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HUME
David Hume nació el 7 de mayo de 1711 en Edimburgo (Escocia). Era hijo de Joseph Home
(-o Hume, términos sinónimos en la pronunciación escocesa-, perteneciente a la rama del
Conde de Home, abogado, muere cuando Hume tiene sólo 2 años) y de Katherine Falconer
(parece que hermanastra de Joseph Home aunque no hubo ningún impedimento para su
matrimonio, hija de Sir David Falconer con el título de Lord Halkerton, que heredó su
hermano). Su familia era acomodada, aunque no lo suficientemente rica como para
permitir a Hume dedicarse exclusivamente a la filosofía (parece ser el único real interés de
Hume:<<una aversión insuperable hacia todo lo que no fuera la investigación filosófica y el
saber en general>>) por lo que su familia lo orientó hacia la carrera de abogado. En 1734
se marcha a Bristol, donde trabaja con comerciante, aunque sólo durante unos meses,
porque <<me di cuenta de que esa vida no era en absoluto para mí>>. Hume abandona su
trabajo y viaja a Francia, donde permaneció entre los años 1734-1737, dispuesto a
dedicarse exclusivamente a la filosofía y a vivir modestamente dada la escasez de medios
económicos. Vive en Reims y en La Flèche (sí, allí había estudiado Descartes, razón por la
que algunos biógrafos ven intencionalidad en esa elección). Durante este tiempo compuso
su obra Tratado sobre la naturaleza humana.
En 1737 regresa a Londres, dirigiéndose posteriormente a Escocia, donde vivirá unos años
con su madre y hermano. Publica el Tratado sobre la naturaleza humanaque constituye un
auténtico fracaso (“jamás intento literario alguno fue más desgraciado que mi Tratado
sobre la naturaleza humana”) y de la que el mismo Hume dice “«Nacido muerto desde la
imprenta, sin ni siquiera alcanzar la distinción necesaria para levantar un murmullo entre
los fanáticos. Pero, de temperamento alegre y optimista, me recuperé pronto de la
decepción y proseguí con ardor mis estudios»”.
Afortunadamente en 1742 publica los Ensayos, cuyo éxito le hace olvidar el fracaso
anterior y le anima a reescribir el Tratado. En 1745 optó a la cátedra de ética de la
Universidad de Edimburgo, plaza que no obtuvo por culpa de su reputación de escéptico y
ateo (No será la única ocasión. En 1751 intentó ocupar la cátedra de Lógica de la
Universidad de Glasgow que dejaba vacante su amigo Adam Smith y tampoco la consiguió
por idénticos motivos. El mejor filósofo de Escocia no pudo impartir clases en su patria
debido al fanatismo religioso dominante). Después de un año como tutor privado (del
Marqués de Annandale, del que Hume silencia su locura y sus problemas para cobrar su
sueldo) fue invitado por el general St. Clair a una expedición como secretario que,
inicialmente dirigida contra Canadá, acabó con una pequeña incursión en la costa francesa
(Voltaire se mofará de St. Clair y su expedición con lo que quedará más ridiculizada todavía
por lo que instan a Hume a que conteste, cosa que efectivamente hace en 1756);
posteriormente, en 1747, fue invitado por el mismo general a acompañarle como secretario
en una embajada militar por las cortes de Viena y Turín. Estas últimas actividades le
permiten mejorar su situación económica: <<Mi cargo, y también mi frugalidad, me
hicieron dueño de una fortuna, con la que podía considerarme independiente>>.
En 1749 regresa a Escocia, donde volverá a pasar dos años con su hermano en su casa de
campo, publicando algunas obras más. En 1751 se traslada a Londres, con la pretensión,
como hemos visto, de conseguir la cátedra de la Universidad de Glasgow. En 1752 se
instala en Edimburgo donde fue nombrado bibliotecario de la facultad de Derecho,
dedicando su actividad filosófica más bien a problemas históricos, sociales y políticos, como
pone de manifiesto las obras publicadas a partir de entonces. Su Historia de Inglaterra, a
pesar del excelente elogio de Voltaire, constituye otro auténtico fracaso. Tales son los
problemas que le acarrea que en 1756 se llegó a pedir su excomunión: <<No creo que
haya un inglés entre cincuenta que, si oyera decir que mañana me voy a romper la crisma,
no se alegrara por ello. Unos me odian porque no soy tory; otros, porque no soywhig;
algunos, porque no soy cristiano; y todos, porque soy escocés>> (Por cierto, y dicho sea
de paso, siempre se le acusó del marcado acento escocés de su inglés y de que el francés
siempre se le resistió).
