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¿Qué es el cáncer?

En realidad, el cáncer es un grupo de muchas enfermedades relacionadas, y todas ellas tienen que ver
con las células. Las células son las unidades minúsculas de las que están hechos los seres vivos,
incluyendo al cuerpo humano. Existen miles de millones de células en el cuerpo de una persona.
El cáncer ocurre cuando células anormales crecen y se extienden muy rápidamente. Las células normales
del cuerpo crecen, se dividen y saben dejar de crecer. Con el tiempo, también mueren. A diferencia de
estas células normales, las células cancerosas siguen creciendo y dividiéndose de forma descontrolada, y
no se mueren cuando lo deberían hacer.
Las células cancerosas se suelen concentrar o agrupar, formando tumores. Un tumor en crecimiento se
convierte en un bulto de células cancerosas que puede destruir a las células normales que tiene a su
alrededor y lesionar los tejidos sanos del cuerpo. Esto puede hacer que una persona se ponga muy
enferma.
A veces, las células cancerosas se separan del tumor original y viajan hacia otras partes del cuerpo,
donde seguirán creciendo y podrán formar nuevos tumores. Esta es la forma en que se propaga el
cáncer. Cuando un tumor se extiende a una nueva parte del cuerpo, se llama "metástasis”.
Causas del cáncer
Es probable que conozcas a un niño que ha pasado la varicela, tal vez hasta es posible que seas tú
mismo. Pero es muy poco probable que conozcas a niños que hayan tenido cáncer. Si llenáramos de
niños un estadio grande de fútbol, lo más probable es que solo uno de ellos tuviera cáncer.
Los médicos no están seguros del motivo de que algunas personas tengan cáncer y otras no. Pero sí que
saben que el cáncer no es contagioso. Es imposible que te contagies del cáncer de otra persona: el
cáncer no está causado por gérmenes, como las gripe o el resfriado. Por lo tanto, no tengas miedo de
otros niños (o de cualquier otra persona) que tengan cáncer. Puedes hablar, jugar y abrazar a cualquier
persona que tenga cáncer.
Los niños tampoco desarrollan el cáncer por algo que han hecho o que han dejado de hacer. Algunos
niños creen que un golpe en la cabeza puede causar un cáncer de cerebro o que la gente mala es la que
contrae esta enfermedad. ¡Pero no es verdad! Los niños no tienen que hacer nada malo para contraer
un cáncer. Lo que es cierto es que algunos hábitos insanos, sobre todo fumar o beber mucho alcohol
cada día, pueden aumentar las probabilidades de que padezcas cáncer cuando seas adulto.
¿Cómo se detecta?
Los médicos pueden tardar un tiempo en descubrir que un niño tiene cáncer. Esto se debe a que los
síntomas que puede causar el cáncer (pérdida de peso, fiebre, ganglios inflamados, estar muy cansado
o enfermo durante un tiempo) no suelen estar causados por esta enfermedad. Cuando un niño presenta
estos problemas, se suelen deber a afecciones menos graves, como una infección. A través de pruebas
médicas, el médico podrá averiguar cuál es el problema.
Si el médico sospecha que se trata de cáncer, podrá solicitar pruebas para saber si ese el problema.
Puede pedir radiografías y análisis de sangre, y recomendar a la persona que consulte a un oncólogo.
Un oncólogo es un médico que atiende y trata a pacientes con cáncer. Lo más probable es que el
oncólogo solicite otras pruebas para saber si su paciente padece realmente un cáncer. De ser así, las
pruebas permiten determinar de qué tipo de cáncer se trata y si se ha extendido a otras partes del
cuerpo. Basándose en los resultados, el médico decidirá cuál es la mejor forma de tratarlo.
Una de las pruebas que un oncólogo (o un cirujano) puede hacer es una biopsia. Durante una biopsia,
se extrae un trocito del tumor o del lugar del cuerpo donde se sospecha que puede haber cáncer, como
la médula ósea. No te preocupes, las personas que se deben hacer esta prueba se toman unos
medicamentos especiales que les permiten encontrarse bien y estar cómodos durante la biopsia. La
muestra extraída se examina al microscopio en busca de células cancerosas.
Cuanto antes se detecta un cáncer y se inicia el tratamiento, mayores serán las probabilidades de cura y
de recuperación total.
Tratar el cáncer con
cuidado
El cáncer se trata con cirugía, quimioterapia, radioterapia o, a veces, con una combinación de estos
tratamientos. La elección del tratamiento depende de lo siguiente:
 el tipo de cáncer que se
padece (el tipo de células anormales que provocan el cáncer)
 el estadio del tumor (es
decir, la medida en que se haya extendido por el cuerpo, en el caso de que ya haya metástasis)

