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Las cinco estrategias favoritas de los

ricos para evadir impuestos


El impacto económico-social de estas maniobras no es marginal. Se estima que el monto
total de la evasión fiscal equivale a cinco veces el tamaño de la economía global y es un
factor de peso en la creciente desigualdad mundial.
La evasión fiscal no hace más que profundizar esta brecha.
Estas son las cinco vías favoritas de los multimillonarios para pagar menos y acumular
más:

1. Subdeclaración impositiva
Patrick Stevens, director de Política Impositiva del Chartered Institute of Taxation del
Reino Unido, dice "Por un lado la persona declara menos de lo que gana. Por la otra,
esconde la diferencia, de manera que la Autoridad Impositiva no pueda rastrearla"

2. Registrar empresas en "guaridas" o paraísos fiscales


Uno de las guaridas favoritas de este dinero son las Islas Caimán, que tienen 85 mil
compañías registradas: más compañías que población.

3. Testaferros
Una manera de invisibilizar el rastro de la persona en cuestión es nombrar a un testaferro
que actúa como presunto propietario del bien o compañía.
"Se puede nombrar a un testaferro por razones legítimas, por ejemplo, para no atraer
publicidad sobre la inversión en cuestión en el caso de alguien que está en la mira
público. Mientras se informe a las autoridades impositivas no hay evasión. El problema
empieza cuando no se informa, porque entonces lo que se está haciendo es pagar
impuestos por una masa menor de dinero", señala Stevens.

4. Fijar residencia en otro país


"Desde ya que una persona puede elegir el país que quiera para vivir. Si decide irse a un
país para pagar menos impuestos es su derecho. Lo que es ilegal es decir que vive en un
país para pagar menos impuestos cuando en realidad vive en otro con una carga
impositiva más alta", señala Stevens.

5. Aprovechar vacíos legales


En muchos casos no se trata de evasión fiscal sino de elusión fiscal, un mecanismo
perfectamente legal: todos tenemos derecho a pagar menos impuestos siempre que lo
hagamos dentro de la ley.
La evasión tributaria es uno de los principales problemas que afectan las finanzas públicas de un
país, en casos como el de México se ha avanzado en el tema de las reformas orientadas al
establecimiento de mecanismos que contribuyan a la disminución en la evasión fiscal.

Una de las principales formas en que el Estado puede allegarse de recursos es mediante la
recaudación fiscal, a través del cobro de impuestos. Mediante estos recursos es como se financia
el gasto público de un país, por lo que la ausencia de estos impide que el Estado pueda cumplir
con sus funciones básicas, esta falta de ingresos se deriva principalmente de la evasión fiscal.

Por su parte, en México la autoridad fiscal, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), define a
la evasión fiscal como toda acción u omisión parcial o total, tendiente a eludir, reducir o retardar
el cumplimiento de la obligación tributaria.

Por tanto, cuando se hace referencia a la defraudación fiscal se entiende toda actividad tendiente
a pagar una cantidad menor de impuestos de manera ilícita, a través de acciones tales como
ocultar ingresos, incrementar indebidamente las partidas deducibles o implementar esquemas
carentes de una razón justificada de negocios, entre otras.

La teoría sobre el sistema fiscal señala que las contribuciones que establezca la autoridad deben
ser debe ser justas, es decir, equitativas y proporcionales; cómodas, para que el causante tenga
facilidades de cubrirlas; y económicas, para que el fisco no invierta en la recaudación del mismo
impuesto.

Magdalena Sepúlveda Carmona, exrelatora especial de la ONU


México es el más desigual de los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) –los cuatro hombres más ricos del país concentran 9%
del PIB– y el que menos impuestos recauda: un 17.4% de su PIB, apenas la mitad del
promedio de las naciones del organismo.

De acuerdo con la experta, “ahora más que nunca” los Estados deben
implementar políticas tributarias progresistas que incrementen la base impositiva
de los grupos económicos más fuertes y las empresas transnacionales.