David Hume
Esa autobiografía fue publicada por su amigo Adam Smith y en ella se describe Hume de la
siguiente manera: “un hombre de disposición tranquila, de temperamento suave, de humor
abierto, sociable y animado, capaz de sentir cariño, pero no enemistad, y de gran
moderación en todas mis pasiones. Incluso mi amor a la fama literaria, mi pasión
dominante, no agrió nunca mi carácter, a pesar de mis frecuentes desengaños. Han
aceptado mi compañía lo mismo el joven y despreocupado que el estudioso y hombre de
letras; y así como he sentido particular placer en la compañía de damas discretas, tampoco
he tenido quejas del recibimiento que siempre me han dispensado. En una palabra, a pesar
de que la mayoría de los hombres eminentes han tenido razones para dolerse de la
calumnia ajena, yo nunca me he sentido herido por ella, ni tampoco mordido por sus
funestas dentelladas. A pesar de haberme expuesto atrevidamente a la rabia de banderías
civiles y religiosas, parece como si en su habitual furia se hubieran quedado inermes, para
mi propio provecho. Nunca han necesitado justificar mis amigos ningún detalle de mi
carácter o conducta. Y, como puede suponerse, no porque los fanáticos no hayan bien
deseado inventar y propagar cualquier cuento para desacreditarme, sino porque nunca
pudieron encontrar nada que les pareciera tener siquiera un asomo de verosimilitud. No
puedo decir que no exista algo de vanidad por mi parte al hacer mi propia oración fúnebre,
pero tengo la esperanza de que no esté fuera de lugar: y éste es un hecho que fácilmente
puede uno aclarar, y cerciorarse de él.”
OBRAS
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Hume no estaba satisfecho con la utilización del término idea para todo lo que conocemos,
tal como lo había descrito Locke. Por esta razón, reservó el concepto de idea para designar
sólamente ciertos contenidos del conocimiento. Hume divide los contenidos del
conocimiento en dos clases:
Las impresiones son todas nuestras sensaciones. Las ideas son las imágenes débiles de las
impresiones
Por ejemplo, estamos percibiendo esta clase: paredes, pizara, mesa. Si ahora cerramos los
ojos y nos imaginamos la misma clase, percibiremos lo mismo pero con menos viveza y
realidad. La primera es una impresión, la segunda es una idea.
SIMPLES. No admiten distinción ni separación. Por ejemplo, el color azul y la idea de azul.
Son las de mayor valor cognoscitivo.
COMPLEJAS. Cuando se pueden separar. Sí admiten distinción dentro de ellas, pueden
dividirse en partes. Por ejemplo, “amapola”: varios colores, forma, tamaño, peso, etc.
SEMEJANZA
Por ejemplo, “el todo es mayor que la parte” es un razonamiento que se basa en la relación
entre las ideas de “todo” y de “parte”. Presciendiendo de que haya en la realidad “todos” y
“partes”, esta proposición es siempre verdadera. La relación de estas ideas, en cuanto tal,
es independiente de los hechos. Otro ejemplo que no hemos visto nunca en clase, “un
triángulo tiene tres ángulos”.
Estas formulaciones son ANALÍTICAS Y NECESARIAS. Que sean analíticas quiere decir
que el predicado está contenido ya en el sujeto, con lo que no aportan en realidad nueva
información; simplemente descomponiendo el sujeto veremos que ya contiene el predicado.
Que sean necesarias quiere decir, como hemos visto miles de veces en clase, que su
negación nos haría incurrir en una contradicción.
Alguien sin experiencia ¿podría deducir de la fluidez y transparencia del agua que se podía ahogar en
ella?
Siguiendo con los ejemplos del propio Hume, Adán no habría podido deducir de la fluidez y
transparencia del agua que se podía ahogar en ella, ni del brillo y el calor del fuego que
éste podría destruirlo. Igualmente, que la pólvora tiene carácter o fuerza explosiva, que el
imán atrae, que el pan es un buen alimento para el hombre y no para el león, son hechos
que no cabría deducir del análisis de sus respectivas ideas. En este tipo de hechos, la
experiencia nos hace reconocer una relación causa-efecto, pero por mucho que analicemos
la relación, es imposible descubrir la segunda idea en la primera o viceversa. Nadie puede
deducir de la idea de una cosa qué efectos producirá ni qué causa la ha producido. El que
de hecho se den conexiones entre ellos, sólo podemos enterarnos por la experiencia.
