contenidos. Es algo más que trabajo en grupo, es trabajo de
unos alumnos sobre otros, como verdadera colaboración.
¿Y si lo usásemos como estrategia de apoyo dentro del aula, como un complemento
sistemático para el refuerzo educativo y la gestión de los recursos humanos dentro del aula,
impulsándolo desde la tutoría? ¿Y si fuera esta la mejor forma de aprender y de repasar?
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Aprendizaje-Servicio
Aquí la escuela supera ampliamente sus espacios ordinarios y sale fuera de ella. Desde el
primer momento se dispone a mirar, analizar, evaluar las circunstancias que lo rodean, ver
necesidades, estructurar un proyecto y ponerlo en marcha. ¡Nada más y nada menos!
Estudiantes comprometidos con su entorno, que demuestran que se aprende mucho cuando
se ejercen determinadas funciones y competencias. El maestro debe mirar todo el proceso
para descubrir en él lo más educativo y por tanto evaluar en conformidad. No se trata
simplemente de hacer sino de todo aquello que comporta el camino hasta lograr determinados
resultados.
¿Qué proyectos propondrían los estudiantes? ¿Se hace una idea de lo que pueden llegar a
ejecutar y del compromiso que pueden establecer con la realidad y las personas que les rodean
cuando se les da oportunidad y palabra?
Sistematizar los objetivos didácticos es lo principal de cara a una evaluación global y
conjunta, en la que puedan participar diferentes áreas y materias
Aprendizaje Gamificado
Entre las metodologías más recientemente sistematizadas está la gamificación. La
gamificación o ludificación es uno de los métodos que más ha crecido en su utilización en
los últimos tiempos para conseguir compromiso, implicación, etc.), por parte de maestros y
estudiantes. La gamificación consiste en utilizar técnicas propias de los juegos para conseguir
que las personas desarrollen una labor o consigan un objetivo en un contexto diferente al del
propio juego. Durante muchos años estos métodos han resultado totalmente satisfactorios
para introducir conceptos nuevos y tareas en estudiantes.
No se trata de hacer de la educación un juego, mucho menos jugar con ella; más bien aprender
a través del juego, no como un juguete. Es algo más que introducir juegos de mesa en el aula.
Sería más preciso decir que, con un derroche enorme de creatividad y dedicación, se
convierten los aprendizajes en juegos, con sus estrategias, contenidos, premios y puntos. Se
puede abordar de esta manera una unidad didáctica, un repaso o un curso entero. El objetivo:
llamar la atención, divertirse y divertir, pasar un buen rato aprendiendo y recuperar la
motivación, en tantas ocasiones perdida.
Convertir juegos y referencias actuales en proyectos educativos de todo tipo. ¿Qué serían
capaces de elaborar los propios estudiantes, cómo usarían educativamente sus juegos
preferidos? ¿Se puede convertir una clase de sintaxis en algo lúdico o el aprendizaje de
matemáticas en una especie de olimpiada? ¿Los maestros serán capaces de aprender sus
competencias docentes como se avanza por un rally en el desierto? ¿Serán necesarios equipos
para un Masterchef histórico?
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
El diálogo no sólo es una herramienta de diálogo, sino que es toda una metodología que se
puede estructurar, sistematizar y aprender a gestionar dentro del aula. Diálogos de diverso
tipo, desde las preguntas abiertas hasta las más originales, que planteen retos cercanos al
estudiante en sus preocupaciones. En atención a los objetivos y contenidos propios de la
educación, incluso en su sistema actual, se considera que hay objetos que no se pueden
aprender sino dialogando, reformulando, reconstruyendo con palabras itinerarios y buscando
soluciones. Poner palabra, escuchar palabras, confrontar ideas que se materializan de este
modo en algo fluido. Buscar un objetivo.
¿Las palabras nos enseñan a mirar? Se propone una actividad diferente. Combina el diálogo
y el arte. Pero se puede llevar a muchos terrenos. ¿Se puede evaluar a través de un debate en
el que sea necesario usar y alcanzar una serie de objetivos?
Aprendizaje Invertido
Tiene más renombre en inglés: Flipped Classroom. Reduciendo mucho, el maestro graba la
explicación de contenidos audiovisualmente, con frecuencia apoyándose con vídeos y otros
recursos, que los estudiantes tienen que ver en casa, mientras que la sesión presencial en la
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
escuela se dedica al trabajo y las tareas que habitualmente se mandan para casa. Como su
propio nombre indica, invierte la estructura común: explicación en clase, deberes en casa. Y
transforma el aula en un espacio de pruebas y en la realización de trabajos acompañados por
el maestro o en estructuras colaborativas.
¿Y si los vídeos los hicieran los propios estudiantes explicándose unos a otros los
contenidos? ¿Y si fueran audios, que permiten seguir el libro simultáneamente, en lugar de
contenidos visuales? ¿Y si los padres se sumasen al proyecto, cada cual desde sus propios
recursos y posibilidades?
Aprendizaje Basado en Retos
El reto es lo que está antes, por así decir, que el proyecto o el aprendizaje servicio. Un
problema en la base de todo, cuya solución conlleva necesariamente afrontar nuevos
aprendizajes en los que el estudiantes tienen incluso que buscar su propia información para
entender, muchas veces, el mismo problema. Retos que tienen también mucho de desafío y,
organizando grupos, también de competición o colaboración. Por otro lado, sería muy
interesante valorar casos reales del entorno más próximo del estudiante, que puedan aportar
una cierta solución al barrio o educar la mirada para capacitarla de herramientas de
resoluciones nuevas y creativas.
Unas metodologías como esta pueden ser, en sí mismas, unas herramientas excelentes de
evaluación del alumno en diálogo con el alumno mismo.
Aprendizaje Globalizado
Por último lo que considero que, con las palabras que sean, será esencial en la organización
escolar. Cada vez más materias están pensando en fusionar el currículo, trabajar juntos por
proyectos o dimensiones. Es algo más que establecer puentes, se trata de derribar barreras
previamente considerando la totalidad del estudiante y organizando la jornada escolar sin
secuenciarla de manera improductiva en horas que se suceden una detrás de otra. ¿Se pueden
globalizar los aprendizajes de los estudiantes en todas las etapas? ¿Se pueden establecer este
tipo de relaciones en torno a algo más que proyectos y contenidos, en atención a las
dimensiones propias del estudiante? ¿No sería una forma de establecer seminarios en el aula,
semanas temáticas, con aprendizajes profundos y construir un currículo que responda
adecuadamente a las necesidades de un ciudadano en el siglo XXI?
Cuando se habla de metodologías para la globalización se afronta ya un espacio nuevo en el
que las familias y el entorno, con sus mismas instituciones, se involucran decididamente.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
decide, enjuicia, opta... entre lo que considera que tiene valor en sí, y aquello que carece de
él. Esta actitud evaluadora, es parte del proceso educativo que, como tal, es continuamente
formativo" por tanto pensar una evaluación de sólo resultados es inadmisible, trunca el
proceso, sesga al estudiante y lo encasilla en lograr tal o cual desempeño, examina sólo las
metas y nunca el camino que se abordó para llegar a él. Pero también choca con el propio
desarrollo del ser humano que a medida que aprende va aplicando aquello que interiorizó, no
se trata de esperar 20 o más años para decir que lo aprendido sirvió, se debe concebir como
lo describe Martínez (1996) que es un proceso simultaneo la enseñanza y la evaluación, el
aprendizaje y la evaluación, como un eslabón que une un lado y el otro, la evaluación no es
un asunto de temor sino más bien de compromiso con el proceso de enseñanza-aprendizaje,
tiene que ver con el mismo sistema, con las piezas que lo componen y le dan funcionamiento.
La evaluación supone como tantas otras cosas el cambio de actitud por parte de la comunidad
educativa, no sólo debe reflexionar el docente sobre los contenidos, métodos, logros,
objetivos propuestos y estrategias evaluativas sino también el estudiante sobre lo que desea
y necesita aprender, sobre lo que el medio le exige y lo que está recibiendo, en la relación
dialógica se da esta interacción que favorece dentro del aula un proceso pertinente y libre; no
obstante la comunidad educativa la componen los padres de familia y ellos, también deben
cambiar la mentalidad frente a la evaluación, no se trata de tener siempre la nota máxima
sino de ver reflejada en el medio escogido de evaluación los avances y dificultades, las
fortalezas y debilidades, de brindar el acompañamiento necesario para que el currículo
responda a los requerimientos del contexto.
La evaluación por tanto, implica una actitud abierta, propositiva, capaz de criticar y
argumentar, clara y precisa que le imprima seriedad a los procesos pero que vaya
transversalizada por la comprensión de cada ser humano en su individualidad y en su
desarrollo, autónoma y libre que se convierta en un campo de interrogantes, de incitaciones
(Martínez: 1996) de diálogos y construcciones conjuntas; la evaluación será la respuesta al
cómo mejorar lo que se está haciendo, determinará quiénes lo harán, dónde lo harán y para
qué lo harán. Dichos interrogantes desembocarán en un modelo que le permita la reflexión
constante (la praxis) y en donde no baste con conocer las teorías o modelos de evaluación
sino que se tenga el deseo de aplicarlas, la disposición para ensayar e investigar cuál responde
mejor a la situación dada. De este modo, el comprender, investigar, evaluar y resolver con
compromiso personal las situaciones reales de la evaluación de la enseñanza concreta, desde
un contexto determinado permiten lograr metas de formación y de saber a la vez.
La evaluación del siglo XXI se fundamenta en la aplicación de métodos que la hagan factible
y viable para los actores educativos, no se trata de que sólo el estudiante o el maestro se
beneficien sino que la comunidad educativa vea sus beneficios y le aporte a su construcción
y mejoramiento. Tal evaluación deberá estar integrada y requerirá de ciertas condiciones:
En primer lugar, que sea factible de realizar por los profesores, adecuada a sus posibilidades
y disponibilidad de tiempo. Una propuesta que esté lejos de la realidad que viven las escuelas
y los sujetos no es viable, se convierte en una herramienta que no cumple con su cometido,
que desgasta y sobre todo que no genera los resultados esperados, incluso no da resultados.
En segundo lugar, una evaluación que se haga con el objetivo de obtener información que
permita un mejor conocimiento sobre los estudiantes, el proceso y el contexto de la enseñanza
y el aprendizaje con el fin de mejorarlos. Importando más afianzar el proceso y la interacción
77
GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Debemos ofrecer a nuestros alumnos recursos para adaptarse a cualquier situación y poder
resolver los problemas que se les planteen. Esto solo se puede conseguir a través del trabajo
por competencias, lo cual significa generar situaciones donde el estudiante pueda aplicar
competencias en diferentes situaciones. Es decir, que esté preparado para de aplicar los
conocimientos aprendidos fuera del aula.
Entendemos que aprender y evaluar son dos procesos inseparables que deben estar
plenamente integrados en la práctica del aula; por ello, las actividades de evaluación forman
parte de las sesiones e informan, tanto al estudiante como al maestro, acerca de los aspectos
del proceso que es necesario enfatizar.
La educación colombiana es objeto de fuertes críticas por los resultados de las evaluaciones
de los aprendizajes de los estudiantes y las evaluaciones que se hacen a los maestros. A su
vez, se cifran grandes esperanzas en ella en la contribución que podría ofrecer al crecimiento
social, cultural, político y económico y la elevación de los niveles de productividad y
competitividad. ¿Cómo estamos? Hay más recursos pero ¿mejoran los aprendizajes?
En la actualidad se reconoce que la preocupación por la calidad de la educación está
relacionada a la paulatina generalización de la escolaridad básica. Y así apareció un nuevo
discurso político-educativo centrado en la calidad, que fue haciéndose patente a medida que
los diversos países iban alcanzando la meta de la educación para todos, entendida como una
escolarización obligatoria de mayor duración que la tradicional de seis años, extendiéndose
a ocho y progresivamente a diez, e incluso más. Obviamente, la demanda de mejora de la
calidad inició más tempranamente en los países desarrollados, aunque hoy es la aspiración
de todos los demás.
El concepto de calidad de la educación varía con el tiempo, no es homogéneo en un
determinado momento y su heterogeneidad se asocia a situaciones objetivas y subjetivas,
pero también a las necesidades, intereses y convicciones de diferentes grupos y personas.
Los vínculos entre la educación de la sociedad son fuertes, pues ambas se influencian
mutuamente. La educación puede ayudar a cambiar la sociedad mejorando y fortaleciendo
las destrezas, los valores, las comunicaciones, la movilidad (relacionada con las
oportunidades) la prosperidad personal y la libertad. Sin embargo, en el corto plazo, la
educación refleja poderosamente a la sociedad: los valores y actitudes que la informan son
aquellas de la sociedad en su conjunto. Es igualmente importante si la educación se da en el
contexto de una sociedad opulenta, o en una donde reina la pobreza. En el último caso, es
probable que las oportunidades de aumentar los recursos de la educación estén muy limitadas.
79
GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Aún más directamente, las políticas educativas son asimismo un contexto muy influyente.
Por ejemplo, los estándares y objetivos, el currículo y las políticas docentes establecen
condiciones de posibilidad en el marco de las cuales se dan las prácticas educativas. Estas
circunstancias contextuales tienen un potencial importante para influir sobre la calidad de la
educación. Las estrategias de ayuda internacional también tienen influencia en muchos países
en desarrollo
Hoy, como repetidamente lo menciona Andreas Schleicher de la OCDE, el éxito educativo
ya no se asocia con la reproducción de contenidos sino con la capacidad de poder hacer algo
significativo con lo que sabemos. De ahí que indudablemente se requiere dar un giro fuerte
y decidido en el qué y cómo aprendemos.
Las demandas que plantea la sociedad del Siglo XXI son desafiantes: contar con mayor
capacidad de enfrentar la complejidad, resolver problemas que aún no conocemos, contar
con ciudadanos éticos y sensibles a la diversidad. Si las políticas, objetivos y currículos
educativos no se orientan y aplican en las instituciones educativas con miras a fortalecer las
capacidades de los maestros para que ayuden a que los estudiantes desarrollen competencias
cognitivas sociales y emocionales, difícilmente se estará respondiendo a aquello que la
sociedad reclama y que a los jóvenes les sea útil para la vida y para trabajar.
Un gran paso es integrar asignaturas lo que implica establecer estrategias didácticas que
pongan en articulación saberes o materias que estén relacionadas entre sí para lograr un nivel
máximo de integración del conocimiento.
De ahí que indudablemente se requiere dar un giro fuerte y decidido en el qué y cómo
aprendemos.
Ahora, el camino hacia una educación de calidad en la sociedad del siglo XXI requiere tomar
un poco de distancia de las mediciones actuales de calidad educativa y buscar nuevas formas
de evaluación más alineadas con los desafíos señalados; igualmente impulsar el trabajo de
los colectivos o redes de docentes de distintas asignaturas, para romper con el aislamiento y
la compartamentalización del conocimiento en la cultura escolar de hoy.
El movimiento actual en pro de la elevación de los niveles de calidad de la Educación
propone, en primer lugar, un esfuerzo clarificador del concepto de calidad y sus
implicaciones. La primera aproximación específica a la calidad educativa, además de la
permanente y tradicional referencia a una "buena educación", a un "buen plan de estudios" o
a una "buena Universidad", corresponde históricamente al periodo de entusiasmo
planificador y desarrollista, centrado en la década de los años sesenta y el concepto es
utilizado sin claras connotaciones teóricas.
La calidad se atribuye a la acción de los factores cualitativos, es decir, aquellos elementos
que no pueden expresarse cuantitativamente, o presentan serias dificultades a la
cuantificación. Estos elementos están relacionados fundamentalmente con los procesos que
determinan la llamada Eficacia Interna del Sistema o Calidad de la Educación (Diez
Hochleitner, 1969; Beeby, 1970).
En una reunión organizada en 2003 en Brasil por la UNESCO y la Fundación Santillana se
planteó una interesante discusión en cuanto a si una educación de calidad consiste en formar
las emociones, las habilidades prácticas o la razón.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Quienes planteaban que se deben formar las emociones argumentaban que es necesario que
la gente quiera vivir junta, que desee vivir en paz, que busque revertir las tendencias a las
desigualdades y a la violencia en todas sus formas. Los partidarios de esta posición afirmaban que
"si queremos construir un mundo de paz tenemos que formar gente que sepa amar”. Frente a
esta posición surge inmediatamente la reflexión respecto de si en el mundo “ganaron” las
personas buenas. Las evidencias empíricas muestran que no, que en muchas oportunidades
“ganaron los malos”. El planteo de formar personas que sólo sean buenas es pobre. A las
personas buenas muchas veces las arrasan las personas prácticas y egoístas, si además tienen
una aguda capacidad de razonamiento y argumentación
Los partidarios de la formación práctica insistían en la importancia de que las personas se
puedan ganar la vida a través de su trabajo. Pero este hecho no garantiza que puedan
reflexionar sobre las posibilidades que tendrán de continuar ganándosela en el futuro.
Otros participantes afirmaron que: "Hay que garantizar la formación racional”. Pero, como
magníficamente demostró Tzvetan Todorov (2000), el siglo XX estuvo pletórico de líderes
con una formación racional y con propuestas racionales e incluso buenas intenciones que
fueron responsables de las tendencias que no deseamos ver continuadas en el XXI.
En este contexto se puede definir que una educación de calidad es aquella que les permite a
todas las personas aprender lo necesario para aprovechar las sorpresas inevitables y evitar las
anticipaciones y profecías descartables. Dicho en otros términos, se trata de formar personas
que puedan distinguir mejor entre lo que puede suceder y se desea alentar y lo que está
sucediendo y se presenta como natural cuando en realidad son tendencias que se podrían
evitar.
