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III.

La Evolución de la justicia penal extraordinaria y la decadencia de los jurados bajo


el Principado.
Como ya hemos indicado, Augusto no suprimió los jurados de la república tardía, sino que
los reorganizo y los incremento. Por lo tanto, bajo el principado siguieron siendo también los
órganos de la justicia penal “ordinaria”. Al propio tiempo, Augusto reformo también de raíz
la policía y la justicia policial, colocando por tiempo indefinido un senador de rango consular
como prefecto de la ciudad y creo una fuerte tropa policial acuartelada, las cohortes vigilum.
El prefecto de la ciudad y también el de los vigiles, sucedieron a los tresviri capitales como
titulares de la justicia policial. También fuera de la ciudad de Roma y de sus alrededores,
Agusto supo tomar enérgicas medidas para combatir la delincuencia y, principalmente, el
bandidaje, que se había extendido por todo Italia bajo el régimen irresoluto de la época de la
república tardía y durante las guerras civiles. Guarneció el país con puestos militares, los
cuales, en su mayor parte, estaban, probablemente bajo el mando de la guardianía de los
pretorianos, única tropa que se encontraba en Italia, y, por consiguiente, bajo el mando de los
prefectos de pretorio. Es probable que ya desde un principio correspondiera al comandante
de cada puesto militar una jurisdicción sobre maleantes de estratos inferiores (en especial,
esclavos), mientras que otros casos criminales eran entregados a los prefectos de pretorio.
Hay que reconocer que la ordenación de la policía, realizada por Agusto, no solo represento
un progreso decisivo en la lucha contra la delincuencia, sino también una importante mejora
de la justicia penal. La jurisdicción policial no se encontraba ya en manos de magistrados
jóvenes de rango inferior, que cambiaban anualmente y, por ello, tenían poco tiempo para
acumular experiencia. Los que la ejercían eran personas calificadas, entre las que se
encontraban incluso destacados juristas, y la duración de su cargo permitía que la orientación
de las sentencias fuera bastante constante. Pero también en lo que se refiere a los jurados el
procedimiento ante el praefectus urbi era mejor en muchos aspectos, pues era dirigido con
más disciplinas y más rápido que aquel. Mientras en el régimen antiguo la prolijidad de los
tramites prescritos legalmente y la preponderancia que tenían las partes eran acusa de
inacabables dilaciones en los procesos, en el procedimiento y especialmente el acusador,
podían contar con una decisión rápida. Así como el prefecto superaba normalmente en
experiencia y conocimientos a los propios pretores que presidian los jurados, su consilium,
compuesto por ex cónsules y otros senadores, en general era también más competente que
los jurados de los tribunales penales ordinarios. Y, por último, el tribunal del prefecto no era,
como los tribunales de los jurados, un tribunal especial ante el que solo pudieran tratarse
delitos exactamente tipificados por la ley; antes bien, este podía juzgar cualquier delito que
se dirigiera contra el orden público y la seguridad estatal. Por tanto, a diferencia de los
tribunales ordinarios, ante el tribunal del praefectus urbi ya no se necesitaban varios procesos
si un mimo autor había contravenido diversas leyes penales. El prefecto podía incluso
castigar para los que legalmente no estuviera previsto un procedimiento penal ordinario y
tenía también mayor arbitrio que los magistrados de las quistiones para imponer penas. Así
se comprende que, ya en el curso del siglo I a.c., la justicia penal extraordinaria (cognitio
extra ordinem) del praefectus urbi comenzara a desplazar a los tribunales de jurados. De
todos modos, en el siglo II subsistían aun, por lo menos, algunos. La última noticia que de
ellos tenemos procede de la época de los Severos y se refiere a la quesito de adulteriis; este
tribunal se mantuvo más tiempo que los demás porque entendía de delitos que al principio se
encontraban lejos de la competencia meramente policial del prefecto urbano.

La ordenación de la policía, realizada Los que la ejercían eran personas Después de la nueva ordenación de
por Augusto, representó un progreso calificadas. En el curso del siglo I a.C., Augusto, al princeps le
decisivo en la lucha contra la la justicia penal extraordinaria del correspondieron siempre las
delincuencia y también una praefectus urbi comenzó a desplazar a facultades jurisdiccionales dentro de
importante mejora de la justicia penal los tribunales de jurados su imperium preconsulare

El procedimiento extraordinario era


Sólo bajo los emperadores sucesivos
más eficaz, más dúctil y más justo. En
comienza la verdadera evolución del
el siglo II y comienzos del III d.C. las
tribunal del emperador. El emperador
sentencias y los rescriptos orientaron
pudo atraer a su tribunal cualquier
la práctica del Derecho penal hacia
litigio jurídico que versara sobre
una cuidadosa determinación y
asuntos civiles o penales
apreciación de la culpa.

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