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Facultad de Filosofía
Licenciatura en Historia. Semestre I
Disciplina de la Historia
Doctora Patricia Pérez Munguía
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La Posmodernidad, como sexto pecado capital para Aguirre Rojas en El Antimanual
del mal historiador
Carlos Aguirre Rojas en su libro El Antimanual del mal historiador señala: el posmodernismo
es el séptimo pecado capital, pues un buen historiador debe evitar pecados como el
positivismo, objetivismo, anacronismo, la acrítica, la idea limitada de progreso y la noción del
tiempo.
El libro El Antimanual del mal historiador consta de seis capítulos. Los dos primeros están
destinados a criticar una visión anacrónica y limitada de lo que es y debería ser la historia, a
través de las anti definiciones y los siete pecados capitales del mal historiador1. Es una obra
que reflexiona sobre la disciplina en la actualidad, hace un recorrido por las principales
corrientes historiográficas y reflexiona sobre la revaloración de la Historia. Después de la
publicación del libro y hasta el momento ha sido aplaudido por escribir para un público más
amplio y generar debate en torno a la crítica que hace respecto a la forma de enseñar y
escribir Historia.
Con base en lo anterior el ensayo revisa brevemente el giro lingüístico y la historia de las
mentalidades como corrientes posmodernas del siglo XX, para determinar si, efectivamente
se le puede considerar un pecado capital, o no necesariamente. Con el fin de indagar más
sobre el posmodernismo en la disciplina de la Historia y reflexionar su trascendencia en la
actualidad.
La posmodernidad nace en el siglo XX, periodo marcado por el individualismo, los cambios
en la conducta sexual, los anticonceptivos, la liberación, la ideología, caída del socialismo
frente al capitalismo, la migración del campo a la ciudad, la televisión como forma de
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entretenimiento, el declive de las religiones, la juventud como un determinante de la época,
el hundimiento de las tradiciones y valores de la sociedad, así como el incremento de poder
adquisitivo de la clase trabajadora, clase media. Esto traería como consecuencia una forma
distinta de pensamiento en la cual, los fundamentos que sostenían a la sociedad, los
fundamentos modernos expresados en la Revolución Francesa, al parecer, no tendrían
ningún fruto.
En los años setenta las corrientes historiográficas marcadas por el siglo XX fueron Historia
de las mentalidades y giro lingüístico que provocaron una crisis epistemológica y cambiaron
la forma de percibir; escribir la Historia.
Fernand Braudel, uno de los principales exponentes del estructuralismo en la Historia en 1949
con su libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II marcó el inicio
de la historia serial; planteó que el estudio por épocas y períodos tenía que dividirse en larga,
mediana y corta duración, además de integrar los elementos geográficos al estudio
historiográfico “A partir de este tipo de supuestos se optó por privilegiar el análisis de las
estructuras durables, las cuales eran valoradas como fenómenos más reales y determinantes
en el devenir histórico3”
Después de Braudel la cuarta generación francesa de los Annales conocida como Historia de
las mentalidades modificó la forma de hacer Historia. Georges Duby publicó un artículo en
1961 Histoire de mentalites donde explica que las mentalidades son la respuesta que las
distintas sociedades habían dado sucesivamente a la interrogación permanente del hombre
a propósito del universo que les engloba y de su destino4
Le Goff en el artículo Las mentalidades. Una historia ambigua menciona que la historia de las
mentalidades es “objeto de estudio impreciso”; en el artículo señaló trabajos pioneros de
Maurice Halbwachs sobre la mentalidad colectiva, Le Goff afirmaba que: la historia de las
mentalidades [...] se sitúa en el punto de conjunción de lo individual con lo colectivo, del
tiempo largo y de lo cotidiano, de lo inconsciente y lo intencional, de lo estructural y lo
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coyuntural, de lo marginal y lo general. El nivel de la historia de las mentalidades es el de lo
cotidiano y de lo automático, lo que escapa a los sujetos individuales de la historia porque es
revelador del contenido impersonal de su pensamiento6.
Por otro lado el giro lingüístico de mitad del siglo XX corriente historiográfica que modifico la
percepción histórica actual, el principal exponente Hayden White escribió el libro Metahistoria.
La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX en el señala No es un accidente que los
principales filósofos de la historia hayan sido […] en esencia filósofos del lenguaje. Por eso
fueron capaces de captar, más o menos conscientemente, la base poética, o al menos
lingüística, en que tenían su origen las teorías supuestamente "científicas" de la historiografía
del siglo xix7.
