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BOGOTÁ
FEBRERO 2015
ASPASIA, LA MUJER QUE REVOLUCIONÓ EL ARQUEOTIPO FEMENINO EN
LA ANTIGUA GRECIA
Siglo de Pericles
Atenas siglo V a.c., conocido como el siglo de Pericles o el siglo de oro. Época que
se caracterizó por el apogeo de la arquitectura, la política y la intelectualidad. Por
ser un pueblo tolerante y cosmopolita. La democracia reinaba. Los hombres eran
ciudadanos que expresaban su opinión sin miedo. Según Sennet, Pericles
proporcionó una Atenas que armonizaba, perfectamente, el cuerpo y la ciudad, la
carne y la piedra.
Pericles aseguraba que las palabras y los hechos eran una unidad (Sennet, 1994) y
sobre esta creencia, se pensaba que los cuerpos tenían una temperatura igual que
las palabras. Así dividían a los sexos, en temperaturas: hombres, cálidos. Mujeres,
frías. Del mismo modo, todo se definía según las temperaturas: el aire libre para el
hombre desnudo y la casa fría y oscura para la mujer con túnica.
Mujeres atenienses
Se pensaba que ellas eran las versiones frías. Nunca andaban desnudas, a diferencia
de los hombres; permanecían confinadas al interior de sus casas. No eran
ciudadanas. No tenían vida política, no participaban en los simposios pues su lugar
era la casa, especialmente, el Gineceo.
Aun cuando debo hablar de la virtud femenina, respecto a las viudas me limitaré a
decir todo lo que puede decirse a este particular en esta corta amonestación: mayor
honor os reportará, y de ello conforme a vuestro carácter, cuanto menos posible, ni
en elogio, ni en reproche, se hable de vosotras. (Burckhardt, 1954)
Sófocles, también hace referencia al silencio de la mujer “El callar, ¡Oh mujer!, es el
mejor adorno femenino.” no limitándose únicamente al que ellas no hablaran,
también hacía referencia a que no se hablara de ellas.
Heteras
Las heteras o las hetairas, como también las llamaban, eran mujeres libres que, a
diferencia de las mujeres del común, gozaban de una educación privilegiada y de un
nivel social alto. Además tenían independencia económica y pagaban impuestos.
Estas mujeres, por lo general, eran extranjeras o esclavas de gran belleza física,
inteligentes y educadas en las artes y en la danza, al mismo tiempo, en filosofía,
retórica, ciencia, oratoria. A ellas se les permitía hablar, opinar, participar en los
simposios donde sus opiniones y creencias eran muy respetadas. Estaban muy bien
rodeadas por políticos, filósofos y grandes autoridades de la época.
A las heteras no hay que confundirlas con las prostitutas, aunque estas mujeres
podían tener sexo con los hombres a cambio de dinero o favores y estaban instruidas
en el arte amatorio; ellas eran damas de compañía y decidían si tenían sexo o no.
Aspasia era una mujer inteligente, hermosa y seductora. Se decía que era la única
mujer favorecida por Afrodita y Atenea. Desde muy joven leía a poetas y filósofos,
en especial a Pitágoras. Era fascinante: Encantaba a todos con su belleza e ingenio.
Sofrón, escritor ateniense, la conoció en uno de sus viajes a Mileto y, maravillado
por su inteligencia, la convenció de viajar a Atenas donde conocería grandes sofistas
y retóricos.
Aunque hay muchas contradicciones entre los historiadores, pues unos aseguran
que eran amigos, otros amantes y unos más ambiciosos afirman que fue su segunda
esposa, ninguno niega la gran influencia que tuvo esta mujer en la vida política de
Atenas y, en especial, sobre Pericles.
Una mujer admirable, que cambia nuestros paradigmas de la mujer griega, sumisa
y excluida de la sociedad.
Bibliografía
Burckhardt, J. (1954). Historia de la cultura griega. Tomo IV. Barcelona: Editorial Iberia.