Las cuestiones de hecho son SINTÉTICAS Y NO NECESARIAS. Que sean sintéticas quiere
decir que el predicado proporciona información nueva que no está contenida en el sujeto;
como dirá Kant son extensivas, aumentan nuestro conocimiento. Como hemos visto
inmediatamente antes, por mucho que analicemos el sujeto nunca encontraremos en él lo
que señala el predicado. También hemos visto que no son necesarias (veremos
inmediatamente como son simplemente PROBABLES) porque su negación es perfectamente
posible y concebible; no incurrimos en ninguna contradicción.
Como ya hemos comentado al inicio, Hume llevará a sus últimas consecuencias los
presupuestos empiristas, de forma implacable y coherente, acabando en un claro
escepticismo. Veamos el proceso.
Recordemos cuál era el criterio que había establecido Hume para decir que una idea era
verdadera: ¿de qué impresión procede?.
Ahora bien, es incuestionable que en nuestra vida contamos constantemente con que en el
Si no tienes experiencia previa, ¿sabes qué va a pasar? Quizá una bola pase a través de la otra ...
La idea de causaes la base de todas nuestras inferencias acerca de hechos de los que no
tenemos una impresión actual. La relación causa-efecto se ha venido considerando en
filosofía como una conexión necesaria (es decir, que no puede no darse) entre la causa y
el efecto. Desde el punto de vista de Hume es una de las equivocaciones más grandes y
fundamentales tanto de la filosofía como de las ciencias. Una y otras han concedido al
principio de causalidad un poder real (donde sólo hay una sucesión regular)
y necesario (cuando, en las cuestiones de hecho, como ya hemos dicho muchas veces, no
cabe hablar de necesidad)
Lo único que podemos afirmar con certeza es que hemos observado una sucesión
constante entre un fenómeno y otro (siempre que llueve, me mojo; siempre que arrimo la
mano al fuego más de la cuenta, me quemo). Esa sucesión constante quiere decir que
siempre que sucedía el primer hecho, sucedía el segundo; vamos, que uno venía detrás del
otro. Lo que hemos observado es esa sucesión pero nunca una relación necesaria entre una
cosa y otra. Gracias a esas regularidades que aparecen en secuencias espacio-temporales
y, por la ley de asociación, la presencia de una de esas ideas, suscita en la mente la idea de
la otra.
CONSECUENCIAS
Solo el hábito y la costumbre nos hace establecer relaciones necesarias en el mundo de la experiencia
Puesto que es el hábito y la costumbre lo que nos lleva y autoriza a esperar la repetición
uniforme de la experiencia, la conexión causa-efecto así fundamentada no puede darnos
certeza. Nuestra certeza no se apoya en el conocimiento de los hechos, sino en
la CREENCIA. Hume no nos condena a un escepticismo estricto, la causa no es una
quimera o fantasía, sino una creencia sólida y sometida a prueba: pero a una prueba
empírica que no tiene nada que ver con la demostración necesaria. La expectativa del
efecto no puede pasar nunca de probable, aunque la acumulación de experiencias
probatorias aumente satisfactoriamente el grado de probabilidad. Podéis estar tranquilos:
hay una altísima probabilidad de que dentro de muy poco tiempo suene el timbre. Para
Hume la universalidad y la necesidad sólo cabe en las ciencias formales, en las relaciones
entre ideas. Las ciencias empíricas sólo pueden aspirar a la probabilidad.
La inferencia causal sólo es aceptable entre impresiones: podemos pasar de una impresión
a otra, pero nunca de una impresión a algo de lo cual nunca hemos tenido experiencia o
impresión.
Si a alguien se le ocurre preguntar de dónde proceden nuestras impresiones, toda vez que
no podemos justificar racionalmente la existencia del mundo exterior, Dios o el yo, Hume
contesta que no lo sabemos ni podemos saberlo. Pretender contestar esta pregunta es
ir más allá de nuestras impresiones y éstas constituyen el límite de nuestro conocimiento.
metafísica: disciplina o saber que trata de explicar el ser de las cosas, de conocer la
realidad última. Los tres grandes contenidos de la metafísica y de la filosofía son aquellos
que Hume acaba de cargarse: mundo, hombre y Dios. Su teoría del conocimiento conduce
a la negación de la metafísica. La razón es muy sencilla: solo podemos contar con nuestras
imperiones pero no puedo saber a qué se deben esas impresiones. De la realidad externa
no tengo conocimiento estricto. El conocimiento se reduce a conocimiento
de fenómenos (lo que aparece, lo que se muestra), de ahí la calificación
de fenomenismo al pensamiento de Hume. Fundada en la coherencia y constancia de las
impresiones suponemos la existencia de una realidad exterior … pero nada más.
