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EMPODERAMIENTO DEL PACIENTE

El término empoderamiento se ha
popularizado en el último tiempo. El
concepto, sin embargo, viene de
lejos: nació hacia la década de
1970 asociado al proceso de
fortalecer los derechos y las
capacidades de las personas o las
comunidades vulnerables, haciéndoles ganar confianza y protagonismo. Según
esa filosofía, los seres humanos (y los grupos de los cuales forman parte) deben
tener acceso a los recursos y a las decisiones que afectan a sus vidas.

Hace unos años el concepto se empezó a aplicar en el sector de la salud. En ese


caso, alude a la asunción de un rol activo del ciudadano respecto de la gestión
de su propia salud. El sistema sanitario lo ha relegado tradicionalmente a un
lugar más bien pasivo: el paciente se limitaba a ser cuidado, mientras que los
profesionales sanitarios tomaban decisiones en exclusiva y se hacían
responsables de los resultados. El empoderamiento del paciente implica un
cambio de mentalidad y la erradicación de ciertas costumbres muy arraigadas
en el sistema.

El poder de la información

Un paciente empoderado es un paciente con capacidad para decidir, satisfacer


necesidades y resolver problemas, con pensamiento crítico y control sobre su
vida. Y todo ello se consigue, en primer lugar, con el conocimiento. Si la
información es poder, un paciente empoderado tiene que ser un paciente
informado: ha de disponer de las nociones suficientes para entender la
enfermedad y su tratamiento. Corresponde a los profesionales de la salud, pues,
transferir los conocimientos y las habilidades para que el ciudadano sea capaz
de escoger entre las opciones que tiene al alcance y actuar en consecuencia.

La colaboración del paciente permite personalizar los tratamientos, adaptarlos a


las condiciones de vida de cada individuo y aumentar su seguridad. El
profesional se tiene que asegurar de que el ciudadano entiende correctamente
la información y que sabrá utilizarla de manera adecuada. El hecho de delegarle
responsabilidad implica dejar que se haga cargo de él mismo con la máxima
autonomía y confiar en que será capaz de advertir una incidencia, si se produce,
y transmitirla a los profesionales. Además, se ha demostrado que confiar en el
enfermo tiene efectos positivos en su recuperación.

El paciente y el sistema

Se trata de un modelo menos paternalista, basado en la participación del


ciudadano tanto a la hora de tomar decisiones como en el autocuidado. Es,
también, un modelo que contribuiría sin duda a aligerar el sistema, puesto que
los trastornos crónicos son los que más recursos consumen y los que, por
naturaleza, dependen en gran parte del cuidado que tengan los enfermos de sí
mismos: elecciones respecto a los hábitos de vida —el ejercicio, la alimentación
o la correcta toma de medicamentos— pueden influir directamente en la
evolución de la patología. De hecho, el grado de implicación del paciente suele
ser determinante en el balance global del tratamiento.

Unos usuarios más informados y más responsables mejorarían el sistema. Pero,


¿cómo se puede pasar de la teoría a la práctica asistencial? Seguramente tiene
que empezarse por medir el valor real añadido que el empoderamiento del
paciente puede aportar y, a partir de ese punto, promover un cambio de
mentalidad entre la ciudadanía y los profesionales del sector. En todo caso, lo
que se hace evidente es que hay que incorporar el paciente como agente activo
en el sistema sanitario y procurar que esté dispuesto a cooperar y
corresponsabilizarse de su salud.

Esto descansa en tres pilares fundamentales:

 La preparación psicológica, hacia una consciencia positiva del


autocuidado
 El reconocimiento de sus derechos en términos de las decisiones sobre
salud
 La información, preparación física y el entrenamiento necesario para que
pueda ejercer ambas cosas

Esto cubre:

 Personas con problemas potenciales o reales de salud


 Y llega a su valor máximo en los casos de patologías curables de larga
duración, patologías crónicas y problemas de discapacidad
 Muchos expertos concluyen que esta preparación debe empezar desde la
primaria

En una encuesta realizada en España, orientada a conocer las distintas


actuaciones de los pacientes con cardiopatía isquémica ante un dolor
torácico isquémico, se revelo que solo el 21, 5% haría la actuación correcta

COMO CONCLUSIONES:

 Los pacientes cardiópatas no reconocen los signos de alarma


 Ningún médico les informo la actuación ante angina estable o inestable

El empoderamiento del paciente no es un trabajo limitado a la actividad del


médico, su campo es mucho más amplio y tiene que ver con:

La
La promoción El trabajo
mercadotecnia
de salud comunitario
en salud

El papel de los La
La actividad de
medios de incorporación
los maestros
difusión del Internet

El empoderamiento de pacientes contribuye a que la persona:

 Asuma una responsabilidad mayor sobre su enfermedad y dependa


menos de otros
 Desarrolle una cultura hacia estilos de vida más favorables
 Conozca a profundidad sus medicamentos
 Aprenda a prevenir los problemas que puedan presentársele o
reconocerlos
 Sepa cómo y porque son sus dietas
 Gane en autoconfianza
Sus efectos son notables en el
caso de personas que tienen
enfermedades de larga duración,
curables o no, enfermedades
crónicas, o pacientes de la tercera
edad

Genera autoconfianza y
autonomía en los pacientes

EMPODERAMIENTO COMUNITARIO

El papel de la comunidad en salud es


algo q hace tiempo está claramente
definido y establecido

De lo que se trata cuando se habla de


empoderamiento es informar y entrenar
a la comunidad y a sus líderes para
adquirir poder y utilizarlo.

