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Tarija, "vinos de altura" bolivianos

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Una de las bodegas en altura de Bolivia de Tarija que cultiva vinos de Tannat y que ha sido
premiada en concursos internacionales. | EFE/REPORTAJES

La singularidad de los vinos en altura de la zona de Tarija, en Bolivia, está siendo muy bien
valorada en los circuitos enológicos internacionales de América. | EFE/REPORTAJES
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EFE
Publicado el 26/12/2016 a las 0h00

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Texto y fotos: EFE /REPORTAJES
HACIENDO FRONTERA CON LAS DOS POTENCIAS VITIVINÍCOLAS SUDAMERICANAS,
CHILE Y ARGENTINA, BOLIVIA NUNCA HA SIDO CONOCIDA POR SUS VINOS | SIN
EMBARGO, HACE AÑOS QUE EL VALLE CENTRAL DE TARIJA, EN EL SUR DEL PAÍS, GANA
FAMA COMO REGIÓN PRODUCTORA DE VINOS "DE ALTURA".
La referencia, convertida en reclamo publicitario, no es casual en uno de los países más montañosos
del mundo. Todos los viñedos del valle están por encima de los 1.900 metros sobre el nivel del mar,
algo que da características únicas a sus vinos, que ya empiezan a cosechar prestigio en la región.
Según Luis Antelo, directivo de la fundación Fautapo, que apoya el desarrollo de sectores
sostenibles, entre el 80 y 85% de la producción boliviana es de vinos de mesa para el mercado
interno. A pesar de ello, varias bodegas han ganado premios por su producción de más calidad.
En 2016 la revista británica Decanter reconoció el Tannat Único de Campos de Solana como el
mejor tinto de Centroamérica y Sudamérica.
En 2013, Aranjuez, otra de las grandes bodegas tarijeñas, ganó el reconocimiento de "Tannat del
Mundo" en Montevideo, que premia los vinos más destacados de esa cepa francesa.
Gerardo Aguirre, socio de esta bodega es el enólogo que desarrolló el primer vino Tannat en la zona
de Tarija con un trabajo de importación de cepas europeas, que comenzó el año 2000, y que dio los
mejores resultados con la mencionada variedad Tannat.

Una de las bodegas de vino en altura de la zona de Tarija, en Bolivia.


EFE/REPORTAJES

VINOS ELEGANTES CON MUY BUENA ACIDEZ


"Las medallas que hoy Tarija presenta a la opinión pública son lauros que se han ganado con mucho
esfuerzo de ir seleccionando cepas especiales de ubicaciones geográficas pequeñas, diferenciadas",
explicó el enólogo.
Cada variedad de uva se adapta de distinta forma a cada territorio en función de las condiciones de la
tierra o el clima. Y Aguirre señala que la altura de las viñas es un factor determinante para definir las
características de los vinos del lugar.
El presidente de la Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas (ANIV), Franz Molina,
coincide con él. "Tenemos viñedos de 1.600 a los 3.000 metros", dice.
"Son vinos mucho más elegantes, con muy buena acidez", explicó Molina. En Bolivia se cultivan
cepas como Tannat, Syrah o Malbec en tintos, además de las variedades blancas como la uva de
Alejandría, para elaborar moscateles y singani, un aguardiente con denominación de origen
boliviana.
Bertil Tottenborg, somelier del Gustu, restaurante paceño considerado internacionalmente como el
mejor de Bolivia, explicó a Efe que “la intensidad del sol en la altura provoca una elevación de los
niveles de azúcar que, sin embargo, no hace que la graduación alcance niveles demasiado altos
durante la fermentación. Las noches, por otra parte, son frías, lo que otorga frescura y acidez".
"Este complemento entre aromas y sabores 'masculinos' y una frescura y elegancia 'femeninas' crea
un balance increíble", reivindicó Tottenborg, cuyo restaurante solo trabaja con bebidas nacionales.
Molina defendió que la producción destinada a la exportación debe orientarse hacia la calidad. "Al
exterior podemos competir con productos diferentes de alta gama", argumentó.
Tottenborg opinó que los vinos bolivianos no pueden competir con sus vecinos Chile y Argentina en
cantidad y generación de divisas, “pero sí en calidad”.
"Recordemos que la producción total de vino en Bolivia sólo abarca unas 3.000 hectáreas", dijo a
Efe.
Se trata de una superficie equivalente a la ocupada por viñedos en Salta, una de las regiones
vitivinícolas más pequeñas de Argentina.
Aguirre, el enólogo de la bodega Aranjuez, explicó que las condiciones geográficas hacen difícil la
producción en cantidad, ya que la viña en Tarija requiere regadío y el relieve de la zona hace que,
habilitar nuevas áreas de cultivo, necesite grandes inversiones.