La costumbre y la creenciafundada en la costumbre no puede dar conocimiento. Esa
imposibilidad de fundamentar el conocimiento se denomina escepticismo.
La parte más conocida de la filosofía de Hume es la teoría del conocimiento que acabamos
de ver, su radical interpretación de los presupuestos empiristas. Sin embargo, Hume vive
en el siglo XVIII y hemos mencionado que es el principal representante de la Ilustración
Inglesa. Por lo tanto, vive el espíritu e intereses de la Ilustración. Además de por el
conocimiento, Hume se ocupó de la religión, la historia, la política y la ética. Por lo que
respecta a ésta última, dos son las afirmaciones fundamentales: crítica al racionalismo
moral y el sentimiento como fundamento de los juicios morales.
Como ya hemos dicho muchas veces, un código moral es un conjunto de juicios a través de
los cuales expresamos la aprobación o reprobación de determinadas conductas y actitudes.
Por ejemplo, aprobamos la honestidad en los políticos y reprobamos la corrupción.
La mayoría de los filósofos, cuando hacen ética y se preocupan por fundamentar esos
códigos morales, han señalado la razón como origen y fundamento de dichos códigos. Su
origen estaría ya en la filosofía griega (recordad el intelectualismo moral de Sócrates, la
ética platónica con la razón dirigiendo al individuo o la aristotélica, con su sabiduría o
razón práctica realizando el cálculo que nos permite elegir un término medio)
EXAMEN
“Parece, entonces, que esta idea de una conexión necesaria entre eventos surge de una
pluralidad de casos similares en los que se da la constante conjunción de éstos; y que no
puede esta idea sugerirla jamás ninguno de los casos aislados, por más que se le considere
bajo toda posible luz y desde todo posible punto de vista. Pero nada diferente hay en un
número de casos de lo que hay en cualquier caso singular al que se supone exactamente
similar; excepto, sólo, que, después de una repetición de casos similares, la mente se ve
llevada por el hábito, con motivo de la aparición de un evento, a esperar a su usual
acompañante y a creer que existirá.”
Después de presentar con una frase el texto (Este texto pertenece a Investigación sobre el
conocimiento humano,conjunto de doce ensayos que recogen los temas tratados en el Libro
I del Tratado de la naturaleza humana, pero de forma más sencilla y resumida;
concretamente a la sección 7 en la que Hume critica el principio de causalidad) se señalan
las ideas principales.
[En el caso de que os caiga Hume, y teniendo en cuenta el texto, el problema que va a
aparecer es únicamente el problema del conocimiento. Como os he dicho siempre, podéis
anticipar la respuesta del problema que os piden y después exponer sistemáticamente su
pensamiento o exponer sistemáticamente el pensamiento y aclarar en esa exposición el
momento en que aparece el problema. En Hume, excepto el emotivismo moral, todo lo
demás es el problema del conocimiento. Parece lógico que utilicéis la segunda forma más
que la primera. Si decidís dar solución primero al problema no deberíais exponer todo el
conocimiento sino sólo la crítica al principio de causalidad como una conexión necesaria
entre causa y efecto.]
o realidad exterior
o Dios
3. El emotivismo moral
Pervive todavía una sociedad estamental en la que la nobleza (cuyo poder está en la
posesión de tierras) comienza a perder posición frente a la burguesía (el comercio y la
industria) e intenta cerrar el paso de la burguesía a los altos cargos y afianzar la
servidumbre del campesinado. Esto último, unido sin duda a otras circunstancias crea un
malestar que culmina con la Revolución Francesa.
Por lo que se refiere al mundo del arte y la cultura, el Barroco se sustituye por
el Clasicismo, movimiento en el que la sencillez, orden y racionalidad se imponen frente a
los excesos del Barroco, que, no obstante, vive su último momento con el Rococó, arte
más recargado todavía que el Barroco. En la música el barroco pervive
con Vivaldi, Albinoni, Bach y Händel, aunque, a mediados del siglo
el clasicismode Mozart y Hydn toman la batuta y, a finales, irrumpe Beethovenque
inicia la transición al Romanticismo.
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This entry was posted on enero 25, 2011 at 7:43 pm and is filed under APUNTES FILOSOFÍA 2º. You can follow any
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1. ZE MANEL Says:
marzo 1, 2013 a las 6:30 pm | Responder
EL TEMA DE EMPIRISMO
2. agostinha Says:
febrero 19, 2014 a las 9:40 pm | Responder
me gustado mucho
3. agostinha Says:
febrero 19, 2014 a las 9:42 pm | Responder
Excelente
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