Esto implica asumir todas las consecuencias de este nuevo escenario para las personas, saber
que es un escenario que combina oportunidades con la proliferación de condiciones de
adversidad para muchos millones de personas. Implica también asumir que la modificación
de esas condiciones de adversidad no dependerá sólo de la capacidad de la educación para
formar a las personas que viven en ellas para que se las arreglen un poco mejor; sino también
a las personas que viven en condiciones favorables para desear eliminar esas condiciones de
adversidad.
En el siglo XX el equilibrio entre formación racional, práctica y emocional se resolvió mal.
Por eso, desde otro ángulo, se puede proponer que una educación de calidad para todos debe
ser diferente a la del siglo XX y atender a la vez a la formación emocional, racional y práctica.
Todas estas reflexiones han guiado la selección y también la organización, en cierto modo
jerárquica, de diez factores que inciden en la construcción de una educación de calidad para
todos, a la vez práctica, racional y emocional, que forme personas capaces de comprender el
mundo y gestar sus proyectos, aprovechando las oportunidades de las sorpresas inevitables y
evitando la realización de las profecías descartables que forman parte del escenario de
comienzos del siglo XXI. (Braslavsky, C. 2004)
Diez factores para una educación de calidad para todos en el siglo XXI
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Cecilia Braslavsky, publicó en el año 2004 Diez factores para una educación de calidad para
todos en el siglo XXI, que conviene presentarlos en este momento crucial de la educación
nacional. Son:
El foco en la pertinencia personal y social
El primer factor de una educación de calidad para todos es que ponga el foco en la pertinencia
personal y social. Es evidente que el concepto de calidad de la educación varía con el tiempo,
no es homogéneo en un determinado momento y que su heterogeneidad se asocia a razones
objetivas y subjetivas, es decir, a las situaciones, pero también a las necesidades, intereses y
convicciones de diferentes grupos y personas.
El concepto de calidad de la educación es uno de esos conceptos que es a la vez muy simple
y muy sofisticado. Desde nuestra perspectiva (Braslavsky, C: 2004), “una educación de
calidad es aquella que permite que todos aprendan lo que necesitan aprender, en el momento
oportuno de su vida y de sus sociedades y en felicidad”, porque todos merecemos la felicidad
o, como se expresa en francés, le bonheur. En este sentido es válido plantear que el derecho
al bienestar no es un derecho que se deba postergar para la vida adulta. Los niños y las niñas
merecen, primero que nadie, sentirse bien cuando están en la escuela, ser felices en la escuela.
Esta definición requiere reflexionar sobre dos cuestiones obvias. La primera es sobre qué es
oportuno aprender hoy en Latino América (Colombia) y la segunda es qué es ser feliz.
Comencemos por la segunda.
Esta definición requiere reflexionar sobre dos cuestiones obvias. La primera es sobre qué es
oportuno aprender hoy en Iberoamérica y la segunda es qué es ser feliz
La felicidad o el bienestar es más permanente e incluye la capacidad de atravesar momentos
de confusión, tristeza y sufrimiento para conquistar objetivos deseados de proyección y
trascendencia en sus más diversas formas. Se puede ser feliz ejercitando tareas rigurosas,
descubriendo el conocimiento y vinculándose con los demás a través de la solidaridad en
condiciones difíciles y en las que no existe ninguna posibilidad de ser hedonista. La
posibilidad de ser feliz depende ella misma de muchas cuestiones que no es posible
aprehender en este texto y que no están en modo algunas relacionadas con la educación, pero
depende también de la educación. La manera en que los niños y los adolescentes son felices
y en que los adultos serán felices en el futuro se puede en parte aprender.
“Aprender lo que se necesita en el momento oportuno y en felicidad» es una propuesta muy
vasta y que puede ser muy difícil de definir en forma operacional, de modo que los
profesionales de la educación podamos orientar mejor la diversidad de prácticas
profesionales que se requieren para construir una forma de enseñanza que permita ese
aprendizaje. Pero, pese a las dificultades que ofrece esta definición de una educación de
calidad, ella tiene una enorme ventaja. Esta ventaja consiste en obligar a una interpretación
humana de la racionalización técnica de la calidad de la educación de acuerdo a la cual una
educación de calidad es pertinente, eficaz y eficiente. La definición de «aprender lo que se
necesita en el momento oportuno y en felicidad” (op.cit), obligando a repensar esta trilogía
desde el chico, la adolescente o el adulto que está hoy en las escuelas y que posee el derecho
al bienestar
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Una educación de calidad para todos tiene que ser pertinente, eficaz y eficiente, pero pocas
personas se van a emocionar (emovere) por esta convocatoria tripartita al punto tal de mover
hacia delante la calidad de la educación para todos. Pero todos pueden emocionarse si se
apela con más fuerza a la necesidad, al momento (y no a la dilación de la gratificación para
cuando concluya la educación) y a la felicidad. Dicho de otra forma, si se utilizan términos
del lenguaje emocional para definir la pertinencia y si se la relaciona entonces a la vez con
las necesidades que emanan del contexto socioeconómico, político y social y con aquellas
que se vinculan a la subjetividad de las personas que aprenden.
Muchas veces cuando se discute acerca de la calidad de la educación se discute sólo acerca
de su eficacia. En consecuencia los factores que se presentan como factores de calidad de la
educación suelen ser sólo factores de eficacia. En esos casos, cuando se trata de definir si una
educación es de calidad se definen indicadores de rendimiento en los logros de los
aprendizajes que los establecimientos educativos propusieron que aprendieran los niños o los
jóvenes. Los primeros grandes operativos de evaluación comparada de los aprendizajes de
los alumnos, tales como TIMSS, respondían a este enfoque. El más reciente operativo
CIVICS es un excelente estudio que también evalúa cuánto saben los alumnos en relación a
lo que deberían saber (dimensión cognitiva) para ser buenos ciudadanos.
Pero ha llegado el tiempo de PISA. PISA es un operativo que ha introducido una diferencia
fundamental. PISA evalúa si los jóvenes han adquirido o no ciertas competencias claves que
se definen por fuera de aquello que se establece como importante en los planes y programas
de estudio de cada país y desde lo que se percibe como importante para la vida misma, como
ciertas competencias comunicativas y matemáticas claves o ciertas habilidades para seguir
aprendiendo a lo largo de toda la vida. PISA se posiciona en el polo de la pertinencia, y no
sólo en el de la eficacia.
Muchos de los análisis que producen sus autores cuando relacionan los resultados que
obtienen los alumnos en PISA con las inversiones en educación informan también acerca de
la eficiencia de la educación; indicando quiénes logran la pertinencia definida por sus autores
con menos inversiones y con los insumos más adecuados. Pero PISA, no agota la evaluación
de la pertinencia social de la educación y no avanza en el análisis de su pertinencia individual.
En consecuencia, no ofrece información suficiente para saber si la educación es o no es de
calidad para todos.
Para saber si la educación actual es una educación de calidad para todos es necesario saber
si es pertinente para las personas, tanto desde el punto de vista objetivo como subjetivo, es
decir, si le permite construir un sentido profundo y valioso del bienestar y acceder a ese salen
de ellas.
Ahora se debe ir más allá. PISA no evalúa la capacidad de los jóvenes de darse una
explicación sobre el mundo, de armar sus proyectos o de interactuar con otros. Dicho de otra
manera, no evalúa la pertinencia individual-subjetiva de la educación, uno de cuyos ejes, es
la estima y la autoestima, puntos de apoyo irrefutables de la convicción para aprender y
enseñar.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
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Una investigación realizada hace ya casi quince años en la Argentina y otra posterior
efectuada en el marco de un programa de producción de materiales para la formación de
directores de escuelas en contextos de pobreza por el IIPE de Buenos Aires en 2002 y 2003
pusieron de manifiesto que numerosos directores y directoras de establecimientos educativos
no priorizaban la función cognitiva y formativa de la escuela. Las autoras de la primera
investigación (Braslavsky y Tiramonti: 1990) categorizaron ese fenómeno como de
desjerarquización cognitiva. En una investigación posterior, la mayoría de los profesores a
quienes se les preguntó en qué consistía ser un buen alumno respondió cualquier otra cosa,
menos que era aquel que aprendía.
Todo esto revela un problema. Las instituciones educativas parecen ser representadas a
menudo por los directivos y supervisores, por un lado, y por los estudiantes, por el otro, como
importantes para cumplir funciones que pueden cumplir otras instituciones. Para los alumnos
ser proveedoras de pares. Para los directores dar pautas de socialización.
Pero sólo las instituciones educativas que están conducidas por directores y por supervisores
que identifican la función cognitiva como función específica de la escuela, pero que asocian
también esa función específica a una función formativa global y que tienen la capacidad de
promover vínculos de todo tipo con el entorno logran promover una educación de calidad.
Esos directores y supervisores consiguen promover el trabajo en equipo al interior de las
instituciones educativas y del sistema y las alianzas con las comunidades, las familias, las
empresas y los medios de comunicación.
En América Latina existe una frase célebre: “cada maestrito con su librito”. Esa frase tiene
sus orígenes en lo más antiguo de la tradición educativa, el maestro individual que enseñaba
a un alumno, ya sea en la Antigüedad clásica como en los orígenes de la modernidad.
El pedagogo griego era un educador individual que tenía su estrategia para con su señor-
alumno al que acompañaba a la casa de cada profesor especializado. Las ciudades francesas
del siglo XVI contaban con un maestro que era convocado y al que cada alumno le pagaba
por separado. Rousseau y Locke, cada uno por razones distintas, proponían un maestro-
preceptor, que llevara a cabo un trabajo individualizado para con el joven en proceso de
formación.
Esa larga tradición se combinó con la tradición de la formación disciplinar en Francia, por
ejemplo, donde el maestro estaba tan legitimado para su trabajo individual que no podía ser
visitado en clase por su director, norma que por cierto existía por lo menos hasta mediados
de la década de 1980, sino sólo por el inspector especializado en la disciplina del caso.
Cambiar esa tradición no es un desafío sencillo, pero es indispensable. En efecto, en este
mundo de cambios acelerados, interdependencias crecientes y conocimientos en constante
evolución y remplazo; nadie puede nada solo.
Las investigaciones empíricas que existen sobre el funcionamiento de la educación indican
que las escuelas que logran construir una educación de calidad son escuelas en las cuales los
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
adultos trabajan juntos; y que este trabajo conjunto se promueve más y mejor cuando también
el sistema educativo como tal trabaja junto.
Las experiencias de algunas escuelas alemanas, por ejemplo, en las cuales los materiales de
lectura se seleccionan en el seno del equipo docente del establecimiento para toda la escuela,
y donde la frase del comienzo podría reemplazarse por algo así como “cada escuela con su
colección de materiales”, son excelentes.
Las experiencias de desarrollo curricular compartido entre docentes de diferentes
establecimientos, de reunión periódica de directores, de realización y devolución y diálogo
de resultados de los operativos de evaluación a los establecimientos educativos y otra serie
de ejemplos similares son también elocuentes. En síntesis: trabajar en equipo a todos o a
cualquiera de los niveles posibles es –sin duda– una clave en el proceso de logro de una
educación de calidad.
Las alianzas entre las escuelas y los otros agentes educativos.
Y si se trabaja juntos adentro es más fácil trabajar juntos con lo que está afuera.
Históricamente, la expansión de la educación primaria fue posible debido a la existencia de
alianzas profundas entre la familia y la escuela como instituciones con funciones
diferenciadas y complementarias. Pero en la actualidad hay cada vez más actores educativos
y las alianzas son más difíciles de construir y de sostener.
Se suceden los desencuentros y la utilización de códigos diferentes: algunas instituciones les
envían notas escritas a padres analfabetos, muchas maestras y maestros no perciben los gestos
de compromiso y de preocupación de las familias.
Algunas familias no logran respetar las más elementales pautas de funcionamiento de los
maestros como trabajadores. Los empresarios piden lo imposible al sistema educativo o no
saben qué pedirle. Los medios de comunicación no saben o no desean asumir una función
educativa explícita y reflexionada o –por el contrario– las escuelas no saben cómo aprovechar
su existencia para promover calidad educativa.
La construcción de calidad educativa se facilita, en cambio, cuando todos los actores logran
comprender la situación de los otros, pueden ver lo invisible y logran –además– ofrecerle
algo a los otros en el espacio de valores compartido o compartible.
Contó un mozambiqueño hace poco tiempo que descubrió que su abuela era analfabeta a la
edad de diez años, porque siempre le marcaba lo que tenía que estudiar. Él recién a esa edad
se dio cuenta de que ella no entendía lo que le marcaba. Entonces alguien le preguntó: “¿Y
cómo se daba cuenta tu abuela de lo que tenías que hacer?” Él contestó: “Porque mi abuela
veía las marcas rojas en el cuaderno que me hacían los maestros. Entonces me decía: “Este
tema, este tema” y me sonsacaba cuál era el tema y hacía que me pusiera a estudiar de nuevo
esa lección”. Y ahora muchas escuelas han suprimido el lápiz rojo en las escuelas.
Ver lo invisible en especial en la relación con las familias. Aprender de los demás, pero no
copiar por reflejo, porque lo hace el otro, sino sólo si lo que hace el otro sirve. Evaluar y
evaluarse, tomar distancia y construir cercanía son algunas de las actitudes y prácticas que
facilitan la construcción de alianzas, de cuyo éxito hay innumerables ejemplos.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
El currículo en tanto que documento que orienta el contrato entre las escuelas, las sociedades
y el Estado, y en tanto que orientaciones incorporadas por los profesores, es un elemento
relevante para definir la pertinencia de la educación, en particular a través de tres aspectos,
que podrían denominarse sus básicos estructurales, disciplinares y cotidianos. ¿Qué saberes
necesita la sociedad actual?, dará pie para volver a pensar en la pertinencia de la educación
y para preguntarse si los currículos actuales proponen esos saberes o no. Anticipémonos a
esa discusión con ciertas propuestas sobre cómo deberían ser los básicos estructurales,
disciplinares y cotidianos desde nuestra primera reflexión.
Los básicos curriculares estructurales hacen referencias a ciertas disposiciones político
administrativas que son condiciones imprescindibles, aunque no suficientes, para alcanzar la
calidad de la educación necesaria en el siglo XXI. Si no hay, por lo menos, 700 horas de
exposición a prácticas intencionadas de aprendizaje por año, los alumnos no van a aprender
lo que tienen que aprender y en el momento oportuno. Por otra parte, si no existe una
combinación adecuada entre horas asignadas a ciertos contenidos claves, tales como la
enseñanza de la lengua y de las matemáticas, con otras sujetas a la libre disposición de los
centros educativos para atender a las características de la diversidad de los alumnos de las
escuelas, las escuelas no van a poder enfrentar el ingreso de poblaciones nuevas, que
requieren otro tipo de prácticas pedagógicas.
La relación que debe existir entre horas asignadas a experiencias de aprendizaje precisas y
horas sobre las cuales los establecimientos educativos pueden disponer libremente no es una
relación uniforme. Los ejemplos internacionales nos muestran casos, como el de Canadá,
donde las horas de libre disposición para las escuelas son de alrededor del 20 % del total y
donde hay una calidad educativa muy alta, y otros como los de Dinamarca, donde las horas
de libre disposición para las escuelas son de un 2 o un 3% y donde la calidad educativa es
también muy alta (Braslavsky: 2003).
Por último, es importante que existan patrones de distribución del tiempo consistentes con la
Religión y de Historia en diferentes países que tienen una alta calidad educativa. En
Finlandia, Suecia y Noruega, tres países que tienen una alta calidad educativa, los patrones
de distribución horaria son muy diferentes. En un caso hay la misma cantidad de horas para
Historia que para Religión, en otro hay menos de una que de la otra y en el tercer caso la
relación se invierte. Resulta particularmente interesante ver que, en estos tres países, la forma
de formar la ética y la moral difiere y que se recurre en los tres casos a dos fuentes de la
misma importancia, pero en distinto porcentaje. Tanto en Finlandia como en Suecia, como
en Noruega se enseña Historia, se enseñan Ciencias Sociales y Religión en las escuelas. Pero
los porcentajes de horas dedicadas a unos y otros son muy distintos. El contenido de lo que
se enseña en Religión es un contenido profundamente pluralista y orientado a la solidaridad.
Está muy poco enfocado a la iniciación en una religión particular. En los casos en los cuales
se tiene más éxito para construir una educación de calidad las decisiones sobre estos patrones
son consensuadas y tienen que ver con evoluciones culturales muy características de cada
contexto
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Los básicos disciplinares tienen que ver con la orientación en cada una de las disciplinas. La
educación es de calidad cuando cada disciplina tiene un foco claro y pertinente. En Lengua
ese foco es la comunicación y la metacognición. En Formación ética y ciudadana y en
Religión es cultivar la dignidad, la diversidad y la solidaridad. En Matemáticas, la
organización y la presentación de información y la modelización de la realidad ocupan un
espacio cada vez mayor. En Ciencias Sociales el desafío es comprender para emprender en
común, contribuyendo así a ofrecer elementos para que los sujetos en el mundo construyan
aquella narración de su historia y capacidad de proyección a las que se hacía referencia en el
primer apartado. En Tecnología se avanza cuando se propone aprender a utilizar para innovar
y en Ciencias Naturales cuando se logra comprender para conservar y convivir con la
naturaleza a través del desarrollo sustentable.