“Este tema es donde más queda patente la injusticia: no pagan impuestos donde
están generando el dinero, se van adonde tienen un pago de impuestos menor y
se crea una competencia fiscal dañina”, deplora

Ello es problemático, pues una baja recaudación fiscal implica una baja
redistribución de las riquezas de un país, lo que se traduce en la concentración de
los recursos en pocas manos y una baja inversión en los servicios públicos.

“Ello se presta a apoyar la visión de que la hiperglobalización promueve las


‘ganancias sin prosperidad’, y que el poder asimétrico en los mercados es un
factor que contribuye fuertemente al incremento de la desigualdad en el ingreso”
Introducir un mecanismo pari pasu en el que se van fijando metas de mejoría en la
eficiencia recaudatoria al mismo tiempo que se reduce la tasa impositiva de manera
gradual. Ambos mecanismos operan de manera paralela y coordinada de tal forma que se
pueden programar para lograr un nivel deseado de ingresos. La propuesta se fundamenta en
la idea de que para destruir el círculo vicioso entre eficacia recaudatoria y tasa impositiva,
no basta con plantear que las tasas impositivas disminuirán a medida que mejora el sistema
de administración tributaria puesto que la administración de impuestos no tendría
incentivos para mejorar a menos que se le obligue a ello.

En relación con la medición de la eficacia recaudatoria, deberán de realizarse estudios


detallados de los distintos sectores y la evasión que se presenta en cada uno de ellos por
tipo de contribuyente. En segundo término, deberá determinarse el tipo de acciones a
instrumentar por la administración tributaria para poder reducir los niveles de evasión en
los montos deseados. Además, se deberá apoyar a la administración con los recursos
financieros y técnicos que sean necesarios para llevar a cabo la mejoría propuesta.

El mecanismo propuesto presenta dos ventajas interesantes, por un lado, logra una
reducción gradual, concertada y razonable en los niveles de las tasas de impuestos. Esto
desde luego, repercute a su vez en una mayor eficiencia en el sistema impositivo y aporta
beneficios al crecimiento de la actividad económica. Por otro lado, al comprometer la
mejora de la administración tributaria se asegura que no se corre el riesgo de perder
recaudación en el intento de bajar las tasas.

En muchos países la experiencia de reformas fiscales en las últimas décadas revela que un
dilema típico en los esfuerzos por reformar sistemas tributarios se da casi inevitablemente
entre los objetivos de recaudar más y ser al mismo tiempo equitativos. Es muy común que
una mayor equidad incida en costos de eficiencia que, a la postre, redundan en una menor
recaudación. Estos costos surgen de diversos factores como pueden ser distorsiones de
precios, costos administrativos adicionales, costos políticos, etc.

Además, al proponer una reforma en un sistema tributario es indispensable lograr un


balance entre los objetivos planteados de antemano. Un claro ejemplo se puede observar
cuando se plantea alcanzar un balance entre eficiencia para el crecimiento y efectos en la
distribución del ingreso considerando aspectos como las consecuencias en la recaudación,
la evasión tributaria, los costos de tributación para los contribuyentes y los de recaudación,
el costo marginal social de los fondos públicos y posiblemente agregando también
cuestiones relacionadas con coordinación internacional, relaciones intergubernamentales
(federalismo) y costos de transición al nuevo proyecto tributario.

Es importante señalar que la distribución del ingreso por sí misma condiciona fuertemente
la capacidad del sistema tributario para mitigar la desigualdad y avanzar hacia la equidad.
La evidencia sugiere que a mayor equidad en la distribución del ingreso, mayor aumento de
la recaudación y efectividad de los sistemas tributarios para el logro de la equidad. Por el
contrario, y de manera paradójica, la capacidad de recaudación se obstaculiza en países con
mayores desigualdades, países que con frecuencia están asociados a gobiernos más
pequeños que difícilmente pueden incidir en una mejor distribución del ingreso. Por lo
general, los países que se enfrentan a una baja capacidad recaudatoria no sólo tienen serias
dificultades para reformar su sistema tributario con el fin de hacerlo más equitativo, sino
que además enfrentan esquemas de gastos obsoletos y, por ende, poco eficientes, a menudo
plagados de corrupción.

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