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INTRODUCCION A LOS

METALES
Metal
Se denomina metal a los elementos químicos caracterizados por ser buenos conductores del calor y la electricidad.
Poseen alta densidad y son sólidos en temperaturas normales (excepto el mercurio); sus sales
forman iones electropositivos (cationes) en disolución.

La ciencia de materiales define un metal como un material en el que existe un solapamiento entre la banda de
valencia y la banda de conducción en su estructura electrónica (enlace metálico). Esto le da la capacidad de conducir
fácilmente calor y electricidad, y generalmente la capacidad de reflejar la luz, lo que le da su peculiar brillo. En
ausencia de una estructura electrónica conocida, se usa el término para describir el comportamiento de aquellos
materiales en los que, en ciertos rangos de presión y temperatura, la conductividad eléctrica disminuye al elevar la
temperatura, en contraste con los semiconductores.

El concepto de metal se refiere tanto a elementos puros, así como aleaciones con características metálicas, como
el acero y el bronce. Los metales comprenden la mayor parte de la tabla periódica de los elementos y se separan de
los no metales por una línea diagonal entre el boro y el polonio. En comparación con los no metales tienen
baja electronegatividad y baja energía de ionización, por lo que es más fácil que los metales cedan electrones y más
difícil que los ganen.

En astrofísica se llama metal a todo elemento más pesado que el helio.

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Los metales en la vida diaria

En la vida cotidiana tenemos una gran cantidad de Herramientas, Tecnologías y Utensilios que utilizan en mayor
o menor medida a los Metales como parte de su conformación, como sostén a las distintas estructuras, como
también para poder brindar una utilidad a su funcionamiento, siendo muy importante su extracción y utilización,
mucho más de lo que pensamos.

Los metales son extraídos de entre las rocas


mediante distintas técnicas, difícilmente
encontrados en Estado Puro, el que es conocido
también como Metal Elemental, por lo que su
aplicación en la industria está basado en la
utilización de combinaciones que son conocidas
como Aleaciones Metálicas, que permiten su
aplicación en distintas formas y diseños.

Una de las principales aplicaciones del metal está ligada a su Conductividad Eléctrica, por lo que todos los
artículos de Electrónica e Informática cuentan en su conformación con distintos tipos de metales en su Circuito
Eléctrico, formando parte de los distintos Cables de Alimentación o inclusive para la transmisión de datos.

En la vida cotidiana y en forma histórica se utiliza a los metales como Utensilios, lo que permite un mejor
manejo de los alimentos a la hora de preparar las distintas recetas, como también en Cortar y Trozar los mismos,
además de emplearse los metales, por su gran Conductividad Térmica, como distintos elementos de cocina que
permiten calentar, hornear y preparar distintos alimentos.

Es un material que cuenta con la capacidad de ser muy Maleable y Dúctil, teniendo por un lado la facilidad para
poder adoptar cualquier forma (desde lingotes hasta hilos o laminillas) como también la posibilidad de brindar
una altísima resistencia, sumado a que su Estructura Cristalográfica le permite recuperar su posición original sin
ofrecer demasiadas modificaciones en el punto que ha sido sometida a distintos Procesos Fisicoquímicos.

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El cobre

El cobre es uno de los pocos metales que pueden encontrarse en la naturaleza en estado "nativo", es decir, sin
combinar con otros elementos. Por ello fue uno de los primeros en ser utilizado por el ser humano.14 Los otros
metales nativos son el oro, el platino, la plata y el hierro proveniente de meteoritos.

Se han encontrado utensilios de cobre nativo de en torno al 7000 a. C. en Çayönü Tepesí (en la actual Turquía) y
en Irak. El cobre de Çayönü Tepesí fue recocido pero el proceso aún no estaba perfeccionado.14 En esta época,
en Oriente Próximo también se utilizaban carbonatos de cobre (malaquita y azurita) con motivos ornamentales.
En la región de los Grandes Lagos de América del Norte, donde abundaban los yacimientos de cobre nativo,
desde el 4000 a. C. los indígenas acostumbraban a golpearlas hasta darles forma de punta de flecha, aunque
nunca llegaron a descubrir la fusión.