Pero, además, y por último, podría hacerse referencia también a algo así como los básicos
cotidianos del currículo asumido por los profesores; y que a veces no está priorizado en los
currículos oficiales. Leer un libro completo por semana es mucho más importante que estar
tratando la unidad pertinente del programa de estudios. Si los jóvenes y los niños leen un
libro por semana del tamaño y del nivel adecuado seguramente van a aprender a comprender
mucho mejor que si saben las declinaciones de todas las conjugaciones. José Saramago,
Premio Nobel de Literatura, es hijo de padres analfabetos. Cuando le preguntaron cómo
aprendió a leer y cómo llegó a recibir un Premio Nobel, él contó la historia de quien le
interesó por la lectura y después dijo algo maravilloso: “Me puse a leer, a leer, a leer y no
entendía nada”. Se le preguntó: “Pero ¿qué le hacía seguir leyendo?”, y él respondió: “El
problema no podía estar en los libros, había tantos que el problema tenía que estar en mí. Yo
tenía que poder entender.” ¿Cómo se forma la emoción, que es lo que mueve, para que se
quiera construir esa vinculación con los libros? Probablemente a través de una buena
selección a partir de la estima para con los alumnos y del contagio de la propia pasión.
El segundo básico cotidiano consiste en llevar a cabo una encuesta, procesarla e interpretarla.
¿Cómo se sabe si los alumnos saben contar o no saben contar? Haciéndolos contar, pero
haciéndolos contar con sentido, que cuenten cosas, procesos, eventos y personas que les
importen, que organicen la información que recogen, que la presenten, que la discutan y la
enriquezcan.
El tercer básico cotidiano es estudiar un tema social emergente por mes. No importa si es un
evento mundial, local, nacional o comunitario. Lo que importa es construir la sensibilidad
por lo que ocurre. Aprender a hacerse preguntas, a buscar respuestas, a saber que hay más de
una y que quienes tienen respuestas diferentes pueden dialogar y construir otras nuevas, más
ricas.
El cuarto básico cotidiano es utilizar una tecnología moderna en un proyecto real. Puede ser
Internet, pueden ser vídeos, puede ser un escáner, puede ser un programa de diseño, puede
ser una radio. Pero de lo que se trata es de utilizarla activamente, y no sólo de percibirla
pasivamente.
El quinto es asistir a un espectáculo audiovisual acorde con la oferta comunitaria: ir al cine
y discutir la película para entender los iconos una vez por mes; asistir juntos a una fiesta del
pueblo y rememorar su significado, reconstruirlo; proponer un espectáculo por año a la
comunidad, que sea de calidad y que tenga real presencia.
89
GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Pero es también imprescindible llevar a cabo una actividad solidaria y evaluarla. En todas las
comunidades existen necesidades: de niños muy pequeños que no asisten a establecimientos
educativos adecuados, de personas ancianas que no pueden trasladarse solas, de personas
ciegas que necesitan que les lean o escriban o –mejor aún– que les enseñen a utilizar una
técnica especial, de pueblos lejanos que están en guerra, de países enteros que sufren
desastres naturales.
Por último, identificar y resolver un problema propio de forma conjunta: los centros
educativos casi siempre requieren alguna mejora. El barrio también. Los niños y los jóvenes
quieren viajar, conocer. ¿Qué mejores ocasiones para aprender a planificar, llevar adelante
un proyecto, evaluarlo y comunicarlo?
Entre los básicos cotidianos de los espacios que logran una educación de calidad para todos
figuran desafíos cognitivos o mentales, prácticos y emocionales. Todos los niños y niñas de
todos los centros educativos del mundo debieran todas las semanas identificar y jerarquizar
conceptos, ideas e información; analizar y argumentar a favor y en contra de ellas; buscar
evidencias para refutarlas o apoyarlas; presentar las ideas propias y ajenas usando evidencias;
negociar conflictos y hacer cosas.
Tanto en Finlandia, como en Suecia y en Baviera o en Canadá –algunos de los países que
obtuvieron mejores resultados en las evaluaciones de PISA– los chicos y las chicas leen más
que en otros países y leen variado, leen acerca de historias y de cuestiones interesantes para
ellos y relevantes para la sociedad que se transmiten en libros, diarios, revistas y –por
supuesto– libros de texto. En general no es el libro de texto el que hace la diferencia, sino el
buen libro de texto en asociación con la utilización de toda una panoplia de materiales
escritos.
Pero además tanto en esos casos como en el de instituciones aisladas que logran una
educación de calidad, todos usan otros recursos además de los libros. Entre esos recursos
figuran la televisión, el cine, Internet, los mapas, los museos y establecimientos de los
alrededores, la frutería o verdulería del barrio, el padre que sabe algo especial.
No hay calidad educativa sin entorno rico en materiales que puedan ser utilizados como
materiales de aprendizaje. Pero la riqueza en los materiales no es una garantía en el proceso
de producción de calidad educativa. La calidad de esos materiales y las características de su
uso a través de la dinamización por parte del docente profesional y éticamente comprometido
son tanto o más importantes que su existencia.
Si se deja a 50 chicos solos en la mejor mediateca del mundo, esos chicos aprenderán en
relación proporcional a su edad y a la calidad de la enseñanza previa que hayan recibido. Si
tienen menos de 8 años y han recibido una educación de mala calidad,probablemente no
aprenderán nada y terminarán agrediéndose entre ellos.
Esto indica, también, que la cuestión de las inversiones educativas merece un comentario
especial. ¿Alcanzaría con multiplicar el presupuesto educativo de un país por veinte para
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
obtener una educación de calidad para todos? ¿Sería suficiente con multiplicar el salario de
los maestros y profesores por cinco para lograr un salto hacia delante en la calidad de la
educación para todos? Depende de las circunstancias, de los factores precedentes y de dos
que a continuación se explican.
La pluralidad y calidad de las didácticas.
La mejor constelación de recursos para el aprendizaje es inútil si no existen buenas didácticas
y si esas buenas didácticas no son variadas y no están al alcance de los profesores.
Uno de los problemas del proceso de desprofesionalización de los docentes al cual se hizo
referencia radica en que quienes usan las didácticas no son, generalmente quienes las
producen. En esto se ha originado un cambio importante a lo largo del siglo XX. En el siglo
XIX todavía una parte importante de los sistematizadores y productores de conocimiento
acerca de los procedimientos para aprender y enseñar eran personas que enseñaban: bien o
mal, pero enseñaban. Siempre se dice que Pestalozzi era un mal docente; pero al menos era
docente. María Montezzori y John Dewey, ya en el siglo XX, enseñaban en sus respectivos
países y los jesuitas además de escribir un divulgado tratado para la educación de los jóvenes
la proveían.
Actualmente, en cambio, la didáctica tiende a producirse en las facultades de Ciencias de la
Educación o en otras, donde no necesariamente se enseña en condiciones de incertidumbre y
de adversidad.
La calidad de la educación se construye mejor cuando hay más cercanía entre los productores
y los utilizadores de las didácticas, porque eso les permite a esas didácticas estar más cerca
de su propia pertinencia: ser más apropiadas. Pero además también se construye mejor
cuando se acepta que diversos caminos pueden conducir al aprendizaje con sentido y en
bienestar; precisamente porque los niños y los jóvenes son diversos, y diversos son también
los profesores y los contextos.
En los países con mejores resultados en PISA, existen didácticas apropiadas para enseñar
contenidos específicos y para promover la formación general. La didáctica finlandesa es
activa e innovadora. La didáctica bávara suele ser más tradicional y menos activa. Pero ambas
sirven porque los maestros y profesores creen en ellas y porque son consistentes con las
sociedades y con las prácticas familiares de esos países.
Los mínimos materiales y los incentivos socioeconómicos y culturales
De manera ciertamente provocadora se han formulado unas páginas más arriba dos preguntas
acerca de la incidencia del presupuesto educativo y de los salarios en la calidad de la
educación.
No cabe duda de que existen ciertos mínimos materiales por debajo de los cuales es muy
difícil construir calidad educativa para todos. Esos mínimos materiales deben garantizar que
los niños y las niñas vayan debidamente alimentados a las escuelas, que los salarios de los
profesores sean dignos y que el equipamiento esté disponible.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
En Suiza, por ejemplo, los profesores tienen salarios de cuadros, equivalentes a los de un
médico o a los de un director de una pequeña empresa. Pero no es posible saber si con sueldos
que son o se acercan a los mejores del mundo logran la mejor calidad educativa del mundo.
Las parciales, pero importantes, evaluaciones que se han llevado a cabo en el marco de PISA
parecen indicar que no.
Pero en Haití o en Níger los profesores tienen salarios de hambre, inferiores a los de una
empleada doméstica, y todos los indicadores muestran que en esos países la calidad de la
educación está entre las peores del mundo.
En consecuencia, la existencia de mínimos materiales y de incentivos al desarrollo de los
contextos y de los maestros y poblaciones escolares debe ser considerada como una condición
indispensable, pero no suficiente para el mejoramiento de la calidad de la educación.
Ubicado en el décimo lugar, este factor de calidad podría ser también el primero. Todo
depende de la lógica argumentativa que se desee construir y de quién es el interlocutor. Los
economistas, deberían adentrarse en este análisis, porque ellos son responsables de proveer
los recursos materiales necesarios para una educación de calidad para todos.
Conclusiones
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
altamente complejo, no porque se carezca de una teoría subyacente, sino porque diferentes
grupos tienen el derecho de ostentar distintas perspectivas. Es decir que, es perfectamente
legítimo que las agencias gubernamentales demanden eficiencia en los recursos invertidos,
que los padres y estudiantes exijan excelencia, que los empleadores esperen un producto con
aptitud para un propósito y que la comunidad en general considere que en la educación
superior debe haber calidad total
La caracterización del concepto de "calidad educativa" requiere superar la tendencia a
considerar en sí mismas las características específicas de acuerdo con el contexto, entrada,
proceso, producto y propósito de la educación en cada institución y tratar de identificar los
rasgos comunes en todas. Parece evidente que si se consideran de alta calidad dos o más
instituciones universitarias con culturas y valores diferentes, no es posible vincular la calidad
de la educación con los valores, metas y objetivos, programas, formación del profesorado,
entre otros, específicos de cada institución. La calidad debe radicar, más allá de estos
elementos en que difieren, en alguna característica común a todos ellos. En consecuencia,
para conceptualizar la calidad de la educación es preciso superar la consideración aislada de
las características específicas de los distintos elementos o componentes y centrar la atención
en las relaciones entre ellos.
Dada la diversidad de interpretaciones de la calidad que se hacen evidentes en las diferentes
tradiciones, se requiere diálogo para definir la calidad y desarrollar enfoques que permitan
monitorearla y mejorarla. Esto significa alcanzar:
Acuerdos generales sobre los objetivos y metas de la educación;
Un marco de análisis de la calidad que permita especificar sus diversas dimensiones
Un enfoque de medición que permite identificar y valorar las variables importantes
Un marco para la mejora que cubra de modo comprensivo los componentes vinculados del
sistema educativo y que permita oportunidades para identificar los cambios y las reformas
necesarias
Más educación para todos, CON CALIDAD, dice el nuevo paradigma de la educación para
el Siglo XXI. Desde la puesta en marcha de nuestros sistemas educativos, con el paradigma
del Siglo XIX, nuestra educación sin dudas ha perdido calidad. Pocas personas hoy dudarían
en decir que esto es cierto; pero también muy pocas podrían hoy decir con claridad en qué
asientan sus afirmaciones porque lo primero que surge es la pregunta ¿qué es calidad de la
educación?, bastante difícil de contestar unívocamente porque la gran ¿ventaja? de este
término es que es sumamente subjetivo y cambia con las épocas históricas y los contextos
sociales.
Según estudios realizados en Colombia sobre factores asociados a la calidad educativa en
cuanto a características que deben tener las instituciones educativas o colegios que imparten
educación, se concluye que inciden positivamente sobre la calidad de los aprendizajes y el
rendimiento académico que miden las evaluaciones externas que realiza el ICFES, estos
factores son :
La calidad de los maestros (nivel educativo alcanzado y experiencia docente), los métodos
de aprendizaje que ponen en práctica los maestros; la duración de la jornada escolar, la
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
calidad de la infraestructura escolar, los materiales escolares y libros de texto que utilicen los
estudiantes, el clima escolar (relaciones interpersonales en el establecimiento educativo).
Hoy calidad en educación se puede definir por lo que se llaman los 7 lenguajes de la
modernidad. Calidad de la educación es que TODOS los chicos, al llegar a la terminación de
su educación obligatoria hayan logrado:
Altas competencias en lectura y escritura. Saber comunicar usando palabras,
números, imágenes...navegar diestramente por las superautopistas de información a
través de redes electrónicas, porque saber leer y escribir ya no es un simple problema
de alfabetización; es un auténtico problema de supervivencia. El reto es que todos los
chicos aprendan a leer y escribir bien en 1º, 2º y 3º grado.
Altas competencias en cálculo matemático y resolución de problemas. Aprender a
resolver problemas. Para hacerlo se necesitan estrategias y métodos adecuados, que
se basan en lógicas distintas según la naturaleza del problema. Cada área de
problemas debe ser resuelto con un método específico. Y éstos se aprenden y deben
ser enseñados en cada uno de los campos del saber: matemática, geografía, lengua,
relaciones humanas. Esto también es un compromiso de la escuela elemental.
Altas competencias en expresión escrita. Saber describir, analizar, comparar, es decir
saber exponer con precisión el pensamiento por escrito. No es posible participar
activamente en la vida de la sociedad-mundo si no se es capaz de manejar signos,
símbolos, datos, códigos, manuales, directorios, bibliotecas, archivos. Para ser
productivos en el trabajo hay que saber operar equipos computarizados y para hacerlo
se necesita precisión en el lenguaje escrito.
Capacidad para analizar el entorno social y comportarse éticamente. Ser democrático.
Saber intervenir y participar en el ejercicio de la ciudadanía. Ser ciudadano significa
ser una persona crítica, capaz de convertir los problemas en oportunidades; ser capaz
de organizarse para defender intereses y solucionar problemas sin violencia a través
de la deliberación y la concertación, respetando las reglas y las leyes establecidas.
Capacidad para la recepción crítica de los medios de comunicación social. Los medios
de comunicación no son un simple pasatiempo. Producen y reproducen nuevos
saberes, éticas y estilos de vida. Ignorarlos es vivir de espaldas al espíritu del tiempo.
Todos tienen que ser receptores activos de los medios de comunicación (cine,
televisión, radio, revistas..) para poder analizarlos y para expresarse en sus lenguajes.
Capacidad para planear, trabajar y decidir en grupo. Saber asociarse, saber trabajar y
producir en equipo, saber concertar, son saberes estratégicos para la productividad y
fundamentales para la democracia. La capacidad de planear, trabajar y decidir en
grupo se forma cotidianamente a través de un modelo de autoestudio y
autoaprendizaje cooperativo, con el apoyo de guías técnicamente elaboradas, que le
permiten al niño y al joven ir produciendo conocimiento.
Capacidad para ubicar, acceder y usar mejor la información acumulada. En el futuro
próximo será imposible ingresar al mercado de trabajo sin saber ubicar datos,
personas, experiencias... y menos aun sin saber cómo usar esa información para
resolver problemas. Hace falta saber consultar en las bibliotecas, hemerotecas y
videotecas, centros de información y documentación, museos, revistas científicas,
bases de datos, redes electrónicas. Se requiere también saber describir experiencias,
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conocer el entorno del estudiante y debe estar preparado para las distintas índoles . El
maestro debe agudizar la confianza hacia sus alumnos”.
Como dice Robert Roeser (2010): “… ser competentes en la interacción con personas de
distintas culturas; en regular las emociones; en responsabilizarse del bienestar de los
demás; y en su capacidad de atención. La profesión docente requiere replantearse desde la
selección de quiénes se formarán para ser docentes, su propia formación inicial, el
acompañamiento a los recién egresados que se inician como maestros, la formación
continua y el reconocimiento en su carrera docente”. “Las competencias sociales y
emocionales, es decir, cómo aprendo a gestionar las emociones personales, cómo aprendo
a ser consciente de las necesidades de los demás, incluidos treinta alumnos, ¿cómo las
identifico? También la capacidad de atención: ¿cómo puedo mantener y agudizar mi
conciencia de modo que no sólo vea mis reacciones internas sino también el entorno de la
clase y, como he comentado, las necesidades de los alumnos? Creemos que ambos, es decir,
los conocimientos sobre las necesidades de los jóvenes pero también los medios para
diseñarles modelos de comportamiento responsable, de gestión de las emociones, creemos
que si los sumamos a los conocimientos que los profesores tienen de las materias y a los
conocimientos pedagógicos, o sea, a la manera de enseñar, pensamos que estas cuatro
habilidades combinadas darán lugar a profesores eficaces, conocedores de la materia,
sabedores de cómo impartirla (que no es lo mismo que conocerla) y también capaces de
crear un entorno muy positivo, donde estén atentos y preocupados por el niño. Serán
conscientes de cómo los niños evolucionan hasta convertirse en jóvenes, a lo largo de
distintas fases evolutivas”
Cada etapa de esta nueva estrategia exige un esfuerzo articulado que inspire confianza y
esperanza. Como lo expresa Denise, Vaillant (2006), “Plantear este cambio de perspectiva
exige un apoyo decidido de los propios maestros, de la administración educativa y del
conjunto de la sociedad“.