La producción de vino de Tarija es pequeña, pero según los enólogos de gran calidad.

EFE/REPORTAJES

APORTACIÓN ECONÓMICA DE BOLIVIA AL MUNDO


“La fundación Fautapo y la cooperación holandesa, a través de un programa de ayuda para países en
vías de desarrollo, promueven la situación de los vinos bolivianos en mercados internacionales a
través de la marca Wines of Bolivia”, indicó Luis Antelo.
El objetivo es llegar a países como Alemania, Reino Unido y la propia Holanda, que tienen un alto
poder adquisitivo y una apertura a nuevos productos.
Aunque por el momento la exportación de caldos tiene poca importancia cuantitativa (no alcanza el
1% de toda la producción), la política de exportación ya tiene repercusiones en el mercado interno,
pues contribuye a "mejorar la imagen del vino boliviano y fortalecer el mercado local", sostuvo
Antelo.
A pesar de los límites territoriales, el sector vitivinícola -que abarca la producción de uva de mesa,
vino y singani- supone el 0,5% del PIB del país y el 3,7% de la economía del departamento de
Tarija.
Un estudio encargado por Fautapo daba estas cifras para 2012 y consideraba que el sector movía 100
millones de dólares al año y aportó 14 millones de dólares en impuestos. Según el informe, la
producción de vino asciende a 5 millones de litros cada año y la de singani, a 3,6 millones de litros.
Se estima que el sector crece a un ritmo del 7% cada año. Si esto es correcto, en 2015 ya habría
movido más de 122 millones de dólares.
La virtud del sector vitivinícola respecto a otras bebidas alcohólicas que se producen y consumen en
Bolivia es que constituye una cadena de valor más compleja y con casi la totalidad de insumos
locales, por lo que genera más empleo.
El consumo de cerveza suponía en 2012 un 69% de la facturación de bebidas alcohólicas en el país,
mientras que la suma del vino y el singani sólo alcanzaba el 9%. Sin embargo, la producción de estas
dos bebidas de uva generaba 2.660 empleos, mientras que la cerveza sólo aportaba 1.200 puestos de
trabajo.

HACIA EL DESARROLLO DEL TURISMO ENOLÓGICO


Otra asignatura pendiente de Tarija es el desarrollo del turismo enológico. La directora de Turismo
en la Gobernación de Tarija, Viviana Ugarte, reconoció que la llamada ruta del vino "se encuentra en
la etapa de desarrollo como producto turístico”.
"Esperamos que las empresas sigan innovando", dijo a Efe, “para diversificar la ruta y superar la
visita a las bodegas como único atractivo”.
Según su criterio, una oferta enoturística tendría que incluir visitas a las viñas y actividades
culturales, además de combinarse con la oferta gastronómica de la región y su patrimonio
paisajístico y arquitectónico.
Para ello, sostuvo Ugarte, “es necesario que las instituciones públicas contribuyan a la innovación de
los operadores privados y también la implicación de las comunidades locales”.
Un riesgo para el capital turístico y paisajístico de la zona, en opinión de Molina, es “la falta de
control sobre las nuevas construcciones”.
El director de ANIV dijo que su institución intenta que el área vinícola de Tarija sea protegida para
mantener el paisaje tradicional de campiña. "Las autoridades deben comenzar a regular las
construcciones que se hacen", reclamó, en alusión a los edificios y viviendas que desentonan con el
paisaje.
En este sentido, Ugarte manifestó que desde el Gobierno departamental tratarán de impulsar una ley
para que los municipios -que son las entidades responsables sobre urbanismo- produzcan normativas
para respetar la armonía paisajística.
La alta funcionaria explicó a Efe también que, alrededor del 70% de los turistas que visitan Tarija
son bolivianos, mientras que la mayoría del 30% restante son argentinos. Por ello, argumentó que las
políticas deben apuntar “a fortalecer el turismo interior con un ojo en los extranjeros”.
Ugarte rechazó que se pueda promover un turismo de masas en la zona. "Tenemos que ver a
segmentos específicos que se vean realmente motivados a ver vinos que se producen a estas
altitudes", remachó.