Los primeros crisoles para producir cobre metálico a partir de carbonatos mediante reducciones con carbón
datan del V milenio a. C.14 Es el inicio de la llamada Edad del Cobre, apareciendo crisoles en toda la zona entre
los Balcanes e Irán, incluyendo Egipto. Se han encontrado pruebas de la explotación de minas de carbonatos de
cobre desde épocas muy antiguas tanto en Tracia (Ai Bunar) como en la península del Sinaí.15 De un modo
endógeno, no conectado con las civilizaciones del Viejo Mundo, en la América precolombina, en torno al siglo IV
a. C. la cultura Moche desarrolló la metalurgia del cobre ya refinado a partir de la malaquita y otros carbonatos
cupríferos.

Hacia el 3500 a. C. la producción de cobre en Europa entró en declive a causa del agotamiento de los
yacimientos de carbonatos. Por esta época se produjo la irrupción desde el este de unos pueblos,
genéricamente denominados kurganes, que portaban una nueva tecnología: el uso del cobre arsenical. Esta
tecnología, quizás desarrollada en Oriente Próximo o en el Cáucaso, permitía obtener cobre mediante la
oxidación de sulfuro de cobre. Para evitar que el cobre se oxidase, se añadía arsénico al mineral. El cobre
arsenical (a veces llamado también "bronce arsenical") era más cortante que el cobre nativo y además podía
obtenerse de los muy abundantes yacimientos de sulfuros. Uniéndolo a la también nueva tecnología del molde
de dos piezas, que permitía la producción en masa de objetos, los kurganes se equiparon de hachas de guerra y
se extendieron rápidamente.

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El bronce

A pesar de la gran utilidad que tuvo el cobre, este era muy blando y se perforaba con facilidad. Se descubrió que
al introducirle tan solo un 9% de Estaño al Cobre, este se convierte en Bronce por lo que pronto fue
reemplazado.

El bronce fue la primera aleación de importancia obtenida por el hombre y da su nombre al período prehistórico
conocido como Edad del bronce. Durante milenios fue la aleación básica para la fabricación de armas y
utensilios, y orfebres de todas las épocas lo han utilizado en joyería, medallas y escultura. Las monedas
acuñadas con aleaciones de bronce tuvieron un protagonismo relevante en el comercio y la economía mundial.
La introducción del bronce resultó
significativa en cualquier civilización que lo
halló, constituyendo la aleación más
innovadora en la historia tecnológica de la
humanidad. Herramientas, armas, y varios
materiales de construcción como mosaicos
y placas decorativas consiguieron mayor
dureza y durabilidad que sus predecesores
en piedra o cobre calcopirítico.

La técnica consistía en mezclar el mineral


de cobre —por lo general calcopirita o
malaquita— con el de estaño (casiterita)
en un horno alimentado con carbón
vegetal. El carbono del carbón vegetal

reducía los minerales a cobre y estaño que se fundían y aleaban con el 5 al 10 % en peso de estaño. El
conocimiento metalúrgico de la fabricación de bronce dio origen en las distintas civilizaciones a la llamada Edad
de Bronce.

Inicialmente las impurezas naturales de arsénico permitían obtener una aleación natural superior, denominada
bronce arsenical. Esta aleación, con no menos del 2 % de arsénico, se utilizaba durante la Edad de Bronce para la
fabricación de armas y herramientas, teniendo en cuenta que el otro componente, el estaño, no era frecuente
en muchas regiones, y debía ser importado de parajes lejanos.

La presencia de arsénico hace a esta aleación altamente tóxica, ya que produce —entre otros efectos
patológicos— atrofia muscular y pérdida de reflejos.

Las aleaciones basadas en estaño más antiguas que se conocen datan del cuarto milenio a.C. en Susa (actual
Irán) y otros sitios arqueológicos en Luristán y Mesopotamia.

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El hierro

Aunque el cobre y el estaño pueden alearse con facilidad, raramente se encuentran minas mixtas, si bien existen
algunas pocas excepciones en antiguos yacimientos en Irán y Tailandia. El forjado regular del bronce involucró
desde siempre el comercio del estaño. De hecho, algunos arqueólogos sospechan que uno de los disparadores
de la Edad del hierro, con el subsecuente y progresivo reemplazo del bronce en las aplicaciones más
importantes, se debió a alguna interrupción seria en el comercio de ese mineral alrededor de 1200 a. C., en
coincidencia con las grandes migraciones del Mediterráneo.

