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CAPÍTULO IV

ALICIA FERNÁNDEZ.

Autoría de pensamiento y autonomía.

La autora relata que en la práctica clínica psicopedagógica, entre las intervenciones


más necesarias, se encuentran aquellas dirigidas a devolverle al sujeto algo de
reconocimiento de autoría.

Define el concepto de autoría como el proceso y el acto de producción de sentidos y el


reconocimiento de sí mismo como protagonista de su producción.

El sujeto que no se reconozca autor, poco podrá de mantener su autoría:

a) Hacerla producir;
b) Responder por ella al responsabilizarse.

El pensamiento no es autónomo, al contrario, es por sus ligaduras al deseo y por su


relación con los límites de lo real, que al sujeto le urge situarse como autor de su
pensar. Podrá ir pasando de ser objeto del deseo de otro a ser el sujeto de su propio
deseo o, mejor reconocerse como sujeto deseante.

Reconocerle al sujeto su propia autoría.

La autoría de pensamiento es condición necesaria para la autonomía de la persona y a


su vez la autonomía favorece la autoría de pensar. En la medida que alguien se torne
autor podrá conseguir algo de autonomía.

Autonomía de la persona y autoría de pensar.

El pensamiento no puede ser autónomo, darse sus propias normas descarnadas del
deseo y la dramática inconsciente. Ya que el pensar se ancla al desear.

Pensar supone entrar en los deseos, viendo lo posible y lo imposible, para después
poder trabajar en la dirección de hacer probable algo de lo posible. Y todo este
movimiento va recorrido por elegir y decidir.

La autoría de pensar, supone y produce un sujeto << inquieto>>

Aprender supone reconocerse criatura-creadora-autora.

Para ello se debe mudar del paradigma antiguo de enseñanza, donde el profesor
trabajase un contenido de conocimiento, que debía ser claro, concreto y conciso.

Para verdaderamente aprender, necesitamos de un enseñante que se muestre


conociendo y no conocedor, que se muestre pensante no que exhiba e imponga su
pensamiento. Además de un conocimiento complejo, contextuado, conflictivo,
cuestionado que no le tema a la confusión ni al caos.

Cómo propiciar la autoría de pensamiento desde las intervenciones del


maestro.

La maestra, el maestro, precisan reconocer en ellos y en sus alumnos la capacidad


pensante, no solo cuando producen alguna actividad visible, sino también en cuanto
permanezcan en silencio y hasta apáticos. El arte del maestro es saber descubrir y
mostrarle a sus alumnos cuánto piensan ellos, incluso sin darse cuenta.

Pensar y responsabilizarse.

Las niñas así como todos los niños carenciados, marginados y excluidos como
personas, no han adquirido aún tal reconocimiento.

Distinto seria si, en lugar de considerar a los niños como objetos de tutelaje, sino que
fueran reconocidos como sujetos de derechos. Los chicos y adolescentes, tienen
derecho a existir, tienen la obligación de hacerse responsables de las infracciones
cometidas y tienen derecho desplegarse y hacer uso de todas sus potencialidades
personales y sociales. Las sanciones y cuidados que se reciben no son dados en función
de su lugar de objetos, sino que estarían referidos al reconocimiento legítimo de su
condición humana. Eso quiere decir que se impone limitar los abusos represivos que se
les infringe por el mero hecho de ser chicos y pobres.

Pensar, supone responsabilizarse por lo pensado. Avanzamos no culpabilizando al niño


por su fracaso en aprender, no castigarlo. Pero no avanzamos cuando si lo
expropiamos de du autoría y responsabilidad.

Pensable-pensado

<<No pensable>> diferente a <<impensado>>


Para poder pensar las situaciones deben ser plausibles de ser pensadas, es decir
pensables. Los problemas de aprendizaje se constituyen en los espacios que van
carcomiendo los no-pensables que crecen y se rigidizan. Un no pensable se establece a
partir de un monto importante de la angustia que puede cubrir, tapar bloquear, inhibir
o perturbar el deseo de conocer.

Un no-pensable no es lo mismo que un impensable. Los impensables se conectan con


los límites necesarios e intrínsecos a la propia capacidad del pensamiento. Por el
contrario, los no pensables dificultan, el pensar, no son límites sino que funcionan
como agujeros, espacios vacios y vaciadores.

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