En estos próximos 82 años por venir del siglo XXI se hace imperativo replantear la
profesionalización de los maestros desde nuevas perspectivas pedagógicas, que gestione
emociones con genuino rechazo a la resignación y al resentimiento en el ámbito de las
escuelas y provocar el nuevo estado de resolución por el cambio hacia la construcción de
nuevos conocimientos, el trabajo en equipo, la motivación por el estudio permanente, el
desarrollo de habilidades didácticas, el uso y dominio de la Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones como herramientas de apoyo para aprender y la formación del carácter.
Estamos en el mejor momento histórico de una unidad nacional para hacer una formación
continua de maestros pertinente a los desafíos de este siglo XXI.
Sin lugar a dudas, pensar en el sistema educativo implica reflexiones permanentes sobre los
maestros. Reflexiones de diversas procedencias entienden que este es un asunto
transcendental en la organización del sistema educativo y tiene directa incidencia en la
calidad y pertinencia del mismo.
No se pueden formar maestros sin hacer opciones ideológicas. Según el modelo de sociedad
y de ser humano que se defiendan, las finalidades que se asignen a la escuela no serán las
mismas y en consecuencia, el rol de los maestros no se definirá de la misma manera.
(Perrenoud, P: 2001).
Edgar Morin propone siete saberes fundamentales que la escuela tiene por misión enseñar:
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condiciones impuestas por ésta. A este respecto, es interesante leer el artículo en el que Abbas
Bazargan explica, utilizando el ejemplo de la República Islámica de Irán, de qué forma los
indicadores educacionales reflejan “la salud de un sistema de enseñanza”. (Braslavsky, C:
2002: 3-5)
Las nuevas cualidades exigidas requieren un capital cultural difícil de adquirir, consolidar y
mantener. Es indudable que muchos maestros de todo el mundo desearían avanzar en esa
dirección. Y tampoco admite duda que existen ya métodos de trabajo que nos permitirían
progresar en el establecimiento de un vínculo entre las competencias y los conocimientos
necesarios para ayudar a consolidar una Educación para Todos capaz de combatir la pobreza
y favorecer la paz mundial. En todas las regiones del mundo y en Colombia hay siempre
maestros cuyos ejemplos y reflexiones anticipan el cambio y lo promueven entre sus colegas.
(op.cit)
No obstante, existen maestros que experimentan dificultades para aportar su necesaria y
esperada contribución. Particularmente en África, América Latina y varios países de Asia, y
también cada vez más en diversos países de Europa oriental, las condiciones de vida y de
trabajo de los maestros dejan mucho que desear. Sus remuneraciones son modestas, (OCDE;
UNESCO-UIS: 2001) y los incentivos y mecanismos puestos en marcha para estimular su
actividad no son suficientemente convincentes.
Esto reafirma la imprescindible necesidad de incrementar los recursos destinados a la
educación, no sólo para garantizar educación a una proporción cada vez mayor de la
población, sino también para que muchos maestros en situación precaria puedan disfrutar
de niveles mínimos de vida que les permitan desempeñar sus funciones conforme a sus
deseos (op.cit)
En el Foro Mundial sobre la Educación (Dakar, abril de 2000) se dejó claramente de
manifiesto que si se quería conseguir la educación para todos en 2015 era necesario desplegar
ingentes esfuerzos, mediante un firme liderazgo nacional y nuevos recursos financieros y
estrategias, en los que el ejercicio de la propia responsabilidad junto con el sentido de
asociación y recursos en cantidad suficiente desempeñarían un papel decisivo. Estos tres
aspectos constituyen elementos fundamentales del tantas veces citado párrafo 10 del Marco
de Acción de Dakar, en el que se asegura que “ningún país que se comprometa seriamente
con la Educación para Todos se verá frustrado por falta de recursos en su empeño por lograr
esta meta” (op.cit)
Este párrafo plantea dos interrogantes básicos que han estado obstaculizando el debate
internacional: ¿qué significa estar seriamente comprometidos y cuánto costará alcanzar las
metas de la Educación para Todos? Dadas la gravedad de la situación y la falta de un
entendimiento claro, del Banco Mundial realizó un estudio que determinara los recursos y
los cambios estratégicos necesarios para que, a partir de 2015, todos los niños pudieran
completar el ciclo de la enseñanza primaria.
Las conclusiones del estudio del Banco Mundial fueron objeto de debate en la Conferencia
“Impulsar las actividades en favor de la Educación para Todos”, celebrada en Ámsterdam los
días 10 y 11 de abril de 2002. En la Conferencia se llegó a los siguientes resultados:
Se confirmó la importancia de impulsar las actividades para alcanzar los Objetivos
de Desarrollo del Milenio en relación con la Educación para Todos: si el progreso se
mide por el índice de finalización de la escolarización, 89 de 155 países se encuentran
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CAPÍTULO II
libre, capaz de ejercer una profesión, convivir en sociedad y aceptar el reto de cada día ser
mejor.
También se fortalecerá la virtualidad y el conectivismo (subrayado nuestro) como apoyo a
los procesos de aprendizaje con la posibilidad de atender la demanda educativa en el
Departamento de Cundinamarca y la puerta de dialogo con el mundo.
El Consejo Académico de la Universidad de Cundinamarca reafirma: “… la Universidad de
Cundinamarca sea un ente universitario transmoderno y translocal...” (Consejo Académico:
2018).
Como el Modelo Pedagógico Digital Transmoderno no se ha diseñado, concebido y
construido, de acuerdo con una de las metodologías vigentes, ni se cuenta con los
lineamientos para su implementación; no se pude llevar a cabo la redefinición curricular de
los pregrados ni de los postgrados como consecuencia del PEI aprobado mediante el Acuerdo
018 de 2016. No es claro bajo que fundamentos pedagógicos, curriculares e investigativos
se van a presentar programas para la obtención o renovación de registros calificados ni a la
acreditación de alta calidad?
Con base en lo anterior la Universidad de Cundinamarca ha de precisar, cuanto antes, su
modelo pedagógico y así, poder iniciar la reestructuración curricular de los programas
académicos (pre- y post-grado), definir la concepción, políticas y estrategias para la
docencia, la investigación, la interacción social y la gobernanza. Esta una tarea urgente.
Con fundamento en la misión, el modelo pedagógico y la declaración del Consejo
Académico, la Universidad ha de formar profesionales para la transmodernidad y lo
translocal; en estas secciones nos referiremos a la formación de los maestros para el siglo
XXI desde la trasmodernidad.
Galo Adán Clavijo Clavijo, ha escrito tres documentos que contienen bases conceptuales para
la formación de maestros en la Transmodernidad (formación docente para el siglo XXI), ellos
son:
Clavijo, G.A (2016). MODELO PEDAGÓGICO ALTERNATIVO, INCLUYENTE Y
FLEXIBLE. En las secciones: La educación. El sentido de la formación. Conocimiento y
aprendizaje (37-46) y en Educación y transmodernidad. Pedagogía y transmodernidad (60-
66) y en: PEDAGOGIA CRÍTICA (129- 138). LAS INTERACCIONES ENTRE EL
ESTUDIANTE Y EL DOCENTE. DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS. LAS
IMPLICACIONES DIDÁCTICAS DEL MODELO ALTERNATIVO, INCLUYENTE Y
FLEXIBLE (158- 172)
Clavijo, G.A (2017). POSMODERNISMO DE OPOSICIÓN, POSMODERNISMO
CELEBRATORIO Y TRANSMODERNIDAD. La transmodernidad y la universidad (75-
79) EL CASO DE LA UNIVESIDAD DE CUNDINAMARCA (79- 143). La globalización
(es). La glocalización en la Universidad de Cundinamarca. Lo global en lo local y lo local en
lo global. La universidad del posacuerdo y del proceso de paz. La Universidad, el desarrollo
local y regional. LA CIENCIA Y SU APROPIACIÓN. La sociedad digital y el conectivismo.
El conectivismo. Las críticas al conectivismo. Principios del conectivismo. Factores que
definen el conocimiento. Características principales del conectivismo. Ventajas y desventajas
de la teoría del conectivismo. Modelos pedagógicos para la transmodernidad. El currículo y
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La sociedad nos permite conocer nuestra propia transitoriedad en un mundo en el que los
incertidumbres cada vez se hacen agobiantes y las certezas son casi inexistente
reconocemos nuestra comprensión tan limitada de la realidad humana, la sociedad y el
mundo. Hoy es importante que reconozcamos como diferentes e iguales, como eternos y
finitos como algo simple y complejo a la vez, es tiempo de ingresar a un diálogo, a fin de
reconocernos como personas en este camino que nos toca transitar con pequeño espacio de
descanso en mundo cambiante, el futuro es incierto, pero cabe una esperanza y nosotros los
construimos es preciso que reflexionemos de aquello que vinieron aquellos que nos preocupa
es una época de transmodernismo
En esta época de incertidumbre en la que vivimos, pareciera que las identidades, sean estas
cuales sean nacional, étnica, lingüística, sexual, genérica, religiosa, geopolítica,
generacional, después de la condición postmoderna, en las reflexiones más recientes prolifere
un repertorio de términos nuevos, una secuencia de prefijos que van desde lo post a lo trans
para dar nombre a diversas realidades: postidentidad, postsexualidad, postgénero,
postfeminismo, transidentidad, transexualidad, denominaciones que sirven para aludir a
realidades, subjetividades y corporalidades que se resisten a las etiquetas, concebidas estas
como normativas.
Las tendencias de la formación de maestros se han movido entre finalidades prescriptivas
positivistas y los ideales humanistas. En el caso de la tradición normalista se advierte la
oscilación entre tales tendencias cuando analizamos el sentido de la formación del maestro
que subyace en los diversos planes y programas de estudio que han sido diseñados (Figueroa,
L: 2000) Asimismo, al adentrarnos en el análisis de las tradiciones académicas, en los
modelos que guían, en la forma de realizar las prácticas, en las interacciones cotidianas,
vemos que todo ello se circunscribe en ámbitos sociales complejos, que tensan las relaciones
entre los sujetos participantes y todo ello en el contexto de la modernidad y del caos de la
globalización.
Dentro de la mirada rápida que se brinda a la permanente discusión sobre los saberes de la
formación de maestros, así como a las predominancias que se advierten en los modelos que
guían es que trata de incorporar aquellos componentes subjetivos que forman parte de la vida
de toda persona y que se viven como una dualidad -que en muchos de los casos no se atiende,
además de circunscribir este análisis desde un enfoque transmoderno.
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la obra de Enrique Dussel) y las Pedagogías Críticas Latinoamericanas. Dicho diálogo nos
permitirá profundizar al menos en dos aspectos.
En primer lugar, creemos que al reimpulsar procesos de diálogo y encuentro entre la filosofía
y la pedagogía en general, y particularmente entre la Filosofía de la Liberación dusseliana y
las Pedagogías Críticas Latinoamericanas, podemos avanzar, por un lado, en la superación
de aquellas concepciones que reducen el campo pedagógico a aspectos técnicos,
instrumentales y simplistas, las cuales, por lo menos desde la realidad chilena, han favorecido
procesos de des-intelectualización, mecanización y banalización del trabajo pedagógico, es
decir, podemos contribuir al refinamiento epistemológico, teórico y conceptual del campo
pedagógico, y, además, podemos dotar de mayores grados de concreción y praxis al campo
filosófico.1 Desde nuestra perspectiva, tanto la Filosofía de la Liberación como las
Pedagogías Críticas Latinoamericanas pueden ser fortalecidas a partir de dicho encuentro
dialógico.
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Hablar de bordes, desde los que pueden establecerse o definirse los diferentes
posicionamientos para repensar la formación de maestros, implica asumir que las
proposiciones hechas deben ser consideradas móviles y cambiantes según las condiciones de
contexto. Es decir, que se proponen enunciaciones caracterizadas tanto por su historicidad
como por un estado de permanente resignificación, que rechaza todo intento de sacralización
y universalización de las mismas. A su vez, significa no aceptar la posición universalista y
homogeneizante de fijar esquemas rígidos, cerrados y estáticos, en la que por lo general han
caído algunas teorías que consecuentemente quedaron desfasadas con respecto a una realidad
que, por su propio dinamismo, cambia de un modo acelerado.
Planteada esta perspectiva, la formación de maestros como objeto de análisis y reflexión
también debe ser entendida en toda su complejidad y con la potencialidad que trae aparejada
la idea de entender que cualquier transformación que se construya en esta dimensión seguirá
siendo incompleta e inacabada.
Este estado de incompletitud no debe inmovilizar o desesperanzar sino que, por el contrario,
obliga a realizar un esfuerzo reflexivo dirigido a sortear los reduccionismos que simplifican
su abordaje a la hora de proponer los cambios y que inhiben el diálogo como la forma
necesaria para la superación de la contradicción opresor-oprimido.
Las nociones de conocimiento, maestro y estudiante, conforman categorías clave en la
pedagogía de Paulo Freire. Reflexionar desde estas categorías, entendiéndolas como
herramientas epistemológicas, significa realizar una reflexión acerca de las situaciones
concretas de la realidad para problematizarlas, desnaturalizarlas y resignificarlas. Es decir,
para sembrar más dudas que certezas y para habilitar la curiosidad epistemológica. Para ello,
se irá tejiendo una red de conceptos y relaciones que se conjugarán con los aportes hallados
en la obra de Freire
La formación de maestros debería entonces abrir la posibilidad para la construcción de un
pensamiento epistémico. Y cuando hablamos de pensamiento, no hacemos referencia a la
mera teoría, sino a una forma de estar en el mundo. Damos continuidad aquí a una
perspectiva, desde la que se entiende al pensamiento como “una postura, como una actitud
que cada persona es capaz de construirse a sí misma frente a las circunstancias que quiere
conocer” (Zemelman, H: 2001)
En un sentido análogo se encontraría la idea de curiosidad epistemológica, que atraviesa la
propuesta de Freire, quien justamente plantea superar el pensar teórico para avanzar hacia un
pensamiento epistémico desde el cual cimentar los saberes indispensables para la formación
docente.
La situación actual de la formación docente en Colombia revela disciplinariedad,
fragmentación, deficiencia en la formación pedagógica, separación entre teoría y práctica.
De allí, la necesidad de reconocer que la pedagogía como ciencia que se ocupa de la
formación del ser humano, está ubicada en las diversas áreas del saber. Por ello, se propone
que la Pedagogía Crítica se constituya como fundamentación y eje transversal del currículum
de formación del maestro, para alcanzar la transdisciplinariedad, por cuanto sus principios
(relación teoría y práctica, racionalidad crítica dialéctica, contextualización, investigación-
acción deliberativa colaborativa y finalidad ética) han de estar presentes a lo largo de la
carrera para formar un docente que: reflexiona sobre y durante su práctica pedagógica para
mejorarla; investiga con sus colegas y estudiantes acerca de ella; produce conocimiento y
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manera que los alumnos comprendan la importancia de la medición del aprendizaje a través
de otros y de ellos mismos como parte de procesos más integrales y humanos:
Es necesario un planteamiento holístico de la educación y del aprendizaje que supere las
dicotomías tradicionales entre los aspectos cognitivos, emocionales y éticos. … Se han
propuesto recientemente marcos más holísticos de evaluación que desbordan los ámbitos
tradicionales de la enseñanza académica y abarcan, por ejemplo, el aprendizaje social y
emocional o la cultura y las artes. Estas tentativas ponen de manifiesto la necesidad
reconocida de ir más allá del aprendizaje académico convencional, a pesar de las serias
reservas que suscita la viabilidad de captar ese importante aprendizaje emocional, social y
ético por medio de mediciones, sobre todo a nivel mundial (UNESCO: 2015: 39).
Esta propuesta tendiente a la evaluación por medio de “reflexiones de conocimiento” no
debería posicionarse de forma aislada sin mediciones más concretas y numéricas, otras
estrategias formativas o sumativas en cuanto a contenidos de aprendizaje, sino como un
fundamento integrado en la valoración del propio conocimiento y en su relación personal con
el alumno. A través de esta propuesta visualizamos un hecho educativo más religado y
alineado en sí mismo y más conectado a la educación humanista necesaria en el siglo XXI.
Entonces el gran aporte de los transmodernos en general y de Ervin Laszlo en particular, es
una visión de la realidad (ontológica y epistemológicamente) llena de sentido para el árido
tiempo hipermoderno, enfatizando que la ciencia no tiene porqué ser solo un conjunto de
fórmulas abstractas, sino la fuente de visión de cómo concibe, funciona y se dinamiza la
realidad. Y que más que estar buscando observarla, cuantificarla, calcularla y
comercializarla; se trata de encontrar su significado y la verdad que encierra. Se trata de
extender el qué y cómo del hipermodernismo, hacía por qué y hacia el dónde de los
transmodernos. No se trata de un capricho cognitivo, sino de una necesidad tal viraje
paradigmático pues “…Mientras que en su condición primordial los humanos poseíamos un
conocimiento instintivo de la unidad sagrada y de la profunda interconectividad del mundo,
según se ha ido imponiendo la mente racional ha surgido una profunda separación entre la
humanidad y el resto de la realidad. El nadir de este desarrollo se refleja en el desastre
ecológico, desorientación moral y vaciedad espiritual actuales” (Laszlo: 2004: 7).