Se tienen indicios de uso del hierro, cuatro milenios antes de Cristo, por parte de los sumerios y egipcios.
En el segundo y tercer milenio, antes de Cristo, van apareciendo cada
vez más objetos de hierro (que se distingue del hierro procedente de
meteoritos por la ausencia de níquel) en Mesopotamia, Anatolia y
Egipto. Sin embargo, su uso parece ser ceremonial, siendo un metal muy
caro, más que el oro. Algunas fuentes sugieren que tal vez se obtuviera
como subproducto de la obtención de cobre.

Entre los siglos XII a. C. y X a. C. se produce una rápida transición en


Oriente Medio desde las armas de bronce a las de hierro. Esta rápida
transición tal vez fuera debida a la falta de estaño, antes que a una
mejora en la tecnología en el trabajo del hierro. A este periodo,

que se produjo en diferentes fechas según el lugar, se denomina Edad de Hierro, sustituyendo a la Edad de
Bronce. En Grecia comenzó a emplearse en torno al año 1000 a. C. y no llegó a Europa occidental hasta el siglo
VII a. C. La sustitución del bronce por el hierro fue paulatina, pues era difícil fabricar piezas de hierro: localizar el
mineral, luego fundirlo a temperaturas altas para finalmente forjarlo.

Hacia el 450 a. C. se desarrolló la cultura de La Tène, también denominada segunda Edad de Hierro. El hierro se
usa en herramientas, armas y joyería, aunque siguen encontrándose objetos de bronce.

Junto con esta transición del bronce al hierro se descubrió el proceso de carburización, consistente en añadir
carbono al hierro. El hierro se obtenía como una mezcla de hierro y escoria, con algo de carbono o carburos, y
era forjado, quitando la escoria y oxidando el carbono, creando así el producto ya con una forma. Este hierro
forjado tenía un contenido en carbono muy bajo y no se podía endurecer fácilmente al enfriarlo en agua. Se
observó que se podía obtener un producto mucho más duro calentando la pieza de hierro forjado en un lecho
de carbón vegetal, para entonces sumergirlo en agua o aceite. El producto resultante, que tenía una superficie
de acero, era más duro y menos frágil que el bronce, al que comenzó a reemplazar.

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El oro

El oro es un elemento químico de número atómico 79, que está ubicado en el grupo 11 de la tabla periódica. Es
un metal precioso blando de color amarillo. Su símbolo es Au (del latín aurum, ‘brillante amanecer’).

Es un metal de transición blando, brillante, amarillo, pesado, maleable y dúctil. El oro no reacciona con la
mayoría de los productos químicos, pero es sensible y soluble al cianuro, al mercurio y al agua regia, cloro y a la
lavandina. Este metal se encuentra normalmente en estado puro, en forma de pepitas y depósitos aluviales. El
oro ha sido conocido y utilizado por los artesanos desde el Calco lítico. Artefactos de oro fabricados desde el IV
milenio a. C., como los provenientes de la necrópolis de Varna (primer oro trabajado del mundo), han sido
encontrados en los Balcanes. Otros artefactos de oro como los sombreros de oro y el disco de Nebra
aparecieron en Europa Central desde el II milenio a. C. en la Edad del Bronce.

En la antigüedad algunos creían que ingerir sus alimentos diarios servidos en platos de oro podría prolongar su
tiempo de vida y retardar el envejecimiento. También durante la gran peste negra en Europa algunos
alquimistas pensaron que podrían curar a los enfermos haciéndoles ingerir oro finamente pulverizado.

El oro puro o de 24k es demasiado blando para ser usado normalmente y se endurece aleándolo con plata y/o
cobre, con lo cual podrá tener distintos tonos de color o matices. El oro y sus muchas aleaciones se emplean
bastante en joyería, en relación con el intercambio monetario (para la fabricación de monedas y como patrón
monetario), como mercancía, en medicina, en alimentos y bebidas, en la industria, en electrónica y en química
comercial.

El oro se conoce y se aprecia desde tiempos remotos, no solamente por su belleza y resistencia a la corrosión,
sino también por ser más fácil de trabajar que otros metales y menos costosa su extracción. Debido a su relativa
rareza, comenzó a usarse como moneda de cambio y como referencia en las transacciones monetarias
internacionales. Hoy por hoy, los países emplean reservas de oro puro en lingotes que dan cuenta de su riqueza.

