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La educación sexual en lo cotidiano de la escuela.

Ana María Faccioli de Camargo


Claudia Ribeiro
La sexualidad humana es tratada en la escuela, qué ayudas tienen las educadoras y los
educadores. Sabemos que la sexualidad es una construcción cultural con una función biológica
marca por la idea de no normal y anormal y también se convirtió en objeto de estudio de
diferentes áreas del saber.
Hablar sobre sexo con los niños, los adolescentes, los hombres o las mujeres constituye hoy una
forma de controlar el comportamiento.
Por ende la sexualidad humana es todavía un tema cargado de prejuicios y tabúes y, por esto
mismo, en la mayoría de los casos, es omitido o tratado de manera bastante inadecuada en la
escuela y en la familia.
Se excluye totalmente la sexualidad en la infancia, por la noción que lleva consigo la idea de
aquello no se habla y , por no hablar, los niños ocupan la tercera persona en los discursos que de
ellos hablan, lo que domina es la perspectiva adulta, que no considera las necesidades específicas
de los niños y los somete a las propias.
Es obvio que si se ve a los alumnos tocarse sus genitales se les reprimirán y se aplicará una
consigna imponiendo el miedo como una forma de control de la sexualidad. El punto central de
estás políticas era el control de la sexualidad, ya que, una vez controlado el sexo, se realizaba el
control de la población.
Y el resultado ver a la sexualidad como algo malo.
El sexo únicamente tenía como objetivo la procreación para perpetuar los bienes materiales, en
cambio, en la sociedad burguesa la sexualidad se idealizaba con el objetivo de unir sexo, amor,
matrimonio y procreación.
Los deseos de los niños pasaron a ser definidos por el adulto, que los expresa en nombre de ellos.
Al considerar que el tema de la sexualidad está fuertemente presente en nuestra cultura y al
mismo tiempo convive con una serie de imposiciones a esta misma sexualidad, como patologizar
la masturbación en los niños.

Vivimos largos años domesticando los cuerpos del sexo en estos cuerpos y de los sentimientos
para que nos volviésemos padres, hijos, maridos y mujeres ejemplares. La sexualidad fue
concebida como una problemática inherente al control social, la sexualidad en buena parte nos ha
definido como sujetos y como personas.
Nuestra herencia cultural impregnó nuestro cuerpo las relaciones entre en pecado y carne.
Toda relación es, por consiguiente, una relación de fuerza y, por tanto una relación de poder.

En este sentido, las relaciones de poder pueden ser entendidas como productivas, en la medida en
que crea saberes, psicología educativa, psicología evolutiva.
Tendríamos que posibilitar espacios para que los niños hablen sobre sexualidad humana y para
manifestar su sexualidad rompe patrones arraigados en los modelos existentes que consiste en
proponer referencias ideales que dificultan contactar con el mundo de manera creativa y singular.

Los humanos no somos solo obediencia a los poderes, sino que también tenemos participación
activa en las experiencias. No existe un a camino previo que se deba seguir para que los niños se
conviertan en adultos.
El desafío que se nos presenta en la educación es entender la dinámica de la constitución de los
sujetos sociales sexuados, en que las relaciones de poder reflejan concepciones interiorizadas por
hombres y mujeres que también están inmersos en el contexto.

La educación sexual en la escuela debería ser realizada de forma que permitiera la participación
constante de los alumnos y las alumnas a través de discusiones que muestren sus
posicionamientos respecto al tema de debate.
Ya que la escuela es una de las instituciones encargadas de transmitir cultura y formas de
comportamiento aceptadas por la sociedad, pero puede ser también un espacio para poner en
cuestión esos comportamientos.

La sociedad necesita personas capaces de respetar las opiniones de los demás y, a su vez defender
los propios derechos. La sexualidad humana representa mucho más que al acto sexual y la
reproducción, abarca lo que las personas son, sus sentimientos y relaciones. Implica aprendizajes,
reflexiones, planteamientos, valores morales y toma de decisiones. La sexualidad humana es una
energía fuerte y movilizadora; una de las expresiones del ser humano en su relación consigo
mismo y con el otro; lugar del deseo, del placer y de la responsabilidad.

Según el autor, el aprendizaje es fundamental para el desarrollo del ser humano, desde su
nacimiento. Los niños intentan producir modos de ser originales y singulares pero la escuela
modela y hacen que se comporten uniformemente.
Frecuentemente en nuestra cultura, a los niños se les impide abordar el tema de la sexualidad, con
lo que se incorpora el tabú que la envuelve. La información necesaria transmitida de forma
adecuada, hace que los niños se sientan tranquilos con relación con la sexualidad. Comprender el
cuerpo y el placer, la represión no hará que los niños dejen de masturbarse y además lo harán
sintiéndose culpables.

Muchas veces se acepta como verdadero los condicionamientos que determinan lo que el niño
debe hacer y lo que la niña puede hacer. Existe el deseo de experimentar, pero se detienen por ser
cosas de género.

Son años de adiestramiento en que la sexualidad viene siendo vigilada y normalizada. NUESTRA
herencia cultural dejó impregnada en nuestros cuerpos las relaciones entre el pecado y la carne; el
sexo y la sexualidad restringidos a la genitalidad. La imposición de límites, de penalidades de
culpas reduce la sexualidad a lo que se puede hacer y a lo que no se puede hacer.
Nuestro desafío es inmenso reitera la educación sexual del papel e insertarla en lo cotidiano de las
escuela, continuamente, sistemáticamente, calcadas en bases éticas, políticas y estéticas.

Una actitud crítica y el comportamiento con los niños, no puede excluir la educación sexual. no
debemos quitarles voz a los niños y a los adolescentes, dejemos que hablen y ayudemos a
encaminarlo a una verdadera educación social contemplando aspecto biológicos, pero también
sociológicos, y emocionales.

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