El modelo global de la racionalidad científica de la modernidad derivó en un totalitarismo
cognitivo, pues niega el carácter de racional a todas las formas cognitivas que no fueron
pautadas bajo su epistemología y metodología. Y aunque históricamente no se debe negar
grandes méritos al paradigma de la modernidad construido por gigantes intelectuales como
Bacon, Newton, Descartes, Galileo y epígonos; tampoco debemos obviar que la
direccionalidad tomada por el hipermodernismo “redujo” el todo a su dimensión meramente
cuantificable, técnico-material instrumental; la cual, aunque con grandes avances en lo
industrial, financiero y sistemas lógicos, degeneró en una miseria existencial-espiritual-
psíquica y ética catastrófica, que a su vez deriva en una insatisfacción vivencial de amplias
proporciones que como un fantasma se ha extendido por todo el globo terráqueo, ante lo cual
el naciente paradigma holista transmoderno de convergencia cognitiva se presenta como la
mejor alternativa a ser explorada por lo que pudiese resultar como la nueva visión científica
del siglo XXI (Baker y Gallegos: 1998) donde entran una cantidad importante de actores
sumamente representativos de la misma:
Karl H. Pribram (2004) (modelo holográfico del cerebro).
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Ilya Prigogine (1990) (teoría del caos o Teoría de los Sistemas Dinámicos No
Lineales)
Rupert Sheldrake, (1990) (campos de resonancia mórfica).
James Lovelock (1985) (hipótesis Gaia de la tierra como súper organismo viviente).
Ken Wilber (1999) (Psicología transpersonal).
David Bohm (1998) (orden implicado).
Hazel Henderson (1996) (economía ecológica).
Larry Dosey (1989), Eric Pearl (2001) (sanación reconectiva ), Deepack Chopra
(1998) (medicina cuántica reconectiva).
Lynn Mc Taggart (2002) (experimento de la intención).
Ervin Laszlo (2004) (teoría del todo).
Edgar Morín (1996) (teoría de la complejidad)
Por ejemplo, “La teoría de la complejidad depara a cada instante problemas
desconcertantes… porque ya contamos con una forma de contemplar problemas científicos
que difiere de la perspectiva reduccionista… Es de hacer notar que las disciplinas pioneras
en aceptar este cambio han sido las que tradicionalmente se denominan ciencias duras: la
matemática y la física; las ciencias psicosociales han ofrecido una mayor resistencia…”
(Caparrós y Cruz Roche: 2012: 19-20)
La visión holista implica percatarse del mundo como una red viva de interacciones conectivas
en flujo evolutivo universal dinámico, pero cambiando la visión de lo que es «vida» como
simple biología a sistemas energéticos en flujo. Ello tiene implicaciones epistémicas,
metódicas, educativas, culturales, psíquicas, sutiles y cognitivas; pues se pasa de la
interdisciplina a la transdiciplina; la conciencia cambia de verse como meros efectos
neurofisiológicos medibles en la memoria, percepción visual y lenguaje del modernismo, a
su derivación de una red electromagnética en flujo, proveniente de un trasfondo energético
comunicativo que se visualiza como un gran ser viviente infinito, pero en una categoría para
nada asimilable al “Dios” de las religiones, sino más bien a la “Conciencia Universal” sin
fronteras de la psicología transpersonal y de la filosofía perenne.
En cuanto a la tercera tendencia -la metahumanidad o súperhumanidad-, Morín nos habla del
crecimiento en la posibilidad de eliminar causas de senectud y mortalidad, conclusión de
desciframiento del genoma, clonación generalizada de células madre, reprogramación de
células adultas, reproducción de órganos nuevos, modificación de la relación con la muerte
(desmortalidad) y ancianos saludables que puedan estar activos y escribir obras creativas, por
ejemplo Nuevos sucesos pueden ampliar la perspectiva esbozada por Morín de que solo con
un nuevo paradigma es posible entender los nuevos descubrimientos científicos como lo es
el caso de la llamada “partícula de Dios”, más correctamente conocida como el “bosón de
Higgs” quien descubrió tal partícula teórica y que fue anunciada en julio del 2012 en Ginebra,
por la Organización Europea para las Investigaciones Nucleares.
El bosón de Higgs (BH) es clave para entender la estructura de la materia y el Big Bang. El
Gran Colisionador de Hadrones (GCH) o máquina del Big Bang determinó la naturaleza
exacta del BH, último ingrediente faltante en el modelo estándar de física de partículas, que
a su vez es una descripción de las partes básicas de las que estamos hechos los humanos, todo
lo visible en el universo y las fuerzas que lo mueven.
118
GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Por ello, sea lo que fuere que enseña un maestro (la materia de la educación escolarizada),
ello no es más que un medio que requise ser dominado y utilizado (forma del aprendizaje)
por quien desea aprender. Un buen maestro es el que sabe enseñar (in-signo): sabe hacer
pensar y actuar gradualmente según las posibilidades de los que aprenden (Daros, W. R:
2004)
LA INVESTIGACIÓN EN LA TRANSMODERNIDAD
En los últimos años se ha venido gestando, cada vez con más fuerza, un creciente grupo de
pensadores que empiezan a cuestionar el vigente colonialismo del saber, del poder y del ser.
Asimismo, sus reflexiones han empezado a mostrar salidas a la hegemónica dependencia
epistémica de los países ‘condenados’ por el sistema-mundo moderno (Wallerstein: 1999)
Para empezar a revisar los cimientos epistemológicos que determinan la dinámica
investigativa, es necesario reconocer que, en primera instancia, las nociones acerca del
conocimiento que se quiere alcanzar con las investigaciones que se hacen en Colombia
mantienen una lógica europea (o eurocéntrica); y en segunda instancia, y como consecuencia
de lo anterior, que desconocen y excluyen las formas de producir conocimiento oriundas de
países no europeos, como las desarrolladas por las culturas ancestrales de otros países y otros
hemisferios. De igual forma, es necesario empezar a descubrir la producción propia del
conocimiento, pues es notable la dependencia epistémica que tiene América Latina con
respecto a Europa y Estados Unidos, lo cual sume a los países periféricos en una actitud
colonial frente al poder y el saber (Quijano: 2000).
Uno de los propósitos de las ciencias modernas, es decir, occidentales, es su pretensión de
alcanzar conocimientos universales, aplicables a cualquier tiempo y espacio. Dicha apuesta
por axiomas absolutos hizo pensar a los europeos que sus saberes estaban por encima de los
demás. Tal confianza se explica, entre otras cosas, por el momento histórico en que fueron
desarrollados los preceptos epistémicos de la modernidad
Por estas y otras razones es necesario empezar a revisar los procesos de investigación en el
campo de las ciencias sociales, puesto que su origen tiene vicios que excluyen el saber de
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
otros pueblos y, sobre todo, porque estas ciencias pretenden justificar la supuesta supremacía
europea, sus valores morales y su forma de vida, que “no son sino una manera, entre otras
alternativas, de percibir el mundo” (Wallerstein: 1999: 149)
Para empezar a revisar las nociones que rigen la dinámica de investigación en Colombia, es
menester cuestionar “las pretensiones de objetividad y neutralidad de los principales
instrumentos de naturalización y legitimación de ese orden social: el conjunto de saberes que
conocemos globalmente como ciencias sociales” (Lander: 2000: 17). Para Lander las ciencias
sociales, como creación eurocéntrica, se convierten en legitimadoras de la modernidad y la
dinámica impuesta por Europa en todo el mundo. Un ejemplo común de esto, es recordar las
clases de historia en la asignatura de ciencias sociales en la básica primaria y secundaria,
pues los textos guía y el discurso del profesor cuentan la historia de manera lineal y evolutiva,
de tal manera que Europa y su modernidad se convierten en el cenit de la humanidad, donde
se logran los mayores desarrollos y el hombre alcanza su plenitud y civilización,
desconociendo la historia de otros pueblos y culturas, así como sus aportes a la civilización.
Para Lander (2000) es necesario de-construir las ciencias sociales y encontrar en ellas dos
claras intenciones: la parcelación de la realidad y la relación del conocimiento con el poder.
Él advierte que las creencias judeocristianas, intrínsecas a la modernidad europea, permiten
y fomentan el control y la explotación de la naturaleza por parte del hombre —contrariamente
a las creencias de las civilizaciones y pueblos precolombinos de Sur, Centro y Norte América,
de los aborígenes de Siberia, el Ártico y Oceanía (melanesios, polinesios y australianos), y
de los pueblos germanos, eslavos, baltos y celtas pre-cristianos—, lo cual implica una
relación epistemológica diferente con la realidad, y por ello se atribuyen el poder de
simplificar la complejidad del mundo.
Lander (2000) explica que las ciencias sociales, en especial la historia, la economía, la ciencia
política, la sociología y la antropología, tienen origen en cinco países liberales capitalistas
(Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos). La cosmovisión de estos cinco
estados, enmarcada en la modernidad, tiene cuatro dimensiones básicas que alimentan el
cuerpo de estas ciencias: 1) la visión universal de la historia asociada a la idea de progreso (a
partir de la cual se construye la clasificación y jerarquización de todos los pueblos y
continentes); 2) la naturalización tanto de las relaciones sociales como de la “naturaleza
humana”, de la sociedad liberal capitalista; 3) la naturalización y ontologización de las
múltiples separaciones propias de esa sociedad; y 4) la necesaria superioridad de los saberes
que produce esa sociedad (“ciencia”) sobre otro saber.
Estas cuatro dimensiones deben ser discutidas a la hora de hacer investigación, porque
básicamente, hacen suponer la existencia de un meta-relato que lleva a todas las sociedades
a un progreso histórico de lo primitivo a lo moderno, en el cual Colombia está rezagada
porque se considera subdesarrollada; además, porque parte del supuesto de que la única
forma de comprender y conocer el mundo es la epistemología europea, que se enmarca como
la única válida y universal, de tal manera que los conocimientos de las comunidades
indígenas y afrocolombianas no son tal, sino folclor; que no tienen arte, sino artesanías; que
no producen filosofía, sino relatan mitos.
“Sin el concurso de las ciencias sociales el Estado moderno no se hallaría en la capacidad
de ejercer control sobre la vida de las personas, definir metas colectivas a largo y a corto
120
GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
plazo, ni de construir y asignar a los ciudadanos una ‘identidad’ cultural” (op.cit: 2000:
147).
Por otro lado, es vital para la revisión de los procesos de investigación que se realizan
actualmente en las universidades colombianas, discutir los supuestos universales en los
cuales están cimentados los principios de las ciencias sociales. Para ello, se invita a los
profesores en general, pero en especial a quienes tienen a su cargo las asignaturas de
investigación, los tutores de proyecto de grado, los docentes investigadores y los gestores de
los semilleros de investigación, a considerar el artículo Descolonizando los universalismos
occidentales: el pluri-versalismo transmoderno decolonial desde Aimé Césaire hasta los
zapatistas, escrito por Ramón Grosfoguel (2007).
Por otro lado, decir lo que es ser Latinoamericano es realmente una odisea en muchas
ocasiones, son palabras diversas veces pronunciadas por Enrique Dussel, en muchas de sus
conferencias. La descolonización epistemológica el eurocentrismo y el diálogo intercultural
son categorías de importancia central en todas sus investigaciones. En cuanto a la
descolonización epistemológica del sur también hace estudios Boaventura De Sousa Santos.
Es bien sabido que Europa no descubrió a América; la colonizó, la sometió, exterminó,
destruyendo su patrimonio cultural, la gran diversidad de formas de vida, de pensamiento, de
modos de comprensión, de ideas sobre el espacio y el tiempo, de sentidos de la existencia,
entre otros. Destruyó su memoria su esencia en una aculturización genocida, en muchas
partes, que luego se sigue de alguna manera con el plan de la cultura global con la
globalización cultural
La descolonización del saber de la cultura autóctona solo es posible de acuerdo con Dussel
(2005) en la Transmodernidad que indica que todos los aspectos que se sitúan “más-allá” y
también “anterior” de las estructuras valoradas por la cultura moderna europeo-
norteamericana, y que están vigentes en el presente en las grandes culturas universales no-
europeas y que se han puesto en movimiento hacia una utopía pluriversa”. La
descolonización de la cultura autóctona es urgente pues es claro que es la cultura y la vida en
el planeta que está en juego; como afirma Bautista (2014: 313)
Entonces la descolonización de las mentes colonizadas es de urgente meditación; la
preservación en la transculturación es posible pues en esta se rescata a esa cultura olvidada;
soterrada no tomada como valiosa, allí es posible la realización del otro encubierto en
palabras de Enrique Dussel.
La epistemología, en líneas generales, es el cuerpo teórico que explica y sistematiza la forma
en que se produce, almacena y distribuye el conocimiento. En ese orden de ideas, también
establece los parámetros para validar y verificar dicho conocimiento. Este papel de la
epistemología, orgullo de la filosofía moderna, le dio el apelativo común de “ciencia de las
ciencias”, dado que trazaba los senderos que recorrían otras disciplinas y las metas a las
cuales éstas podían pretender llegar. En los últimos tiempos, este papel de la epistemología
ha venido siendo cuestionado por diferentes vertientes del pensamiento, como es el caso de
Charles Taylor, quien publicó en 1997 el ensayo La superación de la epistemología
La ciencia transmoderna se caracteriza por la interdisciplinariedad, transdiciplinariedad,
holismo holoárquico, multiniveles y planos, y ciencias combinadas (Jiménez: 2010).
Asimismo se caracteriza por la simbiosis entre lo moderno y lo postmoderno. Su meta es
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Pero como todo diseño también tiene una serie de limitaciones. Se requiere un gran esfuerzo
y conocimientos de la manera adecuada de estudiar un fenómeno con dos métodos. También
puede ser difícil de comparar los resultados de dos análisis utilizando datos de diferentes
formas. Además, retará al investigador a resolver las discrepancias que surgen en los
resultados.
Las fortalezas del diseño por triangulación son:
El diseño utiliza el sentido intuitivo. Los nuevos investigadores en métodos mixtos a
menudo eligen este diseño.
Este es un diseño eficiente, en el cual varios tipos de datos son recolectados durante
una fase de la investigación aproximadamente al mismo tiempo.
Cada tipo de datos puedes ser recolectado y analizado separadamente e
independientemente, usando las técnicas tradicionalmente asociadas con cada tipo de
datos. Esto se presta para la investigación en equipo, en donde los equipos pueden
incluir individuos con experiencia en lo cuantitativo y lo cualitativo.
Si bien este diseño es el más popular de los diseños de investigación mixta, es también
probable que sea el más cambiante de los cuatro grandes tipos de diseño. Estos son algunos
de los desafíos que enfrentan los investigadores usando una variante del diseño por
triangulación, así como las opciones para hacerles frente.
Diseño Exploratorio
Este diseño mixto está constituido por dos etapas, donde los hallazgos de la metodología
utilizada en la primera etapa del estudio, en este caso la cualitativa, contribuye en el
desarrollo o a informar la segunda etapa cuantitativa. El supuesto en el cual se basa el uso
de este diseño es que la exploración es un requisito necesario para la segunda fase del estudio
la segunda etapa cuantitativa.
El supuesto en el cual se basa el uso de este diseño es que la exploración es un requisito
necesario para la segunda fase del estudio.
Este diseño es especialmente útil cuando un investigador necesita para desarrollar y probar
un instrumento, porque uno no está disponible o identificar las variables importantes para
estudiarlas cuantitativamente, o bien cuando las variables son desconocidas. También es
conveniente cuando un investigador desea generalizar los resultados a los diferentes grupos,
para poner a prueba los aspectos de una teoría emergente o la clasificación, o para explorar
un fenómeno en profundidad y luego medir su prevalencia (Creswell y Plano, 2007)
Los escritores se refieren al diseño de exploración como “diseño de exploración secuencial”.
De acuerdo con Creswell y Plano (2007), las etapas de un diseño mixto exploratorio son:
Etapa cualitativa, en la cual se da la recolección, análisis y hallazgos para el
desarrollo de un instrumento que formará parte de la
Etapa cuantitativa, en donde se generará una recolección, análisis y hallazgos con los
cuales se dará la interpretación del fenómeno. Dado que el diseño comienza
cualitativamente, un mayor énfasis a menudo se coloca en los datos cualitativos
Debido a su estructura en dos fases y el hecho de que sólo un tipo de datos se recogen a la
vez, sus ventajas son:
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Las fases separadas hacen de este diseño sencillo de describir, aplicar y de divulgar.
Aunque este diseño general, hace hincapié en el aspecto cualitativo, la inclusión de
un componente cuantitativo, puede hacer lo cualitativo más aceptable para el público
cuantitativo.
Este diseño es fácilmente aplicable a estudios de investigación multifase, además de
estudios individuales.
Hay una serie de desafíos relacionados con el diseño de exploración:
El enfoque en dos fases requiere un tiempo considerable para poner en práctica. Los
investigadores tienen que reconocer este factor de tiempo en la construcción del plan
de su estudio. b) Es difícil especificar los procedimientos de la fase cuantitativa por
anticipado
Los investigadores deben analizar si los mismos individuos sirven para ser
participantes tanto en la fase cualitativa como cuantitativa.
El investigador tiene que decidir qué datos se deben utilizar en la fase cualitativa para
construir el instrumento cuantitativo y cómo utilizar estos datos para generar medidas
cuantitativas.
Los procedimientos deben realizarse para garantizar la elaboración de un
instrumento válido y confiable.
