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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

ASPASIA, LA MUJER QUE REVOLUCIONÓ

EL ARQUEOTIPO FEMENINO EN LA ANTIGUA GRECIA

ISABELLA VARELA VALENCIA

DOCENTE: DIEGO ORTIZ

HISTORIA SOCIAL DE LA COMUNICACIÓN

BOGOTÁ

FEBRERO 2015
ASPASIA, LA MUJER QUE REVOLUCIONÓ EL ARQUEOTIPO FEMENINO EN
LA ANTIGUA GRECIA

“Pienso yo que jamás


joven habrá
viendo la luz del sol,
que se pueda decir
que en su saber
se te parezca a ti…”
Safo de Lesbos

Con el presente informe se pretende esbozar, de manera somera, cómo la imagen


de Aspasia cambió el paradigma que se tenía de la mujer en la antigua Grecia. Toda
vez que ella, con sus características extraordinarias como lo eran: su belleza y
sabiduría, su pasión por la filosofía, la política, el arte y la cultura, sus conocimientos
en retórica; conocida como la diosa sin olimpo, la amante de Pericles, la hetera;
revolucionó la forma de ver a la mujer.

Siglo de Pericles

Atenas siglo V a.c., conocido como el siglo de Pericles o el siglo de oro. Época que
se caracterizó por el apogeo de la arquitectura, la política y la intelectualidad. Por
ser un pueblo tolerante y cosmopolita. La democracia reinaba. Los hombres eran
ciudadanos que expresaban su opinión sin miedo. Según Sennet, Pericles
proporcionó una Atenas que armonizaba, perfectamente, el cuerpo y la ciudad, la
carne y la piedra.

Pericles aseguraba que las palabras y los hechos eran una unidad (Sennet, 1994) y
sobre esta creencia, se pensaba que los cuerpos tenían una temperatura igual que
las palabras. Así dividían a los sexos, en temperaturas: hombres, cálidos. Mujeres,
frías. Del mismo modo, todo se definía según las temperaturas: el aire libre para el
hombre desnudo y la casa fría y oscura para la mujer con túnica.

Mujeres atenienses

Se pensaba que ellas eran las versiones frías. Nunca andaban desnudas, a diferencia
de los hombres; permanecían confinadas al interior de sus casas. No eran
ciudadanas. No tenían vida política, no participaban en los simposios pues su lugar
era la casa, especialmente, el Gineceo.

Se consideraban como un mal necesario, la única forma de la propagación del género


humano (Burckhardt, 1954). Las mujeres eran ignoradas, excluidas por los hombres.
Elegían no hablar sobre ellas, pues pensaban que era un honor ignorarlas, así lo
afirmó Pericles en el fin de su discurso fúnebre cuando hizo referencia a las viudas,
con las siguientes palabras:

Aun cuando debo hablar de la virtud femenina, respecto a las viudas me limitaré a
decir todo lo que puede decirse a este particular en esta corta amonestación: mayor
honor os reportará, y de ello conforme a vuestro carácter, cuanto menos posible, ni
en elogio, ni en reproche, se hable de vosotras. (Burckhardt, 1954)

Sófocles, también hace referencia al silencio de la mujer “El callar, ¡Oh mujer!, es el
mejor adorno femenino.” no limitándose únicamente al que ellas no hablaran,
también hacía referencia a que no se hablara de ellas.

Las mujeres se dedicaban a las labores domésticas como la cocina, el tejido, el


tratamiento de la lana; un poco de música y a la crianza de los hijos en sus primeros
años. No podían estar presentes en los lugares exclusivos para los hombres. Las
mujeres pertenecían a sus padres, que debían pagar una dote para casarlas.
Después del matrimonio, todas sus creencias familiares dejaban de ser de ellas y
asumía las de su esposo. No lo hacían por amor. Jacob Burckhardt en su libro Historia
de la cultura griega al referirse al matrimonio comenta:

El matrimonio es poco estimado, y en ocasiones más serias se le motiva siempre tan


sólo con el argumento de que no es útil para el amor, ni mucho menos para la
satisfacción de las necesidades sensuales, sino únicamente para engendrar hijos y
tener en ellos quien le cuide a uno en la vejez. (Burckhardt, 1954)

Heteras

Las heteras o las hetairas, como también las llamaban, eran mujeres libres que, a
diferencia de las mujeres del común, gozaban de una educación privilegiada y de un
nivel social alto. Además tenían independencia económica y pagaban impuestos.

