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Raffo Velásquez
Socio de Baxel Consultores
1. Introducción
El 24 de abril de 2019, el Tribunal Constitucional publicó la STC N° 0020-2015-AI que
declaró inconstitucional el artículo 46 de Ley Orgánica del Sistema de Control y de la
Controlaría General de la República (“LOCGR”).
Surgen nuevamente una escalada de opinólogos y de supuestos adalides que luchan contra
corrupción a despotricar contra el TC. Lo más penoso es que no tienen una mínima idea
sobre qué trata el caso, las razones para invalidar la norma en cuestión y las consecuencias
que genera el fallo constitucional.
La norma que fue declarada inconstitucional regulaba las infracciones aplicables a los
funcionarios públicos por la Contraloría General de la República y tenía el siguiente tenor:
a) Incumplir las disposiciones que integran el marco legal aplicable a las entidades para el
desarrollo de sus actividades, así como las disposiciones internas vinculadas a la actuación
funcional del servidor o funcionario público.
De ahí deriva el principio de legalidad en materia sancionadora que exige que las
infracciones y sanciones estén recogidas en normas con rango de ley. Y, como
complemento de lo anterior, se deriva también el principio de tipicidad que exige que la
conducta calificada como infracción esté definidas claramente en la misma ley.
Esto tiene poco de novedoso, pues en reiterada jurisprudencia el TC ha establecido que las
conductas prohibidas en materia penal y administrativa estén recogidas en normas con
rango de ley (legalidad) y que, además, se encuentren descritas de modo preciso en ellas
(tipicidad).
La potestad sancionadora de todas las entidades está regida adicionalmente por los
siguientes principios especiales:
(…)
El TUO se aparta del texto original de la Ley N° 27444 y así deja de lado años de
jurisprudencia del TC en temas de legalidad y tipicidad sancionadora. Curiosamente,
nuestra doctrina ha callado sobre este asunto.
44. Nada de ello [nada de su texto legal] puede interpretarse de manera tal que se permita
la desnaturalización de los principios de legalidad y tipicidad o taxatividad. Es admisible
que, en ocasiones, los reglamentos especifiquen o gradúen infracciones previstas de
manera expresa en la ley. Sin embargo, nada justifica que establezcan conductas prohibidas
sin adecuada base legal o que, al desarrollar disposiciones legales generales o imprecisas,
los reglamentos terminen creando infracciones nuevas subrepticiamente.
Señala que el primer párrafo de la norma califica como conducta infractora a toda
contravención del “ordenamiento jurídico administrativo y las normas internas de la
entidad a la que pertenecen”. El TC precisa (fds. 50 y 51) que se contraviene el principio
de tipicidad, pues la regulación de las infracciones es muy general y no otorga un mínimo
de seguridad sobre qué conductas son sancionables debido al centenar de fuentes que
existe en esa parte del ordenamiento jurídico.
Luego señala (fds. 53 y 54) que los incisos a, b, c y d, del artículo 46 de la LOCGR
incurren en la misma inconstitucionalidad pues materializan la tipificación anterior (que es
inconstitucional) o establecen nuevos tipos infractores, lo que también es inconstitucional
en la medida que también cometen el vicio de regular una infracción por incumplimiento
de normas, sin especificar ninguna conducta concreta.
Al respecto, el TC precisó (fd. 55) que debido a los defectos de los párrafos anteriores en la
precisión de la conducta infractora, “el reglamento no estaría especificando infracciones
tipificadas previamente sino, más bien, tipificando nuevas infracciones lo que no ha sido
autorizado por la LOCGR”.
Como vimos, al referirse al inciso 4, del artículo 246 del TUO de Ley N° 27444, el TC
señaló que es inconstitucional interpretar que la ley pueda delegar a los reglamentos la
tipificación de las infracciones. Sin embargo, aclara el TC, en este caso la LOCGR ni
siquiera autorizó al reglamento a tipificar las infracciones, sino que solo le autorizó a
complementar o especificar las infracciones que, supuestamente, ya existían en la LOCGR.
Esto es cierto, pues el artículo 83 del Código Procesal Constitucional ya regula que: “Las
sentencias declaratorias de ilegalidad o inconstitucionalidad no conceden derecho a reabrir
procesos concluidos en los que se hayan aplicado las normas declaradas
inconstitucionales…”
Esto quiere decir que las sanciones de Contraloría que no fueron impugnadas o que ya
fueron ratificadas por el Poder Judicial (que ya se consumaron), no se verán alteradas por
la decisión del TC. Pero los demás casos, las sanciones en trámite administrativo o en vías
de impugnación judicial, sí que deberán quedar sin efecto porque las infracciones que las
sustentan han sido invalidadas, han dejado de pertenecer al ordenamiento jurídico.
7. Reflexión final
Ahora bien, en un mundo ideal, donde los abogados ejercen adecuadamente las defensas y
los jueces respetan las garantías constitucionales del debido proceso, hubiera sido
previsible que las infracciones y sanciones de la Contraloría General de la República serían
invalidadas en vía de impugnación judicial. Y es que los jueces -que también aplican la
Constitución- advertirían que tales infracciones contravienen las garantías de legalidad y
tipicidad.
Al parecer esas esperanzas descansan más en los defectos del sistema que en el Derecho.
Un justiciable con recursos, se hubiera visto forzado a alegar la lesión de los principios de
legalidad y tipicidad en el procedimiento administrativo, agotar su trámite, y perderlo.
Luego debía insistir con sus argumentos en la vía contencioso-administrativa y transitar
tres niveles, hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia. Si hasta ahí no obtenía tutela,
debía iniciar luego un amparo contra resolución judicial, pasar otras tres instancias para
llegar al TC en donde éste debería ratificar los criterios que ya ha expresado en la STC
0020-2015-AI.
Muy pocos litigantes tienen recursos para soportar años de litigios de ese tipo.
La decisión del TC hace justicia a todos esos funcionarios que transitan ese largo sendero e
invalida, de una vez por todas, las gaseosas infracciones que se les imputó.
Tampoco será culpa del TC, quien solo se ha encargado de exigir el cumplimiento de la
Constitución. Nada más legítimo que eso.