Diseño explicativo
Es un diseño en dos etapas en el cual el dato cualitativo ayuda a explicar los resultados
significativos, sorprendentes o “límites” de la primera etapa cuantitativa. Di Silvestre (2008),
pone como ejemplo de este diseño un estudio acerca de los factores que están asociados a la
decisiones anticonceptivas en adolescentes embarazadas de estrato social bajo (Di Silvestre
y Streiner 2000) en la primera etapa cuantitativa del estudio se administró un cuestionario a
260 adolescentes. Este cuestionario auto administrado además de incluir variables de base y
de la historia reproductiva de la adolescente incluía escalas para medir “beneficios atribuidos
a los anticonceptivos artificiales”, “percepción de riesgo social causado por el embarazo”
y “efectos percibidos en los anticonceptivos artificiales”. La información emanada de la
etapa cuantitativa fue procesada y analizada y luego seguida de una etapa cualitativa en la
cual se realizaron varios grupos focales en los Consultorios donde las adolescentes asistían
a sus controles de embarazo. En estos grupos se les preguntaba a las adolescentes acerca
de algunos aspectos respondidos (los cuales habían sido cuantificados en las escalas e
informados como dato numérico) en los cuestionarios. Con la información recolectada desde
los grupos focales se logró mayor comprensión y explicación del uso o no uso de
anticonceptivos en las adolescentes.” (op.cit: 9-10)
En el caso del diseño explicativo, como modelo de dos etapas, define una primera fase que
es cuantitativa, seguida de una fase cualitativa que permita la interpretación de los datos. En
otras palabras, el propósito de este diseño es que los datos cualitativos ayuden a explicar o
construir sobre los resultados de la fase cuantitativa (Creswell y Plano, 2007)
Existen dos variantes del modelo explicativo que difieren en la conexión entre las dos fases.
El primer modelo se denomina: Modelo de explicaciones por medio del seguimiento y tiene
un énfasis en los aspectos cuantitativos. En este modelo el investigador identifica ciertos
datos cualitativos que requieren ser investigados con mayor profundidad.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Diseño Imbricado
Es aquél en el cual una metodología sirve para apoyar, en un rol secundario, al estudio central
el cual recolecta datos correspondientes a la otra metodología. El supuesto de este diseño es
que no es suficiente un conjunto de datos exclusivamente de una u otra metodología
(cuantitativa o cualitativa) dado que se plantean distintas preguntas de investigación que
requieren ser respondidas con datos de diferente naturaleza.
Los investigadores utilizan este diseño cuando necesitan incluir datos cuantitativos o
cualitativos para responder a una pregunta de investigación dentro de un gran estudio
cualitativo o cuantitativo.
Este diseño es particularmente útil cuando un investigador tiene que incluir un componente
cualitativo dentro de un diseño cuantitativo, como en el caso de un diseño experimental o
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Las ventajas específicas de este diseño son las siguientes, según Creswell y Plano (2007): a)
Se puede utilizar cuando un investigador no tiene suficiente tiempo o recursos para
comprometerse a una amplia recolección de datos cuantitativos y cualitativos, debido a que
un tipo de datos tiene menos prioridad que otros. b) Este diseño puede ser logísticamente más
manejable porque un método requiere menos datos que otro método.
Hay muchos desafíos asociados con las variantes del diseño imbricado.
El investigador debe especificar el propósito de la recolección de datos cualitativos o
cuantitativos como parte de un mayor estudio cuantitativo o cualitativo.
Puede ser difícil de integrar los resultados cuando los dos métodos se utilizan para
responder a diferentes preguntas de investigación. Sin embargo, a diferencia del
diseño de triangulación, la intención del diseño imbricado, es no converger dos
diferentes conjuntos de datos recogidos para responder a una misma pregunta.
Los investigadores cuando utilizan un diseño imbricado pueden mantener los dos
conjuntos de resultados por separado en sus informes, o incluso informar Hay muchos
desafíos asociados con las variantes del diseño imbricado dos conjuntos de resultados
por separado en sus informes, o incluso informar sobre ellos en documentos
separados.
Pocos ejemplos existen y poco se ha escrito sobre la incorporación de datos
cuantitativos dentro de diseños tradicionalmente cualitativos.
Los investigadores pueden considerar el momento de incorporar los datos
cuantitativos en relación con la mayor calidad de diseño, para diseños experimentales
que incorporan los datos cualitativos.
El investigador debe decidir en qué momento del estudio experimental recolecta los
datos cualitativos (antes, durante o después de la intervención).
Esta decisión debe basarse en la intención de incluir los datos cualitativos (por
ejemplo, para dar forma a la intervención, para explicar el proceso de los participantes
durante el tratamiento, o hacer un seguimiento de los resultados de la prueba
experimental).
Antes de los enfoques de intervención, el investigador tiene que decidir qué resultados
va a usar en la fase cuantitativa y examinar la forma de planificar la fase cuantitativa
antes de la fase cualitativa que se ha llevado a cabo.
Una vez más, la recolección de datos cualitativos debe ser cuidadosamente diseñada
para que coincida con la intención de incluir los datos cualitativos, como la de
elaborar un instrumento o forma de la intervención.
Antes de los enfoques de intervención, el investigador tiene que decidir qué resultados
va a usar en la fase cuantitativa y examinar la forma de planificar la fase cuantitativa
antes de la fase cualitativa que se ha llevado a cabo.
Una vez más, la recolección de datos cualitativos debe ser cuidadosamente diseñada
para que coincida con la intención de incluir los datos cualitativos, como la de
elaborar un instrumento o forma de la intervención.
Para después de la intervención de los enfoques, las decisiones deben ser tomadas
sobre qué aspectos de la prueba se van a estudiar en detalle, y el investigador debe
especificar los criterios utilizados para seleccionar a los participantes para el
seguimiento de la recopilación de datos.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Los investigadores pueden querer hacer un seguimiento en profundidad sólo con los
participantes que recibieron el tratamiento o seleccionar sobre la base de casos
positivos y negativos de los resultados del tratamiento
Creswell y Plano (2007) sostienen que los investigadores pueden elegir entre los cuatro
principales tipos de diseños de métodos mixtos: Triangulación, integrados, de motivos, o
exploratoria. La elección de un diseño debe estar basada en cuál aborda el problema de la
investigación de una mejor forma y las ventajas inherentes a cada diseño. Los investigadores
deben considerar cuidadosamente los retos relacionados con su elección de diseño y de qué
forman van a abordar estos desafíos. Como parte de la elección de un diseño, las decisiones
deben hacerse sobre el uso de la sincronización simultánea o secuencial para los dos métodos,
si los dos métodos se han ponderado de forma igual o desigual, y cómo los dos métodos se
pueden mezclar.
Sea cual fuere la posición que se adopte en este tema, algunas investigaciones se prestan más
naturalmente al uso de un diseño con predominancia en lo cuantitativo (por ejemplo,
programas muy grandes que afectan a miles de personas), mientras que en otros casos, el
diseño con una predominancia en los métodos cualitativos parecen ser los más indicados (por
ejemplo, un programa cuya meta es mejorar la calidad de las prácticas de enseñanza). Sin
embargo, en todos los casos la selección de los métodos se verá influenciada también por las
preferencias de los investigadores
Los diseños mixtos en el campo de la educación son una estrategia de investigación mediante
la cual un mismo objeto de estudio pedagógico es abordado desde diferentes perspectivas de
contraste o momentos temporales donde se comparan datos; se contraponen las perspectivas
de diferentes investigadores; o se comparan teorías, contextos, instrumentos, agentes o
métodos de forma diacrónica o sincrónica en el tiempo.
Para el paradigma mixto la realidad es múltiple y construida. Lo importante de este
paradigma acepta que las realidades objetivas y subjetivas coexisten en el universo
En la práctica no existe la total objetividad ni la total subjetividad, lo que encontramos es
intersubjetividad. La realidad puede ser percibida de manera más amplia y profunda con el
uso de varios métodos y enfoques. Esto permite la reducción de incertidumbre ante resultados
inesperados.
Tipo de diseño con método mixto.
Para la clasificación de diseños con método mixto, es decir; aquellos que combina
metodologías cuantitativas y cualitativas, estas son:
Tipo I: Investigación confirmatoria, con cualitativos y análisis estadístico.
Tipo II: Investigación confirmatoria, · con cualitativos y análisis cualitativo. a
Tipo III: Investigación exploratoria,· con cuantitativos y análisis estadísticos.
Tipo IV: Investigación exploratoria, con datos cualitativos y análisis estadístico.
Tipo V: Investigación confirmatoria, con datos cuantitativos y análisis cualitativo
Tipo VI: Investigación exploratoria, con datos cuantitativos y análisis cualitativo.
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CAPÍTULO III
EDUCACIÓN Y LA GLOBALIZACIÓN
El universalismo abstracto que sirve de sustrato a las políticas y reformas educacionales parte
de categorías que se abstraen de toda determinación espaciotemporal (universalismo de los
enunciados). Pero, a su vez, se expresa el universalismo del sujeto de enunciación, es decir,
la imposición de una visión y perspectiva particular de mundo: la eurocentrista (Grosfoguel:
2008). Ahora bien, si en un sentido el ser excluidos e ignorados como visión y perspectiva
puede ser un factor valorado como negativo, por otro lado ello ha permitido un resultado
paradojal: que estas culturas del sur se hayan conservado y hayan desarrollado atributos que
faltan al occidente o al norte (Martucceli: 2010).
A partir de ahí se introduce la temática de las TIC en la educación en los actuales contextos
globalizados. Las tecnologías digitales irrumpen en la educación, como en las otras esferas
de la sociedad, pero con la particularidad que no fueron concebidas ni ideadas dentro y para
el ambiente educacional, es decir, no se gestan ni se introducen a partir de auténticas
necesidades educativas. Es así que frecuentemente se genera una mistificación de las
bondades de las TIC, y sus posibles contribuciones a los contextos de aprendizajes. En este
artículo se propone una mirada crítica, distinguiendo sus potencialidades, pero también sus
limitaciones.
Para guiar esta perspectiva se proponen tres dimensiones que sintetizan las intencionalidades
que orientan la incorporación de las TIC: la primera responde a intencionalidades
pedagógicas, la segunda a intencionalidades de inclusión social y, por último, las más
próximas a intencionalidades culturales. A veces se implementan de forma dicotomizada, y
otras de una forma más relacional y solapada. Pero en general predominan las dos primeras
dimensiones, estando presente la dimensión cultural con poca frecuencia.
Se rescata el concepto de externalidad de Dussel (2004) como alternativa para articular las
aspiraciones multiculturales y el universalismo democrático de Benhabib (2006), con el
universalismo concreto o pluriverso de las culturas periféricas de nuestra región que propone
aquel autor. Con esta trama de fondo, se propone la dimensión cultural de incorporación de
las TIC en la educación como alternativa para lograr un punto de equilibrio entre el uso
predominante caracterizado por el aprendizaje dentro de marcos de igualdad democrática
(tendencia homogeneizadora) y el uso para la diversidad cultural. Se entiende que este
equilibrio es una alternativa para valorar las diferencias dentro de un marco de igualdad de
derechos.
A partir de esta entrada, y reivindicación, de la dimensión cultural de las TIC, se exploran
estas nuevas formas de estar en el mundo y las subjetividades que se crean y recrean en este
nuevo ecosistema comunicacional. Contexto para nada irrelevante cuando de problemas
educacionales se trata, ya que involucra nuevas configuraciones mentales, sensoriales y
emotivas, que han transformado las formas de interactuar, de relacionarse y de comunicarse,
implicando en identidades que no se configuran como una sumatoria de identidades que
conviven, sino que se alteran mutuamente a través de una interacción horizontal. Este nuevo
ecosistema comunicacional puede ser visualizado como un espacio de homogeneización y de
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voluntad de borradura de las diferencias, pero también puede ser visualizado como un espacio
donde las diferencias logran escapar y manifestarse. Así como la globalización, las TIC
encarnan una doble naturaleza, y el mismo instrumento que se incorpora condiciones de
homogeneización puede ser invocando en pro del derecho a la diferencia.
Queda enunciado así el desafío que conlleva la incorporación del enfoque cultural de las TIC
en la educación, desafío complejo, pero sumamente relevante considerando que las TIC han
dejado de ser un medio, para convertirse en un eco-sistema comunicativo que está
favoreciendo nuevas subjetividades. Esta dimensión cultural puede servir de sustento
transversal, para orientarse intencionadamente, y potencializar los logros en las otras
dimensiones, la pedagógica y la de inclusión social.
Desde la globalización: homogeneización y heterogeneización
Morin (2011) señala que la globalización, a la vez una y plural, conoce una crisis propia, que
acerca y disgrega, unifica y separa. Por su parte, Santos (2004) y Martín-Barbero (2008) lo
expresa como la simultaneidad entre perversidad y posibilidad. La perversidad resultado del
proceso avasallador del mercado, que favorece la creación de una cultura de masas y de este
modo cierta información cultural, comprometiendo, de esta forma, la diversidad y
fragilizando lo nacional y lo local. Pero la globalización también puede ser vista como un
conjunto de oportunidades, ya que permite un mayor entrelazamiento de pueblos y culturas,
favorece la emergencia de reivindicaciones de identidades culturales y étnicas como
expresiones de resistencia (Marín Barbero: 2010), es decir, cosmovisiones opuestas a la
hegemonía del racionalismo occidental.
La globalización tanto divide como une; divide mientras une –y las causas de la división son
idénticas a las que promueven la uniformidad del globo [...]. Lo que para algunos parece
globalización, para muchos otros significa localización; lo que para algunos es señal de
libertad, para muchos otros es un destino indeseado y cruel. (Bauman: 1999: 8)
Morin (2011) sintetiza el escenario generado por la globalización como el antagonismo y
concurrencia de tres procesos culturales: la homogeneización, las resistencias y revitalización
de culturas autóctonas y el mestizaje cultural. En línea con estas afirmaciones Benhabib
(2006) reflexiona sobre las nuevas dinámicas sociales que resultan de la tensión entre
integración global junto con desintegración sociocultural, emergiendo una tensión entre la
homogeneización social, cultural y económica por un lado, y por el otro la resistencia,
subversión y protesta a esta homogeneización, a la que llama extraña multiplicidad
Morin (2011: 27) al reflexionar sobre la crisis del desarrollo, afirma que es ocasionada por la
mundialización de la trina: globalización, occidentalización y desarrollo. Esta Trina responde
a una concepción tecnoeconómica del desarrollo, y utiliza fundamentalmente el cálculo como
instrumento de conocimiento, que ignora todo aquello que no puede calcularse ni medirse,
es decir, “el tejido mismode nuestras vidas”. Morin (op. cit: 17) le atribuye al desarrollo
tecnoeconómico ser el causante de un subdesarrollo intelectual por la falta de percepción
global; de un subdesarrollo psíquico por responder básicamente a la lógica económica; y de
un subdesarrollo moral por basarse en un egocentrismo. Concluye afirmando que “la idea de
desarrollo es una idea subdesarrollada”.
Políticas homogeneizadoras
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
Es importante entender las lógicas que subyacen al proceso de globalización en las reformas
actuales, las cuales se establecen como prácticas globales que se proponen cambios en los
patrones de regulación social. Para ello, incorporan racionalidades y “prácticas de exclusión
e inclusión que resultan en clasificaciones o distinciones que forman un posible horizonte
ético del individuo consigo mismo y con los otros” (García: 2010: 446). En este contexto
surgen varios interrogantes, uno de los cuales podría ser cómo neutralizar, en lo posible, esa
racionalidad orientada a un objetivo en la relación de poder (Foucault: 1988), que genera
medios –por ejemplo, las reformas educacionales– para implementar o mantener el poder de
forma efectiva, actuando, de esta forma, como modelo de acción sobre posibles acciones.
Otro interrogante podría ser cómo superar estas lógicas que representan un universalismo
abstracto y generar alternativas con otro tipo de conciencia, que entienda, por ejemplo, que
“la unidad humana engendra la diversidad humana y la diversidad humana mantiene la
unidad humana” (Morin: 2011: 12).
Aparece un nuevo ideal tecnicista en la base de las reformas del Estado y de los principios
más generales que pautan las reformas contemporáneas, y está relacionado con la intención
de definir un cierto orden, que permita lograr resultados y eficiencia con costos mínimos y
previsibles. Por otro lado, resultado de esta intención, se produce una crisis en la identidad
plena entre el Estado y la sociedad civil característica de los Estados de Bienestar y se busca
generar un Estado ampliado con una dinámica descentralizada, apoyándose en formas de
poder individualizador y con una aparente devolución de los poderes reguladores del Estado
para “abajo”, delegando la responsabilidad de la gestión de los recursos a instancias
intermediarias (Garcia: 2010). Ruiz (2011) señala que uno de los efectos de la globalización
en el ámbito internacional sería el establecimiento de ciertos marcos para establecer gobierno
sin gobierno , destacándose instituciones internacionales como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), el G-7, el Banco Mundial y la Unión Europea; y señala cómo algunas instituciones,
como es el caso de la OCDE, se están manifestando en el ámbito educativo con un
protagonismo significativo. Muchos investigadores coinciden en que en el actual momento
de globalización, este organismo ha ocupado un espacio en la política educativa nacional e
internacional por derecho propio (Ruiz: 2011).
Existe, por lo tanto, una lógica que representa el discurso y las expectativas de estas
instituciones internacionales. Instituciones como la OCDE analizan las problemáticas
educativas desde un fundamentalismo económico y desde una dimensión esencialmente
técnica. Los criterios internacionales utilizados para evaluar la calidad de los sistemas
nacionales de educación, por ejemplo en el Programme for International Student Assessment
(PISA), parten de valorar, fundamentalmente, la capacidad de formar estudiantes que
favorezcan la competitividad internacional de las economías nacionales (Ruiz: 2011). Esto
explicaría la relevancia que adquieren los resultados de dichos estudios en los países
participantes, ya que reflejarían, en alguna medida, la eficacia de sus sistemas educativos y
la calidad de su capital humano dentro de este prisma o alineados con esta proyección de
futuro. Permitiendo comprender de este modo el “interés político en asegurar la cobertura y
el acceso universal a la educación, así como el aprendizaje efectivo de todos los alumnos de
los nuevos contenidos curriculares” (Ferrer; Arregui: 200: 5).