White plantea a la Historia como una rama de la retórica “el historiador "trama" su relato” 8y
propone analizar los discursos construidos sobre los hechos pasados en función de las
preguntas del historiador y los tropos: sinécdoque, metonimia, metáfora y la ironía. En la
obra dice "el historiador se enfrenta con un verdadero caos de sucesos ya constituidos, en el
cual debe escoger los elementos del relato que narrará. Hace su relato incluyendo algunos
hechos y excluyendo otros, subrayando algunos y subordinando otros9” pues la exclusión de
datos e integración en el estudio histórico se presenta de acuerdo al valor del historiador.
Las causas que explican el nacimiento del giro lingüístico según Lawrence Stone son las
siguientes: la desilusión respecto al determinismo económico como modelo de explicación
histórica; segundo el declive de la ideología marxista en Europa y, tercero, el deseo de los
“nuevos historiadores” de hacer accesibles sus investigaciones a un público inteligente pero
no especializado en la materia10.
El giro lingüístico ofrecía la oportunidad de acercar los estudios históricos a la población pues
la mayoría se concentraba en la academia, sin embargo, al plantear la idea de que la historia
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era otro relato más y parte de la retórica, no podía ser aceptado por los historiadores entre
ellos Aguirre Rojas.
Carlos Aguirre Rojas plantea que la Historia se desvaloriza con las corrientes posmodernas
actuales, corrientes contemporáneas ven a la Historia como narración y que disminuye el
sentido científico en el estudio, pues se cree “Los historiadores sólo escribimos "relatos con
pretensiones de verdad11” Además, el interés por las historias particulares no surgió con los
movimientos posmodernos, como suele pensarse, pues han estado presentes en la Historia.
Es importante tener en cuenta las corrientes posmodernas actuales cuando hacemos este
tipo de altos en el camino, nos abrimos a un diálogo colectivo que permite interpelar el sentido
de lo que hacemos. Es también una forma de despertar de cierto sonambulismo que suele
caracterizar a nuestras universidades, planteando nuevas preguntas “pre-teóricas”, que se
refieren al sentido esencial de lo que hacemos. Parafraseando a Lander (2000)12”
Volver a plantear el porqué de la historia y sobre que teorías nos sustentamos refresca el
estudio histórico y abre el panorama de las temáticas que se abordan en la Historia.
Por otro lado Aguirre Rojas plantea: Los historiadores críticos son también capaces de
comparar y de criticar las distintas interpretaciones que se han hecho de un cierto problema
histórico13” el historiador tiene la capacidad de interpretar las fuentes y, aunque infiera de
cierta manera, el método deduce en cientificidad para la disciplina.
La posmodernidad trajo para la Historia una perspectiva distinta que dio paso al desarrollo de
la historia cultural, historia desde abajo que cambio el estudio de la Historia, desde una
realidad distinta. Tomando en cuenta que la posmodernidad niega las verdades absolutas y
desconoce si blanco o negro es verdad, ya que todas las ideas valen, no podemos relativizar
en la historia pues mientras que para el pensamiento posmoderno gana el mejor argumento
para la Historia se buscan las realidades y aunque no podemos encontrar una verdad
absoluta, tampoco podemos relativizar. Carlos Aguirre Rojas hace hincapié en la
posmodernidad como pecado, pues en ocasiones preferimos una historia agradable, amena
11 Rojas, 2002: 48
12 Correa, 2011:25
13 Rojas, 2002: 49
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dejando de lado la seriedad que el estudio histórico tiene. Además afirmar que el pasado es
susceptible de ser relatado de varias maneras o que cada generación reinterpreta el pasado
a la luz de su propio presente”, según González (2008, 155), son recomendaciones que
hemos recibido, incluso de nuestros maestros más tradicionales14.
Aguirre Rojas postula a la posmodernidad como el séptimo pecado capital y, aunque algunos
historiadores consideren lo mismo o se encuentren neutrales al respecto, argumentar lo
anterior puede ser agresivo para algunos historiadores, sobre todo estadounidenses, por lo
tanto es indispensable debatir al respecto ya que los aportes posmodernos sirven para el
análisis de la disciplina, sobre todo para replantear la utilidad de la Historia en la actualidad.
Historiografía es escribir Historia en sí. La Historia es la disciplina que no está acabada parte
de la realidad, no de la verdad […] la posmodernidad puso en crisis a la Historia, sin embargo,
los objetivos de la modernidad se dan a cuenta gotas (comentario de Doctora Patricia Pérez
Munguía)
La Historia y la historiografía son esenciales para entender el pasado, tomar en cuenta a las
corrientes historiográficas anteriores y posmodernas permite a la disciplina repensarse a sí
misma y entender que con el pasado y el presente, la disciplina se irá construyendo, como lo
mencionaba al principio de lado de la humanidad, pues es su objeto de estudio.
Referencias bibliográficas.
Aguirre, C, A. (2002) Antimanual del mal historiador: o ¿cómo hacer una buena historia
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14 Correa, 2011: 36
5
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Fazio, V. H. (2007). La historia del tiempo presente y la modernidad mundo en Historia
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