Estas mujeres, por lo general, eran extranjeras o esclavas de gran belleza física,
inteligentes y educadas en las artes y en la danza, al mismo tiempo, en filosofía,
retórica, ciencia, oratoria. A ellas se les permitía hablar, opinar, participar en los
simposios donde sus opiniones y creencias eran muy respetadas. Estaban muy bien
rodeadas por políticos, filósofos y grandes autoridades de la época.

A las heteras no hay que confundirlas con las prostitutas, aunque estas mujeres
podían tener sexo con los hombres a cambio de dinero o favores y estaban instruidas
en el arte amatorio; ellas eran damas de compañía y decidían si tenían sexo o no.

Demóstenes, gran orador y político de Atenas, hace referencia a las heteras:


“Tenemos a las heteras para el placer, a las concubinas para que se hagan cargo de
nuestras necesidades corporales diarias y a las esposas para que nos traigan hijos
legítimos y para que sean fieles guardianes de nuestros hogares.” A las heteras las
concebían como mujeres superiores a sus esposas, dignas de respeto, así fueran
extranjeras o esclavas.
Aspasia de Mileto

Aspasia era una mujer inteligente, hermosa y seductora. Se decía que era la única
mujer favorecida por Afrodita y Atenea. Desde muy joven leía a poetas y filósofos,
en especial a Pitágoras. Era fascinante: Encantaba a todos con su belleza e ingenio.
Sofrón, escritor ateniense, la conoció en uno de sus viajes a Mileto y, maravillado
por su inteligencia, la convenció de viajar a Atenas donde conocería grandes sofistas
y retóricos.

No se conoce su fecha de nacimiento ni de muerte, sólo se sabe de ella a partir del


año 445 a.c. aproximadamente, cuando conoce a Pericles. Fue hetera, quizás la más
famosa. Dirigió un burdel. Dictaba clases de retórica. Sócrates fue su amigo y
discípulo (Burckhardt, 1954). Nunca se sintió ofendida por ser hetera, antes lo sentía
como un halago, pues ser hetera significaba ser libre y pensar por sí misma.

Aunque hay muchas contradicciones entre los historiadores, pues unos aseguran
que eran amigos, otros amantes y unos más ambiciosos afirman que fue su segunda
esposa, ninguno niega la gran influencia que tuvo esta mujer en la vida política de
Atenas y, en especial, sobre Pericles.

Aunque Pericles negó públicamente el matrimonio con una mujer extranjera, él se


casó con Aspasia. “Pericles es, pues, de todos modos y por mucho tiempo, el único
heleno en cuya vida una mujer ocupa una situación dominante, de manera que sus
acciones fueron orientadas por ella.” (Burckhardt, 1954) Se dice que Aspasia, por su
gran conocimiento en oratoria, le escribió a Pericles en muchos de sus discursos
(Yubero, 2010).

Aspasia logró la admiración de los grandes intelectuales de la época. No obstante,


fue acusada por haber amancebado a Pericles, por dirigir un burdel y por asebeia.
Pericles rogó y hasta lloró por la vida de su mujer y fue perdonada.

Luego de la muerte de Pericles, Aspasia se unió a Lisicles un demagogo de baja


alcurnia, pero gracias a ella llegó a ser uno de los hombres principales de Atenas.
Conclusiones

Aspasia de Mileto es la muestra de que las mujeres en la antigua Grecia sí podían


ser iguales a los hombres. Tal vez no era ciudadana, pero tenía gran influencia y
una voz que se escuchaba y se respetaba. Es la muestra de que las mujeres no eran
un objeto o un hombre con defectos físicos.

Una mujer admirable, que cambia nuestros paradigmas de la mujer griega, sumisa
y excluida de la sociedad.

Bibliografía

Burckhardt, J. (1954). Historia de la cultura griega. Tomo IV. Barcelona: Editorial Iberia.

Glotz, G. (1957). La ciudad griega. Barcelona: Editorial Cervantes.

Sennet, R. (1994). CARNE Y PIEDRA: El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. Madrid:


Alianza Editorial.

Yubero, F. (21 de Mayo de 2010). Obtenido de https://lanaveva.wordpress.com

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