Es decir, hay una intención de establecer vínculos entre “escolarización, empleo,
productividad y mercado; mejorar los resultados de aprendizajes relacionados a las
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
competencias y destrezas que requiere el mundo laboral” (op.cit: 6), y es esta relación la que
explica que algunas agencias de cooperación internacional condicionen sus préstamos a la
educación, al desarrollo de sistemas nacionales de medición que permitieran medir los
resultados de esas millonarias inversiones en reformas educativas dentro de este marco
epistémico (op.cit).
A partir de estas racionalidades se generan las reformas, que son “prácticas globales que
pretenden crear cambios en los patrones de regulación social y en los regímenes éticos que
capacitan a los sujetos para las relaciones sociales” (García: 2010: 446). Esta autora señala
que las reformas funcionan como un conjunto de principios y directrices que deben guiar la
acción educacional y que son esfuerzos intencionados para favorecer que se generen ciertas
racionalidades en las disposiciones y conciencias de los sujetos. Es decir, las reformas
educacionales, y las políticas educacionales, buscan generar “cambios en las capacidades
interiores, cognitivas e instrumentales de los sujetos, y que esos cambios coincidan con los
objetivos de la administración social de las poblaciones” (op.cit)
De esta forma, las políticas educacionales, que forman parte de la llamada modernización,
pretenden tornar el mundo legible y transparente, anulando, para esto, las posibles
contingencias, donde “modernizar significa, entre otras cosas, tornar el mundo habitado
receptivo a la administración supracomunitaria, estatal; y esa tarea requiere, como condición
necesaria, tornar el mundo transparente y legible para los poderes administrativos” (Bauman:
1999: 34).
Las reformas educacionales que orientan las políticas públicas, además de regirse por lógicas
que se derivan de las regulaciones determinadas por las instituciones internacionales, se
apoyan en el cálculo de la eficiencia y el costo (Morin: 2011), el cual ignora el tejido mismo
de nuestras vidas, los contextos humanos y culturales, las singularidades y presenta el modelo
occidental como el arquetipo universal.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
potencia disruptiva y sistémica lo que torna complejo, y al mismo tiempo decisivo, el proceso
de la integración de las TIC en la educación.
Si bien esta irrupción ha sido fuerte y transversal en múltiples contextos –educacional,
comercial, familiar, etc. –, se constata que las nuevas tecnologías no fueron concebidas ni
imaginadas para la educación; no aparecen naturalmente en los sistemas educacionales, y
raramente su introducción respondió a intencionalidades educativas. Es decir, el movimiento
de su incorporación ha sido más bien desde el exterior hacia el interior del contexto
educacional (Dussel; Quevedo: 2010).
Ello ha inhibido en general el desarrollo de una fuerza en sentido contrario, de demandas
desde el propio sistema educativo, capaz de favorecer la posibilidad de
regular/complementar/colaborar con esta incorporación tecnológica. Como resultado no se
ha podido llegar a establecer una relación dialógica, sino más bien de imposición o
sometimiento. Este puede ser justamente uno de los problemas claves de la relación entre
educación y TIC; es decir, la dificultad para implantar en la educación elementos que le son
extraños, que no surgen ni se desarrollan en su seno y, por tanto, que no se operan en ellos
de manera natural
Frecuentemente la incorporación de las TIC está asociada a una mistificación, como si ellas
fueran automáticamente portadoras de nuevos contextos y oportunidades de aprendizaje. En
verdad, las TIC “per se” no necesariamente favorecen un aprendizaje real o novedoso. A
veces se trata solamente de un cambio de escenario, donde la escenografía adquiere tanta
importancia que los aspectos más simples y esenciales del aprendizaje resultan diluidos,
disimulados y –se podría arriesgar a decir– excluidos, en un entorno caracterizado
esencialmente por un bombardeo de estímulos.
Las nuevas tecnologías están colaborando con un crecimiento de la circulación de saberes y
de información. Sin embargo, también se constata que esta curva creciente es acompañada
por otra curva, también creciente, asociada a una sensación de saturación ante tanta
información y la imposibilidad de realizar las conexiones necesarias y pertinentes para
entender su sentido, significarla, criticarla, discutirla e interiorizarla. Se produce así una
distancia entre lo que sabemos y lo que realmente comprendemos, no consiguiendo integrar
los conocimientos en la conducta de nuestras vidas. Como se pregunta Eliot (1934) (Morin:
2002: 17): “¿Dónde está el conocimiento que perdemos en la información? ¿Dónde está la
sabiduría que perdemos en el conocimiento?
En las propuestas de incorporación de las TIC en educación, se observa que básicamente
responden a tres enfoques o intencionalidades: a intencionalidades pedagógicas, a
intencionalidades orientadas a la inclusión social –que puede lograrse a través de la inclusión
digital– y, por último, las más próximas a aspectos culturales. Estas dimensiones pueden ser
abordadas de forma dicotomizada, pero también pueden ser abordadas de forma
multidimensional y relacionada. A veces se opta por enfoques que relevan principalmente
los aspectos pedagógicos, pero que a su vez pueden traer resultados alentadores en la
inclusión digital y, por ende, en la inclusión social. De forma inversa, se podría establecer la
relación contraria, minimizar con motivaciones de inclusión digital-social que derivan en
beneficios de aprendizajes de los estudiantes. Otra posible dimensión, la cultural, es tratada
de una forma transversal, pero son pocas las iniciativas que declaran explícitamente este
enfoque como dimensión central
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participación, control social y activismo a través de las redes sociales; con ello, las
democracias se enriquecen, conformando un nuevo orden mundial en el que surge el
ciberciudadano, con más poder del que nunca tuvo el ciudadano convencional. La tecnología
digital se hace presente en todas las áreas de actividad y colabora con los cambios que se
producen en el trabajo, la familia y la educación, entre otros.
Las nuevas generaciones viven intensamente la omnipresencia de las tecnologías digitales,
al punto que esto podría estar incluso modificando sus destrezas cognitivas. En efecto, se
trata de jóvenes que no han conocido el mundo sin Internet, y para los cuales las tecnologías
digitales son mediadoras de gran parte de sus experiencias. Están desarrollando algunas
competencias distintivas; por ejemplo: adquieren gran cantidad de información fuera de la
escuela, toman decisiones rápidamente y están acostumbrados a obtener respuestas casi
instantáneas frente a sus acciones, tienen una sorprendente capacidad de procesamiento
paralelo, son altamente multimediales y al parecer, aprenden de manera diferente (OECD-
CERI, 2006). Las escuelas se enfrentan a la necesidad de innovar en los métodos pedagógicos
si desean convocar y ser inspiradoras para las nuevas generaciones de jóvenes. ¿Los modelos
pedagógicos actuales son útiles ¿Los modelos pedagógicos actuales son útiles para motivar
a los estudiantes con el aprendizaje? ¿Están los sistemas escolares formando para estos
cambios, o son solamente pasivos receptáculos de sus efectos? ¿Cómo las escuelas
“capitalizan” las capacidades y aptitudes de estos nuevos aprendices?
Los sistemas escolares se ven enfrentados así a la necesidad de una transformación mayor e
ineludible de evolucionar desde una educación que servía a una sociedad industrial, a otra
que prepare para desenvolverse en la sociedad del conocimiento. Las y los estudiantes deben
ser preparados para desempeñarse en trabajos que hoy no existen y deben aprender a renovar
continuamente una parte importante de sus conocimientos y habilidades, deben adquirir
nuevas competencias coherentes con este nuevo orden: habilidades de manejo de
información, comunicación, resolución de problemas, pensamiento crítico, creatividad,
innovación, autonomía, colaboración, trabajo en equipo, entre otras (21st Century Skills,
2002).
Partnership for 21st Century Skills es una organización público-privada de líderes y
educadores en negocios y educación que trabaja para cerrar la brecha entre los conocimientos
y competencias que la mayoría de los estudiantes aprenden en la escuela y los conocimientos
y competencias que necesitan en una comunidad típica del siglo XXI. Lugar de trabajo. El
trabajo de la Alianza incluye: sintetizar la investigación, los conocimientos y las mejores
prácticas sobre el conocimiento y las habilidades del siglo 21 en una visión poderosa y
compartir esta información ampliamente; definir un marco y crear un lenguaje común para
comprender y promover las competencias del siglo XXI; proporcionando a los líderes
educativos herramientas, ejemplos y estrategias para la acción; y crear consenso en los
sectores público y privado sobre la naturaleza y la necesidad de las competencias del siglo
XXI. Este informe examina las habilidades esenciales que las personas necesitarán hoy y
mañana. Los seis elementos clave del aprendizaje del siglo XXI incluyen enfatizar temas
centrales y habilidades de aprendizaje, usar herramientas del siglo XXI para desarrollar
competencias de aprendizaje y aprender contenido del siglo 21 en un contexto del siglo XXI
y usar evaluaciones del siglo XXI que miden las competencias del siglo XXI. Nueve pasos
para generar impulso incluyen adoptar una poderosa visión de la educación pública que
incluya las competencias del siglo XXI, el desarrollo de prioridades para las competencias
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
del siglo XXI y la colaboración con socios externos. Además del informe, también se
proporciona una guía complementaria para comenzar, la Guía de la Alianza "Hitos para
mejorar el aprendizaje y la educación (MILE)" para las competencias del siglo XXI.
Sin embargo, esta transformación no es fácil, las escuelas –que han sido tradicionalmente
instituciones destinadas a preservar y transmitir usos, costumbres, conocimientos,
habilidades y valores ya establecidos– desarrollan actividades y ritmos que no coinciden con
las disposiciones y características de los nuevos estudiantes acostumbrados a: acceder a
información digitalizada y no sólo impresa en papel; disfrutar las imágenes en movimiento y
de la música, además del texto; sentirse cómodos realizando múltiples tareas
simultáneamente; obtener conocimientos procesando información discontinua y no lineal.
La introducción de las TICs en las aulas pone en evidencia la necesidad de una nueva
definición de roles, especialmente, para los alumnos y docentes. Los primeros, gracias a estas
nuevas herramientas, pueden adquirir mayor autonomía y responsabilidad en el proceso de
aprendizaje, lo que obliga al docente a salir de su rol clásico como única fuente de
conocimiento. Esto genera incertidumbres, tensiones y temores; realidad que obliga a una
readecuación creativa de la institución escolar (Lugo, 2010: 52-68).
Es clave entender que las TICs no son sólo herramientas simples, sino que constituyen sobre
todo nuevas conversaciones, estéticas, narrativas, vínculos relacionales, modalidades de
construir identidades y perspectivas sobre el mundo. Una de las consecuencias de ello es que
cuando una persona queda excluida del acceso y uso de las TICs, se pierde formas de ser y
estar en el mundo, y el resto de la humanidad también pierde esos aportes. En el siglo XXI
es indispensable saber utilizar tecnologías (OECD, 2011), que los estudiantes se apropien de
los usos y así puedan participar activamente en la sociedad e insertarse en el mercado laboral.
En varios países de la región ya se habla del acceso a tecnología y conectividad como un
derecho asociado a un bien básico.
Con el avance en el desarrollo de tecnologías, la apropiación y uso de las mismas en distintos
sectores no se ha hecho esperar, y prueba de ello es el sector educativo que hoy atraviesa un
proceso de transformación donde maestros y alumnos hacen de la tecnología una herramienta
para educar y aprender.
Sin embargo, el uso de las tecnologías en el aula no debe limitarse únicamente al uso de
dispositivos, debería estar incluida en los currículos escolares para contribuir en la gestión
del autoaprendizaje en los estudiantes.
El éxito en los procesos de integración de las TIC en los contextos escolares ha de
caracterizarse por una serie de procesos que transformen la gestión y organización d la
institución educativa, junto con la actualización y renovación de prácticas docentes que
responden a nuevos paradigmas de aprendizaje; en este sentido, es válido considerar aspectos
físicos necesarios en las instituciones educativas, dentro de los cuales se pueden mencionar
las infraestructuras físicas, el mantenimiento preventivo y correctivo de los equipos, la
utilización efectiva de los recursos educativos digitales, el desarrollo profesional del maestro
y la actualización en el uso de las TIC para el desarrollo de competencias, la coordinación
pedagógica de TIC, la integración de las TIC en el currículo y la integración en los procesos
organizativos y de gestión de la institución educativa- integrar las TIC en las instituciones
educativas no es una tarea sencilla, para lograrlo se necesita investigación y conocimiento
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
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una finalidad moral; ii) compromiso con el contexto cambiante a todos los niveles; iii)
capacitación lateral mediante redes; iv) obligación de rendir cuentas inteligente y nuevas
relaciones verticales; v) aprendizaje profundo; vi) doble compromiso, con los resultados a
corto y a largo plazo; vii) estimulación cíclica; y viii) amplios medios de acción para los
líderes.
Fullan y Hargreaves (2000 y 2008) elaboran una lista de problemas a paliar en el ámbito
educativo.
El aislamiento: Es decir, una escasa relación con los compañeros de trabajo, o lo que
es lo mismo, con los demás profesores. Esto, acarrearía una notable limitación al
acceso de nuevas ideas y, por tanto, soluciones ya que se estaría interponiendo un
muro a la hora de intercambiar tanto críticas como recursos pedagógicos.
El “mito colectivo”: Los maestros poseen un lenguaje común para referirse a su tarea
profesional tanto juntos como de manera individual. El problema surge cuando se
impone el trabajo de equipo por encima del otro, sin tener en cuenta lo valioso que
puede resultar trabajar en solitario en ocasiones.
En este terreno Fullan y Hargreaves tienen claro que, para ambos, todo educador posee los
siguientes aspectos:
La intención del docente: La docencia es una profesión tan técnica como moral, ya
que, en ella, tienen la misma importancia las acciones como los juicios que deben
tomar en cada momento los profesores. Pero, además, debemos tener muy presente
el hecho de que los docentes forman una parte fundamental en el desarrollo de
muchos niños y niñas debido a lo que su liderazgo y su desarrollo profesional debe
ser muy cuidado.
El docente como persona: Antes que profesor, son personas, por lo tanto, hay que
establecer una conexión entre su labor profesional y su vida.
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
El enfoque por escenarios para visualizar los parámetros de la escuela del mañana ha
resultado de gran valor como medio para desarrollar la capacidad de pensar en el futuro. El
Convenio Andrés Bello (2007) señala tres escenarios 2020 de la educación superior:
Escenario “Avance Lento”, Escenario “Avance Intermedio” y Escenario “Avance
Acelerado”
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
la primera, identificar cuáles son las competencias que nuestra época demanda, y la segunda,
definir qué cualidades deben tener los maestros para que sus estudiantes logren desarrollar
tales competencias.
Sobre la primera vía, queremos insistir en las competencias del siglo XXI como capacidades,
saberes y actitudes que cualquier ciudadano debe desarrollar para un mundo que cambia
rápidamente y que se basa en flujos de información acelerados, entornos globales y una
profunda condición de diversidad.
Sobre estas competencias, tres agencias internacionales han desarrollado propuestas para el
ciudadano del siglo XXI: OCDE, P21 -Partnership for 21s Century Learning y el BID. Este
último las organiza en cuatro grupos: maneras de pensar, de trabajar, herramientas de trabajo
y formas de vivir en el mundo.
Cualquier marco de los anteriores puede ser útil para entender que nuestros estudiantes ya no
requieren los mismos saberes que se priorizaron en otras décadas, o, dicho de otro modo, las
generaciones actuales no aprenden de la misma forma que se hacía en el siglo pasado. Es
justo aquí donde cobra fuerza la segunda vía señalada: las cualidades que debemos desarrollar
en los maestros para que puedan formar nuevos ciudadanos.
Para abonar al debate sobre las características docentes referenciamos los trabajos de
intelectuales como Philippe Perrenoud (2001), que construyó un perfil del docente para el
siglo XXI. Nuestra experiencia en territorio, trabajando con maestros de más de siete
departamentos del país nos lleva a proponer tres grandes bloques de cualidades que son
indispensables para que los saberes disciplinares sean apropiados por los estudiantes, estas
son:
Mediación: Maestros como constructores de puentes entre los saberes a enseñar (2) y
los contextos a partir de la dinamización de su aula, esto implica la comprensión del
aprendizaje como experiencia y del docente como facilitador que diseña itinerarios
para que esta sea posible.
Lenguajes artísticos y alternativos: maestros con la capacidad de poner escena
variados recursos para propiciar aprendizajes pertinentes y significativos
Diseño de ambientes de aprendizaje: profesores que promuevan y transforman los
espacios de formación en función del conocimiento, las emociones, la estética y el
contexto.
Rifkins (2000) en su texto La era de Acceso, hace referencia a un nuevo arquetipo humano
que vive en el mundo virtual del ciberespacio, y que se concentra sobretodo en experiencias
entretenidas y excitantes, adecuándose con mucha facilidad a las realidades reales o
simuladas
Neyra (2009), por su parte, resalta que el hombre actual anhela la intensidad y la fugacidad,
detesta la monotonía y la constancia, y gusta del eclecticismo; desecha, asimismo, la noción
lineal del tiempo, está sometido a grandes cantidades de información, no valora lo
permanente y siempre se encuentra en procura de cambios y nuevas experiencias.