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El acero

Se desconoce la fecha exacta en que se descubrió la técnica para obtener hierro a partir de la fusión de
minerales. Sin embargo, los primeros restos arqueológicos de utensilios de hierro datan del 3000 a. C. y fueron
descubiertos en Egipto, aunque hay vestigios de adornos anteriores. Algunos de los primeros aceros provienen
del este de África, cerca de 1400 a. C.5 Durante la dinastía Han de China se produjo acero al derretir hierro
forjado con hierro fundido, en torno al siglo I a. C.6 7 También adoptaron los métodos de producción para la
creación de acero wootz, un proceso surgido en India y en Sri Lanka desde aproximadamente el año 300 a. C. y
exportado a China hacia el siglo V. Este temprano método utilizaba un horno de viento, soplado por los
monzones.8 9 También conocido como acero Damasco, era una aleación de hierro con gran número de
diferentes materiales, incluyendo trazas de otros elementos en concentraciones menores a 1.000 partes por
millón o 0,1% de la composición de la roca. Estudios realizados por Peter Paufler sugirieron que en su estructura
se incluían nanotubos de carbono, lo que podría explicar algunas de las cualidades de este acero -como su
durabilidad y capacidad de mantener un filo-, aunque debido a la tecnología de la época es posible que las
mismas se hayan obteniendo por azar y no por un diseño premeditado.

Entre los siglos IX y X se produjo en Merv el acero de crisol, en el cual el acero se obtenía calentando y enfriando
el hierro y el carbón por distintas técnicas. Durante la dinastía Song del siglo XI en China, la producción de acero
se realizaba empleando dos técnicas: la primera producía acero de baja calidad por no ser homogéneo -método
"berganesco"- y la segunda, precursora del método Bessemer, quita el carbón con forjas repetidas y somete la
pieza a enfriamientos abruptos.

El hierro para uso industrial fue descubierto hacia el año 1500 a. C., en Medzamor y el monte Ararat, en
Armenia.12 La tecnología del hierro se mantuvo mucho tiempo en secreto, difundiéndose extensamente hacia el
año 1200 a. C.
No hay registros de que la templabilidad fuera conocida hasta la
Edad Media. Los métodos antiguos para la fabricación del acero
consistían en obtener hierro dulce en el horno, con carbón
vegetal y tiro de aire, con una posterior expulsión de las escorias
por martilleo y carburación del hierro dulce para cementarlo.
Luego se perfeccionó la cementación fundiendo el acero
cementado en crisoles de arcilla y en Sheffield (Inglaterra) se
obtuvieron, a partir de 1740, aceros de crisol.4 La técnica fue
desarrollada por Benjamin Huntsman.

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Aluminio

El aluminio se utilizaba en la antigüedad clásica en tintorería y medicina bajo la forma de una sal doble, conocida
como alumbre y que se sigue usando hoy en día. En el siglo XIX, con el desarrollo de la física y la química, se
identificó el elemento. Su nombre inicial, aluminum, fue propuesto por el británico Sir Humphrey Davy en el año
1809. A medida que se sistematizaban los nombres de los distintos elementos, se cambió por coherencia a la
forma aluminium, que es la preferida hoy en día por la IUPAC debido al uso uniforme del sufijo -ium. No es sin
embargo la única aceptada ya que la primera forma es muy popular en los Estados Unidos.3 En el año 1825, el
físico danés Hans Christian Ørsted, descubridor del electromagnetismo, consiguió aislar por electrólisis unas
primeras muestras, bastante impuras. El aislamiento total fue conseguido dos años después por Friedrich
Wöhler.

Entre 1827 y 1845, el químico alemán Friedrich Wöhler mejoró el proceso de Oersted utilizando potasio
metálico y cloruro de aluminio. Wöhler fue el primero en medir la densidad del aluminio y demostrar su ligereza.
En 1854, Henri Sainte-Claire Deville obtuvo el metal en Francia reduciendo cloruro de aluminio con sodio. Con el
apoyo financiero de Napoleón III, Deville estableció una planta experimental a gran escala, y en la exposición de
París de 1855 exhibió el aluminio puro. Propiedades del aluminio: el aluminio es un metal plateado muy ligero.
Su masa atómica es 26,9815; tiene un punto de fusión de 660 ºC, un punto de ebullición de 2467 ºC y una
densidad relativa de 2,7. Es un metal muy electropositivo (elementos químicos cuyos átomos ceden con facilidad
electrones y adquieren, por tanto, carga positiva) y muy reactivo. En un medio oxidante, en particular en el aire,
se cubre de una densa película de óxido que lo protege contra la corrosión. Por esta razón, los materiales hechos
de aluminio no se oxidan. El metal reduce muchos compuestos metálicos a sus metales básicos.
La utilización industrial del aluminio ha hecho de este
metal uno de los más importantes, tanto en cantidad como
en variedad de usos, siendo hoy un material polivalente
que se aplica en ámbitos económicos muy diversos y que
resulta estratégico en situaciones de conflicto. Hoy en día,
tan sólo superado por el hierro/acero.