 Surgió a finales de los años 70


 Como un movimiento vinculado a los numerosos grupos sociales
desposeídos de América Latina, incluyendo a comunidades indígenas.
 Esto buscaba cambiar la esencia de las cosas, es decir, la Metodología
del empoderamiento está dirigida a otorgar fuerza a la comunidad en vez
de estimularla a permanecer dependiente de los recursos de afuera
EMPODERAMIENTO COMUNITARIO- EL CASO DE LA MUJER

El empoderamiento de la mujer aparece originalmente como parte del


empoderamiento comunitario, pero obra vida independiente por la excepcional
critica de su situación de inferioridad dentro de un medio ya critico en sí.
EMPODERAMIENTO COMUNITARIO EN SITUACIONES CRITICAS

Se trata del mismo problema, o sea de cambiar la situación para de dependencia,


resignación y abandono, a la de conocimiento, lucha, exigencia, participación,
capacidad y poder de decisión.

En esta dirección han trabajado movimientos feministas, universidades,


organizaciones de médicos, grupos internacionales de apoyo, agencia de
naciones unidas

EMPODERAMIENTO COMUNITARIO EN OTRAS SITUACIONES

Todo lo anterior pudiera conducir a la idea errónea de que empoderamiento


comunitario no haría falta en países con buenos sistemas de salud.

Como se conoce, la salud es como un horizonte desplazable, nunca se llega.

El trabajo comunitario para la salud es necesario e imprescindible en cualquier


circunstancia. Lo que este aporta no puede hacerlo ningún sistema de salud ya
sea público o privado o de seguro social.

El papel de la comunidad forma parte el carácter sistemático epidemiológico e


intersectorial de la salud. Lo que cambian son los objetivos y el modo de
alcanzarlos.

En sistemas altamente estructurados, como es el caso cubano, una forma cada


más generalizada de trabajo comunitario es el enfoque intersectorial a nivel de
base, teniendo en cuenta que la solución de los problemas de salud abarcan la
sociedad como un todo y las instituciones que las conforman. Este enfoque tiene
como líder el sector salud y como socio el resto de comunidad. El
empoderamiento comunitario desempeña aquí también su papel.

En países donde conviven diferentes sistemas de salud el trabajo comunitario es


también importante e incluso más necesario, pues requiere integrar a esos
sistemas, a las otras organizaciones que influyen en los determinantes de la
salud y a las personas que integran esa comunidad
ALGUNOS EJEMPLOS.

El papel de liderazgo se mantiene, ya sea en esa viejita que arrastra a sus


vecinos al parque hacer ejercicios matutinos, o aquella ama de casa que
organiza en coordinación con el área de salud un trabajo de vacunación masiva
o el médico de familia que desarrolla un excelente trabajo epidemiológico con
ayuda de agentes locales voluntarios

La comunidad tiene un peso muy importante en el trabajo de concientización,


presión y ayuda sobre pacientes.

El reconocimiento público, e embullo colectivo y las visitas de estímulo son


también una forma de dar poder a los pacientes y hacerlos más responsables de
su cuidado.

En muchas comunidades con cierto nivel de avance en tecnología de la


información, están encontrando que resulta más económico unir en un sistema
único en red, a los diferentes proveedores de servicios de salud, los pequeños
consultorios médicos, los departamentos o agencias gubernamentales de salud
pública que operan en la comunidad, los sistemas de vigilancia en salud y los
sectores claves en relación con determinantes de la salud, tales como los
servicios de agua o los de higiene social.

Con este enfoque se logra flujo de información muy rápido, se simplifica


notablemente las gestiones de los miembros de la comunidad en relación con la
salud, las historias clínicas están disponibles, desde todos los niveles de
atención ambulatoria se hace más segura. Una integración de este tipo crea
condiciones propicias para un trabajo de reingeniería de procesos de salud.

En comunidades más avanzadas donde la población dispone de acceso directo


a internet se han probado con éxito grupos virtuales de pacientes con patologías
crónicas en ambientes locales, generalmente intranets organizadas por la propia
comunidad. Estos se comunican entre sí, piden orientaciones a especialistas se
intercambian ideas, se reúnen.

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