Ya no solo hablamos de cómo han mejorado las comunicaciones o de la cantidad de
elementos tecnológicos que se han desarrollado, también nos referimos a cómo su influencia
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GACC. LA FORMACIÓN DE MAESTROS PARA EL SIGLO XXI
se ha extendido hasta sectores como el de la educación, haciendo que lo digital forme parte
del aula. Por este motivo y para adaptarse a las nuevas formas de aprendizaje es fundamental
que los maestros adquieran competencias digitales.
Limitar la experiencia educacional al aula es una idea ya anticuada. Con el fácil acceso a la
información que hay en la actualidad que puede enseñar y aprender en cualquier momento y
en cualquier lugar. Para ello se han desarrollado herramientas y plataformas específicas que
responden a estas necesidades. Y para poder manejarlos y que aprenda, los estudiantes a
través de ellos es necesario que los maestros se adapten y aprendan a utilizarlos e
incorporarlos en sus rutinas.
Precisamente este mayor acceso a la información obliga a cambiar las formas de aprendizaje
en el aula. Ahora los estudiantes pueden consultar cualquier información en cualquier
momento desde un dispositivo digital. Esto obliga a introducir cambios en la experiencia
educativa, apostando por un aprendizaje colectivo y más participativo. La teoría está al
alcance de un clic, así que es el momento de introducir una mayor cantidad de práctica.
Aprender a manejar los recursos que la tecnología pone a tu alcance es fundamental, tanto
para tu vida profesional como para tu vida personal. Sabiendo manejar estas nuevas
herramientas podrá el maestro comunicar con sus estudiantes en su mismo lenguaje y con
sus mismos medios. Pero tranquilos, no hace falta que estudie ingeniería informática a estas
alturas, la mayoría de estas herramientas son muy intuitivas y de interfaces claras así que no
tendrá de qué preocuparte. Las redes sociales y los recursos digitales pueden hacer mucho
por dinamizar su interacción con el estudiante.
Se sabe que una de las aplicaciones principales que se espera dar a la inteligencia artificial
es la educación personalizada? Pero en lo que esa tecnología se desarrolla el maestro también
puede centrarse en las capacidades y habilidades específicas de los estudiantes. Con el acceso
que tienen actualmente a todo tipo de dispositivos personales es más sencillo dar las
indicaciones adecuadas a cada estudiante en función de sus necesidades. Puede ser una buena
forma de hacer que se sienta motivado.
Adaptarse a esta era digital es sin duda algo imprescindible, pero además de puede ayudar a
hacer que la experiencia como maestro sea mucho más amena. Dale una oportunidad a las
nuevas tecnologías, aprender a usarlas e introdúcelas en el día a día. Seguro que los
estudiantes agradecen un aprendizaje más participativo y se implican mucho más en las
clases.
Competencias tecnológicas:
Competencia para identificar, formular y resolver problemas de ingeniería.
Competencia para concebir, diseñar y desarrollar proyectos de ingeniería (sistemas,
componentes, productos o procesos).
Competencia para gestionar (planificar, ejecutar y controlar) proyectos de ingeniería
(sistemas, componentes, productos o procesos).
Competencia para usar de manera eficaz las técnicas y herramientas de la ingeniería.
Competencia para contribuir a la generación de desarrollos tecnológicos y/o
innovaciones tecnológicas.
Competencias sociales, políticas y actitudinales:
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sirve, y luego de entenderlo explicarlo a otros, que sin duda, considerarán que aquello que
suena tan novedoso podría no tener rigor o servir poco en el mundo laboral.
La proliferación, popularización y consumo de artefactos y aplicaciones estimulan una
explosión creativa; los individuos se expresan y comunican a través de todos los medios
posibles, los elementos del esquema de comunicación tradicional se reconfiguran, la relación
del receptor pasivo con la información se transforma, los individuos ya no sólo consumen la
información de las grandes cadenas de televisión y radio, dado que no hay una única mirada
de los hechos porque se abren un sinnúmero de canales a través de los que se socializan y
comunican posiciones alternativas frente a los temas fundamentales del mundo: políticos,
religiosos y económicos.
Las formas tradicionales de los medios masivos -radio y televisión- se transforman con el
desarrollo de internet, la red posibilita muchos canales de transmisión para éstos. Hoy
producir y transmitir radio o televisión, no sólo se reserva a un grupo de expertos financiados
por algún gran monopolio. Hoy, está al alcance muchas personas la producción y transmisión
de contenidos, lo cual ha posibilitado la democratización de los medios. Por un lado, en la
cibercultura se democratizan los medios, por otro, posibilita una gran plataforma para su
convergencia: Internet.
Las iniciativas, productos o narraciones Transmedia forman parte del relato y son concebidas
como tal. Extienden la trama del eje principal a distintas plataformas y permiten desde el
germen que los usuarios colaboren para ampliar su universo. La importancia de las narrativas
Transmedia es que cada una de esas plataformas, ventanas, piezas o elementos forman parte
de la historia y aportan al conjunto del relato y no están desvinculadas entre ellas. Así, cada
parte de la narración es única por la propia esencia de la plataforma en la que se desarrolla
(internet, cómics, redes sociales, videojuegos, juegos de mesa…), proporcionando unos
recursos narrativos que crecen exponencialmente a medida que sabemos aprovechar las
fortalezas de cada ventana y que sirven para que el espectador pueda tener diferentes puntos
de entrada a la historia. En las narrativas Transmedia, los usuarios colaboran en la
construcción del relato, lo que supone que éstos vivan una experiencia de inmersión plena en
la historia. Como escribe Simon Sticker, “Transmedia is about the story, not the tools” (el
Transmedia se refiere a la historia, no a las herramientas). El autor de esta frase es el fotógrafo
y director Simon Sticker, una de las autoridades mundiales en el terreno de la comunicación
transmedia. Lo cierto es que es difícil definir mejor el concepto utilizando tan pocas palabras.
El éxito en la construcción de un contenido transmedia sólo llegará si utilizamos cada una de
las herramientas (o plataformas) para mejorar la historia principal, aportando algo novedoso
con cada una de ellas
Lo Transmedia se refiere a una emergencia, la forma narrativa resultante de la convergencia
de los medios. Lo transmedia no es una particularidad de internet, pues va más allá, porque
además articula el universo comunicacional análogo. La narrativa transmedia es un sistema
que interconecta diversas piezas comunicacionales (análogas y digitales) que generan un
imaginario global. Cada pieza es diferente de la otra, tanto en su contenido como en la
naturaleza del medio en el que se expresa. Para mayor claridad piénsese en un juego de
rompecabezas; éste es una imagen que se completa a medida que se va armando, cada pieza
individual, a pesar de ser un punto en la imagen, completa la pieza global. Las piezas están
interconectadas entre sí, cada una tiene un punto común con la otra. De manera análoga, la
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Por último, se cierra toda esta reflexión, haciendo hincapié en la necesidad y obligación de
las instituciones educativas, de pensar en profundidad los proyectos de implementación
tecnológica y virtualización. Las políticas institucionales deben estar claras con respecto a la
formación de maestros en TIC y virtualización, asimismo en los valores que frente a la
tecnología, esos procesos de formación van a transmitir. Es fundamental la formación crítica
en los usuarios con respecto a las plataformas tecnológicas y las condiciones de uso de éstas,
el licenciamiento de contenidos y las implicaciones de dicha práctica en los procesos
educativos.
Narración transmedia (NT)
Como decía Voltaire, “antes de una conversación, aclaremos los términos”. Cuando nos
acercamos al mundo de las NT, la primera impresión es que nos encontramos en un terreno
semánticamente inestable, caótico, donde resulta difícil hacer pie. En las conversaciones
sobre las NT también suelen aparecer otros conceptos como cross-media, multimodalidad,
multiplataforma o narrativa aumentada (enhanced storytelling). Para colmo de males, los
profesionales también utilizan otras palabras para nombrar estas nuevas experiencias
narrativas. Este caos semántico no es algo nuevo en las conversaciones sobre las nuevas
formas de comunicación. Debemos partir de este punto si queremos construir un discurso
mínimamente coherente sobre las NT. El concepto de NT fue introducido originalmente por
Henry Jenkins en un artículo publicado en Technology Review en el 2003, en el cual
afirmaba que «hemos entrado en una nueva era de convergencia de medios que vuelve
inevitable el flujo de contenidos a través de múltiples canales». Según Jenkins, «los niños
que han crecido consumiendo y disfrutando Pokémon a través de varios medios se esperan
la misma experiencia de El ala oeste de la Casa Blanca a medida que se hagan mayores.
Pokémon se despliega a través de juegos, programas de televisión, películas y libros, y ningún
medio se privilegia sobre el otro». Los jóvenes consumidores se han vuelto cazadores y
recolectores de información, les gusta sumergirse en las historias, reconstruir el pasado de
los personajes y conectarlos con otros textos dentro de la misma franquicia.
Ciertas producciones como Star Wars o el mundo de Pokémon se presentan como paradigmas
de este tipo de fenómeno narrativo. Cuando Star Wars pasó al mundo impreso, sus novelas
expandieron la línea temporal para mostrar eventos nunca vistos en las trilogías
cinematográficas, o difundieron historias de personajes secundarios como en la serie Tales
of the Cantina, donde se conocieron con más detalle esos curiosos alienígenas que en la
película original quedaban de fondo. Cuando Star Wars llegó a los videojuegos, esos juegos
no repitieron los eventos de las películas, sino que nos mostraron cómo era la vida de un
entrenador Jedi o de un cazador de recompensas», escribe Jenkins en su artículo del 2003.
Por el lado de los Pokémon, Jenkins nos recuerda que existen centenares de personajes, cada
uno de los cuales adoptan múltiples formas evolutivas y se vincula con el resto a través de
rivalidades y alianzas. No hay un único manual o texto informativo sobre estas especies. Más
bien cada niño integra la información de varios medios, lo que lleva a que cada uno conozca
algo que sus amigos o amigas no saben. Entre todos comparten la información y van
reconstruyendo de forma colaborativa el universo narrativo.
Cada medio hace un aporte a la construcción del mundo narrativo; evidentemente, las
aportaciones de cada medio o plataforma de comunicación difieren entre sí. Tal como explica
Jenkins, en las NT cada medio “hace lo que mejor sabe hacer: una historia puede ser
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usuarios. Cada medio, tira cómica, videojuego, aplicación móvil, obra literaria o película,
debe llegar al usuario como una experiencia independiente y completa que lo satisfaga.
Las tres razones a la hora de usar la narrativa Transmedia:
Persuasión: pues se trata de una forma inmersiva de comunicación.
Conexión con la audiencia: al crearse múltiples puntos de entrada que llegan a
muchos targets diferentes.
Impacto final: pues redefine el ROI, extiende la vida útil de una marca o producto y
crea valor añadido e ingresos auxiliares.
Yo colaboro, tú colaboras, él colabora
En la actualidad, muchas de las grandes comunidades de fans se han creado en torno a
narraciones Transmedia bien estructuradas. En un futuro no muy lejano, todas serán así. Los
fans colaboran en la historia, la cual está distribuida en distintos medios y éstos eligen cuáles
son sus preferidos para aportar. De este modo se sienten especiales pues son parte activa de
la trama. Está claro: todos ganan.
Según Jenkins (2006), los precursores del fenómeno transmedia son "relatos
interrelacionados que están desarrollados en múltiples plataformas, pero que guardan
independencia narrativa y sentido completo". De igual forma, afirma que para entender el
movimiento transmedia se debe hacer desde una mirada de la convergencia mediática, donde:
El flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre
múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas,
dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de
entretenimiento. (Jenkins: 2008: 14)
La transmedia ha abierto escenarios en los cuales el usuario sufre cambios en su actuar,
pasando de ser una persona pasiva a ser activa y participativa, contribuyendo en la creación
de una historia, denominándose así un usuario prosumidor (Scolari: 2013). El fenómeno
transmedia debe entenderse como un tipo de producción cultural o discurso donde el relato
se expande a varios medios y plataformas y los "usuarios"; participan en esa expansión.
La transmedia ha influenciado el avance de la tecnología hacia la producción de contenidos
en su mayoría enfocados a las redes sociales y ha provocado un gran cambio en muy poco
tiempo. Los que antes eran consumidores de contenidos ahora no están dispuestos a ser
simples receptores, tienen interés por ser escuchados y tenidos en cuenta.
La multimedia es el eje central de la transmedia, hipermedia y crossmedia, que ha logrado
involucrar otras áreas del conocimiento como la literatura, el arte, la ficción, entre otras,
dando la posibilidad de producción de una amplia gama de materiales en relación con las
necesidades y el contexto de aplicación.
Así mismo, la multimedia ofrece diversas posibilidades de acuerdo con los intereses del
usuario, entendido este como el sujeto que busca transformar una experiencia cotidiana
valiéndose de distintas aplicaciones de software tales como: textos, imágenes, animaciones
de video, gráficas, audio, entre otras. Desde la mirada de los consumidores, el ejercicio
transmedia promueve la multialfabetización, es decir, la capacidad de interpretar de forma
integral los discursos procedentes de diferentes medios y lenguajes (Dinehart: 2010).
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En G.A Clavijo (2017c: 108- 143) se abordó el conectivismo y no nos vamos a referir a lo
tratado en este documento.
El mundo está cambiando su manera de ver las teorías del aprendizaje, de comunicarse y de
aprender, ya que ahora todo está relacionado con la tecnología, que hace los procesos más
veloces.
El conectivismo defiende la idea de que la información está en la red para todos, pero la
información es utilizada de una manera individualizada. La narrativa transmedia completa la
idea del conectivismo con definiciones que permiten aplicar más adecuadamente las
informaciones con la tecnología.
El conectivismo dirige sus procesos al individuo, no de una manera individualista, sino como
resultado de las conexiones establecidas en las redes sociales. Las informaciones están
expuestas en ambientes digitales a partir de tecnología web 2.0, y son alimentadas por
representantes de la sociedad, de organizaciones y de instituciones, formando un fujo de
informaciones y constituyendo el aprendizaje individual
Siemens (2008) enumera cinco ideas que, desde su punto de vista, son únicas en el
conectivismo:
El conectivismo es la aplicación de principios de redes para definir tanto el
conocimiento como el proceso de aprendizaje. El conocimiento se define como un
patrón particular de relación, y el aprendizaje, como la creación de nuevas conexiones
y patrones, bien como la capacidad de navegar a través de las redes/patrones
existentes.
El conectivismo aborda los principios del aprendizaje en muchos ámbitos —
biológico/neuronales, conceptuales y sociales/externos—, esto quiere decir que la
misma estructura de aprendizaje que crea conexiones neuronales puede encontrarse
en la forma de vincular las ideas y las personas con las fuentes de información.
El conectivismo se enfoca en la inclusión de la tecnología como parte de la
distribución de la cognición y el conocimiento. El conocimiento se encuentra en las
conexiones que forman, sea con otras personas o con fuentes de información, como
bases de datos. El conectivismo reconoce la importancia de herramientas como un
objeto de la mediación en el sistema de actividad, pero luego se extiende, al sugerir
que la tecnología desempeña un papel central en la distribución de la identidad, la
cognición y, así, el conocimiento.
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A partir de esos conceptos, se comprenden los puntos principales del conectivismo, una teoría
de aprendizaje contemporánea que considera el intercambio del conocimiento entre los
individuos como un camino del conocimiento
Una definición muy interesante de transmedia, de acuerdo con Renó, Versuti, Gonçalves y
Gosciola (2011), es que un texto en un proceso comunicacional puede tener su exhibición
vinculada con varios medios, de distintas maneras, interfiriendo unas en las otras,
completando, alterando, pasando de una a otra, impregnando el mensaje con sus
peculiaridades. A este cambio de un medio a otro se le denomina transmedia. Según Renó y
Flores (2012), el origen de la transmedia está enraizado en la intertextualidad, y tiene como
propuesta la reconstrucción cognitiva a partir de múltiples plataformas
Aun, de acuerdo con los autores, el investigador brasileño Vicente Gosciola, en un seminario
presentado durante el congreso Intercom 2011,2 en Recife-Pernambuco, defiende que la
narrativa.
El autor aún defiende en su presentación que hay algunos equívocos sobre el término
transmedia. Según Gosciola:Como se puede percibir, transmedia y conectivismo tienen
muchas cosas en común. Ambas teorías apuntan a que hoy la manera adecuada para el
aprendizaje es que la información esté totalmente libre en la red, en los medios, para que se
pueda tener acceso a ella. Se trata del proceso cognitivo de construcción por conocimiento
colectivo. Tanto las narrativas transmedia como el conectivismo proponen herramientas de
edición, participación, interactividad y distribución de contenidos por redes sociales y
ambientes wiki. La diferencia está en que la narrativa transmedia no solo es promovida para
fines del conocimiento, sino también para el entretenimiento y el mercadeo. Jenkins define
con claridad el tema transmedia como:
Es un formato de estructura normativa
Es una gran historia compartida en fragmentos.
Sus fragmentos son distribuidos entre múltiples plataformas de media.
Permite que la historia sea expandidada.
Circula por las redes sociales
.Apoya esta distribución en la estrategia denominada “viral”, o, “spresdable” (Viral
o spreadable son procesos que cuentan con una difusión de persona a persona, como
un virus)
Adopta como herramienta de producción de dispositivos niveles como el teléfono
celular y tablets.
El autor aún defiende en su presentación que hay algunos equívocos sobre el término
transmedia. Según Gosciola:
No es cualquier estrategia que tenga más de una plataforma mediática.
Tampoco es cualquier estrategia que reproduzca las mismas historias por medio de
múltiples plataformas.
No es un contenido analógico distribuido en plataforma digital.
No es lo mismo que crossmedia.
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