La cirugía (operar el tumor) es la forma más antigua de tratamiento del cáncer; tres de cada cinco
personas con cáncer serán operadas para extraerles el tumor. Durante la operación, el médico trata de
extraer la mayor cantidad posible de células cancerosas. Es posible que también se extraigan células o
tejido sano para tener la seguridad de que se ha eliminado la totalidad del cáncer.
La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos contra el cáncer. Estos medicamentos se toman a
veces en forma de comprimidos, pero se suelen administrar a través de una vía intravenosa especial,
que también se llama "VI”. Se introduce un catéter diminuto (tubito similar a una pajilla) en una vena, a
través de la piel, generalmente del brazo. El catéter se conecta a una bolsa que contiene el
medicamento. El medicamento fluye desde la bolsa hasta la vena, que permite que llegue a la sangre,
desde donde puede llegar al resto de cuerpo y atacar a las células cancerosas.
La quimioterapia se suele administrar durante varias semanas a meses. Con frecuencia, se coloca un
catéter debajo de la piel en un vaso sanguíneo de mayor tamaño ubicado en la parte alta del pecho.
Así, se pueden administrar fácilmente varias dosis de quimioterapia y de otros medicamentos a través
del catéter, sin necesidad de pinchar cada vez al paciente. El catéter permanece debajo de la piel hasta
que se completa el tratamiento contra el cáncer.
En la radioterapia, se utilizan ondas de alta energía, como los rayos X (ondas invisibles que atraviesan la
mayoría de las partes del cuerpo), para dañar y destruir las células cancerosas. Esto puede hacer que los
tumores se reduzcan e, incluso, que desaparezcan por completo. La radioterapia es uno de los
tratamientos que se usa con más frecuencia para el cáncer. A mucha gente con cáncer, le desaparece
esta enfermedad después de recibir radioterapia.
Tanto la quimioterapia como la radioterapia pueden provocan efectos secundarios en los niños. Un
efecto secundario es un problema causado por el tratamiento. La radioterapia y los medicamentos
contra el cáncer son muy buenos para destruir células cancerosas, pero, lamentablemente, también
destruyen células sanas. Esto puede causar problemas, como pérdida del apetito, cansancio, vómitos o
caída del cabello. En la radioterapia, la piel de la zona tratada se puede enrojecer o irritar. Pero todos
estos problemas desaparecen y el cabello vuelve a crecer después de finalizar el tratamiento. Hay
medicamentos que pueden ayudar a que el niño se encuentre mejor durante el tratamiento.
Es posible que un niño no pueda ir a la escuela ni estar en lugares concurridos mientras se está tratando.
Y deberá descansar y no arriesgarse a contraer infecciones, como la gripe. A su cuerpo le costaría más
combatir las infecciones debido al mismo cáncer y/o a los efectos secundarios del tratamiento.
Recuperarse
"Remisión” es una palabra genial para cualquier persona con cáncer. Significa que han desaparecido
todos los signos del cáncer en el cuerpo. Después de una operación, o de un tratamiento por
radioterapia o quimioterapia, el médico mandará pruebas para saber si el cáncer sigue allí. Si no hay
ningún signo de cáncer en el cuerpo, significará que está en remisión.
La remisión es la meta final cuando un niño con cáncer va al hospital para que los traten. A veces, esto
significa que es necesario proseguir con la quimioterapia o la radioterapia durante un tiempo para
impedir que se vuelvan a desarrollar células cancerosas.

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