El aluminio se usa en forma pura, aleado con otros metales o en compuestos no metálicos. En estado puro se
aprovechan sus propiedades ópticas para fabricar espejos domésticos e industriales, como pueden ser los de los
telescopios reflectores. Su uso más popular, sin embargo, es como papel aluminio, que consiste en láminas de
material con un espesor tan pequeño que resulta fácilmente maleable y apto por tanto para embalaje
alimentario. También se usa en la fabricación de latas y tetrabriks.

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El Titanio

El titanio recibe el nombre de títanos, del griego antiguo tierra blanca (su óxido es de los blancos más puros), no
de los titanes como popularmente se cree. Fue descubierto en 1791 por William Gregor, al analizar un material
que había encontrado. En 1795, el químico Martín Kalprotz, descubridor del uranio, le dio el nombre de titanio.

Es el cuarto metal más común en la naturaleza. Las rocas ígneas, los materiales formados por descomposición de
rocas ígneas, muchos minerales, principalmente los que tienen hierro y todos los organismos vegetales y
animales, contienen titanio.

El titanio se extrae en primer lugar del rutilo (óxido de titanio), abundante en las arenas costeras. Para ello, el
titanio debe someterse antes a un proceso de refinado, para prevenir su reacción con sustancias tales como el
nitrógeno, el oxígeno y el hidrógeno.

Matthew A. Hunter fue el primero que obtuvo titanio (con una pureza del 99.9%) calentando tetracloruro de
titanio (TiCl4) con sodio a 700-800 °C.

El titanio como metal no se empleó hasta 1946


en que William Justin Kroll desarrolló un método
para poder producirlo industrialmente,
reduciendo el TiCl4 con magnesio. Este método,
llamado Método de Kroll, se sigue utilizando
actualmente. En este proceso el metal se debe
mantener en una atmósfera de gas inerte, como
argón o helio, para impedir la reacción con otros
elementos.

En la década de 1950 y 1960 la Unión Soviética lo empleó en usos militares. En los EE. UU., el Departamento de
Defensa (DOD) entendió la importancia estratégica del metal y durante la guerra fría el gobierno
estadounidense lo consideró un material estratégico y las reservas de esponja de titanio fueron mantenidas por
el Centro de Reservas Nacional de Defensa, que desapareció en 2005. Hoy el mayor productor mundial es el
consorcio ruso VSMPO-AVISMA, que supone el 29% de la producción mundial.

En 2006, la Agencia de Defensa estadounidense subvencionó con 5,7 millones de dólares a dos empresas para
desarrollar un nuevo proceso de fabricación de polvo de titanio. Pues con calor y presión, el polvo de titanio de
peso ligero sirve para revestir y fortalecer superficies como armaduras o componentes del sector aeroespacial,
el transporte o industrias de tratamiento químico.

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Los metales en la industria
Metales que están destinados a un uso especial, son el antimonio, el cadmio o el litio.

Los pigmentos amarillos y anaranjados del cadmio son muy buscados por su gran estabilidad, como protección contra
la corrosión, para las soldaduras y las aleaciones correspondientes y en la fabricación de baterías de níquel y cadmio,
consideradas excelentes por la seguridad de su funcionamiento. También se le utiliza como estabilizador en los
materiales plásticos (PVCsad ) y como aleación para mejorar las características mecánicas del alambre de cobre. Su
producción se lleva a cabo en el momento de la refinación de zinc, con el que está ligado, se trata de un contaminante
peligroso.

El litio, metal ligero, se emplea principalmente en la cerámica y en los cristales, como catalizador de polimerización y
como lubricante, así como para la obtención del aluminio mediante electrólisis. También se emplea para soldar, en las
pilas y en las baterías para relojes, en medicina (tratamiento para los maníaco-depresivos) y en química.