Vino y singani de calidad


internacional en Tarija

Los mejores vinos se encuentran en Tarija


Una característica del departamento de Tarija, son los vastos viñedos, donde
se elaboran los vinos más exquisitos del país, lo que se pudo evidenciar
durante la caravana "Tarija en la Ruta del Dakar", durante la visita a dos de las
bodegas más importantes de la región, en singanis Casa Real y en vinos,
Campos de Solana.

Ambas marcas pertenecen a una de las familias de mayor tradición, en este


tipo de producción, los Granier, quienes continúan con este trabajo desde
1925, siendo ya tres generaciones que se dedican a este tipo de elaboración,
recogiendo con el singani y el vino, numerosos reconocimientos
internacionales.

CASA REAL

Según el gerente de producción de Casa Real, el enólogo Jorge Furió, la


calidad de este singani habla por sí solo, puesto que se presentó en varios
certámenes internacionales, con una aceptación sin precedentes,
convirtiéndose en la marca bandera de los bolivianos.

La primera operación industrializada de destilación fue en el valle de Cinti cerca


de Tarija, a través de los años, la bodega ha crecido y actualmente sus
plantaciones se encuentran en la región de Santa Ana del Valle Central de
Tarija, que ya cubren 120 hectáreas.

Para Furió, lo único que hace falta para que el Singani sea una marca boliviana
en el mundo, es

creer en nuestro producto, puesto que se tiene un agua ardiente de


exportación, que a nivel internacional se conoce poco, por la falta de difusión
de los propios bolivianos, llegando a los clientes más exigentes del planeta.

CAMPOS DE SOLANA

La bodega de los vinos Campos de Solana, con 15 años en el mercado,


también es una empresa de la familia Granier, que viendo necesaria la creación
de un vino con calidad de exportación, decidieron emprender esta marca que
ya logró varios reconocimientos internacionales.

Bajo la gerencia general de Luis Pablo Granier y la gerencia técnica del


enólogo Nelson Sfarcich, lograron que esta joven empresa se convierta en una
marca representativa de Bolivia en concursos internacionales.

TURISMO

Gracias a la apertura de la denominada Ruta del Vino, años atrás, ambas


bodegas, como otras de la región son visitadas constantemente por turistas
que quieren conocer el proceso de estas bebidas tradicionales de Tarija. Ellos
no cobran dinero por el tour que se cumple en una mañana o tarde, brindando
a las personas un recorrido completo por el proceso del singani y el vino.

Redacción MIradas

Nadie esperaba ese desenlace: un vino boliviano le ganó a los mejores del mundo, en un
concurso internacional en Uruguay.
Pero detrás del premio hay una historia, que comienza en los viñedos de Aranjuez, en el valle
central de Tarija, que tienen numerosas cepas viníferas, desde tradicionales y conocidas como
la Cabernet o la Merlot, hasta aquellas menos conocidas, como la Tannat. Todas dan vinos
varietales.

Desde hace años, las principales bodegas tarijeñas apostaron a las mejores cepas que se
adaptaran al terruño chapaco.

Todo comenzó con un bivarietal llamado "Dúo” en el que se mezclan dos variedades de uva: la
Tannat y la Merlot (de ahí el nombre). Resulta un vino notablemente equilibrado que, por
ejemplo, para el reconocido enólogo chileno Phillipo Pszczolkowski logra un equilibrio
perfecto gracias a la suavidad de una cepa "femenina” como la Merlot y la intensidad de otra
"vigorosa y masculina” como la Tannat. Pszczolkowski consideraba hace unos años atrás al
"Dúo” de Aranjuez como "el mejor vino que se produce en Bolivia”, en la relación precio-
calidad.

Pero el descubrimiento más importante con "Dúo” fue la nueva cepa con una gran adaptación
a las condiciones del suelo tarijeño: la Tannat.

Conscientes de ello, el siguiente paso de los enólogos de esta bodega fue presentar la variedad
sin mezclas, con lo que nació el "Tannat” de Aranjuez, con el color y vigor de esta antigua cepa
de origen francés, pero cuyo tiempo de gloria se dio en el nuevo mundo ya muy entrado el
siglo XX.

Un Tannat

Como dice el fundador de vinos Aranjuez, Milton Castellanos, "gratamente, el Aranjuez Tannat
resultó también un éxito; los conocedores de vino del país lo supieron de inmediato y lo
adoptaron como su favorito”. Pero era un éxito discreto, "callado”, en los círculos de amigos
que gustan del vino y de los pocos catadores que llegan al país y prueban los vinos y dicen que
son "excelentes”, pero no les terminamos de creer, pues la limitante es la clásica baja
autoestima.

