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INTRODUCCIÓN GENERAL
FUENTES DE LA TEOLOGÍA Y DE LA PASTORAL
Entre las fuentes de las que se nutre la teología como ciencia de la fe, se destacan
tres, como las más importantes y las que determinan la autenticidad de la reflexión
teológica: La Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
Estas fuentes constituyen los paradigmas fundamentales que dan fluidez y avalan
todo el quehacer teológico-pastoral y toda reflexión de la doctrina cristiana, que
pretenda ser ortodoxa y auténtica.
PRIMERA PARTE
LA SAGRADA ESCRITURA
(Pbro. Lic. Héctor Ramiro Cruz)
La Palabra de Dios es siempre un Don Actual para nuestro caminar como Iglesia.
En un mundo de tantas palabras, la Palabra que nos viene de Dios es la que
“Reorienta la vida del cristiano en perspectiva de eternidad”.
Cuando la Sagrada Escritura alienta el diálogo con el Señor nos abre a su misterio
de Salvación y al conocimiento de nuestra vocación a la santidad. Es entonces,
cuando se transforma en guía segura para que consigamos la madurez conforme
a la plenitud de Cristo (Ef 4,13).
Gracias a los horizontes que abrieron las Constituciones “Dei Verbum” y “Lumen
Gentium”, documentos del Concilio Vaticano II, y gracias a la madurez alcanzada
por la Pastoral Bíblica, hoy se busca que la Sagrada Escritura en cuanto que
contiene y ofrece la Revelación divina sea el alma del discipulado y de la Misión
de la Iglesia.
Dado que el Cuarto horizonte nos marca el nuevo rumbo desde el cual se debe
atender la Sagrada Escritura como Alma de la vida y misión de la Iglesia. Ahora
hablaremos de la “Animación Bíblica de la Pastoral”.
Esto no significa que deje de existir la animación bíblica como una pastoral
especializada, puesto que se deben ofrecer todos aquellos servicios que hagan
que la sagrada Escritura sea el alma de la evangelización.
SEGUNDA PARTE
LA SAGRADA TRADICION
(Pbro. Lic. Rigoberto Aca Cuahuizo)
La base está en Mt. 28, 18-28. Este mandato dirigido a la Iglesia es acompañado
por el Espíritu Santo a fin de mantener puro e íntegro el mensaje (entra el
elemento creativo, una fidelidad creativa).
La autoridad de Jesús supera a los rabinos de su tiempo, critica el pasado para
reafirmar la voluntad de Dios (Mc 1,15).
Jesús y la Tradición
Critica y reinterpreta la tradición, va al corazón de las tradiciones.
Jesús distingue entre tradiciones meramente humanas y la voluntad de
Dios: los diez leprosos, el divorcio, el sábado.
Jesús es consciente de su autoridad: sermón de la montaña; han oído
ustedes que se dijo…
El corazón del evento Cristo
Mc. 9,31 El hijo del hombre será entregado –transmitir- en manos de los
hombres y ellos lo matarán. La Tradición cristiana es la misma entrega de
Cristo.
Jn. 19,30 y entregó el Espíritu. El corazón de la tradición es la salvación de
los hombres, comunión con Dios.
Rm. 8,32 Jesús fue entregado a la muerte; Ga 2,20 Vivo en la fe del Hijo del
hombre que me amó y se entregó por mí.
Por lo tanto, Jesús es el punto de referencia de la tradición cristiana.
Transmisión del evento Cristo por parte de los apóstoles
El anuncio de la relación de comunión con Dios es el centro del kerigma, los
apóstoles sienten el deber de transmitirlo (col. 1,5-7).
1 Cor 11,23 y 15, 1-3
En su predicación Pablo transmite las palabras de la cena, la resurrección que es
profesión de fe cristiana.
Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor os lo transmití a vosotros…
Lo que os transmití fue ante todo lo que yo había recibido…
Pablo se presenta como eslabón de la tradición,
La tradición no es sólo doctrina, sino transmisión de anuncio de salvación
(Eucaristía y anuncio Pascual)
La actitud de Pablo ante la ley proviene del conocimiento de Cristo.
En el NT la transmisión es ininterrumpida (interpretación del Éxodo, y la
salvación a los paganos).
Creciente alejamiento temporal de los orígenes
De aquí proviene la importancia de los primitivos testimonios en los que se
reclama la Tradición y la fidelidad a ella como fidelidad a Jesús.
El evangelista San Lucas al inicio maraca testimonios encadenados.
1Tm 4,11 esto es lo que debes recomendar…
2Tm 1,13.14: esto que viene de Nuestro Señor Jesucristo…
2Pe 3,2: que vuestra mente sincera recuerde los dichos de los santos
profetas de antaño y el mandamiento del Señor y Salvador comunicado por
vuestros apóstoles.
a) Sujeto de la Tradición.
La Tradición puede entenderse como la auto-transmisión de la Palabra de
Dios desde el Espíritu Santo por medio del servicio de la Iglesia para la
salvación de toda la humanidad. Es Dios quien se expresa, presente en
Jesucristo encarnado y vivo en su Iglesia. El sujeto ministerial es la Iglesia
con su dimensión pneumatológica.
b) Contenido de la Tradición.
Contenido constitutivo: la auto-comunicación de Dios que se revela, el
misterio de Dios en sí mismo para nosotros. Su cumbre es la entrega del
hijo a los hombres.
La acción salvífica de Dios se transmite en: la Palabra (tradición verbal); la
Eucaristía (tradición real).
c) Forma constitutiva.
Es el testimonio de fe de los apóstoles y de la comunidad: la apostolicidad
en la DOCTRINA-FE, en la VIDA-COMUNIDAD, en el CULTO-LITURGIA.
Esta es la triple función que se encuentra en la eclesiología del Vat. II (LG
3), todo cristiano participa de estos tres elementos: sacerdocio (culto),
profeta (fe) rey (vida). De ahí que la SE testimonia la fe apostólica, es
expresión escrita bajo el ES, es norma de la continua Tradición.
CONCLUSIÓN GENERAL
CRITERIOS PARA IMPULSAR LA ACCION PASTORAL ANIMADA POR LA
PALABRA DE DIOS
Estamos aquí Obispos, Presbíteros, Diáconos, Vida Religiosa y Laicos; somos
Agentes de Pastoral, que hemos de animar la evangelización en nuestras
comunidades, para que escuchemos, anunciemos y vivamos dinámicamente la fe
que recibimos, mediante la Palabra de Dios que se transmite, se acoge y se
proyecta por la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
El texto de los Discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35) nos guiará para la
comprensión:
1.- Debemos de ser hombres y mujeres de fe, que a pesar de las realidades
que vivimos, la Revelación de Dios nos anima y fortalece.
3.- Debemos ser Agentes con una visión global de la Sagrada Escritura, la
Tradición y el Magisterio de la Iglesia, para poder dar razón de la fe que
proclamamos, celebramos y vivimos.
4.- Debemos ser Agentes que comparten el pan, que encarnamos el mensaje
de Dios en las situaciones concretas e interpelantes de nuestra historia.