El níquel, a causa de su elevada resistencia a la corrosión, sirve para niquelar los objetos metálicos, con el fin de
protegerlos de la oxidación2 y de darles un brillo inalterable en la intemperie.

El denominado "hierro blanco" es, en realidad, una lámina de acero dulce que recibe un baño de cloruro de zinc
fundido, y a la que se da después un revestimiento especial de estaño.

Antiguamente no se conocían los metales. Cuando se descubrieron y se aprendió a trabajarlos cambió la vida de
los pueblos. La historia de los metales se inició hace cerca de nueve mil años en el Próximo Oriente. El primer
metal utilizado fue el cobre; en Palestina y Anatolia los antiguos pobladores martillaron trozos de cobre nativo
para formar herramientas. En los siguientes siglos se aprendió a extraer cobre de los minerales y mezclarlo con
estaño para formar bronce.

El bronce le permitió a los imperios de la antigüedad producir armas para los ejércitos de conquista. La
agricultura y la artesanía tuvieron herramientas fuertes y la producción creció. Desde entonces los metales
sirvieron para muchos fines. El oro y la plata adornaron a los grandes personajes y los acompañaron en sus
sepulcros. El culto religioso se sirvió de ellos para elaborar ornamentos y símbolos.

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Nuevos procesos técnicos hicieron posible utilizar otros metales: herramientas y armas más fuertes, edificios
reforzados con ganchos y puertas con cerraduras y herrajes. El hierro le dio a las naciones que lo producían una
gran ventaja; en estos reinos los gobernantes demandaron más y mejores adornos. Crecieron así, lado a lado, la
metalurgia del bronce y el hierro y la orfebrería del oro y la plata.

Para el 1000 antes de Cristo casi todos los pueblos del Viejo Mundo tenían metales; desde el Mediterráneo,
pasando por Persia e India, se hicieron en bronce y oro armas, instrumentos y adornos variados. Desde China la
metalurgia se extendió a Japón, en donde los aceros armaron a los samuráis, y también al sureste asiático cuyos
templos se coronaron con cúpulas doradas.

Para la época en que cayó el Imperio Romano los implementos de metal eran parte de la vida diaria. Ya no se
podía entender el comercio sin la moneda ni las actividades cotidianas sin herramientas metálicas. Las religiones
del mundo antiguo en Asia, África y Europa, recurrieron al oro y la plata para forjar los objetos sagrados.

En el convulsionado mundo medieval chocaron en la guerra los metales de Occidente y los de Oriente. Desde
1300 los estados del occidente de África, al sur del Sahara, usaron el bronce para decorar las ciudadelas reales.
Para surtir de materias primas a los herreros y distribuir sus productos se organizaron caravanas que cruzaban el
desierto. Los orfebres africanos se convirtieron en maestros de la fundición; los adornos y delicadas miniaturas
comunican una profunda simbología.

Los antiguos suramericanos empezaron a trabajar el cobre y el oro alrededor de 1500 antes de Cristo. Unos mil
años más tarde varias culturas andinas adornaban a sus líderes con suntuosos atuendos. El oro y la plata se
reservaron para los gobernantes y la religión; los objetos rituales y simbólicos comunicaban una visión del
mundo que compartía toda la sociedad.

En el año 500 de nuestra era la metalurgia ya era una actividad corriente desde México central hasta el norte de
Chile y Argentina. En cada región surgieron estilos propios: en México, figuras en lámina; en Centroamérica,
pequeños adornos de oro; en Colombia y Ecuador, adornos de tumbaga dorada; en Perú, coloridos atuendos de
cobre dorado y plateado; en los Andes del sur, placas de bronce.

La metalurgia en la Colombia prehispánica fue, ante todo, orfebrería. En dos mil años surgieron muchos estilos
diferentes y se fabricaron miles de piezas para el ritual y la ofrenda. Los indígenas manejaron con maestría el
oro, el cobre, la tumbaga y el platino. La conquista europea, en 1500, truncó este desarrollo y causó la
desaparición de la producción orfebre.

En los últimos 300 años la producción de metales ha tenido un gran avance. La gran industria usa millones de
toneladas de metales cada año; también las sociedades no industriales consumen cada vez más metales para los
más variados propósitos. La historia de la humanidad en los últimos nueve mil años es la historia de los metales:
con ellos hemos construido el mundo en que vivimos.

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