No es inusual escuchar "los vinos bolivianos han mejorado pero todavía les falta…” o "los vinos
chilenos (o argentinos o uruguayos o de dónde fueran) son realmente buenos”. Luchar contra
ese prejuicio hace que nuestros enólogos deban esforzarse el doble y así lo hicieron los de
Aranjuez, pues siguieron perfeccionando el Tannat y se lanzaron a la aventura de lograr, con
esta cepa, un vino de gama alta, un vino de guarda. Así nace la idea del "Juan Cruz”, que
después de vinificado se gesta doce meses en barricas de roble y otros tantos o más meses
estacionado en botella.

En un concurso

Antes de salir al mercado nacional, "Juan Cruz” y el ya clásico Tannat de Aranjuez se fueron a
Uruguay, a participar en el prestigioso concurso de vinos "Tannat al mundo 2013”, realizado
por el Instituto Nacional de Vitivinicultura del Uruguay y que cuenta con el aval de la
Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y la Unión Internacional de Enólogos (UIE),
que se constituyen en las máximas instancias reguladoras para enólogos y la producción de
vino a escala mundial.

Para sorpresa de todos, el Tannat de Aranjuez se cuela entre los mejores y obtiene medalla de
Oro junto a otros vinos, en su mayoría uruguayos.

Pero la historia no acaba ahí. Cuando anuncian las tres medallas Gran Oro, una de ellas la
obtiene un ilustre desconocido: "Juan Cruz” "de Bolivia… era para no creer", dice Fernando
Pettenuzo, uno de los organizadores del evento, quien entregó los premios a la Bodega
Aranjuez.

Como explican los organizadores, la mayoría de los uruguayos ni siquiera sabía que en Bolivia
se producían vinos y que uno de ellos obtuviera Gran Oro en su más prestigioso concurso era
para estar realmente sorprendidos.

"¿Un golpe al orgullo?”, tituló "Sacacorchos”, una revista uruguaya especializada en vinos y
subtituló: "Un vino boliviano le mojó la oreja a los mejores de Uruguay en un concurso
internacional organizado en Montevideo”. Con ello todo está dicho, no hay mejor manera de
graficar el éxito de los Tannat bolivianos que por más de una década se vinieron gestando en
los viñedos y bodegas de Aranjuez.

Jurados

Sólo resta explicar que los jurados de los concursos avalados por la OIV y la UIE están
compuestos por catadores internacionales y es una cata a ciegas, es decir, los profesionales no
conocen la marca ni la procedencia de los vinos en concurso.

Se trata de la primera gran medalla de oro para un vino boliviano; muchas otras bodegas,
incluida Aranjuez, lograron medallas de plata y oro en varios concursos internacionales, pero
ésta es la primera Gran Oro. ¿Servirá para que de una vez los bolivianos nos convenzamos de
la gran calidad que tienen nuestros vinos?

Para sorpresa de todos, el Tannat de Aranjuez se cuela entre los mejores y obtiene medalla de
oro junto a otros vinos.

La cepa

Tannat

El alto contenido de tanino en la uva Tannat hace que los vinos producidos con esta cepa se
caractericen por sus notas frutales intensas y bien marcadas, lo que permite una complejidad
y redondez importante. Tras su paso por madera de roble, adquiere una complejidad única y
aterciopelada que le otorga una mayor voluptuosidad.

Los Tannat son vinos distinguidos, que denotan un color rojo rubí con intensos destellos
violáceos; las notas marcadas de frutos del bosque rojos y negros bien maduros, junto a sus
toques de vainilla y chocolate, se pueden apreciar en la nariz y confirmarse en la boca, en la
que además se manifiesta su carnosidad, redondez, equilibrio y gran final.

Las características particulares de esta cepa hacen que los vinos Tannat sean excelentes
antioxidantes, pues la alta presencia de polifenoles, que ceden los hollejos al vino durante la
fermentación, hacen que tenga un poder antioxidante dos veces mayor que el del Cabernet
Sauvignon y cuatro veces mayor que el Merlot.

Los maridajes más recomendados para la Tannat son las carnes rojas, piezas de caza, quesos
fuertes y pastas bien condimentadas.

Se cree que la uva Tannat nació en Francia en la Edad Media y en el siglo XIX fue traída al
Nuevo Mundo. Donde mejor se aclimató fue en Uruguay, país que ha convertido a esta cepa
como el estandarte de su viticultura.

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